Es el momento de mantener la calma

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Es el momento de mantener la calma
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Amelia Wells . Es el momento de mantener la calma

Tras los sucedido estos días en los mercados, creo que tenemos que reconocer que, a diferencia de algunas de las crisis previas vividas en años recientes, ésta tiene su origen en el mundo emergente.

País tras país, los emergentes han ido devaluando su moneda contra el dólar en respuesta a un crecimiento económico más débil en estos mercados. Lo hemos visto en Brasil, Indonesia, Rusia y Malasia, por ejemplo. Ahora los mercados de renta variable a nivel global están asimilando realmente ese mensaje de un menor crecimiento económico en dichos mercados.

Estamos asistiendo a una tercera ola de deflación: la primera se produjo con el estallido de la burbuja inmobiliaria y la crisis financiera de 2009, la segunda ha tenido como protagonista la crisis de la eurozona entre 2011 y 2012 y esta tercera ola de deflación se debe a las turbulencias en los mercados emergentes en 2015.

En lo que respecta a la economía de Reino Unido, por ejemplo, esto va a tener dos efectos claros: por un lado, una oleada de precios bajos. Lo estamos viendo en la cotización de las materias primas y en especial en el petróleo. Uno va a la gasolinera cada fin de semana, y cada vez cuesta menos llenar el depósito del coche. Esto es bueno. Sin embargo, por otro lado, como el PIB mundial depende cada vez más de la aportación de los emergentes, el crecimiento económico a nivel global va a ser como resultado, más débil.

Es cierto que la economía de Reino Unido y la de Estados Unidos están en mejores condiciones ahora que en crisis pasadas y los bancos centrales de ambos países han reconocido recientemente que ya están pensando en cómo y cuándo normalizar los tipos de interés. Es normal que el mercado ya especule con esto porque ambas economías están fuertes y los datos del mercado laboral son buenos, pero estoy seguro que esta tercera ola de deflación va a posponer la decisión una vez más.

Para tomar la decisión, los bancos centrales tienen que fijarse en lo que va a pasar con la inflación de cara al futuro. Si miramos lo que puede suceder de aquí a unos meses y recordamos que los precios están cayendo, las previsiones de inflación en Estados Unidos y en Reino Unido para los próximos de 6 a 12 meses no están presionando a ninguno de los dos organismos para subir los tipos de interés.

La volatilidad que vemos ahora en los mercados va a continuar este mes de septiembre, sobre todo hasta que no tengamos algunas pistas de la Reserva Federal sobre la dirección de los tipos de interés.

Sospecho que ya estamos a mitad de camino de esta venta masiva. Definitivamente no es un buen momento para vender y, en mi opinión, a finales de año estaremos posiblemente en niveles más altos que los actuales. Estos son momentos para controlar los nervios.

Dominic Rossi, Fidelity

Casasús: «Lo que estamos viviendo en las bolsas tiene que ver con China y con la propia dinámica del mercado»

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Casasús: "Lo que estamos viviendo en las bolsas tiene que ver con China y con la propia dinámica del mercado"
Foto: Picharmus, Flickr, Creative Commons.. Casasús: "Lo que estamos viviendo en las bolsas tiene que ver con China y con la propia dinámica del mercado"

Este año los mercados han decidido no respetar el anhelado aterrizaje suave después de las vacaciones, útil para ordenar papeles, aclimatarse al horario y aclarar las ideas, y en su lugar nos han recibido con el día más convulso del año -el pasado lunes-, o más bien de los últimos años. El cierre del pasado viernes de la bolsa americana, que en los últimos tiempos parecía inmune a cualquier adversidad, con caídas superiores al 3%, ya nos estaba anticipando un comienzo de semana complicado.

Después de ver a Usain Bolt recorrer los 100 metros en 9,79 en el estadio de Pekín, la bolsa china parece que lo ha querido celebrar con una caída de magnitudes similares, contagiando al resto de Asia primero, Europa después y, por último, a Estados Unidos. Sobre las tres de la tarde del pasado lunes, la bolsa en Europa caía más de un 7% y la americana, casi un 5%, para desde ahí empezar a mejorar. Al final el Euro Stoxx 50 cerró con un retroceso del 5,3% y el S&P 500 terminó la sesión con una pérdida de casi un 4%.

Una vez resumidos los hechos lo complicado es determinar las causas y los posibles efectos. En estos momentos, los principales nubarrones en el horizonte son la crisis en Grecia, la posible subida de tipos en Estados Unidos, la fuerte caída de los precios de las materias primas y la situación de China.

Sin que sirva de precedente, no parece que la situación en Grecia tenga mucho que ver con lo que está pasando. No descartando nuevos episodios de este culebrón, el adelanto de las elecciones después de tener encauzado el rescate, es una maniobra política que lo más probable es que refuerce a Tsipras tras el desgaste sufrido en la negociación.

Es posible que los tipos suban en Estados Unidos en septiembre. De hecho, sería la subida de tipos más anticipada de la historia. Aunque con lo que está pasando, también es posible que ésta se retrase. En todo caso, más allá del componente simbólico que se le está dando, a nuestro modo de ver es bastante irrelevante. Los tipos acabarán incrementándose porque la economía y el empleo en Estados Unidos se están recuperando, pero permanecerán sustancialmente más bajos que en otros ciclos económicos ante la ausencia de presiones inflacionistas.

