Los últimos escándalos financieros han puesto bajo la lupa al mercado de capitales local. La formalización de ejecutivos de Larraín Vial en otra arista del Caso Factop y la orden de liquidación de Sartor AGF han avivado las desconfianzas hacia un sector al que se le exige operar con los más altos estándares éticos. Ante la proliferación de casos que han sacudido a la opinión pública, hoy es clave entender la visión de los profesionales que integran el mercado financiero e identificar qué aspectos se pueden mejorar para evitar la ocurrencia de estos casos.
El Tercer Sondeo Ético del Mercado Financiero de CFA Society Chile destaca un cambio en la percepción de los inversionistas sobre las sanciones relacionadas con ilícitos de “cuello y corbata”, impulsado por la entrada en vigor de la Ley de Delitos Económicos y la Ley de Agentes de Mercado. Según el sondeo, el porcentaje de ejecutivos que considera «insuficientes» las sanciones cayó drásticamente desde el 78% de los encuestados en 2023 a 51% en la versión post entrada en vigencia de la ley. Sin embargo, pese a este descenso, sigue llamando la atención que la mitad del mercado aún considera que los castigos no son suficientes.
Si bien los avances normativos han supuesto un importante progreso, los recientes escándalos financieros provenientes de factoring y gestión de fondos evidencian que todavía hay trabajo por hacer. En primer lugar, los gobiernos corporativos deben fomentar las buenas prácticas éticas en todos los niveles de la organización. Según el mismo sondeo, el 20% de los agentes del mercado financiero cree que su compañía “promueve muy poco” o “no promueve en absoluto” una cultura de educación y mejora continua de la ética de sus empleados. En ese sentido, es primordial que las empresas avancen con una política clara, pues esto permite alinear los objetivos de la organización y reducir las posibilidades de incurrir en ilícitos.
En relación con lo anterior, el 57% de los profesionales señala que el nivel de conocimiento de la normativa aplicable al mercado de capitales es “bajo o muy bajo”. La cifra da cuenta de un problema estructural en la industria que refleja deficiencias en la comunicación de la regulación y el acceso a información clara, lo que representa un desafío para las autoridades y para las compañías en el traspaso de la información hacia sus colaboradores.
En el mismo sondeo tambien se refuerza que cuando se genera sensación de impunidad ante bajas sanciones por ilícitos, se configura uno de los principales agravantes para el mercado de capitales.
Si bien los recientes avances normativos han significado un paso adelante en la sanción de malas prácticas, persisten desafíos de base en la industria financiera. La falta de una cultura ética consolidada en algunas empresas y el bajo conocimiento de la normativa entre los inversionistas demuestran que aún queda un largo camino por recorrer. Es fundamental que todos los actores del sector asuman un rol activo para promover las buenas prácticas corporativas, para así fomentar el mercado de capitales y recuperar la confianza de los inversionistas y de la opinión pública.
En el mundo empresarial actual, las fusiones, adquisiciones y reestructuraciones de pasivos han dejado de ser excepciones, para convertirse en estrategias clave de crecimiento y sostenibilidad. Sin embargo, el éxito de estas operaciones no reside únicamente en el análisis técnico o en el cumplimiento de procedimientos, sino en una preparación estratégica integral que considere todos los factores relevantes para la toma de decisiones.
Desde nuestra perspectiva, el proceso previo a cualquier transacción es tan importante como la negociación misma. La preparación de una empresa para una posible venta, por ejemplo, no sólo incluye aspectos financieros y legales, sino también una evaluación honesta de su posición en el mercado, su potencial de crecimiento y los desafíos que enfrenta. Resolver problemas internos, anticipar contingencias y establecer una narrativa coherente son pasos esenciales para presentar una compañía que inspire confianza y atractivo.
Del lado del comprador, tener una visión clara del propósito de la adquisición es crucial. ¿Se busca ampliar el mercado, incorporar tecnología, mejorar la eficiencia operativa o fortalecer una posición estratégica? Cada objetivo requiere una planificación distinta y entender estos matices es lo que permite que una transacción no sólo sea exitosa en el corto plazo, sino también estratégica a largo plazo.
El concepto de sinergias adquiere aquí un peso especial. Las fusiones y adquisiciones no deben entenderse como simples sumas de activos, sino como una oportunidad para generar valor conjunto. Sin embargo, estas sinergias no se materializan automáticamente; requieren una integración cuidadosamente planificada, que tome en cuenta las culturas organizacionales, los objetivos estratégicos y la capacidad de los equipos para trabajar juntos.
La transparencia y la confianza también son elementos fundamentales. En las negociaciones, un enfoque ético y directo evita malentendidos y permite que ambas partes se enfoquen en lo que realmente importa: construir una relación sostenible y beneficiosa. Esto no significa ignorar los riesgos, sino enfrentarlos con una actitud constructiva que facilite soluciones en lugar de conflictos.
Finalmente, en el caso de las reestructuraciones de pasivos, el enfoque debe ser aún más estratégico. Aquí, más que resolver problemas puntuales, el objetivo debe ser transformar la estructura financiera de la empresa para hacerla más resiliente y adaptable a los desafíos futuros. Las soluciones efectivas no sólo alivian la presión financiera, sino que también abren nuevas oportunidades de crecimiento y fortalecen la confianza de los stakeholders.
En un entorno tan dinámico y competitivo, las fusiones y adquisiciones son mucho más que transacciones. Son herramientas para construir futuro. Y ese futuro no se define en el momento de firmar un contrato, sino en la preparación, la visión estratégica y la capacidad de ejecutar con propósito y claridad.
