Última reunión de la Reserva Federal de EE.UU. (Fed) antes del gran evento de Jackson Hole. Aunque no se espera que la institución monetaria anuncie nuevos recortes, lo cierto es que esta convocatoria está marcada por unos datos a priori algo más debilitados, con la presión de la Administración Trump resonando en los titulares y con el mercado observando atentamente.
“Aunque no se espera ningún cambio en el tipo de interés de referencia, recientes comentarios de algunos miembros con derecho a voto del Comité Federal de Mercado Abierto han mostrado apoyo a un posible recorte. Además, el acuerdo comercial entre la UE y EE.UU. podría reducir aún más la necesidad de un estímulo a corto plazo”, señalan desde Muzinich&Co.
La previsión es que la tasa de interés continuará en el rango de entre 4,25% y 4,5%, ya que ni en la última reunión ni desde entonces ha habido señales claras de que se esté considerando una bajada. En cambio, lo más relevante serán las palabras de Powell, ya que la idea es calmar las expectativas del mercado, que hoy por hoy asigna un 60% de probabilidades a un recorte en septiembre.
“La reacción del mercado a la conferencia de prensa será interesante. Una semana antes de la reunión del FOMC, el mercado valoraba en un 65% la probabilidad de un recorte en septiembre. Esta probabilidad se aproximará al 0% o al 100% a medida que nos acerquemos al 17 de septiembre. ¿Podremos vislumbrar un movimiento de este tipo después de la reunión de julio?”, se plantea Erik Weisman, economista jefe de MFS Investment Management.
Para Vincent Reinhart, economista jefe de BNY Investment, los funcionarios de la Fed tendrán que esforzarse bastante para no hacer nada en esta reunión del FOMC. “Esto no es ajedrez ni es el tres en raya. Para que la Fed recorte los tipos, deben alinearse tres condiciones: cierta preocupación por el empleo, señales de que la inflación volverá a su objetivo, y suficiente claridad sobre la economía como para tener confianza en esas dos premisas. Por ahora, anticipamos una bajada de 25 puntos básicos en diciembre, y menos del 50% de probabilidad de que ocurra algo antes. En esencia, la Fed corregiría el rumbo si los datos económicos empeoran, reconociendo que podrían haberse equivocado sobre la fortaleza de la economía y el impacto de los aranceles en la inflación”, apunta Reinhart.
Los datos que mira Fed
Las perspectivas de crecimiento e inflación respaldan este enfoque más cauto del banco central. Cabe recordar que en términos de inflación, el indicador preferido por la Fed (la inflación subyacente del PCE) sigue por encima del objetivo, en el 2,7% interanual, y hay indicios de que los aranceles comienzan a trasladarse a los precios de los bienes subyacentes. “Las expectativas de los consumidores han descendido desde sus niveles máximos de varias décadas, pero siguen siendo lo suficientemente altas como para que la Fed se muestre reticente a recortes de tipos en julio”, indica Michael Krautzberger, CIO de Mercado Públicos de Allianz Global Investors.
En este sentido, Kevin Thozet, miembro del comité de inversión de Carmignac, recuerda que la Fed no espera que la inflación vuelva a su objetivo del 2% antes de 2027, lo que supone un “desvío” de seis años. “Y los datos más recientes sobre la inflación no son especialmente alentadores. Estamos empezando a ver signos de repercusión de los costes de importación debido a los aranceles. La inflación de los bienes básicos ya ha repuntado modestamente, y el modelo FIFO, que domina el sector minorista estadounidense, indica que habrá más subidas una vez que se apliquen de forma más generalizada los aranceles a las importaciones”, explica Thozet.
Según David Kohl, economista jefe de Julius Baer, el debilitamiento de las perspectivas económicas de EE.UU. sugiere que es probable que se aplique una política monetaria más flexible en el segundo semestre del año. Sin embargo, advierte que “la incertidumbre en torno a la inflación tras el aumento de aranceles impide un recorte de los tipos de interés en julio, al igual que la presión política del presidente Trump para bajarlos”.
