Por qué la ira de los votantes es positiva para la deuda de los mercados emergentes

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Por qué la ira de los votantes es positiva para la deuda de los mercados emergentes
CC-BY-SA-2.0, FlickrPhoto: Kirilos. Why Voter Anger is Positive for Emerging Market Debt

El riesgo político casi siempre ocupa un lugar destacado en la lista de preocupaciones de los inversores en deuda de mercados emergentes, debido a que los países en los que invierten son propensos a inestabilidad, disturbios e incluso revoluciones.

Recientemente, sin embargo, las turbulencias en la política de varias economías emergentes clave ha sido algo de lo que alegrarse, en lugar de preocuparse, porque ha sido el resultado de los votantes demandando una gestión económica mejor.

La tendencia complementa un cambio en otros factores que antes considerábamos bajistas para la deuda de los mercados emergentes, y ahora se han convertido en alcistas, ayudando a que esta clase de activos haya generado algunos de los mejores rendimientos de 2016. Estos factores son el crecimiento económico, donde las perspectivas para los países emergentes en comparación con las economías desarrolladas han mejorado; los precios de las materias primas, que se han recuperado con fuerza; la economía y los mercados financieros de China, que se han estabilizado; y las perspectivas de política monetaria en Estados Unidos, donde ahora se espera que los tipos permanezcan en niveles bajos durante más tiempo.

Estos son los cuatro mercados emergentes que sufrieron tanto de asuntos fuera de su control, pero que ahora están en el proceso de hacer frente.

Brasil

En los últimos tiempos, el escándalo de corrupción conocido como ‘Lava-Jato’ entró en erupción, destapando un esquema de sobornos en la empresa petrolera estatal, Petrobras. Aunque Rousseff no está implicada directamente, muchos de sus miembros del partido si, incluyendo a Luiz Inácio Lula da Silva, miembro fundador del Partido de los Trabajadores.

En última instancia, la crisis económica y la ira pública contra la presunta corrupción generalizada socavaron la popularidad de Rousseff y descarrilaron su gobierno. Se vio obligada a abandonar su cargo este año y ha sido reemplazada por su ex vicepresidente, Michel Temer, que ha nombrado importantes figuras –bien vistas por los los inversores– para dirigir el Ministerio de Finanzas y el Banco Central.

No está claro si Temer conseguirá llevar a cabo todos sus planes para sacar a Brasil del atolladero, pero los inversores son optimistas.

Argentina

Mauricio Macri ganó las elecciones con una base pro-empresarial que incluía promesas de reducir los subsidios y los impuestos a la exportación, y normalizar las estadísticas económicas. También ayudó a Argentina poner fin a una disputa con los acreedores ‘holdout’. Estas medidas permitieron a Argentina para volver al mercado de bonos a principios de este año con una venta de deuda 16.500 millones de dólares, una señal de la renovada confianza de los inversores.

Venezuela

La crisis social y económica empeoró después de la muerte de Hugo Chávez en 2013, debido a que su sucesor, Nicolás Maduro, continuó con las políticas del ex presidente, pero sin su carisma, en un momento en el que los precios del petróleo se desplomaron en los mercados internacionales. Este año, un gran número de venezolanos han presionado a las autoridades para permitir un referendo que fuerce a Maduro a dejar el cargo- un proceso que hasta ahora ha sido obstaculizado por el consejo electoral, muy influenciado por el gobierno.

Si bien el panorama sigue siendo muy incierto, está claro que los militares van a ser clave en cómo evolucione la situación, dado su control sobre muchas áreas de la economía.

Sudáfrica

Conforme el poder pasó de Nelson Mandela, a Thabo Mbeki, a Kgalema Motlanthe y más recientemente a Jacob Zuma, las políticas económicas se han ido deteriorando, mientras que problemas graves como el alto desempleo persisten. Esto se hizo más problemático tras la desaceleración del crecimiento de China y la caída de los precios de las materias primas, especialmente debido a que el gobierno hizo poco por cambiar el rumbo.

Durante la presidencia de Zuma han surgido una serie de escándalos de corrupción, y un intento malogrado de reemplazar al ministro de Finanzas altamente respetado de Sudáfrica, Nhlanhla Nene, por un político poco conocido. Este último movimiento minó la confianza de los inversores en el país, lo que provocó un ataque de tensión en el mercado que sólo se disipó cuando Pravin Gordhan, ex ministro de Finanzas, recuperó su cargo.

En Sudáfrica el electorado también ha expresado recientemente su descontento con la gestión económica del gobierno: en las elecciones locales de agosto, el partido gobernante, el African National Congress, sufrió su peor resultado electoral desde que llegó al poder en 1994.

Perspectivas favorables

Es evidente que algunos de estos países están más cerca que otros de lograr el tipo de gestión económica que sus electores exigen. Sin duda habrá otros momentos de drama, pero lo importante es que, aunque el proceso es ruidoso y desordenado, la democracia está en marcha. Y muestra que estos países se están moviendo en la dirección correcta, aunque sea de manera irregular.

De cara al futuro, esperamos que el clamor por las reformas en los mercados emergentes respalde esta clase de activos, junto con la mejora en las perspectivas de crecimiento, el rebote en los precios de las materias primas, la estabilidad en las perspectivas de China y que la Reserva Federal de Estados Unidos siga siendo acomodaticia.

En este contexto, esperamos  que el atractivo de la deuda de los mercados emergentes crezca a medida que más inversores busquen fuentes de retorno atractivas, especialmente a la luz de la rentabilidad negativa que ofrecen la oferta de deuda pública de los mercados desarrollados.

John Peta es director de Deuda de Mercados Emergentes de Old Mutual Global Investors.

Las afores invierten más en bolsas extranjeras que en la BMV

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Las afores invierten más en bolsas extranjeras que en la BMV
Foto: Mauro Gonzalez Elizalde. Las afores invierten más en bolsas extranjeras que en la BMV

Las Administradoras de Fondos de Ahorro para el Retiro (Afores) canalizan más recursos a las inversiones en bolsas de valores del extranjero que a la Bolsa Mexicana de Valores (BMV).