La inversión sostenible ha experimentado un crecimiento asombroso en los últimos años. Cada vez más personas están tomando decisiones financieras más verdes, lo que refleja un cambio hacia un enfoque más consciente del medio ambiente.
Según el Global Sustainability Study de 2021, el 85% de los consumidores en los países encuestados ha adoptado opciones más sostenibles en los últimos cinco años. Del mismo modo, el Barómetro de la UE 2022 sobre Servicios y Productos Financieros Minoristas reveló que el 60% de los europeos da prioridad a que sus ahorros e inversiones no financien actividades perjudiciales para el medio ambiente. Esto los hace más propensos a elegir productos financieros etiquetados como sostenibles.
Sin embargo, aunque este cambio es alentador, la inversión sostenible no está exenta de retos. Desde criterios ESG inconsistentes hasta preocupaciones sobre el greenwashing, todavía existen importantes barreras que dificultan su adopción generalizada. Superar estos obstáculos es esencial para desbloquear todo el potencial de las finanzas sostenibles.
La complejidad de un marco ESG
Uno de los mayores retos de la inversión sostenible radica en la ausencia de definiciones ESG aceptadas a nivel global. Aunque el objetivo principal de las finanzas sostenibles es integrar consideraciones ambientales, sociales y de gobernanza en las estrategias de inversión para lograr beneficios duraderos para la sociedad y el medio ambiente, los criterios para medir el rendimiento ESG varían considerablemente entre regiones e instituciones.
Esta disparidad crea un panorama fragmentado que complica la toma de decisiones de los inversores. Por ejemplo, en el Reino Unido se han introducido los Sustainability Disclosure Requirements (SDR), que buscan combatir el greenwashing mediante informes ESG estandarizados y un etiquetado más estricto para los productos financieros sostenibles.
Por su parte, el Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles (SFDR) de la Unión Europea exige transparencia sobre cómo se incorporan los riesgos ESG en las estrategias de inversión y su impacto en los rendimientos. Estas iniciativas regionales representan un avance, pero también resaltan un problema más amplio: no existe un marco ESG universal.
Además, las variaciones en las metodologías de evaluación agravan la falta de estandarización. Las evaluaciones ESG abarcan factores tan diversos como la huella de carbono, el uso del agua, las prácticas de gobernanza y la diversidad en la fuerza laboral.
Un estudio reciente de PwC reveló que el 90% de los fondos ESG no incluyen indicadores claros y medibles, como umbrales cuantitativos, en sus divulgaciones. Así mismo, la dependencia de proveedores externos de datos ESG también contribuye a las inconsistencias, ya que cada uno utiliza métricas diferentes. Aunque la mayoría de los fondos dependen en gran medida de estos proveedores, solo el 30% revela las fuentes de datos que utilizan.
La falta de un marco unificado deja a los inversores navegando en un laberinto de información contradictoria, lo que limita su confianza y su capacidad para alinear sus carteras con sus valores.
El riesgo de afirmaciones engañosas
El greenwashing—es decir, exagerar, engañar o falsificar las credenciales de sostenibilidad de productos financieros—representa un desafío importante para la inversión sostenible. Un análisis exhaustivo de 230 fondos minoristas europeos reveló que el 52% de los fondos que afirmaban generar un impacto ambiental carecían de evidencia que respaldara dichas afirmaciones.
Muchos de estos fondos confundían las actividades ambientales de las empresas individuales en las que invertían con el impacto general de la estrategia de inversión del fondo, lo que daba lugar a afirmaciones vagas y sin fundamento.
Este problema no se limita a las declaraciones sobre el medio ambiente. Una investigación de PwC señala que aproximadamente el 80% de las divulgaciones de sostenibilidad en los prospectos no incluyen métricas claras y específicas sobre la asignación de activos, confiando en su lugar en lenguaje genérico.
Estas prácticas no solo distorsionan información crucial, sino que también erosionan la confianza en los mercados
ESG, dificultando que los inversores puedan distinguir entre productos realmente impactantes y aquellos con afirmaciones engañosas.
El problema del lenguaje técnico
El lenguaje que rodea a la inversión sostenible complica aún más un mercado ya de por sí fragmentado. Muchos productos financieros utilizan descripciones vagas o cualitativas en lugar de métricas ESG concretas.
Frases clave como “integración ESG”, “inversión de impacto” y “mejor en su clase” se utilizan con frecuencia de manera intercambiable o se definen de forma inconsistente entre las instituciones financieras. Igualmente, etiquetas de productos ambiguas, como “socialmente responsable” o “libre de combustibles fósiles” también se emplean sin la transparencia que valide estas afirmaciones.
Aunque es bien sabido que un fondo “libre de combustibles fósiles” podría excluir a las empresas de petróleo y gas, pero seguir invirtiendo en otros sectores de altas emisiones, como la aviación o la producción de cemento. Esta falta de precisión no solo dificulta la comprensión de los inversores, sino que también socava su capacidad para evaluar el impacto real de sus inversiones.
Educación financiera en inversiones sostenibles
Un obstáculo importante para la inversión ESG es la falta generalizada de educación financiera, lo que limita la capacidad de muchos inversores para participar de manera efectiva en productos financieros sostenibles.
En promedio, solo el 23% de los adultos en los países de la OCDE son conscientes de la existencia de productos financieros sostenibles, y apenas un 2,7% posee productos etiquetados como “sostenibles”, “verdes” o con designaciones similares.
Además, la Autoridad Europea de Seguros y Pensiones de Jubilación (EIOPA, por sus siglas en inglés) informa que hasta el 75% de los inversores minoristas en Europa desconocen los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas. Esta falta de familiaridad con conceptos financieros básicos crea una doble barrera para la inversión sostenible. No solo impide que las personas comprendan los beneficios potenciales de los productos ESG, sino que también reduce su confianza para involucrarse en estas alternativas.
