Ensayos clínicos: la clave ante el escepticismo frente a las vacunas

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Pixabay CC0 Public DomainMarkus Winkler. Markus Winkler

La mayor parte de los mercados de vacunas son monopolios o duopolios. Ahora bien, en el caso de la COVID-19, la Organización Mundial de la Salud afirma que hay 42 vacunas en fase de evaluación clínica y unas 149 en fase preclínica. Esta es una carrera en la que participan varios caballos y, con suerte, saldrán varios ganadores. No hace falta decir que albergamos la esperanza de que esto se vuelva un mercado con una gran cantidad de actores en el que seremos testigos de una competencia atroz y un alto grado de éxito. No obstante, analicemos este asunto desde la perspectiva de un inversor.

El mercado mundial de vacunas en su conjunto genera unos 30.000 millones de dólares en términos anuales. Dado que existe un optimismo creciente en torno a la creación de vacunas exitosas frente al coronavirus, los inversores se han decantado significativamente por las acciones biofarmacéuticas, lo que ha incrementado en cerca de 100.000 millones de dólares sus capitalizaciones de mercado.

En el caso de que los precios de los activos reflejasen las probabilidades de futuros flujos de caja, el mercado ha descontado unos desenlaces optimistas, como podrían ser el descubrimiento exitoso de nuevos fármacos, el mantenimiento prolongado de los precios y unos ingresos recurrentes.

Sin embargo, tras las aprobaciones normativas, los fabricantes de vacunas afrontan complicaciones en lo que respecta a la producción y distribución masivas. Por poner un ejemplo, China y la India manufacturan el grueso de las vacunas de todo el planeta, lo que podría provocar cuellos de botella.

Asimismo, las limitaciones en el transporte aéreo o la necesidad de un envío a temperatura controlada podrían ralentizar la distribución, en particular en regiones con un clima cálido como África, Asia y Centroamérica.

Aparte de los problemas en la fabricación y la distribución, existe una gran probabilidad de que las tasas de eficacia no traigan consigo la inmunidad colectiva en un futuro próximo. El gráfico 1 que aparece a continuación ofrece una retrospectiva de 10 años sobre la eficacia de las vacunas contra la gripe en Estados Unidos. La eficacia se revela baja y ha ido cayendo a lo largo de los últimos años.

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Por otra parte, en circunstancias normales, una parte de la sociedad suele mostrarse escéptica ante las nuevas vacunas. Si a eso le añadimos la politización de esta enfermedad, la proporción de la población que no está dispuesta a inyectarse la vacuna podría ser mayor de lo normal. Hipotéticamente, una vacuna contra la COVID-19 que presente un 50% de eficacia (aplicando una sencilla media del gráfico anterior) y que sea inyectada al 50% de la población solo inmunizaría al 25%. Aunque hablamos de un simple supuesto, se trata de un hecho constatado, dado que una tasa de inmunización del 25% se situaría muy por debajo del mínimo del 70%-90% que, con frecuencia, citan los epidemiólogos como necesario para lograr la inmunidad colectiva.

Esta es la razón por la que la sociedad necesita realizar más pruebas de detección de la COVID-19. Si bien se han abordado todos estos notables retos —como el descubrimiento de nuevos fármacos, pasando por la fabricación y la distribución, hasta el hecho de granjearse la confianza de la sociedad—, la identificación de los infectados y su aislamiento temprano pueden prevenir o limitar los contagios.

Aunque los tratamientos terapéuticos acelerarán los tiempos de recuperación y reducirán las hospitalizaciones, la sociedad necesita aún dar un salto cualitativo en materia de pruebas de detección. La capacidad de hacer pruebas ha crecido de forma considerable, como muestra el gráfico 2. De acuerdo con el Proyecto de Seguimiento de la COVID (COVID Tracking Project), Estados Unidos ha experimentado un crecimiento exponencial en materia de pruebas de detección durante la primavera y principios del verano. Aunque la tasa de crecimiento se ha desacelerado en fechas recientes, la última media móvil a siete días se halla justo por debajo del millón de pruebas diarias. Esa cifra sigue sin resultar suficiente.

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De acuerdo con un informe de la Universidad Duke y la Fundación Rockefeller, los asintomáticos transmiten aproximadamente entre el 30% y el 60% de los casos. El informe concluye que, dadas las actuales tasas de contagio, Estados Unidos precisa de unos 200 millones de pruebas mensuales, en comparación con la tendencia vigente de en torno a los 25 millones. Teniendo en cuenta la razonable posibilidad de que presenciemos una propagación comunitaria notoria del virus durante algún tiempo, la mejor solución para retornar a la vida «normal» radicaría en las pruebas de detección masivas.

Se habla mucho de las vacunas, pero poco de los fabricantes de pruebas de detección

Aunque las acciones biotecnológicas —y puede que los mercados financieros en su conjunto— han descontado una elevada probabilidad de que se descubra una vacuna con éxito, pensamos que los inversores podrían estar infravalorando la oportunidad que ofrecen los fabricantes de pruebas de detección para la COVID-19 y las empresas que prestan servicios relacionados.

En un lenguaje más transparente, llevamos muchos años sobreponderando las empresas de instrumentación del ámbito de ciencias de la vida, dispositivos médicos y servicios relacionados de mayor calidad en varias estrategias de renta variable. En líneas generales, creemos que estas firmas exhiben unas atractivas características de inversión a largo plazo como las siguientes:

  • un modelo de ingresos recurrentes del tipo «razor blade» en el que, tras la venta de instrumentación, se materializa un flujo de ingresos predecible de altos márgenes proveniente de los consumibles y los reactivos;
  • una base de clientes científicos que valora la calidad, las características y la precisión por encima del coste, que alienta la innovación y que puede exigir un precio excepcional;
  • mercados diversos y finales especializados que permiten dominar la cuota de mercado a solo un puñado de empresas innovadoras en sus categorías de producto.

En nuestra opinión, estas tres características crean fosos económicos sostenibles a largo plazo que se manifiestan a través de un historial de unas sólidas rentabilidades relativas y una volatilidad menor en términos de beneficios.