De acuerdo con información de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar), las administradoras mexicanas tienen inversiones en activos de renta variable extranjera por promedio de un 12,19% del total de sus inversiones, mientras que los recursos destinados a la renta variable nacional equivalen a un 6,79% del gran total.

La flexibilidad de los mercados extranjeros, las ligas que tienen una parte importante de las administradoras mexicanas con grupos financieros del exterior, así como las estrategias que los mejores desempeños que han registrado en los años recientes los mercados del exterior, respecto a la BMV, son algunas de las causas que explican el hecho.

Por Afore, Banamex es la que más recursos destina al mercado de renta variable, aunque no la que más inversiones hace en renta variable del extranjero. Banamex destina un 22,7% de sus recursos a las bolsas de valores y lo conforma de la siguiente manera: un 15,9 % del total está concentrado en renta variable foránea, mientras que el 6,8% se canaliza al mismo segmento del mercado mexicano.

La administradora que más recursos destina a los mercados de valores extranjeros es Profuturo, empresa que destina el 17,2% del total de sus inversiones a los mercados de valores del exterior; mientras que la única Afore que no tiene inversiones en las bolsas de valores extranjeras es PensionISSSTE, que solamente destina el 7,2% del total de los recursos al mercado de renta variable nacional.

Ninguna Afore, excepto el caso ya señalado de PensionISSSTE, tiene un porcentaje mayor de inversiones en renta variable nacional, respecto a la internacional, todas las Afores tienen preponderancia en recursos canalizados a los mercados del exterior.

Columna de Antonio Sandoval

Las dos vías de la economía estadounidense

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Las dos vías de la economía estadounidense
CC-BY-SA-2.0, FlickrPhoto: Ron Cogswell. The Two-Track U.S. Economy

Muchos observadores del mercado interpretaron el informe de empleo de septiembre de los EE.UU. como un poco decepcionante, ya que el crecimiento del empleo fue un poco más débil de lo esperado. Pero creo que fue un informe decente, y próximo a donde esperaría se encontrara considerando que la economía estadounidense se está moviendo en dos vías.

¿Qué quiero decir con esto? Actualmente estamos siendo testigos de una economía estadounidense en la que tanto el consumo como el empleo en el sector servicios han sido sorprendentemente robustos, mientras que estos mismos rubros en segmentos de producción siguen siendo suaves. El informe de septiembre mostró que esta tendencia continúa, con un fuerte crecimiento del empleo en los sectores de servicios, como la salud y la educación, y en especial en empresas de servicios profesionales (hasta 67.000 el mes pasado). Por el contrario, el sector manufacturero perdió otros 13.000 puestos de trabajo.

De hecho, el empleo manufacturero alcanzó su punto máximo en junio de 1979, hace aproximadamente cuatro décadas, con cerca de 20 millones de empleos en el sector (o 1 de cada 5 empleados). En su punto más bajo en 2010, sólo había 11,4 millones de puestos de trabajo manufacturero en los EE.UU. (o menos de 1 de cada 10 empleados).

Hay fundamentos tanto demográficos y tecnológicos detrás de esta tendencia de dos vías, como una población que envejece, así como las innovaciones en la tecnología que impulsan el empleo en las industrias de servicios, las cuales tienden a ser mucho más intensivas en cuánto al tipo de trabajo.

El porcentaje de de la población económicamente activa de Septiembre es otra señal de esta tendencia, mostrando una fuerte demanda de capital humano en la  economía actual, lo que hace que más gente regrese a la fuerza de trabajo. De hecho, la tasa de participación se ha recuperado de los mínimos de 2015, y ahora está de vuelta en torno al 63%.
 

El reciente aumento en la tasa de participación es aún más impresionante cuando se juzga junto a un envejecimiento de la población, ya que muchas más personas están saliendo de la fuerza laboral hoy en día (es decir, se retiran) de lo que hemos experimentado en décadas anteriores.

La economía de EE.UU. también se está moviendo en dos vías separadas en otro sentido. En los últimos años, hemos visto un fuerte crecimiento del empleo, pero  niveles apenas decentes de crecimiento reportado para el producto interno bruto. Algunos dicen que las altas cifras de empleo reflejan una economía de baja productividad. Estos argumentos sugieren que hemos necesitado contratar a muchas más personas para producir una cantidad relativamente menor de bienes, como si los resultados de la mano de obra y la manufactura se redujeran en su capacidad para generar el producto agregado. Creo que esto es una interpretación equivocada del panorama económico debido al hecho de que los números de productividad tradicionales no captan la influencia a la baja que han tenido las nuevas tecnologías sobre los precios.

El resultado final: Las tendencias de dos vías, evidentes en el informe de empleo de septiembre, son simplemente otras señales de que la economía de los EE.UU. está teniendo un mejor desempeño que el que las cifras generales pueden implicar. Entonces, ¿dónde nos deja esto desde la perspectiva de la política monetaria? La Reserva Federal puede mover, y probablemente mueva, las tasas en su reunión de diciembre a menos que se de un choque inesperado a la economía o los mercados.
 

Velando armas

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Velando armas
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Gage Skidmore. Velando armas

Los mercados se han habituado claramente a la perspectiva de un estado continuo de crecimiento económico anémico, aunque sostenible y de tipos bajos que nadie consigue alterar. La rápida absorción del impacto generado por el voto a favor del Brexit el pasado mes de junio ha venido a reafirmarles en ese inmovilismo. Gracias al apoyo de los bancos centrales, estas condiciones les han permitido incluso obtener unas rentabilidades muy dignas estos años atrás.

Teniendo todo esto en cuenta, los inversores parecen poco preocupados por un hecho: de aquí a final de año, el 8 de noviembre habrá elecciones en Estados Unidos, seguidas muy de cerca por el referéndum italiano el 4 de diciembre, y por último, el comité monetario de la Fed el 14 de ese mismo mes, su última ocasión para subir los tipos de referencia al menos una vez en 2016 (si aceptamos la hipótesis de que, el 2 de noviembre, una semana antes de los comicios presidenciales, se eludirá tal decisión). En lo que a nosotros respecta, ante la agenda prevista para la recta final de este año, nos parece justificado aumentar tácticamente la vigilancia frente a los riesgos que deparan los mercados.