Las materias primas están en caída libre. En parte, por el temor a que caiga la demanda ante la ralentización del crecimiento, especialmente en China. En parte, también, por un aumento de la oferta, como en el caso del petróleo tras la incorporación a la misma del shale oil. Es curioso que con las materias primas nunca estamos contentos, cuando suben porque suben, cuando bajan porque bajan. Lógicamente, a los países o empresas productoras de materias primas les toca sufrir, pero para los consumidores, como es el caso de Europa, en general, y España en particular, es una excelente noticia.

Por descarte de las anteriores, parece, pues, que el principal culpable de lo que está pasando es China y el principal problema es que no sabemos muy bien lo que allí ocurre, por lo que, ante la duda, nos ponemos la venda antes de la herida. Por un lado, hemos asistido a una caída de la bolsa china desde máximos de un 35%. Sin embargo, esta cifra hay que ponerla en el contexto de la subida injustificada que la había precedido. De hecho, el Shanghai Composite después del recorte está plano en el año y acumula una ganancia superior al 45% en los últimos doce meses. Por tanto, no es descartable que la bolsa siga cayendo hasta encontrar su precio razonable, sin que esto quiera decir nada, ya que ni la bolsa es un buen indicador de lo que ocurre en la economía, ni los inversores extranjeros tenemos una exposición significativa a este mercado dadas las restricciones que existen.

Por tanto, más allá de lo que ocurra en la bolsa china, lo relevante es entender lo que ocurre en su economía y el efecto que puede tener en el resto del mundo y en las empresas que venden allí sus productos. A este respecto, es evidente que, conforme la economía china se hace más grande, su crecimiento se va a ir ralentizando al tiempo que cambia el modelo hacia una economía más de consumo. Este proceso, lógicamente, no es lineal y el hecho de que se produzcan altibajos en el mismo no debe interpretarse como una debacle y el descarrilamiento de la economía mundial.

Más allá de los sospechosos habituales a los que acusamos siempre que las cosas se ponen feas, lo que estamos viviendo en las bolsas estos días también tiene mucho que ver con la propia dinámica del mercado que con los fundamentales de la economía. En los últimos años, con los tipos de interés a cero y ante la falta de alternativas, el apetito por el riesgo ha ido aumentando, lo que se ha traducido en una subida muy lineal y sin apenas retrocesos significativos, especialmente en la renta variable estadounidense, y en un fortalecimiento del dólar frente al resto de divisas.

Cuando todo el mundo está en el mismo lado y se produce un alineamiento de astros, coincidiendo con el periodo estival, que hace que cambie el apetito por el riesgo, la reacción del mercado se exagera. Y la consecuencia es que se encienden las señales de alarma de todos los algoritmos y modelos de trading. Una vez que esto sucede, muchos inversores que invierten de forma apalancada o que tienen limitadas sus pérdidas puntuales máximas se ven obligados a vender exagerando aún más la reacción.

Con todos estos mimbres, intentar predecir cuándo se va a frenar la sangría es un ejercicio estéril. Lo mismo puede darse una recuperación en uve que alargarse durante algún tiempo. La clave para el inversor a largo plazo es que tiene la posibilidad de salirse del movimiento de la manada y aprovechar para comprar a precios muy atractivos. Estamos en agosto y muchos índices han vuelto a la casilla de salida. Nosotros, con la prudencia que nos caracteriza, analizaremos las oportunidades que nos dé el mercado para aumentar la exposición en las carteras.

Cuatro riesgos de la subida de tipos de la Reserva Federal

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Cuatro riesgos de la subida de tipos de la Reserva Federal
Foto: Miren Rijavec. Cuatro riesgos de la subida de tipos de la Reserva Federal

“There’s gonna be judgment in the morning. Yes, you’re gonna reap for what you sow”. Otis Rush

La subida de tipos de la Reserva Federal mantiene a muchos inversores sorprendidos. Fundamentalmente, porque no llega a pesar de los repetidos anuncios.

El paro es bajo –ahora explicaremos que no tanto-, la economía crece y el riesgo sistémico se ha reducido. Es hora de subir tipos. Sin embargo, en las “minutas” de la Reserva Federal se percibe nerviosismo. En mi antiguo fondo teníamos un equipo de varias personas cuyo único objetivo era analizar esos mensajes, y semana tras semana lo que se puede entender de las palabras de Janet Yellen y los miembros de la Reserva Federal es “riesgo”.

¿Qué preocupa a los miembros del banco central?

El empleo

Con un paro del 5,5%, la participación laboral sigue cayendo, a un 62,6%, nivel similar a 1977. No solo cae por razones “demográficas” (una auténtica sandez cuando en Reino Unido, con un paro del 5,6%, es del 77,7%) sino que cae en casi todos los segmentos que se analizan –jóvenes, adultos y mayores-. Yo he trabajado durante varios meses junto a Bernanke, y era muy consciente de la fragilidad del empleo por la pobre participación laboral y el impacto del sector petrolero. No se le escapa a los miembros de la Reserva Federal que el milagro del empleo en EEUU ha venido fundamentalmente gracias a dicho sector del petróleo y el del gas, que han añadido más de 2,7 millones de empleos. Con el petróleo por debajo de $50-barril, muchos de esos puestos de trabajo están perdiéndose, aunque la industria es mucho más sólida de lo temido. Adicionalmente, a la Reserva Federal no se le escapa que el paro “real” (U6), el más parecido a nuestra EPA, es del 10,4% -nivel al que estaba en 2008- y que aún hay 30 millones de personas infraempleadas.

