Photo: Sten Dueland. Oil: Pulled Apart or Pushed Ahead?
A principios de 2015, las máquinas de generar preocupación en el mundo estaban trabajando a fondo. Nos enteramos de que China es una burbuja, que lo de Japón no se puede arreglar, que Europa se acerca de nuevo al desastre y que Estados Unidos está mostrando signos de desaceleración.
Puede haber algo de verdad en todo esto, pero hay otras certezas que también debemos tener en cuenta:
La caída de los precios del petróleo es en el fondo buena para el 70% de las economías del mundo
Las principales áreas económicas del mundo son importadores netos de energía, y ahora que el precio del crudo se ha reducido aproximadamente a la mitad, los costes de la actividad económica también van a retroceder. Además, el recorte de los precios de las materias primas tiende a estimular el gasto general. Si volvemos la vista atrás 50 años, históricamente, una disminución del 20% en los precios del petróleo ha provocado un aumento del 0,5%-1% de crecimiento real del PIB mundial durante los siguientes 12 meses. La actual caída en el precio del petróleo es de aproximadamente el doble.
El ajuste en las divisas
Las divisas a lo largo y ancho del mundo han estado sufriendo un dramático ajuste y muchas de las favoritas de los inversores se han desplomado mientras el dólar no ha dejado de subir.
Para los consumidores de Estados Unidos, el mayor bloque del mundo en lo que a demanda final se refiere, la fortaleza del dólar impulsa el poder adquisitivo y crea demanda de bienes importados más baratos, desde automóviles hasta smartphones. Los países exportadores -como Alemania, Japón, China y otros en Asia y América del Sur- podrán colocar más fácilmente sus productos manufacturados en el mercado mundial.
La expansión de Estados Unidos no se ha producido a expensas del crecimiento futuro
Aunque este ciclo económico -ahora en su sexto año- se ha caracterizado por bajas tasas de interés, nadie se apresura a pedir prestado. Durante los tres ciclos económicos anteriores, los consumidores y las empresas estadounidenses se endeudaron más gracias la reducción de tipos de interés emprendida por la la Reserva Federal para reactivar la economía. Esta vez, sin embargo, el aumento del endeudamiento privado estadounidense se ha visto compensado por los mayores incrementos en el valor de los activos subyacentes así como por aumentos en los ingresos y flujos de efectivo que apoyan la devolución de esas deudas. En otras palabras, el riesgo de mayores tipos de interés por parte de la Fed o del mercado para este ciclo no es tan pronunciado como en ciclos anteriores.
El tema del consumo mundial puede revivir
Es cierto que el crecimiento económico mundial ha sido lento, pero la población ha seguido creciendo. La formación de hogares, junto con su gasto asociado, se ralentizó durante la desaceleración. Pero ahora es probable que la demanda de bienes impulsada por el aumento de la población -especialmente en los países en desarrollo- vuelva a revivir. Gracias a los movimientos en el mercado de divisas y los menores precios de la energía, muchos productos son ahora más baratos, mientras que los salarios mundiales están aumentando de forma general. Observamos un impulso adicional en el tema del consumidor global, muy popular hace unos años entre los inversores.
En conjunto, la suma de los datos no sugiere ningún tipo de crecimiento desenfrenado en 2015, pero al mismo tiempo aleja el escenario de recesión global. Podría decirse que el sistema bancario mundial se ha recuperado ya en gran medida del daño de 2009. Para los inversores asustados por las caídas en los mercados de valores de hace seis años que son reacios a volver, puede valer la pena reconsiderar que el realineamiento de las divisas y de los precios de la energía podrían dar un impulso positivo a largo plazo al crecimiento mundial.
Así que en 2015, seamos agradecidos por el crecimiento orgánico y constante aunque sea lento, frente a un crecimiento explosivo basado en el apalancamiento. Brindemos por contar con precios de la energía más bajos, en lugar de más altos y tengamos en cuenta que la subida de los bajos tipos de interés será una señal de vuelta a la normalidad y no de que el desastre es inminente.
