El oro cerró la sesión del primer viernes de agosto al alza, impulsado por la recuperación de los activos refugio tras la publicación de un informe de nóminas estadounidenses más débil de lo esperado. Los datos, la política monetaria estadounidense, las decisiones de los bancos centrales, los flujos de inversión y los factores geopolíticos constituirán los principales catalizadores a vigilar en el caso del oro, pero también de otras materias primas.
“El comportamiento del oro en la primera mitad del año ha sido notable. El metal precioso ha encadenado una serie de máximos históricos, impulsado por un entorno macroeconómico de incertidumbre moderada, expectativas de política monetaria más laxa y una demanda estructuralmente sólida. Con este contexto, resulta razonable anticipar que el oro podría registrar nuevos máximos en lo que resta de año”, defiende Chris Mahoney, gestor de inversiones Oro y plata de Jupiter AM.
Además, recuerda que, históricamente, el segundo semestre suele ser favorable para el oro. “Desde 1971, los rendimientos medios en esta parte del año han superado los del primer semestre, lo que refuerza las perspectivas alcistas. A esto se suma una baja exposición general de los inversores al oro, lo cual deja margen para una mayor participación, tanto institucional como minorista”, añade Mahoney.
En opinión de Thomas Bollinger, estratega de inversiones senior en J. Safra Sarasin Sustainable AM, el oro ha entrado en un nuevo régimen en 2022. “Múltiples factores, además de las tensiones geopolíticas, también contribuyen a este enorme repunte del oro. Los bancos centrales continúan adquiriendo oro para diversificar sus reservas de divisas alejándolas del dólar a un ritmo elevado. El oro es ahora el segundo activo de reserva más importante, por detrás del dólar, pero por delante del euro. Por lo tanto, su papel se ha reorientado hacia su antigua función como activo de reserva sin riesgo emisor, pero también como garantía potencial para la financiación pública y comercial. En general, el oro es la divisa anti-fiat que proporciona una cobertura frente a una posible devaluación de la moneda”, explica Bollinger.
Más allá del oro
Respecto a la plata, el experto de Jupiter AM, reconoce que se ha mostrado algo “rezagada”, pero que sigue teniendo un gran potencial. “En paralelo al oro, la plata también ha mostrado un comportamiento positivo, con un alza del 24 % en lo que va de año. No obstante, el metal blanco todavía cotiza un 26 % por debajo de su máximo histórico. Dada la alta correlación entre ambos metales en ciclos alcistas, y considerando que la plata suele superar al oro en estos contextos, no sería sorprendente verla romper sus techos anteriores incluso antes de finalizar el año”, destaca Mahoney.
Según su experiencia, la dinámica de la plata es particularmente sensible a los flujos de inversión. “Se trata de un mercado estrecho, con un déficit estructural que ya se ha extendido por cuatro años consecutivos. Una demanda adicional —aunque modesta— puede tener efectos exponenciales sobre los precios. Además, la ratio oro/plata, que actualmente se sitúa en 91, se encuentra en el extremo superior de su rango histórico, lo que sugiere que la plata podría estar infravalorada frente al oro, reforzando su atractivo relativo”, explica.
Otro caso destacado es el cobre que, según Benjamin Louvet, director de Gestión de Materias Primas de Ofi Invest AM, pese a que las reservas y recursos son suficientes, el ritmo de aumento de la producción no es capaz de satisfacer la mayor demanda a causa de la transición energética, el crecimiento de la economía y la electrificación. En consecuencia, el mercado podría colapsar. “Las tensiones que rodean a la oferta de metales necesarios para la transición energética y los puntos de inflexion tecnológicos han hecho que los gobiernos locales sean más conscientes de la riqueza potencial del cobre, complicando las negociaciones de los contratos”, indica.
Según explica, el primer problema con el que se enfrenta la producción de cobre es saber si hay reservas y recursos suficientes en el planeta. “Las reservas son los depósitos que han sido descubiertos, se han evaluado y se consideran explotables tanto tecnológica como económicamente. Los recursos son mayores, e incluyen las reservas, los depósitos de cobre que se han descubierto y que son potencialmente rentables en caso de subidas de precios y avances tecnológicos, así como los depósitos que no han sido descubiertos pero cuya existencia anticipan estudios geológicos preliminares”, apunta.
El petróleo y sus desequilibrios
Por último, los expertos ponen el foco en el comportamiento que está teniendo el petróleo. En la sesión del viernes 1 de agosto, cerró con una caída pronunciada, reflejando un escenario de creciente desequilibrio entre la oferta y la demanda. Según explica Antonio Montiel, director de Análisis de ATFX Education, el movimiento fue impulsado por dos factores principales: por un lado, el informe de empleo de Estados Unidos reveló la creación de solo 73.000 puestos de trabajo en julio, una cifra muy por debajo de lo esperado, lo que elevó la tasa de desempleo al 4,2%.
“Este dato refuerza las señales de desaceleración en la economía estadounidense y genera preocupación sobre una posible contracción en la demanda energética. Por otro lado, la OPEP+ ha indicado la posibilidad de aumentar su producción en hasta 548.000 barriles diarios a partir de septiembre, lo que añade presión adicional sobre los precios en un mercado que ya comienza a descontar un exceso de oferta”, señala Montiel.
En su opinión, en este contexto, el petróleo enfrenta una presión bajista combinada: debilidad en la demanda y aumento en la oferta. “Si los próximos datos laborales en EE.UU. continúan decepcionando, la presión descendente sobre los precios del crudo tenderá a intensificarse”, concluye.