La dependencia de sectores muy frágiles a los tipos bajos

Uno de los grandes riesgos de la economía de EEUU es el enorme agujero de préstamos a estudiantes, que ya alcanza 1,7 billones de dólares (trillones americanos). Aunque el sector inmobiliario lleva tiempo recuperándose sin acceso a deuda, los grandes sectores industriales en EEUU siguen con niveles de endeudamiento muy superiores a lo que se consideraría normal. La Reserva Federal presta especial atención al riesgo de un efecto dominó en el sector de Yieldcos y MLPs (estructuras para crear valor que suelen usar endeudamiento para comprar activos de la matriz y pagar sustanciosos dividendos). Este sector ya supone más de un billón de dólares en activos y ha sufrido un auténtico desplome bursátil con la caída del petróleo –muchas empresas son petroleras, gasistas o renovables– y el riesgo de subidas de tipos.

El efecto resaca de los mercados emergentes

No solo China –lean artículo publicado “La burbuja china”-, sino el resto de mercados emergentes, como comentábamos aquí el viernes. El efecto combinado puede tener efectos imprevisibles en la economía global. Ya se nota en la ralentización del comercio mundial.

Excesivo endeudamiento en el mercado bursátil

No sólo el nivel de “margin debt” –deuda contraída para invertir en bolsa– ha alcanzado niveles récord, sino que el porcentaje de caja libre comparada con esa deuda es el más bajo desde 2003 –y este ratio lo vigilan mucho en la Fed-.

Lo que la Reserva Federal ve en todos estos datos es lo que todos hemos alertado desde el principio de la política expansiva: que el efecto sobre el empleo es muy moderado –y generado por sectores completamente independientes de la política monetaria- y perpetúa los desequilibrios creados antes de la crisis.

La desproporcionada toma de riesgo creada por el dinero fácil y barato por parte de países emergentes y operadores en activos de riesgo. Cuando hablamos de “no hay inflación” olvidamos la brutal inflación creada en esos activos de riesgo –bolsa y bonos-, que llevó a los bonos de alto riesgo (“basura”) a cotizar a mínimos históricos de rentabilidad y a las bolsas llegar a máximos. La inflación se crea donde va el dinero y se ha infravalorado el riesgo de efectos colaterales muy importantes.

Recordemos que la Reserva Federal ha reducido sus estimaciones de crecimiento de la economía norteamericana en 2015 al 2,2% y que las cifras del segundo trimestre también fueron inferiores a las estimaciones de consenso.

La Reserva Federal tiene que subir tipos urgentemente. Retrasar la decisión y continuar pensando que echando más gasolina se va a apagar el fuego es un error que ya hemos vivido durante demasiado tiempo.

Mi amigo Ross me decía que ya existe toda una generación de traders (inversores) que no ha vivido nada más que políticas expansivas y no entienden de riesgo y volatilidad, porque nunca han tenido que hacer otra cosa que esperar y comprar más. Estamos viviendo la resaca en las materias primas y mercados emergentes de una década de locura monetaria jamás vista. Como decíamos en esta columna, entrar en una política expansiva es muy fácil. Salir es muy complicado. Estén atentos y mantengan la cabeza fría.

De momento casi todos estos efectos son positivos para Europa, que se convierte en refugio –aunque parezca mentira- y se beneficia de menores costes de materias primas y un dólar fuerte en su sector exterior.

Tras 19 billones de dólares de expansión monetaria de los principales bancos centrales, siempre habrá algún ‘krugmanita’ que diga que no se ha hecho suficiente. Y que hay que repetir.

Todas las opiniones de Daniel Lacalle expresadas en sus libros, entrevistas y blog son estrictamente personales y no reflejan la estrategia o filosofía de ninguna otra entidad. Si le ha resultado de interés, puede acceder a sus publicaciones a través del siguiente link.

¿Pesimista? no, optimista (pero realista)

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¿Pesimista? no, optimista (pero realista)
Foto: historias visuales, Flickr, Creative Commons. ¿Pesimista? no, optimista (pero realista)

Ayer un buen (potencial….espero) amigo me consideró cenizo. La definición es clara: persona con mala suerte o que la trae a los demás. Al no conocerme, realmente creo que lo que quiso decir es que era pesimista. ¿Yo pesimista? ¡claro que no!

Se refería a la publicación ayer del ISM manufacturero de New York de agosto, con el nivel más bajo desde 2009 cuando se esperaba una subida. La reacción inmediata del mercado ante este dato fue caer, aunque luego recuperó todo lo perdido cuando se publicó otro indicador (en este caso el indicador promotor) mejor de lo esperado. En definitiva, datos ambiguos que, fiables o no, siempre se deben comentar. ¿Cenizo? ¿pesimista? No, para nada: optimista. Pero, con datos en la mano.

Por ejemplo, ser optimista para la evolución de los mercados a corto plazo obliga a: 1. Asumir estabilidad en China; 2. Pocas novedades en Grecia; 3. Datos económicos como mínimo ambiguos en USA; 4. Una posibilidad significativa de que la Fed suba tipos en su reunión de mediados de septiembre.

