Foto: MediaPhoto.Org. Estructuralmente, depreciación de la moneda
La subida en el precio del dólar frente al peso colombiano ha tomado a muchos por sorpresa. Incluso, algunos de los más mediáticos analistas —entendido como los que más aparecen en medios, especialmente televisados; por lo cual a veces parece necesario apagar el televisor— han empezado a cambiar su perspectiva sobre la divisa norteamericana: de decir a los cuatro vientos que el dólar terminaría el año alrededor de los $1.850; han cambiado su visión y ya hablan algo cercano a los $2.000. Si parafraseamos al presidente, estos analistas dirían que “solo los bobos no cambian de opinión”, el problema es que cambiaron luego de que la evidencia fue tan fuerte que ya no pudieron soportar los niveles anteriores que habían estimado y les tocó, por la fuerza, ir hacia donde ya muchos estaban, es decir, hacia justificar la depreciación.
Ahora bien, una de las preguntas es si el dólar, después de esa fuerte subida, corrige. ¿Es el precio del petróleo o el giro de utilidades al exterior las únicas razones para explicar el actual precio del dólar? Mi respuesta es que no. Desde mi punto de vista el dólar se volvió un activo de retorno asimétrico, que en el mediano y largo plazo tiene todas las características para estar más arriba frente al peso.
Hay cosas que ya se saben, pero que se nos habían olvidado temporalmente, como el déficit en cuenta corriente. Financiado, hasta ahora, con la cuenta de capital, pero que en la medida en que venga menor inversión extranjera directa, esta financiación será más complicada. Tenemos, también, una mayor participación de extranjeros en el mercado local de acciones y, especialmente, de deuda pública. Esto quiere decir que también han llegado flujos por esta vía, pero que cada aumento adicional en la participación en estos mercados volverá aún más marginal cada compra. Me explico, porque suena enredado: los extranjeros en el mercado de TES han pasado de tener el 5% a cerca del 15% en un lapso de algo más de un año. Seguir incrementando ese porcentaje será marginal, si algún día llegan al 20%, pasar al 21% será un efecto menor que cuando pasaron del 6% al 7%.
Pero esto que ha sido bueno porque dinamiza el mercado, tiene un punto en contra: el día que quieran vender, especialmente si es ante un evento que dispare la sensación de riesgo, venderán una proporción muy fuerte en períodos de tiempo muy cortos. Esto, necesariamente, se debería traducir en una depreciación muy fuerte de la moneda local frente al dólar, en plazos muy cortos.
Desde el año pasado vengo sosteniendo que muchos indicadores de algunos países de América Latina —incluyendo a Colombia, claro está— se me parecen a los que tenía Tailandia en 1997 cuando los hedge funds (fondos de cobertura) decidieron atacar, causando los estragos que ya conocemos. Repito, es una de esas oportunidades en que preferiría que estos miedos no se materializaran.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor, quien las hace a título personal, y no representan la posición de Old Mutual sobre los temas tratados.
A menudo oigo hablar sobre la conexión entre la compra de bonos de la reserva Federal estadounidense y la subida de la renta variable. Además, ambas parecen haberse movido al alza al mismo tiempo. El índice S&P 500 repunta un 200% desde 2009, mientras que la Fed ha sumado billones a su balance para proporcional a la economía de Estados Unidos liquidez extra con la que impulsar el crecimiento y crear empleo.
Pero hay otra cosa que ha estado ocurriendo durante el mismo período, y sobre la que me gustaría llamar la atención. No sólo las compras de bonos y medidas de liquidez han subido con las decisiones de la Reserva Federal, los beneficios empresariales también han aumentado en la economía en su conjunto y en torno a un 190% en particular para las empresas que cotizan en las principales bolsas.
Durante largos períodos de tiempo, el comportamiento observado de las bolsas ha estado directamente vinculado a las ganancias empresariales. Que el mercado haya subido 5 años más o menos en línea con los ingresos de las empresas me sugiere que la rentabilidad ha sido un factor más poderoso del repunte que la liquidez de la Fed.
En mi opinión, hay cinco razones que explican por qué es tan importante para los inversores.
Primero, los beneficios del S&P 500 han continuado expandiéndose a lo largo de todo el ciclo económico mucho más allá del rebote que podría esperarse desde los mínimos tocados en la recesión.
Segundo, la evolución de las compañías en los principales índices ha sido tan robusta que en los principales índices que las ganancias aumentaron incluso cuando la economía de Estados Unidos estaba contrayéndose. Los beneficios empresariales del primer trimestre subieron un 4,5% respecto al año anterior, mientras el Gobierno de Estados Unidos informaba de que la economía se había contraído en ese periodo un 2,1% ajustada a la inflación.
En tercer lugar, el margen de beneficio neto -es decir, el beneficio obtenido por cada dólar de ventas- ha seguido aumentando. Para ello, las empresas han limitado sus costes y han mejorado de forma dramática su productividad, al producir más bienes y servicios por hora de trabajo.