Unas pocas de las mayores compañías de ciencias de la vida no solo desarrollan, fabrican y distribuyen pruebas de detección de la COVID-19 por todo el mundo, sino que también desarrollan y fabrican vacunas y tratamientos terapéuticos a los que, además, realizan evaluaciones de calidad.

No creemos que constituya una coincidencia que la actual gestión del virus mediante las pruebas de detección y su futura gestión mediante la vacunación sean posibles gracias al mismo tipo de compañías extremadamente innovadoras que respaldan los avances científicos modernos.

En pocas palabras, creemos que las firmas presentes en la cadena de suministro mundial del ámbito de las ciencias de la vida generarán unos beneficios más sostenibles que aquellas pertenecientes a un mercado de vacunas más que competitivo. Aunque gran parte de sus ventas actuales relacionadas con las pruebas de detección revestirán un carácter único a medida que la sociedad se va dirigiendo, a lo largo de la pandemia, hacia la vacunación masiva y la inmunidad natural, las inversiones, la innovación y el crecimiento futuro impulsados por los ingresos a corto plazo derivados del virus permitirán que estas empresas, a buen seguro, saquen partido de su dilatado historial de inversión en iniciativas innovadoras, sostenibles y de gran rentabilidad.

 

Columna de Robert M. Almeida, gestor de cartera y estratega global de inversiones, Matthew Scholder, analista de renta variable, y Nicholas A. Demko, analista de renta variable en MFS Investment Management.

 

 

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El fondo de recuperación refuerza el Pacto Verde en Europa

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Pixabay CC0 Public Domain. El fondo de recuperación refuerza el Pacto Verde en Europa

La aprobación del Fondo de Recuperación de la UE de 750.000 millones de euros implica que se vaya a destinar más de 30% a proyectos verdes en tres años. Los beneficiarios incluyen empresas activas en energías renovables, edificios verdes y movilidad eléctrica, lo que, según Xavier Chollet, gestor de Pictet Clean Energy, puede traer importantes oportunidades de inversión y, además, refuerza el Pacto Verde de Europa, cuyo objetivo es que la región sea neutral en carbono en 2050.

En esta apuesta habrá, según Chollet, “grandes ganadores y perdedores”. El punto de partida es altamente atractivo: el presupuesto europeo 2021 a 2027 es de 1,04 billones de euros, dedicando ese 30% a acción climática, con objetivos de mejora del PIB y empleo, cambio climático y polución del aire, así como independencia energética.  Según su visión, el fondo de recuperación acelera la tendencia hacia las energías renovables y movilidad eléctrica, generando oportunidades para las próximas décadas, con des correlación respecto al crecimiento del PIB global.

“Hay que tener en cuenta que el Pacto Verde pretende crear 700.000 puestos de trabajo para 2030 con prioridad en energías renovables (incluyendo hidrógeno limpio), redes eléctricas inteligentes, transporte -en particular vehículos eléctricos- mejora de conexiones ferroviarias y transporte público urbano, desalentar transporte aéreo para distancias de menos de 1.000 km, biodiversidad y protección y restauración de entornos naturales. Según la Comisión Europea el bloque necesita 260.000 millones de euros en inversiones verdes adicionales anuales para alcanzar el objetivo de 2030 de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero”, señala entre los datos más relevantes para entender la dimensión de este Pacto.

En su opinión, los grandes beneficiados serán “las empresas activas en energías renovables, sobre todo eólica y solar, que ya son las fuentes más baratas de energía en muchos países, con cada vez menos subsidios; edificios verdes, así como movilidad eléctrica, incluyendo vehículos, infraestructura e I+D”.

En este sentido, sostiene que las economías de escala han reducido los costes en un 80% en energía solar y 45% en eólica terrestre y para 2019-2040 puede darse una reducción adicional del 51 y 43% respectivamente.  “En este segmento nos estamos fijando en empresas de servicios públicos como Orstel, que ha proporcionado una rentabilidad del 156% en tres años al haberse convertido en operador puro de viento solar marítimo, con un múltiplo de valoración que ha pasado de cinco veces beneficios en 2016 a 16 actualmente”, apunta.

#TalkAboutBlack y CISI lanzan un programa piloto de formación dirigido a áreas desfavorecidas

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Pixabay CC0 Public Domain. #TalkAboutBlack lanza un programa piloto para después de la escuela dirigido a áreas desfavorecidas con el apoyo del CISI

#TalkAboutBlack ha lanzado un programa piloto, para después de la escuela, dirigido a alumnos que asisten a centros ubicados en áreas socioeconómicamente desfavorecidas. El proyecto cuenta con la colaboración de The City of London Corporation, el Chartered Institute for Securities & Investment (CISI) y Diversity Project. 

Según explica la organización, el programa Catalyst After School Catalyst After School (CASP) es un programa de educación y capacitación diseñado para preparar a los alumnos con hard skills (técnicas) y habilidades de fusión, al mismo tiempo que les presenta la gestión de activos para construir su vocación de desarrollar una carrera en el sector. Un resultado clave del programa es que los estudiantes obtengan una cualificación de Nivel 2 CISI Fundamentos de los Servicios Financieros. #TalkAboutBlack espera que el proyecto ayude a desarrollar una cartera de talentos diversos en el sector de gestión de activos. 

El programa piloto, que es gratuito para las escuelas públicas participantes, comienza el 12 de noviembre y tendrá una duración inicial de ocho meses. El programa será impartido por el organismo profesional sin ánimo de lucro CISI, con miembros del sector de gestión de activos que desempeñarán el papel de asistentes de enseñanza. Además, el primer grupo de 24 alumnos de décimo año ha sido seleccionado en dos escuelas, Mulberry Academy Shoreditch, en el distrito londinense de Tower Hamlets, y Mossbourne Community Academy en el distrito londinense de Hackney. 

