En los últimos años, las infraestructuras han despertado el interés de los inversores, sobre todo desde la mayor presencia de activos privados en las carteras. Sin embargo, en opinión de Giuseppe Corona, Head of Listed Real Assets en HSBC Asset Management, incluirlos a través de activos listados o cotizados tiene mayores ventajas para el inversor.
“Proporciona una exposición líquida a infraestructuras, una mayor preservación del valor y previsión sobre cuál será su rendimiento, y también más capacidad para diversificar dentro de la temática de las infraestructuras. Tampoco podemos olvidar que está alineada con las grandes megatendencias de la economía real, lo cual permite, por un lado, tener cierta independencia respecto al momento del ciclo, y, por otro, entrar en nuevas oportunidades sin necesidad de esperar los plazos que supone una inversión en mercados privados”, afirma.
En los últimos años, uno de los grandes argumentos que hemos escuchado para invertir en infraestructuras desde el lado de los mercados privados ha sido que esta clase de activo protege de la inflación y de los ciclos de política monetaria. Según la experiencia de Corona, el argumento es igualmente válido para las infraestructuras cotizadas: “Los activos de infraestructura pueden navegar en un entorno inflacionario, si ponemos el foco en los fundamentales de las compañías que están detrás y que no todos los activos tienen la misma exposición a la inflación. Respecto a la política monetaria, sin olvidar que los bancos centrales de todo el mundo muestran cierta divergencia, el tono acomodaticio general favorece a las compañías”.
Repricing en las infraestructuras cotizadas
En este contexto, para Corona la tendencia más relevante que ha vivido el mercado de infraestructuras cotizadas durante los últimos meses ha sido un repricing en el valor de los activos al alza. “En los últimos 12-15 meses hemos visto un cambio en las valoraciones de esta clase de activo de forma gradual, en concreto, el repricing comenzó en junio de 2025. Esta tendencia se debe no solo al ambiente que generan las actuales políticas monetarias, sino también al mayor crecimiento que se espera gracias a la cadena de valor de IA y a la necesidad de la electrificación de las economías. Todo ello se traduce en oportunidades para las infraestructuras cotizadas, en particular para todo lo que tenga que ver con el sector digital, la energía y las utilities”, destaca el experto.
Según reconoce, esta tendencia se produjo tanto en Europa como en EE.UU., pero matiza que, en 2024 se produjo con más fuerza en EE.UU. y, a lo largo de este año, se ha trasladado a Europa, donde las infraestructuras están avanzando. “Consideramos que hay un cierto desajuste entre el precio al que cotizan las infraestructuras y la estimación que hacemos sobre el valor que creemos pueden alcanzar. A día de hoy, nuestra estimación es superior a su precio, a pesar de la recuperación que han vivido las infraestructuras europeas cotizadas los últimos seis meses”, añade Corna, quien afirma que sigue siendo un buen momento para entrar en esta clase de activo.
“2022 y 2023 fueron años relativamente silenciosos para las infraestructuras, en los que los ingresos continuaron creciendo, pero el valor del activo no. Así que, en este momento, la rentabilidad de las estrategias en infraestructuras cotizadas están reflejando esa recuperación. No diría que es tarde para entrar en este mercado porque es una clase de activo alienado con los grandes temas de la economía a largo plazo, ya sea la urbanización, la digitalización, la transición energética”, insiste.
Telecomunicaciones, transporte, utilities y energía
A la hora de hablar de oportunidades de inversión, Corona apunta que el universo de inversión de su estrategia se centra principalmente en cuatro sectores: telecomunicaciones, transporte, utilities y energía. “Considero que en estos cuatro ámbitos están las principales oportunidades de inversión. En nuestra estrategia, dentro de estos sectores, buscamos dos cosas: calidad y valor. El objetivo a la hora de construir la cartera es que sea diversificada, tanto a nivel regional como sectorial”, comenta tomando como referencia la estrategia que actualmente gestiona.
Sin perder de vista estos cuatro sectores, el experto de HSBC AM considera que en este sector hay dos tipos de oportunidades: las de valor y las de crecimiento. “A la hora de buscar oportunidades por valor, pienso principalmente en empresas europeas e inglesas, donde hay un gran desfase entre su actual valoración y nuestras estimaciones respecto a lo que consideraríamos una valoración justa. En particular, lo vemos en sectores como la energía y las telecomunicaciones”, señala
Y continúa: “Respecto a oportunidades en términos de crecimiento, consideran que están principalmente en Norteamérica y son, principalmente, compañías que tienen un papel relevante en el pujante crecimiento de los centros de datos en EE.UU.”. La reflexión de Corona sobre estas “oportunidades de crecimiento” radica en la previsión de crecimiento del 2% anual en el consumo de electricidad en EE.UU. durante la próxima década. “Estamos ante un cambio muy significativo. Las compañías deberán prepararse para afrontar ese crecimiento, no solo ellas, sino toda su cadena de valor: generación, transmisión y distribución. Vamos a un escenario donde toda la cadena de valor de la energía tendrá que trabajar junta para asegurarse de que los centros de datos estén bien construidos y conectados”, añade.
Más de dos décadas de activo
En tiempos de incertidumbre como el actual, Corona reconoce que una de las premisas que tiene presente a la hora de abordar estas estrategias de inversión es apartarse del ruido. “Nos centramos en el flujo de dinero y no el flujo de noticias, que solo lo consideramos relevante cuando puede impactar en el flujo de dinero. El foco está puesto en los fundamentales de las compañías y claro que tomamos en cuenta los riesgos políticos, pero al menos tiempo evitamos quedarnos atrapados en ellos”, señala.
De su experiencia también destaca que las infraestructuras cotizadas son una clase de activo cada vez más común entre los inversores. Aunque considera que hasta la década de 2010 esta clase de asset no se desarrolló, ahora ve que se ha llegado a un nivel de análisis por parte de los gestores y de comprensión por los inversores.
“Estamos hablando de un universo de inversión de entre 325 y 350 empresas con un mercado de 5 trillones de dólares, en el que los gestores especializados como nosotros tan solo gestionamos una fracción. Eso significa que todavía hay una gran cantidad de generación alfa que puede ser explotada. Dado el nivel de especialización que requiere, la gestión activa es clave para captar ese alfa”, concluye.



