Wikimedia CommonsFoto: IssueLips. La indisciplina fiscal de los gobiernos estatales mexicanos
Los estados mexicanos han estado mostrando una gran falta de disciplina en el manejo de sus finanzas. No se han preocupado en generar ingresos propios y prefieren vivir de los recursos que les envía la federación. Su principal fuente de ingreso propios son los impuestos prediales y son muy pocos los que han modernizado sus sistemas para actualizar los valores catástrateles e incrementar la recaudación propia.
A pesar de que muchas de las transferencias que les envía la federación van dedicadas a una actividad específica, por ejemplo, educación, salud, seguridad, etc., tienen un gran margen de maniobra para canalizar los recursos a los programas que ellos decidan, aunque ello implique no cumplir con los propósitos para los cuales estaban inicialmente destinados los recursos. A partir de que el gobierno federal descentralizó la salud y la educación, lo que hace es marcar las pautas a seguir y los estados son los responsables en poner en prácticas las acciones, lo cual no siempre se cumple porque desvían los recursos a otras actividades.
Uno de los grandes problemas de las finanzas de los estados es la de falta supervisión adecuada al manejo de los recursos. El Congreso estatal es el encargado de revisar las finanzas públicas de su entidad, pero debido a que en la mayoría de los casos buena cantidad de los miembros del Congreso deben su posición al gobernador, dicha función de supervisión no se cumple. Por otra parte, por motivos legales, la Auditoria Superior de la Federación solamente está autorizada a revisar parcialmente las actividades realizadas con las transferencias provenientes del gobierno federal. Porque si los recursos llegaron directamente a la chequera del estado, entonces se convirtieron en recursos estatales y por lo tanto la Auditoría Superior de la Federación ya no puede revisar que se hizo con dichos recursos.
Adicionalmente, los estados se han estado endeudando a través de comprometer sus ingresos futuros. Van con alguna institución financiera y le piden que les adelante los recursos del IVA o de otros conceptos que van a recibir de la federación y de esa manera pueden gastar de manera inmediata los ingresos que recibirán los siguientes años. Este mecanismo lo que implica es que buena parte de los ingresos futuros ya están comprometidos en pagar esos financiamientos por lo que se reduce la disponibilidad de recursos para las siguientes administraciones.
Los gobiernos de los estados están convencidos de que en caso de que no puedan pagar la deuda que contrajeron el gobierno federal vendrá en su rescate y por lo tanto no les genera gran preocupación que la deuda continúe incrementándose, incluso por arriba de su capacidad de pago.
Se le ha dado poca importancia a la deuda de los estados, pero ya tiene implicaciones macroeconómicas aun cuando ningún estado se ha declarado en falta de pagos. En el momento en que el gobierno estatal sale a pedir prestado, en realidad está reduciendo la oferta de créditos para el sector privado o sea utiliza recursos crediticios que pudieron haber sido canalizados al sector privado.
Pixabay CC0 Public DomainFoto: cocoparisienne. Confiemos en los números: la recuperación va por el buen camino
La economía global no está funcionando a toda potencia pero, tras numerosos arranques falsos en los últimos tres años, la actual recuperación parece fuerte y más sostenible. Además, el comercio mundial está mostrando señales tempranas de mejora y los indicadores económicos siguen apuntando a un crecimiento cíclico sólido en distintas regiones y sectores.
Los efectos de base ligados a los precios de las materias primas continúan sirviendo de apoyo a la inflación pero han comenzado a disiparse. La inflación general es de nuevo un poco más baja de lo que se esperaba, mientras la inflación subyacente sigue por debajo del objetivo en las economías más desarrolladas. Esto implica que las condiciones monetarias seguirán siendo acomodaticias, a pesar de que la Fed ha retomado las subidas de tipos.
La volatilidad en los mercados es muy baja pero la incertidumbre política sigue en niveles máximos. El impulso al crecimiento se enfrenta a diversos riesgos: que Donald Trump no sea capaz de cumplir sus promesas, el boom insostenible del crédito en China o la amenaza de la inestabilidad política en la zona euro. Los últimos resultados políticos sugieren que la economía mundial podría sufrir un cambio inoportuno hacia un mayor proteccionismo, aunque Trump ha dejado de acusar a China de manipular las divisas y se habla mucho menos de revisar los acuerdos comerciales. Los datos económicos del comienzo de 2017 en Estados Unidos han sido deslucidos pero no hacen justicia a la fortaleza de la economía. Mientras, las propuestas económicas de Trump siguen estando rodeadas de dudas y la incertidumbre política creará vientos en contra en el terreno de la inversión.
En cuanto a los mercados emergentes, el sentimiento ha mejorado desde comienzos de 2016 gracias a la mayor cautela de la Fed, la estabilización en los precios de las materias primas y la reducción de las preocupaciones en torno a las previsiones a corto plazo para China. El actual ‘comercio reflacionario’ sirve de apoyo a los países dependientes de las materias primas, como Rusia o Sudáfrica.
En Europa, aunque las elecciones francesas han captado toda la atención, los indicadores económicos están al alza y el mercado laboral sigue mejorando. Mientras la zona euro está experimentando una recuperación cíclica, el envejecimiento de la población y la ineficiencia del progreso hacia una unión presupuestaria, política y bancaria siguen presentes entre las principales preocupaciones. Es más, la parte más fácil de la recuperación económica podría haber quedado atrás. Los beneficios derivados de los vientos favorables económicos (bajos tipos de interés, un euro más bajo, materias primas más baratas y el levantamiento de las medidas de austeridad) se están debilitando.
La inflación principal volvió a retroceder en Europa en marzo tras la retirada de los efectos de base derivados del aumento de los precios de la energía. La inflación subyacente se mantiene muy baja y las previsiones a más largo plazo han vuelto a caer. Pese a que los precios deberían aumentar gracias al impulso del crecimiento económico, el BCE todavía tendrá dificultades para acercar la inflación a su objetivo del 2% de manera sostenible. Por ello, Draghi no tiene prisa de momento en levantar la política de tipos de interés cero o desmantelar el programa de compra de activos, aunque la mejora de la actividad económica apunta a que se hablará cada vez más de tapering.
Columna de Degroof Petercam escrita por Hans Bevers, economista jefe.
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: The IT. Dos razones para no sumarnos a la euforia del mercado
Hay dos razones principales para mantener la cautela a la hora de entrar ahora en las bolsas de Estados Unidos que, en mi opinión, cotizan muy alto en estos momentos. La primera es el débil poder de fijación de precios de las compañías que forman parte del índice S&P 500. El segundo es el bajo nivel de inversión que las grandes empresas están haciendo de cara al futuro.
