Pixabay CC0 Public Domain. España ocupa la cuarta posición en la lista de mejores lugares del mundo para vivir y trabajar
HSBC Expat ha lanzado su clasificación anual sobre los mejores sitios para vivir y trabajar. El estudio, el más extenso del mundo a expatriados, tiene como objetivo conocer la experiencia de personas mayores de 18 años y sus familias que viven y trabajan fuera de su país de origen. Según los datos de 2019, previos a la pandemia, España ostentaba la cuarta posición.
La encuesta ha sido completada por más de 18.000 personas que se han trasladado al extranjero por motivos de trabajo en 163 países y territorios, a través de un cuestionario online entre los meses de febrero y marzo de 2019. El estudio, encargado por HSBC Expat, ha sido realizado por YouGov, y para su elaboración ha sido necesaria una muestra mínima de 100 personas en cada país para incluirlo en el ranking.
España escalaba diez puestos, llegando hasta la cuarta posición en 2019. Según esta clasificación, hay tres aspectos por los que España es uno de los destinos preferidos para gente que se traslada: la seguridad, el buen clima y la calidad de vida de nuestro país.
En cuanto a la seguridad, el 61% de los encuestados afirma sentirse más seguro y protegido, y el 59% asegura que el ambiente es mejor que en su país de origen. El clima de la Península Ibérica es otro de los elementos más valorados por parte de los extranjeros, pues un 39% lo considera como un factor clave para mudarse. Además, la encuesta encargada por HSBC Expat ha revelado que un 56% de las personas que se trasladaron a España lo hicieron por su alta calidad de vida. El estudio también refleja que 8 de cada 10 (el 83%) de los extranjeros residentes en España consideran que su bienestar ha mejorado, entre otros motivos, gracias a la conciliación laboral y familiar, lo que ha provocado que un 62% haya decidido quedarse más tiempo en territorio español.
Sin embargo, España no es el destino elegido para mejorar a nivel profesional y de salario y sólo una cuarta parte de los trabajadores asegura que España es un buen lugar para impulsar una carrera profesional. El aspecto económico no resulta especialmente atractivo ya que la renta media de 36.000 euros (41.000 dólares) se situa en un escalafón relativamente bajo frente a los 67.000 euros (76.000 dólares) de la media mundial.
Asimismo, el informe refleja que cerca de la mitad de las personas (el 48%) que se trasladan a España se sienten físicamente más sanas después del traslado, y el 58% asegura que su bienestar mental ha mejorado, ambos muy por encima de la media mundial (33% y 35% respectivamente).
Mark J. Hall, CEO de HSBC, ha señalado que “los resultados de la clasificación anual de los mejores sitios para vivir y trabajar de HSBC Expat demuestran cómo España acoge a la gente que se traslada aquí. Este es el país que ha obtenido los mejores resultados en 2019 en comparación respecto al año anterior, subiendo diez puestos en el ranking general. Es un gran orgullo que nuestro país se este conviertiendo en el lugar elegido para las personas que se trasladan a vivir, donde se destaca la seguridad, el buen clima y la calidad de vida como los impulsores para la mejora de los rankings”.
John Goddard, responsable de HSBC Expat, comenta que “siempre ha formado parte de la naturaleza humana el trasladarse de un lugar a otro con el objetivo de enfrentarse a nuevos retos profesionales y personales. Estas migraciaciones suelen ser motivadas por el deseo de vivir en otros países, experimentar otras culturas o conseguir un estilo de vida más saludable, como es el caso de España. De hecho, la encuesta de 2019 ha revelado que las personas que se trasladan a España buscan integrarse en la cultura del país al que se mudan y el 65% afirma que su nivel de vida ha mejorado”.
Pixabay CC0 Public Domain. Las fusiones y adquisiciones en España descenderán ligeramente en 2020
La actividad de fusiones y adquisiciones descenderá ligeramente en España en 2020, pasando de 937 transacciones a 892, un descenso del 4,8%, según las previsiones recogidas en el informe Global Transaction Forecast, elaborado por Baker McKenzie en colaboración con Oxford Economics.
Las salidas a bolsa, por su parte, dejarán atrás un año donde no se ha llevado a cabo ningún debut más allá del Mercado Alternativo Bursátil. Eso sí, se prevé un repunte en 2021 para ambos tipos de operaciones.
En este ámbito de salidas a bolsa, las tensiones geopolíticas y la desaceleración económica general en los indicadores macro provocan que las perspectivas para 2020 sean similares, estimándose un volumen de debuts bursátiles en nuestro país de 664,4 millones de dólares.
Además, en España destaca el descenso del valor de las fusiones y adquisiciones tanto nacionales, que disminuirán levemente en 2020 de 6.800 millones de dólares a 6.400 millones de dólares, como transfronterizas, donde el valor de las operaciones que se estima para 2020 es de 16.100 millones de dólares. En conjunto, para 2020 se estiman operaciones de M&A valoradas en 22.500 millones de dólares en España, un descenso del 6,6% si comparamos con los 24.100 millones de dólares de valoración de las transacciones llevadas a cabo en 2019.
Según Enrique Carretero y Javier Menor, socios de M&A de Baker McKenzie, «en un contexto económico global tenso, desapacible, que no invita a debuts bursátiles arriesgados dada la volatilidad en los mercados, seguiremos viendo actividad en fusiones y adquisiciones en nuestro país, aunque en valores más prudentes que los de 2019». Sin embargo, afirman que se seguirán cerrando operaciones aunque se modere la actividad “vistos los conflictos comerciales y la inestabilidad geopolítica”.
