El acuerdo sobre un marco arancelario entre la UE y EE.UU. se percibe en general como un alivio para los inversores. En primer lugar, los niveles de aranceles objeto de debate se consideran ampliamente “manejables” tanto para las empresas como para los consumidores, lo que representa sin duda un mejor resultado que los escenarios más pesimistas que se temían.
El acuerdo también reduce la incertidumbre, permitiendo a inversores y empresas planificar con mayor seguridad y ajustar sus expectativas con más confianza.
Aunque este acuerdo aporta un bienvenido alivio, aún persisten algunos puntos a los que prestar atención:
- La incertidumbre no ha desaparecido del todo: los términos del acuerdo aún carecen de cierta claridad, pueden interpretarse de diversas formas y podrían ser revisados en futuras negociaciones. En consecuencia, el riesgo de titulares negativos en torno a los aranceles podría mantenerse.
- Además, los aranceles se están convirtiendo en una parte cada vez más integrada del marco económico global. La administración estadounidense sigue viéndolos como una herramienta de política estratégica, y su influencia podría extenderse más allá del ciclo político actual.
- Aunque la economía en general ha demostrado resiliencia, ya se aprecian señales tempranas de presión relacionada con los aranceles en los datos, que podrían hacerse más visibles con el tiempo. Es probable que estos efectos se materialicen de manera gradual, no abrupta.
- Evaluar el impacto por sectores y compañías sigue siendo complejo: es difícil generalizar de forma amplia.
En Europa, ciertos sectores respiran aliviados; el aeroespacial, por ejemplo, parece haber quedado al margen de medidas adversas. También hay cierto alivio al comprobar que los escenarios más negativos no se han materializado y que parte de la incertidumbre empieza a disiparse. No obstante, persiste la ambigüedad en sectores como el de vinos y licores, así como en farmacéuticas pendientes de decisiones regulatorias finales.
En EE.UU., los anuncios de un aumento del gasto en defensa que beneficiará a las compañías nacionales, junto con una asignación destacable de 250.000 millones de dólares anuales para compras de energía, podrían suponer un impulso relevante para ambos sectores.
Dicho esto, aunque el repunte inicial del mercado puede estar justificado en este contexto, sigue siendo esencial adoptar un enfoque más selectivo y centrado en compañías específicas. Factores clave a considerar incluyen:
- su exposición a los aranceles,
- la resiliencia de su cadena de suministro,
- su presencia manufacturera en EE.UU.,
- su capacidad de fijación de precios,
- y su habilidad para trasladar los aumentos de costes a sus clientes.
Estos elementos deberían ser centrales en cualquier análisis de inversión.
Tribuna de opinión escrita por Raphaël Thuin, director de Estrategias de Mercados de Capitales en Tikehau Capital.