Desconfianza y desinterés
Aunque muchos inversores expresan un genuino deseo de alinear sus carteras con objetivos éticos y sostenibles, una combinación de criterios ESG poco claros, métricas inconsistentes, escepticismo y desinformación socava gravemente la confianza y el compromiso.
El greenwashing sigue siendo un obstáculo significativo que erosiona la confianza de los consumidores en las inversiones sostenibles. En el Reino Unido, el 44% de los consumidores manifiestan desconfianza hacia las afirmaciones relacionadas con ESG realizadas por las instituciones financieras, citando como principal
preocupación las declaraciones vagas o no verificables.
Esta desconfianza se refleja en toda Europa, donde un estudio de la EIOPA reveló que el 63% de los consumidores expresaron escepticismo frente a las declaraciones sobre sostenibilidad realizadas por las aseguradoras. Además, el 77% de los encuestados admitió carecer de herramientas o conocimientos para verificar las credenciales de sostenibilidad de los productos financieros.
La prevalencia del greenwashing no solo daña la credibilidad de los productos ESG, sino que también desanima a los inversores que, de otro modo, podrían estar motivados a optar por alternativas sostenibles.
La brecha entre intención y acción
La brecha entre intención y acción refleja la desconexión entre las intenciones de los inversores, como el deseo de invertir de manera sostenible, y su comportamiento real, es decir, no tomar las medidas necesarias para alinear sus inversiones con sus valores.
Por ejemplo, una encuesta realizada por la Autoridad de Mercados Financieros (FMA), el regulador financiero de Nueva Zelanda, reveló que, aunque el 68% de los inversores prefiere fondos gestionados de manera ética y responsable, solo el 26% elige activamente gestores de fondos basándose en sus credenciales ESG.
La combinación de criterios poco claros, divulgaciones inconsistentes y un escepticismo generalizado actúa como una barrera significativa para la acción, impidiendo que el mercado ESG alcance su máximo potencial.
Cambiar rendimientos por impacto
A pesar de los desafíos relacionados con la desconfianza y la brecha entre intención y acción, la inversión sostenible sigue siendo una prioridad para muchos inversores.
Una parte considerable de ellos está dispuesta a sacrificar una fracción de sus rendimientos financieros a cambio de generar un impacto positivo.
Según un estudio del Instituto de Cambridge para el Liderazgo en Sostenibilidad (CISL, por sus siglas en inglés), los inversores suelen sentirse cómodos renunciando al 3% o 5% de sus rendimientos para alinear sus inversiones con sus valores personales o apoyar objetivos ESG globales. Muchos tomarán medidas y aceptarán este equilibrio entre valores y rendimientos financieros si perciben más transparencia.
La sostenibilidad sigue siendo una alta prioridad
Para liberar plenamente el potencial de las finanzas sostenibles, las instituciones financieras deben priorizar una mayor transparencia e innovación.
Aunque el 68% de los inversores europeos señala la maximización de rendimientos como su objetivo principal, el 60% también prioriza alinear sus inversiones con sus valores personales, y el 46% enfatiza la importancia de contribuir a un impacto social más amplio.
Estas estadísticas destacan oportunidades significativas para atender a inversores que buscan equilibrar objetivos financieros con aspiraciones de sostenibilidad.
Para satisfacer esta demanda, las instituciones deben adoptar metodologías claras y estandarizadas para medir el impacto de portafolios de inversión, reducir la ambigüedad en la información y ampliar la gama de opciones de inversión sostenible. Estas medidas serán clave para cerrar la brecha entre la intención y la acción de los inversores, fomentando un mercado más transparente, inclusivo y dinámico para las inversiones sostenibles.
Con la aparición de internet, los años 90 marcaron un punto de inflexión en la forma en la que nos relacionamos con nuestro dinero. Conductas cotidianas como revisar el saldo de una cuenta bancaria o hacer una transferencia en el momento, que hoy nos parecen completamente rutinarias, en su momento eran revolucionarias, porque la información sobre inversiones y finanzas personales estaba únicamente en manos de expertos, asesores y corredores de bolsa.
Hoy, nos encontramos ante un cambio de la misma magnitud: en un mundo cada vez más impulsado por la tecnología, la Inteligencia Artificial está revolucionando la forma en la que manejamos nuestro dinero, al facilitar el acceso a herramientas digitales que nos permiten optimizar nuestras finanzas de manera más eficaz e inteligente.
Según una encuesta de BMO Financial Group, más de un tercio de los estadounidenses (37%) utiliza la Inteligencia Artificial para gestionar sus finanzas personales. Lo que antes requería horas de planificación y asesoramiento, hoy puede realizarse en pocos segundos, y desde la comodidad del hogar. Sin embargo, la adopción de estas tecnologías también plantea preguntas sobre el equilibrio entre automatización y conocimiento financiero.
Según la encuesta, los usos más comunes que las personas le están dando a esta tecnología es para aprender más sobre finanzas, crear y actualizar presupuestos domésticos, identificar nuevas estrategias de inversión, acumular ahorros y desarrollar o mejorar planes financieros personalizados. No obstante, el beneficio de la incorporación de esta tecnología también radica en el uso que le dan los expertos financieros que, al delegar tareas rutinarias a los algoritmos, pueden enfocarse en desarrollar soluciones más inclusivas y centradas en el cliente. Esto, a su vez, genera beneficios directos para la salud financiera de cada individuo, ya que los profesionales pueden ofrecer un asesoramiento más personalizado y estratégico, fusionando la intuición y experiencia humana con el análisis avanzado de datos que ofrece la tecnología.