Después del piloto, si la iniciativa tiene éxito, #TalkAboutBlack tiene la intención de ampliar el programa en todo el Reino Unido, y los ex alumnos de este año se convertirán en mentores del grupo del próximo año. El impacto del programa se comprobará a través de una mayor implicación de los estudiantes, de su permanencia en la educación superior y de su entrada en el sector de la gestión de activos. El programa es una de las iniciativas de #TalkAboutBlack que tiene como objetivo abordar la subrepresentación de las minorías étnicas en la gestión de activos

“Crecí en el centro de la ciudad de Londres y nunca supe que la City existía; ciertamente, no podía imaginarme trabajando allí. Tuve la suerte de encontrar una forma de entrar, pero hay un enorme potencial que sigue sin explotar. Es imperativo que construyamos un flujo de talento para incorporarlo al sector de administración de activos. Si podemos brindar a los estudiantes la motivación y la confianza de que pueden desarrollar una carrera, entonces tenemos la oportunidad de crear un cambio duradero”, ha señalado Gavin Lewis, director gerente de BlackRock y cofundador de #TAB. 

Por su parte, Andrien Meyers, diplomático honorario y concejal, ha declarado: “Al observar la sociedad, podemos ver una gran falta de diversidad étnica en el sector de las inversiones. Esta situación crea enormes obstáculos para las personas de origen BAME (negro, asiático y minorías étnicas). La Corporación de la Ciudad, a través del Proyecto de Diversidad, #TAB y el CISI quieren promover una mayor inclusión dentro del sector de la inversión y el ahorro. Hay muchos jóvenes brillantes y talentosos de toda la sociedad que están hambrientos de la oportunidad de progresar y hacerlo bien”. 

En último lugar, Kevin Moore, director de expansión internacional del CISI, ha afirmado: “Estamos encantados de apoyar este proyecto. La creciente participación en nuestra profesión de servicios financieros de estudiantes con desventajas socioeconómicas en todo el Reino Unido debe acelerarse. Esta iniciativa tiene el ímpetu y el compromiso intersectorial para que eso suceda”.

Lazard detecta un frenazo en la actividad de los inversores activistas a causa del COVID-19

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Pixabay CC0 Public Domain. oficinas

La pandemia ha frenado la actividad de los inversores activistas en el primer semestre del año, pero el capital desplegado mantiene los niveles de 2019, según el informe de activismo accionarial del primer semestre de 2020 de Lazard. 

En este periodo de tiempo, la gestora inició 100 operaciones de activismo, un 10% menos que en el período del año anterior, debido al COVID-19. “Tras el recorte de la actividad en abril con sólo 8 campañas iniciadas, en mayo y junio el activisimo de inversores registró 16 y 17 nuevas campañas respectivamente. El capital desplegado en el primer semestre está relativamente en línea con los niveles de 2019, a pesar de la reducción de la actividad. Las empresas industriales, tecnológicas y financieras han representado por sí solas las tres cuartas partes de todo el capital desplegado”, apunta el informe. 

Respecto a las áreas geográficas donde la gestora ha mostrado su activismo destaca que la participación a nivel mundial aumenta a medida que las campañas de Estados Unidos se ralentizan. Las 42 campañas llevadas a cabo en Estados Unidos en el primer semestre representan una caída del 40% con respecto al mismo período del año anterior. Esta reducción significativa de la participación, deja a Estados Unidos con un 42% de la actividad global.

En cambio, la participación de Europa en la actividad de la campaña mundial ha aumentado hasta un 28% en el primer semestre, impulsada por la fuerte actividad previa a la crisis sanitaria y el aumento de la actividad en Alemania. Las campañas europeas del primer semestre fueron iniciadas principalmente por inversores institucionales y activistas ocasionales. Y en Japón, las 19 nuevas campañas iniciadas en el primer semestre alcanzan el nivel récord total de 2019, con una actividad impulsada por inversores centrados en la región asiática como Oasis y de activistas estadounidenses como Elliott y ValueAct”, señala el informe.

“Nueva normalidad”

Una de las conclusiones que apunta el informe de Lazard es que los activistas han ajustado sus objetivos en medio de los desafíos del COVID-19. El documento indica que solo el 34% de las campañas del primer semestre presentaban un objetivo de fusiones y adquisiciones, por debajo del 47% de 2019, debido a los vientos en contra provocados por la incertidumbre generalizada. 

En este sentido, el 30% del total de la actividad de la campaña de fusiones y adquisiciones del primer semestre se ha llevado a cabo en febrero, antes de la extrema volatilidad de mercado de la crisis del coronavirus. Numerosos activistas han suspendido sus campañas en el primer semestre.

Desde Lazard también destacan que los inversores activistas elevaron a 86 sus puestos en órganos de gobierno en la primera mitad del año, un 6% más que el año anterior, a pesar de la reducción de la actividad. Starboard y Elliott representan 29 asientos, el 34% del total del primer semestre. Solo 10 puestos en Consejos de Administración, el 12% del total, se obtuvieron mediante una votación por representación, reflejando la presión por resolver las controversias pendientes en medio de la pandemia de COVID-19.

Edmond de Rothschild AM entra en la categoría de vanguardistas del índice RIBI

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Pixabay CC0 Public Domain. Edmond de Rothschild AM entra en la categoría de vanguardistas del Índice de marca de Inversión Responsable

Edmond de Rothschild Asset Management, signatario de los Principios para la Inversión Responsable de las Naciones Unidas (UN PRI) desde 2010, ha entado en la categoría de vanguardistas, la calificación más alta posible del Responsible Investment Brand Index (RIBI por sus siglas en inglés), elaborado por Hirschel & Kramer. 

La gestora ocupa, además, el tercer lugar entre las firmas suizas analizadas, lo que refleja, según la firma, “una dinámica de crecimiento positivo en 2020”. En este sentido, de entre las compañías analizadas, el 19% de las gestoras pertenecen a la categoría de vanguardistas con puntuaciones superiores a la media tanto en la vertiente de Compromiso como en la de la Marca.

El índice RIBI evalúa la capacidad de las gestoras para actuar como inversores responsables y comprometerse con el desarrollo sostenible. Para ello, agrega los datos de 284 gestoras de activos que operan en Europa y presentes en la clasificación IPE Top 500 a 31 de diciembre de 2019.

