JP Morgan Private Bank ha publicado su informe de Perspectivas de inversión global para 2026, en el que detalla información y oportunidades de inversión en un mundo transformado por la inteligencia artificial, la fragmentación global y los riesgos de inflación. Entre sus principales apuesta destaca la exposición a la inteligencia artificial, a los mercados privados europeos, a la región latinoamericana y Asia.
“En 2025, la incertidumbre ha definido la narrativa del mercado. Actualmente, tres temas principales marcan la agenda, lo que refleja un cambio fundamental en el funcionamiento de las economías y requiere una estrategia de inversión renovada, que combine disciplina y flexibilidad”, apunta Grace Peters, codirectora de Estrategia de Inversión Global de JP Morgan Private Bank, sobre el año que termina.
De cara a 2026, la firma sostiene que los inversores se enfrentan a la doble fuerza de la productividad impulsada por la inteligencia artificial y la inflación persistente en un panorama global fragmentado. “Nuestro objetivo es ayudar a los clientes a encontrar nuevas oportunidades y construir carteras resilientes, alineadas con sus objetivos a largo plazo», señala Stephen Parker, codirector de Estrategia de Inversión Global de JP Morgan Private Bank.
Para ayudar a los inversores a trazar un rumbo en este nuevo paradigma, la entidad destaca tres temas principales: la IA, la fragmentación y la inflación.
La IA y sus promesas
Según la visión de la entidad, la inteligencia artificial está transformando las industrias, impulsando la productividad y remodelando los mercados laborales, lo que está alimentando un aumento de la inversión y la especulación sobre una posible burbuja. En su opinión, el auge actual de la IA se sustenta en fundamentos sólidos y no en un exceso especulativo. Y, en última instancia, creen que el mayor riesgo radica en estar poco expuestos al impacto radical de esta tecnología transformadora.
“Las grandes empresas tecnológicas estadounidenses han triplicado su inversión de capital anual, pasando de 150.000 millones de dólares en 2023 a una previsión de 500.000 millones o más en 2026, y las inversiones relacionadas con la IA contribuirán más al crecimiento del PIB estadounidense que el gasto de los consumidores este año”, afirma Jacob Manoukian, director de Estrategia de Inversión para EE.UU..
Según su visión, a pesar de este impresionante impulso, la inversión en IA sigue representando menos del 1% del PIB, y una sola empresa tiene previsto construir centros de datos con más de 25 gigavatios de capacidad, lo que supone más de un billón de dólares en gastos de capital en los próximos años.
“La próxima ola de creación de valor de la IA, que abarca los sistemas de IA agéntica (sistemas de inteligencia artificial diseñados para funcionar de forma autónoma) incluyo esta aclaración porque es un término que nunca he escuchado y puede que algunos periodistas tampoco, las aplicaciones industriales verticales y el software horizontal habilitado por la IA, aún se encuentra en sus etapas formativas y se está desarrollando en gran medida dentro de los mercados privados. Para aprovechar el potencial de la revolución de la IA y gestionar los riesgos del exceso de entusiasmo, los inversores deben navegar con cuidado por los mercados privados, dando prioridad a la selección de gestores y al acceso en un sector que se está volviendo cada vez más competitivo”, añade Sitara Sundar, directora global de Estrategia de Inversión Alternativa.
Navegar en la fragmentación
A medida que la globalización retrocede, la fragmentación está llevando a Norteamérica, Europa, Asia y Latinoamérica a redefinir sus roles y oportunidades en un mundo moldeado por los intereses regionales. Según la visión de la entidad, con la aparición de nuevos bloques y los cambios en la dinámica de la seguridad, el comercio y las divisas, los inversores deben navegar por un panorama en el que la resiliencia y la diversificación estratégica son más importantes que nunca.
En opinión de Erik Wytenus, director de Estrategia de Inversión para Europa, Oriente Medio y África, la respuesta de Europa a esta nueva era es decisiva, marcada por el ambicioso estímulo fiscal alemán y el aumento del gasto europeo en defensa, lo que debería impulsar las perspectivas de crecimiento en la región.
“Cabe destacar que los mercados privados europeos ofrecen un amplio abanico de oportunidades que a menudo pasan desapercibidas para los inversores globales, ya que un notable 96% de las empresas europeas con ingresos de 100 millones de euros o más son privadas”, afirma Wytenus.
Por su parte, Nur Cristiani, directora de estrategia de inversión para Latinoamérica, comenta que “Latinoamérica es una fuerza indispensable en las cadenas de suministro globales y en la transición energética, impulsando el futuro de la industria y la inteligencia artificial. Sudamérica controla el 40% de la producción mundial de cobre y posee el 36% de las reservas mundiales de este metal, además de contar con una infraestructura manufacturera y logística bien establecida. Ahora que los bancos centrales se acercan al final de sus ciclos de flexibilización, las perspectivas para las divisas y el crecimiento son alentadoras, tanto a corto como a largo plazo”.
Y para Grace Peters, codirectora de Estrategia de Inversión Global de J.P. Morgan Private Bank, el creciente superávit comercial de China y sus vínculos más fuertes con el sudeste asiático ponen de relieve su influencia global. En este sentido, defiende: “Aunque el impacto en los mercados emergentes varía, vemos oportunidades destacadas en toda Asia, sobre todo en la India y en los sectores tecnológico y exportador de Taiwán, impulsados por su crecimiento independiente. Dentro de China, la innovación tecnológica en inteligencia artificial, plataformas de consumo y vehículos eléctricos está generando rendimientos impresionantes y dando forma a una economía digital dinámica. Para los inversores, la región ofrece oportunidades en constante evolución definidas por la eficiencia, la innovación y la competitividad”.
Inflación: más allá de los bonos
Uno de los temas que analiza la entidad es la inflación. Según su visión, el fuerte aumento de la inflación desde 2022, junto con el incremento del déficit público, ha redefinido el panorama de las inversiones, sustituyendo la estabilidad por presiones continuas sobre los precios y una mayor incertidumbre.
Consideran que, hoy en día, el impacto gradual pero significativo de la inflación es una consideración fundamental para el rendimiento a largo plazo de las carteras, ya que los inversores deben afrontar un nuevo régimen inflacionista marcado por factores estructurales, como las brechas de capacidad, la solidez de los balances de los consumidores, la resiliencia de las cadenas de suministro y el activismo fiscal.
“Los bonos siguen siendo esenciales para la construcción de carteras, pero los inversores deben mirar más allá de la renta fija tradicional para hacer frente a la inflación persistente y al aumento de la volatilidad de los tipos”, señala Stephen Parker, codirector de Estrategia de Inversión Global de J.P. Morgan Private Bank.
En opinión de Parker, para navegar por este nuevo régimen, será necesario “complementar los bonos básicos con materias primas, activos reales y fondos de cobertura no correlacionados proporciona diversificación para la exposición a la renta variable en un contexto de inflación persistente”



