Hasta ahora el motor del bajo crecimiento que ha registrado la economía mexicana ha sido el sector externo, el mercado interno se encuentra estancado. Las perspectivas del sector externo no son nada favorables. Debido a la guerra comercial que ha establecido el presidente Trump ante diversos países como China y la Unión Europea, la incertidumbre sobre la salida de Inglaterra de la Unión Europea y sus consecuencias en dichas economías, así como los conflictos del medio oriente, se pronostica una reducción en la actividad económica a nivel mundial.
En la medida que el crecimiento de la economía de los Estados Unidos disminuya nuestras exportaciones también reducirán su dinamismo y por lo tanto el crecimiento de la economía mexicana disminuirá y la recesión será inminente.
Ante estas circunstancias es necesario encontrar otras formas de dinamizar al mercado interno para que sea la fuente del crecimiento. Pero fomentarlo no es a través de transferencias del gobierno a diversos grupos de la población, las cuales pueden estar justificadas desde el punto de vista de la equidad o político, pero no constituyen una forma permanente de incrementar el mercado interno. Se requieren mecanismos que den sustento en el tiempo a la demanda interna.
Una forma en que se podría lograr esto es combatiendo el contrabando de bienes que existe. Hay una gran cantidad de bienes que entran al país de manera ilegal que se comercializan en el mercado formal e informal que sustituyen a bienes que pudieran ser producidos aquí o que se hubieran importado de forma legal y en cualquier caso pagarían impuestos, contribuyendo a las finanzas públicas. No se trata de un contrabando hormiga, sino de una magnitud considerable, por lo que un control adecuado de las aduanas de la frontera norte y de los principales puertos marítimos debería ser suficiente para erradicarlo o al menos disminuirlo de manera sustancial. Los puntos de entrada al país están bien identificados y son unos cuantos. Se requiere poner orden y terminar con la corrupción en las aduanas del país y para ello se necesita una determinación del gobierno y poner en práctica una estrategia para lograrlo. Entre las medidas requeridas se encuentra la identificación de los principales personajes involucrados y su mecánica operativa, así como los instrumentos para contener y erradicar el contrabando. Enfocar el esfuerzo en las aduanas es mucho más eficiente que en los puntos finales de comercialización.
En la medida que el contrabando disminuya, parte de la demanda por dichos bienes se reorientará por bienes nacionales generando incrementar la producción en el país con sus implicaciones favorables sobre el empleo y ello detona un circulo virtuoso producción consumo. Adicionalmente tendría la ventaja de que se envía una señal de que se cumple con el estado de derecho y que se protege tanto a los consumidores como a los productores. Es una acción que contribuye a darle certeza al sector empresarial con hechos y no nada más con discursos.
Es urgente encontrar formas de realmente incrementar la demanda interna, porque continuar dependiendo de las exportaciones en un contexto de desaceleración económica mundial nos asegura una recesión en el país.
Columna de Francisco Padilla Catalán