La deuda pública del G7 ha alcanzado niveles sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial, y, a la par, Estados Unidos se encuentra en una trayectoria fiscal que podría llevar su deuda al 200% del PIB en 2050. En este contexto, a los expertos de las gestoras les ha llamado la atención el volumen de ventas netas de bonos a corto plazo en los seis últimos meses. Según un análisis de Aberdeen Investments, estas han incrementado, en todo el mundo, un 214% hasta alcanzar los 115.570 millones de dólares estadounidenses, en los seis meses anteriores.
Según la gestora, durante el último año, el cambio y el ritmo en el apetito de los inversores por los bonos a corto plazo se hace aún más evidente. Las ventas netas de bonos a corto plazo en todo el mundo hasta finales de mayo de 2025 alcanzaron los 164.604 millones de dólares estadounidenses, frente a una salida neta de más de 42.000 millones de dólares el año anterior hasta finales de mayo de 2024.
“La demanda de renta fija a más corto plazo sigue siendo fuerte, especialmente de bonos corporativos con grado de inversión. La mayoría de los inversores consideran que los tipos de interés bajarán gradualmente a partir de ahora. No obstante, el entorno sigue siendo muy incierto debido a las cuestiones de geopolítica y a las posibles repercusiones de los aranceles tanto en el apetito por el riesgo como, de hecho, en la inflación. La volatilidad seguirá siendo mayor en los bonos a más largo plazo y podría aumentar en las partes de mayor riesgo de los mercados de crédito en el futuro. Por lo tanto, los bonos a corto plazo están demostrando ser una especie de zona óptima en este momento, con la posibilidad de obtener rendimientos aún atractivos que son superiores a los tipos de efectivo, manteniendo al mismo tiempo una baja volatilidad”, apunta Mark Munro, director de Inversiones de renta fija global de Aberdeen Investments.
Perspectivas para los bonos del Tesoro de EE.UU.
Según las previsiones de Oxford Economics, no se producirá una disminución de la demanda extranjera de bonos del Tesoro estadounidenses, pese a los riesgos fiscales, de inflación y ante la mayor incertidumbre global. “El último informe de Cuentas Financieras de la Reserva Federal reflejó una fuerte demanda extranjera de bonos del Tesoro antes de los anuncios de aranceles en abril. Las cifras más recientes de los informes de Capital Internacional del Tesoro, las subastas de bonos del Tesoro y los datos del Ministerio de Finanzas de Japón, todos sugieren que la demanda extranjera se mantuvo sólida después del aumento de aranceles”, señala John Canavan, analista principal de Oxford Economics.
Canavan matiza que, dado el creciente volumen de deuda del Tesoro y el tono más antagónico adoptado por la administración del presidente Donald Trump hacia los aliados globales, el riesgo de una demanda extranjera más débil por bonos del Tesoro persistirá. Sin embargo, matiza: “Creemos que estamos lejos de ver una erosión significativa del estatus de reserva del dólar, un soporte fundamental clave para la demanda de bonos del Tesoro”.
TwentyFour AM: renta fija europea
Felipe Villarroel, socio, gestión de carteras, de TwentyFour AM (boutique Vontobel), reconoce que al entrar en 2025, preveía que, si bien los aranceles encabezaban la lista de posibles catalizadores de la ampliación de los diferenciales, en un contexto macroeconómico de tipos de interés a la baja y sólido crecimiento mundial, el crédito superaría a la deuda pública y ofrecería una rentabilidad total saludable a los inversores en renta fija.
Tras haber superado ya el primer semestre del año, considera que su previsión solo requiere revisiones menores. “Siempre que las negociaciones comerciales avancen según lo previsto, en comparación con principios de año esperamos un número ligeramente inferior de recortes de los tipos de interés (al menos en EE.UU.) y un menor crecimiento mundial (impulsado por EE.UU.). Además, mientras que las previsiones de crecimiento en Europa no han sufrido revisiones importantes, las de EE.UU. se han visto negativamente afectadas. En consecuencia, hemos aumentado nuestra ya marcada preferencia por la renta fija europea frente a la estadounidense. Sin embargo, creemos que el telón de fondo macroeconómico sigue siendo lo suficientemente fuerte como para que el crédito supere a la deuda pública y ofrezca una rentabilidad total saludable a los inversores en renta fija en 2025”, defiende Villarroel.