El economista Hyman Minsky, fallecido en 1996, se hizo famoso al demostrar que los grandes periodos de estabilidad pueden convertirse en motores de inestabilidad, pues fomentan la asunción de riesgos excesivos. Así, muchos vieron en la gran crisis financiera de 2008 uno de estos “momentos Minsky”.

Sin ahondar en paralelismos con este episodio, debemos recalcar, no obstante, que la adopción inédita de políticas monetarias no convencionales desde 2009 ha hecho posible la envidiable trayectoria de los mercados de renta fija y variable, obviando por completo los fracasados intentos de reactivar el crecimiento económico y reducir los niveles de endeudamiento.

Las elecciones estadounidenses plantean una situación de riesgo asimétrico desfavorable, pese a que, a día de hoy, las probabilidades llaman a la calma. No en vano, en el mejor de los casos, la victoria de la candidata demócrata pondrá el timón en manos de una presidenta impopular —elegida principalmente por el rechazo que suscita su contrincante republicano—, incapaz de sacar adelante sus proyectos centrados en los estímulos presupuestarios por carecer del apoyo de una mayoría en el Congreso.

En cierto modo, se mantendría el panorama actual, aunque probablemente con una mayor regulación. En el peor de los casos, las elecciones estadounidenses provocarían un salto a lo desconocido, lo que plantea una amenaza muy directa para el comercio mundial y las finanzas públicas del país, e incluso podría ser causa de crispación geopolítica.

En Italia, el paso por un referéndum constitucional (impuesto a Matteo Renzi por no haber logrado una mayoría parlamentaria suficiente) presenta también un riesgo asimétrico. En caso de victoria, podrá continuar con sus reformas, pues el Senado habrá sido desprovisto de su capacidad de bloqueo, pero el éxito no ofre- cerá una solución milagrosa a la debilidad de la economía italiana (el crecimiento en el segundo trimestre se mantuvo en el 0%), muy lastrada por una producción anémica, una deuda excesiva y un sistema bancario frágil. Por el contrario, su rechazo supondría de facto un voto de desconfianza hacia su persona. Así pues, no solo daría el alto a la dinámica de reformas, sino que podría precipitar la retirada de la escena política de uno de los líderes europeos más eurófilos y empujaría a Italia a la incertidumbre política.

Finalmente, el 14 de diciembre, Janet Yellen tendrá la última oportunidad este año de concretar la mejora de los indicadores de empleo e inflación en Estados Unidos con la subida de los tipos de referencia. En caso de notable agitación de unos mercados ya turbulentos, por ejemplo, tras un resultado inesperado en las elecciones, es probable que la Fed se cuide de echar más leña al fuego. Sin embargo, salvo circunstancias excepcionales, difícilmente podrá resistir la tentación de subirlos un 0,25%. ¿Saldrán reforzados la economía, y, con ella, los mercados? Lo dudamos. Ahí también está presente el riesgo asimétrico.

Puede suceder que los mercados sigan nutriéndose de las economías debilitadas, inundadas de liquidez. Además, los indicadores adelantados de la economía mundial podrían alargar todavía algunos meses la recuperación iniciada en la primavera de 2016 (aunque nuestros análisis internos no apunten en esa dirección). Sin embargo, la gestión de los riesgos obliga a prestar atención a los momentos de fragilidad.

La comodidad de ese apoyo excepcional que han ofrecido los bancos centrales y que se ha prolongado durante varios años ha abocado a los mercados de renta fija y variable a la inestabilidad, tal y como la entiende Minsky. Ambas clases de activos se han vuelto vulnerables a los envites externos, como así lo han confirmado ya los mini-momentos Minsky en 2013, y durante el verano de 2015 y principios de 2016. Ahora bien, quizá se produzcan otros tres impactos de aquí a finales de año, mientras que nuestras previsiones macroeconómicas apuntan, además, a la posibilidad de que los mercados decepcionen en el plano del crecimiento mundial. Así pues, procede adoptar nuevamente una configuración táctica más prudente en renta variable y renta fija para poder gestionar adecuadamente esta fragilidad.

Didier Saint-Georges es miembro del comité de inversiones y managing director de Carmignac.

Inversiones pasivas directas: una nueva clase de activo

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Inversiones pasivas directas: una nueva clase de activo
Foto: JackMac34 / Pixabay. Inversiones pasivas directas: una nueva clase de activo

Por lo general, los inversionistas no se centran en la información más relevante

La mayoría de los inversionistas no profesionales que gestionan sus propios portafolios, tienden a poner demasiado énfasis en noticias que son poco relevantes para el desempeño de su cartera. Los medios de comunicación nos bombardean continuamente con información de todo tipo, influyendo sobre nosotros para ser demasiado activos y eventualmente tomar malas decisiones.  Adicionalmente, existen banqueros que envían gran volumen de información para generar churning: una estrategia que consiste en tener una rotación de activos elevada e innecesaria, para generar comisiones debido a que éstas, siguen siendo la principal fuente de ingresos para las bancas privadas.

Algunos inversionistas dedican gran parte de su tiempo al seguimiento de los mercados para tratar de predecir la dirección de los mismos. El market timing es una estrategia de inversión en la que el inversionista compra y vende acciones o fondos de inversión con el objetivo de aprovecharse de los movimientos del mercado de manera anticipada (o así lo cree), influenciado por un indicador económico o técnico. Desgraciadamente en la realidad, está estrategia simplemente no funciona adecuadamente para la mayoría de los inversionistas pues es prácticamente imposible prever el inicio y el final de una corrección, por ejemplo.

Muchos inversionistas privados también dedican demasiado tiempo en la selección de acciones individuales, generalmente con muy poco éxito. Para entender la complejidad de esta tarea podemos ver los retornos de administradores de fondos, que tienen equipos enteros dedicados a la investigación y análisis del mercado, industrias y empresas.

Cuentan con analistas con la mejor educación y años de experiencia en la industria, pero inclusive para ellos es difícil  superar los índices de referencia. Por lo tanto, el estudio de empresas y acciones puede ser entretenido, pero generalmente no genera retornos superiores para inversionistas pequeños.