La presión que soporta
Pese a que los datos todavía sostienen su argumento de «esperar y ver», las presiones para bajar tipos están aumentando, tanto por parte de la Administración Trump como de miembros del consejo de la Fed. En el plano político, el presidente de la Fed, Jerome Powell, ha estado sometido a una creciente presión para recortar los tipos de forma inmediata, con el presidente Trump insinuando incluso la posibilidad de reemplazarlo antes de que su mandato expire en mayo de 2026. Según el análisis que hace Thozet, Powell se ha visto sometido a una presión política cada vez mayor, pero cualquier especulación sobre su sustitución como presidente debe tomarse con cautela. “El presidente Trump tiene poco que ganar con una reorganización de la dirección de la Fed a solo seis meses del final del mandato de Powell. Además, los riesgos de socavar la credibilidad de la Fed en relación con el dólar, las expectativas de inflación y los rendimientos de los bonos a largo plazo son demasiado elevados. La credibilidad del banco central ha desempeñado un papel fundamental a la hora de anclar las expectativas de inflación a largo plazo desde su espectacular resurgimiento en 2022. Cualquier movimiento hacia el dominio fiscal o una flexibilización prematura podría poner en peligro esa estabilidad tan duramente ganada, con enormes efectos negativos en cadena”, comenta.
Las presiones no vienen solo de la Casa Blanca, también desde dentro de la propia institución. “Las actas de la reunión de junio reflejaron que la mayoría de los miembros del comité consideran que la política monetaria está ‘bien posicionada’ mientras se espera una mayor claridad sobre las perspectivas de crecimiento e inflación. No obstante, también reconocieron el riesgo de que los aranceles puedan tener efectos más persistentes. Sin embargo, empiezan a surgir algunas divisiones internas dentro de la Fed”, comenta Krautzberger.
Durante las últimas semanas, el gobernador Waller solicitó un recorte de 25 puntos básicos en julio, basándose en la siguiente idea: los aranceles generarán un incremento excepcional en los precios; la economía ya ha estado operando por debajo de su potencial durante la primera mitad del año; y hay riesgos crecientes en el mercado laboral. “Otros miembros de la Fed, sin embargo, han manifestado su deseo de no recortar los tipos de forma preventiva, y el propio Powell ha sugerido que sigue siendo prudente esperar y observar cómo evolucionan las condiciones macroeconómicas”, añade el CIO de Mercado Públicos de Allianz GI.
Más allá de julio
Más allá de julio, el mercado apenas anticipa dos recortes de tipos antes de fin de año, en función de los datos de inflación que se conocerán en las próximas semanas. Sin embargo, de cara a la reunión de la Fed en septiembre, la presión política para reducir los tipos podría intensificarse, especialmente si la demanda del consumidor y el mercado laboral se debilitan más de lo previsto. “Consideramos que los datos actuales respaldan que la Fed mantenga sin cambios su política monetaria en julio. Sin embargo, a menos que se produzca una sorpresa inflacionaria significativa, la reunión de septiembre podría convertirse en un punto de inflexión activo para retomar los recortes, especialmente si los indicadores de actividad económica se debilitan y la presión política se intensifica hasta un nivel que obligue a la Fed a actuar”, señala Krautzberger.
Según las previsiones del economista jefe de Julius Baer, el estancamiento del consumo privado y las menores intenciones de inversión, que apuntan a una menor demanda, justificarían una postura política menos restrictiva, a pesar de que las tasas de inflación se sitúan por encima del objetivo. “La presión política dificulta la labor de la Fed de comunicar los recortes de tipos en las próximas reuniones. Esperamos que la Fed reanude su ciclo de recortes de tipos en su reunión del FOMC de septiembre”, afirma Kohl.
Los expertos coinciden que el conjunto de datos sugiere que la economía sigue gozando de buena salud y que existe el riesgo de que se inicie la tendencia alcista de la inflación debido a los aranceles. Según Mauro Valle, responsable de renta fija en Generali AM (parte de Generali Investments), “el mercado espera que la Fed vuelva a recortar entre septiembre y octubre, pero ya no valora dos recortes a finales de año. La incertidumbre sobre el escenario económico y el impacto de los aranceles es alta, y la Fed probablemente seguirá tomándose su tiempo”.
En opinión de Tiffany Wilding, economista en PIMCO, las tasas de interés podrían llegar a neutral el próximo año. “Muchos inversores se preguntan sobre la dirección de la política de la Fed, particularmente a la luz de la insatisfacción pública de Trump con las decisiones recientes bajo Powell y la expiración del próximo año de los nombramientos clave de la Fed. En nuestra opinión, los fundamentos económicos y la dinámica institucional apuntan a una perspectiva de política monetaria de referencia que no es significativamente diferente de lo que se esperaría con la composición actual de los participantes del FOMC, tal vez con un retorno marginalmente más rápido a una postura de política más neutral”, concluye.