Sin embargo, el hecho de que la IA simplifique la gestión del dinero no implica que el aprendizaje de los conceptos básicos de finanzas deje de ser necesario. De hecho, un estudio de Junior Achievements reveló que el 70% de los jóvenes considera la educación financiera y económica como la materia más importante que deberían recibir en la escuela. Entender términos como presupuesto, ahorro, crédito e inversión sigue siendo indispensable para adquirir una base sólida que nos proteja y nos permita mantener el control de nuestras finanzas, en lugar de delegarlo por completo a los algoritmos. Estos conocimientos son esenciales para desarrollar una buena salud financiera, es decir, la capacidad de gestionar de manera eficiente y sostenible nuestros recursos a lo largo del tiempo.
Acá es donde radica el círculo virtuoso entre Inteligencia Artificial y educación financiera: ambas se retroalimentan entre sí, creando una relación de sinergia en la que, para llegar a un uso eficiente, una no puede prosperar sin la otra. Impulsar el acceso a las tecnologías financieras basadas en la IA demanda que las personas comprendan los principios básicos de la gestión de su dinero. Pero, a su vez, la IA provee la educación financiera necesaria para que los usuarios aprendan a manejar eficientemente sus recursos y alcancen una salud financiera positiva y sostenible.
En muchos países de Latinoamérica, donde las economías son más inestables y las oportunidades más limitadas, aprovechar este círculo virtuoso representa una oportunidad única para impulsar el progreso social y democratizar el acceso a la información financiera. Hoy, la innovación tecnológica juega un papel central, y es precisamente la información la que está en el corazón de la IA. Entonces, si le damos un uso adecuado, la educación financiera puede convertirse en una herramienta transformadora, con el poder de construir una sociedad más inclusiva y económicamente justa para todos.
Sobre la autora: Sofía Gancedo, Licenciada en Administración de Empresas por la Universidad de San Andrés, Máster en Economía de Eseade y Cofundadora de Bricksave.
¿Sabías que se espera que, para el 2030, las mujeres controlen casi el 45% de los activos bajo gestión en Europa Occidental? ¡Estamos hablando de 10 billones de euros! Este cambio masivo es una oportunidad única para que la industria financiera atienda a un segmento que ha sido tradicionalmente desatendido en el asesoramiento de inversiones.
Hasta ahora, muchos productos financieros fueron pensados para un perfil “tradicional” de inversor, con más enfoque en hombres. Pero las mujeres están impulsando un cambio importante, aportando necesidades únicas en cuanto a su tolerancia al riesgo, sus objetivos financieros y su visión a largo plazo. Adaptar los servicios de asesoramiento a estas particularidades no solo promoverá una mayor inclusión, sino que también ayudará a generar un cambio positivo en el sector.
1. El potencial inexplorado de las inversoras
Aunque cada vez más mujeres se interesan por invertir, muchas aún no se identifican como “inversoras”. Sorprendentemente, el 71% de las mujeres invierte en el mercado de valores, un salto frente al 60% de hace apenas dos años. Entre las más jóvenes, la participación es aún mayor: el 77% de las mujeres de la Generación Z y el 74% de las millennials ya invierten fuera de sus fondos de pensiones.
Sin embargo, mientras que el 76% de los hombres que invierten se consideran a sí mismos “inversores”, solo el 64% de las mujeres lo hace. Aquí vemos una falta de confianza que todavía necesitamos resolver.
También es importante destacar que las mujeres buscan inversiones que se alineen con sus valores. De hecho, tienen un 7% más de probabilidades de seleccionar inversiones sostenibles en comparación con los hombres. No obstante, aún son pocas las empresas que adaptan sus opciones de ESG (ambiental, social y de gobernanza) específicamente para mujeres, a pesar de que ellas tienen un enfoque más centrado en la sostenibilidad.
2. Comportamientos financieros únicos
En general, las mujeres tienden a ser más conservadoras en sus decisiones de inversión y esto les ha traído buenos resultados. Más del 51% se identifica como inversora conservadora, frente al 47% de los hombres. Además, muchas prefieren inversiones diversificadas y de bajo riesgo, con solo el 43% de las mujeres optando por criptomonedas, comparado con el 55% de los hombres. Y aunque sean conservadoras, en las últimas décadas las mujeres han superado a los hombres en un 0,4% anual en sus rendimientos.
Aun así, muchas mujeres sienten que necesitan más orientación financiera. El 71% está de acuerdo en que “invertir es una forma de construir riqueza generacional”, pero solo el 14% tiene una confianza alta en sus conocimientos de inversión. Este dato nos indica que, aunque el interés esté presente, hace falta más apoyo para ayudar a las mujeres a aumentar su confianza en este ámbito.
3. Barreras para la participación financiera
¿Por qué algunas mujeres no se lanzan a invertir? Una de las principales barreras a la inversión es el lenguaje técnico. Más del 63% de las mujeres dice sentirse intimidada por la jerga de la industria y un 55% se siente abrumada por la toma de decisiones financieras. Este es un claro llamado a que el sector simplifique su lenguaje y haga los productos de inversión más accesibles.
Además, los fondos limitados y los ingresos bajos también son un obstáculo a la hora de invertir. El 38% de las mujeres menciona la falta de dinero y el 26% sus ingresos limitados como razones para no invertir. Esto muestra la necesidad de que existan opciones más asequibles y flexibles, que permitan contribuciones pequeñas y constantes para las mujeres que deseen comenzar a invertir.
