Foto: Manitu, Flickr, Creative Commons. Cómo enfrentarnos a los mercados
Durante el pasado verano hemos vivido caídas en los mercados, lo cual se ha visto reflejado también en la industria de los fondos, que después de 32 meses consecutivos ha visto rota su tendencia alcista. En este contexto, nos surge la siguiente cuestión: ¿estamos ante un cambio de tendencia o sólo una piedra en el camino?
Para poder responder correctamente a esta pregunta debemos analizar las principales cuestiones a las que se enfrentan los mercados actualmente: China y el retraso de la subida de tipos de interés por parte de la Reserva Federal (Fed). La situación económica de China es preocupante pero descartamos un aterrizaje forzoso (que el crecimiento del país sea por debajo del 4%) por varias razones. Por un lado, la reserva de 3 billones de dólares que tiene China le permitiría realizar cualquier tipo de estímulo monetario que necesitase. Por otro lado, la potencia asiática lleva un tiempo anunciando un cambio de su economía, un cambio de inversión desde las infraestructuras y empresas del estado hacía una economía más de consumo y más solida a largo plazo. Esto conlleva un crecimiento controlado, por lo que sí, habrá ralentización económica, pero controlada. Un efecto secundario de esta situación es el retraso de la subida de tipos por parte de la Fed, la cual estará en los próximos meses mucho más relajada a la hora de tomar esta decisión. Desde Schroders consideramos que habrá que esperar hasta marzo para ver una subida, no mayor del 1%.
Dicho esto, consideramos que simplemente estamos ante una piedra en el camino.
Los productos más adecuados
Después de las correcciones de los mercados este verano, somos conscientes que hay que tener activos en la cartera que nos protejan, por ejemplo productos de estrategias alternativas. Éstos ayudan a paliar mejor los periodos de volatilidad. Pero, por otro lado, no hay que olvidar los activos más tradicionales para completar nuestras carteras. En Schroders apostamos por la renta variable europea, consideramos que está más barata y que cuenta con el apoyo de la recuperación. En los últimos meses hemos realizado una rotación en las carteras hacia sectores que se pueden aprovechar de esta mejora en la economía, reduciendo exposición a las empresas exportadoras.
La segunda estrategia que desde Schroders consideramos que el inversor debería prestar atención es aquella que tiene como objetivo la búsqueda de rentas. Ante un crecimiento lento y con los tipos bajos durante un periodo de tiempo largo, esta estrategia está cobrando importancia, fundamentalmente para el ahorro a largo plazo.
Más información disponible, más formación
El inversor cada vez tiene más información a su alcance sobre cómo, dónde y cuándo realizar las inversiones, por eso mismo, la formación es la clave. En la era de la digitalización en la que vivimos, la formación debe ir de la mano de la innovación y las gestoras debemos encontrar el mejor modo de orientar correctamente al inversor para que éste consiga sus objetivos. A este respecto, en Schroders hemos lanzado una plataforma de conocimiento llamada Income IQ, que busca ayudar a los inversores a determinar sus propias tendencias de comportamiento a la hora de tomar decisiones de inversión y mejorar sus conocimientos a la hora de obtener rentas.
Columna de Leonardo Fernández, director del canal intermediario de Schroders España y Portugal
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Hernán Piñera. La renta variable europea sigue siendo una de las mejores clases de activos mundiales
Tras la euforia de la primavera, la mayoría de los índices europeos reflejan pérdidas en el conjunto del año. Sin embargo, la eurozona es la única región en la que las perspectivas de crecimiento económico han mejorado en 2015. Por el momento, las empresas europeas no están rebajando sus previsiones, salvo en ciertos sectores específicos (petróleo).
En nuestra opinión, el crecimiento estimado del PIB de la eurozona del 1,5% en 2015 parece asequible, y podría acercarse al 2% en 2016. Apenas hace unos meses, muchos observadores dudaban de la recuperación del crecimiento europeo. Y ahora Europa está creciendo mientras que las previsiones económicas mundiales se están revisando a la baja, principalmente debido a la desaceleración de los mercados emergentes, sobre todo China, Brasil y Rusia. En cuanto a EE.UU., el crecimiento económico probablemente tendrá un límite cercano al 2,5%.
Momentum económico favorable
¿Cómo es posible? Existen tres razones principales. En primer lugar, cabe esperar que el BCE mantenga su política ultra-expansiva al menos hasta finales de 2016, mientras que la Fed endurecerá su política monetaria, aunque sus comentarios se vuelven cada vez más ambiguos. En segundo lugar, la depreciación del euro: con gran mérito, el BCE ha conseguido debilitar a la moneda única, en beneficio principalmente de una región que, en su mayor parte, es exportadora neta. En tercer lugar, los precios de las materias primas han bajado. La eurozona, que es un productor menor, es una de las principales beneficiarias de la caída del precio del petróleo y los recursos básicos en general.
La mejora del clima económico es perceptible en los índices PMI, que están en máximos de los últimos cuatro años. Además, parece que la recuperación económica será duradera, ya que también ha aumentado el nivel de endeudamiento. La inversión en productividad es la única preocupación, pues su recuperación parece lenta: el exceso de capacidad industrial mundial sigue siendo elevado y cabe esperar que las empresas asignen su capacidad de financiación al crecimiento exterior y no a la inversión en bienes de equipo. Asimismo, las altas primas ofrecidas en recientes ofertas de adquisición o potenciales operaciones, como las de XPO Logistics por Norbert Dentressangle, Fnac por Darty o Heidelberg por Italcementi, reflejan el dinamismo del mercado de fusiones y adquisiciones.
Una agradable sorpresa para los beneficios empresariales
Todos estos factores son un buen augurio para los beneficios empresariales. Por primera vez en cinco años, los beneficios baten en general a las previsiones.
Ahora, el reto para las empresas europeas será reducir progresivamente la brecha de rentabilidad con sus pares estadounidenses. En 2014, la rentabilidad de los recursos propios fue del 9% en las empresas del Euro STOXX en comparación con el 16% del S&P 500. Cualquier repunte adicional del mercado dependerá del fuerte crecimiento de los beneficios en Europa, mientras que esperamos una contracción al otro lado del Atlántico.