Yo espero que las cuatro condiciones se cumplan, de forma que, pese a la inestabilidad inicial, las bolsas lo deberían hacer bien en los últimos meses del año.

Dicho lo anterior, ser optimista también obliga a admitir no sólo el riesgo de las hipótesis anteriores como también que el escenario a medio plazo sigue siendo incierto. Naturalmente, si la suerte nos acompaña (y los bancos centrales también siguen ayudando) puede serlo un poco menos. Pero sólo un poco.

José Luis Martínez Campuzano es economista/estratega de Citi

¿Cómo encontrar el equilibrio entre la gestión activa y la gestión pasiva?

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¿Cómo encontrar el equilibrio entre la gestión activa y la gestión pasiva?
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Manuel. ¿Cómo encontrar el equilibrio entre la gestión activa y la gestión pasiva?

Uno de los principales desafíos a los que se enfrenta la gestión activa es la tan recurrida, si bien incorrecta, noción de que, en términos agregados y después de comisiones, la gestión activa constituye un juego de suma negativa. Esto quiere decir que, si consideramos que la suma de todos los gestores de fondos encargados de la gestión de una clase específica de activos representa el mercado, entonces podemos esperar que, después de comisiones, menos de la mitad de los gestores activos serán ganadores y más de la mitad, perdedores. No cabe duda de que esta noción se ve exacerbada por la mayor incidencia de la «gran lacra» del sector de la gestión activa: a saber, los gestores de escasas convicciones que replican índices de manera encubierta, aquellos que se ciñen rigurosamente a un índice de referencia y adoptan una actitud de invertir para no perder, mientras cobran comisiones por una gestión activa. Si quisiéramos hallar una fórmula concebida para rendir por debajo del mercado y restar valor a las carteras de los inversores, no tendríamos que ir más lejos.

También existen esos otros gestores que, debido a su ineficacia para gestionar los límites de capacidad de las estrategias escogidas, se ven desbordados por las entradas de efectivo derivadas de una fuerte rentabilidad a corto plazo. Esto ilustra cuán importante resulta diferenciar entre los gestores de activos conscientes de los límites de capacidad de dichas estrategias y los meros «acumuladores de activos».

Esta disyuntiva entre gestión activa y pasiva de fondos ha sido objeto de un encarnizado debate durante más de 50 años. Este debate se ha centrado generalmente (y durante demasiado tiempo) en los conceptos de rentabilidad relativa y coste, en lugar de prestar atención a un factor más relevante: el coste con respecto al valor añadido. Esto viene a ser, en otras palabras, la habilidad para obtener una rentabilidad superior de manera constante, una vez descontadas las comisiones, y lograr los resultados de inversión deseados.

Para cualquier inversor, el equilibrio adecuado entre gestión activa y gestión pasiva depende fundamentalmente de sus creencias inversoras (sobre todo en lo que respecta al funcionamiento de los mercados, la fijación de precios de los títulos y el valor de la diversificación), sus metas de inversión, sus presupuestos de gobernanza (es decir, sus capacidades y recursos de inversión) y su apetito por el riesgo.

Los méritos relativos de la gestión activa y pasiva giran, por lo tanto, en torno a tres elementos clave: la eficiencia de los mercados (en términos de precios); si son ineficientes, la habilidad de los gestores activos para sacar partido de manera constante y rentable a las anomalías del mercado, después de comisiones; y la habilidad para satisfacer las expectativas de los inversores.

El principal argumento a favor de la gestión activa estriba en que, en un mundo en el que los mercados se ven sujetos a distintos grados de eficiencia, los gestores activos disponen potencialmente de las destrezas necesarias para batir al mercado. La diferencia, real o prevista, entre la rentabilidad de la cartera de un gestor activo y la de su índice de referencia se conoce como «riesgo activo» o error de seguimiento (tracking error).

Cuanto mayor sea el tracking error objetivo, mayor será el margen de maniobra del gestor de fondos para desvincularse del índice de referencia. Cuanto mayor sea el tracking error materializado, mayor habrá sido la desvinculación del gestor con respecto al índice de referencia. Otro concepto estrechamente ligado al tracking error es el ratio de información, una medida de la rentabilidad ajustada al riesgo que permite validar la habilidad de un gestor activo para aprovechar las anomalías del mercado o, al menos, el grado en que esta desviación respecto al índice de referencia se ve recompensada. Sin embargo, y a todas luces, esto no constituye una validación definitiva de la habilidad del gestor.

Por otro lado tenemos la «exposición activa» (o active
share), que ofrece un buen punto de partida para evaluar el componente activo de un gestor de fondos midiendo el porcentaje de la cartera que difiere de su índice de referencia. Una vez más, si los inversores desearan comprobar si están obteniendo el valor esperado en función de las comisiones de gestión activa abonadas, el dato de exposición activa debería analizarse en su contexto y utilizarse junto con otros parámetros (como el tracking error materializado y el ratio de información).

Chris Wagstaff es director de Educación en Inversión y Pensiones de Columbia Threadneedle Investments.