Y hay otro punto importante: muchas mujeres carecen de referentes en el mundo de las finanzas. A diferencia de otros sectores, la inversión sigue dominada por hombres y muchas mujeres no tuvieron modelos financieros a seguir en su infancia o educación temprana, lo que retrasa su ingreso en el mundo de las inversiones.
4. Un cambio en la dinámica de la riqueza
El papel de las mujeres como gestoras de riqueza sigue creciendo. Hoy en día, las mujeres en Europa Occidental ya controlan aproximadamente 4,6 billones de euros en activos y esta cifra se espera que crezca a un ritmo anual compuesto del 8,1%, frente al 2,7% de los hombres. No es de extrañar que el 83% de las mujeres considere que ahora es más común ver mujeres como principales generadoras de ingresos en sus hogares.
Los asesores financieros pueden desempeñar un rol clave ayudando a las mujeres a superar las barreras que aún enfrentan. Más de 7 de cada 10 mujeres desearían haber comenzado a invertir antes, pero el 47% todavía teme tomar la “decisión equivocada”. Ofrecer un apoyo específico y una asesoría personalizada puede marcar la diferencia para que las mujeres logren sus objetivos financieros y construyan estabilidad a largo plazo.
5. Estrategias prácticas para los asesores financieros
Para apoyar a las mujeres de manera inclusiva y efectiva, los asesores pueden considerar los siguientes enfoques:
1. Orientación clara y paso a paso: Dado que el 68% de las mujeres afirma que invertiría más si tuviera una guía clara, los asesores pueden descomponer los conceptos complejos en pasos sencillos y crear rutas de inversión fáciles de seguir.
2. Foco en la planificación a largo plazo: Las mujeres suelen priorizar la estabilidad y la planificación para la jubilación. Los asesores pueden ofrecer carteras diversificadas y con opciones de ESG, además de una planificación de jubilación que considere posibles interrupciones en sus carreras.
3. Lenguaje accesible y amigable: Es importante eliminar la jerga y optar por un lenguaje que invite a las mujeres a participar sin sentirse intimidadas. Crear espacios de aprendizaje comunitario, como talleres o grupos de inversión para mujeres, puede ser especialmente beneficioso.
4. Visibilidad de modelos a seguir: Mostrar ejemplos de mujeres exitosas en el mundo de las inversiones y promover mentoras puede inspirar y empoderar a otras mujeres a tomar el control de sus finanzas.
El futuro de las inversoras: Un motor para el cambio
Las mujeres están tomando conciencia de que invertir es una herramienta poderosa para construir seguridad financiera, pero para alcanzar una verdadera equidad, las instituciones financieras deben adaptar sus servicios de asesoramiento a las necesidades específicas y los perfiles de riesgo de las mujeres.
Al brindar un asesoramiento que hable directamente a las prioridades femeninas, las empresas financieras pueden jugar un papel transformador en el cierre de la brecha de género en el ámbito de las inversiones. Las empresas que adopten este enfoque no solo estarán contribuyendo a un mercado más equitativo, sino que también construirán una base de clientas leales, sólidas y orientadas al futuro.
La implementación de la nueva Ley de Delitos Económicos ha sido un desafío que ha ocupado intensamente a las compañías de nuestro país (Chile) en el último año y de a poco se ha ido dibujando un panorama con datos y aprendizajes interesantes de observar.
De acuerdo a las más de 400 empresas que participaron de nuestro estudio, realizado en conjunto con la Facultad de Derecho de la Universidad Adolfo Ibáñez, un 80% de las organizaciones declaró que sus Modelos de Prevención de Delitos (MPD) son esenciales en su estrategia de negocio, lo que significa que poco a poco se han ido ganando un espacio como elementos estructurales a nivel interno, más allá de ser una simple obligación legal.
Este alentador indicador demuestra que las firmas chilenas no solo están dispuestas a cumplir con la normativa, sino que también están adoptando estándares que contribuyen activamente a una cultura de integridad y transparencia.
El estudio también mostró una notable diferencia en el nivel de preparación de las industrias: sectores de Transportes, Energía y Recursos Naturales, Servicios Financieros y Retail lideran la implementación de la normativa, mientras que otros, como Infraestructura y Servicios Legales, aún se encuentran en las etapas iniciales del proceso. Esta disparidad demuestra la importancia de impulsar capacitaciones y políticas internas, algo que el 92% de las empresas ya está abordando mediante asesorías y nuevos protocolos.
La preocupación en torno a los delitos de corrupción –el más mencionado por las firmas– se distribuye de manera similar entre los sectores, destacándose el soborno y el cohecho como temas urgentes tanto en el sector público como en el privado. Además, los delitos ambientales emergen como una preocupación crítica, situándose en segundo lugar. En un contexto donde la sustentabilidad es cada vez más relevante para la competitividad, siendo desafíos que van más allá de la responsabilidad legal, se ponen a prueba la coherencia entre la actuación empresarial y los principios que éstas promueven.
Mirando al futuro, las compañías se encuentran en una etapa decisiva. A partir del próximo año, las organizaciones deberán evaluar sus modelos preventivos, corregir errores y fomentar un ciclo de mejora continua. Chile aún tiene un camino por recorrer para implementar un sistema regulatorio efectivo en esta área; sin embargo, las empresas están dando un paso firme en este proceso.
La norma, a pesar de su carácter punitivo, ha ofrecido una oportunidad invaluable para avanzar hacia organizaciones más transparentes, en la que los delitos económicos y ambientales son combatidos desde la raíz. La implementación de los MPD, por el contrario de lo que muchos podrían creer, no restará competitividad a las organizaciones, sino que las harán más sólidas de cara a enfrentar estos y otros desafíos venideros.
