Después de varios meses trepidantes, los datos duros empieza a llegar y en un reciente informe MSCI anunció que su índice de Mercados Emergentes superó a los universos más amplios, con una ganancia del 8,9 % en dólares en lo que va de año hasta el 30 de mayo, frente al 5,2 % del Índice MSCI Mundial y el 1,1 % del Índice MSCI USA.
Estos datos muestran un mayor interés de los inversores en la renta variable de mercados emergentes y un posicionamiento táctico en un contexto de mayor volatilidad, según el informe titulado “Mercados Emergentes en un Mundo Más Allá del excepcionalismo estadounidense”, firmado por los analistas Dinank Chitkara y Anshul Kamra.
Bonos del Tesoro y dólar: ruptura de una correlación histórica
En un párrafo y de manera sencilla, MSCI anuncia un cambio tectónico en las finanzas mundiales: “El aumento de los rendimientos de los bonos del Tesoro estuvo acompañado de un dólar más débil, lo que marcó una ruptura en el patrón de su correlación histórica. Este punto de inflexión podría indicar el fin de las entradas de capital históricamente altas en los mercados bursátiles estadounidenses”, dice el informe.
Históricamente, el mercado cambiario ha afectado con frecuencia la rentabilidad de los inversores internacionales en mercados emergentes. Un dólar estadounidense fuerte ha tendido a elevar el coste de las materias primas cotizadas en dólares estadounidenses, a incrementar los costes del servicio de la deuda para los emisores de mercados emergentes con pasivos en dólares estadounidenses y, en general, a reducir el atractivo de los activos de estos mercados.
Al 30 de mayo de 2025, la volatilidad de las divisas de los mercados emergentes, según el Índice MSCI de Divisas de Mercados Emergentes, se encontraba en su nivel más bajo en varias décadas, en consonancia con fundamentos macroeconómicos más sólidos de los mercados emergentes, mayores reservas de divisas y menores déficits. El dólar estadounidense se ha debilitado un 5,5% en lo que va de año hasta mayo, según MSCI.
La oportunidad de los bonos corporativos emergentes
Un indicador clave de la mejora de los fundamentos de los mercados emergentes ha sido el aumento constante de las calificaciones de los bonos corporativos de mercados emergentes tras la pandemia de COVID-19, posiblemente debido a que algunos países emergentes adoptaron respuestas políticas más mesuradas que sus homólogos de mercados desarrollados.
Al 30 de mayo de 2025, la renta variable estadounidense cotizaba a más de 21 veces los beneficios futuros, en comparación con 12 veces para la renta variable de mercados emergentes, uno de los diferenciales de valoración más amplios de las últimas dos décadas
Los expertos de MSCI explican que, además de las bajas valoraciones de las empresas de mercados emergentes y la mejora de sus calificaciones crediticias, sus fuentes de ingresos no dependen en gran medida de Estados Unidos o China. Utilizando los datos de Exposición Económica del MSCI, muchas empresas de mercados emergentes generaron una parte significativa de sus ingresos a nivel nacional o en otros países emergentes, lo que crea un potencial amortiguador ante la incertidumbre arancelaria.
Pero los analistas de MSCI se guardan de cualquier triunfalismo porque los riesgos persisten en el universo de los países emergentes: Para los inversores en renta variable de mercados emergentes los riesgos a nivel de país siguen generando dispersión del rendimiento, y aunque la calidad crediticia ha mejorado, las calificaciones promedio de los bonos aún están por debajo de las de los mercados desarrollados. La renta variable de mercados emergentes sigue siendo sensible a las condiciones externas, incluyendo los cambios en la política comercial de EE.UU., la desaceleración del crecimiento mundial y la dinámica cambiaria.
“Puede que el viento esté cambiando, pero persisten las nubes en el horizonte”, concluye el informe.