En lo referente a las salidas a bolsa en España, el informe prevé un escenario complicado tras un 2019 donde no ha habido debuts en España más allá del MAB. Para 2020 -pese a que se barajan algunos nombres con intenciones sabidas de debutar en Bolsa como Europastry, WiZink, Ibercaja, Tendam, Zero-e, Cabify o Vía Célere-, las estimaciones de Baker McKenzie para 2020 son de un volumen de salidas a bolsa de 664,4 millones de dólares, que previsiblemente aumentarán según las estimaciones del estudio a 2.013 millones para 2021 y seguirán consolidando el crecimiento hasta alcanzar 2.758 millones de dólares en 2022.
Panorama en Europa: perspectivas para 2020
Varios factores han afectado la actividad transnacional europea, como los problemas relativos al comercio mundial, la desaceleración de los indicadores macro de Alemania y, por supuesto, la constante y continua incertidumbre referente al Brexit. El informe de Baker McKenzie percibe una notable disminución del apetito por las adquisiciones en los mercados europeos, y para empeorar las cosas, algunos gobiernos europeos han aumentado significativamente el escrutinio regulatorio durante el presente año para este tipo de operaciones.
Estos mismos factores se aplican a los mercados de valores, donde muchas empresas europeas se mostraron reacias a avanzar con las OPVs que tenían en mente en 2019 visto el panorama, con lo que el valor de las mismas cayó un 60% desde 2018, hasta los 15.000 millones de dólares. El pronóstico predice que en 2020 continuará esta tendencia con una actividad de fusiones y adquisiciones europeas que descenderá en volumen de los 567.000 millones de dólares en 2019 hasta los 427.000 millones en 2020, un descenso del 30%. No obstante, el estudio prevé que la actividad repuntará para 2021, pero las preocupaciones sobre un desenlace del Brexit sin acuerdo y los posibles problemas comerciales entre la Unión Europea y los EE.UU. que se intuyen en el horizonte podrían dañar la futura recuperación de la actividad transaccional europea.
Fusiones y adquisiciones y salidas a bolsa: previsiones globales
El cierre de operaciones a nivel global experimentará una resaca continua en 2020, debido a la actual incertidumbre económica mundial y al riesgo de recesión global, según detalla el informe. Además, también revela que el flujo de operaciones en Norteamérica es un caso atípico comparado con la tendencia mundial, mientras que la tecnología, los fondos e inversores activistas y el capital riesgo continuarán ocupando un lugar central en el impulso de las transacciones durante 2020.
El estudio proyecta además, que el valor de fusiones y adquisición disminuirá globalmente desde los 2,8 billones de dólares en 2019 a 2,1 billones en 2020 así como una tendencia a la baja en salidas a bolsa estimando de un volumen de operaciones desde los 152.000 millones de dólares de 2019 a 110.000 millones en 2020.
En medio de esta desaceleración global, el informe destaca tres impulsores principales de la actividad para 2020: la disrupción tecnológica, ya que las empresas buscarán adquirir capacidades digitales avanzadas que no pueden replicar internamente para seguir siendo competitivas, los fondos activistas y un mayor énfasis de los distintos stakeholders que mantendrán la presión sobre las juntas y consejos de administración para acometer reestructuraciones y responder en consecuencia a los cambios estratégicos y, por último, el apetito por operaciones por parte de private equities pues los inversores privados previsiblemente aprovecharán las oportunidades creadas por la volatilidad del mercado y mantendrán a flote los volúmenes y número de transacciones.
El estudio publicado el año pasado pronosticó una desaceleración general del mercado de fusiones y adquisiciones en 2019 y en 2020, lo que es consistente con las expectativas actuales. Sin embargo, las adquisiciones siguen siendo una estrategia de crecimiento importante para las empresas en todo el mundo, por ello se espera que las condiciones económicas mejoren en algún momento durante 2021 y un repunte posterior en la actividad transaccional.
Foto cedida. Gestión sanitaria, desempleo, recesión económica, tensiones con China…: ¿cómo ven los expertos la carrera electoral a la Casa Blanca?
Entramos en la recta final: quedan menos de tres meses para las elecciones presidenciales en Estados Unidos. ¿Cómo van las cosas? Pues los expertos coinciden en que el COVID-19 y su gestión está copando todas las miradas y tendrá un peso relevante en la decisión de los votantes. Por ahora, los sondeos dan a Biden como claro favorito y los mercados de EE.UU. están empezando a contemplar las implicaciones políticas de una presidencia del candidato demócrata.
Al inicio de 2020, las elecciones presidenciales estadounidenses prometían ser una de los mayores acontecimientos del año. La pandemia del coronavirus cambió drásticamente esta situación, dejando de lado la política, dado que la crisis sanitaria desencadenó la peor crisis económica desde la Gran Depresión. Ahora, lo que está claro es que gane quien gane tendrá por delante importantes retos como el aumento del desempleo y las continuas tensiones entre EE.UU. y China, y tendrá que lidiar con políticas complejas como el cambio climático y la atención sanitaria, así como las tensiones raciales.
Según Keith Wade, economista jefe y estratega de Schroders, “estamos entrando en una etapa en la que los gobiernos se enfrentan a un difícil equilibrio entre la reactivación de la economía y los riesgos para la salud de las personas que entran en contacto con el virus”. En su opinión, la gran pregunta a la que se enfrentan los candidatos a corto plazo es: ¿Se están recuperando realmente las economías, o el rebote es sólo de corta duración debido a la reapertura de los comercios, restaurantes y servicios?
“En un contexto de aumento del número de contagios por COVID-19, una economía maltrecha y disturbios civiles en varias ciudades de Estados Unidos, el presidente Donald Trump se sitúa muy por detrás del ex vicepresidente Joe Biden en las encuestas electorales”, apuntan Matt Miller , Clarke Camper & Reagan Anderson, de Capital Group.