En un entorno incierto, resulta especialmente complicado anticipar los acontecimientos a corto plazo. Por eso, es particularmente importante contar con un escenario estructural sobre el régimen de crecimiento, el régimen de inflación y el régimen de tipos de interés. Porque en los mercados financieros puede haber períodos de anomalía (por ejemplo, expectativas excesivas de bajadas de tipos de interés de referencia), pero también hay inevitablemente fuerzas de tracción que en un momento dado vuelven al escenario estructural.
Mantenemos nuestro “marco de trabajo” fundamental: estamos en un mundo de transiciones económicas (transiciones geopolíticas/ambientales/digitales/demográficas) que alimentan un ciclo sostenible de inversión, aunque con períodos de “stop and go” (pausa/aceleración). Desde este punto de vista, 2024 fue una fase de pausa en el ciclo inversor vinculada a una situación de recesión en la industria global.
Pero, con el cambio de año, todas las “luces están en verde” para un reinicio gradual de la inversión: la necesidad de invertir es enorme, las condiciones de financiación vuelven a ser favorables, la rentabilidad de las empresas se ha recuperado en general, las compañías han reducido su deuda y, por último, el consumo es lo suficientemente resiliente como para que las empresas se sientan seguras acerca de las expectativas del mercado.
Y este ciclo de inversión conduce a 4 secuencias económicas:
1ª secuencia – provoca un nuevo equilibrio en los tipos de interés, ya sean tipos clave o tipos a largo plazo. De hecho, la inversión requiere recursos financieros. Y esta demanda de recursos financieros provoca un aumento del “precio de los recursos financieros”, es decir, del tipo de interés.
2ª secuencia– La reanudación de las inversiones también es favorable al empleo, porque inversión y empleo son complementarios. Si nos encontramos en un ciclo durable de inversión, esto significa que podemos prever un retorno al pleno empleo que apoye el consumo y promueva la resiliencia económica.
3ª secuencia – La inversión es simplemente la mejor noticia para la productividad, que se está convirtiendo en la fuerza impulsora del crecimiento en las economías que se enfrentan al envejecimiento demográfico.
4ª secuencia – Finalmente, la necesidad de inversión exige repensar el “software” de la deuda pública. Nos parece que la conclusión más importante del “Informe Draghi” es que las transiciones financieras no pueden realizarse sin el impulso público. Las transiciones implican financiar “bienes públicos” que benefician a todos y cuyo “retorno de la inversión” lleva mucho tiempo. Necesariamente tendremos que aceptar que la trayectoria de la deuda pública será ascendente durante un tiempo.
En resumen, mantenemos nuestro escenario, que podemos calificar de «reflacionista», compuesto por 3 puntos: 1) crecimiento resiliente, 2)/ inflación persistente y 3) en términos de política monetaria, una «ventana de oportunidad» para bajadas de tipos que debería cerrarse pronto.
Columna de Christophe Morel, economista jefe de Groupama AM
El pasado 14 de noviembre, tuvo lugar el debate de la eliminación en el Pleno del Congreso de los Diputados de España y se aprobó con 179 votos a favor. Esto significa que el legislativo está un paso más cerca de suprimir esta figura jurídica. En estos momentos, solo resta que pase a la deliberación del Senado, tras lo cual, si se aprueba el texto y esta enmienda, la Golden Visa quedará eliminada.
El anuncio reciente sobre la posible cancelación del programa de “Golden Visa” en España ha generado cierta inquietud entre inversores latinoamericanos. Sin embargo, de acuerdo con expertos en migración e inversiones, el impacto real será mínimo, ya que existen alternativas más estratégicas y accesibles tanto en España como en otros países europeos, en particular en Portugal.
Para los inversores mexicanos y latinoamericanos, la elección entre España y Portugal depende principalmente de su capacidad para residir en Europa al menos 183 días al año. Si esta opción no es viable, Portugal sigue siendo la alternativa más sólida y flexible en términos de residencia e inversión.
Entendiendo el programa de Golden Visa en España
Desde su lanzamiento en 2013, la Golden Visa en España ha permitido a inversores extranjeros obtener la residencia mediante una inversión mínima de 500.000 euros en bienes raíces. Esta medida ha sido ampliamente utilizada, aunque su éxito también ha generado cuestionamientos sobre su impacto en el mercado inmobiliario y el acceso a la vivienda para la población local. Esta creciente presión ha llevado a considerar la cancelación del programa.
Para aquellos que pueden y desean residir en España, la buena noticia es que existen opciones mucho más accesibles y sin la necesidad de realizar una inversión significativa. Muchos inversores han viajado a España o adquirido propiedades rápidamente, impulsados por el temor a ‘perder el tren,’ cuando en realidad, existen alternativas como la Visa No Lucrativa que cumplen el mismo objetivo.
Opciones para quienes pueden residir en España más de 183 días
Para aquellos inversores que puedan comprometerse a residir en España durante al menos 183 días al año, existen opciones como la Visa no Lucrativa y la Visa de Nómada Digital, las cuales no requieren inversiones inmobiliarias y ofrecen beneficios similares a los de la Golden Visa:
Visa No Lucrativa: diseñada para personas que no necesitan trabajar en España y cuentan con medios económicos sólidos para su manutención. Esta visa requiere un ingreso mensual estable de aproximadamente 2.259.6 euros, más 564 euros adicionales por dependiente. Para aquellos con ingresos pasivos suficientes, esta visa permite residir en España de manera sencilla y directa.
Visa de Nómada Digital: orientada a personas que trabajan remotamente para empresas extranjeras, esta visa permite residir en España siempre y cuando el Además, se debe demostrar un ingreso anual de al menos 28.000 euros.