Columna de opinión de James Swanson, estratega jefe de MFS
Photo: Official White House (Pete Souza). Shades of APEC Blue
A finales del año pasado, coincidiendo con la cumbre de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), mi redes sociales comenzaron a llenarse de bellas imágenes del otoño en Pekín. Empecé a sentir que mis malos recuerdos de la neblina de la ciudad y el ‘smog’ no eran más que ilusiones. Al margen de la cumbre, las conversaciones se centraron en lo que fue apodado como «APEC Azul»: los cielos azules que reemplazaron a la atmósfera normalmente contaminada de la ciudad antes de la cumbre y que fueron creados artificialmente por el Gobierno mediante el cierre de fábricas y carreteras. Una acción llevada a cabo expresamente para limpiar el aire antes de la llegada de todos los líderes mundiales.
La reunión de la APEC fue promocionada como el segundo evento más importante en Pekín tras los Juegos Olímpicos, y fue una hazaña espectacular limpiar el aire de contaminación a pesar de que los resultados sólo fueron temporales. Los pekineses han añadido «APEC Azul» a su argot urbano como una broma que significa «contaminación del aire eventualmente controlada». Mientras que algunas compañías podrían verse afectadas por el cierre de sus fábricas, los cielos temporalmente azules también demuestran que la contaminación atmosférica es controlable y no es «una característica típica de China», un término usado en exceso para explicar las diferencias únicas en el país. Sólo es una cuestión de la cantidad de esfuerzo y prioridad que se le da a este tema.
Producir un cielo ‘APEC Azul’ es una tarea cara y complicada. Además de cerrar fábricas y carreteras, el gobierno ofreció vacaciones pagadas a los funcionarios, cerrando muchas empresas y atrasando el encendido de calefacciones para reducir la quema de carbón.
Desde mi punto de vista, la contaminación es un símbolo del aumento de los problemas como consecuencia del crecimiento. Si tenemos en cuenta la historia de Londres, Los Ángeles, Tokio y Chicago, casi todas las principales metrópolis del mundo han sufrido problemas similares como consecuencia de la industrialización. Pekín no es diferente, a pesar de que la protección del medio se inculca en las escuelas desde octavo grado.
Gracias al viaje del presidente estadounidense, Barack Obama, a Pekín, el presidente chino, Xi Jinping, procedió a esbozar un acuerdo sobre el cambio climático con Estados Unidos durante la cumbre de la APEC. Los dos principales emisores del mundo de gases de efecto invernadero fueron, durante dos décadas, extremos opuestos de la mesa de negociaciones. Esta es la primera vez que China ha acordado limitar sus emisiones, después de argumentar durante muchos años que necesitaba crear más riqueza antes de preocuparse por el cambio climático. Esperamos ver más iniciativas chinas. No sólo del tipo temporal que han llevado a respirar aire limpio gracias al APEC azul, sino otros esfuerzos como la limpieza del agua o del aire que tengan beneficios más duraderos.
Desde Matthews Asia, tenemos como objetivo buscar compañías bien posicionadas para beneficiarse de las mejoras medioambientales de China, así como su transformación hacia una economía más orientada al servicio y el consumo.
Columna de opinión de Raymond Z. Deng, analista de Matthews Asia
Los puntos de vista y la información expuestos suponen una opinión y análisis sobre las condiciones de mercado en un momento específico y son susceptibles de variar. No deben tomarse como una recomendación de compra o venta de un título específico o de los mercados en general. La temática contenida en este texto deriva de varias fuentes que se consideran fiables y precisas en el momento de su compilación. Matthews International Capital Management LLC no acepta ninguna responsabilidad por pérdidas directas o resultantes del uso de esta información. La inversión en mercados internacionales y emergentes puede conllevar riesgos adicionales, como los derivados de inestabilidad política y socio-económica, mercados ilíquidos, fluctuaciones de tipo de cambio, alta volatilidad y normativa limitada. Adicionalmente, los fondos invertidos en un solo país pueden estar sujetos a mayor riesgo de mercado que los fondos diversificados por su concentración en área geográfica determinada. La inversión en pequeñas y medianas empresas conlleva mayor riesgo que la inversión en grandes empresas, puesto que pueden ser más volátiles y menos líquidas que las grandes compañías. Este documento no ha sido revisado ni aprobado por ningún organismo regulatorio.
Los tres principales temas en este año que comienza serán la política monetaria primero, la política monetaria, segundo y la política monetaria tercero. Mucho, mucho más abajo en la lista está la cuestión de las tendencias cíclicas y, cómo no, las incertidumbres políticas que están apareciendo por todas partes.