Como ellos, muchos expertos predicen actualmente una rotunda derrota del presidente en funciones, pero es demasiado pronto para que los inversores se basen en dicho desenlace, afirma el veterano economista político de Capital Group, Matt Miller. “Teniendo en cuenta el vertiginoso ritmo de los acontecimientos y el reducido ciclo de noticias, podríamos observar numerosos cambios de rumbo de aquí a noviembre. En mi opinión, la carrera se endurecerá a medida que las campañas republicanas y demócratas vayan avanzando”, señala Miller.
Para los inversores a largo plazo, el resultado de las elecciones presidenciales estadounidenses no tiene tanta importancia como el hecho de permanecer invertido y mantener una cartera diversificada. Desde Capital Group explican que los mercados han mostrado su poder durante las elecciones presidenciales, con cierta volatilidad en el camino, sin importar si un demócrata o un republicano llegaba a la Casa Blanca.
En este sentido Esty Dwek, head of Global Market Strategy de Natixis IM Solutions (Natixis IM), añade: “Es probable que las elecciones en los Estados Unidos traigan consigo una mayor volatilidad a medida que se acerquen, pero no una caída brusca”. Pero, ¿qué ocurrirá después? Según explican los expertos, el candidato de uno y otro color tendrán diferentes efectos en el mercado.
El candidato y el mercado
Si echamos la vista atrás hacia 1928, cuando el partido en el poder perdió la presidencia, los mercados han disminuido el 80% del tiempo en el período previo a las elecciones. “Si el candidato demócrata, Joe Biden, toma posesión del cargo en 2021, el cambio más significativo para los inversores podría ser una reversión parcial de la reforma del impuesto a las empresas estadounidenses de 2017. Con los mercados enfocados en la perspectiva de una recuperación en forma de V impulsada por el estímulo de la economía de Estados Unidos y los beneficios de las empresas, el aumento de los impuestos en el próximo año parece no tener precio en los mercados”, explica Norman Villamin, CIO Wealth Management de UBP (Union Bancaire Privée).
En cambio, apunta Villamin, el programa de infraestructura de Biden tiene el potencial de añadir la transformación de la infraestructura a las transformaciones de ciclo largo que se están produciendo en la economía estadounidense y alrededor del mundo a medida que se levanta el confinamiento. “Una presidencia de Biden puede acallar la belicosa retórica de EE.UU. y China y, permitir que las políticas chinas más proactivas reformen la economía doméstica. A nivel mundial, es probable que el cambio no se detenga sino que estimule la reconfiguración del contexto geopolítico e impulse la actividad de reorientación de las economías”, añade.
En este sentido, desde el banco privado suizo Julius Baer matizan que un cambio completo hacia un liderazgo democrático tendría un impacto más pronunciado. “Una nueva regularización afectaría a las pymes que se beneficiaron de la desregularización de Trump. Una subida de impuestos corporativos y un aumento del salario mínimo podría frenar la rentabilidad. El gasto en sanidad pública y educación, al igual que un salario mínimo más alto, compensaría el impacto en el crecimiento del PIB. La política exterior de China seguiría siendo restrictiva”, apunta en su informe sobre las elecciones de Estados Unidos.
Pixabay CC0 Public Domain. Una recuperación progresiva
La economía mundial sigue luchando contra la pandemia del COVID-19. Aunque el número de casos en China y Europa han disminuido por lo general a niveles bastante bajos y los gobiernos luchan por contener los brotes locales, los nuevos casos a nivel mundial se están acelerando.
Este es el caso de EE.UU., donde las cifras están aumentando principalmente en los Estados que pusieron fin al confinamiento con bastante rapidez. También es cierto para Brasil y la India, donde las restricciones fueron suaves o se levantaron debido a las necesidades económicas. En EE. UU., esta situación va unida a un bronco debate político sobre la necesidad de imponer nuevas restricciones de movilidad, mientras que en las economías emergentes las necesidades económicas descartan la implantación de nuevas medidas que afecten severamente a la actividad económica.
Esto complica el panorama de forma evidente. En China y Europa, a pesar de los nuevos brotes, la economía ya debería haber tocado fondo durante el confinamiento y el tercer trimestre debería reflejar una aceleración sustancial en comparación con el trimestre anterior. El impulso debería venir de parte de la demanda doméstica, estancada durante el confinamiento.
A medio plazo, sin embargo, somos escépticos sobre la teoría de la recuperación en forma de V, incluso en países donde el confinamiento ha dado buenos resultados. El mercado laboral se está deteriorando y por lo tanto impacta negativamente en el consumo doméstico. Los balances de las empresas se han visto afectados y las inversiones también. Básicamente, la demanda podría ser el factor limitante. Los sectores que dependen del contacto cercano con el consumidor son los más propensos a sentir el impacto. Nuestras previsiones apuntan a una recuperación progresiva.
Los gobiernos y los bancos centrales de todo el mundo han respondido enérgicamente a la crisis. En general, el objetivo de la política monetaria ha sido proporcionar liquidez para que, junto con las garantías de crédito de los gobiernos, se evitara la falta de solvencia a gran escala. La política fiscal se ha activado para mitigar la pérdida de ingresos tanto para las personas como para las empresas. En varias regiones, la política monetaria amplió la garantía de calidad hasta el punto de poder absorber la emisión total de bonos de los gobiernos.
A pesar del rebrote, la política monetaria parece haber seguido en gran medida su curso. La política fiscal sigue considerando que los estímulos pueden volver a encarrilar la economía. Según el FMI, se prevé que la relación entre la deuda fiscal mundial y el PIB aumente hasta el 96,4% en 2020, lo que supone un aumento de 13,1 puntos porcentuales a partir de 2019. Por consiguiente, la consolidación será un importante desafío político para la próxima década.
Perspectivas de recuperación
En la zona euro, tras una caída del -3,6% del PIB del primer trimestre de 2020, es probable que abril y mayo marquen el período de mayor contracción, ya que la economía estaba casi totalmente bloqueada en ese momento. Con el progresivo desconfinamiento, el sentimiento ha empezado a mejorar de nuevo y los indicadores empresariales sugieren que la economía volvió a estar al borde de la expansión al comienzo del tercer trimestre.
