A seis semanas de dar por terminado 2025, las gestoras y firmas de inversión internacional comienzan a pronunciarse sobre cuáles son las principales claves para 2026 y cuál es sus preferencias en términos de asset allocation. Aunque cada una tiene un punto de vista diferenciado, consideran que, a medida que avance 2026, la incertidumbre derivada de los cambios en las políticas de los bancos centrales, las tensiones geopolíticas y los cambios estructurales definirán el contexto macroeconómico.
Para Alexandra Wilson-Elizondo, codirectora de inversiones de Multi-Asset Solutions en Goldman Sachs Asset Management, estas fuerzas crean oportunidades en los mercados públicos y privados, desde perturbaciones hasta temas de crecimiento secular y fuentes alternativas de rentabilidad. “Creemos que los inversores necesitan un enfoque verdaderamente diversificado y multiactivos que combine un posicionamiento activo entre activos, una selección granular de valores, una gestión disciplinada del riesgo y una cobertura explícita del riesgo de cola, con el fin de proteger el capital y, al mismo tiempo, abrir nuevas vías de crecimiento,” afirma Wilson-Elizondo.
En opinión de Mark Haefele, Chief Investment Officer de UBS Global Wealth Management, para 2026 la pregunta es si las poderosas fuerzas de la IA, el estímulo fiscal y la flexibilización de la política monetaria pueden impulsar los mercados globales más allá de la gravedad de la deuda, la demografía y la desglobalización, hacia una nueva era de crecimiento. “Navegar por estos cambios estructurales exige que los inversores adapten sus estrategias centrándose en sectores y temas donde el capital está fluyendo y la transformación está teniendo lugar”, señala Haefele.
Ahora bien, ¿cuál es el escenario central de estas y otras gestoras internacionales para el próximo año? Y lo qué es más relevante, ¿qué asignación de activos consideran la más adecuada para navegar por ese escenario? Será mejor ir una a una:
Robeco: regreso a 2017
En el caso de Robeco, la gestora prevé un repunte cíclico, mundial y sincronizado que supondría una repetición de las condiciones de 2017, debido a la convergencia de varios factores: la moderación de las tensiones comerciales, la recuperación del ciclo manufacturero y los efectos retardados de la flexibilización monetaria.
Según su visión, uno de los temas del año serán los bancos centrales, que se tendrán que abrir camino por un laberinto y tratan de hallar el equilibrio entre las presiones políticas y una economía bajo alta presión. “A pesar de la persistente incertidumbre, la economía mundial está preparada para tocar al unísono, aunque sea una pieza breve”, señalan.
En la hipótesis base de Robeco, se prevé que el PIB real de EE.UU. crezca un 2,1% en 2026 gracias a las mejoras de productividad basadas en la IA y al estímulo fiscal que contempla la ley One Big Beautiful Bill Act. Sin embargo,considera que la economía de EE.UU. sigue dividida: el consumo de las rentas altas será boyante, pero los hogares con rentas más bajas sufrirán la presión del aumento de los aranceles y la ralentización del crecimiento del empleo.
Además, afirma que el motor del crecimiento europeo está “subiendo revoluciones” y, en concreto, Alemania muestra una aceleración de la actividad gracias al estímulo fiscal. “Se espera que la zona euro crezca un 1,6% respaldada por la expansión fiscal y la demanda contenida de los consumidores. China, aunque sigue luchando contra las presiones deflacionistas, podría experimentar una reactivación interna en el segundo semestre de 2026 con el final del desapalancamiento del mercado inmobiliario”, añaden.
Ante este contexto, ve potencial para un repunte continuado de la renta variable, especialmente en sectores sensibles a los tipos y en mercados distintos de EE.UU. Aunque las valoraciones de EE.UU. siguen siendo elevadas, la obtención de beneficios, especialmente en el sector tecnológico, será clave. “La renta variable de la zona euro parece atractiva por su valoración y los factores macroeconómicos favorables y los mercados emergentes podrían beneficiarse de un dólar más débil y de la mejora de los flujos comerciales”, añaden. En cuanto a la renta fija, Robeco favorece la exposición a plazos más cortos ante las expectativas de mayores TIRs a largo plazo.
Para 2026 Rachel Whittaker, Head of Sustainable Alpha Research de Robeco, suma un mensaje más: “La inversión sostenible no está desapareciendo, sino reajustándose. Dado que el tempo está cambiando, estamos sosteniendo la nota en interés de nuestros clientes al tiempo que nos adaptamos a las nuevas realidades. Al mantenernos centrados en nuestras convicciones de inversión a largo plazo, se refuerza la pertinencia y resiliencia de la inversión sostenible, puesto que no se basa en tendencias, sino en la ciencia y en principios imperecederos”.
JSS SAM: un escenario global
Para Claudio Wewel, estratega de divisas en J. Safra Sarasin Sustainable AM, la palabra clave para empezar hablar de 2026 es resiliencia. “La economía estadounidense continúa mostrando resiliencia, con la inversión en inteligencia artificial contribuyendo cada vez más al crecimiento del PIB. Los índices de gestores de compras reflejan una actividad sólida tanto en manufacturas como en servicios. La confianza del consumidor se mantiene estable y apenas ha cambiado desde septiembre. Sin embargo, hay indicios crecientes de que el estado general de la economía se ha vuelto más frágil”, defiende Wewel.