Primero, la política monetaria: el Banco de Japón continúa con su política de inundación monetaria. Aunque en 20 años esta política no ha producido los resultados deseados, ésta es la única posibilidad de reelección del primer ministro Abe.
Segundo, la política monetaria: durante las vacaciones de navidad, el nuevo «Big Bertha» o LTRO del Banco Central Europeo se agotó y los reembolsos de la oferta de 270.000 millones de euros se devolverán en febrero, lo que reducirá el tamaño del balance del banco central y hará sudar al guardián monetario de la eurozona, debido a que el volumen de la nueva oferta a largo plazo no alcanzó las expectativas.
La contracción del balance resultante es el agua que mueve molino para quienes defienden las compras masivas de deuda pública. Con el agravante de que se espera que los precios de consumo caigan de cara al futuro como consecuencia del desplome de los precios del petróleo. Las cosas no se van a poner interesantes hasta el 14 de enero, cuando el Tribunal de Justicia Europeo, por iniciativa del Tribunal Constitucional Federal alemán, anuncie su veredicto sobre el programa de compras de OMT (Ganador Transacciones Monetarias).
Tercero, la política monetaria: se espera que la Reserva Federal de Estados Unidos adopte su primera subida de tipos de interés durante el verano, pero está haciendo todo lo posible para proteger el mercado tanto tiempo como sea posible antes de ese momento.
Para los inversores nada de esto es bueno. Una vez que el precio del dinero ha sido distorsionado, el resultado es una mala asignación de capital e incluso las medidas macro de corte prudente sólo ayudan en ciertas condiciones.
Algunos pagan por esto con las tasas de interés real negativas, otros luchan contra las valoraciones que aumentan con el riesgo o contra una tendencia hacia la formación de burbujas en el precio de los activos. Además, el centro de atención se está trasladando a la economía. Todavía no esperamos deflación. Los últimos datos de la economía estadounidense apoyan esta opinión y el IPC de Europa debe analizarse en relación a los precios del petróleo.
Lo que resta es un conjunto de incertidumbres geopolíticas. El conflicto entre Rusia y Ucrania sigue latente y muestra que las leyes de la economía no se pueden sustituir, dada la devaluación del rublo. El aumento del riesgo exige mayores primas. En Grecia, las nuevas elecciones a fines de enero podrían poner en duda todo el proceso de reformas llevado a cabo hasta ahora. Y aún queda un elemento que pocos tienen en la agenda: en mayo habrá elecciones en Reino Unido y los euroescépticos ven en esos comicios una oportunidad.
Queda sólo una cosa: usar la volatilidad en la inversión activa o hacer uso de soluciones multiactivos.
Columna de opinión de Hans-Jörg Naumer, director Global de Mercados de Capitales de Allianz GI
Foto: Claudio AR, Flickr, Creative Commons. 2015: Una vuelta a lo simple
Empieza el año 2015 y entramos en una nueva fase donde vemos divergencias a nivel mundial: en el crecimiento económico, en las políticas monetarias y en los riesgos geopolíticos. Además, nos encontramos con valoraciones altas en varios activos de riesgo, lo que añade una alta probabilidad de correcciones.
Todos los bancos e instituciones coinciden en que la volatilidad volverá a estar presente. Por eso, ante brotes ocasionales de volatilidad que se pueden producir, hemos propuesto a nuestros clientes una vuelta a lo simple.
Por eso, recomendamos rebalancear el riesgo de las carteras. Mantener renta fija de buen dividendo, renta variable en su justa medida, evitar la divisa Euro y tener una buena reserva de liquidez.
Son buenas noticias que la Reserva Federal, al fin, empezará a subir lentamente los tipos de interés a partir del tercer trimestre del 2015 y no parará hasta mitad del 2017. También es una buena noticia la reducción de las políticas de estímulo por parte de los estados ya que sacaremos mucho capital especulativo, y volverán los inversores basados en fundamentales macroeconómicos que buscan inversiones de calidad.
A largo plazo tendremos unos mercados financieros más saneados.