Normalmente, cuando se supera el punto medio de un ciclo económico, el poder de fijación de precios mejora a medida que la inflación se dispara. Los ingresos crecen rápidamente, superando el aumento de los costes. En ciclos anteriores, una vez que la inflación arraigó, los ingresos de las empresas que cotizaban en bolsa crecieron más rápido que la economía estadounidense.
Sin embargo, tras ocho años completos de este ciclo, los ingresos de las empresas del índice S&P 500 están teniendo problemas para mantener el ritmo de la economía en su conjunto, donde muchas industrias están tratando de subir los precios. Las recientes caídas de los precios en las industrias de telecomunicaciones y automóviles han subrayado este punto.
¿Dónde está la inflación?
Hay una idea de que la inflación está de hecho volviendo y que los precios de la energía, los alquileres y los salarios comenzarán a subir. La inflación interanual ha estado subiendo en Estados Unidos y en el extranjero, pero no ha ocurrido tan rápido o dramáticamente como se pronosticó. Una de las razones por las que la inflación se está ralentizando es la salida del mercado de trabajo de gran parte de la generación del baby boom. Los trabajadores de este grupo demográfico suelen estar entre los trabajadores mejor remunerados del mercado de trabajo, y están siendo reemplazados por trabajadores más jóvenes y peor remunerados, lo que reprime la inflación salarial.
Otro factor que suprime la inflación son las nuevas tecnologías de perforación de petróleo. Los precios del petróleo son un factor determinante de la inflación en el mundo desarrollado. Y aunque hay una demanda creciente de energía, los costes de producción cada vez más bajos junto con las amplias reservas de Estados Unidos están creando un techo virtual sobre los precios.
El alquiler (o su equivalente) es una parte importante de los cálculos de inflación del gobierno. Representa más del 30% del índice de precios al consumidor. Como respuesta a los excesos del último ciclo, este ha vivido momentos en los que se construían casas por debajo de las necesidades del mercado. Pero los años han pasado, la población ha crecido y finalmente ha habido una respuesta del lado de la oferta. Se han construido grandes cantidades de nuevas superficies en muchas ciudades de Estados Unidos, lo que se traduce en una ralentización del aumento de los alquileres.
¿Regreso al futuro?
Además de un débil poder de fijación de precios y de una cierta decepción por lo que ha tardado Washington en lanzar las reformas prometidas, todavía hay otro problema con el que los inversores deben lidiar: la falta de inversión de cara al futuro. Este ciclo ha registrado un gasto históricamente débil en activos fijos, plantas y equipos. Y los gastos de capital en el sector privado tradicionalmente han estado estrechamente relacionados con el crecimiento futuro, específicamente en empleos, beneficios y rentabilidad de los activos.
Nadie está seguro de por qué el gasto en activos de larga vida ha sido tan débil, pero dado el aumento de los beneficios en los últimos años, deberíamos haber esperado unas cifras de gasto mayores. Si este ciclo va a ser más prolongado, eso no se puede basar solo en el consumo. En mi opinión, es necesario que haya inversiones en fábricas, máquinas, ordenadores y el software para prolongar el ciclo. Sin embargo, en la actualidad, no hay un catalizador aparente para un mayor gasto en activos a largo plazo. Activos que, a su vez, ayudarían a levantar el declive de la productividad estadounidense.
Aceptaría la narrativa actual de que asistiremos a más avances en las bolsas si pudiera ver las bases que ayuden a mejorar los beneficios mediante fuertes aumentos de precios y un gasto comprometido en el crecimiento futuro, pero no veo esas bases. Hasta ahora, las ganancias del primer trimestre de 2017 han sido buenas tanto en Estados Unidos como en Europa, pero ¿se mantendrán estas buenas cifras sin mejorar el poder de fijación de precios o con un gasto de capital adicional conforme avance el año?
Será necesario que haya un mayor crecimiento de ganancias en los tres trimestres restantes de 2017 para hacer que la relación actual de PER de mercado parezca razonable. Consecuentemente, sigo reticente a nuevas entradas.
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Demian Carpe Diem. Inteligencia Artificial: de la ciencia ficción a un tema de inversión atractivo
Los avances logrados en lo que a potencia informática se refiere, el volumen de datos disponibles y la velocidad y coste decreciente del análisis de datos han propulsado la inteligencia artificial (IA) hasta posibilitar el próximo cambio de paradigma en tecnología. La arraigada tesis de inversión sostenida por el equipo de Tecnología Global de Henderson es que la tecnología continuará siendo disruptiva y arrebatará cuota de mercado en la economía mundial.
Esta evolución la hemos observado con el advenimiento del ordenador personal, la era de internet, los smartphones y, más recientemente, la migración hacia la nube (cloud computing). A juicio del equipo, la inteligencia artificial supondrá el próximo cambio de paradigma en la evolución de la tecnología.
¿Qué es la inteligencia artificial?
La IA, en términos generales, se define como la capacidad de las máquinas para «pensar». Esta definición abarca desde el reconocimiento de patrones más básicos que imitan respuestas humanas hasta el aprendizaje de máquina usando el razonamiento humano como guía, pasando por el pensamiento más independiente. Esto es posible gracias a profundas redes neurales de aprendizaje que permiten a las máquinas escribir su propio código y ser autodidactas con menos intervención humana.
Ahora nos encontramos en una fase en que la IA se aplica más extensamente en algoritmos de búsqueda, traducción de idiomas y robótica, conducción autónoma, así como en reconocimiento de voz e imágenes. La IA no sólo consiste en robots que derrotan a humanos en juegos sofisticados como «Jeopardy» y «Go», sino en cómo se utiliza y se extiende la informática y los datos (democratizados) para que puedan crearse algoritmos generando aumentos de eficiencia y avances en una gran variedad de campos como la sanidad, los servicios bancarios, la agricultura, la venta minorista y el transporte.
Actuales impulsores de la IA
Hace tiempo que se debaten las oportunidades y los retos que presenta la IA, desde las novelas de ciencia ficción de Isaac Asimov (década de 1940) hasta las películas seminales de Hollywood como Blade Runner (1982) y The Terminator (1984). Aunque la tecnología lleva rodando desde hace mucho tiempo, no ha sido hasta hace poco cuando hemos visto un punto de inflexión tanto en prestaciones como en inversión en IA. A pesar de que la televisión tardó más de 60 años en ser adoptada por el 80% de los hogares, internet tardó algo más de diez años en implantarse. El ritmo de adopción de la tecnología se está acelerando y en el caso concreto de la IA creemos que esto sucede debido a la confluencia de dos factores principales.
En primer lugar, existe una ingente cantidad de datos disponibles originados por la era de internet y los omnipresentes smartphones. En segundo lugar, el ritmo al que se analizan datos nunca ha sido tan barato y rápido como ahora gracias al constante desplome del coste de los ordenadores. IBM estima que el 90% de los datos del mundo se crearon en los dos últimos años, mientras que un gigaflop de cálculo (una medida del rendimiento de los ordenadores, mediante p.ej. un algoritmo o hardware informático) cuesta actualmente apenas 8 céntimos, frente a 1,4 billón de dólares que costaba en 1961.