El desplome del cobre… Chile cae víctima del espejismo chino

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El desplome del cobre… Chile cae víctima del espejismo chino
Foto: Peter Collins. El desplome del cobre… Chile cae víctima del espejismo chino

“The future ain’t what it used to be” Jim Steinman

Si hay un fenómeno que tendemos a olvidar de la locura de bajada de tipos y expansión monetaria iniciada en 2001 ese es el de la enorme cantidad de inversiones llevadas a cabo ante la expectativa de una demanda creciente y al calor del dinero barato.

Las inversiones en el sector minero global se multiplicaron por diez en la década de la borrachera monetaria. Según Andrew McKenzie, consejero delegado de BHP Billington, una de las mayores mineras del mundo, las cifras de sobrecapacidad se habían subestimado por parte de toda la industria y ello, unido a expectativas de crecimiento de demanda de burbuja china, llevará a que ese exceso de suministro persista durante mucho tiempo.

Un indicador clave de esa enorme capacidad excedentaria y de la ilusión del “crecimiento chino” es el cobre que, junto al mineral de hierro, el zinc y el petróleo, cotiza hoy a mínimos de varios años. Esta combinación es muy positiva para Europa, que se beneficia de una batería de materias primas mucho más baratas en dólares –aunque la depreciación del euro reduzca ese beneficio en parte-. No es de extrañar, por tanto, que los índices manufactureros europeos sigan dando cifras expansivas y mejores de lo esperado. Pero muy mala para Chile.

Centrándonos en el cobre, según Deutsche Bank la demanda china estaba “inflada” en 300.000 toneladas ya en 2014 y las expectativas de crecimiento para 2015 eran injustificadamente optimistas.

El cobre es un indicador muy relevante de la debilidad del crecimiento chino y global.

China supone casi el 39% de la demanda global de cobre. Se estima, además, que la cantidad de cobre almacenado por el gigante asiático supera las 725.000 toneladas. Con la ralentización del crecimiento chino y un exceso de almacenamiento es difícil que suba el precio. Si añadimos que Europa supone un 17%, EEUU un 9% y Japón un 5%, estamos hablando de mercados con un cambio estructural en su patrón de producción industrial que cada vez va a consumir menos cobre.

Por el lado del suministro, la producción global está creciendo un 5% anual. Chile, China, Brasil, Perú y Mongolia siguen aumentando su oferta… Mientras la capacidad excedentaria aumenta en 81.000 toneladas estimadas por año entre 2014 y 2016.

China se ralentiza… Malas noticias para el proyecto de Chile socialista

Chile es casi el 34% de la producción de cobre del mundo, y a pesar del admirable proceso de diversificación de su economía en las últimas décadas, este mineral aun supone el 52% de las exportaciones del país. Casi el 20% de sus ingresos vienen de las exportaciones y venta de cobre. Y China es casi el 39% de la demanda. El mayor productor busca aumentar ingresos produciendo más y el principal comprador reduce exceso de cobre almacenado y crece más lento.

Por cada centavo de dólar medio anual que cae el precio del cobre, Chile pierde cerca de 128 millones de dólares en concepto de exportaciones, según la Sociedad Nacional de Minería.

Combinación letal para un gobierno, el de Bachelet, que se lanzaba a una batería de medidas intervencionistas y destructoras de la confianza del consumidor y empresarial para su “paraíso” de redistribución socialista contando con unas expectativas de ingresos extraordinarios que se han desvanecido. Los beneficios de la empresa de cobre Codelco cayeron un 22% en 2014 y se estima que los ingresos por exportaciones de Chile caigan entre un 25% y un 30%.

Las proyecciones de crecimiento del PIB se han revisado a la baja varias veces en los últimos doce meses y apuntan a un 2,5% en 2014, y un muy optimista 3,1% en 2016. El propio Fondo Monetario Internacional alerta de que “el repunte proyectado de la actividad económica en 2016 no se materializará si la confianza de las empresas y los consumidores permanece estancada en los bajos niveles actuales”. 2015 será el primer año desde 2002-2003 en que Chile crezca bastante menos que el promedio global. Y no es solo por el cobre. También están impactando negativamente a la economía chilena las reformas estructurales socialistas del gobierno de Bachelet, incluyendo una reforma tributaria que perjudica a la inversión financiera directa y reduce las posibilidades de la economía de seguir avanzando en la diversificación fuera de la minería.

El ex ministro de Economía, Juan Andrés Fontaine, lo explicaba recientemente. “El mundo crece a un promedio histórico de 3,5%. Nosotros somos los que estamos creciendo menos. Aquí hay una decisión del gobierno actual de priorizar en la redistribución de los ingresos en vez del crecimiento de los ingresos”. Contaban con ingresos de burbuja china para compensar las medidas negativas para la inversión y el emprendimiento… y se fueron.

El riesgo para Chile es que con medidas intervencionistas hundan en poco tiempo una de las historias de éxito de Latinoamérica y del mundo, un ejemplo de crecimiento y prosperidad.

El error histórico que cometen los gobiernos intervencionistas es pensar que tendencias estructurales, como la del cobre, son puntuales. Si mantiene la política de reformas equivocadas, en pocos años se va a encontrar con los mismos resultados que hemos explicado recientemente de Argentina y Venezuela… Una economía menos dinámica, más débil y que ha desaprovechado su potencial de apertura e innovación.

