El Banco Central Europeo (BCE) ha cumplido con las previsiones y ha mantenido sin variación los tres tipos de interés oficiales. Así, los tipos de interés aplicables a la facilidad de depósito, a las operaciones principales de financiación y a la facilidad marginal de crédito se mantendrán sin variación en el 2,00%, el 2,15% y el 2,40%, respectivamente. Además, el tamaño de las carteras del APP y del PEPP está disminuyendo a un ritmo mesurado y predecible, dado que el Eurosistema ha dejado de reinvertir el principal de los valores que van venciendo.
Según explica en su comunicado oficial, considera que la inflación continúa en niveles próximos al objetivo del 2% a medio plazo y la evaluación que hace el Consejo de Gobierno es que las perspectivas de inflación prácticamente no han variado. El BCE considera que la economía ha seguido creciendo pese al difícil entorno internacional. “El vigor del mercado de trabajo, la solidez de los balances del sector privado y las anteriores reducciones de los tipos de interés aprobadas por el Consejo de Gobierno continúan siendo factores que contribuyen de forma importante a la resiliencia. No obstante, las perspectivas son aún inciertas, debido especialmente a los actuales conflictos comerciales internacionales y a las tensiones geopolíticas”, apunta.
La institución monetaria insistió en su mantra: “El Consejo de Gobierno tiene la determinación de asegurar que la inflación se estabilice en su objetivo del 2% a medio plazo y aplicará un enfoque dependiente de los datos, en el que las decisiones se adoptan en cada reunión, para determinar la orientación apropiada de la política monetaria. En particular, las decisiones del Consejo de Gobierno sobre los tipos de interés se basarán en su valoración de las perspectivas de inflación y de los riesgos a los que están sujetas, teniendo en cuenta los nuevos datos económicos y financieros, la dinámica de la inflación subyacente y la intensidad de la transmisión de la política monetaria. El Consejo de Gobierno no se compromete de antemano con ninguna senda concreta de tipos”.
Primeras reacciones
Para Felix Feather, economista de Aberdeen Investments, la inflación moderada, el crecimiento resistente pero poco espectacular y un mercado laboral relativamente fuerte y estable apuntan a que la postura neutral actual del BCE en materia de política monetaria es la adecuada. “Se está llegando a un consenso en torno a la expectativa de que los tipos se mantengan en el 2% durante un periodo prolongado. Estamos de acuerdo y creemos que los tipos se mantendrán en su nivel actual a lo largo de 2026”, apunta Feather.
Ante su mantra de tomar decisiones en función de los datos, Simon Dangoor, responsable de Fixed Income Macro strategies, en Goldman Sachs Asset Management, considera que un recorte en diciembre o en la primera mitad de 2026 está subvalorada. “Nuestra hipótesis base sigue siendo que el BCE mantendrá los tipos sin cambios en el futuro inmediato. Las lecturas de datos siguen siendo mixtas, mientras que la posible lentitud en la implementación de la expansión fiscal de Alemania podría reducir las perspectivas de crecimiento y moderar a algunos de los halcones del comité. La reunión de diciembre trae consigo las proyecciones económicas para 2028; si muestran que la inflación se sitúa por debajo del objetivo durante tres años consecutivos, las palomas presionarán para que se produzca un recorte cuanto antes”, señala.
Desde Fidelity International destacan que el mensaje sobre la resiliencia del crecimiento en la zona euro, así como el hecho de que los recientes desarrollos comerciales y el alto el fuego en Oriente Medio han mitigado algunas preocupaciones sobre riesgos a la baja. «En conjunto, esto podría apuntar a una mejora en las perspectivas de crecimiento respecto a las previsiones de septiembre, que subestimaron el PIB del tercer trimestre. El BCE se mantiene en su narrativa de estar en una “buena posición”, y este mensaje se refuerza. En cuanto a la inflación, el BCE sigue destacando cuidadosamente dos riesgos laterales: por un lado, los riesgos al alza derivados de un euro más fuerte y una posible sobreoferta de importaciones; por otro, las presiones inflacionistas potenciales derivadas del estímulo fiscal y la fragmentación de las cadenas de suministro globales. De hecho, cada vez está más claro que el umbral para un nuevo recorte de tipos es más alto de lo que los mercados están descontando actualmente. El camino se estrecha, y requeriría una desinflación más rápida de lo previsto junto con evidencias de deterioro en la transmisión de la política monetaria. Creemos que hemos llegado al final del ciclo de recortes», defiende Salman Ahmed, responsable global de macro y asignación estratégica de activos en Fidelity International.
Otros expertos se muestran algo más cautos antes de afirmar que el BCE ha terminado con su trabajo. Por ejemplo, Irene Lauro, economista para la eurozona de Schroders, advierte de que si la inflación se sitúa por debajo de las previsiones actuales, el BCE podría seguir el enfoque de gestión de riesgos de la Fed y aplicar una bajada preventiva de los tipos. «Por ahora, las perspectivas para la zona euro han evolucionado positivamente tras meses de estancamiento», matiza.