La renta variable sigue siendo la clase de activo preferida
Sin duda, la mejora de los fundamentales se vio eclipsada por la situación de Grecia en la primavera y la desaceleración de la economía china este verano, que provocaron un alto nivel de turbulencia en los mercados. Y el escándalo Volkswagen ha sido una nueva causa de volatilidad en un sector importante para la recuperación europea. La escasa información en este momento dificulta el análisis de su impacto sobre la confianza de los consumidores y el sector del automóvil en general. Por el momento, la moral y la confianza de los líderes empresariales parecen mantenerse, como ilustran los indicadores italianos y franceses más recientes.
Pese a los motivos de preocupación de los inversores, en ocasiones legítimos, la renta variable europea sin duda sigue siendo una de las mejores clases de activos mundiales, en términos relativos, y la corrección de las últimas semanas ofrece una oportunidad de inversión a largo plazo. Por lo tanto, mantenemos nuestra convicción: aumentar la ponderación en renta variable de la eurozona centrando las inversiones en empresas predominantemente domésticas.
Es cierto que, en los últimos meses, la mejora de los fundamentales de la eurozona se ha visto eclipsada por la situación de Grecia. Sin embargo, la solución provisional permitirá a los inversores ser más conscientes del potencial económico de la región.
Jean-Charles Mériaux es CIO de DNCA Investments (gestora recientemente afiliada a Natixis Global AM).
CC-BY-SA-2.0, FlickrPhoto: Skyseeker. China Explained
La economía china se encuentra en una fase de transición en la que se esfuerza por avanzar en medio de las ya mencionadas necesidades contrapuestas de crecimiento, reforma y desapalancamiento. Muchos de los motores de crecimiento del país no están funcionando tan bien como podríamos desear; por ejemplo, el sector de las exportaciones lleva años perdiendo competitividad al combinarse las subidas salariales con una divisa fuerte. Al mismo tiempo, los gastos en inversiones se están viendo frenados por la creciente carga de la deuda de las administraciones locales y por los dirigentes del Partido Comunista, que tienen miedo a actuar por las medidas anticorrupción.
Por todo ello, el crecimiento económico se está viendo arrastrado a niveles negativos y, preocupado por su debilidad, el gobierno ha anunciado su intención de incrementar el gasto fiscal para potenciar los niveles de actividad.
La economía y la política, impulsadas por necesidades contrapuestas
Aunque nada de lo anterior nos ha sorprendido, lo que sí es nuevo son los indicios de cambio observados en la agenda de reformas. En 2013, el relativamente nuevo Presidente Xi acogió a las fuerzas del mercado con iniciativas positivas tales como el Hong Kong-Shanghai Stock Connect, que facilita las operaciones transfronterizas con acciones, y la promoción del desarrollo de un mercado de bonos para reducir la dependencia de la financiación procedente de los bancos.
No obstante, se ha intentado contrarrestar la debilidad de los mercados de valores y de divisas de los últimos meses con distintas intervenciones del gobierno que tenían como fin apoyar a los mercados, obligando a los brokers a comprar acciones y prohibiéndoles a los accionistas importantes reducir sus participaciones. También se han producido intervenciones indirectas, por ejemplo, imponiendo unos requisitos adicionales de reserva cuando los bancos realizan operaciones de cobertura sobre el renminbi para sus clientes, y así reducir la especulación con la divisa. Se trata, básicamente, de una forma suave de control de capitales.
Políticas por la reforma, acciones contra ella
En teoría, la agenda de reformas sigue adelante; pero, en la práctica, las acciones del gobierno reflejan que el Partido Comunista no está dispuesto a ceder el control, al realizar una considerable exhibición de músculo financiero para influir sobre las fuerzas del mercado a las que debería estar acogiendo. Sin duda, este es un cambio importante que deberá analizarse con cuidado, puesto que repercute en lo atractivo que se ve el mercado chino ante los inversores extranjeros.
La debilidad de la divisa es un fenómeno nuevo
La liberalización del mecanismo de control de cambio de divisas de China, con el fin de que el renminbi sea aceptado dentro de los Derechos Especiales de Giro (cesta de divisas de reserva) del Fondo Monetario Internacional, está sometiendo a esta moneda a las fuerzas del mercado. Las primeras indicaciones parecen señalar que el gobierno utilizará sus vastas reservas de divisa extranjera en apoyo del renminbi. Sin embargo, y como consecuencia de ello, esto ocasionará una contracción en la oferta de dinero nacional que podría minar sus esfuerzos por dar alas a la economía con medidas de estímulo fiscal. Asimismo, podría proporcionarles un medio a los ciudadanos chinos con más medios para sacar su capital de China. Todas estas razones fortalecen la idea de un renminbi más débil.
Los inversores extranjeros se han acostumbrado a una divisa china relativamente fuerte. De hecho, el renminbi mantuvo su paridad con el dólar estadounidense entre 1994 y 2005, y se ha ido apreciando durante los últimos años, por lo que su debilidad actual supone un problema para los inversores extranjeros.
Por todo lo anterior, será imperativo que supervisemos las acciones del gobierno y la retórica de sus políticas, además de prever que los inversores deberán enfrentarse a una nueva dinámica por la debilidad de la divisa china. Entretanto, mientras vaya tirando la economía china, creemos que el mejor enfoque consiste en seguir invirtiendo en las empresas más fuertes, mejor gestionadas y que generen efectivo que puedan beneficiarse de la transformación de la economía nacional. Un aspecto positivo que aporta este punto de vista es que, dado el pesimismo macroeconómico, muchas de esas compañías están cotizando actualmente con valoraciones muy atractivas, e intentaremos seguir aprovechándonos de esto en beneficio de los inversores.
Charlie Awdry, es gestor de carteras de China de Henderson.