La psicología de los inversionistas es clave en las decisiones

Sin embargo, muchos inversionistas creen, erróneamente, que son capaces de descifrar la dirección de mercado y de seleccionar correctamente los títulos individuales. En muchos casos, esto se explica por estudios de la psicología del comportamiento financiero de un individuo: específicamente  por el exceso  de confianza y la memoria  selectiva. Una gran mayoría de empresarios con patrimonios importantes son exitosos, al menos parcialmente,  porque tienen un buen nivel de confianza en sí mismos. El problema es que en muchos casos, no tienen la experiencia ni el tiempo para estudiar el mercado de valores. Sería un error creer que el éxito en sus proyectos y negocios, les da la habilidad de tomar las mejores decisiones de inversión en bolsa.

La asignación de activos explica el 85% de los resultados de la cartera

Es importante que los inversionistas privados estén al tanto de los sesgos de comportamiento que se pueden llegar a desarrollar. El desempeño de un portafolio se define en un 85% por la asignación adecuada del portafolio y no por escoger acciones y bonos individuales. Para lograr la distribución correcta de activos, es importante tener el proceso de toma de decisión muy bien planteado. Saber los perfiles de riesgo y retorno que busca un cliente son factores clave para la formación del proceso de inversión.

Definir el universo de inversión es clave

Antes de definir la exposición adecuada a cada clase de activo, es importante definir sobre que universo se va a invertir. Hace 10 años el debate se centraba sobre la inclusión de productos estructurados como una clase de activos independiente, esto era impulsado principalmente por las bancas de inversión. El debate hoy en día se centra sobre qué debe ser considerado como una inversión alternativa. Los Hedge funds y private equities, son comúnmente considerados como alternativos, y en mi opinión las inversiones pasivas directas deben ser incluidas también en este segmento.

Las inversiones pasivas directas deben ser consideradas en la construcción de portafolios

Los family offices usualmente tienen inversiones directas en empresas o proyectos. Algunas de estas firmas son muy activas y tienen un poder para tomar decisiones, mientras otras son inversionistas pasivos. En los últimos meses, hemos visto la tendencia hacia estructuras de notas privadas,  mejor conocidas como ETPs (Exchange Traded Products, por sus siglas en ingles). Estas notas permiten que inversionistas pequeños tengan acceso a proyectos de capital privado,  como  las inversiones pasivas directas.

Recientemente varias compañías de Estados Unidos han empezado a estructurar este tipo de notas, que permiten emitir participaciones en proyectos de bienes raíces, y brinda un fácil acceso a inversionistas no tan sofisticados. Creemos que las inversiones pasivas directas están en pleno crecimiento, ya que brinda una baja correlación con el mercado y hay mucha transparencia en contraste a los fondos de capital privado convencionales.

El grupo Crèdit Andorrà brinda acceso a inversiones pasivas directas

Los mercados de renta variable sufren de una valoración muy alta y la renta fija global tiene rendimientos muy por debajo del promedio histórico. Ahora es el momento de diversificar e incluir este tipo de inversiones alternativas en los portafolios. Muchos bancos tradicionales no ofrecen este tipo de inversiones pero la estrategia del grupo Crèdit Andorrà es diferente. Su posicionamiento como banca privada boutique con un enfoque en asesoría independiente ofrece servicios de multi-family office, incluyendo el asesoramiento de inversiones directas en proyectos de bienes raíces y proyectos de Private Equity.

El caso chileno, la bola de cristal para las AFORE

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El caso chileno, la bola de cristal para las AFORE
Foto: Pexels. El caso chileno, la bola de cristal para las AFORE

En 1980, con la Reforma de Pensiones en Chile, se inició en Latinoamérica y otros países de Europa del Este una etapa de transición en diversos sistemas de pensiones antes de reparto -sistemas de pensiones condenados a la quiebra ante el panorama de envejecimiento mundial- hacia esquemas de capitalización individual cuyo objetivo principal fue darles sostenibilidad financiera en el largo plazo y alivio a finanzas públicas. Estos esquemas de capitalización individual, entre otras cosas, vislumbraban resolver problemas de baja cobertura, estimando otorgar tasas de reemplazo promedio cercanas al 70% del último sueldo de los trabajadores.

En el panorama actual, diversos estudios concuerdan que el nivel de contribución necesario para alcanzar una pensión del 70% del último sueldo requiere un ahorro constante durante la vida laboral entre el 14% y el 16% del sueldo base del trabajador. Los países miembros de la OCDE tienen un nivel de ahorro promedio para el retiro del 20%; como referencia el sistema chileno tiene un nivel de contribuciones obligatorias del 10% y el sistema mexicano del 6,5% del sueldo base del trabajador.

Los sistemas de capitalización individual tienen una serie de fortalezas comprobadas, pero no resuelven por si mismos el financiamiento de la vejez. Se requiere un esfuerzo adicional tanto del trabajador como del patrón y del gobierno para complementar las contribuciones obligatorias que se establecieron fijas durante la vida laboral del trabajador, con mecanismos que promuevan un mayor ahorro voluntario individual, que incentiven la permanencia del trabajador en el mercado laboral formal o, en su caso, su permanencia en el sistema contribuyendo de forma activa un porcentaje de su sueldo de forma constante así como generar una oferta adicional de vehículos de ahorro de largo plazo que sirvan para la mejora de los ingresos en la vejez. Porque al final, el nivel de ahorro constante es el factor más importante que determina el monto de la pensión.

Chile, tratando de adelantarse para mejorar las pensiones que estudios actuariales estimaban para sus primeros pensionados del sistema de capitalización, en la última década emprendió una serie de adecuaciones asociadas con incrementar las aportaciones voluntarias, diversificar el régimen de inversión, otorgar un bono por hijo y fortalecer el pilar solidario, entre otras. Sin embargo, las pensiones que efectivamente se están otorgando a los pensionados bajo el sistema de capitalización individual son menores a las estimadas. ¿Qué faltó? Tiempo para madurar estas adecuaciones, incrementar las tasas de contribución obligatoria y empujar con mayor énfasis el ahorro voluntario de los trabajadores.

