La inflación se ha vuelto uno de los datos más “populares” entre los analistas y expertos de las gestoras internacionales por un doble motivo: están vigilando el impacto de la agresiva política arancelaria de la Administración Trump en los precios y, en consecuencia, si está justificado o no otro recorte de tipos por parte de la Reserva Federal de EE.UU.
Pues bien, la tasa de inflación interanual en EE.UU. se ha acelerado por segundo mes consecutivo hasta el 2,7% registrado en junio de 2025, su nivel más alto desde febrero, frente al 2,4% de mayo, según datos de la Oficina de Estadísticas Laborales de EEUU publicados este martes. ¿Qué significa esto? Según los expertos, el IPC subyacente de EE.UU. aumentó un 0,2 % mensual en junio, más lentamente de lo que esperaba el consenso, pero con señales crecientes de que los aranceles están impulsando al alza algunos precios.
«Ya vimos algunos aumentos de precios impulsados por aranceles en los electrodomésticos en el informe del IPC de mayo, y eso ha continuado: los precios ahora aumentan a un ritmo anualizado del 26 %. También empezamos a ver señales tempranas de subidas de precios en productos recreativos como equipos de vídeo y audio. Sin embargo, creemos que el impacto aún está por venir en su mayoría y se intensificará una vez que las empresas hayan agotado los inventarios que importaron anticipadamente para adelantarse a los aranceles. También será importante hacer seguimiento de quién acabará asumiendo el coste de los aranceles: los consumidores, las empresas o los exportadores», añade Glenn Purves, responsable de Macroeconomía de BlackRock Investment Institute.
En opinión de David Rees, responsable de economía global de Schroders, los aranceles han tenido un papel decisivo en esta leve subida de la inflación de EE.UU., favorecida en parte por el coste de los bienes básicos. Por ejemplo, el mobiliario doméstico subió un 1% intermensual en junio. “Por lo demás, los precios de los bienes se mantuvieron relativamente estables, pero podrían avecinarse mayores desafíos si todas las amenazas arancelarias de la Administración Trump se hacen efectivas el 1 de agosto. En caso de materializarse dichas amenazas, estimamos que la tasa efectiva de aranceles a la importación de EE.UU. podría subir hasta el 24%, lo que potencialmente aumentaría la inflación en más de un 1% – sumado a nuestra previsión del IPC de una inflación media del 3,1% hasta finales de 2026 – y recortaría el PIB en más de un 0,5%”, argumenta Rees.
Según el experto de Schroders, aunque los mercados parecen asumir que el presidente Trump suavizará su postura, “el riesgo de estanflación en EE.UU. es real, especialmente si el aumento de los precios de bienes y servicios se transmite a un mercado laboral tenso”.
Para Bret Kenwell, analista de eToro en EE.UU., el informe del IPC de hoy se mantuvo en gran medida en línea con las expectativas. Ahora bien, según su visión, el único problema es que dichas expectativas preveían un aumento de la inflación, con una inflación interanual que subió un 2,7% y alcanzó su nivel más alto desde febrero.
“La inflación de los servicios básicos, el componente más importante del informe del IPC, se mantuvo relativamente estable, pero los aumentos en los alimentos y los bienes básicos impulsaron la cifra general de inflación. Si bien la inflación se ha mantenido relativamente moderada ante la caótica política comercial mundial, los inversores podrían empezar a prestar atención a las preocupaciones de la Fed sobre un aumento de la inflación impulsado por los aranceles, reavivando una preocupación que muchos esperaban que no se materializara”, argumenta Kenwell.
Según Felipe Mendoza, analista de mercados financieros ATFX LATAM, el panorama de los mercados está marcado por un fuerte repunte inflacionario en EE.UU., acentuado por la política comercial agresiva de la administración Trump, que revive temores sobre un nuevo ciclo proteccionista global. “El inicio del proceso de sucesión en la Reserva Federal, sumado a los riesgos de intervención política en la política monetaria, aumenta la fragilidad institucional y podría erosionar la confianza del mercado en la independencia del banco central”, afirma el analista.
La posición de la Fed
Sobre qué supone este dato para la Fed, Seema Shah, Chief Global Strategist Principal Asset Management, recuerda que su capacidad para recortar las tasas de interés dependía en gran medida de la cifra de inflación publicada hoy. “Con una inflación que resultó más baja de lo esperado por quinto mes consecutivo, podría parecer que aún hay pocos indicios del impulso inflacionario derivado de los aranceles que la Fed venía anticipando”, afirma Shah.
Sin embargo, reconoce que los aumentos observados en categorías como muebles para el hogar, recreación y vestuario indican que los gravámenes a las importaciones están comenzando a reflejarse, de manera paulatina, en los precios de los bienes básicos. “De hecho, los efectos de los aranceles suelen tardar varios meses en trasladarse plenamente a los datos de inflación, y el hecho de que muchas importaciones se hayan adelantado sugiere que aún hay pocos productos sujetos a dichos aranceles”, añade.
Su principal conclusión es que si bien es probable que cualquier presión inflacionaria inducida por los aranceles sea de corta duración, “el anuncio de nuevas alzas arancelarias hace aconsejable que la Fed se mantenga en pausa durante algunos meses más”, defiende el experto.
En opinión de Banca March, el aumento en la inflación ha hecho que se retire una bajada de tipos para el año que viene de la curva de futuros, aunque se mantienen las dos para este año, en concordancia con nuestro escenario. «Esto también favoreció al dólar que llegó a tocar niveles por debajo del 1,16 EUR/USD. Hoy habrá que estar atentos a los datos de precios de producción que pueden dar nuevas señales de cómo se está transmitiendo el incremento de aranceles a los costes empresariales», añade en su informe diario.
Según explica Purves, en mayo, la brecha entre la inflación subyacente y el crecimiento salarial estuvo cerca de su punto más amplio en cuatro años, lo que significaba que o bien el crecimiento salarial debía desacelerarse, o bien la inflación debía volver a repuntar pronto para evitar una presión sobre los márgenes generales, incluso antes de tener en cuenta el probable impacto futuro de los aranceles. «Desde entonces, esa brecha se ha reducido a la mitad, impulsada principalmente por un repunte en la inflación de los servicios. Creemos que esta tendencia aún tiene recorrido y —con presiones tanto en bienes como en servicios— esperamos que la inflación en EE.UU. se mantenga por encima del objetivo del 2% de la Fed», concluye el experto de BlackRock Investment Institute.
Por último, Tiffany Wilding, economista de PIMCO, considera que, a pesar de que el IPC subyacente de junio fue más firme que el de mayo, los responsables de la Reserva Federal acogerán con satisfacción este informe. «El aumento de la inflación de los bienes relacionados con los aranceles justifica su postura más cautelosa, mientras que la continua desinflación en las categorías de servicios debería respaldar los recortes de tipos en septiembre y más adelante. Creemos que el hecho de que la inflación se concentre más en las categorías de bienes básicos facilitará a la Fed comunicar por qué está recortando los tipos de interés mientras la inflación se sitúa por encima del objetivo, con los servicios básicos, excluida la vivienda, en el 0,2% intermensual», argumenta Wilding.