CC-BY-SA-2.0, FlickrFto: Alan Kleina Mendes. Ocho implicaciones del estancamiento mundial para la inversión
Dado que los tipos de interés muy bajos no se pueden explicar únicamente con una inflación muy baja, hay que buscar la respuesta en otra parte. Una teoría que ha cobrado relevancia en los últimos años es el concepto de «estancamiento secular» o persistente (secular stagnation), expresado por el exsecretario del Tesoro de EE. UU. Larry Summers y que asegura que vivimos en un mundo con un crecimiento económico estructuralmente más bajo debido a una demanda insuficiente, evidenciada principalmente por un claro exceso de ahorro frente a la inversión. Si el ahorro se mantiene en niveles persistentemente altos frente a la inversión, entonces nos encontramos ante un entorno en el que hay demasiado dinero en busca de muy pocos activos y es lógico que los tipos de interés -la variable clave que equilibra el ahorro y la inversión- tengan que ser bajos. También supone que las presiones deflacionistas tenderán a pesar más que las inflacionistas.
Si la teoría del «estancamiento secular» es correcta y se mantienen las condiciones actuales, las implicaciones desde el punto de vista de la política económica son importantes. Dado que esta teoría propugna que la atonía de la demanda agregada y el crecimiento económico es consecuencia de un ahorro elevado y una inversión baja, entonces estas son las dos áreas donde las autoridades deben tomar medidas.
En el plano del ahorro, aumentar el ahorro destinado a la jubilación por parte de los «grandes ahorradores» es prudente y necesario. Sin embargo, puede que no sea ninguna coincidencia que durante los últimos años la desigualdad de la renta y los desequilibrios financieros internacionales hayan ido ocupando lugares cada vez más destacados en la agenda política internacional. Para reducir la desigualdad muchos países, como por ejemplo EE. UU. y el Reino Unido, han incrementado los salarios mínimos de forma bastante acusada. En cuanto a los desequilibrios financieros internacionales, parte de la solución reside en que los países con elevados superávits por cuenta corriente reorienten sus modelos alejándose de las exportaciones y alimentando la demanda interna para así incrementar las importaciones y, por tanto, frenar el crecimiento de sus superávits externos, que han sido un factor clave para ese «atracón» de ahorro mundial. En este sentido, cabe destacar que esa es, en líneas generales, la política a largo plazo que desarrolla China en la actualidad.
En cuando a la inversión, en muchas partes del mundo ya se están aplicando posibles soluciones para el problema del declive de la población activa, por ejemplo elevando la edad de jubilación y la participación de la mujer en el mercado laboral. Fomentar la inmigración selectiva es otra solución clásica para el descenso de las poblaciones activas. En cuanto a los cambios estructurales que hacen que las empresas necesiten menos capital, las medidas que alteren esta tendencia podrían no ser deseables, pero las autoridades están permanentemente buscando formas de mejorar el entorno empresarial creando condiciones más favorables e incentivos para la inversión y el emprendimiento.
Implicaciones para la inversión
Además de las consideraciones de política económica, el «estancamiento secular» también tiene una serie de implicaciones importantes desde el punto de vista de la inversión, por ejemplo:
1.- Tipos de interés y rendimientos de los bonos más bajos durante más tiempo: Dado que el ahorro probablemente supere la demanda de inversión en un futuro previsible, es muy probable que los tipos de interés y los rendimientos de los bonos se mantengan en niveles históricamente bajos. Esto se aprecia de forma evidente en la evolución de la política de los bancos centrales durante los últimos años, ya que las expectativas de subidas de tipos en EE. UU. se han aplazado sistemáticamente. De hecho, después de la crisis financiera muchos bancos centrales de países desarrollados han intentado subir sus tipos, incluidos el BCE, Suecia, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, pero todos han terminado dando marcha atrás.
El gráfico de expectativas de tipos de la propia Reserva Federal estadounidense, recogido en el gráfico 10 debajo, muestra las reducciones de las expectativas de tipos de los miembros de la Fed, incluido el «tipo terminal» a largo plazo (el nivel al que se darían por concluidas la subidas de tipos). La misma tendencia a la baja se observa en las previsiones implícitas del mercado sobre el tipo terminal y en las estimaciones del «tipo real neutral», a saber, el tipo teórico que equilibra la demanda y la oferta agregada y el ahorro y la inversión.
2.- Mayor demanda de estrategias de rentas: Si los tipos de interés siguen bajos, como apunta el «estancamiento secular», entonces podríamos encontrarnos en un entorno con una escasez permanente de rentas. Si a ello le sumamos el aumento de la demanda derivada del mayor número de personas jubiladas, tenemos unas perspectivas favorables para aquellos activos que pueden ofrecer flujos de rentas constantes, fiables e, idealmente, crecientes. De hecho, esto concuerda con la fuerte demanda de acciones con dividendo, inmuebles y otras estrategias orientadas a las rentas que hemos visto entre los inversores en el periodo posterior a la crisis.
3.- Apoyo para la valoración de las acciones: Si los tipos de interés se mantienen en niveles estructuralmente bajos, eso repercute en las acciones. En un aspecto, es evidente que los bonos compiten con las acciones como destino para los capitales de los inversores por lo que, en igualdad de condiciones, los menores tipos de los bonos son favorables para las acciones desde una óptica relativa; este hecho queda retratado en el modelo de la Fed que compara las rentabilidades de los bonos y los beneficios empresariales (gráfico 10 debajo) y en la perspectiva de la prima de riesgo de la renta variable, que en ambos casos muestran que las acciones están baratas frente a los bonos.
También de forma lógica, en un mundo persistentemente estancado, la existencia de exceso de capital, combinada con una búsqueda constante de rendimientos reales, tenderá a favorecer las valoraciones de las acciones. Desde la perspectiva de la financiación empresarial, los flujos de efectivo de los fondos propios se descuentan usando el coste medio ponderado del capital (WACC) para los fondos propios y la deuda, las dos fuentes principales de financiación. Los tipos estructuralmente bajos refuerzan los argumentos para el descenso del WACC y el aumento de las valoraciones desde el punto de vista histórico.
4.- Apoyo para los inmuebles como clase de activo: Como se pone de relieve en el gráfico 12, los inmuebles son unos activos en los que el componente de rentas supone una proporción tradicionalmente alta de las rentabilidades totales. Además, una ventaja clave de las rentabilidades por flujos de rentas es su volatilidad típicamente baja. En un mundo de crecimiento débil y bajos tipos de interés, la importancia y la estabilidad de las rentas de los inmuebles incrementan enormemente su atractivo para los inversores y favorecen una revisión al alza de sus valoraciones.
