Según Fabien Roualdes, Co-Head de la estrategia de private equity en Aerospace & Defense en Tikehau Capital, la inversión en defensa presenta en estos momentos oportunidades de inversión y existen argumentos para que pueda ser considerada como una inversión ESG. Roualdes ofreció estas explicaciones en su reciente visita a España, coincidiendo con el levantamiento de capital para el segundo fondo de private equity centrado en defensa de la firma, el Tikehau AAP2; la estrategia dará continuidad al primero, lanzado en 2020, con 750 millones de euros, y que cuenta con 14 compañías. En este segundo ya se ha invertido en otras dos y el objetivo de la firma es conseguir un tamaño final entre 800 y 1.000 millones de euros a entre tres o cuatro años vista.
Tras recordar la incursión rusa en Polonia con drones o el bombardeo de Israel a un objetivo de Hamás en Qatar, calificó ambos eventos de “casi inimaginables” hace unos pocos años. Roualdes, consciente de que el mundo “está cambiando y acelerándose de alguna manera”, prefiere calificar esta nueva etapa geopolítica como “una nueva era de unilateralismo” impulsado principalmente por Estados Unidos, en el que el presidente Donald Trump “está haciendo lo que Estados Unidos siempre ha hecho: proteger los intereses estadounidenses”.
Roualdes, en este nuevo escenario mundial, recalca que “la soberanía es fundamental” y avisa de que en la firma llevan mucho tiempo usando esta palabra, incluso antes del COVID, y por ese motivo la industria aeroespacial y de defensa es de máxima relevancia para Tikehau Capital. El gestor muestra una formación fuera de lo común en la industria, al ser ingeniero mecánico por la École Nationale d’Ingénieurs, lo que le ha dado capacidad analítica para abordar la inversión en un sector en auge como es el de la defensa al tiempo que tiene en consideración el desafío que supone la defensa de los criterios de sostenibilidad y responsabilidad social.
De ahí que el experto se muestre consciente de que el cambio climático es una amenaza, “lo que significa que los votantes impulsarán la acción” y esto, a su vez, provocará que la regulación sea inconsistente entre países. Por ejemplo, recuerda que Europa tiene una regulación más estricta que, probablemente, cualquier otro país. “Esto genera cierta ventaja o desventaja competitiva. Esto, sin duda, ralentizará el comercio mundial”. También es consciente de que el acceso a los recursos será más difícil con el tiempo, lo que, “lamentablemente, generará más conflictos”.
Por último, el gestor está convencido de que la inversión en defensa será una tendencia a largo plazo. Roualdes anticipa que Estados Unidos protegerá sus intereses y considera que centrarse en Trump “es un error”, ya que el presidente estadounidense “solo es muy explícito y directo”, mientras que la administración demócrata anterior “también ha estado protegiendo los intereses de Estados Unidos con mucha firmeza”. Tampoco olvida que Rusia “es una amenaza”.
Así, el experto cree que Europa no tiene más remedio que seguir comprando material armamentístico a Estados Unidos a corto plazo, pero anticipa que, a medida que la industria europea crezca, las compras de los países europeos aumentarán desde el 18% actual en fabricantes europeos tan potentes como Airbus, Saab, Safran, Thales, Leonardo, BAE Systems o Rheinmetall. “Es una industria enorme”, afirma.
Con el aumento del presupuesto de defensa y la consiguiente desviación a favor de los fabricantes europeos, desde Tikehau Capital esperan “un crecimiento muy elevado de las oportunidades de defensa en Europa”, con previsión de que “el gasto en fabricantes europeos de defensa se espera que alcance el 30% o 40% del total. Sin embargo, el 5% del PIB destinado a Defensa (reclamado por Donald Trump en la última cumbre de la OTAN) es probablemente demasiado ambicioso. Creemos que el 3,5% es más plausible, lo cual ya supone un crecimiento muy significativo”, señala.
Una inversión responsable
La forma en que desde Tikehau Capital analizan la situación del marco geopolítico es la misma que la que utiliza para la descarbonización, partiendo de un marco amplio y analizando con mucho detalle todos los ángulos de inversión. Es por eso que Roualdes llega a la siguiente afirmación: “Llevo 20 años trabajando en el sector aeroespacial y de defensa. Soy ingeniero mecánico y creo firmemente que invertir en nuestra defensa es muy socialmente responsable”.
La primera razón que da Roualdes es que, si queremos un mundo estable, “desafortunadamente, necesitamos invertir en defensa; para mantener las democracias, tenemos que invertir en defensa”. Pero esa inversión cuenta con un marco de actuación “extraño”, en palabras de Roualdes, “porque se necesitan armas, para como dicen los americanos ‘eliminar a los malos y no a los buenos’”.
Este marco de actuación en defensa está basado en la ley occidental y el experto lo deja claro con un ejemplo: si una compañía como Airbus recibe un pedido de un país, le pregunta al gobierno de su país si puede desarrollar el proyecto. Si recibe el visto bueno, pues no hay problema. En caso contrario, no se sigue adelante.
Es más, detalla que incluso si el pedido procede de un país que no es un enemigo directo, se puede denegar el encargo porque existe un mercado secundario en la industria de la defensa, por lo que en un futuro no se sabe si ese país puede revender ese producto, incluso si se trata de uno inocuo. “En definitiva, desafortunadamente, no se puede decir que un aliado de hoy vaya a seguir siéndolo el día de mañana”, asegura.
El fondo Tikehau AAP2 cumple criterios de no inversión, poniendo mucho cuidado en comprobar que las compañías en las que entran no venden proyectos a países que no son aliados ni comercializan productos controvertidos, como dispositivos explosivos. Tampoco invierten en fabricantes relacionados con armas, ya sean nucleares, fusiles o de otro tipo: “No es nuestra tesis; estamos lejos de ese tipo de inversiones. Tenemos unos criterios de due diligence muy serios”, concluye.
Optimismo, pero con desafíos
Si bien es cierto que Roualdes es optimista, también ve desafíos que esta industria debe afrontar. La más relevante es la fragmentación, por la presencia de competidores europeos en los mismos segmentos, mientras que “Estados Unidos no tiene este problema”. Por este motivo, el experto reconoce que, en el ámbito de la defensa europea, en Tikehau Capital centran sus inversiones en el segmento relativo a la aviación, dejando de lado el ámbito marino, terrestre y aeroespacial.
Como reto adicional apunta a la ausencia de procesos de fabricación con economía de escala, lo que genera “un negocio local basado en proyectos”, en el que se fabrican pocas unidades de cada vez, frente a la producción masiva que se puede llevar a cabo en EE.UU. No va a fabricar cientos como en Estados Unidos”. Para el experto, Airbus supone el ejemplo a seguir en esta capacidad de integración para fabricar a escala, hasta el punto de afirmar que la compañía es “probablemente, el único éxito industrial en Europa”.
Para Roualdes, la manera de corregir estos desafíos pasará necesariamente por una mayor consolidación del sector, de ahí que vaticina que en los próximos 5 a 10 años habrá megafusiones en las empresas de defensa naval, aeroespacial y terrestre: “Así es como el continente triunfará, teniendo campeones europeos, y no nacionales”. Eso sí, admite que será “muy difícil, porque cada nación tendrá que ceder un poco”.
El experto también explicó que los drones formarán parte del conflicto mañana, pero no interrumpirán ni reemplazarán por completo todos los instrumentos de defensa aérea ni lo que una fuerza aérea entrenada es capaz de hacer. Por lo tanto, considera que en el negocio de los drones, “sí, hay oportunidades”, aunque, de momento, prefiere tener una postura conservadora en este segmento.