Todas las opiniones de Daniel Lacalle expresadas en sus libros, entrevistas y blog son estrictamente personales y no reflejan la estrategia o filosofía de ninguna otra entidad. Si le ha resultado de interés, puede acceder a sus publicaciones a través del siguiente link.

Tras la tempestad llega la calma

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Tras la tempestad llega la calma
Foto: Striking, Flickr, Creative Commons. Tras la tempestad llega la calma

Durante los primeros meses del año, las cosas le fueron especialmente bien a los inversores, favorecidos por una política monetaria expansiva, unos excelentes datos económicos y la apreciación de las divisas. Casi todas las clases de activos generaron rentabilidades, medidas en euros, positivas. Pero antes incluso de que el verano hubiese comenzado realmente, se levantó un fuerte viento en contra a medida que los escenarios de una salida de Grecia del euro (Grexit) se sacaban del armario y que las bolsas chinas sufrían en pocas semanas una caída superior al 30%.

Como no buscamos grandes emociones, hemos decidido quedarnos cerca de la costa y hemos reducido nuestra exposición a activos de riesgo. Hemos revisado a la baja nuestra posición en renta variable y el sector inmobiliario hasta un nivel neutral y, dentro de la renta variable, hemos eliminado nuestra preferencia por la zona euro. En ambas cuestiones, se ha evitado chocar con el iceberg. Europa aceptó negociar un nuevo rescate para Grecia y el Gobierno chino adoptó medidas drásticas para estabilizar el mercado chino de acciones A (empresas chinas con acciones denominadas en yuanes).

Esto no quiere decir que el cielo vuelve a lucir azul. Grecia tiene todavía un largo camino por recorrer lleno de baches, pero por lo menos durante los próximos meses puede que ya no sea noticia de primera plana todos los días. China, por su parte, tendrá que volver a ganarse la credibilidad ente los inversores internacionales, dado que las recientes medidas no han sido un buen ejemplo de un mercado liberalizado, con libertad de movimientos de capitales. Alrededor del 20% de las acciones A chinas siguen suspendidas de cotización y una rápida inclusión de las acciones A en el índice MSCI parece estar por ahora muy lejos. Esto está sucediendo en un momento de continuas revisiones a la baja de las perspectivas de crecimiento de China y con un gran exceso de deuda. Los planes de conversión de deuda en capital tendrán que aparcarse por el momento.

Aun así, dado que, al menos temporalmente, hemos vuelto a aguas más tranquilas, hemos decidido que nuestra asignación táctica de activos en deuda pública, renta variable y el sector inmobiliario vuelva a estar en sintonía con las señales positivas generadas por nuestro modelo. Por consiguiente, volvemos a tener una posición sobreponderada en renta variable. Ente los factores determinantes positivos figuran la dinámica de crecimiento cíclico, las valoraciones y una mejora en el dinamismo de los precios. Además, no observamos un exceso de optimismo entre los inversores; el ratio alcista/bajista está bajo.

En línea con la renta variable, hemos revisado la posición en el sector inmobiliario hasta una pequeña sobreponderación. Los fundamentales siguen siendo favorables, constituyendo la mejoría en los mercados de trabajo de EE.UU., Europa y Japón un importante elemento impulsor. Incluso el mercado inmobiliario chino está mostrando algunos signos de estabilización. No sólo los fundamentales son favorables, el sector inmobiliario también se beneficia de una prima de rendimiento: las rentabilidades por dividendo de las acciones inmobiliarias se sitúan alrededor de 200 puntos básicos por encima de los rendimientos de la deuda empresarial, casi el doble de la media a largo plazo. El mayor riesgo a corto plazo es una subida de los tipos de interés en Estados Unidos, que en nuestra opinión aún no está suficientemente incorporado a los precios en el mercado de deuda estadounidense.

El riesgo de una nueva y rápida subida de los rendimientos del bono del Estado alemán a 10 años (Bund) ha descendido. La caída de los precios de las materias primas y las bajas presiones salariales limitan las expectativas de inflación. La política monetaria mundial sigue siendo acomodaticia. Por último, la dinámica de crecimiento de los precios de la deuda pública ha mejorado. A pesar de la estabilización en Grecia y China, no hemos observado ninguna presión al alza sobre los rendimientos de los valores de deuda, lo que nos lleva a preguntarnos si existen otras fuerzas en juego, menos visibles. En consecuencia, hemos revisado al alza nuestro posicionamiento en deuda pública de una pequeña infraponderación a una posición neutral.

Los cambios durante las últimas semanas ilustran los fundamentos de nuestra asignación táctica de activos. No seguimos a ciegas nuestro sistema de navegación, sino que nos adaptamos si, de repente, aparecen riesgos u oportunidades inesperados. Tenemos un enfoque dinámico y flexible: si los hechos cambian, no dudamos en adaptar con rapidez nuestro posicionamiento a la nueva realidad.

Valentijn van Nieuwenhuijzen lidera el equipo de Estrategia de Global y Asset Allocation (STAAG) de NN IP.