Capital Group: high yield estadounidense
Desde Capital Group consideran que el sector del high yield estadounidense parece estar en buena forma. Según argumentan desde la gestora, el crecimiento de los beneficios de las empresas es positivo, el apalancamiento es moderado y las tasas de impago son bajas. Y lo que para la firma es más relevante: la calidad crediticia del mercado de high yield ha mejorado notablemente en las últimas décadas.
“La cohorte de mayor calificación en high yield es BB, que ahora representa más del 50% del mercado estadounidense del alto rendimiento. El aumento de la calidad crediticia fue especialmente notable durante el periodo de volatilidad del mercado observado a principios de 2025, sobre todo si se compara con el periodo de la crisis financiera mundial. En aquel momento, como clase de activo, el mercado estadounidense de alto rendimiento experimentó una caída comparable a la de la renta variable, de más del 25% en el segundo semestre de 2008. Sin embargo, durante el reciente episodio de incertidumbre, cuando el S&P 500 cayó un 15%, el high yield sólo cayó un 1,8%”, explican.
La mejora de la calidad crediticia media en las dos últimas décadas ha ayudado a los bonos estadounidenses de alto rendimiento a resistir mejor en condiciones de mercado adversas y ha proporcionado un importante diversificador frente a la renta variable.
Wellington Management: más allá del cupón
Para Raina Dunkelberger, directora de Inversiones en Wellington Management, con los mercados de renta variable tan concentrados y el dry powder en ciertas áreas del crédito privado potencialmente tocando techo, los inversores pueden considerar la renta fija orientada a la obtención de rentabilidad más allá del mero pago del cupón, con el objetivo de obtener una rentabilidad total, en lugar de sólo ingresos.
“Los inversores pueden acceder a este tipo de renta fija a través de estrategias de gestión activa, que cuenten con la flexibilidad de asignar capital a diferentes geografías y sectores, posiblemente algo esencial en un mundo tan marcado por la divergencia política. Estos enfoques tienden a ser globales por naturaleza, sin sesgos sectoriales. Como tales, pueden ser una fuente útil de diversificación para las carteras”, argumenta Dunkelberger.
Además, considera que los gestores de este tipo de estrategias de renta fija suelen tener un profundo conocimiento fundamental del mercado lo que les permite entender bien la dirección de la economía, los tipos de interés y la solidez financiera de una determinada empresa o sector.
“Esto podría ser especialmente importante en una época en la que parece probable que persista la volatilidad de los tipos del Tesoro en medio de la actual incertidumbre económica y geopolítica. Los gestores activos de renta fija orientada a la obtención de rentabilidad suelen conocer bien los aspectos técnicos, como los desequilibrios entre la oferta y la demanda, así como la segmentación de los inversores. Como consecuencia, estas estrategias pueden ofrecer potencialmente un abanico más amplio de oportunidades entre sectores no esenciales, ineficientes y en gran medida pasados por alto, como los convertibles, los títulos de capital y los AT1. Los gestores centrados en un solo sector no tienen tantas probabilidades de aprovechar estas oportunidades”, apunta la directora de Inversiones en Wellington Management.
BlackRock: ingresos frente a duración
Por su parte, desde BlackRock destacan en su outlook semestral que, en gran parte del universo de renta fija, “la duración ya no es la cobertura confiable que solía ser”. Según explican, dado el contexto macroeconómico actual, no esperan que eso cambie. Aun así, consideran que con la Reserva Federal probablemente manteniendo las tasas por encima del nivel neutral durante más tiempo, los mercados de deuda vuelven a ofrecer niveles de rentabilidad históricamente altos para los inversores.
“En este entorno, creemos que los inversores deberían priorizar los ingresos frente a la duración. Los rendimientos en todos los segmentos rara vez han sido tan elevados, especialmente en los tramos cortos de la curva, lo que brinda a los inversores la oportunidad de obtener rentabilidades muy atractivas de emisores de alta calidad con poco riesgo de duración”, argumentan.
Según su documento, incluso con una inflación superior a los niveles históricos, estos rendimientos nominales superan ampliamente la inflación tendencial, algo que se ha visto rara vez en las últimas décadas. “Y en cuanto a la duración que sí mantenemos en EE. UU., preferimos concentrarla en el tramo corto y medio de la curva, donde es poco probable que las tasas suban más y la Fed tiene mayor margen de maniobra ante cualquier shock, lo que hace que la convexidad sea cada vez más atractiva”, argumentan.