Joaquín Ardit es gestor de Private Debt de Allianz Global Investors. Lleva trabajando en activos de deuda privada para Allianz desde 2012, cuando se incorporó a la parte de seguros de la firma en Alemania. El contexto de aquel entonces favorecía un interés incipiente por los activos privados, dado el entorno de tipos persistentemente bajos y caída de la financiación bancaria. “Desde entonces, el crecimiento ha sido muy significativo y no solo por la parte de inversión institucional, sino que ahora ya podemos hablar de la democratización del private market en Europa”, afirma. Allianz Global Investors gestiona actualmente más de 100.000 millones de euros en activos de mercados privado.
Ardit indica que, en este tiempo, la firma ha ido no solo incrementando el volumen gestionado, sino diversificando su cartera de activos, de modo que actualmente cuenta con inversiones en Europa, Estados Unidos y Asia. La firma concentra sus esfuerzos en compañías del middle market: “Intentamos encontrarnos un mix en el cual el rendimiento ajustado al riesgo es el más atractivo”. De esta forma, la compañía cuenta con un equipo de Private Equity compuesto por 23 personas y otro de Private Debt en el que trabajan 15; en ambos casos, los miembros del equipo se reparten entre Múnich, Nueva York y Singapur.
El experto apunta a que las dos grandes tendencias que se vienen desarrollando dentro de los activos de deuda privada han sido las co-inversiones y el desarrollo de los mercados secundarios. La firma empezó a analizar las oportunidades del mercado secundario de deuda privada hace unos cuatro años: “El mercado de deuda privada ha llegado a un punto en el que es lo suficientemente maduro para necesitar más liquidez; hemos empezado a invertir en secundarios intentando anticiparnos a esas necesidades”, aclara Ardit. Según sus cálculos, actualmente el mercado secundario equivale a cerca de un 5% del mercado de private equity y un 1-2% del mercado de private debt. Allianz GI está trabajando actualmente en el lanzamiento de su segundo fondo de secundarios.
¿Qué tendencias estáis observando en el uso de la deuda privada por parte de los inversores?
Seguimos viendo mucho interés en deuda privada por parte de los inversores institucionales, no solo en secundarios, también para incrementar su exposición.
También seguimos viendo atractivo en cuanto a valor relativo de la deuda líquida contra la deuda privada, a la prima por liquidez que ofrece la deuda privada. Por ejemplo, en 2022 vimos a los mercados reaccionar relativamente rápido, con un movimiento de spreads que llegó a ser de entre 100 y 150 puntos básicos en EE.UU., dependiendo del segmento del mercado. Después, a medida que los mercados fueron corrigiendo los spreads de crédito en los años 2023-2024, la prima por iliquidez se mantuvo relativamente constante. Pensamos que merece la pena tener deuda privada como una parte de la estrategia de inversión más a largo plazo.
¿Qué feedback recibís de los inversores en cuanto a sus necesidades y demandas?
Las estructuras semilíquidas son un tema candente en el mercado. En la parte institucional vemos que hay interés, pero también un poco de cautela en cuanto a las nuevas estructuras, referente al tipo de inversores con los que se va a coinvertir y qué significa la liquidez para ellos.
¿Qué importancia tiene el acceso al mercado y las relaciones en el ámbito de la deuda privada?
Allianz lleva participando en el mercado desde hace casi 20 años. Tenemos un programa muy grande y establecido en el mercado, lo que nos convierte en un socio preferente en el área de secundarios. Es una ventaja competitiva que tenemos para operar en el mercado. Invertimos sobre todo en las estrategias en las que los créditos son ilíquidos, como direct lendig o préstamos sindicados. También tenemos una pequeña asignación a fondos que hacen Deuda Junior y situaciones especiales. Es muy diversificado.
¿En qué tipo de compañías o sectores invierten? ¿Cómo podría afectar la llegada de una recesión a sus estrategias?
Para nosotros es muy importante la due diligence; cuando compramos, estamos invirtiendo en portfolios robustos con sectores poco cíclicos y con gestores que no solo han hecho una buena selección de los créditos, sino que también tienen mecanismos para poder recuperar el capital y los intereses si hubiera algún problema. Por ejemplo, en nuestro primer fondo de secundarios, que lanzamos el año pasado, ofrecíamos exposición a más de 1000 posiciones a través de más de 30 fondos distintos. Pero en cada uno de los fondos en los que hemos invertido hemos hecho un análisis muy profundo para determinar su posicionamiento defensivo, diversificar el riesgo y estar bien posicionados por si hay una recesión.
¿Cómo puede impactar la guerra arancelaria a este segmento de la deuda en Europa?
Esperamos que el efecto sea relativamente moderado, sobre todo por cómo está construido el portfolio en cuanto a sectores. Son sectores que no están expuestos directamente a los aranceles, como servicios, salud o software, que además son los tres sectores más típicos en direct lending.
Suele haber menos, digamos, comparando un poco nuestro portfolio con lo que es un índice de leverage loans, hay mucho menos, por ejemplo, energía, mucho menos consumer staples, mucho menos cyclicals, digamos.
¿Cuál es la situación actual de la tasa de impago y cuál es la duración típica de estos activos?
Las tasas de impago del mercado en general están relativamente bajas respecto a la media histórica, entre el 1% y el 2%, aunque preferimos centrarnos en lo que ha sucedido desde 2020, porque vemos que se ha producido un salto en el mercado desde 2009. Típicamente el performance de Allianz presenta una tasa de impagos muy inferior a la media que presenta el high yield; obviamente, nuestra labor de selección y análisis nos permiten gestionar los riesgos a la baja.
El vencimiento típico de la deuda de direct lending es más largo, de 5 a 7 años, pero se suele refinanciar antes, unos 3 años históricamente. No obstante, también depende del mercado. Por ejemplo, en los últimos dos años ha habido menos actividad de fusiones y adquisiciones y, por tanto, ha tardado más tiempo en haber liquidez. Esto ha impulsado al mercado secundario, porque ha habido más inversores que querían liquidez.
En secundarios, el portfolio ya está construido y se puede analizar en qué ha invertido el gestor. Es más predecible, ofrece mayor visibilidad. Así, cuando inviertes en un secundario, estás invirtiendo en deuda que ya tiene una vida de 2 o 3 años, y le quedan entre 1 y 3 años por delante, así que ofrece menor duración que otros activos comparables, como el high yield.