Foto: Dominicus Johannes Bergsma . Tiempos interesantes para los bonos corporativos chilenos
Los bonos de empresas chilenas emitidos en el mercado de capitales han sido históricamente un activo muy noble, de baja volatilidad y con retornos bastante atractivos para los inversionistas de renta fija. Este tipo de activo entrega beneficios de diversificación, con retornos ajustados por riesgo bastante superiores a lo que se ve en el IPSA e incluso en bonos de gobierno. Durante los últimos 5 años, los bonos de compañías chilenas han tenido un retorno similar al que se puede encontrar en el índice accionario local, pero con una volatilidad cerca de seis veces menor.
Este mercado se ha desarrollado de manera importante durante la última década como una de las principales fuentes de financiamiento para las compañías locales, e incluso para compañías extranjeras que ven el mercado chileno como un lugar relevante para conseguir financiamiento ya sea para sus inversiones, operaciones o simplemente para refinanciamiento de pasivos. Más aún, dado el ambiente de bajas tasas que hemos experimentado los últimos años, hemos visto un aumento importante en el stock de deuda corporativa en el mercado local, con un crecimiento de un 29% anual compuesto desde el año 2005. Además, hemos visto un incremento significativo de emisiones de deuda de compañías chilenas en el exterior, que aprovechando el ambiente de bajas tasas en el mercado internacional incursionan fuera de Chile colocando bonos en dólares. Como ejemplo, el último trimestre tuvimos emisiones de compañías como ENAP, ECL y Codelco entre otras, acumulando este año cerca de 11.000 millones de dólares en emisiones y acercándonos al récord del 2013 con emisiones con cerca de 12.000 millones de dólares.
En este contexto, tuvimos un gran año para el mercado de deuda corporativa chilena, con retornos sobre el 12% impulsados principalmente por la inflación, una caída importante en las tasas base de gobierno y un gran apetito por parte de los inversionistas por este tipo de activo.
Ahora, ¿qué viene para adelante? Desde nuestro punto de vista, 2015 puede ser un año interesante para este tipo de activo, ya que en general la deuda corporativa se comporta bastante bien en escenarios de bajo crecimiento. Las compañías no necesitan generar utilidades ni crecer de forma importante como lo requieren los accionistas, los bonistas solo necesitan que sean capaces de generar suficiente dinero para poder pagar sus obligaciones de deuda, lo cual en este contexto de bajo crecimiento es lo más probable que suceda.
Por otro lado, desde junio de 2011 la deuda corporativa, sobre todo en los segmentos de compañías de mayor riesgo y por lo mismo con clasificaciones de riesgo menor, tiene un premio importante por riesgo y liquidez que no existía previamente. Aquí vemos que existen buenas alternativas de inversión, que al tener las capacidades para hacer un buen análisis e invertir de forma diversificada evitando las compañías que pudieran entrar en default, se puede obtener un devengo extra que algunos actores del mercado han evitado desde 2011.
Además creemos que en el escenario actual de bajas tasas —que esperamos que se prolongue por gran parte de 2015— existirá un mayor apetito por productos que entreguen un devengo extra a las tasas de gobierno. Dado esto último, sumado a que las emisiones de deuda corporativa deberían seguir su curso ascendente este año gracias a las bajas tasas, esperamos que los bonos corporativos de empresas chilenas obtengan atractivos retornos este año.
Columna de opinión de Rodrigo Barros, Portfolio Manager de LarrainVial Asset Management, para El Mercurio y recogida por Funds Society.
Foto: Alf Melin. Los esfuerzos de Europa aún esperan su recompensa
Los comentarios y análisis sobre la economía europea siguen teniendo un tono negativo. Ciertamente, las cifras no reflejan una trayectoria tranquilizadora para la economía del viejo continente. De hecho, expresiones como “deflación”, “japonización” o “década perdida” se han convertido en términos habituales. Sin embargo, para una valoración correcta de la situación actual se necesita más que simplemente tomar los datos de un día y extrapolarlos de forma vaga. En nuestra opinión esta terminología definitiva es prematura.
En primer lugar, aunque los inicios de la crisis financiera se remontan a 2008, las tensiones financieras en Europa se agudizaron a mediados de 2012 y el continente empezó a salir de la recesión en 2013. En realidad, el BCE empezó a poner en práctica políticas no convencionales a finales de 2011. Dicho de otro modo, todavía es demasiado pronto como para poder tener una valoración adecuada de su política. Después de todo, la Reserva Federal puso en práctica sus soluciones hace ya seis años y los economistas aún continúan hoy debatiendo sobre sus resultados.