En cuarto lugar, la mejora en los beneficios y en los márgenes de beneficio están dando señales alentadoras de ampliarse, algo que sucede de forma simultánea en casi todos los sectores e industrias, incluyendo los sectores la salud y la tecnología.
En quinto lugar, la economía estadounidense se está expandiendo, siendo casi la única entre las principales economías del mundo. De hecho, cada vez es más evidente que el ciclo de los Estados Unidos está mejorando con el sólido respaldo de los ingresos de los consumidores, el gasto de capital, la demanda acumulada, las mejoras competitivas en el comercio mundial, los aumentos salariales y la caída de las tasas de desempleo.
No se deje engañar de nuevo
El mundo de la inversión consiste en buscar burbujas, evitando las categorías de activos con poco más que aire, listo para verse afectado por la más mínima subida de los tipos de interés o la retirada de la liquidez inyectada por el gobierno. Después de todo, hace sólo seis años, el colapso del crédito hizo estallar una verdadera burbuja en el mercado de la vivienda. Nadie que haya perdido sus ahorros con las caídas del mercado y las quiebras quiere ser engañado de nuevo.
Así que estoy de acuerdo, no seamos engañados de nuevo. Pero al mismo tiempo, no supongamos que la Fed es lo suficientemente potente como para hacer subir los beneficios empresariales en todas las categorías cuando los precios de la energía, los costes laborales y la rotación de activos están ayudando en la evolución favorable de las empresas. En mi opinión, el mercado no puede ignorar los impresionantes resultados obtenidos no sólo de liquidez, sino de un mundo de mejoras de la economía real.
Columna de opinión de James Swanson, estratega jefe de Inversiones de MFS
Dentro del espacio de los fondos cotizados (ETFs, por sus siglas en inglés), las estrategias Smart beta han ganado popularidad en los últimos años, pues los inversores buscan fuentes alternativas de rentabilidad y los proveedores de producto encuentran nuevas maneras de estructurar estas estrategias de un modo eficiente. El término “Smart beta” no le gusta a todos los inversores, lo que tal vez explique la proliferación de otros nombres, tales como índices mejorados, beta estratégico, beta alternativo o beta plus. Sea cual sea el nombre, todas ellas pretenden conseguir una de estas dos cosas: mejorar el perfil de rentabilidad o el perfil de riesgo frente a los índices tradicionales ponderados por capitalización de mercado. En esta columna, nos referiremos a todas ellas como Smart beta.
La mayoría de las opiniones están de acuerdo en que se sitúan en algún lugar entre los principales índices pasivos y las estrategias más activas. A diferencia de una estrategia activa, donde el gestor tiene la discreción de escoger en qué invierte y en qué no en todo momento, un enfoque Smart beta seguirá un conjunto de reglas predefinidas. En este sentido, un inversor en una estrategia Smart beta tiene claridad sobre a qué está expuesto en cada momento, al igual que en cualquier otro vehículo puramente pasivo. Hay generalmente plena transparencia en la metodología de inversión. La diferencia radica en qué conjunto de reglas sigue cada estrategia.
Y hay muchas. Una estrategia Smart beta puede ser tan sencilla como ganar exposición a las compañías de un índice que cumplan ciertos criterios de valoración. Las así llamadas estrategias value (valor) se sitúan entre las que más tiempo llevan en vigor. De la misma manera, pueden seguir una multitud de otros factores comunes, tales como growth (crecimiento), calidad o momentum. Las estrategias growth y value aún representan la mitad del total de activos invertidos en ETFs de Smart beta.
Las estrategias Smart beta pueden también perseguir activos que generen ingresos altos y sostenibles, tanto en renta variable como en renta fija, y son éstas las que han ganado el favor de los inversores en el actual exigente entorno de mercado.
Buena parte de los últimos lanzamientos de producto han sido algo más sofisticados, y aquí es donde se sitúa buena parte de la demanda. Muchas de estas estrategias Smart beta utilizan sofisticados filtros y mecanismos de ponderación. Un ejemplo es una estrategia que gana exposición a varios de los factores arriba mencionados, pero que de cara a conseguir el calificativo de “Smart” (inteligente) su asignación de activos deba hacerse siguiendo reglas predeterminadas. También debe ofrecer a los inversores el potencial de reducir el riesgo o mejorar el retorno.
A medida que los inversores empiezan a familiarizarse con las estrategias Smart beta, empiezan a entender los usos potenciales dentro de sus carteras. Las estrategias Smart beta no están pensadas para reemplazar a los índices tradicionales o a las estrategias activas. Para ganar exposición a bolsa americana, por ejemplo, tiene todo el sentido del mundo invertir en un fondo totalmente pasivo que replique el comportamiento de un índice como el S&P 500 o el MSCI USA. Para otras clases de activo, puede ser que una estrategia activa aporte más valor.
Creemos que los tres estilos de inversión tienen un lugar legítimo en cualquier cartera bien diversificada. El gran valor reside en saber cuándo utilizar una frente a las otras. Las estrategias Smart beta deberían complementar a las otras y juntas mejorar el perfil riesgo-rentabilidad de las carteras.
