CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto Anik Shrestha. Amundi diseña un fondo que ofrece protección parcial de capital
Con los tipos de interés en niveles mínimos récord, el método tradicional de colocar dinero en cuentas de ahorro se vuelve cada vez menos atractivo. Si bien una vez pudieron suministrar un crecimiento de capital decente o incluso rentas, el rendimiento real entra a menudo hoy en terreno negativo si se tiene en cuenta la inflación. Esta situación supone un reto para cualquiera que busque hacer crecer su capital a través de cuentas de ahorro.
La alternativa es invertir. Sin embargo muchos son recelosos de tomar este camino debido a la volatilidad causada por la inestabilidad política y económica. Por ese motivo, Amundi ha diseñado un fondo que ofrece una solución con protección parcial de capital para aquellos que quieran incrementar sus retornos evitando al mismo tiempo elevados niveles de riesgo.
Amundi Funds Protect 90 cuenta con una característica especial que asegura beneficios, de forma que el fondo nunca caerá por debajo de su valor liquidativo registrado desde su lanzamiento, independientemente de las tendencias de los mercados financieros. La garantía de capital sube a medida que sube el valor liquidativo, suministrando seguridad frente a las incertidumbres económicas y financieras.
Una inversión protegida significa ser capaz de adaptarse a diversas situaciones de mercado con el doble objetivo de buscar rentabilidad y proteger el ahorro.
Invertir en un amplio universo
Amundi busca reducir el riesgo para los inversores operando en un universo de inversión amplio y diversificado, gestionando al mismo tiempo el fondo de forma activa para adaptarse a unas condiciones cambiantes de los mercados. este enfoque equilibrado suministra exposición a diferentes fuentes de rentabilidad descorrelacionadas así como acceso a una amplia gama de oportunidades de inversión
Pudiendo invertir en toda clase de activos, incluyendo acciones, bonos, divisas, inversión inmobiliaria y materias primas, Amundi es capaz de amortiguar la rentabilidad a largo plazo, conduciendo a una rentabilidad potencial más alta. La estrategia de diversificación también cubre todos los sectores y regiones geográficas, incluyendo Europa, Norteamérica, Asia-Pacífico y países emergentes.
El equipo del Amundi Funds Protect 90 refuerza este amplio y diversificado enfoque de inversión expresando sus visiones de inversión en una de las formas más eficientes. Esto significa conservar todo tipo de vehículos de inversión, incluyendo ETFs, fondos indexados, fondos de gestión activa, instrumentos del mercado monetario y derivados (principalmente futuros) así como inversión directa en acciones y bonos de compañías de gran, mediana y pequeña capitalización.
En caso de fuerte caída de mercado, el fondo puede inveritr hasta el 100% en instrumentos del mercado montario. En tal caso, no se beneficialría de su potencial de rentabilidad de los activos más dinámicos.
Tranquilidad para inversores prudentes
Amundi Funds Protect 90 ofrece un gran atractivo tanto para aquellos que estén dando sus primeros pasos en los mercados financieros como para inversores experimentados que busquen una estrategia temporal de menor riesgo hasta que cambien las condiciones económicas.
Aunque Amundi recomienda un periodo mínimo de inversión de al menos 3 años, la liquidez diaria significa que se tiene acceso al dinero en cualquier momento que se necesite, ofreciendo tranquilidad al inversor prudente en momentos de incertidumbre económica y de mercado. Desde 2008, Amundi ha lanzado con éxito estrategias similares para sus redes asociadas en Europa y Asia. Amundi Funds Protect 90 ofrece un nuevo enfoque para aquellos que busquen impulsar sus retornos sin exponer su inversión a elevados niveles de riesgo.
Isabelle de Malherbe es directora de Especialistas de Producto de Soluciones Estructuradas de Amundi.
La visión más constructiva que tienen los inversionistas sobre México está basada, en parte, en la resistencia que ha mostrado la tasa de crecimiento de la economía. El PIB creció 2,3% anual durante los primeros dos meses del año, la misma tendencia que registró la economía en 2016. El crecimiento se mantiene resiliente debido al crecimiento del sector servicios.
Los servicios se mantienen creciendo a pesar de una débil producción industrial y un fuerte choque de ingresos como consecuencia de la transformación de México de ser un exportador neto a un importador neto de petróleo y productos derivados. Atribuimos dicha resistencia al excelente trabajo que ha hecho el Peso mexicano como amortiguador. La depreciación del Peso impulsó el ingreso de las familias de menores ingresos al proveer un impulso a las remesas en pesos.
La producción industrial se mantiene débil debido a la contracción en la producción de petróleo, que se prevé se reduzca 10% este año.
El sector de la manufactura y construcción han mejorado a tasas anuales, pero la construcción se mantiene débil. El sector manufacturero fue apoyado por un aumento en las exportaciones, especialmente hacia Estados Unidos. Sin embargo tenemos dudas sobre la sostenibilidad del repunte en las exportaciones, ya que el sector automotriz en Estados Unidos ya está mostrando señales de desaceleración. A pesar de que el aumento en las exportaciones ha ayudado al crecimiento de las tasas anuales, los niveles se mantienen por debajo de los de 2015.
Los servicios se mantienen creciendo apoyados por un sólido crecimiento anual en el consumo. Pero por un tiempo los consumidores en México han estado realizando compras sin confianza.
Creemos que la falta de confianza se verá reflejada en una baja del consumo. Otros determinantes del consumo también apuntan a una desaceleración: mayores tasas de interés reales después de los recientes aumentos de tasas por parte del banco central desacelerarán el crecimiento del crédito; la inflación por encima del 5% provocará que los salarios reales se contraigan por primera vez en los últimos tres años; y es muy probable que las remesas en pesos se contraigan en términos anuales durante la segunda mitad del año.
El balance de los riesgos al crecimiento ha mejorado
Un crecimiento mejor al esperado al final del año, apoyado por una mejora en las exportaciones y un consumo resiliente añade riesgos al alza para nuestra perspectiva de crecimiento de 1,3% del PIB para 2017. Algunos analistas han regresado su pronóstico a niveles del 2%, también debido a la percepción de menores riesgos de las políticas de Estados Unidos. Pero nosotros mantenemos nuestra perspectiva ya que prevemos que el gasto doméstico (consumo, inversión y gasto de gobierno) caigan, y porque creemos que México está muy expuesto a las políticas fiscales, monetarias y comerciales de Estados Unidos. Reconocemos que la probabilidad de los escenarios más desastrosos se ha reducido, pero los recortes fiscales, mayores tarifas y limitaciones al comercio, y mayores tasas de interés en EE.UU. todavía pueden volverse una realidad.
