El flujo constante de efectivo que ha entrado en renta variable en 2013 ha hecho subir los índices bursátiles en todo el mundo y ha desafiado muchas expectativas de retroceso. A lo largo del camino, los inversores han ignorado algunos datos económicos dispares, así como la preocupación por Chipre y la crisis del presupuesto federal de EE.UU. Philippe Waechter, economista jefe de Natixis Asset Management, comparte su opinión sobre el futuro de los mercados y si áun tienen espacio para seguir.
Waechter cree la mejora del mercado europeo que ha tenido lugar desde el otoño pasado se ha debido a un cambio en el nivel de riesgo percibido en dos situaciones: el crecimiento económico chino y la estabilidad de la zona euro. Ambas situaciones se pusieron de manifiesto en la primavera de 2012.
El crecimiento económico de China preocupaba cada vez más a los inversores. «En primer lugar, el nivel de incertidumbre era mayor y se especuló con el impacto de esta situación sobre las tendencias económicas mundiales. Pero el gobierno chino gestionó la situación con un plan de inversión en infraestructura, así como una política monetaria muy expansiva por la que el Banco Central inyectó una gran liquidez. Ese tipo de apoyo redujo la percepción de riesgo en China, Asia y la economía mundial», afirma Waechter.
La posibilidad de desmantelamiento del euro agravó la situación, tanto por la incertidumbre respecto a si se produciría, como por el posterior impacto que tendría sobre los países del euro y el resto del mundo. El 26 de julio, Mario Draghi consiguió reducir la percepción de riesgo en Europa. Los grandes cambios institucionales que tuvieron lugar en la gobernanza contribuyeron a elevar el nivel de tranquilidad de los inversores, que llegaron a la conclusión de que la situación podría estabilizarse y la fragilidad institucional que había llevado a la crisis de deuda soberana de la zona euro podría corregirse.
Mientras esto ocurría, Waechter señaló que EE.UU. crecía de manera constante –no demasiado, pero lo suficiente como para reducir el riesgo de paralización. La confluencia de estos factores volvió a llevar a los inversores al mercado y, después de un periodo largo y confuso, aumentó la probabilidad de una mayor estabilidad. Waechter considera que si esta tendencia continúa y puede desarrollarse un ciclo económico normal, las perspectivas de la renta variable son positivas. Ahora bien, si los inversores perciben un mayor nivel de riesgo, lo más probable es que los mercados se detengan.
Waechter también reconoce causas de incertidumbre en la zona euro, aunque señala que la especificidad de Chipre implica que el contagio directo será escaso.
En opinión de Waechter, las instituciones existentes trabajarán para el futuro, pero, mencionando Chipre, afirma que la principal debilidad de la zona euro es la falta de solución para los desequilibrios del pasado. «Existe la decisión de no utilizar las nuevas instituciones para resolver los desequilibrios del pasado, lo que significa que, en la medida en que estos persistan, la solución será local y no global (a escala de la zona euro). Mientras no exista una solución colectiva, coordinada y cooperativa de estos desequilibrios, existirá un riesgo en la zona euro», manifiesta Waechter.
Waechter describe a Europa como una región aún muy débil y dice que la transición hacia un marco institucional nuevo y estable probablemente será volátil. «La demanda interna sigue estando muy por debajo de su nivel de 2008 y no existe ningún catalizador externo. Todos estamos tratando de encontrar un escenario que pueda mejorar este panorama». La austeridad no es el método preferido debido a su potencial de generar recesión; sin embargo, la rápida reducción del déficit presupuestario es la estrategia preferida por la Comisión Europea.
En consecuencia, Waechter opina que el año 2013 podría ser difícil. Los intentos de España, Italia, Francia, Portugal y el Reino Unido por reducir sus déficits presupuestarios pesarán sobre el empleo y la financiación de la red de seguridad social. Una gestión adecuada de esta situación será importante para evitar tensiones sociales.
Waechter opina que un crecimiento internacional más rápido podría ser de gran ayuda, pero no confía en que la fortaleza necesaria llegue pronto. A su juicio, EE.UU. tendría que crecer a una tasa estable del 3%-4% y converger con una tasa de crecimiento superior al 10% en China. Por tanto, como no parece existir un catalizador sólido y duradero del crecimiento europeo, Waechter considera que la debilidad de la zona euro probablemente persistirá, exigiendo reformas estructurales para mejorar la eficiencia para que todos los países puedan crecer de manera autónoma –la capacidad de crecer y crear empleo sin un fuerte impulso externo. «Este es el ambicioso objetivo de Europa» afirma, «incluido el Reino Unido.»
Sin embargo, Waechter cree que siempre existen oportunidades. «La regla probablemente consistirá en aprovechar las oportunidades, ya que no estoy seguro de que la tendencia vaya a ser muy fuerte, y ahí es donde el talento del gestor del fondo marcará la diferencia».