Los inversores en productos de Source deben ser conscientes que el valor de sus inversiones puede caer al igual que subir y puede estar sujeto a volatilidad debido a factores tales como cambios en los precios de los instrumentos subyacentes y tipos de interés. Como consecuencia de esto, los inversores podrían no recibir la misma cantidad de capital invertido. Rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras.
Esta comunicación está únicamente destinada a y será solamente distribuida a personas residentes en jurisdicciones donde dicha distribución o disponibilidad no sea contraria a las leyes y regulaciones locales. Esta promoción financiera ha sido comunicada por Source UK Services Limited, 110 Cannon Street, London, EC4N 6EU, autorizada y regulada por la Financial Conduct Authority.
. Hoy es el turno de Europa, mañana le tocará a China
La pronunciada corrección registrada en los mercados financieros en las últimas semanas obedece principalmente a motivos de preocupación de raíz europea. Los inversores están observando una desaceleración del crecimiento en la zona euro, mientras los riesgos de deflación aumentan y la clase política parece haber perdido el control. Francia sigue desafiando al resto de Estados miembros de la zona euro con un déficit público demasiado alto y una ausencia de reformas. Aparte de todo esto, Grecia volvió a verse sacudida la semana pasada por una convulsión. Por consiguiente, han reaparecido las serias dudas acerca del carácter sostenible de los elevados ratios de deuda en el sur de Europa.
Dado que los recientes temores emanan de Europa, los mercados emergentes siguen atravesando esta fase de corrección por el momento con una relativa tranquilidad. De hecho, sí que han caído todos los mercados emergentes, pero menos que en Europa. Ello se ha debido, en parte, a que en los últimos años ya se han corregido gran parte de las expectativas poco realistas acerca del crecimiento en los países emergentes.
Además, los cambios en la zona euro pueden proporcionar una ventaja a los mercados emergentes. En los últimos años, ha cundido mucho nerviosismo acerca del carácter sostenible de las entradas de capitales a los mercados emergentes en medio de un entorno de una menor flexibilización de las condiciones monetarias en EE.UU. Debido a los problemas en Europa, el BCE se ha visto ahora obligado a aplicar una expansión cuantitativa, y la Fed tiene que renunciar, de manera pasajera, a las primeras subidas de tipos de interés. Esto es una buena noticia para los mercados emergentes, que presentan una fuerte dependencia del capital extranjero.
De este modo, mientras que el decepcionante crecimiento en Europa es un problema para los países que exportan mucho al Viejo Continente, favorece a los mercados emergentes, que necesitan capital foráneo para financiar el crecimiento del crédito y los actuales déficits por cuenta corriente. Los menores tipos de interés en Europa y EE.UU. ayudarán evidentemente a aliviar la presión en muchas partes de los países emergentes. En general, ello debería tener una repercusión positiva en un futuro inmediato. Las fuertes entradas de capitales a los mercados de deuda de los países emergentes deberían traer consigo una apreciación de las divisas y una recuperación de los mercados bursátiles.
Aun así, hay un enorme problema que sigue justificando mostrar una gran cautela respecto a los mercados emergentes: China. El principal motor de crecimiento de los países emergentes está flaqueando. Crecen los riesgos. El mercado de la vivienda ha entrado en caída libre y ha sometido a una elevada dosis de presión al crecimiento económico y al sistema financiero. Entretanto, China se enfrenta a salidas de capitales desde principios de este año. Se trata de un nuevo desafío para los responsables de la toma de decisiones políticas, que debería animar a los inversores a ser más prudentes.
En medio del actual clima de nerviosismo en los mercados financieros, el centro de atención podría desplazarse de Europa a China. Si así ocurriese, los mercados emergentes resultan vulnerables. Lo hemos comprobado muchas veces en los últimos años tras informarse de un crecimiento decreciente o de tensiones bancarias en China.
Columna de Maarten-Jan Bakkum, estratega de Renta Variable de Mercados Emergentes de ING IM.
El continente africano ofrece un enorme potencial de crecimiento para los inversores internacionales. Partiendo de una base muy baja, es relativamente fácil para las economías africanas lograr un alto crecimiento, al tiempo que las valoraciones corporativas siguen en niveles razonables.
Sin embargo, la proporción de renta variable africana en los portfolios de los inversores institucionales es bastante pequeña. La exposición, por lo general, se limita a Sudáfrica, como parte de una asignación a los mercados emergentes. La cantidad de acciones cotizadas en mercados frontera de África sigue siendo modesta y sólo unas pocas registran grandes volúmenes a diario. Sin embargo, dado que el interés de los inversores en los mercados frontera de África está creciendo, esperamos que esto cambie poco a poco.
Cultura en renta variable
Este cambio tendrá lugar a través de dos canales: creando nuevas bolsas de valores e incrementando el número de compañías que cotizan. Argelia y Angola, por ejemplo, han concretado planes para poner en marcha sus bolsas en los próximos de 3 a 5 años. Ambos son países que cuentan con grandes compañías e inversores locales con grandes cantidades de capital disponible para invertir. Hemos observado que los países de habla inglesa, como Kenia y Nigeria y en menor medida, Ghana y Zambia, ya tienen algún tipo de cultura sobre la renta variable. Esto se produce menos en los países con historia de colonización francesa, como Camerún.
