Con las valoraciones en las bolsas públicas por las nubes, y una creciente oleada de compañías que deciden mantenerse en el espacio privado por más tiempo, ¿cómo pueden conjugar los inversores ambos mundos? El enfoque de la gestora escocesa Baillie Gifford pasa por no perderse las oportunidades en ninguno de los dos, sino aplicar un proceso riguroso de inversión con un horizonte de inversión de muy largo plazo y fuerte sesgo growth que les ha llevado a invertir en compañías muy innovadoras cuando aún estaban en la arena privada, y a seguir invirtiendo en ellas una vez que debutaron en los mercados públicos. Ha sido por ejemplo el caso de Alibaba, donde empezaron a invertir dos años antes de que saliera a bolsa. Baillie Gifford celebró recientemente en Edimburgo su European Media Day, en el que expuso su visión de los mercados públicos y privados.
De hecho, la compañía tiene invertidos actualmente hasta 17.000 millones de dólares en compañías públicas en las que ya habían invertido cuando eran privadas. “Cuando analizamos los equipos de compañías para nuestras estrategias de private equity, sería irresponsable no tener en cuenta las décadas de análisis en compañías públicas de Baillie Gifford. Todas las compañías privadas que tenemos en cartera tienen algún tipo de conexión con otras compañías cotizadas en las que hemos invertido en el pasado”, explica Rachael Callaghan, especialista de inversión de Baillie Gifford.
Cifras mareantes
Algunos de los números que arrojan hoy mercados públicos y privados pueden llegar a ser abrumadores. Por ejemplo, dos tercios del índice MSCI ACWI son compañías estadounidenses. Es más, un 25% del índice global está concentrado en 9 compañías estadounidenses, “y la otra es TSMC”, puntualiza Ben James, también especialista de inversiones de Baillie Gifford. Solo la capitalización récord de NVIDIA, cinco billones de dólares, puede provocar mareos, especialmente si se tiene en cuenta que el PIB de China son 11 billones. Sin embargo, observa James, al mismo tiempo los mercados públicos hoy se han vuelto mucho más pequeños, con la bolsa británica como botón de muestra: si hace años cotizaban en la London Stock Exchange más de 10.000 compañías, hoy ese número ha descendido hasta alrededor de 4.000.
En la arena privada también hay datos fenomenales para resaltar: el 90% de las compañías con ingresos superiores a los 100 millones de dólares y el 96% de las europeas no cotizan en bolsa. Según cálculos citados por Rachael Callaghan, hoy pueden contarse unas 600 compañías en EE.UU. que puedan clasificarse como “unicornios” (compañías privadas con un valor mínimo de 1.000 millones de dólares).
Y el apetito no se ha terminado, según subraya la experta: si Amazon captó 9 millones de dólares de financiación en rondas privadas antes de debutar en bolsa, Google unos 14 millones y PayPal, 250 millones, este año OpenAI ha batido todos los récords al obtener en el primer trimestre de 2025 hasta 40.000 millones de dólares en una ronda histórica que ha catapultado a la empresa a un valor estimado de 300.000 millones de dólares. Esto no queda aquí. Como afirma Ben James, “en un par de años es posible que haya compañías valoradas en miles de millones con tan solo dos empleados”, gracias al avance de la IA.
Callaghan explica que actualmente el mercado considera que las compañías privadas equivalentes a las “Siete Magníficas” (por tamaño) son OpenAI, Anthropic, SpaceX, Stripe, Databrics, xAI y Anduril Industries, aunque ella también añadiría a la china Bytedance (matriz de Tik Tok). “Vemos niveles récord de retornos y entusiasmo, y altos niveles de concentración tanto en los mercados públicos como en los privados”, concluye Callaghan.
La importancia del largo plazo
Aunque cada vez haya más compañías que optan por retrasar su salida a bolsa, o por volver al espacio privado, Ben James afirma con rotundidad: “Todavía quedan grandes compañías cotizadas”. Como es natural, la IA está en el corazón de múltiples inversiones de la gestora: “El cambio va a ser tan rápido que necesitas invertir en las compañías que van a impulsar esa transformación, no invertir en las que ya lo han hecho”, asevera Ben James.
El experto alerta sobre el creciente dominio de la gestión pasiva, que caracteriza por un creciente riesgo técnico de fondos que cubren índices y que contribuye a amplificar la volatilidad – “la reacción de los fondos cuantitativos es mucho más grande que hace cinco años”-, con un impacto particularmente sensible para los inversores minoristas.