EDM: buenas perspectivas en Europa después del temporal

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EDM: buenas perspectivas en Europa después del temporal
Foto: Jim Mullhaupt, Flickr, Creative Commons. EDM: buenas perspectivas en Europa después del temporal

Las últimas proyecciones de crecimiento económico que ha publicado el Fondo Monetario Internacional han corroborado que la mayoría de las economías del mundo se desaceleran. Estados Unidos, como ya esperábamos, ha sufrido por temas climáticos e indudablemente por la fortaleza del dólar. Por su parte, Japón no ha podido capitalizar los efectos de su gran expansión monetaria debido al débil consumo y a que la mayoría de países emergentes padecen una desaceleración. A estos últimos, la caída del precio de las “commodities”, así como la depreciación de sus divisas respecto al dólar (divisa de referencia de buena parte de sus deudas), les ha situado en una situación complicada.

Una de las pocas excepciones en cuanto a revisiones a la baja en las expectativas económicas ha sido la zona euro, para quien el FMI ha mantenido sus proyecciones de crecimiento. De hecho, una vez se dispersen los nubarrones del “Grexit”, esperamos una aceleración a corto plazo del crecimiento económico europeo. Muchos factores apuntan a ello:

En primer lugar, el continente lentamente se mueve hacia una mayor integración. La unión bancaria es un buen ejemplo de ello. Y un número creciente de voces habla abiertamente de la necesidad de una unión política y fiscal.

Además, el Banco Central Europeo reaccionó a los efectos de la crisis mucho más tarde que buena parte de sus homólogos (Reserva Federal, Banco de Inglaterra…). Sin embargo, sus últimas políticas monetarias han sido incrementalmente expansivas (principalmente por las medidas no convencionales). Esperamos que este soporte a la economía se mantenga en el futuro ya que, con una tasa de paro elevada, no vemos presiones inflacionistas en la Unión Europea.

Las políticas fiscales de los países miembros, que han sido principalmente contractivas hasta la fecha (especialmente en los países de la periferia), se espera que en el futuro próximo no sean tan negativas para crecimiento. Un buen ejemplo de ello es la economía española, donde se ha anunciado una reducción de la presión fiscal.

La debilidad del euro también es un viento favorable porque impulsa la demanda de productos europeos en Estados Unidos y también en otros países, y las compañías se benefician de un doble efecto positivo: incremento en ventas y expansión de márgenes.

Por último, la caída de precios del crudo es plenamente positiva para una zona netamente importadora como es la Unión Europea. Para los consumidores tiene un efecto similar al de una bajada de impuestos; para las compañías, principalmente para las industriales, supone una importante reducción de costes.

¿Y las valoraciones?

Hemos dejado el análisis de las valoraciones para el final. El PER 2015 de los principales índices europeos es atractivo, pero aún lo es más el PER ajustado al ciclo (o PER Schiller), debido a que las compañías aún tienen un elevado potencial de crecimiento, de aumento de márgenes y de incremento de ROEs de aquí en adelante. En contraste, los índices americanos están en zonas elevadas de valoración y el potencial de crecimiento del beneficio por acción (BPA) de sus integrantes es limitado en el mejor de los casos (muchas compañías han presentado los mayores márgenes de su historia recientemente). En consecuencia, la estrategia de algunos hedge funds es hoy posicionarse “largos” en Europa y “cortos” en Estados Unidos.Los dos fondos de EDM con los que capitalizar dicha recuperación en Europa son EDM Strategy y/o EDM Inversión/EDM Spanish Equity.

Toda inversión obviamente cuenta con riesgos, e invertir en Europa o en España no está exento de ello. Tres factores que podrían impactar negativamente en la evolución de ambos mercados serían: una mayor desaceleración de los países emergentes, un fallo de cálculo en política monetaria por parte de la Reserva Federal, o un accidente político en la periferia de Europa. El riesgo de que produzca cualquiera de los dos últimos se ha reducido en las últimas semanas/meses. Respecto a los países emergentes, China, la principal economía del grupo, tiene munición monetaria/fiscal para intervenir ante cualquier signo de debilidad. Asimismo, la segunda economía del grupo, India, está en un momento dulce, con un gobierno pro-reformas.

Adolfo Monclús es director del departamento de ventas Institucionales, socio, y miembro del Comité de Inversiones de EDM

 

¿Y si descubrimos que la solución no era esa?

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¿Y si descubrimos que la solución no era esa?
Foto: Barney Craggs. ¿Y si descubrimos que la solución no era esa?

Puede estar sucediendo: la depreciación del peso colombiano frente al dólar puede no impulsar el aparato industrial, lo cual tumba la teoría de que la solución a los problemas de la industria era la tasa de cambio. No sería discusión nueva,  porque incluso cuando el precio de la divisa se encontraba por debajo de 1.800 pesos colombianos, se avizoraba como altamente probable que al momento de que el dólar norteamericano subiera, se iba a descubrir una realidad que quizá no fuera la que quisiéramos saber.

Muchos lectores de hace tiempo, quizá con buena memoria, recordarán que habíamos dicho que el problema de la industria era que se estaba marchitando, como lo mostró durante mucho tiempo las cifras de producción industrial, que eran negativas trimestre tras trimestre. Una industria que se marchita, no necesariamente resucita con una tasa de cambio más alta; porque sencillamente el dólar alto iba a coger a una industria resentida, sin capacidad para ajustarse tan rápidamente a la nueva tasa cambiaria. En ese orden de ideas, se advertía, que era necesario un programa de impulso a la reconversión industrial, aprovechar los bajos precios del dólar para importar maquinaria y, sobre todo, mantener algún tipo de salvavidas mientras las condiciones cambiaban, es decir, mientras efectivamente el dólar subía de precio.