55.- Apoyo para los enfoques de generación de rentas combinados y de baja volatilidad: Los bajos tipos de interés y la escasez de fuentes de rentas también hacen más atractivos los enfoques multiactivos combinados para los inversores con menor tolerancia al riesgo. Un enfoque multiactivos puede brindar un flujo combinado de rentas a partir de diferentes activos, con una volatilidad total más baja que la que lleva aparejada la inversión en clases de activos individuales.
6.- Mayor importancia del análisis detallado de las empresas: Si los inversores utilizan menores tasas de descuento para reflejar unos tipos de interés estructuralmente más bajos, entonces, como hemos indicado, las valoraciones de las acciones podrían subir. Sin embargo, con menores tasas de descuento la sensibilidad a los cambios en los flujos de efectivo también aumenta. Desde una perspectiva analítica, esto pone de relieve la importancia de realizar previsiones de flujos de efectivo precisas y de llevar a cabo un análisis ascendente detallado de las empresas.
7.- El crecimiento y la innovación, con prima: Aunque el «estancamiento secular» y los tipos de interés permanentemente bajos refuerzan los argumentos a favor de las acciones y las rentas derivadas de ellas, también asigna una prima al crecimiento verdadero, allí donde se encuentre. De hecho, el crecimiento económico estructuralmente más débil y los bajos tipos de interés elevan el atractivo de las empresas más exitosas y contrastadas a la hora de generar un crecimiento sólido de sus beneficios. En un entorno de crecimiento débil y tipos bajos, es totalmente lógico que las empresas que lo consiguen coticen con prima. Durante los últimos años, también es notorio que las empresas que han destacado en esta faceta (p. ej. Facebook y Google) tienden a ser empresas con pocas necesidades de capital y centradas en mercados de consumo que crecen estructuralmente, con una ventaja clave desde el punto de vista de la innovación. Estas empresas suelen encontrarse en sectores basados en la propiedad intelectual, como tecnología, medios de comunicación y atención sanitaria.
8.- Más argumentos a favor de la inversión activa: Si el valor potencial derivado de diferenciar entre empresas e inversiones aumenta con el «estancamiento secular» y su entorno de crecimiento débil y tipos de interés bajos, con mayor razón habrá que adoptar enfoques activos a la hora de invertir. Eso es precisamente lo que se consigue cuando los gestores pueden demostrar ser verdaderamente activos (cuando presentan tasas elevadas de dinero gestionado activamente, por ejemplo) y lo combinan con una destreza genuina para seleccionar valores.
Hay que sopesar las consecuencias
La teoría del «estancamiento secular» ofrece una explicación muy plausible al periodo prolongado de crecimiento económico débil, inflación baja y tipos de interés en mínimos en muchas economías desarrolladas. Según esta teoría, estas condiciones son consecuencia del exceso estructural de ahorro frente a la inversión en el mundo, lo que trae consigo un crecimiento más lento y tira a la baja de los tipos de interés para compensar el desequilibrio. La tendencia de incremento estructural del ahorro mundial se apoya en la evolución demográfica, especialmente en el aumento de los «grandes ahorradores», la mayor desigualdad de rentas y el crecimiento del ahorro en los mercados emergentes. Entretanto, los factores responsables del nivel de inversión mundial estructuralmente bajo son el descenso del precio relativo de los bienes de inversión, las menores necesidades de capital de las empresas, el declive de las poblaciones activas y el auge de las distribuciones de beneficios empresariales.
Si la hipótesis del estancamiento persistente es correcta, entonces las autoridades y los inversores deben sopesar cuidadosamente las consecuencias. En el plano económico, habría que tomar medidas para reducir la desigualdad de renta y para contar con un crecimiento económico más equilibrado y menos dependiente de las exportaciones en los mercados emergentes. En el plano de la inversión, el estancamiento persistente implica que los tipos de interés y los rendimientos de los bonos seguirán en niveles bajos desde una perspectiva histórica, y que la demanda de estrategias que generen rentas constantes (incluido un mayor número de enfoques multiactivos) seguirá creciendo. El estancamiento persistente y la presencia de exceso de capital apoyan las valoraciones de las acciones y, especialmente, las de las empresas más exitosas a la hora de generar crecimiento e innovación. Por último si, como creemos, la diferenciación de las inversiones aumenta su importancia en un mundo persistentemente estancado, entonces hay razones convincentes para recurrir a estrategias de inversión activas y selectivas.
Dominic Rossi es director de inversiones del área de renta variable de Fidelity.
Foto: TreyRaatcliff, Flickr, Creative Commons. ¡Mr. Marshall ya no es americano!
Acaba de aterrizar. El presidente Xi tomó hace unos días tierra en Gran Bretaña. Diez años después de la última visita de un mandatario chino a las islas, se ha recibido al presidente de la República Popular China con todos los honores de Estado. “Red carpet treatment”, como dicen los británicos. Banquete de Estado con la Reina en Buckingham Palace, reunión bilateral con David Cameron, paseo en carroza real por las calles de Londres… ¿Qué hay detrás de tantos engalanamientos y fastuosidades? Para hallar una explicación, volvamos la vista unos meses más atrás.
El pasado mes de abril el ex secretario del tesoro norteamericano Larry Summers afirmó que dicho mes será recordado como la fecha en la que Estados Unidos perdió el cetro de líder del sistema económico global. El comentario venía a colación de la creación por parte de China del Asian Infrastructure Investment Bank (en adelante el AIIB). Este banco fue creado ante la negativa de EE.UU. y Japón a que se produjera un alineamiento, entre el poder económico/político de la China actual, respecto el peso que ostentaba en el Asian Development Bank (en adelante el ADB).
El ADB se constituyó en 1966 post Bretton Woods, como una versión regional del Banco Mundial, con el objetivo de fomentar el desarrollo asiático. El ADB ha tenido en su historia nueve presidentes japoneses, fieles escuderos de las directrices establecidas desde Washington. China, molesta con poseer una simbólica participación del 5% en los derechos de voto del ADB, se le agotó la paciencia y se aventuró a liderar la creación de un nuevo banco, el AIIB antes mencionado. Es evidente que la moneda de referencia de dicho banco no será el dólar estadounidense.
