El primer trimestre de este año parece la imagen reflejada del cuarto trimestre de 2018. La caída del precio de la renta variable a finales del año pasado se desvaneció pese al hecho de que los beneficios corporativos continuaron revisándose a la baja y los indicadores económicos fueron, en general, decepcionantes. Por ello, BLI – Banque de Luxembourg Investments asegura que la recuperación de principios de 2019 no se explica por una mejora del contexto económico sino por la desaparición, real o supuesta, de numerosos riesgos, empezando por el excesivo endurecimiento monetario de la Reserva Federal estadounidense.
La suspensión de un mayor endurecimiento en EE.UU. preparó el camino para que regresara el apetito de riesgo. Sin embargo, es posible que los inversores sean demasiado complacientes sobre la postura de la Fed y sobre el daño que ya ha generado proceso de endurecimiento. Además, está disminuyendo la efectividad del apoyo monetario en un entorno marcado por el debilitamiento del crecimiento económico y de los beneficios.
En su último análisis trimestral macroeconómico y financiero, BLI apunta que los últimos años también han demostrado que subsidiar capital sistemáticamente en detrimento del empleo lleva a la radicalización política, algo que es perjudicial para el desarrollo económico.
Pese al retorno de cierto apetito de regreso, los inversores no están abandonando sus activos defensivos en masa. Los precios de los bonos gubernamentales de buena calidad han seguido incrementándose y la rentabilidad del bono alemán a 10 años se ha vuelto incluso negativa por primera vez desde 2016.
En los mercados bursátiles, los activos de calidad están cosechando el beneficio de esta tendencia ascendente, mientras que los más cíclicos o endeudados tienen retornos negativos. Esta situación parece lógica en un contexto económico caracterizado por un crecimiento muy moderado y numerosos riesgos.
Los mercados de renta variable y renta fija parecen anticipar escenarios distintos: estabilización y crecimiento frente a una situación económica deteriorada, respectivamente. La gestora destaca que la historia financiera ha demostrado que cuando estos dos tipos de activos no coinciden, lo más habitual es que los bonos tengan la razón.
La inversión de la curva de rendimientos de Estados Unidos suele considerarse la señal de una recesión, pero las condiciones para que se dé no parecen estar presentes (de momento). De hecho, la inversión de la curva se debe, sobre todo, a la caída en los rendimientos a largo plazo, una consecuencia de la reducción de la inflación, el giro de la Fed y los rendimientos más débiles en el resto del mundo.
El factor más importante de los últimos meses es la confirmación de que los bancos centrales parecen haber abandonado cualquier intento de normalizar su política monetaria. Antes de ser demasiado pesimistas, los inversores deberían tomar nota del sesgo de los bancos a favor de los activos financieros.
Después de una década de aumentos en los precios de acciones y bonos, ahora podría ser un momento particularmente malo para renunciar a la tentación de la gestión pasiva. Por el contrario, es necesario un enfoque activo para evitar los peligros y conservar el poder de compra. Este enfoque debería situar un énfasis particular en los dividendos y en los mercados asiáticos.
El rol diversificador del oro
Para BLI, el oro continuará jugando un papel importante en la diversificación de carteras, ya que, a largo plazo, le favorece el hecho de que los bancos centrales no vayan a ser capaces de normalizar su política monetaria. También es un factor positivo para este activo la reciente tendencia de las autoridades monetarias de apostar por objetivos de inflación más elevados.
El oro se ha desempeñado bien históricamente en etapas de bajos tipos de interés, como es el caso hoy en día. A esto se suman las cualidades de este activo como refugio seguro en épocas de estrés económico, financiero y geopolítico.