“La competencia sigue estando muy concentrada y los mercados son cada vez más impredecibles y cada vez más regulados, lo que exige una mayor responsabilidad en las acciones del capital empleado y una total transparencia hacia los clientes y el público en general”, aseguran desde el índice. Así, desde Hirschel & Kramer destacan la labor de aquellas firmas que expresan “claramente lo que representa y vinculan genuinamente sus esfuerzos más allá del beneficio”, como una forma de fortalecer la diferenciación, construir el reconocimiento y establecer la confianza.

“Es por ello que ahora, más que nunca, la inversión responsable y el propósito social representa mejores oportunidades para los inversores. Los cambios a los que nos enfrentamos en 2020 y se está produciendo a un ritmo que la mayoría de las industrias no pueden afrontar. Esto se aplica también a la industria de la gestión de activos en general y Edmond de Rotschild AM, en particular. Es así como queda demostrado que el camino que sigue Edmond de Rothschild AM en cuanto a la ISR es el correcto: esta vez de la mano de Hirschel & Kramer, que nos clasifica como vanguardistas, con una nota por encima de la media en cuanto a Compromiso y Marca en comparación con otras gestoras internacionales”, añade Sébastien Senegas, responsable para España e Italia de Edmond de Rothschild AM.

¿Qué ha pasado en los mercados en octubre?

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Mercados
Pixabay CC0 Public Domain. Wall Street

Por segundo mes consecutivo, las acciones estadounidenses volvieron a caer en octubre al ralentizarse la recuperación económica por la falta de un acuerdo sobre un nuevo paquete de estímulos fiscales, que minó el sentimiento de los inversores. El rebrote de los casos de coronavirus en Europa y América está pesando enormemente sobre la recuperación económica, pues los inversores temen otro confinamiento. Las acciones tecnológicas lastraron al mercado en su conjunto, al proporcionar una decepcionante visibilidad sobre resultados y no cumplir con las expectativas sobre ingresos. 

El mes terminó con un máximo histórico en casos de COVID-19 por semana, que llevó a un incremento de las restricciones en Europa. A pesar del incremento a nivel nacional en EE.UU., el optimismo en torno a los tratamientos y los avances en la vacuna ayudó a evitar otra fuerte corrección en el mercado. 

Octubre ha tenido numerosos titulares políticos, incluyendo la nominación y confirmación para el cargo de la juez Amy Coney Barrett, la recuperación del Presidente Trump tras padecer COVID-19 y los altamente anticipados debates presidenciales. Como el resultado electoral ha sido tan estrecho, puede llevar a semanas de confusión, inquietud y litigios que podrían con probabilidad arrastrar la incertidumbre electoral hasta el año que viene. 

Con independencia del resultado final de las elecciones presidenciales, con la victoria de Joe Biden, confiamos en que nuestra cartera puede beneficiarse de las condiciones de la nueva Administración. Continuaremos utilizando la volatilidad al alza del mercado  como una oportunidad para comprar compañías atractivas, que tengan flujos de caja libres positivos, balances saneados y que coticen con descuento. 

La actividad de M&A se mantuvo fuerte en Octubre, al sumar la actividad globalmente 420.000 millones de dólares, un incremento del 68% respecto a octubre de 2019. Los sectores de tecnología y energía fueron particularmente activos en la consolidación. 

Columna de Gabelli Funds, escrita por Michael Gabelli.

 

 

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Para acceder nuestra metodología de inversión y cartera de arbitraje de fusión dedicada, ofrecemos los siguientes fondos UCITS en cada disciplina:

Gamco arbitraje de fusión

GAMCO Merger Arbitrage UCITS Fund, lanzado en octubre de 2011, es un fondo abierto incorporado en Luxemburgo y que cumple con la regulación UCITS. El equipo, la estrategia dedicada y el registro datan de 1985. El objetivo del Fondo de Arbitraje de Fusión GAMCO es lograr un crecimiento de capital a largo plazo invirtiendo principalmente en transacciones anunciadas de fusiones y adquisiciones de acciones manteniendo una cartera diversificada. El Fondo utiliza un enfoque de inversión altamente especializado diseñado principalmente para beneficiarse de la finalización con éxito de las fusiones, adquisiciones, ofertas públicas, adquisiciones apalancadas y otros tipos de reorganizaciones corporativas propuestas. Analiza y supervisa continuamente cada transacción pendiente por posibles riesgos, incluidos: reglamentación, términos, financiación y aprobación de los accionistas.

Las inversiones de fusión son una alternativa altamente líquida, no correlacionada con el mercado, probada y consistente con los valores de renta fija y de renta variable tradicionales. Los retornos de fusión dependen de los diferenciales de oferta. Los diferenciales de oferta son una función del tiempo, la prima de riesgo de transacción y las tasas de interés. Por lo tanto, los rendimientos están correlacionados con los cambios en las tasas de interés a mediano plazo y no con el mercado de valores en general. La perspectiva de un aumento de las tasas implicaría un mayor rendimiento de las fusiones a medida que los diferenciales se amplíen para compensar a los arbitrajistas. A medida que disminuyen los mercados de bonos (aumentan las tasas de interés), los rendimientos de las fusiones deberían mejorar a medida que las decisiones de asignación de capital se ajustan a los cambios en los costos del capital.

La volatilidad del amplio mercado puede conducir a la ampliación de los diferenciales en las posiciones de fusión, que, junto con nuestras carteras de fusiones bien documentadas, ofrecen el potencial de TIR mejoradas. Las fluctuaciones diarias de la volatilidad de los precios junto con un capital menos propietario (la regla de Volcker) en los Estados Unidos han contribuido a mejorar los diferenciales de las fusiones y, por lo tanto, los rendimientos generales. Por lo tanto, nuestro fondo está bien posicionado como alternativa de sustitución de efectivo o renta fija.