Factores a favor de la inversión en África
Las empresas africanas operan en un entorno difícil en términos de productividad y corrupción. Vemos esto como una oportunidad, ya que hay un montón de factores al alcance de la mano que pueden corregirse para aumentar la eficiencia. También observamos ya que el clima de negocios está mejorando y que los gobiernos de varios países están mejorando la responsabilidad. Los factores medioambientales, de gobernanza y sociales, son, por tanto, elementos a vigilar.
Otro factor de crecimiento es la gran cantidad de inversiones en infraestructuras que muchos países africanos están llevando a cabo. Esas inversiones no sólo benefician, por ejemplo, a las cementeras o a los bancos que las financian, también reducen los problemas logísticos al haber más puertos, mejores carreteras y energía más barata. Esto puede impulsar también el crecimiento económico y los ingresos de otros sectores. La emergente clase media de varios países de África está creciendo e impulsan un fuerte crecimiento del gasto en consumo local tanto en servicios y productos básicos como en los discrecionales.
Finalmente, mientras muy pocos inversores institucionales son activos en los pequeños mercados como Botsuana, Ghana y Zambia, creemos que muchas acciones en esos mercados están infravaloradas. Cuando los inversores de mercados frontera descubran esos mercados, esperamos un significativo repunte en los precios de las acciones.
¿No es arriesgado?
Invertir en África tiende a ser percibido como arriesgado. No pretendemos decir que no hay ningún riesgo. Sin embargo, queremos poner esta noción en perspectiva. Los análisis demuestran que en los últimos 12 años, la renta variable africana fue menos volátil que la de otros países emergentes y mercados frontera. Esto se explica por el hecho de que varios países se han ido moviendo de forma independiente al resto como consecuencia del importante papel que han jugado los factores locales.
Además, las cíclicas crisis mundiales se han dejado sentir menos en algunos países de África debido a su fuerte crecimiento estructural. Por último, dada la baja correlación entre la renta variable africana y la del resto del mundo, invertir en este continente ofrece ventajas de diversificación en un contexto de portfolio.
Ébola
Un artículo sobre África tiene que hablar del ébola. Ésta es una enorme tragedia humana que afecta a las economías locales de tres países, de por sí ya muy dañados: Guinea, Liberia y Sierra Leona. Los vuelos internacionales hacia y desde esos países han sido cancelados y el transporte doméstico se ha convertido en algo difícil. No tenemos acciones de compañías con una exposición significativa a esos países. Sin embargo sí tenemos participación en compañías mineras que son activas allí, pero la producción podría verse interrumpida ya que algunos de los ingenieros extranjeros han decidido marcharse de esos países por unos meses. Los precios de las acciones de esas compañías mineras están bajo presión. Representan el 0,5% del portfolio.
Columna de opinión de Cornelis Vlooswijk, senior portfolio manager del equipo de mercados emergentes de Robeco
Esta publicación quiere proporcionar a los inversores información general sobre las capacidades específicas de Robeco, pero no constituyen una recomendación o consejo de compra o venta de un título específico o de inversiones en general.
Si está preocupado por el reciente repunte de la volatilidad en el mercado de bonos, aquí tenemos un pequeño consejo: No lo esté. Hay otra gran cantidad de riesgos –sobre todo los de calidad crediticia y el aplanamiento de las curvas de rentabilidad- que están causando sacudidas en algunos rincones del universo de renta fija. Afortunadamente, hay cosas que puede hacer al respecto.
No se puede negar que las últimas semanas han estado marcadas por la volatilidad, pero el reciente repunte de los precios, amplificado por las señales de desaceleración de la economía mundial, no es el responsable de las dos grandes tendencias desatadas últimamente los mercados de deuda: la venta masiva en el high-yield con peor calificación crediticia y en los bonos con vencimiento a corto plazo en general.
La presión vendedora en estos activos se ha ido formando en varios meses. Como resultado, muchos de estos títulos han estado evolucionado peor que los bonos con mayor calificación y mayor vencimiento. Creemos que un análisis más cercano a la dinámica que hay detrás de las ventas puede arrojar luz sobre las oportunidades creadas y las trampas que el inversor debe evitar.
La influencia de los tipos de interés
Comenzando con las ventas masivas de los bonos con vencimiento a corto plazo, estos activos han estado muy expuestos al riesgo de subida de tipos de interés, y en el tercer trimestre se han visto dañados porque empieza a parecer que la Reserva Federal de Estados Unidos incrementará las tasas más pronto de lo que el mercado había previsto. La consecuencia es que los inversores han tratado de proteger sus portafolios mediante la venta de bonos con vencimiento a corto plazo, investment-grade y high-yield corporativo, así como valores del Tesoro.