La IA alberga un fuerte potencial
Todavía estamos en los albores de evolución de la tecnología aplicada a IA. El ritmo de adopción se está acelerando con la aplicación de la infraestructura en la nube, y la Ley de Moore. A pesar del punto de inflexión que hemos visto en el aprendizaje profundo, los casos de utilización de la IA actualmente siguen siendo aislados y se limitan a la resolución de problemas específicos estrechos.
Sin embargo, la continuación de la curva exponencial de la Ley de Moore y el desarrollo de la tecnología de infraestructura en la nube están reduciendo los costes; de este modo, mientras que en 2016 la cantidad de 1.000 dólares permitió comprar la capacidad intelectual de un ratón, para 2023 los mismos 1.000 dólares permitirán comprar la capacidad intelectual de un humano, y hacia 2045 la capacidad intelectual de la raza humana en su totalidad (gráfico 2). Esto, combinado con el mayor número de datos disponibles de los que aprender, crea un fuerte potencial para las futuras prestaciones de IA.
Oportunidades de inversión en IA
Al igual que ocurrió con los teléfonos móviles en los primeros años del milenio, la IA ahora es un mercado incipiente, pero la infraestructura y la facilidad de esta tecnología está en constante evolución.Vemos oportunidades en una gran variedad de áreas, por ejemplo, en software de análisis, en potencia de computación rápida y barata, en generación de datos, en herramientas de automatización y en diversos nuevos usos.
A pesar del enorme interés prestado a la robótica, consideramos que esto es solo una de las aplicaciones de la IA. El servicio de atención al cliente se está viendo transformado por robots de chat y software de reconocimiento de voz y predictivo, mientras que el transporte se está replanteando a raíz de la conducción autónoma (aprendizaje profundo que permite formarse para saber conducir en lugar de basarse en algoritmos manualmente codificados), a lo que se unen los trayectos compartidos.
La necesidad de que se almacenen más datos y se analicen a mayor velocidad está creando muchas oportunidades para la aplicación de IA en programas de software diseñados por empresas como Adobe, ServiceNow y Saleforce, así como para compañías de semiconductores especializadas en centros de datos como Broadcom, Cavium y Xilinx. Alphabet (Google) lo consideramos una plataforma clave habilitadora de IA, dado que la compañía ya está integrando la tecnología de IA en todos sus servicios.
Resumen
La omnipresencia potencial de la IA para trastocar una gama más amplia de sectores lo convierte en una oportunidad de inversión verdaderamente convincente.Creemos que esto seguirá brindando oportunidades a la Estrategia de Tecnología Global para invertir en los beneficiarios permanentes de la tendencia hacia la IA; a nuestro juicio existen múltiples áreas con potencial de inversión. Con el tiempo, conforme se amplía el desarrollo de la IA y su utilización, cabe esperar que el universo invertible siga expandiéndose mientras que las inversiones actuales en capital riesgo se convertirán en las salidas a Bolsa del futuro.
Alison Porter y Graeme Clark son portfolio managers en el equipo de Tecnología Global y es co gestores de un fondo offshore Henderson Global Technology.
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Cristian Eslava. La reflación está aquí para quedarse: ¿Qué consecuencia tendrá para los activos?
Tras el retroceso que han experimentado las tires de los bonos gubernamentales desde sus máximos de 2017 y la pausa que está viviendo el mercado de renta variable estadounidense, muchos inversores empiezan a cuestionarse si la reflación ya es agua pasada. Nosotros no pensamos que sea así. En nuestra opinión, el mercado simplemente se ha tomado un respiro pero el efecto reflacionario acabará madurando y generalizándose.
Si bien es cierto que en Estados Unidos los mercados ya han descontado (y sobreestimado) los efectos positivos de los estímulos fiscales de Trump, Europa y Japón se encuentran aún en una fase temprana de la reflación. La aceleración del crecimiento de los beneficios en esas dos regiones podría traducirse en los próximos meses en un mayor atractivo de las acciones europeas y japonesas frente a las estadounidenses. Pero vemos más indicios de reflación mundial.
Las condiciones económicas mundiales siguen resistiendo relativamente bien y los indicadores de confianza están mejorando en los mercados desarrollados, tanto para el consumo como para la manufactura. Las brechas de producción negativas se están cerrando en muchas economías y los precios de los productos manufacturados están tocando suelo, lo que resulta positivo para las perspectivas de inflación.
Y, pese a que los principales bancos centrales del mundo mantienen políticas monetarias acomodaticias, empiezan a plantearse una normalización gradual. La política fiscal, por su parte, se está volviendo más expansiva, aunque a ritmos muy diferentes según el país.
Las perspectivas para los mercados emergentes también mejoran, aunque persisten las diferencias entre países. Consideramos que China y la India siguen siendo los mejor posicionados, dado el potencial de expansión que muestra la demanda en ambas economías y la capacidad de sus respectivos gobiernos para acometer reformas estructurales.
Por estos motivos, mantenemos una opinión positiva con respecto a los activos de riesgo y, sobre todo, con respecto a la renta variable (principalmente de Europa y Japón). Sin embargo, también anticipamos un repunte de la volatilidad relacionado con los distintos riesgos geopolíticos que ya descuenta el mercado: la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas, las nuevas elecciones generales en Reino Unido y, más recientemente, el preocupante aumento de las tensiones con Siria y Corea del Norte.
En este entorno, creemos que los inversores deberían mantener sus coberturas a través de estrategias de volatilidad, exposición al dólar estadounidense y oro.
Pese al reciente repunte de la volatilidad, invertir en acciones globales frente a bonos sigue siendo la principal forma de apostar por la aceleración del crecimiento y la inflación que experimenta la economía mundial.
No obstante, creemos que cualquier enfoque de inversión también debería centrarse en reforzar la diversificación, ya que las tensiones geopolíticas están avivando la volatilidad del mercado.
En nuestra opinión, los inversores deberían plantearse añadir a sus carteras fuentes de diversificación adicional mediante estrategias de renta fija flexible, divisas e inversiones alternativas, y mantener una visión positiva en renta variable global.
Renta variable: Aprovechar la reflación en Europa con la vista puesta en las elecciones francesas
Creemos que el mercado europeo de renta variable se está convirtiendo en el más interesante para apostar por el efecto reflacionario, gracias a las positivas dinámicas de revisión de beneficios que registra la región.
También somos optimistas con respecto a la renta variable global y pensamos que Japón se verá particularmente beneficiado por su política fiscal expansiva.