Nuestros objetivos son acumular y preservar la riqueza a lo largo del tiempo, sin dejar de estar correlacionados con los amplios mercados globales. Creamos nuestro primer fondo de fusión dedicado hace 32 años. Desde entonces, nuestro rendimiento de fusión ha aumentado los activos de los clientes a una tasa anual de aproximadamente 10,7% bruto y 7,6% neto desde 1985. Actualmente, administramos activos en nombre de clientes institucionales y de alto patrimonio global en una variedad de estructuras de fondos y mandatos.

Gamco all cap value

El Fondo UCITS GAMCO All Cap Value, lanzado en mayo de 2015, utiliza el PMV patentado de Gabelli con una metodología de inversión Catalyst ™, que funciona desde 1977. El Fondo busca rendimientos absolutos a través de la inversión de valores impulsada por eventos. Nuestra metodología se centra en la inversión con un enfoque fundamental y  bien investigado para conseguir las mejores oportunidades, con un enfoque en valores de activos, flujos de efectivo y catalizadores identificables para maximizar los rendimientos independientemente de la dirección del mercado. El fondo se basa en la experiencia de su equipo de cartera global y más de 35 analistas value.

GAMCO es un inversor activo de valores con enfoque bottom-up que busca lograr una apreciación real del capital (en relación con la inflación) a largo plazo, independientemente de los ciclos del mercado. Nuestro proceso de selección de valores orientado al valor se basa en los principios fundamentales de inversión articulados en 1934 por Graham y Dodd, los fundadores del análisis moderno, y aumentados por Mario Gabelli en 1977 con su introducción de los conceptos de Private Market Value (PMV ) con un Catalyst ™ en el análisis de la renta variable. PMV con Catalyst ™ es nuestra metodología de investigación única que se enfoca en la selección de acciones individuales identificando empresas que se venden por debajo del valor intrínseco con una probabilidad razonable de realizar sus PMV, que definimos como el precio que un comprador estratégico o financiero estaría dispuesto a pagar por la totalidad empresa.

Los factores de valoración fundamentales es utilizada para evaluar valores antes de la inclusión / exclusión en la cartera, nuestro enfoque, impulsado por la investigación, considera el análisis fundamental como un enfoque de tres frentes: flujo de efectivo libre (ganancias antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización, o EBITDA, menos los gastos de capital necesarios para crecer / mantener el negocio); tendencias de ganancias por acción; y el valor de mercado privado (PMV), que abarca los activos y pasivos dentro y fuera del balance. Nuestro equipo llega a una valoración PMV mediante una evaluación rigurosa de los fundamentales de la información disponible al público y el juicio obtenido de la gestión de reuniones, que abarca empresas de todos los tamaños a nivel mundial y nuestro amplio conocimiento acumulado de una variedad de sectores. Luego identificamos negocios para la cartera con un margen adecuado de seguridad y respaldado por nuestra investigación profunda.

¿Cómo está afectando el COVID-19 a la agenda verde?

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Pixabay CC0 Public Domain. ¿Cómo está afectando el COVID-19 a la agenda verde?

A principios de este año, comprobamos el profundo (y positivo) impacto que la crisis del COVID-19 tuvo en las emisiones de gases de efecto invernadero cuando economías enteras se cerraron y los viajes se detuvieron. Hay esperanzas de que este período inspire a la gente a llevar vidas más sostenibles y respetuosas con el medioambiente. Pero la realidad es que son las políticas de los gobiernos las que serán cruciales para determinar el impacto de esta crisis en la agenda verde. Y, por el momento, la respuesta alrededor del mundo ha sido diversa.

Europa destaca por sus fuertes compromisos con el clima. Sus objetivos de reducción de emisiones para 2030 son más ambiciosos que en cualquier otra parte del mundo, y no los ha reducido como consecuencia de la crisis. De hecho, el programa ecológico ha recibido un impulso gracias al requisito de que al menos el 30% del Fondo de Recuperación de la Unión Europea se destine a la protección del clima y a los objetivos de reducción de las emisiones.

Además, algunos países están complementando sus compromisos ecológicos con impulsos fiscales locales. En Alemania, del paquete de estímulo de 130.000 millones de euros, 50.000 millones se dedicarán a la reducción de las emisiones y a la investigación y el desarrollo de industrias de bajo carbono, como los vehículos eléctricos y el hidrógeno. Mientras tanto, el plan de recuperación de Francia, por valor de 100.000 millones de euros, dedicará 20.000 millones de euros a inversiones relacionadas con el cambio climático, incluido el fomento del uso de bicicletas eléctricas y la renovación de edificios antiguos.

Los países anglosajones, menos prometedores

Estas acciones contrastan fuertemente con la continua falta de compromiso del Reino Unido. El país ha hecho importantes avances en la mejora de los resultados ambientales durante la última década, en parte gracias a su pertenencia a la Unión Europea, que ha incentivado la reducción de las emisiones. El desafío al que se enfrenta el gobierno británico será mantener el impulso en la reducción de las emisiones fuera de las restricciones de las regulaciones europeas. Esto incluirá asegurar que la aceleración planificada del gasto de inversión pública sea coherente con los objetivos ambientales a largo plazo.

Desde esta perspectiva, es preocupante que el cambio climático haya quedado temporalmente al margen del debate político. Por ejemplo, el paquete de apoyo fiscal del gobierno del Reino Unido no incluía un componente climático relevante, a diferencia de sus vecinos europeos.

Australia también corre el riesgo de perder las oportunidades que se derivarían de un impulso mucho más fuerte del crecimiento verde. Desde que el gobierno conservador de coalición llegó al poder en 2013, el país se ha quedado atrás en la mitigación del cambio climático. Y sigue atrapado entre un pasado económico basado en los combustibles fósiles y un futuro económico renovable. Es grave que no haya muchos indicios de que el gobierno esté avanzando poner las inversiones en infraestructuras ecológicas en el centro de su estrategia de recuperación de la crisis.

En Canadá, las ayudas derivadas del coronavirus han sido una bendición para las empresas, incluidas las del sector del petróleo y el gas. Aunque los fondos que se les han dado técnicamente tienen un requisito climático, no está claro cómo se aplicará. A largo plazo, la pandemia probablemente no cambiará sustancialmente la agenda ecológica en Canadá.