Sin duda, de haber continuado con un esquema de reparto, el envejecimiento poblacional hubiese presionado a mayores tasas de contribución pues menos trabajadores activos podrían sostener el pago de las pensiones de los jubilados en curso y hubiese presionado a mayores impuestos o a disminuir los beneficios pensionarios ante la falta de recursos públicos para pagarlos o a disminuir otras partidas de presupuesto público como educación, salud, infraestructura y combate a la pobreza, partidas que inciden directamente en el crecimiento y desarrollo económico del país.

En México, en 1997 con la Ley del IMSS y en 2007 con la Ley del ISSSTE se realizaron las dos reformas más importantes del sistema de pensiones que integran el Sistema de Ahorro para el Retiro actual. Estas reformas consideraron la transición de sistemas de reparto a capitalización individual, emulando el sistema de pensiones chileno.

Estas reformas dieron viabilidad financiera a ambos sistemas en relación con las obligaciones de los trabajadores en transición que decidiesen pensionarse bajo las nuevas leyes y para el financiamiento de las pensiones de los nuevos trabajadores. No obstante, el gobierno federal reconoció el pasivo de las pensiones de los futuros pensionados que decidieron (caso ISSSTE) o decidirán (caso IMSS) pensionarse en los términos de las Leyes anteriores. Esto, aunado con las obligaciones pensionarias adquiridas de paraestatales como PEMEX, CFE y otras instituciones como IMSS-Patrón, Universidades y las pensiones solidarias del programa federal 65 y más, generó una asignación en el presupuesto de egresos de la federación que se discute actualmente en la Cámara de Diputados del 3,5% del PIB en 2017 y que representa aproximadamente un 12,5% del presupuesto estimado total. Este mismo documento estima un crecimiento para el pago de pensiones del 7,8% real anual para los próximos años, llegando en 2022 a un gasto para pensiones del 4,4% del PIB: un 30% más que en 2016 en sólo seis años.

En agosto pasado se iniciaron movilizaciones sociales en Chile debido a las bajas pensiones pagadas por el sistema de capitalización. Hoy día, la experiencia chilena nos regala una bola de cristal que nos muestra lo que será el futuro de las pensiones en México si continuamos como hasta ahora sin realizar las reformas de fondo que el sistema de ahorro para el retiro necesita y que permitirán incrementar la cobertura y mejorar el monto estimado de las pensiones de los mexicanos. En 2022 se pensionará el primer trabajador de la generación AFORE con una tasa de reemplazo estimada del 30% de su último sueldo o, posiblemente, con una pensión mínima igual a un salario mínimo.

¿Por dónde empezamos?

Observando la experiencia internacional, destacan sistemas de pensiones multipilares con mayores tasas de contribución obligatoria, edades de jubilación acordes con la expectativa de vida de su población, regímenes de inversión diversificados, incentivos fiscales atractivos dirigidos al ahorro voluntario tanto para trabajadores como patrones, instrumentos adicionales de ahorro complementario desde las empresas que integran elementos de decisión automática en relación con la afiliación y  el escalamiento de las aportaciones.

En este sentido, con base en un análisis de las experiencias en otros países y conforme la realidad mexicana, Principal Financial Group propone nueve iniciativas que mejorarán indudablemente el monto de las pensiones, la cobertura y que darán un nuevo respiro en las finanzas públicas de los gobiernos federal, estatal y local:

  1. Incrementar el nivel de contribución obligatoria.
  2. Reinstalar los incentivos fiscales para patrones, relacionados con ahorro voluntario de largo plazo.
  3. Crear un sólido y atractivo esquema de ahorro voluntario colectivo.
  4. Incrementar la edad de retiro.
  5. Ampliar el régimen de inversión.
  6. Sustituir los fondos de inversiones actuales (SIEFORES) por multifondos “ciclo de vida”.
  7. Unificar los diferentes sistemas de pensiones existentes en el país.
  8. Homologar los beneficios del Sistema Ley-73 con los del Sistema actual SAR-97.
  9. Fomentar la cultura del ahorro, la educación previsional y la asesoría financiera profesional.

Los esquemas de capitalización individual tienen la virtud, entre otras, de incrementar la conciencia de las personas respecto a su retiro, logrando eventualmente una mayor responsabilidad personal. Es un proceso que iniciamos en 1997 y que necesitamos fortalecer. El tiempo apremia, pero estamos convencidos que podemos mejorar el panorama de las pensiones poniéndole atención desde hoy.

Columna de Principal Financial por Leopoldo O. Somohano

¿Podemos seguir confiando en la renta fija?

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¿Podemos seguir confiando en la renta fija?
Foto: RonKikuchi, Flickr, Creative Commons. ¿Podemos seguir confiando en la renta fija?

Los próximos meses no serán tranquilos para los mercados, que se enfrentarán a nuevos periodos de volatilidad. La incertidumbre política en los países desarrollados y la debilidad del crecimiento a nivel global condicionarán el final de un año que hasta ahora ha sido muy bueno para la renta fija. Las previsiones para el crecimiento global siguen sin dar buenas noticias, lastradas por la falta de una expansión fuerte en la actividad global y del retraso de la recuperación en algunas economías, como Brasil y Rusia.

No obstante, en el centro y este de Europa, así como en algunos países de Asia, todavía podemos encontrar un fuerte crecimiento, gracias a una inflación favorable y a la introducción de reformas políticas. No obstante, consideramos que los mercados emergentes necesitan algo más de crecimiento y todavía presentan problemas ligados a las materias primas.

Estados Unidos será otra fuente de volatilidad, que además tendrá ramificaciones en el largo plazo, por lo que preferimos mantener la cautela respecto a la renta variable estadounidense. La Reserva Federal sigue estando en el punto de mira y la comunicación tras la última reunión del organismo que preside Janet Yellen volvió a mostrar la intención de guiarse por el mercado en su decisión sobre una subida de tipos.

Los datos económicos no muestran una tendencia clara: si bien es verdad que el mercado laboral y el consumo son fuertes, el panorama que presentan los miembros de la Fed es que aún es posible que se produzca una recesión. Otro de los motivos de preocupación que vemos en Estados Unidos es la incertidumbre política, con la proximidad de las elecciones presidenciales de noviembre.

