Con el COVID-19 aparentemente inactivo en partes de Asia y Europa, las esperanzas de estar al borde de una recuperación en forma de V reaparecen. Sin embargo, a nivel global, el virus sigue propagándose a un ritmo de velocidad de crucero. En este sentido, Stephen King, asesor económico senior de HSBC, advierte de los riesgos que amenazan aún esta recuperación.
“Si bien han surgido informes alentadores en relación con las vacunas y los tratamientos antivirales, ningún país ha establecido aún la inmunidad de grupo”, añade King. Además, pese a que el fin del confinamiento haya motivado una actividad económica más fuerte, “ningún país ha disfrutado una vuelta a la normalidad”, destaca el experto. Los niveles de actividad, tanto en términos reales como nominales, corren el peligro de ser persistentemente más bajos de lo que se preveía antes de la llegada de COVID-19, según la entidad. Como consecuencia, los los niveles de deuda existentes amenazan ahora con ser persistentemente demasiado altos.
“En circunstancias normales, la respuesta más sencilla es reducir los tipos de interés. Una mayor proporción de la deuda con respecto a los ingresos se compensa entonces con menores costes de servicio de la deuda”, explica King. Sin embargo, al igual que en Japón a mediados de los años noventa, los tipos de interés ya están en el límite inferior cero (o marginalmente por debajo).
Esto supone dos implicaciones clave. En primer lugar, aquellos que ahora se enfrentan a una depresión permanente de los ingresos estarán más dispuestos a pagar las deudas existentes que a asumir otras nuevas. Asimismo, aquellos que han prestado dinero están teniendo que prepararse para un aumento sostenido de los préstamos improductivos. “En estas circunstancias, el sistema financiero está en peligro de anquilosarse”, advierte King.
Según el asesor de HSBC, una forma de evitar esto consiste en impulsar la tasa de crecimiento del PIB nominal mediante el lanzamiento del denominado dinero del helicóptero. “Sin embargo, los datos disponibles hasta la fecha (ligados en parte a la forma en que los mercados han reaccionado al apoyo del banco central para obtener más préstamos del gobierno) sugieren que la liquidez adicional sólo puede servir para aumentar el valor de los activos financieros de riesgo incluso cuando el sistema financiero en general se estanca”, destaca King.
Una mejor apuesta, según el experto, y que ya se está discutiendo en Europa, es la creación de un banco malo en un intento de devolver la salud al sistema financiero lo antes posible.