Dicho esto, la recuperación será difícil. Esperamos que la infrautilización del capital y de la población activa se recupere lentamente a causa de los cambios estructurales en el mundo tras la pandemia de COVID-19 y las incertidumbres persistentes (por ejemplo, un posible rebrote, las tensiones comerciales, el acuerdo del Brexit, etc).
El entorno de las exportaciones mejorará más lentamente, dado que la pandemia aún no ha retrocedido en varios mercados emergentes. En general, esperamos que el PIB de la zona del euro se contraiga en un -10,0% en 2020 y se recupere en un 5,5% en 2021. Estimamos que los niveles de actividad pre-pandemia sólo se alcanzarán en 2024.
El BCE actuó rápida y contundentemente con medidas de política monetaria para amortiguar la inevitable recesión. Aparte de varias decisiones de mejora de la liquidez y el crédito, primero extendió su expansión cualitativa y más tarde con el Programa de Compras de Emergencia para la Pandemia (PEPP por sus siglas en inglés). El volumen inicial de 750.000 millones de euros para el año 2020 se amplió hasta 1,35 billones de euros y hasta mediados de 2021.
Con la continuación del confinamiento y el retroceso de la pandemia no vemos la necesidad de más medidas políticas. Los estímulos procederán principalmente de los diversos paquetes de políticas fiscales nacionales aplicados, así como del Fondo para la Recuperación que está previsto que entre en vigor en enero.
Dicho esto, en el caso del riesgo de incremento significativo de casos de COVID-19, esperamos que el BCE ponga en marcha medidas adicionales. Con una serie de rebajas de la calificación de empresas relacionadas con la COVID-19 próximamente, esperamos que el BCE amplíe aún más el PEPP, tanto en términos de volumen como de duración, y que incluya también las compras de las entidades más afectadas y que posiblemente rompa más tabúes como la suscripción estratégica de capital o el control de la curva de rendimiento.
Tribuna de Vincent Chaigneau, responsable de análisis de Generali Investments.
Pixabay CC0 Public Domain. ¿Sigue habiendo razones para mantener la inversión en oro?
A raíz de la crisis del COVID-19, la naturaleza del mercado del oro ha cambiado, a medida que los consumidores comenzaron a gastar menos y los inversores recurrían cada vez más al metal precioso como forma de cobertura y diversificación para su cartera. Según, Lombard Odier, a medida que el temor por el COVID-19 se agudizaba a mediados de marzo y los inversores buscaban liquidez, los precios del oro se correlacionaron temporalmente con otros activos y cayeron.
No obstante, una vez que “los inversores tuvieron claro que el mundo se enfrentaba a una pandemia mundial, los precios subieron en consonancia con los programas de compras masivas de activos financieros de los bancos centrales”, subrayan desde la entidad. Si bien históricamente el precio del oro puede subir cuando el valor del dólar disminuye, en los últimos meses, el metal precioso ha aumentado en todas las monedas principales, ya que la demanda mundial de inversiones ha crecido.
En este escenario, la combinación del paso de bonos del gobierno con rentabilidades bajas a negativas, un debilitamiento del dólar americano y un acomodamiento masivo del Banco Central apoya la demanda financiera. “Esta relación entre el oro y los rendimientos reales se ha mantenido durante la última década y las recientes intervenciones del banco central han reforzado los argumentos a favor de mantener el oro como herramienta de diversificación en las carteras”, aseguran desde la firma.
Además, desde Lombard Odier subrayan que, según los inversores vayan considerando las consecuencias a largo plazo de la pandemia, es probable que se fijen más en su exposición a la deuda soberana y en la solvencia de los gobiernos endeudados. Esto aumenta aún más el atractivo del oro, que aunque no produce ingresos y es costoso de almacenar, no conlleva ningún riesgo de crédito.
Disminución de la minería
Según Lombard Odier, todos estos factores crean un escenario positivo para el precio del oro y se suman a los atractivos del metal precioso como cobertura de la cartera. Además, añaden que este entorno acomodaticio y de baja rentabilidad pueda resultar históricamente persistente a largo plazo. “El Banco de Inglaterra y el Fondo Monetario Internacional han escrito recientemente sobre el impacto de las pandemias en las economías. Ambos estudios, trabajando con pruebas a partir del siglo XIV, muestran que estos acontecimientos tienden a rebajar los tipos de interés reales no durante años sino durante décadas”, explican desde la entidad.
La mayoría de los precios de los productos básicos son un equilibrio entre la oferta y la demanda. Pero en el caso del oro, la gestora señala que las amenazas a la oferta son “a veces exageradas”. En 2019, la oferta de las minas de oro cayó un 1%, según datos del Consejo Mundial del Oro. Este año, el suministro ha disminuido un 3% en el primer trimestre ya que muchas minas han cerrado durante la crisis del COVID-19. “Las interrupciones, que se intensificaron en el segundo trimestre, han hecho que algunas minas profundas sean poco rentables y el proyecto de nuevas minas no lo compensará. Las refinerías cerradas y las cadenas logísticas más complejas también complicaron el suministro de lingotes y monedas de oro” explican desde Lombard Odier.
Sin embargo, desde la gestora advierten que los inversores no deben prestar demasiada atención a las variaciones en la producción y el suministro de oro. “A diferencia del mercado del petróleo, el oro no es escaso. El equivalente a unos 60 años de suministros ya está sobre la tierra, y hay un gran mercado para el oro reciclado”, añaden.
