Publicada el jueves pasado 12 de junio, la Medida Provisional n.º 1.303/2025, que promueve cambios estructurales en la tributación de las inversiones financieras en Brasil, está provocando cambios en las carteras de los inversores brasileños.
Existen varias medidas para gravar las inversiones financieras, entre las que destacan: la creación de una tasa única del 17,5% para las rentas derivadas de inversiones financieras, que sustituye el anterior modelo escalonado; la tributación del 5% sobre las rentas distribuidas por fondos cotizados, como Fiagros (cadenas agroindustriales), IFI (bienes raíces) y FIDC (derechos de crédito), siempre que tengan más de 100 accionistas y cumplan los criterios de dispersión; y la eliminación de la exención para valores como LCI (Letras de Crédito Inmobiliario), LCA (Letrasde Crédito Agrícola) y debentures incentivados, cuyas emisiones a partir de 2026 también tributarán al 5%.
La misma tasa debería aplicarse a los CRI (Certificados de Cuentas por Cobrar Inmobiliarias) y los CRA (Certificados de Cuentas por Cobrar Agrícolas).
«Estas medidas se dan en un escenario de tasas de interés aún altas, sin perspectivas de una bajada a corto plazo, lo que complica aún más el entorno para los fondos estructurados», afirma Fernando Oliveira, gerente de inteligencia de mercado y negocio de Flowinvest. Oliveira explica que, si bien los LCI y los LCA también tributarán solo a partir de 2026, los inversores deberían empezar a migrar desde ahora a productos más simples, predecibles y líquidos.
Los FIDC con una mayor concentración de accionistas o una estructura de gobernanza débil deberían ser los más afectados
Los fondos que no se adapten a la nueva realidad, especialmente aquellos que no cumplen los criterios para la tasa impositiva reducida, tienden a perder su atractivo. Por otro lado, los FIDC con buen gobierno corporativo, una cartera sólida y la capacidad de distribuir ingresos dentro de las nuevas normas seguirán siendo alternativas relevantes. La selectividad de los inversores aumentará y la transparencia en la gestión será aún más crucial, afirma Oliveira.
Para Eduardo Barbosa, socio fundador de Multiplica Investimentos, la pérdida de la exención fiscal podría tener un impacto directo en el interés de los inversores por estos vehículos, tradicionalmente buscados por quienes buscan ingresos pasivos exentos del impuesto sobre la renta. «En un escenario de tasas de interés aún altas y con la expectativa de recortes solo a mediano plazo, el cambio podría estimular la reasignación de carteras, con una posible migración a activos que ofrezcan mayor previsibilidad fiscal», afirma.
También existen oportunidades, algunos FIDC podrían cobrar mayor relevancia, según la proyección de Barbosa. “Con estructuras flexibles y eficientes, siguen siendo alternativas sólidas para inversores institucionales y cualificados que buscan exposición al crédito privado con seguridad jurídica y potencial de rentabilidad ajustada al riesgo”, afirma el gestor de Multiplica. Advierte que el impacto final de la medida dependerá de su avance en el Congreso y de la reacción de los agentes del mercado. “Los cambios en la legislación fiscal deben evaluarse siempre con cautela, ya que la previsibilidad es un elemento esencial para la maduración del mercado de capitales brasileño”, afirma Barbosa.
Imprevisibilidad y desorientación
Moacir Teixeira, socio fundador de Ecoagro, considera que los impactos aún son impredecibles, pero lo que ya se puede afirmar es que existe una sensación generalizada de desorientación. Algunas decisiones recientes (del ministerio de Hacienda) reflejan esta falta de claridad y coherencia. Un ejemplo es el cambio en la tributación de la renta fija, que abandonó el modelo regresivo basado en el plazo de inversión y se fijó en el 17,5 %. Esta decisión fomenta los movimientos a corto plazo de los inversores, lo cual es totalmente contrario a la lógica de estabilidad que debería sustentar este tipo de producto, comenta Teixeira.
En cuanto al atractivo de las modalidades de inversión, la sensación es de estancamiento, según el gerente de Ecoagro. «Existe una gran incertidumbre, sobre todo para los particulares, que ya operan en un escenario muy confuso. Un buen ejemplo es el sector agrícola. El nuevo Plan Cosecha salió a la luz, pero, incluso antes de aportar medidas consistentes, ya han surgido propuestas que afectan directamente la lógica de financiación del sector», señala. Afirma que la agroindustria necesita recursos, y todos saben que el gobierno no cuenta con el margen fiscal para ampliar la igualación.
“El resultado tiene el potencial de frenar un sector que históricamente impulsa el PIB. Es un movimiento que genera aprensión, porque interfiere con un modelo que ha estado funcionando con cierto equilibrio. Cambiar las reglas a mitad de camino mina la confianza de quienes invierten y de quienes emprenden. Y este tipo de escenario perturba cualquier planificación”, afirma Teixeira.