Portugal: la alternativa ideal para inversores que no pueden tener residencia en Europa
La Golden Visa en Portugal permite obtener la residencia y, eventualmente, la ciudadanía tras cinco años, sin la obligación de pasar más de 14 días en el país cada dos años.
Además, Portugal ha ajustado su programa, eliminando la inversión directa en bienes raíces, pero manteniendo la posibilidad de obtener la residencia mediante inversiones en fondos regulados, respaldados por bienes raíces operativos como hoteles, hospitales y colegios, lo que permite una exposición inmobiliaria indirecta y de menor riesgo.
La posible cancelación de la Golden Visa en España es, en muchos sentidos, una medida de marketing más que un cambio con impacto real en el perfil de los inversores. Aquellos que desean residir en España y pueden pasar 183 días al año en el país cuentan con opciones no lucrativas accesibles y eficientes. Sin embargo, para los inversores que no tienen esta flexibilidad, Portugal sigue siendo la mejor opción. La Golden Visa portuguesa ofrece una estructura altamente flexible, con beneficios tangibles y sin reubicación permanente.
Autora: María Álvarez, socia fundadora del fondo portugués VIDA Fund
A pocos días de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, los mercados financieros están hablando, reflejando expectativas positivas y negativas que genera cada uno de los candidatos en los inversores.
En esta línea, el mercado de acciones, batiendo nuevos máximos, ha interpretado que lo que viene, según las encuestas, va a ser mejor para las empresas y sus accionistas. En contraposición, el mercado de bonos ha divergido del movimiento alcista del equity y sufrió «bastante», llevando a las tasas de rendimiento a interrumpir su tendencia bajista.
Detrás del movimiento de los bonos del Tesoro, que son un leading indicator para el resto del universo de renta fija global, se esconde una serie de factores e interpretaciones que merecen tomar nota.
¿Presiones inflacionarias a la vista?
Del lado de las visiones más pesimistas sobre un potencial rebrote inflacionario, encontramos al menos tres factores:
1.El último dato del mercado laboral, que va más allá del evento político del 5 de noviembre próximo, más robusto de lo esperado, obligó al mercado a recalibrar las expectativas sobre el ritmo de velocidad de recorte de tasas por parte de la Reserva Federal. En esta línea, es evidente que tras la sorpresa del recorte de 50 bps, el mercado estaba muy bullish sobre la laxitud de la política monetaria y los datos económicos desaelntaron, al menor de corto plazo, esta visión.
2. La idea de que el republicano Donald Trump se imponga en las elecciones presidenciales, según muestran las encuestas, alimenta el temor del regreso de la conflictividad comercial global, con la disputa China-Estados Unidos en el centro del ring. Si bien el efecto «nearshoring» de la post-pandemia permitiría matizar marginalmente esto, no es lo suficientemente robusto para anclar expectativas inflacionarias si efectivamente comienzan nuevamente las disputas tarifarias.
3. Finalmente, y donde creo acá es que existe el mayor riesgo, es el tremendo desequilibrio fiscal que tienen hoy las cuentas públicas de la principal economía del mundo. Con más de 6% del PBI de desequilibrio y sin ningún plan explícito de los candidatos por abordar seriamente este tema, el equilibrio inflacionario actual depende de la voluntad de los agentes de mantener al dólar como reserva de valor. ¿Cambiará esto luego de las elecciones? no lo sabemos, de allí la incertidumbre.
Aspectos a favor de la desinflación
No es lo mismo la deflación que la desinflación. La primera remite a una depresión económica que impacta negativamente en todos los agentes de la economía. Eso no se observa en el horizonte y hasta es extremadamente difícil de pronosticar. Pero sí aparecen ciertos aspectos favorables a la tesis de una desinflación acelerada a partir de ahora, al extrema de llegar a decir que la «inflación global está muerta».
¿De qué se trata?…
1. La oferta de petróleo global es lo suficientemente fuerte y robusta para sobrepasar a la demanda, aún con conflictos geopolíticos crecientes y con enfrentamientos bélicos evidentes. El precio del crudo se mueve en un rango imperturbable de USD 68 y USD 75, conteniendo las expectativas de un shock energético global. Además, países productores están a la espera de subir la producción (ej. Arabia) y aparecen nuevos jugadores para aportar oferta, como Surinam o, incluso, Argentina.
2. La economía global se está desacelerando. Esto es un hecho, no una opinión. De allí la política de recorte de tasas de interés alrededor del mundo, liderada por el Banco Central Europeo, el Banco Central de Inglaterra y, ahora, la FED. Esto quita presión de demanda global en bienes y servicios.
3. Las cadenas de provisión global de bienes han vuelto a su entera normalidad, sacando un foco de presión en la inflación global, permitiendo la vuelta a los target globales del 2% anual que tienen la mayoría de los bancos centrales más relevantes del mundo.
4. Finalmente, China sigue en una gran encrucijada respecto a su nivel de actividad. Los recientes anuncios de incentivos, dan muestra de ello y el impacto a futuro es una gran incógnita.
A modo de conclusión
Particularmente creo que hoy las probabilidad se inclinan más a que la inflación regrese a su curso natural del 2% anual, estimulado por el hecho de la desaceleración económica en Estados Unidos, la mejora en la productividad y el limitado riesgo de una corrida contra el dólar a nivel global.
Desde mi visión, el mercado de bonos está sobre-reaccionando a una potencial aceleración inflacionaria en caso que Donald Trump esté al frente de la Casa Blanca a partir de enero de 2025. Bajo este contexto, creo que hoy «sobra» tasa real en la economía americana, aunque la readecuación de la Fed sí será más gradual.