La inflación sigue creciendo, con una tendencia incómoda en la inflación de servicios
La tasa de inflación ya se encuentra por encima del 5,6%, su nivel más alto desde 2009. La inflación subyacente también sigue aumentando y se encuentra en 4,8%. La mayor parte del aumento puede ser atribuido al traspaso del tipo de cambio a la inflación, tras la depreciación del Peso de los últimos tres años y debido al fuerte aumento en las tarifas energéticas de principio de año. Prevemos que la alta inflación sea temporal.
Aparte de la desaparición de los efectos base de los choques de oferta, la desaceleración económica y las acciones de política monetaria por parte del Banco de México ayudarán a mantener la inflación por debajo del 4% en 2018. Pero la inflación de servicios está aumentando de forma incómoda y ya se encuentra por encima del objetivo de Banxico de 3% para la inflación general.
La alta inflación de servicios es preocupante porque significa que el cambio en los precios relativos después de la fuerte depreciación del peso se dará con altos niveles de inflación. De la misma forma, podría reflejar una contaminación de los choques de oferta sobre la formación de precios, aunque el banco central insiste que el aumento en la inflación de servicios está en línea con el impacto de mayores precios de energéticos. Finalmente, la creciente inflación de servicios podría estar señalando una economía con presiones de demanda.
Banxico todavía no baja la guardia
En el contexto de un deterioro en la mezcla crecimiento-inflación, prevemos que Banxico seguirá aumentando sus tasas en línea con la Reserva Federal de Estados Unidos por un tiempo, pero en algún punto, las políticas monetarias probablemente se separarán. Prevemos que el Banco de México aumente 25 puntos base en septiembre, junto con la Fed, y permanezca en espera lo que queda del año. A pesar de la esperada desaceleración en la actividad económica, un ciclo de recortes está lejos de aparecer en el horizonte. En cualquier caso, el riesgo es hacia mayores alzas que la valuación actual del mercado dado que la inflación de servicios sigue al alza. Nuestros estrategas creen que los cambios de políticas en Estados Unidos son un riesgo para el Peso, y su percepción es que Banxico intervendrá para evitar la excesiva volatilidad.
Se acerca la consolidación, pero los retos estructurales se mantienen
México está mejorando su posición fiscal después de un importante deterioro, pero la mayor parte de este avance está basado en transferencias no recurrentes del banco central. Es casi una realidad que el balance primario se transformará a un superávit este año, y la Secretaría de Hacienda tiene como objetivo un superávit por encima del 1%, después de una transferencia de 1.5% del PIB por parte del Banco de México. Mover el balance primario de un déficit a un superávit es un desarrollo importante. Pero el verdadero reto llegará el próximo año con las elecciones federales (y muy probablemente) sin una transferencia de Banxico. Vemos un problema estructural ya que existe una brecha de varios puntos porcentuales entre los ingresos recurrentes y el gasto total que necesitará corregirse.
Cae la probabilidad de eventos desastrosos
Se mantienen los riesgos a la baja, pero la mayoría tienen una menor probabilidad, comparado al mes pasado. Parece que las políticas de la administración de Donald Trump serán menos extremas que como se pensó inicialmente. Las agencias calificadoras parecen estar menos inclinadas a bajar la calificación de México, comparado a unos meses atrás, gracias a los riesgos al alza para el crecimiento y a la percepción de políticas menos extremas en los Estados Unidos.
Columna de BofA Merrill Lynch Global Research escrita por Carlos Capistrán, economista en jefe para México
Pixabay CC0 Public DomainFoto: geralt. La inteligencia artificial no está llegando…ya está aquí
En el Mobile World Congress (MWC) de este año en Barcelona, el fundador de la compañía de tecnología y telecomunicaciones SoftBank hizo una audaz declaración: Masayoshi Son comentó que “el día en el que la inteligencia artificial sobrepase el cerebro humano… llegará en los próximos treinta años”. Una gran afirmación que hacer en un evento en el que también se celebró el relanzamiento del Nokia 3310.
La inteligencia artificial (AI) tiene una larga historia. Primero prometió prosperar en la década de 1950, cuando los programadores comenzaron a entrenar a los ordenadores para aprender patrones a partir de un conjunto de datos. Desde entonces, la definición de AI ha ido progresando hasta abarcar cualquier tecnología que perciba el mundo exterior, procese esa información y actúe dando una respuesta.
Hasta hace poco, o bien las máquinas no tenían la “potencia computacional” necesaria para ejecutar los algoritmos necesarios, o los conjuntos de datos eran insuficientemente grandes como para contener la información suficiente para un entrenamiento útil. Además, la capacidad que se le ha dado a los ordenadores para resolver complejas ecuaciones diferenciales o jugar al ajedrez ha sido relativamente fácil, pero sin embargo ha sido casi imposible darles habilidades básicas como caminar o agarrar cosas. Esto se conoce como Paradoja de Moravec.
Ahora bien, la aparición de la verdadera inteligencia artificial es una posibilidad real. Esto se debe a la convergencia sin precedentes de la poderosa información basada en la nube, la tecnología móvil y al auge del Big Data. Mejores procesadores significan que los ordenadores pueden procesar más datos sobre el mundo exterior más rápido que nunca.
Sin embargo, es importante entender que gran parte de lo que la AI actual ya está logrando está “entre bastidores” o es simplemente un punto de partida. Y el desarrollo del smartphone ha sido clave para esto. La ley Moore (que indica que el rendimiento de los chips se duplica cada dos años), significa que un smartphone promedio ahora tiene poder de información mucho más allá que el superordenador más grande de hace cincuenta años.
Combinado con la conectividad permanente y varios tipos de sensores, el teléfono inteligente se ha convertido en una de las herramientas de recolección de datos más potentes del mundo. Cada día personas de todo el mundo utilizan su teléfono para controlar la ingesta de calorías, hacer compras y cada vez más, a través del “internet de las cosas”, controlar las máquinas en su entorno. La información resultante puede ahora ser almacenada, analizada e interpretada de forma relativamente barata, de modo que casi todos nuestros teléfonos incluyen hoy por hoy alguna forma de inteligencia artificial.
