A medida que nos adentramos en la segunda mitad de 2025, los inversores se encuentran en una encrucijada entre la incertidumbre y la aparición de tendencias que podrían estabilizarlos. Según el balance que hacen desde UBS Global Wealth Management, en la primera mitad del año, tuvieron que lidiar con cambios en las políticas, fluctuaciones en la confianza y acontecimientos geopolíticos.
Sin embargo, bajo la superficie, se están perfilando las líneas maestras de un entorno más constructivo que, previsiblemente, irán ganando visibilidad en los próximos meses. «A corto plazo, vemos un potencial alcista comparativamente mayor en Estados Unidos y los mercados emergentes que en Europa. Nos decantamos por la exposición a oportunidades de crecimiento estructural para aprovechar el rendimiento esperado a corto y largo plazo», señala Mark Haefele, director de Inversiones de UBS Global Wealth Management.
Sobre la asignación de activos, Haefele apunta: «En renta variable, nos decantamos por temas de crecimiento como la inteligencia artificial, la energía y los recursos, y la longevidad. También nos gustan los bonos de calidad a medio plazo y el oro. Consideramos que el dólar estadounidense no es atractivo».
Cinco aspecto a vigilar
En este contexto, Haefele identifica cinco factores clave que, según anticipan, impulsarán los resultados de inversión en los próximos meses. El primero de ellos son las políticas comerciales y fiscales de Estados Unidos, que están tomando forma de manera gradual. Según explica, aunque la expiración de la pausa arancelaria “recíproca” de EE.UU. y los debates legales en torno a la base jurídica de los aranceles podrían generar volatilidad a corto plazo, espera que el contorno final de la política comercial estadounidense se aclare en las próximas semanas. «Mientras tanto, las acciones del Tesoro y del poder legislativo, incluida la Ley de Una Gran y Hermosa Ley (“One Big Beautiful Bill Act”), deberían aportar mayor claridad a la política fiscal. Si bien los aranceles elevados y los déficits persistentes pueden desestabilizar periódicamente a los mercados, no esperamos que pongan fin a la expansión económica general ni que desencadenen una caída sostenida del mercado», señala el CIO.
En segundo lugar apunta que el riesgo geopolítico sigue siendo una característica del entorno actual. Considera que los conflictos en curso en Oriente Medio y Europa del Este representan riesgos extremos, por lo que señala que el reto para los inversores es cómo diversificar y cubrir eficazmente el riesgo de una posible escalada.
«En tercer lugar, esperamos una caída de los tipos de interés y de los rendimientos de los bonos. La Reserva Federal ha mantenido las tasas sin cambios en la primera mitad del año, pero prevemos que reanude los recortes en la segunda mitad. Creemos que los tipos más bajos, el menor crecimiento, la inflación más lenta y los flujos hacia activos refugio darán lugar a rendimientos más bajos en los bonos de alta calidad hacia fin de año», añade como factor decisiones.
En cuarto y quinto lugar, lanza dos ideas: «Por un lado, anticipamos una mayor debilidad del dólar estadounidense. Tras una caída significativa en la primera mitad del año, el ritmo de depreciación podría moderarse, pero esperamos que la tendencia a largo plazo de ‘desdolarización’ continúe. Y, por último, consideramos que las tendencias estructurales de crecimiento —en particular la inteligencia artificial, la energía y los recursos, y la longevidad— seguirán impulsando los rendimientos del mercado de renta variable, respaldadas por una mayor innovación, adopción y monetización durante la segunda mitad del año y más allá».
Posicionamiento de las carteras
Ante este panorama, el director de Inversiones de UBS Global Wealth Management considera que los inversores deberían alinear sus carteras con estos factores clave mientras gestionan el riesgo de una volatilidad renovada. «Para quienes tienen una asignación insuficiente a renta variable, aumentar progresivamente la exposición a acciones globales diversificadas o a carteras equilibradas puede ayudar a posicionarse para obtener mayores rendimientos potenciales en los próximos años. Dado que los tipos sobre el efectivo ya son bajos o están próximos a caer, recomendamos destinar efectivo a bonos de calidad y estrategias de ingresos diversificadas, lo que puede ayudar a mejorar el rendimiento y la durabilidad de los ingresos», afirma.
Además, Haefele cree que este es un buen momento para revisar las exposiciones cambiarias y considerar la reducción de las tenencias excesivas en dólares mediante coberturas o diversificación. «Vemos el oro como una cobertura eficaz contra los riesgos geopolíticos. Es probable que el metal también reciba apoyo adicional por parte de un dólar estadounidense más débil, la caída de los tipos de interés reales, y la demanda tanto de bancos centrales como de inversores. Dado que los diversificadores tradicionales como el dólar estadounidense y los bonos del Tesoro de EE.UU. se han mostrado menos fiables, creemos que los inversores también deberían considerar activos alternativos, incluidos los fondos de cobertura y los mercados privados», concluye.