Esta ola de ventas ha hecho subir las rentabilidades en el front end de la mayoría de las curvas y los bonos de duración más corta evolucionaron peor de forma general. Creemos que los vendedores pueden haberse adelantado.
Mientras la economía de Estados Unidos ha cobrado impulso, los datos recientes de la zona del euro, China y otros países sugieren que la economía mundial se podría estar ralentizando. En consecuencia, el mercado está empezando a pensar que la Fed podría estar pensando en ir a lo seguro y mantener los tipos bajos durante más tiempo. Si esto resulta así, podría ser una buena oportunidad para comprar bonos con vencimiento a corto plazo a precios más bajos.
Deuda corporativa
La otra notable divergencia en renta fija se ha concentrado en los activos high-yield con la calificación crediticia más baja. En ese caso, la venta masiva vista es más una sirena de alarma que una oportunidad. Hay que recordar que la deuda con calificación CCC está emitida por compañías con una deuda alta y un balance. No se necesita mucho para que este tipo de empresas quiebren, y a menudo lo hacen antes de que el mercado de high-yield comienza a darse cuenta del aumento de las tasas de morosidad.
Para resumir: no creemos que los inversores en renta fija deban preocuparse por la volatilidad del mercado en general, pero pensamos que deberían prestar atención a la deuda más afectada por el contexto de mercado. Entender por qué se producen esas ventas masivas puede hacer más fácil encontrar las oportunidades y ver los peligros que acechan al mercado de deuda.
Columna de Ashish Shah, director de Crédito Global de AllianceBernstein.
Las opiniones expresadas en este documento no constituyen un análisis, ni asesoramiento de inversión o recomendaciones comerciales y no representan necesariamente los puntos de vista de todos los portfolio-managers de AllianceBernstein.
EE.UU. es el espejo en el que España debería mirarse en materia de pensiones. Foto: Manitu, Flickr, Creative Commons. Pensiones, Informe Lagares y el ejemplo americano o 401(k)
En el estudio publicado por el IEB: España: Una nueva hoja de ruta para el Ahorro, patrocinado por: BBVA Asset Management, JP Morgan, M&G, Schroders y Mirabaud; comentamos varias veces la necesidad creciente e ineludible de complementar la pensión pública. Insistimos en que este objetivo, el complemento privado, va a ser uno de los destinos preferidos, me atrevería a decir obligado, para la familia española. En el futuro veremos un considerable interés, como ocurre ya en otros países.
Aquí en España, el complemento voluntario se realiza a través de los conocidos: fondos y planes de pensiones (empleo, asociado e individual), Planes de previsión asegurados (individual) y los seguros de exteriorización por pensiones (empleo). Deberían ser sistemas ya ampliamente conocidos por el público, pero cuyo funcionamiento tal y como lo conocemos puede, en el futuro, verse modificado especialmente en materia de inversión y posibilidad de inversión.
El denominado Informe Lagares, encargado por el Gobierno para modificar la fiscalidad puede dar pistas de las variaciones aludidas. En la propuesta 19 se pedía ampliar el régimen fiscal de planes a otros productos “que cumplan con los mismos requisitos de indisponibilidad y asignación de éstos”. La propuesta pone los ojos en el sistema americano y que muchos identifican con el título genérico de 401(k), si bien como voy a intentar detallar el sistema americano va más allá. El próximo día 19 en una conferencia de iiR España a la que he sido invitado como ponente, Planes de Pensiones y Previsión, intentaré ahondar y clarificar.
En EE.UU, el espejo donde mirarse para reformar temas de inversión y previsión social, tienen dos pilares fundamentales: el complemento individual, aquel que el trabajador lleva a cabo de forma discrecional, y el de empleo, donde se unen para las aportaciones: empleo y empleador. El primero, de carácter individual, responde a las cuentas IRA o Individual Retirement Account. El segundo, el de empleo, es denominado cuentas 401(k).
Siguiendo el hilo argumental del informe Lagares, señalar que en ambas cuando se accede a uno de estos planes de pensiones el partícipe se va a encontrar con la posibilidad de poder invertir en un abanico de activos o vehículos de inversión, no en una única cartera de inversión como ahora ocurre. Para más concreción decir que al menos encontrará un mínimo de tres opciones para combinar horizonte temporal, limitaciones y características de la inversión. Esta posibilidad permite una mayor eficiencia en la asignación de activos dado que el partícipe podrá elegir, también puede asignar proporciones, reasignar y reequilibrar entre las posibilidades ofrecidas.
Pero en EE.UU. van un paso más allá del complemento voluntario, limitados por aportaciones máximas. Allí conviven unos productos dirigidos al ahorro a largo plazo donde se consideran también de forma genérica complemento a la jubilación. Son los Roth IRA y los Roth 401(k), no son deducibles fiscalmente las aportaciones pero sí los rendimientos. Comparen con el nuevo producto denominado Ahorro 5, y sí, nuevamente el suscriptor de estos productos puede nuevamente elegir entre una cesta de posibilidades así como su distribución, reasignación y reequilibrio entre ellos.