Renta fija: Énfasis en el corto plazo y en la inflación
La mejora de las perspectivas de inflación respalda la normalización de la política monetaria de la Reserva Federal estadounidense (Fed). Con los tipos de interés de Estados Unidos al alza, los inversores deberían plantearse adoptar un enfoque flexible en renta fija que les permita gestionar la sensibilidad a los tipos de interés.
Además, hay que recordar que las divisas pueden contribuir a una mayor diversificación. Consideramos que los mercados de divisas continúan ofreciendo oportunidades de inversión. Mantenemos una opinión positiva para el dólar en la primera mitad del año y, además, creemos que puede contribuir a mitigar el riesgo en momentos de volatilidad del mercado. Las divisas de mercados emergentes también nos resultan interesantes, sobre todo las divisas de países exportadores de materias primas con un carry elevado.
Alternativas y coberturas: Identificar las coberturas más eficientes ante los riesgos de cola
Con todos estos riesgos geopolíticos sobre la mesa, nos parece importante reforzar la protección frente a las caídas mediante inversiones alternativas y la aplicación de coberturas. En este sentido, creemos que el oro podría verse beneficiado en momentos en los que otras clases de activo se resientan por las turbulencias del mercado.
Giordano Lombardo es CIO del Grupo Pioneer Investments, en donde es responsable de las actividades globales de inversión de la firma.
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Investment Zen. Entre la gestión propia y los mandatos, los ETFs
La adquisición de un vehículo (ETF) o un fondo de inversión indexado, referido a valores internacionales, que se entendería como gestión propia, se asemeja en la práctica a la contratación de un tercero.
También en esa modalidad, que no requiere contactarlo ni contratarlo, el administrador entrega recursos a un tercero, quien decidió la estructuración de un índice generalmente “activo”, y la mecánica de su administración: los valores y ponderaciones que forman parte del portafolio, así como cuándo y cómo sustituirlos o rebalancearlos.
Una gran diferencia es que el vehículo o fondo está a disposición de todos alrededor del mundo, gracias a que el gestor lo lista en alguna bolsa de valores, donde se negocia como una acción, mientras que un mandato se hace para un solo inversionista, con contrato de por medio. Un administrador puede elegir entre una larga lista de vehículos globales, regionales, nacionales o sectoriales ya configurados; por su parte, un mandato obedece a un portafolio que se va a configurar apenas, por lo que se deben discutir su horizonte geográfico y pretensiones, además de hacer variadas definiciones a medida del mandante.
La inversión en ETFs internacionales congrega las ventajas y beneficios descritos de la gestión propia y los mandatos. Si acaso, requieren labor de análisis y cierto nivel de especialización menores que la gestión propia pura. Fitch Ratings considera que la mera entrega de activos a un tercero no garantiza ni maximiza el potencial de rendimientos, ni que la gestión vaya a ser mejor o más eficiente que la que podría realizar un administrador directamente con sus medios. La calificadora aprecia, en cambio, que la figura permite aprovechar las capacidades de inversión de reconocidos gestores internacionales, propicia la transmisión de experiencia y conocimiento del mandatario al mandante, y es una forma de diversificar las decisiones, lo que contribuye a su vez a mitigar los riesgos de mercado. Fitch estima que las tres formas de acceder a instrumentos internacionales, es decir, gestión propia, vehículos o fondos y mandatos, pueden combinarse y ejecutarse a la vez para aumentar las posibilidades de mejorar el desempeño.
Columna de Fitch México escrita por Adriana Beltrán y Arturo Rueda
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Mike Vondran. La recuperación de Brasil será a cámara lenta
Después de 2005, el PIB real de Brasil se aceleró, principalmente como resultado de una mejora significativa en la acumulación de capital y la productividad. La crisis financiera global y la consiguiente inyección de liquidez por parte de los bancos centrales de las economías desarrolladas facilitaron las condiciones financieras para todos los mercados emergentes y para Brasil en particular. Como resultado, el crecimiento del crédito floreció, lo que a su vez apoyó la actividad económica.
La violenta salida de los flujos internacionales a raíz del ‘taper tantrum’ de mayo de 2013 y la caída de los precios de las materias primas desencadenaron una recesión sin precedentes en Brasil en 2015-2016, donde el PIB real se contrajo un 3,6%, después de haber disfrutado de un crecimiento del 3,5% durante la década anterior. Las debilidades estructurales precipitaron la recesión y al mismo tiempo, la incertidumbre política aumentó, culminando con el proceso de destitución de la presidenta Dilma Rousseff en 2015, que desbarató las finanzas públicas y aumentó la prima de riesgo soberano. Esto último costó al país su calificación crediticia.
Se prevé que el crecimiento real del PIB en Brasil sea de media del 2,5% durante la próxima década. En los últimos treinta años, los mercados emergentes en general han alcanzado considerablemente el nivel de desarrollo económico de los países maduros, pero recientemente el ritmo de esta convergencia ha disminuido. En este momento, América Latina necesitaría casi dos siglos para alcanzar el nivel de desarrollo económico del G7, el doble del tiempo requerido durante el período 2002-2007.
Además, se prevé que los importantes cuellos de botella en la oferta y los altos niveles de corrupción impedirán que el crecimiento alcance su potencial. Brasil ocupa actualmente el puesto número 81 entre los 138 países en el Informe de Competitividad Global del Foro Económico Mundial, que es menor (por ejemplo) que México (51/138) debido a su alta carga tributaria y corrupción. Brasil también se sitúa en 123 de 190 en la encuesta de facilidad para hacer negocios del Banco Mundial. Esperamos que Brasil salga de la recesión en 2017 (Anexo 2), ayudado por la mejora continua de la confianza, la caída de la inflación y la flexibilización de la política monetaria. La inflación, que ha superado en promedio la meta de inflación del 4,5% en casi 2,5 puntos porcentuales en los últimos cinco años, ahora se espera que promedie un 4,6% en 2017.
El banco central ha insinuado incluso que revisará la meta de inflación a la baja al 4%, lo que debería hacer caer las expectativas de inflación, si la medida se considera creíble.
Moody’s revisó la perspectiva soberana de Brasil de negativa a la estable y confirmó su calificación de Ba2. Una mejora, sin embargo, requeriría la aprobación de reformas clave y sólo es probable que ocurra después de las elecciones de 2018.
Hasta entonces, los riesgos para nuestra perspectiva tiene una tendencia bajista. El fiscal general pidió a la Corte Suprema que iniciara 83 investigaciones sobre políticos, incluidos miembros del gabinete, gobernadores de los estados y los jefes de la Cámara Baja y del Senado. El resultado de esta investigación podría afectar negativamente la reforma de pensiones aún pendiente.