Tipos de interés más bajos ayudarán a reencauzar las cuentas públicas en USA, aunque no será suficiente sin medidas complementarias, al tiempo que los mercados emergentes deberían verse beneficiados de este fenómeno.
Cualquier salto adicional en los rendimientos de los Treasuries, consumados los resultados electorales, podrían ser oportunidad de posicionamiento en la parte corta-mediana de la curva, como también en soberanos hard dollar de países emergentes con senderas fiscales sutentables.
Pixabay CC0 Public DomainAutor: Paul Brennan from Pixabay
En el tercer trimestre de 2024 recibimos un recordatorio de que nada debería darse por sentado en los mercados: deterioro de los datos de actividad y de empleo en Estados Unidos durante el verano, dos intentos de asesinato de un candidato presidencial, un cambio de última hora de candidato del Partido Demócrata, una subida del tipo de intervención de 25 puntos básicos (pb) por parte del Banco de Japón (BdJ) que señaló claramente un cambio de rumbo desde su postura ultra expansiva, y recortes de tipos de los tres principales bancos centrales del universo desarrollado, incluido uno muy discutido de 50 pb de la Fed. Para cerrar el trimestre, China sorprendió con un conjunto de medidas de estímulo coordinadas que recordaron al compromiso de «lo que haga falta» pronunciado por Mario Draghi durante la eurocrisis de 2012 cuando presidía el Banco Central Europeo.
Pueden extraerse lecciones de lo acontecido. La primera es apreciar que, aunque la historia puede rimar, no necesariamente se repite con las mismas condiciones.
La segunda lección es que siempre deberíamos invertir sabiendo que no estamos en posesión de la verdad absoluta, y que tarde o temprano nos veremos sorprendidos por los acontecimientos o por la respuesta del mercado a los mismos.
En la recta final del año cabe esperar un descenso de las TIR, como mínimo en Estados Unidos, la Europa continental y posiblemente el Reino Unido, pero las expectativas contrarias sobre presiones inflacionarias, política fiscal y la salud de la economía global podrían dificultar el camino. Pero sobre todo, los giros en las expectativas de recortes de tipos añadirán seguramente mucha más volatilidad intermitente a la renta fija que a la renta variable. Por este motivo, en nuestras carteras multiactivos hemos adoptado una postura más neutra en deuda respecto a las acciones de cara al resto del año.
En renta fija, hemos reducido un tanto la posición en treasuries estadounidenses y ampliado las de crédito y gilts británicos. También nos siguen gustando los bonos sudafricanos, que han mostrado una buena evolución pero todavía presentan recorrido al alza de la mano de recortes del precio del dinero. Hemos mantenido la exposición al extremo largo de la curva de tipos de los bonos soberanos de Estados Unidos, que fue escenario de caídas de cotización tras anunciarse el recorte de la Fed. El actual entorno de mercado es favorable para la asignación táctica de activos, respondiendo a altibajos del mercado a corto plazo en base a expectativas excesivas en una u otra dirección.
Un mercado en el que las condiciones macroeconómicas permanecen sólidas y el precio del dinero disminuye respaldaría a la renta variable.
Es cierto que ciertas áreas ya han comenzado a repuntar de manera significativa (el suministro público es un ejemplo), pero todavía existen oportunidades en áreas olvidadas, como las renovables.
Otra área a destacar es el sector industrial. A comienzos del cuarto trimestre, creemos que no tardaremos en dejar atrás la reducción de existencias, tal como sugieren muchas de nuestras reuniones con proveedores de equipamiento de automatización y fabricantes de camiones a nivel global. Pase lo que pase con la demanda subyacente a partir de ahora, la situación no se verá exacerbada por la reducción de stocks, y vemos oportunidades en muchas acciones castigadas con ciclos más cortos.
Las acciones tecnológicas y de inteligencia artificial (IA) merecen asimismo mencionarse. Está claro que no todas las acciones tecnológicas son iguales, pero las tendencias de crecimiento y rentabilidad siguen siendo duraderas para los exponentes del sector.
Aunque la dispersión de las valoraciones en la bolsa estadounidense es tal que todavía podemos encontrar oportunidades domésticas atractivas, a nivel regional vemos empresas con valoraciones más razonables en otros mercados, como por ejemplo el Reino Unido, Japón y Brasil.
Tampoco hay que olvidar a China tras una racha tan sólida. Este mercado se ha disparado gracias al estímulo coordinado de las autoridades del país. Más de cara al futuro, no obstante, la renta variable china todavía cotiza en valoraciones inferiores a su media a largo plazo, y sobre todo, seguimos encontrando acciones baratas de empresas que generan altos niveles de liquidez.
Es probable que la volatilidad de mercado persista debido a las próximas elecciones estadounidenses y a la intensificación del conflicto en Oriente Próximo. La imposición de mayores aranceles a la importación en Estados Unidos y cuellos de botella en el suministro de petróleo de ámbito geopolítico podrían repercutir en las cifras de inflación futuras, y con ello quizá no dar marcha atrás, pero como mínimo sí retrasar los calendarios de recortes de tipos de los bancos centrales. Los datos de actividad y empleo en Estados Unidos han comenzado a deteriorarse, pero no de manera lineal: las cifras más recientes han mejorado. De momento, una recesión no se perfila como un desarrollo inminente. No obstante, hemos aprendido que los datos de trabajo pueden cambiar con gran rapidez, y habiendo comenzado con un recorte de tipos de 50 pb, la Fed debe haber divisado riesgos en el horizonte.
Tribuna de Fabiana Fedeli, CIO de renta variable, multiactivos y sostenibilidad