Pero no sólo encontramos este tipo de inestabilidad al otro lado del Atlántico. Francia también está sufriendo el populismo, mientras en Alemania los resultados de las elecciones de Berlín, con un aumento del apoyo a la derecha radical, complican la situación para la canciller Angela Merkel.

España, por su parte, necesita estabilidad y liderazgo político. Los resultados de las últimas elecciones autonómicas muestran un apoyo más fuerte al Gobierno en funciones, incrementando la esperanza de que haya una salida al bloqueo surgido tras la repetición de las elecciones generales.

Consideramos que la evolución de la economía española es bastante fuerte, pero todavía hay que trabajar en la reducción del déficit y del desempleo, que es muy elevado, así como en el refuerzo de la competitividad. Somos optimistas respecto a España, pero se necesitan decisiones políticas.

A pesar de estos retos, la renta fija presenta un panorama muy interesante, sobre todo en Europa, donde, a pesar de los rendimientos cercanos a cero, sigue teniendo un buen comportamiento. Hasta ahora, 2016 ha sido un buen año para este tipo de activo, gracias a la acción del Banco Central Europeo, que ha favorecido a la deuda soberana de la zona euro.

También el high yield presenta una opción muy atractiva, ya que las condiciones financieras son muy favorables gracias al BCE, y además podemos encontrar compañías muy sólidas en Europa en las que merece la pena invertir.

Columna de Thomas Herbert, CIO de Oddo Meriten AM en Alemania y responsable global.

Cambios en la Era de la Información: Oportunidades de inversión

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Cambios en la Era de la Información: Oportunidades de inversión
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: JL Díez Rodríguez. Cambios en la Era de la Información: Oportunidades de inversión

Los algoritmos de comportamiento que dirigen las acciones humanas dificultan enormemente la tarea de reconocer, aceptar y actuar en un mundo cambiante; en ocasiones se convierte en una odisea agobiante. Esta tensión puede verse agrandada en el ámbito de la inversión global, porque conlleva elaborar estimaciones subjetivas referentes al valor de una acción, así como evaluar las fuerzas del capitalismo que son capaces de crearlo o destruirlo.

Fue el economista Joseph Schumpeter (1883-1950) quien acuñó el término “destrucción creativa” para describir el ciclo de mutación industrial en el cual los sectores, productos y prácticas anticuados sucumben incesantemente a otros más nuevos. Schumpeter no vió el nacimiento de internet, la invención del teléfono móvil y el advenimiento de las tecnologías inteligentes, pero me inclino por creer que se hubiera asustado al comprobar hasta qué punto se ha acelerado el ritmo del cambio en la Era de la Información.

Un mundo feliz: empresas en continua transformación

Si examinamos las multinacionales más grandes durante periodos de tan solo cinco años, obser vamos un mundo en constante cambio. Un ejemplo reciente es el crecimiento explosivo de la economía digital, del cual hemos sido testigos. A fecha de hoy, las cinco empresas de mayor valor por capitalización bursátil (cap) son las gigantes estadounidenses del mundo tecnológico/digital Apple, Alphabet, Microsoft, Facebook y Amazon. Solo existe una compañía de recursos (Exxon Mobil) que sobrevive actualmente entre las diez primeras, tras haber dominado el panorama en 2011 junto con Royal Dutch Shell, Chevron Corp y PetroChina. Por aquel entonces Facebook ni siquiera había salido a bolsa.

Es relativamente fácil echar la vista atrás y comprobar hasta qué punto ha cambiado el mercado global. Sin embargo, cuesta mucho más prever dónde se localizarán los próximos cambios relevantes (y con potencial de inversión). Cabría pensar tal vez que el acceso sin precedentes que tienen los ciudadanos a las noticias sobre empresas, sectores y la economía les permite tomar decisiones más acertadas sobre dónde deben depositar su dinero, pero esto no siempre es así. La excesiva información a menudo conduce a errores cognitivos de procesamiento, si bien ciertos factores emocionales como el temor y la codicia también pueden inducir a tomar malas decisiones.

Sobrecarga de información: el problema de los atajos

Prueba de ello es este documento, que probablemente sea solo uno de los muchos que leerá hoy mientras navega por Internet. Si combinamos esto con diversos e-mails que reclaman su atención y avisos de novedades que surgen en aplicaciones de redes sociales, probablemente no le extrañará saber que el ciudadano típico consume un volumen de información al día equivalente a seis periódicos (virtuales). Esto contrasta con dos páginas y media de prensa física que se leía hace 25 años.

Cuando nos enfrentamos a semejante marea de información, el cerebro humano actúa con sensatez y adopta técnicas heurísticas o atajos mentales. Se trata de métodos prácticos, sin garantía de ser óptimos ni perfectos, pero que son suficientes para satisfacer metas inmediatas. A veces los atajos deliberados que toma el cerebro para procesar nueva información resultan útiles o incluso pueden salvar nuestras vidas. Por ejemplo, cuando olemos humo en un edificio asimilamos los datos sensoriales con mucha rapidez: humo = peligro; corremos en dirección a una salida. Sin embargo, otras veces las presiones que genera ser bombardeados por tantos datos nos deja abrumados, generalizamos en exceso y perdemos una oportunidad vital para aprender algo nuevo o verlo desde otro punto de vista. La conclusión es que la mente tiende a centrarse predominantemente en resultados lineales.

Dejar de lado el pasado: superar el sesgo

En el ámbito de la inversión, los atajos mentales suelen permitir que ocurran anomalías de valoración. Es mucho más fácil que el cerebro humano, apoyado en sus sesgos cognitivos y emocionales, concluya que los resultados del pasado son indicativos de resultados futuros (a menudo no lo son). A modo de ejemplo, algunos inversores puede que hayan estimado erróneamente la duración del actual ciclo bursátil alcista a causa de comparaciones históricas, o que piensen que el temor inherente reaparecerá y destruirá su capital (sesgo de negatividad). Con un nivel de detalle mayor, el cambio es difícil de reconocer porque implica procesar datos anómalos que contradicen el discurso fácil y habitual. Por ejemplo, existe un sesgo de confirmación cuando los inversores sopesan los datos que únicamente confirman su tesis. La sensación de malestar que surge cuando nos enfrentamos al mundo cambiante suele inducir a los inversores a adoptar una postura de ceguera voluntaria ante los defectos observados en una empresa o alteraciones sufridas por un sector.

