El mercado estadounidense de bienes de lujo atraviesa una etapa de expansión sostenida. De acuerdo con el informe “United States Luxury Goods Market Report by Product Type, Distribution Channel, End User, States and Company Analysis 2025-2033” de Research And Markets, el segmento podría pasar de los 115.220 millones de dólares en 2024 a los 196.160 millones de dólares en 2033, lo que implica una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) del 6,09% entre dichos años.
La proyección confirma el dinamismo de una industria que combina tradición, aspiracionalidad y adaptación a nuevas preferencias de consumo, con una agenda crecientemente marcada por la innovación digital, la sostenibilidad y la búsqueda de experiencias exclusivas.
Un crecimiento con múltiples motores
El avance del lujo en EE.UU. se explica por una confluencia de factores estructurales y coyunturales. Por un lado, la mejora de los ingresos disponibles sostiene la base de demanda de productos premium. Por otro, millennials y Generación Z consolidan su papel como fuerzas centrales del consumo: son públicos con fuerte reconocimiento de marca, alto vínculo con entornos digitales y una relación más dinámica con la compra de lujo, tanto por canales online como por redes sociales.
A esto se suma el efecto del turismo internacional, que aporta flujo adicional de compras de alto valor por parte de visitantes extranjeros, y la expansión de la oferta a través de e-commerce y modelos omnicanal, que amplían el acceso sin abandonar la estrategia de exclusividad propia del segmento.
Uno de los impulsores más visibles del crecimiento es la transformación del marketing de lujo. Las redes sociales cambiaron la forma en que las marcas se vinculan con sus comunidades: hoy son un canal directo de aspiración, storytelling y conversión.
Este fenómeno se potencia con el rol de celebridades e influencers, que ya no solo participan en campañas sino que también ocupan lugares creativos estratégicos. Como ejemplo de este giro, el informe menciona el nombramiento de ASAP Rocky como director creativo global de Ray-Ban en febrero de 2025, señalando cómo las firmas priorizan figuras culturales con llegada masiva en ámbitos que antes estaban reservados casi exclusivamente a diseñadores tradicionales.
Sostenibilidad: de diferencial a requisito
La conciencia ambiental dejó de ser un atributo opcional en el lujo estadounidense para convertirse en una exigencia de mercado. El informe destaca que marcas como Stella McCartney incorporan principios de economía circular mediante el uso de materiales reciclados y textiles deadstock en colecciones premium, manteniendo estándares de calidad mientras reducen impacto ambiental.
La preferencia del consumidor también empuja esta transición. Una encuesta citada en el documento (Stifel, octubre de 2023) muestra que el 20% de los millennials y el 22% de la Generación Z en EE.UU. solo compra a compañías alineadas con sus valores o con prácticas sostenibles.
En esa línea, se observa una aceleración de inversiones en materiales eco-friendly, sourcing ético y transparencia de cadena de suministro. El informe ilustra esta tendencia con el lanzamiento por parte de Rolex de packaging sostenible en diciembre de 2024, elaborado con cartón reciclado y madera contrachapada, mostrando que la sostenibilidad puede integrarse sin erosionar el posicionamiento de lujo.
Como señal reciente de actividad, el informe menciona que Tacori abrió en febrero de 2025 15 puntos autorizados bajo un concepto shop-in-shop premium, reforzando presencia minorista con espacios exclusivos para exhibir sus líneas de joyería.
Hacia adelante
La proyección hacia 2033 muestra un mercado que combina crecimiento con transformación. En EE.UU., el lujo se expande no solo por mayores ingresos o aspiracionalidad, sino también por su capacidad de adaptarse a las nuevas reglas del consumo: digitalización plena, sostenibilidad verificable, innovación en materiales y una narrativa de marca alimentada por la cultura pop y las redes sociales.
Para la industria global, el avance del lujo en Estados Unidos funciona como termómetro y laboratorio: marca tendencias que luego se trasladan a otros mercados —incluidos los de América Latina— donde las nuevas generaciones también empiezan a redefinir qué significa “lujo” y por qué están dispuestas a pagarlo.