Por ejemplo, en el mundo del transporte, los algoritmos de planificación de ruta que se adaptan a las condiciones cambiantes del tráfico ya forman parte de nuestras vidas cotidianas. Y mejoras menores como el estacionamiento automático y el control del crucero adaptativo están en un proceso similar. Ahora, rutinariamente nos comunicamos con nuestros ordenadores a través de asistentes virtuales como Alexa de Amazon, Siri de Apple y el asistente de Google. Incluso en el mundo de los servicios financieros, la inteligencia artificial se utiliza para calibrar las decisiones de inversión en forma de robo advisors como Wealthfront, proporcionando servicios automatizados e incluso detectando el fraude.
También en la medicina
Sin embargo, estos adelantos se están preparando para impulsar una nueva ola de innovación, inteligencia y automatización en las próximas décadas. Tesla presume de que sus vehículos ya “cuentan con el hardware necesario para una capacidad de conducción autónoma completa a un nivel de seguridad sustancialmente mayor que el de un conductor humano”.
Mientras tanto, en el campo de la medicina, las posibilidades de salvar vidas son aún mayores. Un equipo del Imperial College de Londres ha desarrollado inteligencia artificial que puede diagnosticar la hipertensión pulmonar con una precisión del 80%, en comparación con el 60% de precisión habitual de los cardiólogos. Google, por su parte, ha logrado resultados de última generación utilizando la AI para identificar el cáncer de mama. Y mientras que los asistentes virtuales actualmente entienden y reaccionan a nuestros comandos, no debemos sorprendernos si empezamos a verlos predecir y apoyar nuestras acciones en el futuro.
Estos cambios en nuestro mundo tendrán, directa e indirectamente, un impacto dramático en las empresas en las que invertimos. Por ejemplo, el trabajo de compañías como Google, Tesla y Uber en coches sin conductor amenaza no solo a los gigantes automovilísticos establecidos, sino también a las empresas que los apoyan. Coches guiados por AI se moverán de manera diferente, pero también pueden ser adquiridos, reparados y, con la eliminación del error “humano”, asegurados de manera diferente también.
Es probable que esta disrupción cree tantas industrias y asociaciones como destruye. Para entender cómo esto podría afectar a los inversores, basta con mirar el S&P 500. En 1960, una acción típica habría estado presente en el índice alrededor de 60 años. Treinta años más tarde, es cifra se redujo a 20 años. La tendencia actual es ahora hacia los 12 años. El rápido ritmo al que progresa la tecnología hace que las empresas sean cada vez más vulnerables a la disrupción. Desde 1989, todos los rendimientos a largo plazo del S&P 500 provienen de sólo el 20% de las acciones. Como resultado, esta vulnerabilidad a la disrupción es algo que hemos elegido activamente en nuestra compañía para incluir en nuestro análisis.
Los beneficios potenciales de la AI han llevado a algunos a comparar su avance con la próxima revolución industrial. De la misma manera que las máquinas de vapor cambiaron las economías rurales y la mano de obra, la AI tiene el potencial de transformar modelos de negocio enteros. Como inversores, es nuestro trabajo reconocer a las compañías que liderarán y se beneficiarán de esos cambios, así como aquellas capaces de resistirlos. Sin embargo, aceptar y adaptarse a esos retos será parte de lo que hace que los próximos treinta años sean tan emocionantes.
Columna de Allianz Global Investors escrita por Sebastian Thomas, technology portfolio manager
Foto: Bruno Scramgnon / CC0 Pexels. Los fondos en dólares de Argentina crecieron más de un 50% en abril
Abril fue un mes particular para los Fondos Comunes de Inversión en dólares argentinos.
Si bien ya mostramos en una publicación anterior el crecimiento exponencial que tuvieron los fondos de este país en un año, el mes pasado, los fondos en moneda extranjera fueron los destacados. En un mes, solo los fondos de renta fija en dólares tuvieron un aumento de su patrimonio del 52%. (Fuente: CAFCI)
¿A qué podemos atribuir esto?
Principalmente a 2 factores:
Fin del blanqueo.
El 31 de marzo finalizó el blanqueo más grande de la historia Argentina, y uno de los más grandes que hubo en el mundo. Junto con el blanqueo, nuevos fondos en dólares antes ocultos ahora se incluyeron en el sistema financiero local.
De la amnistía fiscal recién terminada, se estima que 23.500 millones de dólares ingresaron al país. De eso, el 3 de Abril se liberaron casi 8.000 millones que se habían sincerado en las primeras dos etapas, y debieron permanecer inmovilizados los primeros 3 meses del año.
Tipo de cambio nominal e índice de tipo de cambio real multilateral en mínimos
Como podemos ver en el gráfico de abajo, cada vez que el tipo de cambio llegó a alrededor de $15,30, fue percibido como el nuevo mínimo en el mercado de divisas.
En abril ese mínimo fue perforado llegando a menos de $15,10 (dólar divisa comprador Banco de la Nación Argentina).
A su vez, el gobierno comunica que el tipo de cambio que le importa, en realidad es el del Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral. Este índice mide el precio relativo de los bienes y servicios de la economía argentina con respecto a los de un grupo de países con los cuales se realizan transacciones comerciales (BCRA).
En otras palabras, compara los precios locales con respecto a los de los principales socios comerciales. Cuando es más bajo, significa que somos más caros para el resto del mundo, y viceversa.
Como se puede observar en el mismo gráfico, a fines de marzo esta variable volvió a tocar los mínimos, y lo perforó llegando al ITCRM más bajo de toda la gestión del gobierno actual.
Estos dos acontecimientos, son acompañados por la falta de profundidad financiera en dólares de Argentina. Mientras los depósitos a plazo fijo en dólares, pagan menos del 1% anual, los FCIs aparecen como una forma simple y diversificada de invertir en diversos instrumentos y obtener así un rendimiento casi siempre como mínimo, del doble que estos depósitos a plazo en moneda extranjera.
Los principales ganadores
Hoy en día, los fondos de renta fija en dólares más grandes del país pertencen a 3 importantes bancos. El Galicia, que con sus fondos Fima Renta Dólares I y II cerró con el mes con más de 709 millones de dólares ; Santander, cuyos fondo Superfondo Renta Fija Dólares I y II terminaron el mes con más de 461 millones; y el ICBC, con el fondo Alpha Renta Fija Global que tiene más de 181 millones de dólares.