La política sigue siendo un obstáculo importante para la acción climática

Esto es particularmente obvio en EE.UU., donde los votantes de derecha están menos inclinados a considerar el cambio climático como una cuestión apremiante (o una cuestión en absoluto). Mientras tanto, para los votantes de la izquierda, el medioambiente es fundamental para su ideología política.

En Japón, en general, el cambio climático no es una de las principales preocupaciones de los votantes, lo que se refleja en las políticas climáticas poco ambiciosas del Partido Liberal Demócrata gobernante y en la continuidad de la financiación del carbón. Japón solo ha destinado 74 millones de dólares de un paquete de estímulo económico que asciende a 2,2 billones de dólares para las fábricas que funcionan con energía renovable, las empresas que trasladan su producción al país y los sistemas de ventilación pública ecológicos.

En Brasil, sin embargo, la crisis parece estar dando más cobertura política al gobierno para impulsar la deforestación y para relajar la regulación ambiental. El ministro de Medioambiente dijo explícitamente que, «mientras la gente se distrae con la pandemia del coronavirus», podría producirse una mayor desregulación de la política medioambiental.

Mensajes mixtos de los principales mercados asiáticos

Para los dos mercados más grandes de Asia, las perspectivas de la política ecológica son más variadas. China ha asumido compromisos de alto nivel para aumentar considerablemente la proporción de vehículos eléctricos en las flotas de transporte y para fijar como objetivo las emisiones netas nulas para 2060. Sin embargo, en realidad, la descarbonización del sector energético y de la industria avanza muy lentamente y las nuevas inversiones en centrales eléctricas de carbón siguen aumentando.

Mientras tanto, el paquete de estímulo en India decepciona en el frente climático, ya que contiene el apoyo a las industrias del carbón y del petróleo, y da luz verde a la tala de bosques para la industria. Aunque se van a crear empleos «verdes» en algunas comunidades rurales, existe el riesgo de que se produzcan conflictos de tierras entre la población y los departamentos forestales.

¿Qué implica esto para los inversores?

Los inversores deben comprender estas tendencias a nivel de país porque las empresas en las que invierten no operan en el vacío, sino que están sujetas a los entornos normativos y jurídicos en los que actúan. Por lo tanto, entender qué regiones están a la vanguardia en materia de cambio climático y cuáles están rezagadas puede ayudar a los inversores a evaluar los posibles riesgos y oportunidades de sus carteras.

Tribuna de Stephanie Kelly, economista política de Aberdeen Standard Investments

La inversión sostenible crece en España un 36% en 2019

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Foto cedidaJoaquín Garralda Ruiz de Velasco, presidente de Spainsif . En 2019, la inversión sostenible creció un 36% en España

La inversión sostenible alcanzó los 285.454 millones de euros gestionados en España durante 2019, un incremento del 36% respecto al año anterior, según los datos del estudio La Inversión Sostenible y Responsable en España 2020, elaborado por Spainsif.

El estudio se ha presentado en el XI Encuentro Anual de la entidad, evento patrocinado por Amundi, BBVA, Morningstar y VDOS. Por primera vez en formato online, el evento ha contado con más de 250 asistentes. En él se ha subrayado el crecimiento de la Inversión Sostenible durante 2019, incentivado por el Plan de Acción de Finanzas Sostenibles de la Comisión Europea, el desarrollo de la Taxonomía de actividades verdes, el estándar de bono verde europeo y el aumento de la demanda de las inversiones según criterios ambientales, sociales y de buen gobierno (ESG).

El estudio destaca la consolidación de la Inversión Sostenible en España, fruto de una mayor demanda del inversor ESG y de la tendencia hacia una Inversión Sostenible de calidad, alineada con el futuro marco regulatorio de la UE. Asimismo, subraya el crecimiento de la invesión minorista, que pasa del 15% en 2018 al 19% en 2019. Javier Garayoa, director general de Spainsif, subrayó durante la presentación la urgencia de contar con equipos de análisis y gestión formados en aspectos ESG y la necesidad de ofrecer productos sostenibles tanto para los inversores institucionales como para los ahorradores.

Joaquín Garralda, presidente de Spainsif, también ha resaltado que no sólo se aprecia un aumento notable en el volumen de activos gestionados bajo criterios ESG, sino que “se están experimentando cambios estructurales muy relevantes en la ISR, impulsados principalmente por la Unión Europea. Cambios que están siendo recibidos positivamente por el sector financiero en lo que atañe a la clarificación de los estándares de medición y, en consecuencia, permitiendo una clasificación más rigurosa de los tipos de ISR”.

En su ponencia especializada sobre la Ley de Cambio Climático y Transición Energética Española, Valvanera Ulargui, directora general de la Oficina Española de Cambio Climático, ha valorado el carácter anticipado de este proyecto, que supone “una muy buena carta de presentación para los fondos de recuperación europeos, y donde el sector financiero es tractor y protagonista, con un papel determinante en las decisiones de inversión que se tomen a lo largo de 2020 y 2021, para financiar aquellos sectores adecuados para la transición ecológica e identificar a aquellos sectores que necesiten de un mayor apoyo para avanzar”.

Además, Ulargui ha destacado lo oportuno de la celebración del evento, en un momento de confluencia de dos crisis globales como la pandemia COVID-19 y el cambio climático, que incentivan la aparición de nuevas formas de relacionarse con el sector financiero y apremian la aplicación de un marco normativo que “anticipa riesgos, evita daños y reduce costes de reparación”.

En el evento también se ha presentado el estudio Las inversiones y el cambio climático, que confirma la sensibilidad del inversor sostenible respecto a las finanzas ligadas con la transición energética. Javier Garayoa, director general de Spainsif, ha subrayado la oportunidad de acelerar en las inversiones de transformación y establecer los mecanismos necesarios para garantizar la transición justa.

El impacto del COVID-19 en la ISR

Por otro lado, en una mesa redonda moderada por José Manuel Marqués, director de la División de Innovación Financiera del Banco de España, se ha analizado el impulso que el COVID-19 ha tenido en las inversiones sostenibles durante la pandemia, que se han mostrado como un valor seguro y más rentable que otro tipo de inversiones.