Nadie duda que los últimos cinco años han puesto de relieve algunos de los peores aspectos del enfoque institucional de Europa, pero al mismo tiempo han demostrado su capacidad para superar las dificultades. Las respuestas políticas a menudo han llegado tarde o han sido insuficientes, pero la Unión Europea ha actuado con munición auténtica con el objetivo de ayudar a la zona a superar la recesión. El final de una gran crisis financiera nunca sigue un patrón ordenado y no podemos olvidar que Europa sigue siendo frágil. No obstante, combinados con una mejora en las cuentas externas, unos esfuerzos más modestos en la disciplina presupuestaria podrían proporcionar algún estímulo económico. Por ejemplo, los proyectos de inversión en infraestructuras anunciados por la Comisión tan sólo ascienden a unos modestos 315.000 millones de euros y todavía tienen que definirse.
A nivel de países, España continúa avanzando de forma gradual en un círculo virtuoso y el desempleo está empezando a reducirse incluso aunque el crecimiento sigue sin ser espectacular. La verdadera solución se encuentra todavía en el campo de los pesos pesados de la zona euro, Alemania, Francia e Italia. En este sentido, los esfuerzos para mejorar la competitividad de las empresas en Francia e Italia en un entorno en el que los márgenes presupuestarios continúan siendo limitados seguirán alimentando las tensiones deflacionistas.
En Alemania, incluso el siempre riguroso Bundesbank está dando argumentos a favor de los aumentos salariales. Con una demanda privada tan anémica, el mayor ritmo registrado en las inversiones en infraestructura, sobre todo en los Länder occidentales, sólo dará lugar a un déficit público ligeramente superior e incluso podría hacer que el ratio deuda/PIB se redujese. Este debate está cobrando fuerza en Alemania, pero el sentimiento sigue dominado por la hostilidad hacia cualquier aumento nominal de los gastos.
La acción del BCE ha ayudado al sector bancario a sanearse y a Europa a seguir con vida ante cualquier mejora en la economía de Estados Unidos. Sin embargo, el desapalancamiento del sector privado ha sido menos pronunciado que en Estados Unidos y se espera que aún continúe. Probablemente la zona euro seguirá registrando un crecimiento débil y unos bajos niveles de inflación durante algún tiempo. El auge del populismo antieuropeo se puede ver tanto a la derecha como la izquierda del espectro político y, en nuestra opinión, constituye el principal riesgo para los próximos años.
Columna de Philippe Uzan, director de Inversiones Long-only en Edmond de Rothschild Asset Management.
Foto: Alfredo, Flickr, Creative Commons. Hoja de ruta en 2015
Enfrentarse al mal del folio en blanco cuando uno tiene que dar su visión de mercado es quizás igual de complejo que empezar con el contador a cero cada comienzo de año para un gestor de fondos, y, más si cabe, si se tiene una gran flexibilidad en la toma de decisiones.
Todo invita a pensar que este año debería ser un buen año para la renta variable europea. Hasta aquí poco valor añadido ya que decir que la bolsa va a caer es poco gratificante. Si echamos la vista atrás, han sucedido cosas positivas en los últimos doce meses: progresiva intervención del BCE guardándose el enésimo as en la manga (QE de bonos soberanos), el precio del petróleo ha caído un 50% desde julio, el euro continúa depreciándose frente a la mayoría de las divisas de nuestros socios comerciales, los costes laborales no suben y los costes financieros a la baja “comienzan” a llegar a la demanda con ganas de invertir o consumir.
Sin embargo, una moneda tiene dos caras, y hay potenciales eventos y alguna matización que no debería sustentar un posicionamiento de la cartera irracionalmente alcista sin reservas. 2015 es un año de elecciones en un gran número de países europeos, con fuerzas emergentes entrando en el panorama político que proponen rupturas con el sistema tal y como lo conocemos, y eso genera incertidumbre.
Pero lo que a mí realmente me preocupa son los números, es decir, la valoración. Si excluimos al sector financiero y no vemos un repunte continuado de los beneficios empresariales en Europa, difícilmente podríamos decir que las bolsas europeas están “baratas”. Yo diría que correctamente valoradas frente a sus múltiplos históricos (siendo Alemania el país con mayor margen de seguridad).