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Andreas Poike. ¿Dónde hay valor en el mundo?
Con el promedio industrial Dow Jones llegando a 21.000 en el primer trimestre del año y con el S&P 500 habiéndose cuadriplicado desde los mínimos de marzo de 2009, muchos inversores están comenzando a buscar valor en las bolsas fuera de EE. UU. El ratio precio-beneficio cíclicamente ajustado (CAPE) en el índice S&P 500 solo ha sido más alto dos veces en la historia: en 1929 y en 2000.
¿Pero a dónde debemos ir?
Según los ratios de precio/ganancias (PE) y la rentabilidad por dividendo, Europa y los mercados emergentes parecen ofrecer el mejor valor relativo. El riesgo extra de divisa y las materias primas que surge de invertir en valores de mercados emergentes ha mantenido alejados a algunos inversores. Sin embargo, la perspectiva económica cada vez mejor de Europa y muchas empresas familiares han comenzado a llamar la atención de los inversores estadounidenses. En una conferencia reciente de servicios financieros en Europa, notamos que la asistencia de inversores provenientes de EE. UU. crecía año tras año, a pesar de los bajos niveles.
Por supuesto, en los últimos seis años se observaron muchos falsos amaneceres en los valores europeos. Al comienzo de cada año, se pronosticó un crecimiento de las ganancias corporativas europeas del 10 al 12 %, aunque luego solo se llegó a un nivel relativamente estable del 2 %. Sin crecimiento de las ganancias, las acciones de la región han quedado rezagadas.
Sin embargo, creemos que la tendencia del rendimiento se puede revertir a favor de Europa sobre EE. UU. El argumento básico a favor de Europa es el siguiente:
Las acciones de Europa están más baratas que las acciones de EE. UU.: las acciones europeas están valuadas en un descuento de PE de 2,4 puntos en relación con las acciones de EE. UU. Históricamente, Europa ha sido valuada en un descuento de PE de 1,5 veces.
Los márgenes de ganancias en EE.UU. se han recuperado por completo pero han disminuido en Europa: este fenómeno se revela mediante los datos de valoración durante el ciclo como CAPE y múltiples índices de precio a valor contable que muestran que el descuento de valoración de Europa es significativo.
El Banco Central Europeo (BCE) es aún más flexible que la Reserva Federal: la Reserva Federal aumentó las tasas de interés tres veces desde diciembre de 2015 y los mercados futuros de los Fondos Federales esperan al menos 1 o 2 aumentos más de la tasa al final del año. Se dice que el BCE podría elevar las tasas antes de estrechar su programa de compra de bonos, pero esto aún no ha sucedido.
La economía europea se está recuperando: los principales indicadores de la economía de EE. UU. son fuertes, pero en Europa también lo son, así lo demuestra la comparativa entre las cifras de PMI compuestas más recientes para EE. UU., la Eurozona, Reino Unido y Japón. En general, una lectura superior a 50 indica una actividad comercial en expansión.
La debilidad del euro debería ser un impulso para las exportaciones europeas: aproximadamente el 50% de los beneficios empresariales de Europa provienen de mercados extranjeros. Las compañías con gastos expresados en euros y las ganancias expresadas en dólares verán un beneficio.
Una pregunta interesante para los inversores es si deben adherirse a las empresas alemanas, suizas y escandinavas relativamente seguras de alta calidad orientadas a la exportación o comprometerse de lleno con el valor profundo de la Europa periférica, los bancos y las empresas centradas a nivel nacional.
Conclusión
Desde el día de las elecciones en Estados Unidos, los inversores se han centrado singularmente en potenciales políticas que surgen desde Washington, DC. Con los extraordinarios resultados de las acciones de EE. UU., creemos que ahora es un buen momento para buscar valor en el extranjero. En particular, la atractiva rentabilidad por dividendos de Europa y el potencial del crecimiento cíclico de las ganancias merece consideración.
Edward J. Perkin es director de Inversión de Capital en Eaton Vance Management.
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: André Mouraux. Los enfoques de riesgo controlado serán más determinantes que nunca en 2017
A raíz del fuerte aumento del optimismo del mercado durante el segundo semestre de 2016, que se ha extendido a los primeros meses de este año, algunos inversores podrían sentir la tentación de aumentar sus niveles de riesgo y elevar la exposición de su cartera a la beta de mercado. Sin embargo, instamos a los inversores a que mantengan un sólido enfoque de riesgo controlado a la hora de invertir en bolsa para capear el temporal que podría desatarse más adelante, toda vez que, en nuestra opinión, este año podrían surgir varias dificultades.
En este informe ponemos de relieve algunos de estos riesgos potenciales, en particular los riesgos relacionados con la política, las valoraciones y la inflación, así como el estado de la economía china, y explicamos cómo el enfoque de riesgo controlado de Unigestion ha orientado las carteras de los inversores para reducir los efectos de dichos riesgos y protegerlas frente a las pérdidas de valor de los mercados en 2017, incluido el retroceso observado en marzo.
El año pasado, las bolsas empezaron dubitativas y preocupadas por el crecimiento chino y la debilidad del precio del petróleo. Sin embargo, los mercados internacionales rebotaron, espoleados por la recuperación de los precios de las materias primas, la sorprendente fortaleza de la economía china, la postura relativamente expansiva de los bancos centrales y la mejoría de las perspectivas de crecimiento.
A pesar de la gran cantidad de obstáculos que surgieron, los mercados mantuvieron una senda positiva, aunque irregular. El índice MSCI AC World avanzó un 7,9% durante el año en dólares, su mayor ganancia anual desde 2013. El fortalecimiento de la economía estadounidense y el favorable entorno de tipos de interés, junto con la recuperación de los mercados emergentes, dieron impulso a la renta variable y, en especial, a los sectores cíclicos. Estos sectores, que habían quedado marginados después de la crisis de 2008, volvieron a suscitar el interés de los inversores durante la segunda parte del año y eso provocó una salida de las áreas defensivas y una rotación hacia las cíclicas.
Este movimiento se amplificó con el optimismo que generó la promesa de más gasto público y desregulaciones de la administración Trump. En este sentido, los mercados descuentan actualmente un impacto positivo en el crecimiento.