Los pronósticos de menor crecimiento tienen un fuerte impacto en la proyección del tamaño de la clase media tanto a corto plazo como, más significativamente, a medio plazo. Se espera que el tamaño de la clase media en Brasil caiga al 3% en 2015 y en 2020 y a un 2% en 2030.
Brasil tiene el segundo mercado de seguros privados más grande del mundo, por detrás de Estados Unidos, pero la mezcla de una población envejecida, los casos crecientes de enfermedades crónicas y los altos niveles de reclamaciones implican un aumento en las tarifas de los planes y el coste para los bolsillos.
En Brasil, los contratos de trabajo que ofrecen un plan privado de salud son muy apreciados por los empleados. Por lo tanto, el 63% de los contratistas tienen planes de salud colectivos de negocios. El número de beneficiarios de los planes médicos aumentó un 17% entre 2009 y 2012, lo que señala el dinamismo del mercado y los datos demográficos favorables del país deberían impulsar la demanda de servicios de salud.
El país aún tiene una denominada «bonificación demográfica», que se estoma que dure hasta 2025. Después de esa fecha, Brasil entrará en un período de envejecimiento, con un aumento significativo en la proporción de ancianos sobre el total de la población. El fin de esta bonificación demográfica debería representar una oportunidad de mercado significativa para el sector de la salud y la atención sanitaria en Brasil. Y considerando las debilidades de los servicios públicos en este campo, es probable que los beneficiarios recurran a planes privados.
Manolis Davradakis es economista senior de mercados emergentes globales (excluido Asia) de AXA Investment Managers.
Pixabay CC0 Public Domain. Mark Mobius: El regreso de Argentina
En una reciente visita a Argentina, me interesé por ver cómo ha cambiado la situación con el liderazgo de una nueva administración y, en muchos casos, debido a la aplicación de reformas normativas constructivas. Todavía se está trabajando para abordar las dificultades existentes y, aunque a veces el camino a seguir puede resultar algo difícil, los avances que hemos observado hasta la fecha son prometedores. A continuación, mi compañero Santiago Petri, residente en Argentina y vicepresidente sénior, director ejecutivo senior de Templeton Emerging Markets Group, y yo mostramos nuestra opinión al respecto.
El presidente Mauricio Macri ha introducido diversos cambios, entre ellos la retirada de los controles de divisas con respecto al peso argentino, reformas tributarias, revisiones relativas al cálculo de las estadísticas de la inflación, nuevos nombramientos en el Banco Central y, lo que quizás resulta más importante, el saldo de la deuda con acreedores extranjeros, tras su prolongado impago.
Desde mi punto de vista, el primer año del presidente Macri ha estado marcado, en general, por decisiones determinantes e inteligentes. Un logro especialmente positivo ha sido la ley de amnistía fiscal. Además, la agencia de calificación Standard & Poor’s mejoró recientemente la calificación crediticia a largo plazo del país, sobre la base de los avances logrados al rectificar varios desequilibrios macroeconómicos, lo cual resulta alentador.
La gestión de los números
El crecimiento económico de Argentina ha resultado muy irregular y volátil a lo largo de los años. En los últimos diez años, la economía argentina ha experimentado cuatro años de contracción: 2009, 2012, 2014 y 2016. Sin embargo, también se han producido algunos repuntes positivos, con un aumento del crecimiento del producto interior bruto (PIB) del 10% en 2010 y del 2,5% en 2015. Tras la contracción de 2016, se prevé que el crecimiento del PIB de este año se recupere hasta alcanzar el 2,7%, con las nuevas políticas orientadas al crecimiento del presidente Macri.
Mientras tanto, la inflación ha tendido al alza durante la última década, con unos datos inferiores al 10% entre 2007 y 2009, que luego ascendieron a alrededor del 40% en 2016. La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner y su administración fueron acusados de haber manipulado las estadísticas de la inflación para ocultar los efectos perjudiciales de los numerosos gastos de sus programas y el creciente déficit fiscal que el Banco Central había financiado mediante la impresión de moneda. La administración atacó al Instituto Nacional de Estadística, encargado de publicar datos sobre el índice de precios al consumo (IPC), y despidió a estadísticos que presentaban datos considerados negativos o desfavorables.
Al llegar al poder, la nueva administración de Macri normalizó de inmediato el Instituto Nacional de Estadística, gracias a lo cual Argentina cuenta hoy en día con un instrumento más fiable para el seguimiento de la evolución de la inflación. Macri concedió al Banco Central una autonomía total y la autoridad monetaria parece estar logrando avances con respecto al control de la inflación.
Reducir la inflación de forma temporal desde unos niveles muy elevados es una tarea relativamente más sencilla que bajar la inflación a un rango de valores de un solo dígito, más sostenible y a largo plazo. Este es el principal desafío al que se enfrenta el Banco Central en la actualidad. Este año se prevé que la inflación se reduzca a aproximadamente el 22%, pero el gobierno todavía considera que se trata de una cifra demasiado elevada.
En 2016, las deficientes condiciones económicas provocaron que la tasa de desempleo de Argentina se disparase ligeramente por encima del 9%, pero se espera que se reduzca a alrededor del 8,5% durante este año.
En líneas generales, el mercado de valores de Argentina ha obtenido un desempeño inferior al MSCI Emerging Markets Index en los últimos diez años, si bien ya se han observado mejoras con el nuevo gobierno. En 2016, el índice Merval de Argentina aumentó más del 40% y ha subido casi el 30% en lo que va de año.
Las valoraciones de los títulos argentinos han empezado a ascender desde una ratio de precios/beneficios (PER) de aproximadamente tres veces los beneficios de 2012 hasta 12 veces los beneficios de 2016. Esta cifra todavía es inferior al nivel máximo alcanzado en 2007, año en el que el mercado de Argentina vendía a una PER promedio de 24.
Como muchas otras divisas de mercados emergentes, el valor del peso argentino ha bajado con respecto al dólar estadounidense. En 2012, un dólar estadounidense equivalía a unos 4,3 pesos argentinos, mientras que, hoy en día, equivale a 15,4 pesos.
Entramos en materia
Durante nuestra visita a Buenos Aires, mis compañeros y yo nos reunimos con una empresa latinoamericana líder en el sector del comercio electrónico. Ellos afirmaron que México y otros países de América Latina presentan un gran potencial debido a la creciente introducción de Internet. En concreto, los smartphones están cada vez más extendidos en todo el mundo y permiten a las empresas minoristas llegar a más clientes.
En uno de los bancos de Argentina, debatimos acerca de las repercusiones de la elevada tasa de inflación del país. El crecimiento de los préstamos del banco había llegado a situarse en torno al 35%, pero, al restar la tasa de inflación, el crecimiento real es de tan solo el 15%, aproximadamente. En la actualidad, hay un amplio diferencial entre su coste de fondos y sus préstamos, lo cual contribuye de forma positiva a la rentabilidad del banco. Los resultados de rentabilidad han sido favorables, al igual que en otros grandes bancos de Argentina. Señalaron que están avanzando con contundencia en el ámbito de la banca digital y que prestan especial atención a las generaciones más jóvenes (menores de 27 años) a fin de crear una clientela para el futuro.