Todos los países asiáticos (exceptuando Japón, Corea del Norte y Taiwán) se unieron a dicho banco. Estados Unidos observó con incredulidad cómo su principal aliado, Gran Bretaña, fue el primer país no asiático en sumarse a dicha institución. Desde entonces 57 países se han sumado siguiendo el paso de los británicos como miembros fundadores (entre otros España).
Ese apoyo incondicional de GB al AIIB, a expensas de generar un “malestar” diplomático con EE.UU., tenía un claro objetivo: conseguir un cheque en blanco en cuanto a inversiones acometidas en su país. Gran Bretaña hasta la fecha había invertido seis veces más en China de lo que el gigante asiático lo había hecho en el Reino Unido. China en la actualidad acomete inversiones del entorno de 25.000 millones de libras anuales y el Gobierno de Cameron quiere que esa cifra se incremente hasta niveles de los 100.000 millones anuales en 2025.
Gran Bretaña estaba teniendo problemas para encontrar financiación para la construcción de la controvertida planta nuclear de Hinkley en el suroeste del país. Un proyecto estimado en 38.000 millones de euros. Un tercio de la planta será financiada por los asiáticos y construida por un consorcio formado por la francesa EDF y la compañía nuclear china CGN. El acuerdo sobre la financiación y construcción de otras dos plantas nucleares en Suffolk y Essex podrían cerrarse en esta cumbre, siendo la de Essex la primera planta nuclear “Made in China” construida en un país occidental. Sin duda una puesta en escena de la tecnología del gigante asiático.
Otras cuestiones planificadas en la agenda de la reunión bilateral son: la construcción y financiación de proyectos de trenes de alta velocidad valorados en 12.000 millones de libras de inversión, la construcción y financiación de 10.000 nuevasviviendas en el norte del país la china Geely Autos construirá una fábrica de coches en Coventry con una capacidad de producción de 36.000 coches al año.
Y no será el único proyecto que aborde Geely: los emblemáticos taxis londinenses fabricados por la sociedad The London Taxi Co. (cuyo accionista mayoritario es Geely) pasarán a ser motores chinos y eléctricos en 2017. Otros proyectos significativos en el lado financiero pasan por la creación de un Hub en Londres para liquidar activos en yuanes que compita con las plazas de Singapur/Hong Kong y la emisión de deuda en yuanes en el mercado londinense. Todos estos acuerdos conforman una nueva etapa en la relación bilateral entre China y Gran Bretaña, que la prensa ha denominado como “The Golden Era”, y que se materializará en la creación de alrededor de 25.000 puestos de trabajo asociados a dichos proyectos.
Mientras la diplomacia británica consigue que China acometa la mayor inversión extranjera realizada jamás en suelo británico aquí en España debatimos asuntos tan trascendentales como la exclusión de la asignatura de religión del colegio de nuestros hijos.
Columna de Jacobo Arteaga Fiero, desde BrightGate Capital SGIIC S.A.
Foto: Bakoko. ¿Es positiva la depreciación de las divisas latinoamericanas para el empleo?
El incremento que se registró en el precio del dólar frente a las monedas latinoamericanas puede ser visto desde muchos puntos de vista, los más populares como una ganancia en términos relativos de nuestra competitividad internacional al volvernos, lógicamente, más baratos frente a los productos directamente manufacturados en economías como Estados Unidos.
Si bien eso es cierto, el mundo ha ganado en complejidad y la economía de texto, que antes daba cuenta de procesos relativamente simplificados, ya puede ser revaluada. Deben empezar a funcionar variables como los retornos esperados del capital internacional —los cuales han sido altamente crecientes en los últimos años—, que pueden tener impactos en otras variables económicas que tradicionalmente no eran sujeto de análisis ante una situación como la actual.
Vamos a lo que comentamos al inicio y volvemos después sobre lo que estoy afirmando. Ante una depreciación de la moneda local, la ganancia en competitividad llevaría a las empresas locales a vender más afuera, mejorando temas de empleo, entre otras cosas. Sin embargo, la revisión a la teoría tradicional que propongo es que, cuando las empresas tienen principalmente capital extranjero, cambia un poco ese precepto.
Una de las principales necesidades del capital es generar retorno, y en ese orden de ideas, las utilidades de la casa matriz son una necesidad imperante en ese retorno del capital. Y eso lleva a que en economías en desaceleración —en las cuales se vende menos— y con depreciación de la moneda, las utilidades remitidas en dólares deben disminuir (con los mismos pesos se van a comprar menos dólares, que es los que se giran al exterior).
Como esto lleva a un efecto cascada, el menor giro de utilidades impacta el desempeño de la empresa en el exterior; por lo cual la clave está en tratar de que la disminución de utilidades, medidas en dólares, sea lo menor posible. Así, las empresas locales deben ajustarse, y es probable que esto impacte variables como el empleo —por reducción de costos—, que según la teoría tradicional debería subir.
Esto es particularmente importante cuando se tiene en cuenta que si se observa de dónde provienen las ganancias de las compañías del S&P 500, cerca del 47% de la mitad de las compañías, provienen del extranjero. Claro, la teoría económica fue realizada, en su mayoría, cuando las ganancias eran casi que exclusivamente locales, pero en un mundo en el que esto ya es totalmente diferente, nuevas teorías deben empezar a surgir para incluir los avances que ha tenido el mundo real.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no reflejan necesariamente la visión de Old Mutual sobre los temas tratados.
Opinión de Manuel García Ospina, gerente de la Escuela de Planeación financiera y comercial de Old Mutual.
. Inversores que incrementan sus fortunas y mercados castigados
“Antiguamente, cuando las fortunas se hacían en la guerra, la guerra era un negocio: ahora que las fortunas se hacen en los negocios, los negocios son una guerra.” He querido comenzar con dicha frase del escritor neoyorquino Christian N.Bovee puesto que refleja muy bien lo que deseo plasmar en este análisis.
En primer lugar comentar que para medir la evolución de las grandes fortunas del mundo, entre las que podemos encontrar desde reconocidos inversores hasta empresarios, etc, he utilizado una plataforma generada por Bloomberg que permite seguir y monitorear a los billonarios del mundo.