Rick Rieder, managing director y CIO de Renta Fija de BlackRock. Foto cedida. Soluciones ‘totales’ para el mercado de renta fija de hoy
Generar retornos en renta fija es hoy más difícil que nunca. Las tasas de interés están rondando bajos históricos, los gobiernos han retrocedido en la emisión de deuda y, por consiguiente, han coartado la emisión de nuevos bonos.
No obstante, la renta fija sigue siendo clave para la mayoría de los inversionistas, en tanto es una potencial fuente de ingreso constante y un balance para los riesgos y oportunidades en un portafolio. Pero, hoy en día, construir tu exposición ideal de bonos requiere un nivel de habilidad y visión aún mayor –y mayores herramientas- que en años pasados.
En el ambiente actual de alza moderada de tasas (aunque todavía históricamente bajas), creemos que los inversionistas pueden hacer más para alcanzar sus objetivos de renta fija, como también lograr un mejor manejo de los diferentes tipos de riesgos mediante el uso de múltiples fuentes de ingreso. Una mezcla de estrategias de inversión puede y tiene sentido al entregar resultados óptimos e identificar objetivos: así, un fondo de bonos flexible y abierto puede buscar oportunidades donde sea que exista.
Una estrategia de rendimiento total es un complemento ideal, pues ofrece una compensación importante ante la volatilidad de la renta variable y otras alteraciones bruscas del mercado, y busca optimizar la exposición a los índices de referencia de renta fija, el Barclays U.S. Aggregate Bond Index. Una buena estrategia de rendimiento total logra esto al buscar retornos en todas las fuentes distintas que permita su índice de referencia.
ETFs como iShares también juegan un rol, permitiéndote “adueñarte” del mercado de bonos de manera costeable y eficiente en términos de impuestos. Los ETFs también actúan como buenos vehículos de transición, ya que permiten mantener exposición a la clase de activo e ingreso potencial del bono, mientras se considera qué hacer con el dinero a continuación.
Usando estos y otros fondos (bonos básicos, bonos de alto rendimiento, etc.) en conjunto, puede ayudar a conseguir los retornos y el ingreso buscado, al tiempo que se disminuyen potencialmente las altas y bajas del mercado a través de la diversificación.
En BlackRock, nuestro objetivo es encontrar pequeños ingresos en muchos lugares y, por tanto, generar dinero en pocas cantidades, pero muchas veces. Haciéndolo de forma consistente, creemos que esta fórmula ofrece retornos atractivos a los inversionistas de renta fija, y un ingreso constante con menos trabas a lo largo del camino. Nuestra gama de oferta de renta fija está diseñada para trabajar en conjunto y lograr justamente eso, y creemos que tenemos el proceso de inversión más integrado, duradero y estable, potenciando toda nuestra plataforma global de renta fija.
¿Qué ha cambiado?
Efectivamente el mercado de renta fija se ha tornado más desafiante. En tiempos en que la necesidad de ingreso de los inversionistas nunca ha sido tan grande, los rendimientos se han mantenido en mínimos históricos. Esa dinámica ha llevado a los inversionistas a “sobrepasarse” en la búsqueda por rendimiento y, por esa razón, es necesario entender los riesgos que pueden estar inscritos en la distribución de la renta fija. En BlackRock, la administración de riesgo es una parte integral del proceso de funcionamiento del portafolio, para lo cual tenemos herramientas altamente sofisticadas que nos dan un nivel extremadamente alto de conciencia sobre los riesgos que rodean nuestros portafolios. También nos da una visión de la evolución del riesgo, y de si estamos tomando riesgos correlacionados y, a la vez, ganando diversificación de nuestra asignación de activos.
Mientras el mundo sigue perdiendo potencia –y la oferta de oportunidades de renta fija se achica- se van creando riesgos concentrados en la arena de renta fija. En otras palabras, cuando no se crean suficientes activos, los inversionistas se “aglomeran” en las ofertas existentes. Debido a eso, nos compete tomar, rutinariamente, decisiones de valor relativo, en nuestra búsqueda por retornos más consistente y duraderos.
Como mencionamos anteriormente, uno de los pilares de nuestro proceso de inversión es “hacer poco dinero muchas veces”. Los días de colocación de grandes apuestas o de enfocarse estrechamente en un sector ya se han acabado, porque aproximaciones de ese tipo conducen a un portafolio mucho más volátil. En cambio, invertir en formas tácticas –identificando múltiples fuentes de retorno- guarda un potencial de éxito mucho mayor, en tiempos complejos como el actual.
También creemos que los inversionistas deben ser indiferentes a la clase de activos y a la geografía de los mismos. Las mejores ideas sobre retornos ajustados al riesgo, independiente de los dos puntos anteriores, es la forma en que se aborda la construcción de portafolio del BGF Fixed Income Global Opportunities Fund, por ejemplo.