En una empresa argentina de fabricación de tubos para campos petrolíferos nos informaron de que, tras unos años desastrosos provocados por la caída de los precios del petróleo y el desplome de la demanda de los tubos utilizados en la extracción de petróleo y gas, la situación estaba empezando a mejorar y la demanda de los tubos se estaba recuperando. La empresa tiene abiertas operaciones en todo el mundo y es testimonio de las capacidades técnicas, de gestión y emprendimiento de los argentinos.
La empresa, que es líder en el sector de la fabricación de tubos para campos petrolíferos de alta calidad, también posee fábricas en otras partes del mundo donde sus clientes desarrollan actividades de extracción de petróleo. Nos quedamos maravillados ante el oportuno momento que la empresa eligió para construir una nueva planta, cuando los precios del petróleo estaban en un nivel bajo y todavía seguían en descenso. Ahora que los precios del petróleo se han recuperado, han mejorado las perspectivas.
En una gran empresa siderúrgica, debatimos acerca del enorme exceso de capacidad de China, así como sobre el cierre de varias plantas de laminación de acero en ese país. Además de las operaciones que desarrolla en Argentina, la entidad también cuenta con instalaciones en otros países de América Latina. Los directivos de la empresa mencionaron que el coste de la mano de obra en México era mucho menor que en Brasil y Argentina. Debatimos acerca de la nueva administración estadounidense y de políticas que podrían imponer restricciones a las importaciones, así como sobre las repercusiones que estas podrían tener en sus negocios (que, en realidad, podrían resultar positivas en algunos casos).
Reformas constructivas
En 2001, Argentina incumplió el pago de más de 90.000 millones de dólares estadounidenses de su deuda externa y, al negarse a negociar con los acreedores, la anterior presidencia de Argentina dejó al país temporalmente incapacitado para acceder a los mercados de renta fija. En 2016, después de las iniciativas emprendidas por la administración de Macri para tratar de llegar a un acuerdo, Argentina fue capaz de volver a los mercados de capitales con una venta de bonos cuyos resultados se consideraron muy satisfactorios. En enero de 2017, el gobierno recaudó dinero a través de distintos instrumentos de deuda.
Además, el gobierno presentó un programa de amnistía fiscal para aliviar a los argentinos que habían declarado los activos que tenían depositados en el extranjero, pero que no habían pagado impuestos por ellos. Como consecuencia de la amnistía fiscal aplicable a estas posesiones en el extranjero, se declaró un total de 116.800 millones de dólares estadounidenses, que representan alrededor del 20% del PIB argentino.
El total de los activos declarados estaba compuesto por un 17% (20.500 millones de dólares estadounidenses) de bienes inmuebles, un 29% (33 600 millones de dólares estadounidenses) de cuentas financieras, un 29% (55 900 millones de dólares estadounidenses) de inversiones y un 6% (6 800 millones de dólares estadounidenses) de otros tipos. De los activos declarados, el 80% estaba depositado en el extranjero y el 20% se mantenía en el ámbito nacional. La recaudación de impuestos relacionada con la amnistía fiscal fue del 1,8% del PIB.
Consideramos que esta iniciativa es un avance muy prometedor, ya que prevemos que los inversores locales podrían asignar gran parte de los activos que ahora tienen en territorio nacional a valores locales, imprimiendo así un impulso a la economía argentina.
Cuando Macri llegó al poder, heredó un conjunto de distorsiones y desequilibrios macroeconómicos y microeconómicos, así como un deterioro del marco institucional.
Desde el punto de vista macroeconómico, la economía dependía de unos niveles de consumo nacional insostenibles para el crecimiento, además de encontrarse en una situación de crecientes déficits fiscales y bajos niveles de ahorros e inversiones. Desde el punto de vista microeconómico, para evitar caer en una crisis de la balanza de pagos, el anterior gobierno aplicó unos controles kafkianos sobre el comercio y los cambios de divisas.
En el ámbito nacional, cuando no pudieron controlar los precios directamente, las autoridades optaron por intervenir en el Instituto Nacional de Estadística, encargada de medir la inflación y otras estadísticas clave. Como no contaba con una fuente de fondos real para el Tesoro y había bloqueado su acceso a los mercados internacionales de capitales, el gobierno también decidió subordinar al Banco Central a sus necesidades financieras, activando un proceso de inflación incontrolada y pérdidas de reservas exteriores.
La nueva administración realizó nuevos nombramientos en el Banco Central con personal capaz de desactivar la bomba de relojería que sus precedesores habían causado mediante una agresiva expansión monetaria, agravada por lo que algunos consideran una emisión imprudente de futuros de divisas. Al mismo tiempo, las nuevas autoridades erradicaron los controles sobre los cambios de divisas y unificaron las diversas cotizaciones de los tipos de cambio en un solo sistema de «flotación sucia». Hoy en día, el Banco Central está aplicando un régimen centrado en la inflación y ha conseguido reducir de forma significativa la tasa de inflación.
La complicada situación económica heredada por la administración actual, dentro de la que se engloban los elevados niveles de pobreza, le impidieron adoptar políticas de línea dura para abordar el déficit fiscal a través de reducciones de los gastos, lo cual habría empeorado la contracción económica de Argentina.
En consecuencia, la estrategia gubernamental consiste en utilizar financiación extranjera y fijar, al mismo tiempo, unas metas de reducción del déficit graduales y decrecientes a medio plazo. A medida que la economía mejore, debería ser más fácil para el gobierno realizar ajustes en los gastos que si dichas medidas se tuviesen que tomar en un entorno de recesión.
Desde mi punto de vista, uno de los cambios más valientes de esta administración, que trasciende las medidas adoptadas para que la economía argentina se parezca a una economía orientada al mercado en otras partes del mundo, es una clara directiva del presidente Macri relativa a la transparencia. Parte de la contracción económica de 2016 estaba relacionada con un estricto proceso de auditoría relativo a la adjudicación y el pago de obras públicas, contaminado por la corrupción generalizada de la administración anterior. El proceso de auditoría obligó a la nueva administración a detener algunas obras públicas, ya que las nuevas autoridades se mostraban reacias a seguir pagando proyectos que se sospechaba que pudiesen estar relacionados con la corrupción.
Gracias al aumento de la transparencia en el proceso, ya se ha logrado una mayor eficacia. La construcción de carreteras (entre otras cosas) compete al Ministerio de Transporte, que afirma que ha sido capaz de reducir el coste de anteriores licitaciones en un 40% para el mismo proyecto.