A través de Bloomberg Billionaires Index, quiero recoger aquellos inversores cuyas fortunas aumentan en el entorno actual, teniendo en cuenta que los mercados de valores están siendo castigados.
A continuación, muestro un gráfico que reúne aquellos inversores que están incrementando sus fortunas a pesar de la actual situación y cuya variación es superior a los 4.000 millones de dólares.
El aumento de estas fortunas sería suficiente para pagar la deuda de Grecia. Entre los que más han hecho crecer su riqueza encontramos al magnate español del textil Amancio Ortega, situado como el segundo hombre más rico del mundo. Sin embargo, el protagonista cuya fortuna ha crecido más en lo que va de año no es nada más y nada menos que Jeff Bezos, fundador y CEO de una de las mayores compañías de comercio electrónico, Amazon.com.
No es de extrañar que el fundador de una de las entidades tecnológicas más exitosas y conocidas mundialmente se encuentre entre los agraciados en este grupo. Amazon ha marcado este pasado septiembre máximos históricos. La tecnológica anunció un aumento del 20% de sus ventas hasta los 23.18 billones de dólares en el segundo trimestre de 2015 en comparación con los 19.34 billones de dólares del segundo trimestre de 2014. Asimismo los ingresos netos aumentaron alcanzando los 92 millones de dólares para el periodo mencionado.
Expresar que la empresa lanzó el Programa de Venta Global para los vendedores en la India, lo cual les permite acceder a cientos de millones de los clientes de todo el mundo. Amazon India continúa siendo la localización de más rápido crecimiento en las ventas.
Los resultados obtenidos por la textil gallega en el segundo trimestre de 2015 tampoco se quedan atrás siendo dignos de admirar. La compañía continúa con su plan de expansión global y sus ventas fueron un 17% superior a las del segundo trimestre del año anterior. A todo esto hay que añadir unos sorprendentes beneficios de 1.666 millones de euros, un 26% más que un año antes. Si hacemos referencia al comportamiento de sus ventas en función de la zona geográfica, cabe destacar que Asia acapara ya más de un cuarta parte de su facturación y que junto con América están ganando terreno a Europa, continente donde la compañía más vende.
Dos claros ejemplos de compañías líderes en su sector y que presentan unas fuertes expectativas de crecimiento.
Me gustaría acabar con algo que considero que cabría destacar, y es, que entre las fortunas que más están disminuyendo actualmente encontremos la de uno de los inversores más exitosos del siglo XX como es Warren Buffett, la cual cae en 13.300 millones de dólares. Así como la del empresario mexicano Carlos Slim cuya cifra se ha visto mermada en nada más y nada menos que 15.700 millones de dólares. Aun así ambos se sitúan como el tercer y cuarto hombre más rico del mundo respectivamente.
Tribuna de opinión de Carlos Alosete Villanueva, miembro del departamento de Comunicación financiera y análisis de datos en Unience.
Foto: JimMullhaupt, Flickr, Creative Commons. Educación financiera: en busca de luz tras la tormenta
Desde siempre me han apasionado las historias de aventuras. Explorar lugares remotos, acechando los riesgos en busca de secretos ocultos, de tesoros por compartir que nos abran la mente a una nueva realidad. Y en esta búsqueda, encontrar el éxito inversor se presenta tan apasionante como dar con el arca de la Alianza.
Con frecuencia solemos hablar de los “mercados” como el ente intangible que movido por la codicia es el causante de gran parte de los males que nos rodean, cuando en realidad han sido los “mercaderes”, escudados en cierta incompetencia o vagando en la coartada de los conflictos de interés, los que han perpetuado las imperfecciones sesgadas del dinero fácil hacia la faz que menosprecia los riesgos. Y es en este punto cuando nuestra aventura deviene tormentosa por el desengaño de la indefensión.
A lo largo del tiempo, se han aceptado como verdades absolutas en el ámbito de las inversiones financieras ciertas creencias que han condicionado nuestra forma de actuar. Convicciones erróneamente centradas en encontrar respuestas, en lugar de en hacer las preguntas adecuadas. Tan sólo los inversores privilegiados suelen disfrutar de un asesoramiento personalizado y analítico, donde se pone en práctica uno de los grandes secretos de las finanzas: el de sabernos seres racionales antes que adivinos.
En un mundo interconectado, cada día son más las variables que interactúan unas con otras. La economía financiera, como ciencia social, se ve influenciada por ellas, pero la predicción de su comportamiento y evolución no puede ser definida por una fórmula exacta. Por tanto, lo único que podemos hacer es conocer cuáles son algunas de las más importantes, definir su ámbito de aplicación y exponer posibles escenarios de evolución en base a su definición e influencia. Hasta hace no mucho, el comportamiento financiero se creía regido por unas cuantas leyes y modelos cuya validez se consideraba irrefutable. Influjos como el efecto globalización o el behavioral finance, han derivado en relaciones cada día más complejas que han favorecido la aparición de nuevas teorías a tener en cuenta en el campo inversor. Consecuentemente, no se trata tanto de predecir el futuro sino de reaccionar a tiempo ante los factores que influyen en el valor de los activos financieros.
Desde que nacemos hasta el último gran viaje, en todos sus ámbitos, la vida se convierte en un camino de obstáculos, en un trayecto de cruces binomiales que marcarán nuestro destino. Del análisis de esas decisiones y de la adecuada valoración de sus riesgos dependerá que la travesía sea más o menos llevadera. En este recorrido, con frecuencia nos escudamos en actuaciones de terceras personas para justificar errores que, en última instancia, son responsabilidad nuestra. Por responsabilidad sostenible entendemos la aplicación de aquella conducta moral, más allá del paradigma financiero, que nos allana el camino para conseguir un desarrollo, bienestar y progreso viables y continuados en el tiempo. Como parte de esta responsabilidad, en el ámbito financiero e inversor, la educación representa a día de hoy un claro déficit que es necesario equilibrar. La falta de unos conocimientos mínimos impide, en muchos casos, el seguir una visión crítica a la hora de tomar decisiones analíticas. Y es que, si bien es cierto que con educación financiera no vamos a eliminar la incertidumbre, también lo es que la podemos acotar significativamente. Las finanzas pueden ser muy complejas, pero pueden llegar a ser entendibles y útiles si asumimos el reto de adentrarnos poco a poco en ámbito de influencia.