En cuanto a la eurozona, espera una mejora con el tiempo-. “Somos más optimistas de cara al próximo año, cuando el gasto fiscal en Alemania comience a tener un impacto positivo en el crecimiento. Hasta ahora, las empresas no han ampliado su capacidad productiva en previsión de una mayor demanda. El gasto en inversión y los pedidos industriales se mantienen en niveles bajos”, comenta el estratega.
Según su análisis, debido a la evolución de los mercados, las carteras mostraron ligeras sobreponderaciones en renta variable durante el mes. Sin embargo, afirma que mantienen esa posición y que la han incrementado ligeramente en áreas seleccionadas. “Al hacerlo, hemos tenido en cuenta la mejora de la situación macroeconómica, una política monetaria más flexible y el inminente incremento del estímulo fiscal. Y, en respuesta al reciente descenso de los tipos de interés, hemos reducido la asignación a renta fija”, añade Wewel.
Además, matiza que siguen sin mostrar preferencia regional en renta variable y mantienen una posición en gran medida neutral entre los distintos segmentos de bonos con grado de inversión, alto rendimiento y mercados emergentes. “Mantenemos nuestra posición en oro, aunque hemos aprovechado el rápido aumento del precio para materializar parte de las ganancias acumuladas”, concluye.
GSAM: mercados públicos y privados
Desde Goldman Sachs Asset Management estiman que la IA seguirá alimentando el optimismo de los inversores, si bien recomienda una estrategia de diversificación multiactivos basada en gestión activa y selección granular de valores para transitar por un año complejo en lo geopolítico, monetario, comercial y fiscal.
Según su informe “Seeking Catalysts Amid Complexity”, existe la posibilidad de una mayor dispersión en los mercados de renta variable, con una tendencia favorable hacia la diversificación global de la renta variable y una combinación de estrategias fundamentales y cuantitativas. En cuanto a la renta fija, la atención se centra en la diversificación de la duración y el posicionamiento estratégico de la curva para navegar por las señales macroeconómicas mixtas. “Las oportunidades de ingresos pueden provenir de los créditos titulizados, de alto rendimiento y de los mercados emergentes”, sostienen.
Respecto a los mercados privados, consideran que 2026 será un contexto más constructivo para las nuevas operaciones y las salidas puede dar lugar también a una mayo dispersión de los rendimientos de los gestores en el capital privado. “El crédito privado sigue generando un rendimiento superior al de los mercados públicos, con un índice de impagos históricamente inferior al de los préstamos sindicados. Es fundamental realizar una rigurosa evaluación de riesgos y están surgiendo oportunidades en infraestructuras impulsadas por la inteligencia artificial y la transición energética”, afirman.
UBS GWM: ¿se quebrará la ley de la gravedad?
En el Year Ahead 2026, el Chief Investment Office (CIO) de UBS Global Wealth Management (GWM) apunta que si bien los titulares políticos seguirán siendo el centro de atención en 2026, la historia sugiere que su impacto en los mercados financieros a menudo es de corta duración. Sin embargo, sostienen que existen riesgos que podrían hacer que los mercados retrocedan en el próximo año, incluyendo: una posible decepción en el progreso o adopción de la IA, un resurgimiento o persistencia de la inflación, una fase más arraigada de rivalidad estratégica entre Estados Unidos y China, y la (re)aparición de preocupaciones sobre la deuda soberana o del sector privado.
Fuera de estos riesgos consideran que la innovación generada por la IA ha impulsado los mercados al alza en 2025, con solo el sector de tecnología de la información representando ahora el 28% del índice MSCI AC World. “Las poderosas tendencias en el gasto de capital y la aceleración de la adopción probablemente impulsen un mayor crecimiento para las acciones vinculadas a la IA”, matizan.
Además, afirman que el contexto económico en 2026 debería apoyar a las acciones de manera más amplia, con un crecimiento que se acelera en la segunda mitad del año. Sobre datos concretos, apuntan: en Estados Unidos, se espera un crecimiento del 1,7%, respaldado por condiciones financieras más favorables y políticas fiscales acomodaticias; y que el PIB de la zona euro crezca un 1,1%, mientras que el crecimiento económico de la región Asia-Pacífico (APAC) debería alcanzar alrededor del 5%.
Teniendo en cuenta estos desarrollos, UBS GWM destaca entre sus propuestas de inversión aumentar la exposición a acciones y buscar oportunidades en China. “Las condiciones económicas favorables deberían respaldar las acciones globales, que se espera que suban alrededor de un 15% para finales de 2026. El sólido crecimiento de Estados Unidos y la política fiscal y monetaria acomodaticia favorecen a la tecnología, los servicios públicos, la atención médica y la banca, con ganancias probables en Estados Unidos, China, Japón y Europa. Además, el sector tecnológico de China se destaca como una oportunidad clave a nivel global. La fuerte liquidez, los flujos minoristas y las ganancias que se espera que aumenten al 37% en 2026 deberían sostener el impulso de las acciones chinas. Una exposición más amplia a Asia, en particular a India y Singapur, podría proporcionar beneficios adicionales para los inversores que buscan diversificación, al igual que los mercados emergentes”, defiende la gestora.
Su otra propuesta para el asset allocation es favorecer las materias primas. “Las limitaciones de suministro, el aumento de la demanda, los riesgos geopolíticos y las tendencias a largo plazo como la transición energética global deberían apoyar a las materias primas. Dentro de esta clase de activos, existen oportunidades particulares en cobre, aluminio y materias primas agrícolas, mientras que el oro sirve como un valioso diversificador”, argumentan a su favor.