Además, algunos proyectos viarios anteriores se abandonaron poco después de haberse puesto en marcha, con tan solo unos pocos metros de carretera construidos, a pesar de que el licitador ya hubiese abonado el pago total del proyecto. En cambio, los proyectos que la nueva administración ha emprendido ya están acabados.
Durante una década, Argentina ha sufrido una sequía de inversiones en infraestructura crítica relacionada con el sector energético, las carreteras, los ferrocarriles y los puertos, así como con los hospitales y las escuelas. La inversión privada es relativamente baja, y consideramos que crear un marco normativo previsible y transparente debería allanar el camino para proyectos nuevos y atractivos.
En el sector tecnológico, hay varias empresas exitosas que ya cotizan en bolsa, y creemos que podría haber muchas otras entidades aptas para empezar a hacerlo en el futuro próximo.
En nuestra opinión, la normalización de Argentina abre la puerta a muchas otras oportunidades de inversión significativas en el país. La completa retirada de los controles de capital, que obligaban a los flujos entrantes a permanecer en el país durante un tiempo antes de que se les permitiese salir de nuevo, fue un importante avance para los inversores.
La paciencia de las personas a prueba
Aunque hay muchas personas que quieren que el cambio se produzca de la noche a la mañana, el pueblo argentino entendió en gran medida los problemas a los que se enfrentaba el ejecutivo actual cuando llegó al poder y comprendió que llevaría tiempo revertir la situación. La demora o la ralentización de la recuperación económica de Argentina afectó de forma negativa a los niveles de confianza, pero, en general, las personas conservan el optimismo con respecto al futuro.
La economía alcanzó valores mínimos en la segunda mitad de 2016 y, desde entonces, se ha recuperado con mucha moderación, aunque no en los sectores relacionados con el consumo, por lo que es posible que la población general no esté notando este repunte. Ante la ausencia de una recuperación económica más categórica, se han generado dudas con respecto al gobierno.
Es probable que la economía y la actitud de los consumidores resulten cruciales para las elecciones de mitad de período del Congreso que tendrán lugar a finales de octubre de este año. El triunfo de la administración actual debería ayudarle a cargar las pilas para enfrentarse a la segunda mitad del período, sabiendo que cuenta con el apoyo necesario para seguir adelante con su programa vigente. En cambio, una derrota podría preparar el camino para la consolidación de la oposición y traer consigo un período de final de mandato más complicado para Macri.
Hace muy poco, fuimos testigos de una manifestación espontánea en pro del gobierno en el país, que atrajo a un número considerable de personas a favor de que el gobierno siguiese adelante con su trabajo (aunque no necesariamente respaldaba al gobierno al 100%). Los observadores consideraron este acontecimiento como una manifestación en defensa de las instituciones democráticas y contra algunos intentos por parte de facciones radicales de la oposición, bajo el liderazgo de la expresidenta Kirchner, de poner trabas al gobierno y generar un entorno social belicoso.
Somos conscientes de que es difícil para el gobierno de Macri realizar todas las reformas que quisiera, ante los desafíos políticos a los que se enfrenta a corto plazo. Sin embargo, prevemos que, tras las elecciones de mitad de período (suponiendo que los partidarios de Macri salgan reforzados de ellas), es probable que se aceleren las reformas que todavía están en proceso de aplicación. Si Macri consigue mantenerse en este camino (pese a algunos puntos débiles en relación con el consumo, como el aumento del precio del combustible y las restricciones de los aumentos salariales), creemos que las perspectivas de Argentina para el futuro podrían ser bastante buenas.
Mark Mobius, Ph.D., es presidente ejecutivo de Templeton Emerging Markets Group.
Pixabay CC0 Public DomainFoto: didgeman. Gestionar pensando en los riesgos políticos
Las elecciones estadounidenses han dado lugar a profundos cambios de tendencia en los mercados financieros. Términos como inflación o «reflación» han ocupado el lugar del temor a la deflación. Las acciones y la deuda corporativa registran comportamientos claramente positivos, mientras que los tipos de interés están subiendo en los países desarrollados.
Los inversores se han posicionado rápidamente para aprovechar estas nuevas tendencias y la apuesta por la «reflación» parece actualmente bastante generalizada.
¿Dónde nos encontramos tras un primer trimestre de buenas rentabilidades en los mercados de activos de riesgo? ¿Todavía hay razones para creer en el cambio de régimen impulsado por EE. UU.? ¿Cómo influye la prima de riesgo político europea en los mercados de la zona euro? ¿Los mercados emergentes pueden representar una buena alternativa a los países desarrollados?
El cambio de régimen en EE. UU. es real… tanto como lo sea el programa de reformas del nuevo presidente estadounidense
Tras la elección de Donald Trump como presidente, los EE. UU. han iniciado un cambio de régimen. La economía se ha recuperado totalmente de la crisis financiera de 2008 y los temores a la deflación han dejado su lugar a los «estímulos». En EE. UU., la expansión cíclica debería prolongarse gracias a la perspectiva de aumento del gasto público. Los estímulos presupuestarios y el éxito de la reforma fiscal estadounidense serán los factores clave que favorecerán a las bolsas. Sin embargo, la incertidumbre en materia de política económica sigue siendo extremadamente elevada y provoca una dispersión más acusada en el comportamiento de la bolsa, así como violentas rotaciones sectoriales.
En la renta fija, este nuevo régimen augura el fin de un ciclo de bonanza en este tipo de activo, la subida de la inflación y el endurecimiento monetario que conduce a una subida de los tipos de interés. Todas las miradas se dirigen hacia la Reserva Federal, cuyas proyecciones apuntan a tres subidas de tipos en 2017 y 2018. Sabemos que los mercados descuentan un ritmo de subidas mucho más lento y que el valor razonable de los bonos del Tesoro de EE. UU. a 10 años se sitúa en torno al 3 %, de ahí que nos parezca pertinente estar infraponderados en duración estadounidense, pese a que la Fed se ha comprometido a endurecer progresivamente las condiciones monetarias. En conjunto, esperamos que los posicionamientos en torno a los estímulos se generalicen entre los inversores en un contexto de ampliación de la recuperación económica.
La evolución de los mercados seguirá dependiendo enormemente de la confianza de los inversores en la capacidad de Donald Trump para desarrollar la política económica que ha prometido.
El descenso del riesgo político europeo, una condición indispensable para la revalorización de las bolsas
El crecimiento de la zona euro sigue acelerándose. La confianza de las empresas y los beneficios han mejorado, mientras que la inflación se ha reactivado. El efecto Draghi, vigente desde 2012, debería desvanecerse si la reducción del programa de relajación monetaria del BCE se produce antes de lo previsto. El riesgo de cola, como una posible victoria de los partidos euroescépticos en Francia y una fragmentación del espectro político en Italia, son fuente de una gran incertidumbre. Estos factores demandan un enfoque táctico y prudente en los mercados de renta fija pública europeos.