Ahora bien, todo es susceptible de cotizar “caro” o a múltiplos elevados durante mucho tiempo: EE.UU. está sobrevalorado un 30% frente a su media tendencial y los bonos periféricos cotizan a un PER superior a 60 veces.
Javier Alfonso Rillo Sebastián es gestor del fondo Ibercaja Alpha en Ibercaja Gestión
. Vuelta a lo simple: sacar más partido a la diversificación
El contraste entre las rentabilidades en 2013 y 2014 fue muy marcado, pero los dos periodos nos han dejado una lección clara. Realizar previsiones macroeconómicas es una tarea muy difícil como para fundamentar en dichas previsiones las decisiones de inversión, por lo que las estrategias de diversificación son la mejor forma de generar rentabilidades constantes. Enfrentado a un nivel increíblemente alto de incertidumbre macroeconómica, el mercado es muy sensible a los cambios en esta dimensión, especialmente el crecimiento, los salarios y la inflación.
A finales de 2013, advertíamos sobre las consecuencias de reducir la duración, que generalmente conlleva incrementar el riesgo crediticio y la correlación con los activos de riesgo. 2014 sirvió para recordar a los inversores que las estrategias de duración corta no son en modo alguno una panacea. De hecho, hace falta acertar con los momentos de entrada y salida del mercado, ya que, de lo contrario, el sacrificio constante de renta erosiona las rentabilidades.
Conforme estrenamos 2015, vuelve a ser tentador reducir la duración con unos tipos del Tesoro a 10 años en el 2,4%, 60 puntos básicos por debajo de donde estaban a comienzos de 2014. En lugar de eso, los inversores deberían usar la diversificación como forma primaria de gestionar el riesgo de tipos de interés. Esto puede incluir mezclar las fuentes de duración en diferentes mercados para aprovechar las divergencias en el ciclo económico, lo que ayuda a preservar las ventajas tanto de renta como de diversificación. Aunque los rendimientos están en niveles bajos, también lo están las primas de inflación, por lo que usar bonos indexados a la inflación como sustituto de la duración nominal es otra forma de moderar la sensibilidad a la inflación y los tipos de interés en una cartera.
La deuda corporativa de alta calidad crediticia sigue siendo la estrella para los inversores en bonos y permite compensar los riesgos de duración y crediticios para apuntalar una rentabilidad más equilibrada. Pero en ausencia de recesión, los bonos de alto rendimiento deberían seguir sobresaliendo y la ampliación de los diferenciales de la deuda de alto rendimiento desde el verano ha traído consigo un importante cambio en las valoraciones. Aunque los fundamentales se están deteriorando, con EE.UU. a la cabeza, las ratios de cobertura de intereses son altas y no existen riesgos de refinanciación inminentes, por lo que las tasas de impago probablemente permanezcan bajas.
La búsqueda de rendimientos prosigue con toda su fuerza, por lo que los bonos de los mercados emergentes deberían estar entre los grandes beneficiados, gracias a unos rendimientos a primera vista atrayentes frente a la mayor parte de las áreas de la renta fija. Asia tiene un papel cada vez más importante que desempeñar a este respecto. De hecho, los bonos en yuanes han tenido un comportamiento destacado en 2014 y han subido más de un 3% en el año, registrando una volatilidad mucho más baja que el resto del mercado de bonos emergentes. Con unos rendimientos superiores al 4% y un riesgo investment grade, es una propuesta atractiva y un diversificador muy eficaz.
La liquidez es una inquietud de primer orden para los inversores, ya que los mercados estrechos pueden generar más volatilidad, pero esto es tanto un riesgo como una oportunidad. En lugar de eso, los inversores necesitan segmentar sus necesidades de liquidez y aprovechar las primas de iliquidez, pero sin dejar de garantizar la liquidez de la cartera para satisfacer las necesidades de efectivo. La liquidez es más baja en los segmentos de mayores rendimientos del mercado, donde los diferenciales entre los precios de compra y venta son más amplios y los tamaños de las operaciones son reducidos, por ejemplo en áreas como los bonos de alto rendimiento, la deuda de los mercados emergentes y los segmentos exóticos, como los híbridos del sector financiero. Por lo tanto, las estrategias bipolares que combinen estas clases de activos con segmentos muy líquidos pueden ser una opción sensata.