Decía Séneca que ni el mejor viento es suficiente si uno no sabe hacia dónde va. Hagamos que la educación financiera constituya el faro que guíe esta aventura. Sólo así podremos evitar el volver a tener esa sensación de que alguien decidió por nosotros, sólo así podremos recorrer el largo camino que nos queda para ver la luz después de la tormenta.
Óscar Bastanchury. Profesor del IEB y autor del libro “Tierra de Mercaderes”.
Decir que el último trimestre ha sido difícil para los inversores sería un eufemismo, puesto que ni los mercados ni la confianza de los inversores habían experimentado una debilidad tan acusada desde hace muchos años. Todos hemos leído y oído sobre los desafíos a los que se enfrenta China y sus consecuencias para la economía mundial, pero los problemas no se limitan a cómo harán frente China y los países desarrollados a la inevitable desaceleración del gigante asiático. Mientras escribo, el índice MSCI World (Total Return) ha cedido un 8,3% en el tercer trimestre en dólares estadounidenses, aunque, dados los desplomes en algunos sectores, a veces parece mucho peor.
En función del punto de partida que tomemos, ya han pasado unos siete u ocho años desde el estallido de la crisis financiera mundial. Si sirve de algo, mi punto de referencia es la revisión a la baja de los beneficios de HSBC en febrero de 2007, cuando recortó sus previsiones de beneficios a causa del aumento de los préstamos dudosos en la división de créditos subprime estadounidenses que acababa de adquirir. Aunque la crisis no se intensificó de verdad hasta 2008, la historia indicaría que estamos más cerca del comienzo del próximo ciclo bajista que del final del último. El problema es que, incluso con una política monetaria hiperexpansiva con tipos de interés cero y abundante liquidez procedente de (efectivamente) medidas de expansión cuantitativa adoptadas a escala mundial, el crecimiento económico del mundo desarrollado es, en el mejor de los casos, modesto.
Según nuestras previsiones, el crecimiento mundial será de tan solo un 3,5% en 2016, y gran parte de los países desarrollados registrará un crecimiento muy inferior a este. En Estados Unidos, el mercado desarrollado más sólido del mundo, los pronósticos sobre el crecimiento siguen sometidos a presión, lo que limita la capacidad de las autoridades para comenzar a normalizar los tipos de interés. En Europa, el crecimiento podría registrar un ligero avance de tan solo el 1,5% el próximo año, a pesar del masivo programa de estímulos monetarios, la acusada depreciación del euro y el desplome de los precios de la energía. Incluso en Japón, donde las medidas de expansión cuantitativa ahora representan más el 14% del PIB anual, está resultando complicado generar crecimiento e inflación, y se prevé que el crecimiento no superará el 1,5% el año que viene.
Por esto es por lo que China resulta tan importante; ha sido un poderoso motor del crecimiento marginal. Puesto que resulta inevitable que el gasto de inversión impulsado por el crédito pierda gas, o incluso desaparezca, los efectos que esto tiene sobre la economía mundial y el sistema financiero son trascendentales.
Por lo que respecta a los precios de las materias primas, ya hemos sido testigos del hundimiento más generalizado del precio del petróleo y de los metales industriales a medida que se ha ido reduciendo el consumo. Con la aparición de nuevas fuentes de petróleo y la reticencia de la OPEP de recortar la producción, el precio del oro negro ha caído hasta niveles que antes costaba imaginar. Aunque en realidad esto representa una rebaja fiscal muy necesaria para los consumidores occidentales, por ahora parece que prefieren ahorrar sus ganancias a gastarlas. A su vez, esto ha generado una presión bajista para muchas de las divisas de los mercados emergentes, y numerosas economías se están viendo obligadas a aplicar políticas de tipos de interés procíclicas para impedir que sus divisas se desplomen. Todo esto resulta perjudicial para el crecimiento mundial, y pone al sistema financiero bajo cierta presión. Es difícil predecir cómo se desarrollarán los acontecimientos, pero lo que sí sabemos es que las previsiones sobre el crecimiento económico mundial seguirán revisándose a la baja.
Resulta complicado explicar por qué el crecimiento de los mercados desarrollados es tan débil, pese a los abundantes estímulos monetarios. Quizá se deba a la fuerza invisible del desapalancamiento a medida que lidiamos con el excedente de deuda acumulado durante la primera década del siglo XXI. Quizá se deba a las desfavorables tendencias demográficas o a la falta de mejoras de productividad. Sea cual sea el motivo, una China más débil no es una buena noticia, porque, de forma marginal, su crecimiento ha sido muy importante. Debería preocuparnos el hecho de que, si aparece una presión real sobre el crecimiento mundial, poco podrán hacer las autoridades para estimular la economía: los tipos de interés ya están al 0%, las medidas de expansión cuantitativa han tenido una repercusión limitada y los déficits presupuestarios limitan la capacidad de gasto de los gobiernos para resolver los problemas existentes.
En nuestro escenario central, el crecimiento anual del PIB de China se frenará hasta quizá el 5%. En tal caso, no sería necesario esperar a saber qué hace China a continuación en el frente político, ya que probablemente no se precisarán nuevos estímulos importantes. Sea cual sea el resultado, parece claro que los tipos se mantendrán más bajos durante más tiempo, y el punto de llegada de los tipos de interés cuando comiencen las subidas será muy inferior al de ciclos anteriores.
Antes de que nos deprimamos del todo, de esto también se derivan noticias positivas. Tras años perdiendo cuota de mercado a costa de los proveedores pasivos, los gestores activos están contraatacando. Este año, en Europa y el Reino Unido el gestor activo medio supera al índice en un cifra entre un 3% y un 5%, y la mayoría de nuestros fondos ha obtenido resultados mejores que estos. Como reflejo de nuestra postura prudente y nuestro estilo de inversión, hemos mantenido posiciones muy infraponderadas en valores de grandes empresas de energía y recursos, y hemos observado desde la barrera cómo se hundían las cotizaciones de muchas empresas antaño todopoderosas a causa del lastre que acarreaba una revisión a la baja tras otra. Para las que además están mal financiadas, esto podría ir a peor, y cabe esperar que se produzcan algunas quiebras. Los diferenciales crediticios ya lo reflejan, puesto que los diferenciales del alto rendimiento han subido a casi 600 p.b. con respecto de la deuda pública británica desde el mínimo de 300 p.b. de 2014. En nuestra opinión, a medida que la coyuntura sigue empeorando, será imprescindible contar con unos procesos sólidos de selección de valores, gestión del riesgo y construcción de carteras.
