“La IA va a transformar todas y cada una de las industrias que se puedan imaginar. Solo estamos al comienzo”. Con esta rotundidad se expresa James Chen, gestor del fondo Allianz Global Artificial Intelligence, quien cuenta con una experiencia en el sector de gestión de activos y en el tecnológico desde 1994. Si bien es una estrategia que ha ido ganando popularidad al calor del entusiasmo inversor en torno a la temática, cabe destacar que la estrategia original data de 2016 (cuando fue lanzada como mandato para un cliente japonés), y que el fondo europeo lleva activo desde marzo de 2017.
Chen detalló en una visita reciente a la oficina madrileña de Allianz GI cómo el ciclo de inversión de la IA difiere por completo de otros ciclos anteriores, debido a dos elementos: la durabilidad del ciclo actual, y las perspectivas de un alcance mucho más largo sobre las diferentes industrias que componen la economía.
¿Dónde estamos ahora?
El experto explicó que la primera fase del ciclo de la IA está marcada por el desarrollo de infraestructuras (centros de datos, servidores, hiperescaladores); primordialmente, lo que hemos presenciado en los dos a tres últimos años ha sido la explosión de esta fase.
Chen puntualiza que el bache bursátil que se vio al inicio del año y que afectó a los valores más directamente expuestos a la IA se debió a los temores de que el ciclo de la 1 ya hubiera tocado techo en esta fase 1. Sin embargo, considera que dichos temores son infundados, por una serie de motivos, como el hecho de que se anticipa un gasto público en IA cercano al 40% solo para el 2025, con Donald Trump impulsando el desarrollo de estas tecnologías en EE.UU. a través de diversas órdenes ejecutivas y liderando acuerdos multimillonarios como el alcanzado hace algunas semanas con Arabia Saudí para adquirir los chips BlackWell que está desarrollando NVIDIA.
A estos se añaden los propios planes de las grandes tecnológicas implicadas en la carrera de la IA, como Meta, que ha comunicado su intención de empezar a comprar energía nuclear a Constellation para seguir alimentando sus centros de datos, una manera indirecta de seguir invirtiendo en IA. “Incluso aunque los hiperescaladores gasten en 2025 un poco menos que en años anteriores, se le deberá añadir al gasto total una mayor inversión pública en EE.UU. Y si la UE también decide incrementar sus inversiones, esto añadirá otra capa más de durabilidad al ciclo”, sentencia el gestor.
De hecho, este considera que existe suficiente visibilidad por lo menos hasta 2027, por lo que insiste: “El ciclo de la IA es extremadamente robusto y sostenible en el tiempo”.
La siguiente fase del ciclo, en la que apenas estaríamos empezando a entrar, sería la del desarrollo de aplicaciones con IA, tanto para consumidores como empresas. Chen anticipa un incremento exponencial del gasto en software por parte de compañías de todos los sectores para poder mejorar procesos internos y ofertas de productos y servicios con IA, así como para ahorrar costes: “Las compañías están oscilando entre invertir en recursos propios o comprarlos de proveedores externos”, añade.
Finalmente, la tercera fase de la IA sería el de la habilitación de la IA, es decir, en el que la IA se ha incorporado en todos los negocios para recortar costes, impulsar eficiencia, mejorar la toma de decisiones y crear nuevos productos y servicios, con serias repercusiones para la productividad y la transformación de la industria. Será una fase en la que la IA pueda superar a la inteligencia humana y volverse autónoma, aunque el gestor avisa de que todavía quedan décadas por delante antes de llegar a este estado. “Lo que podemos vislumbrar que hará la IA en los próximos tres años es tan solo un arañazo en la superficie”, advierte.
La estrategia, bajo la lupa
Una de las peculiaridades del Allianz Global Artificial Intelligence es que no es un fondo con exposición pura al sector tecnológico, sino que invierte a lo largo de toda la cadena de valor de la IA de forma equilibrada, incluyendo a compañías de otros sectores tradicionales que incorporan IA a sus modelos de negocio. Así, actualmente el 47,7% de la cartera está invertido en valores de TI, y el resto se reparte entre consumo discrecional, financiero, salud, servicios de comunicación, industriales y utilities.
Una de las novedades de la estrategia es que la exposición a compañías de gran capitalización o megacaps se ha casi duplicado: si históricamente han pesado un 35% en el fondo, actualmente suponen un 63,5% de la estrategia. De hecho, el top 10 de la cartera pondera un 41% del total.
El gestor lo explica porque “este ciclo está siendo guiado por las grandes compañías; la magnitud de costes para invertir en IA es tal que las pequeñas no pueden competir”, un aspecto que también considera diferencial respecto a otros ciclos de negocio del pasado. Chen matiza que es necesario que debuten más compañías relacionadas con IA en bolsa (como, previsiblemente, Open AI) para ver el comportamiento de sus modelos de negocio: “La concentración actual es buena, porque no hay un exceso de deuda, pero también implica que el ciclo podría cambiar muy rápido”. El experto se refiere a otro elemento clave que diferencia la efervescencia actual de los días de la burbuja puntocom, que todas las inversiones que están realizando las megacaps tecnológicas se están haciendo con dinero de su balance, que está a rebosar de cash.
De hecho, una de las claves de la evolución futura del ciclo de la IA dependerá de que estas compañías mantengan su buena salud financiera: “El mayor riesgo para la IA es que se produzca una recesión económica al estilo de la de 2008, porque eso implicaría que estas compañías tendrían que recortar sus programas de gasto en infraestructuras de IA”, declara Chen.
Por otro lado, el experto constata que, desde el “Día de la Liberación” del pasado 2 de abril, el mercado ha registrado una gran rotación desde grandes capitalizadas con sesgo value de vuelta a valores growth que está beneficiando a compañías en la carrera de la IA. Chen interpreta esta rotación como que “los inversores siguen demandando crecimiento de beneficios”, y la cartera del fondo de Allianz ha podido capturar esta rotación. El gestor insiste en que siguen bien posicionados: “Las perspectivas de beneficios siguen al alza y están en máximos. Pensamos que el mercado todavía es atractivo. Además, la previsión de recesión en EE.UU. se ha reducido del 50% al 25%. El mercado tiene algo que decir sobre la trayectoria del crecimiento económico”, concluye.