La estrategia de renta variable global se esfuerza por deshacer estos sesgos en nuestro enfoque de inversión. Llevamos a cabo minuciosos análisis basados en los fundamentales en busca de oportunidades para invertir en valores cuando el mercado posiblemente ha pasado por alto su potencial de crecimiento. Las empresas tal vez estén sufriendo cambios sustanciales en diversas áreas (se muestran algunos ejemplos en la Figura 2). Nosotros tratamos de asignar un valor a ese cambio, con el fin de tomar una decisión respecto a si, a nuestro juicio, esa inversión les resultará atractiva a nuestros clientes.

La estrategia de Henderson reconoce abiertamente que las tensiones inherentes entre el capitalismo y la psicología humana brindan oportunidades de inversión global basadas en de precios. Nosotros aplicamos un proceso que intenta abrirse paso entre la avalancha de datos sin sucumbir a los atajos mentales o sesgos cognitivos, sin que por ello deje de estar en la vanguardia invertible del cambio innovador.

La serie de contenidos Henderson Future Trends (Futuras tendencias de Henderson)analiza los detonantes que reconfigurarán el panorama de inversión en los próximos años. La serie tiene como objetivo ofrecer nueva información y formación sobre temas que afectarán al proceso decisorio de los inversores y a sus asignaciones de activos.

Ian Tabberer es cogestor de la estrategia Global Equities World Select de Henderson.

Piense en verde, piense en bonos

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Piense en verde, piense en bonos
Foto: JackieTL, Flickr, Creative Commons. Piense en verde, piense en bonos

Después de años de intenso debate, el compromiso mundial para combatir el cambio climático ya es un hecho firme y consolidado. A nivel global, ya vemos oportunidades claras en la medida que se van desarrollando y construyendo infraestructuras para conducir a la economía global hacia un modelo más productivo, menos contaminante y más sostenible y respetuoso con el medio ambiente. El consenso internacional cifra en al menos 6 billones de dólares (más de 5,3 veces el PIB de España) las necesidades de inversión a nivel global en infraestructuras “verdes”. Y uno de los mecanismos para financiar todo este esfuerzo global son los llamados Green Bonds, o bonos verdes, un mercado que está viviendo un crecimiento vertiginoso, aunque todavía incipiente en nuestro país.

El concepto de los bonos verdes nació en 2007, a partir de una pequeña emisión del Banco Europeo de Inversiones, y fue creciendo paulatinamente hasta superar en 2015 los 40.000 millones de dólares en nuevas emisiones. Las previsiones de la industria sitúan el cierre de este año muy por encima de los 50.000 millones de dólares y hay quienes, como por ejemplo el banco HSBC, que apuestan firmemente por que el volumen final rebasará los 80.000 millones. La característica definitoria de los Green Bonds es que la emisión debe tener como objetivo específico la financiación de un proyecto con un impacto positivo en el medio ambiente.

Los inversores tienen así la posibilidad de invertir directamente  en unos objetivos definidos y cuya evolución es plenamente verificable (hay consultoras que se encargan de certificarlo) y son estos bonos los que permiten a los gestores cumplir con el mandato de sus clientes de invertir en activos que sean socialmente responsables. Desde el  punto de vista del emisor, los Green Bonds tienen la ventaja de ir dirigidos a un elenco amplio de inversores (gestores de fondos, fondos de pensiones, de seguros, entes públicos…) que mejoran el prestigio de la entidad que emite la deuda al contribuir a que ésta cumpla con sus compromisos de responsabilidad social corporativa, una exigencia cada vez más demandada a nivel global.

En términos de rentabilidad, no parece haber ninguna diferencia entre un Green Bond y cualquier otro producto de renta fija que sea comparable en plazo y nivel de calidad, aunque la escasez de este activo le puede hacer tener un mejor comportamiento; la diferencia estriba en la voluntad de los intervinientes de contribuir a lograr un mundo más sostenible y es, por tanto, una cuestión de prestigio que obliga a un elevado nivel de exigencia por parte de emisor e inversor.  Las acciones que suelen entrar en el ámbito de los Green Bonds son los planes de desarrollo de energía renovable, eficiencia energética, gestión sostenible de los recursos naturales, protección de la biodiversidad terrestre y acuática; gestión sostenible del agua, prevención y control de la contaminación; promoción de transportes e infraestructuras limpias y desarrollo de productos eco-eficientes, entre otras categorías elegibles.

Existen varias modalidades de Green Bonds; pueden estar respaldados por el balance entero del emisor, es decir, aunque quebrara el proyecto al que va destinado el dinero, el bono contaría con la garantía completa del emisor; hay otros Green Bonds donde la garantía de pago procede del flujo de ingresos de un proyecto particular  que respalda la emisión y, por lo tanto, tienen un grado de riesgo mayor, y, por último, también se dan titulizaciones verdes: una cartera compuesta por varios proyectos que actúan de garantía de la emisión.

Hasta la fecha, son las instituciones multilaterales son las que han llevado principalmente el peso de las emisiones de bonos verdes, pero la implicación de las administraciones públicas nacionales y del sector privado es cada vez mayor en un mercado que va cobrando relevancia a gran velocidad. En Estados Unidos, los beneficios fiscales han impulsado de forma meteórica el mercado municipal de bonos verdes, pasando de los 100 millones de dólares emitidos en 2013 por el Estado de Massachusetts a los 4.300 millones que se alcanzaron al cierre de 2015, una gota en un océano que tiene un tamaño de 3,7 billones de dólares, pero una combinación en la que se alían el rendimiento económico con la preservación del medioambiente.

Un claro ejemplo de este cambio en Europa es la aseguradora Allianz, que acaba de anunciar que aplicará criterios medioambientales, sociales y de gobernanza a la supervisión de activos valorados en 200.000 millones de dólares. La eléctrica Iberdrola está ejerciendo de abanderada de los Green Bonds: acaba de cerrar una emisión de 700 millones, la mayor operación privada del año y que con emisiones anteriores suma ya cerca de 2.600 millones desde 2014 en este tipo de activo. Asimismo, el Gobierno francés planea lanzar en breve el primer bono de estas características.