Ideas para un mercado de bonos cambiante
Una amplia variedad de estrategias de bonos pueden y tienen sentido, y los inversionistas deberían considerar cómo trabajar conjuntamente para entregar los mejores resultados y lograr objetivos. Estrategias tradicionales de bonos ciertamente juegan un rol importante en la mayoría de los portafolios, pero una estrategia de retorno total da equilibrio a las posiciones de bonos, entregando mayor diversificación a las acciones y ayudando a administrar la sensibilidad de los fondos a los cambios de las tasas de interés. Y recuerden, una buena estrategia de retorno total también busca retornos desde todas las fuentes que permitan los índices de referencia.
Justo cuando pensáis que le habéis cogido el tranquillo, el mercado siempre se alegra de recordaros que nunca parará de sorprenderos. De hecho, lo único que nosotros, los inversores…¡ejem!…los humanos somos capaces, siendo realistas, de comprender completamente es esto: la única certidumbre en los mercados es la incertidumbre. Lo mejor es que lo aceptemos o el mercado seguirá contraatacándonos, aun cuando no logremos entender lo que nos ha sacudido. Pueden analizarse muchas partes de la economía mundial y el funcionamiento de los mercados, pero los inversores o la clase política nunca tendrán la “fuerza” para comprenderlos totalmente ni controlarlos y la invisible incertidumbre siempre formará parte integrante de su futuro.
La razón de ello es que los mercados financieros son un sistema complejo del tipo más complicado e inestable. Esto se debe, en parte, al hecho de estar estructurados como una red (masiva) sin flujos de información fijos, en la que todos los nodos pueden, en potencia, interactuar entre sí y compartir información mutuamente. Ello hace que el equilibrio o “resultado (outcome)” que surge en el organismo del mercado sea ya mucho más difícil de entender que los organismos más mecánicos de insumos-productos. Aun así, el comportamiento de algunas redes puede entenderse bastante bien con un poder de cálculo lo suficientemente sofisticado, especialmente si operan en un entorno controlado, como una red de ordenadores.
No obstante, tan pronto como las emociones e interrelaciones humanas llegan a ser parte del intercambio de información, se suma otra capa de complejidad, porque se introducen toda clase de bucles de retroinformación en virtud de los cuales la conducta real de otros o las expectativas acerca de otros o el resultado final del sistema influyen en la conducta de los humanos/inversores en ese mismo instante. Ello da lugar a la posibilidad de expectativas que contribuyen a su propio cumplimiento, conductas irracionales e incoherentes y causalidades inestables en la manera en que los nodos (sí, en este caso nos referimos a los inversores) del sistema se influyen entre sí. Como consecuencia de ello, nunca puede confiarse en que un determinado factor, perturbación o fuente externa de nueva información vaya a generar cierto resultado (“outcome”).
En un momento dado, cierto dato económico o cierta noticia política o sobre medidas políticas podría repercutir positivamente en la confianza de los inversores, mientras que en otro momento podría tener el efecto contrario. Algunos de estos tipos de relaciones podrían parecer, no obstante, más estables que otros, aunque en ninguno de ellos podrá nunca confiarse completamente. Una flexibilización de las políticas y unos brillantes datos económicos y sobre beneficios probablemente sean, a menudo, considerados positivos, pero si se interpretan como demasiado tímida (la flexibilización) o excesivamente buenos (los datos) en comparación con las expectativas que (por cualquier motivo) se han formado en los mercados, también podrían fácilmente traducirse en una desconfianza de los mercados.
Además, las emociones e interrelaciones humanas también pueden dar lugar a expectativas que estén totalmente desligadas de los datos fundamentales subyacentes, pero que, sin embargo, impulsen cambios colectivos de humor que traigan consigo volatilidad en los mercados. Esta última genera, a menudo, variaciones de los precios de los activos que, incluso a posteriori, resultan muy difíciles de comprender. El ejemplo más conocido de lo anterior es el crack bursátil mundial del 19 de octubre de 1987 (cuando el índice Dow Jones Industrial sufrió en un solo día ¡una caída del 29,2%!), para el que no pudo encontrarse una razón atendiendo a los datos fundamentales anterior ni posterior al desplome. Ni siquiera las explicaciones centradas en una combinación de factores, como las emociones humanas (pánico irracional), los problemas técnicos (teléfono, TI) y la inesperada falta de liquidez en las sociedades de valores, permiten entender mínimamente el momento y la magnitud de este suceso.
Así pues, ¡mala suerte! Operamos en un mundo complejo en el que cabe esperar lo inesperado, si bien el momento y la gravedad de los hechos nunca pueden saberse de antemano. No obstante, como inversor hay (al menos) dos cosas que pueden hacerse para lidiar con esta realidad. En primer lugar, puede prepararse para imprevistos y proponerse construir carteras tan robustas como sea posible.
Sencillamente, esto puede conseguirse marcándose el objetivo de diversificar riesgos en todas las clases de activos y creando un aceptable equilibrio entre activos “seguros” (que aportan rentabilidades positivas en escenarios de alta volatilidad) y activos de riesgo que generan rentabilidades en entornos de mercado más tranquilos. No subestimar el riesgo ni exagerar las ventajas de la diversificación son importantes principios a tener presente en el proceso asociado de construcción de carteras.