Afortunadamente, estas son áreas, todas ellas, en las que creemos despuntar. Aunque podemos decir que ahora nos encontramos en el contexto de mercado y macroeconómico más complicado desde el comienzo de la crisis financiera mundial, consideramos firmemente que estamos bien posicionados para generar buenos resultados para nuestros clientes. Estamos contentos con nuestra rentabilidad y son escasas las áreas de debilidad. Sin embargo, ahora es momento de centrarse y permanecer atentos, algo que recordaremos siempre a la hora de gestionar las carteras.
Mark Burgess es director de Inversiones para EMEA y Director Global de Renta Variable de Columbia Threadneedle Investments.
Foto: Melissa. Verificación de la “cartera permanente” (1ª parte)
La “cartera permanente” es un concepto de asignación de activos introducido por Harry Browne en 1982. En el sitio web “Permanent Portfolio Family of Funds” se declara lo siguiente con respecto a esta estrategia que ha estado operando en formato de fondo mutuo durante alrededor de 20 años:
«Fundada en 1982, en una época de estancamiento del crecimiento económico e inflación desenfrenada, la “cartera permanente”tiene por objeto ofrecer una estructura sólida y un enfoque disciplinado en el marco de la asignación de activos. El fondo nació en un entorno en el que los inversionistas no sabían dónde invertir. Sin importar lo que hicieran, los inversionistas estaban perdiendo dinero. Harry Browne, uno de los fundadores del fondo afirmó: “Es fácil pensar que usted sabe lo que le depara el futuro, pero el futuro invariablemente contradice nuestras expectativas. Una y otra vez se nos demuestra que estamos equivocados cuando apostamos demasiado a nuestras expectativas. La incertidumbre es una realidad de la vida”. Nadie puede predecir el futuro con precisión.
La “cartera permanente”reconoce esta limitación y trata de invertir un “porcentaje objetivo” fijo de sus activos en 6 diferentes categorías de inversión “no correlacionadas” y cuidadosamente elegidas. Esta diversificación en un único fondo mutuo tiene por objeto mitigar el riesgo independientemente de la coyuntura económica».
El fondo mutuo “cartera permanente” se propone invertir en seis principales clases de activos de acuerdo con ponderaciones fijas (gráfico 1), pero las clases de activos en este gráfico dejan mucho “margen de maniobra,” por lo que realizamos un análisis factorial con el fin de determinar las exposiciones de las clases de activos desde julio 2010 a julio 2012 (gráfico 2).
Gráfico 1 Ponderaciones PRPFX de la hoja informativa / Fuente: Permanent Portfolio Family of Funds
El siguiente análisis factorial es producto de un análisis de regresión múltiple según el cual el rendimiento diario del fondo mutuo “cartera permanente” es objeto de una regresión a una canasta de factores de riesgo globales. Los factores del gráfico 2 fueron estadísticamente significativos para explicar el desempeño de la cartera en esos 3 años; se rechazaron los factores no significativos.
Se puede ver que el desempeño de la cartera permanente en esos 3 años se puede atribuir principalmente a los bonos estadounidenses (AGG), las acciones estadounidenses (VTI) y al oro (GLD). Cada uno de estos contribuyó a la rentabilidad en 20% aproximadamente. En total, los ocho factores juntos explican más del 90% de la rentabilidad de la cartera durante el período.
En diversas ocasiones, Browne indicó que una sencilla asignación equitativa a acciones, oro, letras del Tesoro y bonos del Tesoro probablemente alcanzaría los mismos objetivos que la cartera más compleja que se utiliza en su fondo mutuo. Empíricamente, estos cuatro activos han funcionado muy bien conjuntamente en las carteras por al menos una razón: las correlaciones por pares ex post a largo plazo entre los activos ha sido esencialmente cero durante los últimos 40 años, lo que significa que ofrecen un excelente potencial de diversificación a largo plazo.
Un gran obstáculo
Antes de investigar el desempeño de la cartera permanente, armemos el escenario echando un vistazo al desempeño de algunos de los enfoques más convencionales utilizando datos de rentabilidad total diaria desde 1970. Todas las carteras de activos múltiples se reequilibran trimestralmente.
Gráfico 4 Acciones / bonos del Tesoro a 40/60 / Fuente: Ken French, Shiller
Las carteras “Total del mercado de valores de EE.UU.” y “acciones/bonos del Tesoro al 60/40” han generado esencialmente los mismos rendimientos totales del 9,6% desde, pero la cartera 60/40 generó sus rendimientos con casi un 40% menos de volatilidad (10% vs. 17%) y menos reducción (30% vs. 53%).
Gráfico 5 Cartera permanente (acciones ponderadas equivalentes, oro, bonos del Tesoro, y efectivo), 1970 – 2012 / Fuente: Ken French, Shiller, CRB
La “cartera permanente” generó un rendimiento del 8,55% anual en el mismo período, lo que representa más del 1% anual menos que las acciones o que la cartera 60/40. Sin embargo, debido a las bajas correlaciones entre los activos, esta cartera presentaba un riesgo considerablemente inferior al 60/40. El promedio de la volatilidad ex post fue inferior al 7% frente al 10,4% para la 60/40, y la reducción máxima disminuyó casi a la mitad (18% vs. 30%).
La versión estándar de esta estrategia es bastante convincente en sí misma, y difícil de superar. Lamentablemente, el enfoque se enfrenta al mismo desafío que otros enfoques de asignación estática en el entorno actual: tasas de interés históricamente bajas y acciones y materias primas onerosas, lo que sugiere que, según este enfoque, los rendimientos podrían no ser tan sólidos en los próximos años.