Eso, específicamente, era lo que garantizaba que una vez el dólar fuera alto, podríamos aprovechar las condiciones de exportación que se estaban generando. Pero lo triste sería un escenario en el cual el aprovechamiento de la tasa de cambio a 1.800 pesos colombianos fuera mayor endeudamiento no destinado a un tema positivo, es decir, deuda por el simple hecho de endeudarse. Pero incluso, si el endeudamiento en moneda extranjera hubiera sido aprovechado para mejorar el aparato industrial, se empiezan a equilibrar varias fuerzas, la más importante, si la subida absoluta de la deuda en pesos es compensada por el aumento de las ventas al exterior. Si sube más la deuda traída a pesos que las ventas traídas a pesos, financieramente se va a formar un hueco que incrementará la presión financiera sobre balances que, por temas de conversión a normas internacionales de contabilidad y de la carga tributaria de este año, ya están resentidos en algunos casos.

Dicen los neurocientíficos que no existe el deja vu,  sino que el mismo es una construcción mental que toma elementos de la memoria episódica muy parecidos a situaciones actuales, y que nuestro cerebro tiende a equiparar los dos momentos, pensando que era una situación ya vivida. Pero las palabras expresadas durante todo este artículo, vuelven a mi memoria una y otra vez, pues si la industria no responde, el problema no era la tasa de cambio.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor, y no representan necesariamente la posición de Old Mutual sobre los temas tratados. 

Opinión de Manuel García Ospina, gerente de la Escuela de Planeación financiera y comercial de Old Mutual. 

¿Un máximo absoluto?

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¿Un máximo absoluto?
Photo: Dave Kellman. An Absolute High?

La renta variable del Reino Unido sigue alta, con una volatilidad atenuada, pero el próximo “shock macroeconómico” podría cambiar rápidamente la situación.

El índice FTSE 100 alcanzó su máximo histórico al superar la barrera de los 7.000 durante la primavera de este año. Desde entonces ha ido cediendo terreno, pero se mantiene en niveles elevados. Los inversores tienen motivos para preguntarse si el mercado puede seguir avanzando o si han de prepararse para un entorno de mayor volatilidad en los mercados.

El FTSE 100 Implied Volatility Index (IVI) 30 Day se encarga de medir la volatilidad. Se deriva de los precios de opciones subyacentes del FTSE 100 y los inversores pueden considerarlo un “indicador de temor”.

Tendencias de volatilidad

El gráfico compara los datos del FTSE 100 IVI Index con los del FTSE 100 Index. Queda claro que los mercados alcistas suelen caracterizarse por períodos de baja volatilidad, mientras que si la tendencia es bajista generalmente la volatilidad es mayor. La euforia parece estar relacionada más con los mercados tranquilos que con el pánico. Psicológicamente esto tiene sentido: muchos estudios han demostrado que las personas suelen sentir más las pérdidas que las ganancias del mismo valor. Los economistas a esto lo llaman la “aversión a perder”. Cuando empiezan a acumularse las pérdidas en el mercado, esto puede desembocar rápidamente en un pánico autopotenciado al evaporarse la confianza en los precios de las acciones.

Por ello, a los inversores no les suele gustar la volatilidad. En cualquier caso, nuestra estrategia puede explotar esta volatilidad en el precio de las acciones para convertirla en un flujo de rentabilidad absoluta (positiva) para los inversores. El Henderson UK Absolute Return Fund combina dos estrategias. Las posiciones “core” (que normalmente suponen un tercio del fondo) son apuestas a largo plazo en relación con el potencial de crecimiento de los beneficios de las empresas subyacentes. Por su parte, las posiciones “tácticas” (que normalmente representan dos terceras partes del fondo) tratan de aprovechar factores que influyen en los precios de las acciones en un periodo de tiempo más reducido. Ambas estrategias pueden estar tanto largas como cortas.

Efectos macroeconómicos

Son estas posiciones tácticas, en particular, las que nos brindan el potencial de generar rentabilidad positiva independientemente de la situación en la que se encuentre el mercado, y existe una gran variedad de problemas macroeconómicos que preocupan a los inversores, como, por ejemplo, el calendario de la subida de tipos, Grecia, las elecciones españolas de diciembre…

Es posible que no podamos prever de forma constante cuál será el próximo «shock macroeconómico» (o cuándo tendrá lugar), pero puede afirmarse con bastante seguridad que se producirá alguno y que la volatilidad de los mercados de valores experimentará un repunte. 

Estudio monográfico

La volatilidad se ha mantenido baja, en términos históricos, este último par de años, aunque repuntó antes de las elecciones generales del Reino Unido de mayo de 2015. Según se acercaban las elecciones, tomamos algunas posiciones cortas tácticas en los sectores que pudieran verse perjudicados en caso de una victoria laborista, como los títulos de determinados bancos, de servicios públicos y transporte. Antes de que se conocieran los inesperados resultados definitivos logramos cerrar muchas de estas posiciones tácticas cortas, y en algunos casos convertirlas en posiciones largas, generando así una importante rentabilidad para la estrategia tras anunciarse la victoria del Partido Conservador.

Ben Wallace y Luke Newman son codirectores del Henderson UK Absolute Return Fund.