En segundo lugar, los inversores pueden reaccionar ante una perturbación. Dependiendo de la propia evaluación sobre la persistencia del escenario de volatilidad, de la probabilidad de que haya factores fundamentales subyacentes en ese entorno o de que se observen fuertes bucles de retroinformación desde los mercados hacia la economía subyacente, las carteras podrán ser adaptadas. A veces, el recrudecimiento de la agitación en los mercados no es más que el preludio de una tormenta más duradera (por ejemplo, la quiebra de Lehman en septiembre de 2008), aunque más a menudo cree una interesante oportunidad de inversión. Por ejemplo, prácticamente cada vez que el índice de volatilidad Vix ha subido por encima de 20 en los 2 últimos años, ha resultado ser una atractiva oportunidad de compra para los activos de riesgo.
Por lo que respecta a nuestra postura en materia de asignación de activos, en las últimas semanas nos hemos centrado en aplicar a ese respecto el necesario cambio de dirección. Tal como lo vemos, la corrección en los mercados fue notable, pero muy difícil de explicar apoyándose en los fundamentales subyacentes. Los temores acerca de la economía europea y la voluntad de la clase política europea para manejar los riesgos de deflación y proporcionar el tan necesario estímulo para crecer tuvieron su parte de culpa. Como también parecen haber influido en la propensión al riesgo de los inversores la preocupación sobre el crecimiento de la economía mundial en general, el temor al ébola y las persistentes dudas sobre la estabilidad de China.
No obstante, ninguno de estos problemas era realmente nuevo y los datos económicos apuntaban principalmente a una divergencia creciente entre las tendencias (aplacadas) en Europa y las tendencias (reforzadas) en EE.UU. A nuestro juicio, las perspectivas de crecimiento mundial subyacentes no han experimentado, sin embargo, un cambio sustancial en el último par de semanas. Por tanto, el rápido y pronunciado movimiento del mercado probablemente se ha visto impulsado, en gran medida, por factores técnicos como la recogida de beneficios en operaciones en masa, la mayor fragilidad del mercado debido a las deterioradas condiciones de liquidez y la sobrerreacción de desconfianza entre los operadores presentes en el mercado.
Este análisis nos ha impedido reducir nuestra posición general de riesgo en las últimas semanas, ya que nos centramos fundamentalmente en identificar la aparición de nuevas oportunidades. Puesto que las perspectivas de una menor inflación y una postura mundial (incluso) más expansiva en cuanto a la política monetaria son una de las consecuencias de la reciente dinámica macroeconómica y de mercado, consideramos que la mayoría de las oportunidades se han creado en la parte del mercado sensible a los tipos de interés. En consecuencia, hemos ajustado algunos de nuestros sesgos hacia activos de riesgo desplazándolos de las acciones al sector inmobiliario y a los productos de renta fija basados en diferenciales. Los valores de deuda pública también siguen viéndose favorecidos por el tema de la “búsqueda de rendimientos” y, lo que es importante, han vuelto recientemente a demostrar que, incluso en el actual nivel de rendimientos, este tipo de activos sigue siendo un destino popular de los flujos en busca de refugio durante períodos de aversión al riesgo. Por tanto, un enfoque equilibrado en el que tengamos en cartera valores de deuda pública al tiempo que mantengamos, sin embargo, un sesgo sobre todo hacia activos de riesgo generadores de rendimientos es, de ahora en adelante, nuestra opción preferida tras el reciente período de turbulencias en los mercados.
Artículo de opinión de Valentjin van Nieuwenhuijzen, director del Equipo de Estrategia Global y Asset Allocation de ING IM
Foto: Raine, Flickr, Creative Commons. Alibaba capitaliza más que Inditex, Iberdrola y Telefónica juntas
Alibaba, el gigante chino de comercio electrónico, ha entrado en la historia por ser la mayor Oferta Pública de Venta (OPV) de acciones y la empresa con mayor capitalización que sale a bolsa. Captó 21.800 millones de dólares de dinero fresco y ya tiene una valoración de 231.400 millones de dólares. Está entre las 20 empresas más capitalizadas del mundo. Codo con codo con Chevron y JP Morgan.
Una empresa poco conocida en España, y con nombre de cuento de ladrones, no teniendo suficiente con estos récords, el primer día que salió a bolsa subió casi un 40%. Todos sabemos que el mercado es caprichoso y neurótico pero no está loco. Alibaba gana dinero y tiene 300 millones de usuarios activos en 200 países. Con un modelo de negocio que parece funcionar: poner a los clientes primero, empleados después y accionistas al final.
Muchos seguimos viendo los fantasmas de la burbuja .COM y prejuzgamos por ello. Es verdad que muchas empresas de tecnología fueron un gran fiasco. El resultado final es que tres de las cinco mayores empresas del mundo están vinculadas con este sector: Apple, Google y Microsoft.
Analiza: de las cinco posiciones más grandes de tu cartera, ¿cuantas son “tech”? Supongo que ninguna. El mundo cambia y no podemos quedarnos atrás. Al final, los que acabaremos copiando a los chinos seremos nosotros.