Durante el año 2016, los valores cíclicos superaron ampliamente a sus homólogos defensivos.
A tenor de esta imagen de euforia, los inversores podrían sentir la tentación de aumentar las exposiciones a la beta en sus carteras. Sin embargo, creemos que los inversores siempre deben permanecer vigilantes, incluso cuando otros están apostando fuerte. Creemos que a pesar del optimismo actual, 2017 alberga diversas incertidumbres y podría poner obstáculos en el camino de los mercados. Consideramos que no es el momento de caer en la complacencia, sino de ceñirse a un enfoque de riesgo controlado a la hora de invertir en bolsa.
Creemos que los inversores harían un ejercicio de prudencia si tienen en cuenta los riesgos que desgranamos a continuación.
Riesgo político
Los riesgos políticos son numerosos y se sustancian en el intenso calendario electoral en Europa durante los próximos meses, con comicios en los Países Bajos, Francia y Alemania, así como en las incertidumbres que rodean a la ejecución de un Brexit sin acceso al mercado único en el Reino Unido.
El grado de incertidumbre en política económica está aumentando en Europa a la vista del índice Baker, Bloom y Davis, que registra cuántas veces se menciona la incertidumbre en política económica en los artículos de prensa. Por otro lado, el precio que pone el mercado al riesgo político, ilustrado por los diferenciales de los credit default swap o CDS (un barómetro de la visión que tiene el mercado sobre el riesgo de un emisor), se ha movido en niveles muy bajos y únicamente ha repuntado algo en Francia tras la agitación que ha provocado recientemente la campaña electoral.
En el equipo de renta variable de Unigestion, las incertidumbres macroeconómicas y políticas están integradas en nuestro exhaustivo proceso de gestión del riesgo y se vigilan estrechamente, lo que nos permite evaluar amenazas emergentes y sus efectos sobre diversos sectores y regiones. Por ejemplo, nuestras carteras están infraponderadas actualmente en el Reino Unido, una posición con la que estamos a gusto a la vista de las posibilidades de que el país salga de la UE sin mantener el acceso al mercado único y la incertidumbre en torno al resultado de las negociaciones.
Riesgo de valoración
Los ratios de valoración de muchos sectores y países han aumentado de forma considerable, espoleados no tanto por los fundamentales como por el sentimiento del mercado, de modo que ya descuentan gran parte de las buenas noticias. Esta circunstancia hace que algunos valores estén expuestos al riesgo de retorno a la media. El entorno de bajos tipos de interés durante los últimos años ha estimulado la demanda de valores defensivos de alta rentabilidad por dividendo entre los inversores y ha motivado una expansión importante de la valoración de las estrategias de volatilidad mínima, como el índice MSCI AC Minimum Volatility.
Cabe señalar que el peor comportamiento de los valores defensivos en el segundo semestre de 2016 ha aliviado ligeramente algunas de estas presiones; no obstante, las valoraciones siguen siendo elevadas. A mediados de 2013 constatamos el aumento del riesgo de valoración y, desde entonces, lo estamos controlando en nuestras carteras. Nuestro proceso trata de proteger nuestras carteras frente a títulos excesivamente caros y frente el riesgo de retorno a la media. Nos gustan los valores de alta calidad con un perfil de riesgo favorable, pero nos aseguramos de que coticen a precios atractivos, como se ilustra en el gráfico.
Riesgo de inflación
El año 2016 fue un año dominado por la reflación y la inflación probablemente continúe subiendo en 2017 a la vista de la fortaleza de las materias primas y el crecimiento de los salarios en todo el mundo, dos factores que presionarán al alza los precios a la producción. El IPC se ha acelerado tanto en EE. UU. como en Europa.
Si la inflación sorprende al alza, los tipos de interés subirán y eso podría tener un efecto considerable en las tasas de descuento y las valoraciones bursátiles. Este efecto sería más acusado en los sectores caros y más sensibles a los tipos de interés. La magnitud del impacto variaría dependiendo del apoyo que brinde el crecimiento y la estabilidad de los beneficios.
A la vista de este incipiente riesgo de tipos de interés, gestionamos el riesgo de duración de las carteras de renta variable limitando nuestra exposición a los valores con una sensibilidad excesiva a los tipos de interés.
Este gráfico ilustra el universo bursátil dividido en deciles por sensibilidad a los tipos de interés. También representamos el nivel de riesgo medio de los valores en cada decil. Aquí se puede observar que los valores con un menor perfil de riesgo suelen mostrar una mayor sensibilidad a los tipos de interés.
Nuestro enfoque nos permite controlar nuestra exposición a los valores encuadrados en los tres deciles más sensibles a los tipos de interés, que son los que registran un mayor impacto en las cotizaciones durante los periodos de subidas de tipos. El índice MSCI AC World Minimum Volatility presenta una exposición considerable a estos valores muy sensibles a los tipos de interés. Esta exposición hace que el índice sea mucho más vulnerable durante periodos de subidas de los tipos de interés.
El riesgo de la economía china
La economía china ha mostrado una gran fortaleza en 2016, pero los problemas que arrastraron a los mercados a comienzos de año no se han disipado. Los elevados niveles de deuda, el recalentamiento del mercado de la vivienda y eficacia decreciente de las medidas de estímulo siguen estando muy presentes. Como se muestra debajo, la deuda de China equivale aproximadamente al 250 % de su PIB (figura 9), un nivel considerablemente superior al de otras economías emergentes.
En otoño de este año se celebrarán elecciones en el politburó, por lo que esperamos que las autoridades mantengan el rumbo. Sin embargo, la pregunta que se plantea es qué pasará después de estas elecciones.
Debido a esta incertidumbre, estamos muy atentos a lo que sucede en China. Actualmente estamos infraponderados en China en nuestras carteras de renta variable de riesgo controlado y también gestionamos la exposición a los valores que son más sensibles a la economía china y al yuan.
Una actitud de vigilancia constante del riesgo
Ahora más que nunca, consideramos que los inversores necesitan una estrategia sólida con una gestión activa del riesgo que permita amortiguar las turbulencias de los mercados, ya que en 2017 podríamos asistir a un aumento de la volatilidad y a posibles sorpresas negativas.