Alberto Gómez-Reino, director de Sustainable Investment & Institutional Asset Allocation en BBVA; Jorge Diaz, responsable de Ventas para Cliente Institucional en Amundi; Dámaso Zagaglia, asociado del equipo Second Party Opinion de ISS ESG; Tomás Conde, ESG senior advisor en la Asociación Española para las Relaciones con Inversores (AERI); y Carlos Bravo, secretario confederal de Políticas Públicas y Protección Social de CCOO, han coincidido en destacar el protagonismo que tendrá la regulación sobre finanzas sostenibles en la recuperación económica y en la aceleración de la transición hacia una economía baja en emisiones de gases de efecto invernadero.

CaixaBank emite su primer bono verde para financiar proyectos de energía renovable

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Pixabay CC0 Public Domain. CaixaBank emite su primer Bono Verde para financiar proyectos de energía renovable

CaixaBank realiza la tercera emisión bajo el marco de bonos verdes, sociales y sostenibles (conocido como ODS Framework) que la entidad publicó en agosto 2019, para apoyar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). En esta ocasión, CaixaBank ha colocado un bono verde de 1.000 millones de euros a seis años, con opción de cancelar anticipadamente el bono a los cinco años por parte del emisor.

El formato del bono ha sido deuda senior no preferente y, por tanto, elegible para el requerimiento de pasivos que pueden absorber pérdidas y para la normativa MREL. Es la primera emisión de deuda senior no preferente de un banco español, que incorpora una opción de amortización anticipada, con el objetivo de optimizar el tratamiento regulatorio de este tipo de instrumentos.

El precio del bono se ha fijado en 85 puntos básicos sobre el midswap, tras rebajar la indicación de precio inicial en 35 puntos básicos y el cupón ha quedado establecido en el 0,375%, el cupón más bajo ofrecido por una entidad española desde que se comenzó a emitir este tipo de deuda en 2017.

A través de esta emisión, CaixaBank canalizará fondos para financiar proyectos que contribuyan a la sostenibilidad medioambiental como, por ejemplo, la reducción de gases de efecto invernadero, la prevención de la contaminación y la adaptación al cambio climático. La entidad destinará los fondos a promover los ODS número 7 y 9. El ODS número 7, energía asequible y no contaminante, tiene como objetivo garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna. CaixaBank ya ha identificado unos 1.800 millones de euros en activos de energías renovables elegibles siguiendo los criterios definidos por el marco ODS del banco.

Por otro lado, el ODS número 9, industria, innovación e infraestructuras, persigue la construcción de infraestructuras resilientes, la industrialización sostenible y el fomento de la innovación. En este sentido, CaixaBank ya ha identificado unos 500 millones de euros en activos inmobiliarios con los requisitos de eficiencia energética necesarios para cumplir con lo estipulado en el marco de la entidad.

Además, desde el banco aseguran que el carácter verde de la emisión ha permitido reducir el coste en más de 10 pbs, con respecto al nivel de financiación tradicional. En el mercado, a este proceso se le conoce como greenium o prima negativa, conseguida por el elevado apetito inversor en activos verdes. La demanda ha alcanzado, además, los 4.500 millones de euros.

“Este bono vuelve a demostrar el alineamiento de la financiación con el modelo de banca social y responsable de CaixaBank. Esta estrategia está siendo reconocida por los inversores de renta fija que muestran cómo la entidad ha sabido reflejar esta estrategia en un marco de bonos verdes, sociales y sostenibles creíble y sólido”, añaden desde la entidad.

La emisión espera contar con una calificación Baa3/BBB/BBB+/A (low) por Moody’s, S&P, Fitch y DBRS, respectivamente. Los bancos colocadores de esta nueva emisión han sido CaixaBank, Citigroup, Crédit Agricole, Credit Suisse, y HSBC.

Se trata de la tercera emisión de bonos verdes sociales y sostenibles bajo el marco ODS de Caixabank. La primera, en septiembre de 2019, consistió en un bono social de 1.000 millones de euros a 5 años en formato de deuda senior no preferente. Tenía, además, el objetivo de luchar contra la pobreza y crear empleo. Esa operación inaugural incluía préstamos de microbank a individuos o familias cuya suma de ingresos disponibles fuese igual o inferior a 17.200 euros, con el objetivo de financiar necesidades diarias como gastos en salud, educación o reparaciones en los hogares y vehículos, así como préstamos a autónomos y pymes en las regiones más desfavorecidas de España.

La segunda emisión, realizada en julio de 2020, fue un bono social COVID-19 de 1.000 millones de euros a 6 años, en formato de deuda senior preferente. En este caso, el objetivo era mitigar los efectos del COVID-19 a través de financiación a pymes y microempresas domiciliadas en las regiones españolas con menos de 19.665 euros por cápita, o con tasas de desempleo superiores al 16.69%. En estas dos primeras emisiones, los fondos captados se destinaron a promover el ODS número 8 Trabajo decente y crecimiento económico.

Marco para la emisión de bonos verdes, sociales y sostenibles

En agosto de 2019, CaixaBank publicó en su web corporativa el marco para la emisión de bonos verdes, sociales y sostenibles en apoyo a los ODS de las Naciones Unidas. El marco obtuvo la verificación de Sustainalytics, como asesor experto independiente, que afirmó que CaixaBank había establecido una agenda “creíble y de alto impacto”. Además, la entidad realizó un roadshow por diferentes ciudades europeas para presentar a los inversores institucionales este marco.

Los ODS son 17 objetivos que se pusieron en marcha en 2015 para el cumplimiento de la Agenda 2030 de la ONU. CaixaBank, por su dimensión y compromiso social, contribuye a todos los ODS a través de su actividad, su acción social y sus alianzas estratégicas integrándolos en su Plan Estratégico y en su Plan de Banca Socialmente Responsable.

