Los inversores juegan un papel fundamental en la transición energética, ya que tienen la capacidad de identificar y capitalizar las oportunidades que nos impulsarán hacia este cambio. Según concluye un estudio realizado por KPMG, las inversiones estratégicas en descarbonización, eficiencia, energías renovables e infraestructuras son esenciales para abordar los desafíos que plantea el calentamiento global.
Una de las conclusiones clave de este informe es que, a pesar de los desafíos recientes, la mayoría opina que la inversión está acelerándose rápidamente: “El 72 % de los inversores cree que las inversiones en activos relacionados con la transición energética están aumentando de forma rápida. Incluso después de un período de altas tasas de interés e inestabilidad geopolítica, los inversores siguen comprometidos con la búsqueda de inversiones en tecnologías y proyectos de energía limpia”.
De hecho, de los 3 billones de dólares estadounidenses previstos para la inversión global en energía en 2024 —un récord histórico—, unos 2 billones se destinarán a tecnologías e infraestructuras de energía limpia, casi el doble de la inversión en combustibles fósiles para ese año. En concreto, según KPGM, hay cuatro áreas principales a las que irán destinados esos 2 billones de dólares: eficiencia, energías renovables, almacenamiento/redes y transporte— constituyen la mayor parte de los 2 billones de dólares estadounidenses previstos como inversión global en activos de transición energética en 2024. “Esta cifra incluye 771.000 millones de dólares en energías renovables, 669.000 millones en eficiencia y electrificación (que abarca transporte, edificios e industria) y 452.000 millones en redes y almacenamiento”, señalan.
Su interpretación de estos datos es que el alcance de la transición significa que la inversión no se limita a las empresas y proyectos energéticos tradicionales. En su lugar, se extiende a startups, empresas tecnológicas, compañías industriales, de materiales y recursos naturales, industrias intensivas en energía y empresas de servicios dentro de la cadena de suministro.
Además, según recoge la encuesta* que soporta este informe de KPMG, los inversores creen que se pueden lograr avances en muchos contextos diferentes utilizando métodos y tecnologías variados. Estos incluyen procesos industriales mejorados, electrificación, máquinas y electrodomésticos de alta eficiencia, aislamiento mejorado de edificios, techos reflectantes, iluminación natural y sombreado en el diseño arquitectónico, y la automatización inteligente de procesos como iluminación, calefacción, refrigeración y otros.
Las oportunidades
Ahora de analizar dónde creen que los inversores qué están las oportunidades, la conclusión es que consideran que existe un amplia gama de activos, por lo que no se han centrado en un único tipo de activo ni segmento. Según el documento, en los últimos dos años, el 64% ha invertido en tecnologías de eficiencia energética (incluida la electrificación); un 56% ha invertido en energías renovables y de bajas emisiones de carbono; un 54% en almacenamiento de energía e infraestructura de red; y un 51% en transporte e infraestructura relacionada. Esta variedad destaca la amplitud de oportunidades para los inversores, ya que cada área de interés abarca múltiples sistemas y tecnologías diferentes.
Un comentario especial merecen los combustibles fósiles, ya que los inversores siguen creyendo que todavía tienen un papel, aunque el 25% reconoce que realiza nuevas inversiones en energía derivada de combustibles fósiles. “A pesar del rápido crecimiento de las energías renovables, todas las proyecciones creíbles prevén que los combustibles fósiles desempeñarán un papel decreciente pero vital en la combinación energética durante las próximas dos décadas. Los últimos años han demostrado cómo los combustibles fósiles (particularmente el gas natural) siguen siendo cruciales para la seguridad energética, y será necesario realizar más inversiones para satisfacer la demanda energética a medida que avance la transición”, argumenta el informe de KPMG.
Gestión del riesgo
Otra conclusión relevante es que los inversores consideran que las analizan son clave para gestionar los riesgos. Por ello, el 94% de los inversores en transición energética priorizan encontrar socios que puedan compartir los riesgos. Según el informe, los enfoques colaborativos son fundamentales para el éxito de los proyectos de transición energética, ya que permiten a las empresas compartir riesgos, recursos y conocimientos especializados. “Las alianzas entre diversas industrias, así como entre los sectores público y privado, reducen los riesgos no solo al disminuir la exposición financiera, sino también al combinar diferentes ventajas, infraestructuras, influencias, relaciones y experiencia”, apunta el documento.
Por último, los inversores reconocen que les preocupa los riesgos regulatorios o de políticas, además de suponer una barrera para invertir en activos de transición energética. El informe reconoce que estos riesgos son difíciles de gestionar para los inversores, y la incertidumbre resultante puede retrasar o impedir que los flujos de capital lleguen a las iniciativas de transición energética. “Entornos regulatorios estables, transparentes y consistentes pueden mejorar las oportunidades de inversión a largo plazo en energía limpia e infraestructura”, señala el documento en sus conclusiones.
Las perspectivas
La inversión en activos de transición energética se ha acelerado significativamente desde 2020, pasando de aproximadamente 1,2 billones de dólares en 2020 a más de 2 billones en 2024. Sin embargo, KPMG estima que necesitamos invertir casi el triple cada año en la segunda mitad de esta década para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París.
Aunque cree que seguramente tomará más tiempo del deseado alcanzar esos niveles, existen razones para esperar una rápida expansión en las inversiones en transición energética durante los próximos años.
Según su análisis, en los últimos años, los mayores costes de financiamiento han ralentizado muchas inversiones en transición energética. “Un cambio en las tasas de interés o en la inflación puede afectar significativamente la viabilidad económica de un proyecto, dificultando su avance. En Estados Unidos, muchos acuerdos de compra previamente establecidos a nivel estatal se volvieron inviables debido a cambios en las tasas de interés. Sin embargo, a medida que la inflación global retrocede de sus máximos recientes, los bancos centrales en todo el mundo están bajando (o se espera que bajen) sus tasas de interés. Existe una alta probabilidad de que la actividad de fusiones y adquisiciones continúe en aumento a medida que mejoran las condiciones financieras y se invierten los capitales retenidos”, destaca el informe.
En opinión de Adrian Scholtz , socio y responsable de Global Energy Deals en KPMG International, las condiciones actuales del mercado exigen un monitoreo cuidadoso de las señales de las tasas de interés y de los indicadores macroeconómicos. “Los inversores astutos son jugadores activos y estratégicos que anticipan cambios, comprenden el panorama económico general y actúan rápidamente para asegurar inversiones que prometen sólidos rendimientos en un entorno de tasas dinámicas”, sostiene Scholtz.
*Para elaborar este informe, KPMG ha entrevistado a 1.400 ejecutivos senior procedentes de 34 países y 11 sectores que trabajan en organizaciones que son inversores activos en la transición energética.