En general, los riesgos fundamentales de la renta fija en 2015 son económicos, ya que los descensos del crecimiento y la inflación probablemente den apoyo a la deuda pública, pero en detrimento de la deuda corporativa, y viceversa. No resulta, pues, sencillo imaginarse una ampliación de los diferenciales crediticios en ausencia de debilidad económica y/o un retroceso considerable de los activos de riesgo en todo el mundo. Los dos van de la mano. Afortunadamente, esperamos que la economía mundial registre otro año de avance dificultoso, lo que debería propiciar un entorno estable aunque positivo para la renta fija en 2015.
Andrew Wells es director Global de Inversiones de Renta Fija de Fidelity Worldwide Investments.
Hace una década, estando en un vuelo de Tokio a Pekín, me di cuenta de que había un montón de turistas chinos llevando ollas japonesas para cocinar arroz. Hace cuatro años, me encontré también con grupos de turistas chinos disfrutando de las aguas termales a las afueras de Tokio. El mes pasado en Ginza, un barrio de la capital nipona, un vendedor de habla china no perdió la oportunidad de recordarme las ventajas de pagar con UnionPay, una tarjeta de pago muy popular en China para comprar artículos libres de impuestos, al mismo tiempo que ayudaba a los turistas a envolver regalos para llevarse a casa. Como testamento de mi propia experiencia, desde el principio de año hasta el mes de agosto, los turistas chinos en Japón han aumentado un 84% con respecto al año anterior, según la Organización Nacional del Turismo de Japón.
Ésta es una emocionante tendencia para las grandes y pequeñas tiendas de Japón, para los hoteles y las aerolíneas, y es un amortiguador particularmente bienvenido después de que la subida de impuestos en abril provocara la caída del consumo interno a principios de este año. Varias informaciones en la prensa apuntan a que los ingresos del turismo ayudarán a compensar el déficit derivado de la disminución de la población de Japón. Según el Ministerio de Asuntos Internos y Comunicaciones, cada ciudadano japonés gasta aproximadamente 10.800 dólares (1,23 millones de yenes) por viaje, mientras que un turista extranjero en Japón gasta en torno a los 1.200 dólares (137.000 yenes). Esto significa que como mucho nueve turistas juntos consumieron lo que gasta un solo japonés. Si esto sigue siendo cierto en 2020, cuando el país espera atraer 20 millones de turistas, se traducirá en cerca de 23.500 millones de dólares (2,7 billones de yenes) o el consumo equivalente de 2,2 millones de habitantes. El PIB de Japón en 2013 fue de 4,9 billones de dólares y solo algo más de 10 millones de turistas extranjeros visitaron el país ese año.
Antes de preguntarnos si la meta de atraer 20 millones de turistas es todavía alcanzable, no puedo evitar preguntarme por qué los turistas se sienten tan atraídos por Japón. Un factor que ha ayudado a impulsar el turismo es la flexibilización de los requisitos de visado de viaje. El aumento de los ingresos disponibles también ha sido un factor.
Además, algunos productos en Japón tienden a ser más baratos que en otros países con impuestos más altos y la calidad del servicio es famosamente alta. De hecho, muchas personas que visitan Japón desde el resto de la región asiática se han sorprendido bastante al encontrar cosas como vendedores de zapatos dispuestos a arrodillarse en el suelo para ayudar a los compradores. Las «damas del ascensor» de Japón también pueden ser sorprendentes. Incluso los empleados de las estaciones de servicio paran el tráfico de la calle para que los clientes puedan incorporarse tras repostar.
Todo esto es muy prometedor para el sector del turismo, pero la pregunta que surge es si el aumento de visitantes en Japón -especialmente los turistas chinos- es realmente sostenible. En la década de 1990, hubo un auge de turistas chinos hacia lo que fue apodado «Xin Ma Tai», es decir, Singapur, Malasia y Tailandia. En aquel entonces, muchos chinos eran capaces de pagar un viaje al extranjero sólo una vez. Hoy en día, «Xin Ma Tai» es solo una de las muchas opciones disponibles, y estos destinos en el extranjero son a veces incluso más baratos que los viajes nacionales. En julio, 342.600 turistas chinos visitaron Tailandia, un 25% menos que el mismo mes del año pasado. Mientras tanto, 281.200 chinos visitaron Japón, un incremento del 101% respecto al año anterior. Este año, Corea del Sur derrotó a Tailandia y Japón, convirtiéndose en un destino más popular para los turistas chinos que cualquiera de esos países. La buena noticia es que el mercado del turismo de Asia está creciendo rápidamente, pero el desafío más grande es si Japón puede guardar el impulso actual hasta el año 2020.