Sin embargo, conviene recordar que una estrategia de riesgo bajo no es lo mismo que un enfoque de volatilidad mínima, porque las estrategias defensivas pasivas están expuestas actualmente a diferentes riesgos, como las valoraciones, los tipos de interés o la apuestas masificadas.
En Unigestion aplicamos un proceso exhaustivo de gestión que se centra en una amplia gama de riesgos prospectivos con el fin de reducir nuestra exposición a los riesgos sin recompensa que llevan aparejados los mercados.
Nuestro enfoque multidimensional de la gestión del riesgo da lugar a carteras de valores de alta calidad y menor riesgo con potencial para generar rentabilidades superiores a largo plazo y una mayor protección frente a las caídas de los mercados en periodos de tensiones.
Columna de Alexandre Marquis, responsable de especialistas en Inversiones de Renta Variable de Unigestion. Y Maria Musiela, especialista en Inversiones de Renta Variable de Unigestion.
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Micha Theis. Opciones para incluir value en la cartera
Los principales factores de inversión (tamaño, value, momentum, mínima volatilidad, calidad y alto dividendo) y su relación con diferentes entornos macroeconómicos son ya bien conocidos. Pero en los últimos años estos factores no se han comportadocomo se esperaba. Como ejemplo, el reciente exceso de rentabilidad del factor value apunta a un cambio más fundamental en las condiciones macroeconómicas.
Tras cinco años de débil rendimiento, el factor value ha vuelto a escena. En la última mitad de 2016, los índices value han batido a los índices estándar en un 7% en Europa y un 3% en Estados Unidos. Comprar acciones baratas con la expectativa de un incremento en sus precios a largo plazo es una estrategia establecida. Los inversores seleccionan acciones de valor buscando compañías con métricas financieras específicas, como bajo precio en libros o PER.
Estas acciones con descuento tienden a tener un mayor riesgo, a menudo con altos niveles de deuda. Con el tiempo, sin embargo, los inversores esperan ser recompensados con rentabilidades potencialmente mayores a las que lograrían al invertir en el mercado general. Este método de inversión ha sido ampliamente investigado por académicos y genera rentabilidad de forma consistente. Pero, a pesar de sus credenciales, puede experimentar largos periodos de bajo rendimiento.
Las acciones value tienden a obtener buenas rentabilidades en economías en expansión
Como este tipo de acciones tienden a ser inversiones más arriesgadas, estas compañías suelen comportarse bien en entornos económicos favorables.
Amundi ha estudiado el comportamiento relativo de diferentes factores de inversión a lo largo de los ciclos macroeconómicos. El factor value tiende a batir a otros factores en momentos de mejora del crecimiento del PIB.
El mayor rendimiento típico del índice value en comparación con un índice ponderado por capitalización de mercado es de alrededor del 1% cuando el PIB está creciendo. Por ejemplo, durante la expansión económica de mediados de 2003 hasta mediados de 2007, el índice value superó en aproximadamente un 2,5% anual a los índices blended.
El factor Value se comporta especialmente bien en los primeros estadios de una recuperación
Durante este periodo, existe una relajación de la aversión al riesgo por parte de los inversores. Las primeras etapas de una expansión suponen además una vuelta a la normalidad, esencialmente una reversión a la media. Y la inversión en acciones value es una estrategia de reversión a la media, esperándose que el precio de una acción vuelva a un precio comparable al de sus competidores.
Durante el segundo y tercer trimestres de 2003, hubo una recuperación económica tras el estallido de la burbuja tecnológica. Durante este período, los índices value superaron los índices estándar en alrededor de un 4-5%.
Del mismo modo, en la recuperación posterior a la crisis financiera, el value superó los índices estándar en el segundo y tercer trimestres de 2009. Durante este período, los índices value globales los batieron en un 4-5% mientras que los índices value europeos lo hicieron en un 10%.
Mientras que los índices value tienden a obtener mejores rentabilidades en tiempos de recuperación económica, estas serán inferiores en cerca del 1% frente a los índices estándar cuando el PIB se está contrayendo. Durante las crisis económicas, los inversores huyen de los valores de mayor riesgo a favor de valores con características más seguras.
Pero las reglas habituales no se han aplicado al value en los últimos años.
Por lo general, los factores de inversión value generan exceso de rendimiento en momentos de crecimiento económico y menores rendimientos en tiempos de contracción. Pero esto no ha ocurrido en los últimos cinco años, a pesar de que muchas regiones experimentan un crecimiento económico, aunque a niveles mucho más bajos.
Durante los últimos cinco años, esta expansión macroeconómica ha sido todo menos normal, ya que ha venido impulsada por una política monetaria ultra-flexible. Si bien esta política ha sustentado el rendimiento de los mercados de acciones, su transmisión a la economía real ha tenido menos éxito. Eso se ha reflejado en el bajo nivel de inversión empresarial.
Esta política monetaria de tipos ultra-bajos ha modificado el comportamiento inversor. A medida que los rendimientos de los bonos han caído, los inversores han recurrido a acciones de alta calidad en busca de ingresos.
Además, la recuperación económica ha sido muy frágil y su duración es incierta. Como resultado, los inversores han mantenido la aversión al riesgo, prefiriendo acciones de bajo riesgo a las de alto riesgo.
El retorno a la normalidad parece más probable
Pero en los últimos meses el estado de ánimo ha mejorado considerablemente. Un aumento del gasto fiscal parece más probable bajo la presidencia de Trump. Además, la Reserva Federal de Estados Unidos ha comenzado a elevar los tipos de interés, señalando el camino hacia un entorno macroeconómico más normalizado.
En Europa, si bien los tipos de interés siguen siendo muy bajos, el sentimiento ha mejorado en comparación con la recuperación frágil de los años recientes. Esta perspectiva económica más positiva ha alentado a los inversores a ser más optimistas sobre activos de más riesgo, con el resultado de que las acciones value han superado su a su benchmark en los últimos trimestres.
Existe una gama de productos value disponibles para los inversores
Con una perspectiva económica más positiva y que parece persistir, las estrategias de inversión value parecen atractivas. Los inversores tienen ahora un abanico de opciones de inversión value a su alcance. Pueden optar por ejemplo por un ETF eficiente en costes que haya demostrado ser muy efectivo para capturar la mayoría del exceso de rentabilidad del value. Pero también, por una solución más sofisticada aunque más cara que les permita utilizar parámetros más específicos para evitar ciertos sesgos. Por ejemplo, no todas las compañías con un bajo ratio de precio en libros van a batir al mercado; algunas son compañías mal dirigidas que nunca se recuperarán, conocidas como ‘value traps’.