Joyería y bancos centrales
Por otro lado, las variaciones de las fuentes de demanda también podrían explicar los recientes movimientos del oro. La demanda global es un equilibrio entre el gasto del consumidor en oro físico y las inversiones financieras. En línea con la contracción económica, la demanda de joyas cayó significativamente en la pandemia. Así, la demanda de la Gran China, que representaba el 28% de las compras en 2019 como el mercado más grande del mundo, se redujo en casi dos tercios en el primer trimestre, según datos de Lombard Odier. Por otro lado, La India, el segundo mercado más grande, sigue manejando la pandemia con confinamientos públicos. China y la India representan más de la mitad del consumo mundial de oro físico.
En contraposición con esta caída de la demanda de los consumidores, los inversores aumentaron las compras de oro durante la pandemia. En la primera mitad de 2020, los ETF compraron una cantidad récord de 734 toneladas de oro, por valor de unos 39.500 millones de dólares, lo que supone un incremento del 600% con respecto al mismo período de hace un año y más que cualquier otro año completo de la historia, según los datos del Consejo Mundial del Oro.
Además, los bancos centrales modificaron su tendencia de 20 años de ventas netas de oro a raíz de la crisis financiera en 2010 y, desde entonces, han seguido siendo los principales compradores, representando alrededor del 45% de la oferta minera en los seis meses anteriores a junio. “Aun así, los bancos centrales han reducido sus compras este año desde los niveles récord de 2018 y 2019, en parte porque Rusia detuvo las compras en abril”, destacan desde Lombard Odier.
Aumentando la resistencia
En Lombard Odier, aseguran haber adaptado su enfoque estratégico para crear una exposición dedicada al oro para los clientes. “El oro continúa aumentando la capacidad de recuperación de las carteras y fortaleciendo la diversificación de las asignaciones de activos. Las perspectivas del oro dependen de este constante cambio de equilibrio entre el consumo físico y la demanda de servicios financieros de los inversores. Y, la demanda de estos depende en gran medida de la forma de la recuperación económica mundial y, en particular, de la evolución de las rentabilidades reales”, explican desde la firma.
Por ello, si se cumplen sus predicciones y el contexto de rendimiento bajo a negativo persiste en línea con el lento crecimiento mundial posterior a la pandemia, es probable que esta demanda financiera compense la débil demanda de oro por parte de los consumidores.
“Prevemos que los precios del oro sigan teniendo apoyo y que se negociarán alrededor de 1.600 dólares/onza al año a partir de ahora, a medida que mejoren las perspectivas de la economía mundial”, aseguran desde Lombard Odier. No obstante, una recuperación económica más fuerte de lo previsto, convenciendo a los bancos centrales de todo el mundo de que pueden reducir o suspender con seguridad sus extraordinarios gastos de estímulo en activos, pondría en riesgo estas perspectivas. “Eso implica que la Reserva Federal estaría entonces dispuesta a aumentar los tipos de interés, aunque en un año electoral, y en las circunstancias actuales, eso sigue siendo difícil de imaginar”, añaden.
Pixabay CC0 Public Domain. Los tres mitos sobre el teletrabajo que son erróneos
Se lleva prediciendo el fin de las oficinas desde la aparición del wifi y los ordenadores portátiles, pero el COVID-19 ha terminado por ocasionar el auge del trabajo remoto, en muchos países del mundo. Según apuntan desde Steelcase, ahora, se pronostica una mayor implementación del teletrabajo aún cuando la pandemia haya desaparecido, pero existen indicadores que apuntan en otra dirección: el trabajo desde casa no funciona ni para todo el mundo, ni durante todo el tiempo.
Según una encuesta realizada por Gensler Research Institute en Estados Unidos, alrededor de un 90% quiere volver a trabajar en una oficina. Pero entonces, ¿por qué seguimos hablando de la desaparición de las oficinas?
Una investigación de Steelcase señala tres conceptos erróneos comunes que “siguen alimentando la idea de que trabajar exclusivamente desde casa vale siempre para todo el mundo, y aseguran que la clave para elaborar un modelo eficaz y productivo de cara al futuro pasa por ofrecer flexibilidad y combinar la actividad presencial y la remota”.
El primero de los mitos que señalan desde Steelcase es “que la gente trabaje desde casa no es más barato”. En su opinión, es cierto que reducir el gasto en inmuebles y otros servicios relacionados con el espacio de trabajo puede suponer un ahorro económico, pero “existen una serie de gastos ocultos que hay que tener en cuenta antes de enviar a las personas a casa a tiempo completo. Además, se crea una situación de desigualdad entre las esferas más altas de la empresa y el resto de la organización”.
En este sentido, la investigación de Steelcase revela que el 75% de los directivos trabaja en una mesa destinada exclusivamente para ello, mientras que el 46% de los demás empleados comparten mesa con otras funciones. Además, casi la mitad de los cargos con más rango dicen disponer de una silla ergonómica, una cifra que baja hasta el 24% en el resto de la empresa.
Según la firma, eliminar la oficina podría suponer, además, una fuga de talento en las empresas. Según un estudio llevado a cabo por Workplace Future y Virgin Pulse, solo un 5% de los empleados que teletrabajan siempre o a menudo quieren quedarse en su empresa de manera permanente, mientras que para los que nunca han trabajado en esta modalidad el porcentaje asciende al 28%. “Otros fenómenos a tener en cuenta son la pérdida de innovación y capital social que se pierde cuando disminuye la colaboración entre los empleados, además del descontrol de los accidentes laborales, la falta de ergonomía, los problemas de seguridad informática o la mala iluminación”, añaden.
El segundo de los mitos que identifica es que “las personas son tan productivas como en la oficina, o incluso más”. En este sentido argumentan: “Todo depende de cómo las empresas midan la productividad de los empleados, ya que algunas formas de trabajo se pueden realizar fácilmente desde casa. Pero la verdadera productividad de los trabajadores en términos de creatividad, innovación y transformación es sumamente difícil de medir a corto plazo, especialmente durante una pandemia, y es muy difícil de lograr de manera virtual. Además, también pueden surgir problemas de concentración, ya que hay elementos en los hogares que distraen constantemente durante la jornada laboral”.