Y en las grandes economías emergentes, la corriente favorable a los bonos verdes cobra intensidad. La India planea multiplicar por cinco la capacidad instalada de energía renovable, el sector privado asegura que este ambicioso plan tiene unas necesidades de capital mínimas de 160.000 millones de dólares y los Green Bonds se perfilan como una respuesta ideal. En este sentido, hace muy poco el banco privado indio Axis Bank ha captado 500 millones de dólares por el primer Green Bond indio certificado listado en la Bolsa de Londres; Yes Bank, otra entidad india, ya ha cerrado un acuerdo con la bolsa londinense para lanzar un bono similar a finales de año. Y solo en lo que va de año, el Gobierno de China ha emitido a través de sus diversas empresas públicas cerca de 12.000 millones de euros en bonos verdes, si bien en este caso los criterios del Ejecutivo comunista para determinar lo que tiene propósitos ecológicos no están convenciendo demasiado a los inversores internacionales, ya que en algunos casos se incluía la financiación de plantas de carbón “limpias”.

Y es que el talón de Aquiles de los Green Bonds radica en su voluntariedad. No existe una regla aceptada universalmente de cuáles deben ser los principios que certifican que una emisión de deuda cumple con los requisitos adecuados, que varían en cada país o incluso en cada circunscripción municipal. Los llamados Principios de Bonos Verdes, una guía desarrollada por la ICMA (International Capital Market Association) es lo más parecido, pero es de carácter estrictamente voluntario, igual que el hecho de incluir en el folleto de emisión el certificado realizado por una entidad independiente y experta en la materia también es enteramente opcional. En todo caso, se trata de una tendencia creciente a escala mundial: solo en el mes de septiembre, a Iberdrola se han sumado emisores de tan diverso perfil como el Estado de Nueva York, la Universidad de Arizona o el Banco de Desarrollo de México.

Una armonización de las reglas de juego contribuiría, sin duda, a dar un impulso a una industria en la que es necesario que se impliquen todos los actores del mercado. Y es que no hay que olvidar que una partícula de dióxido de carbono emitida a la atmósfera tarda 100 años en disolverse, por lo que es necesario sumar todos los esfuerzos posibles contra el peligroso incremento del efecto invernadero y sus fatales consecuencias, que ya empezamos a percibir.

Columna de opinión de Adolfo Estévez, director de Axesor Rating

Beneficios estables: un indicio positivo para la renta variable asiática

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Beneficios estables: un indicio positivo para la renta variable asiática
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Thomas Depenbusch. Beneficios estables: un indicio positivo para la renta variable asiática

Tras cinco años de importantes revisiones a la baja en los beneficios de las empresas asiáticas, empezamos a presenciar indicios esperanzadores de que esta tendencia está remitiendo. Si bien podría tratarse, en parte, de un reajuste de las expectativas previas, demasiado elevadas (depositadas en el potencial de reformas en la India o el despegue de las empresas chinas del segmento de Internet), también supone una grata señal de que las empresas están empezando a ser más disciplinadas en sus programas de inversión y si política de retribución a los accionistas. Todo ello, junto con los primeros indicios de un repunte en la demanda, nos hace ser más optimistas sobre un contexto de oferta/demanda más equilibrado, que debería traducirse en una mayor capacidad de fijación de precios a largo plazo por parte de las empresas asiáticas.

Si bien la capacidad ha sido excesiva debido a el optimismo sobre Asia y, en concreto, sobre el crecimiento chino, estamos empezando a observar una mayor disciplina de capital. En los últimos años, cuando China parecía una locomotora del crecimiento que nadie podría parar, las empresas aumentaron considerablemente su capacidad. El drástico aumento de la oferta desbancó a la demanda, lo que dio lugar a un periodo de deflación, ya que los precios sufrían presiones y se produjeron revisiones a la baja de los beneficios como resultado de la presión en márgenes. En vista del elevado nivel de oferta, las empresas asiáticas han dedicado los últimos años a racionalizar sus planes de inversión. Esto se refleja en la reforma de la oferta y la consolidación de la industria local en China, lo que está llevando a las empresas locales a centrarse en los márgenes y en los beneficios en vez de en el crecimiento del volumen de ingresos. Debido a la reducción de la competencia y del exceso de capacidad, estamos empezando a asistir a indicios de nuevas tensiones de precios en el sistema, lo que ayuda a las empresas a recuperar la capacidad de fijación de precios.

En cuanto a la demanda, dado que las empresas no están convencidas sobre la demanda futura se han aferrado en mantener posiciones en liquidez en vez de invertir en sus negocios a pesar de que los tipos de interés están en niveles históricamente bajos. No obstante, desde hace poco hemos empezado a ver un cambio en esta tendencia: las empresas asiáticas han empezado a reducir sus reservas de efectivo y aumentado sus programas de recompras de acciones y dividendos. También valoramos de manera positiva los primeros indicios sobre el incremento de la demanda donde los principales indicadores adelantados, el consumo de cemento, la construcción o la venta de inmuebles han empezado a repuntar.

Creemos que Asia actualmente se encuentra actualmente cerca de un punto de inflexión y que una mejor gestión del capital, un mayor control sobre la capacidad y los primeros indicios de recuperación de la demanda deberían sentar las bases para unas rentabilidades mejores y más sostenibles en la renta variable de la región.

Visión alcista:

  • El ritmo de las revisiones de beneficios a la baja en Asia está remitiendo a medida que las empresas se muestran más disciplinadas y empezamos a asistir a los primeros indicios de un repunte en demanda.
  • Un contexto de oferta/demanda más equilibrado brinda una oportunidad de compra interesante en la renta variable asiática.

Visión bajista:

  • A medida que mejoran los beneficios, tanto las empresas como los gobiernos podrían retomar malos hábitos del pasado y gastar demasiado.
  • La demanda sigue siendo débil y requiere mayores recortes en la oferta, lo que supondría repercusiones negativas para el empleo y, por extensión, para las tendencias de consumo.

Columna de Andrew Swan, responsable de renta variable asiática para la división de renta variable fundamental del grupo de estrategias de gestión activa de BlackRock