El verano puede deparar muchas sorpresas. Es la visión de Francisco Gómez Burgasé, agente financiero de Diaphanum, que participa en la sección «Un verano para invertir». Ante un entorno incierto y con numerosos retos, apuesta por disponer de cierto margen de maniobra, de capacidad para aprovechar las oportunidades que el mercado pueda ofrecer en un período en el que no es inusual asistir a movimientos bruscos y valora tener en cartera activos de bajo riesgo en los próximos meses.
De cara a los próximos meses: ¿cuál es la idea, la mejor idea, que destacarías para invertir?
Como norma general, soy partidario de un enfoque de inversión estratégico, vinculado a objetivos a medio y largo plazo del cliente, en función de su perfil de riesgo y horizonte de inversión, que no siempre se ve premiado por la evolución del mercado a corto plazo. Este enfoque exige paciencia y disciplina; sin embargo, una de esas decisiones de carácter estratégico que es conveniente implementar en una cartera correctamente diversificada es disponer de cierta capacidad para aprovechar oportunidades de inversión.
En 2025, al hilo del inicio de la presidencia de Donald Trump en Estados Unidos, en la que se está intentando establecer un nuevo marco de interrelación con el resto del mundo, mucho menos predecible y potencialmente desfavorable, hemos asistido al anuncio de una agresiva y cambiante política de aranceles cuyo impacto final es muy difícil de valorar, se ha producido una corrección importante de los índices bursátiles estadounidenses (el S&P500 marcó mínimos el 8 de abril, con una caída superior al 10% desde el inicio de ese mes no vista desde los tiempos de la pandemia del covid), hemos asistido a un comportamiento errático del bono estadounidense a 10 años (en pocos días pasó de cotizar como un activo refugio en mínimos del 3,87% a registrar cierto pánico vendedor hasta niveles del 4,6%), sin olvidar la fuerte depreciación del dólar respecto a otras divisas (-11% respecto al euro). Todo ello aderezado con un cóctel de creciente riesgo geopolítico (Ucrania, Israel, Irán…).
En este contexto, y teniendo en cuenta los numerosos focos de incertidumbre que continuamos padeciendo, este verano podría deparar muchas sorpresas. Sin duda, invertiría en disponer de cierto margen de maniobra, en capacidad para aprovechar las oportunidades que el mercado pueda ofrecer en un período en el que no es inusual asistir a movimientos bruscos. Para ello, conviene valorar la conveniencia de disponer de un porcentaje de la cartera en activos de bajo riesgo, como fondos monetarios y fondos de renta fija a corto plazo que servirán como munición para invertir en buenas oportunidades.
De forma contraria, un activo con el que habría que ser cautos este verano…
Hemos asistido a un comportamiento excepcional de la renta variable europea en estos primeros meses del año, y la mayoría de los índices bursátiles de los mercados desarrollados se han recuperado de las caídas del mes de abril; sin embargo, el potencial impacto negativo de los aranceles en el comercio internacional y la ralentización del crecimiento económico han provocado una revisión a la baja de los beneficios empresariales previstos para el resto del año. A consecuencia de ello, las ratios de valoración de las bolsas se han tensionado, y los niveles de PER (cotización/beneficio por acción) están ampliamente por encima de sus medias históricas. Los índices europeos tienen un elevado componente industrial y financiero (alrededor del 40% del total) con menor potencial en términos de crecimiento de beneficios que otros sectores más dinámicos, como el tecnológico. Las valoraciones son exigentes y aconsejan un seguimiento cercano y cautela.
También de cara al verano, ¿cuáles son los principales riesgos que podrán afrontar los inversores?
Los riesgos no han cambiado excesivamente en los últimos meses y no parece que puedan mejorar significativamente durante el verano. Ojalá me equivoque.
La política arancelaria propuesta por Trump continúa generando mucha incertidumbre y hasta ahora ha habido muy pocos acuerdos, la forma brusca y errática que tiene Trump de conducirse en estos procesos de negociación no invita al optimismo.
Por otro lado, el crecimiento económico global se está desacelerando y las empresas están corrigiendo a la baja sus expectativas de crecimiento de beneficios. El Banco Mundial acaba de revisar cuatro décimas a la baja las expectativas de crecimiento global para 2025 hasta el 2,3% por debajo de la media histórica del 3,5%. En Estados Unidos, la rebaja para 2025 fue hasta el +1,4% frente al +2,3% anterior y para 2026 a +1,6% vs +2,0%. En la Eurozona para 2025 espera un +0,7% vs +1,0% y para 2026 un +0,8% vs +1,2%.
La geopolítica continúa siendo muy complicada, con un estancamiento de la guerra entre Rusia y Ucrania a pesar de las expectativas que Trump generó de un rápido fin del conflicto. En Oriente Medio, la tensión entre Israel y su entorno se ha acrecentado, con un enfrentamiento directo con Irán de imprevisibles consecuencias.
El nivel de deuda global es muy elevado, y las políticas de reducción de impuestos anunciadas por Trump o el programa de reindustrialización e infraestructuras de Alemania o el mayor gasto en defensa invitan a pensar en que estos elevados niveles de deuda van a incrementarse todavía más. La financiación de este enorme volumen de deuda es un riesgo en sí mismo que puede agravarse si los tipos de interés no bajan, especialmente en Estados Unidos. La inflación estadounidense continúa por encima del objetivo del 2%, por lo que la Fed decidió mantener sin cambios los tipos en su reunión del 18 de junio de 2025, manteniendo el rango de 4,25%–4,50% por sexta vez consecutiva.
¿Cómo te gustaría encontrar los mercados cuando vuelvas en septiembre de vacaciones?
Me temo que los mercados estarán como siempre, volátiles y caprichosos, dispuestos a sobre reaccionar ante cualquier noticia positiva o negativa que se tercie.
Ojalá los calores, además de algo de paz y descanso personal, nos traigan buenas noticias para los inversores y, en especial, buenas noticias en los conflictos bélicos a los que nos vamos acostumbrando en exceso, pero que no dejan de cobrarse vidas y de generar un sufrimiento intolerable a nivel humano.