Por último, Steelcase señala un último mito: “Las personas que trabajan desde casa tienen un mejor equilibrio entre su vida personal y profesional”. Está claro que algunos beneficios del teletrabajo son que no se viaja tanto y que se pasa más tiempo en el hogar, pero también hay ciertos inconvenientes, como por ejemplo que las personas tienden a trabajar más horas al desdibujarse la línea entre lo profesional y lo privado.
“Cuando se trabaja desde casa es tentador estar disponible desde que sale el sol hasta que se pone. Además, los desplazamientos al trabajo o tomar un café en el bar ayudan a crear importantes límites entre la vida privada y la laboral y fomentan cierta actividad física frente al sedentarismo que se produce cuando se trabaja en casa. El teletrabajo de manera exclusiva también podría provocar un fenómeno conocido como desintegración temporal. Las personas pueden sentirse un poco desorientadas y perder la percepción del futuro y el paso de los días, un fenómeno que está relacionado con la soledad y una sensación de falta de propósito”, apuntan desde Steelcase.
Foto cedidaJune Lui, gestora principal del BMO LGM Responsible China A-Shares Equity Fund. June Lui, gestora principal del BMO LGM Responsible Asian Equity Fund
BMO Global Asset Management (BMO GAM) refuerza su gama de fondos responsables con el lanzamiento del BMO LGM Responsible China A-Shares Equity Fund. Este nuevo lanzamiento, que se produce poco después del lanzamiento del Responsible Asian Equity Fund, eleva a 15 la gama de fondos responsables y sostenibles de BMO GAM.
El fondo estará gestionado por LGM Investments, el equipo especializado en renta variable emergente de BMO GAM, que trabajará en estrecha colaboración con el equipo de inversión responsable de BMO GAM.
El nuevo fondo ofrece a los inversores la oportunidad de invertir en el mercado de acciones de clase A chinas –empresas que cotizan y se negocian en las bolsas de China continental– con un enfoque activo y fundamental, dándoles acceso a un conjunto de empresas chinas más amplio y diverso.
Como todos los fondos de la gama responsable, este fondo sigue la filosofía de inversión responsable de BMO GAM, que pone el énfasis en el gobierno corporativo y en la gestión de los aspectos medioambientales y sociales.
Según expresan desde la entidad, incorporar criterios ASG al análisis de renta variable ayuda a mitigar los riesgos asociados con la inversión en mercados emergentes;a abordar las cuestiones de sostenibilidad, porque el fondo se propone invertir en negocios que den solución a los retos de sostenibilidad que afectan a China y al mundo en desarrollo en general, y a fomentar una mejor gestión de los aspectos ASG mediante la implicación y el voto.
La gestión del BMO LGM Responsible China A-Shares Equity Fund correrá a cargo de June Lui, CFA, que también gestiona las estrategias Greater China de BMO GAM. Ubicada en Hong Kong, la gestora cuenta con el respaldo de todo el equipo de LGM Investments, integrado por 16 profesionales que se reparten entre Londres y Hong Kong.
June Lui, gestora principal del BMO LGM Responsible Asian Equity Fund, comenta: “Estamos entusiasmados con el potencial que ofrece el mercado onshore chino y nos complace ser de los primeros en lanzar un fondo responsable en esta área. A medida que China continúa transformándose y desarrollándose, vemos más oportunidades de inversión a largo plazo. Somos conscientes de los problemas de gobierno corporativo que presenta el mercado onshore y creemos que pueden abordarse garantizando que los factores ASG tengan un papel destacado en el proceso de toma de decisiones. Nos proponemos generar robustas rentabilidades ajustadas al riesgo a largo plazo invirtiendo en una cartera de alta convicción formada por empresas de gran calidad con prácticas de negocio responsables y que influyan positivamente en la sociedad”.
El fondo buscará oportunidades de inversión en toda la economía de China continental cuyo crecimiento y desarrollo se vean impulsados por tendencias estructurales como la urbanización, el crecimiento de las rentas y el progreso tecnológico.
También buscará oportunidades en áreas sujetas a importantes cambios mundiales que resulten relevantes para el crecimiento estructural de los mercados emergentes, como salud y bienestar, alimentación y nutrición, transición energética, financiación responsable, infraestructuras sostenibles e innovación tecnológica.
Foto cedidaBertrand de Cominges se une a Santander AM.. Bertrand de Cominges
Santander Asset Management continúa reforzando su división de Alternativos Ilíquidos con la incorporación de Bertrand de Cominges, un profesional de reconocido prestigio en el sector del comercio internacional, como Global Head of Trade Finance Investment.
Desde este puesto, Cominges se encargará del lanzamiento de un nuevo fondo de inversión global en activos de comercio internacional, dando acceso a inversores institucionales a esta clase de activos financieros.
La división de Alternativos Ilíquidos, creada a finales del pasado ejercicio, tiene el objetivo de ofrecer a los inversores activos alternativos que complementen a los tradicionales, como son los fondos de deuda privada y de infraestructuras, en un entorno en el que los tipos de interés en mínimos históricos obligan a buscar otras opciones de inversión. Gran parte de estas soluciones de inversión, principalmente enfocadas en activos de crédito, se diseñan en estrecha colaboración con Santander Corporate & Investment Banking, donde Banco Santander es líder en originación de deuda de infraestructura, trade y financiación de maquinaria, y están orientadas a inversores institucionales como fondos de pensiones, aseguradoras, fondos soberanos, corporaciones y family offices.