Estas estrategias gestionadas más activamente también pueden evitar que el inversor tenga una exposición demasiado alta a un sector en particular, por ejemplo al financiero, donde el precio es bajo, en comparación con sectores como el de tecnología de la información donde ésta métrica no tiene tanto sentido.
Tanto los ‘value traps’ como los sesgos sectoriales estructurales pueden evitarse teniendo en cuenta una gama más amplia de métricas financieras. Y tomar diferentes estándares contables en todo el mundo puede prevenir que la cartera quede demasiado expuesta a una región o divisa en particular.
Se deben tener en cuenta coberturas con otras estrategias
Otra forma de optimizar el rendimiento potencial es bien identificar los momentos en los cuales las acciones value van a ser batidas por el mercado, o bien cubrirse contra estos periodos invirtiendo en acciones de calidad, ya que estas dos estrategias están correlacionadas negativamente. Por ejemplo, cuando los índices value obtuvieron mejores rentabilidades durante el segundo y tercer trimestre de 2003 y 2009, los valores de calidad tuvieron una rentabilidad inferior a su índice de referencia en un 5% y 13% respectivamente.
Sin embargo, las acciones de calidad proveen de una buena cobertura durante los periodos de desaceleración y recesión, ya que tienden a ser menos volátiles que las acciones value. Por ejemplo, cuando las acciones value tuvieron una rentabilidad inferior durante la crisis financiera de mediados desde 2007 hasta principios de 2009, los valores de calidad batieron al índice por un impresionante 20%.
Tanto los inversores institucionales como particulares están buscando, cada vez más, nuevas maneras de invertir en renta variable para aprovechar al máximo las primas de riesgo disponibles y limitar los impactos de la volatilidad del mercado en el valor de sus carteras.
Laure Peyranne Rovet es directora de ETF, Indexados y Smart Beta de Amundi para Iberia y Latam.
Wikimedia CommonsFoto: IssueLips. La indisciplina fiscal de los gobiernos estatales mexicanos
Los estados mexicanos han estado mostrando una gran falta de disciplina en el manejo de sus finanzas. No se han preocupado en generar ingresos propios y prefieren vivir de los recursos que les envía la federación. Su principal fuente de ingreso propios son los impuestos prediales y son muy pocos los que han modernizado sus sistemas para actualizar los valores catástrateles e incrementar la recaudación propia.
A pesar de que muchas de las transferencias que les envía la federación van dedicadas a una actividad específica, por ejemplo, educación, salud, seguridad, etc., tienen un gran margen de maniobra para canalizar los recursos a los programas que ellos decidan, aunque ello implique no cumplir con los propósitos para los cuales estaban inicialmente destinados los recursos. A partir de que el gobierno federal descentralizó la salud y la educación, lo que hace es marcar las pautas a seguir y los estados son los responsables en poner en prácticas las acciones, lo cual no siempre se cumple porque desvían los recursos a otras actividades.
Uno de los grandes problemas de las finanzas de los estados es la de falta supervisión adecuada al manejo de los recursos. El Congreso estatal es el encargado de revisar las finanzas públicas de su entidad, pero debido a que en la mayoría de los casos buena cantidad de los miembros del Congreso deben su posición al gobernador, dicha función de supervisión no se cumple. Por otra parte, por motivos legales, la Auditoria Superior de la Federación solamente está autorizada a revisar parcialmente las actividades realizadas con las transferencias provenientes del gobierno federal. Porque si los recursos llegaron directamente a la chequera del estado, entonces se convirtieron en recursos estatales y por lo tanto la Auditoría Superior de la Federación ya no puede revisar que se hizo con dichos recursos.
Adicionalmente, los estados se han estado endeudando a través de comprometer sus ingresos futuros. Van con alguna institución financiera y le piden que les adelante los recursos del IVA o de otros conceptos que van a recibir de la federación y de esa manera pueden gastar de manera inmediata los ingresos que recibirán los siguientes años. Este mecanismo lo que implica es que buena parte de los ingresos futuros ya están comprometidos en pagar esos financiamientos por lo que se reduce la disponibilidad de recursos para las siguientes administraciones.
Los gobiernos de los estados están convencidos de que en caso de que no puedan pagar la deuda que contrajeron el gobierno federal vendrá en su rescate y por lo tanto no les genera gran preocupación que la deuda continúe incrementándose, incluso por arriba de su capacidad de pago.
Se le ha dado poca importancia a la deuda de los estados, pero ya tiene implicaciones macroeconómicas aun cuando ningún estado se ha declarado en falta de pagos. En el momento en que el gobierno estatal sale a pedir prestado, en realidad está reduciendo la oferta de créditos para el sector privado o sea utiliza recursos crediticios que pudieron haber sido canalizados al sector privado.
Pixabay CC0 Public DomainFoto: cocoparisienne. Confiemos en los números: la recuperación va por el buen camino
La economía global no está funcionando a toda potencia pero, tras numerosos arranques falsos en los últimos tres años, la actual recuperación parece fuerte y más sostenible. Además, el comercio mundial está mostrando señales tempranas de mejora y los indicadores económicos siguen apuntando a un crecimiento cíclico sólido en distintas regiones y sectores.
Los efectos de base ligados a los precios de las materias primas continúan sirviendo de apoyo a la inflación pero han comenzado a disiparse. La inflación general es de nuevo un poco más baja de lo que se esperaba, mientras la inflación subyacente sigue por debajo del objetivo en las economías más desarrolladas. Esto implica que las condiciones monetarias seguirán siendo acomodaticias, a pesar de que la Fed ha retomado las subidas de tipos.
La volatilidad en los mercados es muy baja pero la incertidumbre política sigue en niveles máximos. El impulso al crecimiento se enfrenta a diversos riesgos: que Donald Trump no sea capaz de cumplir sus promesas, el boom insostenible del crédito en China o la amenaza de la inestabilidad política en la zona euro. Los últimos resultados políticos sugieren que la economía mundial podría sufrir un cambio inoportuno hacia un mayor proteccionismo, aunque Trump ha dejado de acusar a China de manipular las divisas y se habla mucho menos de revisar los acuerdos comerciales. Los datos económicos del comienzo de 2017 en Estados Unidos han sido deslucidos pero no hacen justicia a la fortaleza de la economía. Mientras, las propuestas económicas de Trump siguen estando rodeadas de dudas y la incertidumbre política creará vientos en contra en el terreno de la inversión.