Columna de opinión de Jia Zhu, analista de Matthews Asia.
Los puntos de vista y la información expuestos suponen una opinión y análisis sobre las condiciones de mercado en un momento específico y son susceptibles de variar. No deben tomarse como una recomendación de compra o venta de un título específico o de los mercados en general. La temática contenida en este texto deriva de varias fuentes que se consideran fiables y precisas en el momento de su compilación. Matthews International Capital Management LLC no acepta ninguna responsabilidad por pérdidas directas o resultantes del uso de esta información. La inversión en mercados internacionales y emergentes puede conllevar riesgos adicionales, como los derivados de inestabilidad política y socio-económica, mercados ilíquidos, fluctuaciones de tipo de cambio, alta volatilidad y normativa limitada. Adicionalmente, los fondos invertidos en un solo país pueden estar sujetos a mayor riesgo de mercado que los fondos diversificados por su concentración en área geográfica determinada. La inversión en pequeñas y medianas empresas conlleva mayor riesgo que la inversión en grandes empresas, puesto que pueden ser más volátiles y menos líquidas que las grandes compañías. Este documento no ha sido revisado ni aprobado por ningún organismo regulatorio.
Foto: Paula Pez, Flickr, Creative Commons. Los sectores con mayor potencial de inversión para el nuevo año
El potencial de la renta fija de cara a 2015 ha sido puesto en entredicho por el mercado, pero la realidad es que las oportunidades están ahí, aunque hay que ser muy selectivo y saber encontrar el valor. No obstante, siempre hay algunos sectores que entrañan mayor potencial a priori y otros que, por el contrario, no cuentan con tanta proyección.
En este sentido, el sector financiero presenta buenas perspectivas. Desde 2009, las entidades han avanzado mucho, ahora tienen una mayor recapitalización y la deuda subordinada constituye un buen activo para invertir en este sector, aunque hay que ser cuidadoso en la elección de los bancos. También las utilities son interesantes. Este tipo de compañías suelen contar con un negocio estable y una generación de flujo de caja predecible. Es un sector con visibilidad. Asimismo, el sector inmobiliario, que se encuentra en plena fase de recuperación, también ofrece oportunidades de inversión.
Por el contrario, creemos que es mejor estar infraponderados en empresas de telecomunicaciones por los mayores riesgos a los que están expuestas. Es un sector con una gran actividad en el que los movimientos corporativos tienen impactos muy significativos en los diferenciales de los bonos.
Este escenario, sin embargo, está muy condicionado en el caso de Europa a la actuación del Banco Central Europeo y las medidas que adopte en sus próximas reuniones. Si finalmente se ve forzado a poner en marcha un QE, con compras de deuda corporativa, y no se conforma solo con el programa TLTRO que está en funcionamiento, las perspectivas para los bonos corporativos serán aún mejores.
Muy distinta es la situación en Estados Unidos, donde la atención del mercado también está puesta en su banco central, aunque por motivos totalmente diferentes. En este caso, la clave estará en cuándo comenzará a subir los tipos la Reserva Federal y en el impacto que tendrá en el mercado, y no solo en el americano, los mercados globales se verán afectados por la decisión de la Fed. Nosotros creemos que dicha alza llegará en el segundo semestre del año y de esta manera, y dado que no existen presiones inflacionistas, continuará fortaleciendo el crecimiento económico.
En lo que respecta a los países emergentes, es más importante que nunca analizarlos de manera individual y no como una región homogénea, ya que sus cuadros macroeconómicos son muy diferentes entre sí y, además, se ven afectados de manera desigual por la evolución de los precios de las materias primas y también del dólar.
Columna de Nicolás Trindade, co-gestor del fondo AXA WF Global Strategic Bonds