La prima de riesgo de la bolsa europea ya ha descontado ampliamente los riesgos políticos existentes. Las elecciones francesas constituirán un hito decisivo. Las acciones de la zona euro presentan valoraciones atractivas en un momento en el que el posicionamiento de los inversores, aunque está aumentando, sigue todavía muy lejos de los máximos anteriores. Cuando se atenúe el riesgo político, esperamos un reposicionamiento de los inversores en las acciones de la zona euro. En el mercado de deuda corporativa, los diferenciales han alcanzado mínimos históricos, lo que justifica algunas recogidas de beneficios.
Sin embargo, la deuda corporativa europea sigue siendo interesante, ya que se beneficia de un marco normativo favorable a los tenedores de bonos, unos balances en proceso de mejora y unas valoraciones relativamente atractivas.
La deuda emergente es atractiva dentro del universo de renta fija
Lejos de las inquietudes de los últimos años, los mercados emergentes se han presentado como un valor sólido en este comienzo de año. Con unos fundamentales sólidos gracias a un crecimiento el doble de fuerte que el de los países desarrollados, su demanda interna se ha reforzado y sus desequilibrios exteriores se han reducido.
El riesgo chino se ha moderado y el crecimiento del PIB sigue estando en consonancia con los objetivos del gobierno, que cada vez tolera más una reducción del crecimiento con el fin de gestionar los riesgos financieros. Por lo tanto, el aterrizaje suave de China no debería convertirse en un riesgo sistémico este año.
Por su parte, Latinoamérica se beneficia de un retorno a la normalidad en lo que respecta a su deuda y sus monedas. La deuda emergente ofrece rendimientos previstos interesantes, aunque es crucial diferenciar dentro de los segmentos del mercado. La vulnerabilidad de la deuda pública emergente a las medidas políticas del presidente Trump no es homogénea, lo que nos lleva a preferir los segmentos de alto rendimiento con un historial específico, como Argentina o Brasil. Además, las monedas de los países emergentes latinoamericanos presentan un potencial alcista importante.
Columna de Candriam escrita por Nicolas Forest, responsable global de Gestión de Renta Fija y Nadège Dufossé, responsable global de Asset Allocation.
Pixabay CC0 Public DomainFoto: Geralt. Hablemos de tecnología en los fondos de inversión
Los fondos de inversión han servido su propósito desde que se creó el primero en Los Países Bajos en 1774 y, si bien han cambiado, necesitan un toque extra para que puedan trascender un poco más. Este modesto modificador es claramente la tecnología, y hablaré en este espacio de las diferentes ventajas y aplicaciones que ésta puede tener en el mundo de los fondos de inversión.
Democratizando
En todas las industrias que han sido tocadas por la tecnología, la democratización —derivada de la reducción de costos— ha sido de los primeros beneficios. Este tipo de prerrogativa es especialmente importante en la industria financiera, incluidos los fondos de inversión. Siendo México un país en el que tan solo el 30% de las personas invierte, es importante y necesario facilitar el acceso a vehículos de inversión como los fondos de inversión.
Reducir las barreras de entrada y las comisiones será uno de los primeros pasos en los que la tecnología ayudará al país y a todos los mexicanos. Es bien sabido que los montos de apertura de contrato eran muy altos, siendo 100.000 pesos mexicanos el promedio entre las operadoras. Hoy en día, hay muchas opciones que empiezan desde 10.000, beneficiando a un gran número de personas. Esta reducción y beneficio a las personas no es más que un síntoma de lo que la tecnología implica para las empresas. La posibilidad de utilizar código abierto y tener una base de programadores revisando y mejorando cada línea reduce altos costos y robustece el ecosistema, creando un círculo virtuoso.
Complementando
Desde el principio de los tiempos, la tecnología ha sido vista como el enemigo del humano, la eterna suplente de las personas. Conforme la tecnología se ha ido desarrollando, hemos visto que ha sido un miedo infundado y, sobretodo, dañino. La tecnología ha servido como una herramienta de progreso para el ser humano, pero a fin de cuentas a nuestra merced. Así como un martillo es inútil sin alguien que agarre el mango y lo utilice con un fin para el que es apto, la tecnología se hace inútil si le quitamos el factor humano. Nadie entiende a una persona como lo hace otra persona, y es algo que no se puede dejar pasar.
Transparentando (Rindiendo cuentas, enseñando…)
Las finanzas tienen un estigma. Las persiguen adjetivos calificativos como «difíciles» y «confusas» entre muchos otros. Esto se ha debido a la sofisticación a la que hemos apelado a la hora de crear instrumentos financieros, estrategias para tener ganancias extraordinarias e incluso el arquetipo de lo que significa ser un verdadero «Lobo de Wall Street».
La tecnología —el internet en específico— ha permitido la masificación de la información, y si bien esto ha resultado en poligamia informática, es una gran oportunidad para enseñar a más personas sobre finanzas: qué son y cómo funcionan.
Asimismo, el que las personas tengan la posibilidad de acceder a sus saldos en cualquier instante desde cualquier lugar es algo sin precedentes. Ya no se tiene que esperar al estado de cuenta mensual, simplemente se necesita llevar la mano al bolsillo, desbloquear el celular y al alcance de un dedo se tienen los rendimientos diarios y el saldo al día.
Optimizando
Si algo he visto de primera mano que ha facilitado la tecnología, es la optimización de procesos anticuados y burocráticos. Esta optimización es la que ha llevado a la reducción de costos previamente mencionada. Reduciendo tiempos de espera en la apertura de contratos, en ejecución de órdenes y en resolución de dudas, es definitivo que la tecnología ha ayudado a muchas empresas financieras a reinventarse.
Un punto que no se debe de descuidar cuando se habla de tecnología —y que ha afectado a diversa empresas de base tecnológica— es la regulación. Siendo la tecnología tan cambiante, las leyes tienen que empezar a modificarse para cubrir escenarios que antes no estaban considerados. Está en puerta la Ley Fintech (Ley de Tecnología Financiera) la cual esperamos facilite la adopción de tecnología de alto nivel, y nos permita seguir mejorando la experiencia de inversión para las personas y la seguridad para las empresas y el país.
Sigamos la conversación
La tecnología avanza cada día, y no podemos ser ajenos a ella. Platiquemos más sobre más ejemplos y los beneficios tangibles. Es momento de abordar la conversación. Es momento de renovarse o morir.
Aprovechemos la tecnología, pero sin descuidar —y mucho menos sustituir— a las tan valiosas personas.
Columna de Luis Kentzler, product manager de GBMfondos