En cuanto a los mercados emergentes, el sentimiento ha mejorado desde comienzos de 2016 gracias a la mayor cautela de la Fed, la estabilización en los precios de las materias primas y la reducción de las preocupaciones en torno a las previsiones a corto plazo para China. El actual ‘comercio reflacionario’ sirve de apoyo a los países dependientes de las materias primas, como Rusia o Sudáfrica.
En Europa, aunque las elecciones francesas han captado toda la atención, los indicadores económicos están al alza y el mercado laboral sigue mejorando. Mientras la zona euro está experimentando una recuperación cíclica, el envejecimiento de la población y la ineficiencia del progreso hacia una unión presupuestaria, política y bancaria siguen presentes entre las principales preocupaciones. Es más, la parte más fácil de la recuperación económica podría haber quedado atrás. Los beneficios derivados de los vientos favorables económicos (bajos tipos de interés, un euro más bajo, materias primas más baratas y el levantamiento de las medidas de austeridad) se están debilitando.
La inflación principal volvió a retroceder en Europa en marzo tras la retirada de los efectos de base derivados del aumento de los precios de la energía. La inflación subyacente se mantiene muy baja y las previsiones a más largo plazo han vuelto a caer. Pese a que los precios deberían aumentar gracias al impulso del crecimiento económico, el BCE todavía tendrá dificultades para acercar la inflación a su objetivo del 2% de manera sostenible. Por ello, Draghi no tiene prisa de momento en levantar la política de tipos de interés cero o desmantelar el programa de compra de activos, aunque la mejora de la actividad económica apunta a que se hablará cada vez más de tapering.
Columna de Degroof Petercam escrita por Hans Bevers, economista jefe.
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: The IT. Dos razones para no sumarnos a la euforia del mercado
Hay dos razones principales para mantener la cautela a la hora de entrar ahora en las bolsas de Estados Unidos que, en mi opinión, cotizan muy alto en estos momentos. La primera es el débil poder de fijación de precios de las compañías que forman parte del índice S&P 500. El segundo es el bajo nivel de inversión que las grandes empresas están haciendo de cara al futuro.
Normalmente, cuando se supera el punto medio de un ciclo económico, el poder de fijación de precios mejora a medida que la inflación se dispara. Los ingresos crecen rápidamente, superando el aumento de los costes. En ciclos anteriores, una vez que la inflación arraigó, los ingresos de las empresas que cotizaban en bolsa crecieron más rápido que la economía estadounidense.
Sin embargo, tras ocho años completos de este ciclo, los ingresos de las empresas del índice S&P 500 están teniendo problemas para mantener el ritmo de la economía en su conjunto, donde muchas industrias están tratando de subir los precios. Las recientes caídas de los precios en las industrias de telecomunicaciones y automóviles han subrayado este punto.
¿Dónde está la inflación?
Hay una idea de que la inflación está de hecho volviendo y que los precios de la energía, los alquileres y los salarios comenzarán a subir. La inflación interanual ha estado subiendo en Estados Unidos y en el extranjero, pero no ha ocurrido tan rápido o dramáticamente como se pronosticó. Una de las razones por las que la inflación se está ralentizando es la salida del mercado de trabajo de gran parte de la generación del baby boom. Los trabajadores de este grupo demográfico suelen estar entre los trabajadores mejor remunerados del mercado de trabajo, y están siendo reemplazados por trabajadores más jóvenes y peor remunerados, lo que reprime la inflación salarial.
Otro factor que suprime la inflación son las nuevas tecnologías de perforación de petróleo. Los precios del petróleo son un factor determinante de la inflación en el mundo desarrollado. Y aunque hay una demanda creciente de energía, los costes de producción cada vez más bajos junto con las amplias reservas de Estados Unidos están creando un techo virtual sobre los precios.
El alquiler (o su equivalente) es una parte importante de los cálculos de inflación del gobierno. Representa más del 30% del índice de precios al consumidor. Como respuesta a los excesos del último ciclo, este ha vivido momentos en los que se construían casas por debajo de las necesidades del mercado. Pero los años han pasado, la población ha crecido y finalmente ha habido una respuesta del lado de la oferta. Se han construido grandes cantidades de nuevas superficies en muchas ciudades de Estados Unidos, lo que se traduce en una ralentización del aumento de los alquileres.
¿Regreso al futuro?
Además de un débil poder de fijación de precios y de una cierta decepción por lo que ha tardado Washington en lanzar las reformas prometidas, todavía hay otro problema con el que los inversores deben lidiar: la falta de inversión de cara al futuro. Este ciclo ha registrado un gasto históricamente débil en activos fijos, plantas y equipos. Y los gastos de capital en el sector privado tradicionalmente han estado estrechamente relacionados con el crecimiento futuro, específicamente en empleos, beneficios y rentabilidad de los activos.
Nadie está seguro de por qué el gasto en activos de larga vida ha sido tan débil, pero dado el aumento de los beneficios en los últimos años, deberíamos haber esperado unas cifras de gasto mayores. Si este ciclo va a ser más prolongado, eso no se puede basar solo en el consumo. En mi opinión, es necesario que haya inversiones en fábricas, máquinas, ordenadores y el software para prolongar el ciclo. Sin embargo, en la actualidad, no hay un catalizador aparente para un mayor gasto en activos a largo plazo. Activos que, a su vez, ayudarían a levantar el declive de la productividad estadounidense.
Aceptaría la narrativa actual de que asistiremos a más avances en las bolsas si pudiera ver las bases que ayuden a mejorar los beneficios mediante fuertes aumentos de precios y un gasto comprometido en el crecimiento futuro, pero no veo esas bases. Hasta ahora, las ganancias del primer trimestre de 2017 han sido buenas tanto en Estados Unidos como en Europa, pero ¿se mantendrán estas buenas cifras sin mejorar el poder de fijación de precios o con un gasto de capital adicional conforme avance el año?
Será necesario que haya un mayor crecimiento de ganancias en los tres trimestres restantes de 2017 para hacer que la relación actual de PER de mercado parezca razonable. Consecuentemente, sigo reticente a nuevas entradas.