Liderada por Borja Díaz-Llanos, cuenta ya con un equipo de cerca de 20 profesionales, repartidos entre España, Reino Unido y Latinoamérica. El lanzamiento de esta área forma parte del profundo proceso de transformación que está acometiendo la gestora desde la llegada de Mariano Belinky, consejero delegado global de SAM, y Víctor Matarranz, responsable de Wealth Management & Insurance, unidad en la que está integrado el negocio de gestión de activos, banca privada y seguros de Grupo Santander.
Con amplia experiencia en el sector del comercio internacional, Cominges ha desarrollado la mayoría de su carrera fuera de España, principalmente en el Reino Unido. Procedente de HSBC, líder mundial de comercio internacional por activos y volumen de negocio, durante los últimos años ha sido responsable Regional de Europa de Desarrollo de Negocio y, anteriormente, responsable global de Soluciones Estructuradas. También ha desempeñado puestos de responsabilidad para la región de Europa, Oriente Medio y África en JP Morgan y Royal Bank of Scotland.
Pixabay CC0 Public Domain. En 2019, las empresas del MAB fueron un 51% más rentables
En 2019, las empresas del Mercado Alternativo Bursátil (MAB) registraron un EBITDA agregado de 755 millones de euros, un 51% más que en el año anterior.
“Los datos financieros de las empresas del MAB correspondientes al ejercicio 2019 vuelven a arrojar un balance muy positivo en facturación, EBITDA y creación de empleo”, aseguran desde el MAB.
Según la información financiera publicada por estas empresas, que este año ha contado con un plazo de remisión extendido debido a la crisis del COVID-19, las compañías han demostrado una elevada capacidad para generar caja, continuando la tendencia alcista entre 2013 y 2019, con crecimiento compuesto anual del 18%.
En 2019 las empresas negociadas aumentaron su facturación un 10,7%, hasta los 2.134 millones de euros, incremento que consolida el crecimiento de los años anteriores: del 23,4% en 2018 y del 31% en 2017. El incremento anual compuesto en los últimos siete años ha sido del 24%.
Además, estas compañías han contribuidoa la generación de empleo, con un crecimiento anual compuesto del 16%. En 2019 el número total de empleados que forman parte de las plantillas de estas empresas se sitúa en 9.384 trabajadores, un 13% más que en 2018. Además, el conjunto de las compañías ha continuado creciendo con la ayuda de la financiación obtenida a través del mercado durante 2019, que ascendió a 1.530 millones de euros.
“Este buen comportamiento pone en relieve la importancia de este mercado como vía de financiación del crecimiento, lo que hace que las compañías que se negocian en este mercado sean unos alumnos aventajados”, asegura Jesús González Nieto-Márquez, director gerente del MAB. Además, añade que son “precisamente las empresas medianas y pequeñas las que desempeñarán un papel más decisivo en los próximos meses para sacar a la economía española de la recesión generada por el COVID-19”.
Pixabay CC0 Public Domain. CaixaBank emite su primer Bono Verde para financiar proyectos de energía renovable
Según Francesco La Camera, director general de la International Renewable Energy Agency (IRENA), “las energías renovables han demostrado ser la fuente de energía más resistente en la actual crisis”. En el marco de los planes actuales de recuperación de los gobiernos, IRENA utiliza su mandato mundial sobre transición energética para la toma de decisiones informadas en este momento crítico, de forma que se mantengan los planes de transición hacia un sistema totalmente descarbonizado para 2050.
A corto plazo (2021-2023) será necesario activar un estímulo inmediato, así como medidas de recuperación a medio plazo (2030) para la próxima década. Según un informe de IRENA, la ampliación del gasto energético, público y privado, hasta los a 4.500 millones de dólares al año aumentaría un 1,3% el crecimiento de la economía mundial, creando 19 millones de empleos adicionales, relacionados con la transición energética, para 2030. Sólo en energías renovables los puestos de trabajo podrían triplicarse, alcanzado los 30 millones en 2030. Cada millón de dólares invertido en energías renovables crearía tres veces más puestos de trabajo que en combustibles fósiles.
Un futuro prometedor para un sector apoyado por la necesidad de proteger y gestionar los recursos naturales disponibles, impulsado por los gobiernos, y que por tanto muestra un gran atractivo para los inversores. De los fondos de la categoría sectorial VDOS de energía, que invierten en energías sostenibles, la clase C en euros del Guinness Sustainable Energy Fundpresenta uno de los mejores comportamientos en el año, con una revalorización del 16,39% (frente a un retroceso del 11,52% de media de la categoría).
El Guinness Sustainable Energy Fund es un fondo alineado con los nueve principios del Banco Mundial sobre inversión de impacto. Está diseñado para conseguir cuatro de los objetivos de desarrollo sostenible: Energía libre y sostenible, Innovación en la industria e infraestructuras, Ciudades y comunidades sostenibles y Acción contra el cambio climático.
La transición energética hacia un sistema sostenible se apoya en cinco factores: crecimiento de la población y PIB, economías derivadas de fuentes más baratas de energía que las tradicionales, la necesidad de reducir las emisiones para frenar el cambio climático, la contaminación y la seguridad energética que reduzca la dependencia de la importación.
El estilo de inversión es value ya que las compañías tienen menores valoraciones y balances más sólidos que el mercado (medido por su índice de referencia, el MSCI World) pero también tienen perfiles de crecimiento superior, con mayor retorno sobre capital.
La filosofía de inversión de todas las carteras de Guinness se apoya en el pilar de la convicción. Como resultado, la cartera de este fondo incluye 30 valores equiponderados (todos pesan aproximadamente un 3,33%), que son las mejores ideas en el sector. Esta configuración de la cartera exige una disciplina de compra y venta según la cual, para comprar un valor nuevo hay que vender uno de los que hay en cartera.
Las ponderaciones por sector son el resultado de un proceso top-down, de asignación a los distintos subsectores, aunque la selección de valores es un proceso de análisis bottom-up.Cada subsector (electrificación, generación, desplazamiento e instalación) es clasificado en base a sus perspectivas de crecimiento a cinco años y sus barreras de entrada, sirviendo de guía para el proceso de asignación.