La entidad centra su acción en 12 de los 17 objetivos. Entre ellos, asume como prioritarios la lucha contra la pobreza, la generación de empleo y el crecimiento económico y,como destacados, el cambio climático, la igualdad de género, la producción y el consumo sostenible y la industria, innovación e infraestructura. Además, desde el banco buscan  apoyar proyectos con los que promover la salud, la educación, la energía limpia y la paz, entre otros.

Diez enfoques activos ante los desafíos actuales del mercado

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Pixabay CC0 Public Domain. Diez enfoques activos ante los desafíos actuales del mercado

Tras un declive histórico del mercado y un rápido rebote, la rentabilidad del gestor activo se encuentra bajo la lupa. Sin embargo, según AllianceBernstein, los inversores deberían tener en cuenta múltiples perspectivas a la hora de evaluar a los gestores activos en una crisis internacional sin precedentes y un periodo indefinido de incertidumbre económica.

1. Encontrar los ganadores

“Habida cuenta de que la pandemia ha causado daños masivos a diferentes sectores, industrias y empresas, las carteras pasivas mantendrán acciones de muchas empresas gravemente afectadas. Los gestores activos pueden identificar empresas seleccionadas que tienen muchas más probabilidades de soportar la presión y comportarse bien a largo plazo”, asegura la gestora en un artículo publicado en su página web.

Esto resulta ahora más difícil porque la COVID-19 ha provocado dispersiones extremas en diversos indicadores de las empresas. Por ejemplo, las previsiones de beneficios para las empresas del índice MSCI World son ahora más dispersas que en cualquier otro momento en los últimos 20 años (véase el gráfico de la izquierda). Sin embargo, esta dispersión crea un “terreno fértil” para que los gestores activos seleccionen los candidatos más prometedores, basándose en el análisis de modelos de negocio, balances, tendencias de la industria y capacidades de gestión.

2. Las tendencias a largo plazo

Durante periodos más breves, los gestores activos no han obtenido resultados particularmente buenos; pero, a 10 años, la mayoría han superado a sus índices de referencia. “Esto es importante para los inversores con horizontes a largo plazo y puede ayudar a proporcionar el contexto adecuado para hacer frente a la tensión y la volatilidad a corto plazo”, afirma.

En el caso de las large cap estadounidenses, las tendencias de rentabilidad han sido menos impresionantes incluso en periodos de tiempo más prolongados, ya que, según AllianceBernstein, se trata de un espacio “altamente saturado”. Sin embargo, determinadas categorías de gestores activos (como las carteras concentradas) han obtenido unos resultados mucho mejores con el paso del tiempo.

3. La gestión del riesgo es más que una mera caja negra

Desde la crisis financiera mundial, la mayoría de los modelos de riesgo utilizados por los gestores de cartera son mucho más sofisticados, pero también se basan predominantemente en datos históricos. Como resultado, a muchos modelos estándar les costó hacer frente a los efectos sin precedentes de la pandemia, como la interrupción repentina de las cadenas de suministro mundiales, el confinamiento de ciudades o el colapso de la OPEP+.

“Combinar el análisis fundamental de las empresas con una visión holística acerca de cómo los valores, los sectores y los escenarios interactúan de formas nuevas e imprevistas puede ayudar a los inversores a gestionar riesgos sin precedentes para las carteras durante un acontecimiento histórico del mercado”, asegura.

4. Riesgo político: adaptarse a influencias exógenas

Muchos países se están viendo sacudidos por la inestabilidad y la polarización política, mientras que las tensiones geopolíticas se mantienen latentes. Las elecciones estadounidenses, el Brexit y las tensiones comerciales entre EE.UU. y China añaden incertidumbre a un mundo que se enfrenta a los efectos de la pandemia del coronavirus y la recesión.

Los regímenes políticos históricamente han tenido un impacto mínimo en la trayectoria a largo plazo de los mercados de renta variable estadounidense. Sin embargo, las medidas políticas pueden tener un profundo impacto en los sectores, las industrias y las empresas. “Y predecir los vericuetos políticos resulta particularmente difícil”, señala la gestora. En su opinión, los gestores activos disponen de la capacidad y flexibilidad necesarias para ajustar las posiciones que se han vuelto más vulnerables a esos riesgos, e inclinarse por los valores que pueden beneficiarse de las decisiones políticas. “Por el contrario, las carteras pasivas dejan a los inversores plenamente expuestos a sectores o empresas que podrían verse más perjudicados por un acontecimiento político”, advierte.

5. Evitar trampas de concentración

Los índices de referencia tienden a presentar una elevada concentración cuando determinados grupos de valores se ven favorecidos. Por ejemplo, durante la burbuja puntocom de 1999, las acciones tecnológicas representaban el 33% del índice S&P 500; cuando estalló, los inversores que tenían un exceso de ponderación en el sector resultaron muy perjudicados. En la actualidad, cinco de los principales valores estadounidenses representan el 22,6% del S&P 500 y casi el 37% del índice Russell 1000 Growth Index. Y el valor de mercado de las 100 mayores empresas de EE. UU. es ahora superior que el de todos los mercados desarrollados no estadounidenses. “Estas distorsiones pueden resolverse rápidamente cuando cambia la dinámica”, advierte.

Las tendencias aceleradas por la pandemia han impulsado el crecimiento del uso de la tecnología, que ha favorecido la rentabilidad de Microsoft, Apple, Amazon, Alphabet (matriz de Google) y Facebook. “Sin embargo, la historia sugiere que los líderes del mercado no mantienen esa posición para siempre. Los gestores activos pueden proporcionar a los inversores una exposición moderada a algunas de las principales empresas, garantizando al mismo tiempo que una cartera no presente una concentración excesiva en áreas triviales del mercado que pueden ser propensas a una corrección negativa”, sentencia.

Los otros puntos clave a tener en cuenta en un enfoque de gestión activa son:

6. Control de las exposiciones regionales en asignaciones globales

7. Consistencia y estabilidad en la captura alcista/bajista

8. Los ETFs sectoriales pueden conllevar riesgos ocultos

9. La integración de consideraciones ESG

10. La gestión pasiva es más activa de lo que se cree

Para profundizar en cada uno de ellos, puede acceder al artículo completo en este enlace.