Frente a estos movimientos del mercado, muy guiados por el momento, James pone en valor la gestión activa. Por ejemplo, destaca que 297 compañías del índice Russell 3000 reportaron beneficios superiores a las Siete Magníficas, entre ellas compañías en las que invierte Baillie Gifford, como Doordash o Roblox. “Si no tienes exposición a estas compañías tienes riesgo de concentración”, resume el experto.
El enfoque de inversión de Baillie Gifford se caracteriza por invertir en compañías con modelos de negocio que definirán el futuro de la economía o, como afirma Ben James, “nos enfocamos en las compañías que están impulsando el cambio en vez de seguir a los índices, que funcionan como un espejo retrovisor”. La gestora cuenta con un gran historial de éxito al respecto: empezaron a invertir en ASML en 1997, en NVIDIA en 2016 y en Cloudfare, en 2020. Ben James destaca el caso de Tesla: invirtieron en la compañía de Elon Musk en 2012, cuando tenía una capitalización de 3.000 millones de dólares; la compañía entró en el S&P 500 en 2020 con más de 730.000 millones y hoy tiene un valor en bolsa de 1,4 billones, y siguen invirtiendo en ella.
El especialista de inversión destaca la importancia de mantener la calma y estar dispuestos a invertir en los buenos tiempos y en los malos, siempre que la tesis de inversión siga siendo válida: “Desde que empezamos a invertir en NVIDA en 2016, el valor ha registrado caídas superiores al 30% seis veces, y ahora ha alcanzado una capitalización récord de 5 billones de dólares”. Más allá de este ejemplo, el experto subraya la fuerte relación entre el crecimiento fundamental y el retorno relativo frente al índice que han detectado en la compañía, y que los ha llevado a concluir que, las compañías capaces de hacer crecer sus beneficios un 20% en cualquier periodo de cinco años seguidos han generado mejores retornos que el resto con independencia del ciclo y de quién está en la Casa Blanca.
Este enfoque contrasta con las tendencias del mercado: el experto indica que hoy el periodo medio que se mantiene en cartera una acción de la bolsa de Nueva York es de tan solo 10 meses. Esto ha llevado a Baillie Gifford a considerar que su amplio horizonte de inversión supone de facto una ventaja competitiva: “Si eres capaz de encontrar e invertir ahora en las compañías que estarán en el primer quintil en 2030, podrás batir al mercado”, concluye su representante.
Oportunidades emocionantes en el mercado privado
¿Por qué cada vez más compañías deciden no salir a bolsa para financiarse? Rachael Callaghan aporta varias ideas al respecto. En primer lugar, explica que las compañías privadas no necesitan publicar resultados trimestrales, lo que les permite mantener una mentalidad de inversión en el largo plazo. En segundo lugar, constata que, a diferencia con las cotizadas, estas compañías pueden permitirse el lujo de elegir quiénes quieren que sean sus inversores. “Estas compañías no quieren ceder control, son ambiciosas, están muy financiadas y muy enfocadas a cumplir con su misión”, resume.
Así, obtener acceso a esta clase de empresas resulta clave; no solo por la perspectiva de capturar parte de la fase de crecimiento, sino también como una manera de ganarse la confianza de los equipos directivos, algo que consideran clave dentro de la gestora: “Cuando ya han alcanzado ciertas fases de crecimiento, los dueños de estas compañías necesitan asesoramiento sobre los siguientes pasos que tienen que dar, y Baillie Gifford es de las pocas gestoras que tienen interés en saber cómo una compañía privada podría portarse siendo pública”, resume la especialista.
Del lado gestor, la experta habla de que el mundo privado está lleno de “joyas por descubrir”, compañías que define como “muy transformacionales y emocionantes”. Pone como ejemplos a la compañía italiana de software Bending Spoons – que recientemente ha comprado AOL al fondo Apollo en una operación histórica-, a Stripe, que consiguió procesar 1,4 billones de dólares en pagos en 2024, o a SpaceX, que lanzó 134 cohetes al espacio en 2024, mientras que China lanzó 68. “Si no tienes una asignación específica a acciones growth te vas a perder toda esta innovación. El acceso a estos negocios es clave”, insiste Callaghan.