El fondo existe desde el 2006 pero está gestionado por un equipo especializado en energía, que lleva invirtiendo en estrategias globales en este sector desde 1998. Los gestores son Jonathan Waghorn y Will Riley. Jonatahn Waghorn se incorporó a Guinness AM en 2013. Con anterioridad, fue cogestor del fondo Investec Global Energy Funds, codirector de análisis del sector de energía con Goldman Sachs e ingeniero de Perforación en el Mar del Norte holandés con Shell. Will Riley se incorporó a la gestora en 2007, tras haber sido experto en valoración de compañías en PricewaterhouseCoopers. Es contable colegiado y máster en Geografía por la Universidad de Cambridge.
La temática concreta de este fondo facilita la descarbonización global y proporciona a las carteras un impacto positivo en el medioambiente. Desde 2014, Guinness interactúa además con las compañías que tienen baja puntuación ESG y la política de ESG de la gestora excluye compañías de su universo de inversión basándose en esos criterios.
El proceso de inversión combina los enfoques top-down y bottom-up. El enfoque top-down parte de una base de datos interna sobre energía sostenible, para guiar la asignación por subsectores. Se analizan el crecimiento, la escasez y las barreras de entrada, junto con las economías de cada uno de esos subsectores, para distribuir la cartera entre electrificación, generación, desplazamiento e instalación.
La selección bottom-up se realiza en dos fases: una de filtrado de las 230 compañías del universo de inversión, con capitalización bursátil superior a 500 millones de dólares según su valoración relativa, calidad (alto retorno sobre capital), earnings momentum(revisiones al alza de sus beneficios) y price momentum (movimientos del valor frente a otros competidores). La otra fase consiste en el análisis detallado de cada compañía, siguiendo un modelo financiero propio creado para establecer la convicción a la hora de comprar o vender un valor. En la fase de filtrado se puntúan las compañías del 1 al 10, de acuerdo con cada uno de los cuatro criterios, para priorizar valores de cara a la fase dos de due diligence.
La cartera se construye con las 30 mejores ideas resultantes de ese proceso, sin restricciones respecto al índice de referencia. Incluye acciones de compañías como Ameresco Inc, Daqo New Energy, Nibe Industrier, Iberdrola y Tianneng Power. Los subsectores por los que apuesta este fondo son en primer lugar equipos de generación, en segundo lugar, productores de energía independiente dentro de generación, en tercer lugar vehículos eléctricos, en cuarto lugar baterías y por último, eficiencia energética.
La historia de rentabilidades del fondo lo sitúa entre los mejores de su categoría por este concepto, en el primer quintil, durante 2017, 2019 y 2020. A tres años, su controlado dato de volatilidad es del 24,66% y del 26,36% a un año, posicionándose en ambos periodos entre los mejores de su categoría por este concepto, en el quintil cinco. En este último periodo, su Sharpe es de 0,75 y su tracking error, respecto al índice de su categoría, del 11,45%. La suscripción de la clase C de acumulación en euros de Guinness Sustainable Energy Fund requiere una aportación mínima inicial de 1.000 euros, aplicando a sus partícipes una comisión fija del 1,50%.
El equipo gestor mantiene exposición a equipos solares y eólicos y a las cadenas de valor en la fabricación, como fabricación de células solares, el vidrio utilizado en los módulos de células solares y convertidores para energía solar. Vestas y Siemens Gamesa son proveedores bien posicionados de turbinas eólicas en el mundo que brindan una amplia exposición al fuerte crecimiento que esperan en los mercados eólicos terrestres y marinos, mientras que TPI Composites ofrece una exposición nicho al negocio altamente calificado de fabricación de palas de turbinas eólicas. La exposición restante del fondo a la instalación (Itron y Schneider Electric) supone invertir en empresas que proporcionan equipos y servicios para mejorar la eficiencia y la medición de la transmisión y el consumo de electricidad.
La demanda de energías renovables se ha mantenido mejor que la de combustibles a base de hidrocarburos, y las perspectivas de inversión para la eficiencia energética han mejorado potencialmente como resultado de los paquetes de estímulo económico posteriores al COVID. Como consecuencia, la evolución del sector de energía sostenible superó materialmente al de energía convencional (un 35,20%, en dólares, medido por el índice MSCI World Energy) durante la primera mitad del año.
La energía generada a partir de fuentes renovables actualmente representa solo el 11% del consumo total de energía global, siendo la energía hidroeléctrica la tecnología renovable de mayor tamaño (suministra el 7% de la demanda total) y la energía eólica y solar combinadas están muy por detrás (menos del 5%). Para 2050, el equipo gestor espera que las energías renovables totales puedan suponer más del 50% de la demanda total, ya que una combinación de mejores economías, conciencia sobre el cambio climático y lucha contra la contaminación perfilan una trayectoria de crecimiento de 30 años.
En la actualización más reciente de su informe de seguimiento del progreso de la energía limpia, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) revisó 46 sectores y tecnologías de energía limpia y concluyó que sólo seis están en camino de cumplir los objetivos globales consistentes con el Acuerdo de París. Estos sectores son la energía solar fotovoltaica, bioenergía, vehículos eléctricos, ferrocarriles, iluminación, centros de datos y redes. Sobre almacenamiento de energía, la AIE ahora considera que el sector está rezagado. Todavía queda mucho trabajo por hacer en la transición hacia un futuro energético sostenible.
La rentabilidad de Guinness Sustainable Energy Fund a lo largo de su historia, respecto al riesgo incurrido medido por volatilidad, especialmente en los últimos tres años, lo hace merecedor de la calificación cinco estrellas de VDOS.
Tribuna de Paula Mercado, directora de Análisis de VDOS