Pixabay CC0 Public Domain. La Fed anunciará la reducción de su balance y comenzará a recortarlo en otoño
Es poco probable que la Fed anuncie hoy una subida de tipos de interés, pues este encuentro no irá seguido de la tradicional rueda de prensa de la presidenta, durante la cual Janet Yellen suele explicar la decisión del organismo. De hecho, el mercado no descuenta cambios en la política monetaria en este mes.
Además, los datos fundamentales recientemente conocidos dan un respiro a la Fed, ya que la inflación ha sorprendido a la baja. El organismo encuentra aquí otra razón para no mover ficha ahora y esperar a tener más datos económicos a favor antes de tomar una decisión. Después de todo, se esperan unas tres subidas de tipos a lo largo de este año y la Fed ya ha llevado a cabo dos.
Ahora, la gran pregunta es ¿cuándo volverá a elevar los tipos de interés? Probablemente antes de final de año, pues mientras la tasa de desempleo siga cayendo, la Fed estará dispuesta a ajustar los tipos al alza y de forma gradual. Una aceleración de la tasa de inflación o un dólar aún más débil podrían llevar a la Fed a aumentar el ritmo de las alzas.
Este otoño la Fed anunciará la reducción de su balance y probablemente comenzará a recortarlo. El movimiento será gradual, con una meta mensual establecida para aumentar cada trimestre hasta llegar a 50.000 millones de dólares. El tamaño objetivo sigue siendo desconocido, pero será mayor que antes de la crisis financiera. Probablemente el mercado aún no ha puesto en precio la reducción del balance de la Fed, pues a lo largo de las últimas décadas el mercado ha subestimado el endurecimiento financiero por parte del banco central.
Entre tanto, el dólar se ha debilitado mucho debido a que se han reducido las expectativas de nuevos estímulos fiscales, recortes de impuestos y programas de infraestructura, así como por el aumento de los problemas legales del Presidente Trump. El grueso de la depreciación del dólar ha sido contra el euro, a medida que la situación económica en la eurozona mejoraba. Sin embargo, las expectativas del mercado para la normalización monetaria son probablemente demasiado pesimistas. Creemos que el cruce euro/dólar puede experimentar un pull-back en los próximos meses y, a largo plazo, lo más probable es que veamos un euro más fuerte.
Julien-Pierre Nouen es economista jefe de Lazard Frères Gestion.
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Yashhima. El mercado se enfrenta a uno de estos dos problemas en el futuro
Durante décadas, expertos de la Reserva Federal, economistas, académicos y portfolio managers han estado en guerra con la inflación y el fenómeno de aumentos de precios sin que se produzca un aumento proporcional de la productividad. Tanto los inversionistas como los responsables de la formulación de políticas odian la inflación porque roban a los consumidores poder adquisitivo y desalientan los flujos de dinero hacia las inversiones a largo plazo.
El remedio para la inflación en los ciclos pasados fue la subida de tipos de interés de los bancos centrales con el objetivo de enfriar el crecimiento y poner fin a la inversión especulativa. Por lo general, los brotes de inflación ocurren un par de años en un ciclo, o a mediados del ciclo a más tardar.
Esta vez, el ciclo se está volviendo viejo –muy viejo–, pero la inflación permanece sorprendentemente débil, muy por detrás de los anteriores ciclos de Estados Unidos. Mientras tanto, se están dando patrones similares a nivel mundial. La inflación china se está desacelerando. En la zona euro, a pesar de que su repunte ha superado las expectativas, registra cifras decepcionantes. En Japón vemos una historia similar. Incluso Reino Unido, que ha visto un repunte de su inflación después del referéndum del Brexit por la debilidad de la libra, tiene ya una bajada, según datos recientes.
Fijación de precios e inflación
La inflación está inextricablemente ligada al poder de fijación de precios de las empresas. Y en las últimas etapas de un ciclo, suele ser la capacidad de aumentar los precios la que impulsa los ingresos frente a una base de costes fijos y provoca la expansión de los márgenes de beneficios. Pero la inflación sigue estando bien contenida en gran parte del mundo desarrollado, limitando la capacidad de las empresas para elevar los precios.
Esta vez, la falta de inflación puede significar problemas para un mercado un 90% más caro que en los períodos anteriores. Pero ya hemos visto que las ventas al por menor de EE.UU. de junio han decepcionado a los analistas, que las ventas y los precios de los coche son débiles y que los alquileres de apartamentos se han comenzado a aplanar. Esta falta de poder de fijación de precios podría afectar negativamente el crecimiento de las ventas futuras, y podría convertirse en una molestia creciente para un mercado que sólo ha conocido trimestre tras trimestre subida en la renta variable.
En mi opinión, el mercado se enfrenta a uno de estos dos problemas en el futuro:
Históricamente, la inflación y el endeudamiento de las empresas aumentan durante las últimas etapas del ciclo económico. Esto eleva los retornos a los accionistas, al menos por un tiempo. Pero en algún momento, generalmente antes de que los datos económicos vuelvan a mejorar, el mercado pierde impulso y los precios de las acciones caen debido a una mortal combinación de política monetaria más estricta, disminución de la inversión y disminución de los beneficios. Si las empresas se apalancan, el ciclo normalmente sigue su curso hacia la decadencia y la recesión, ya que las compañías generalmente aumentan el apalancamiento en el momento preciso. Y la historia nos dice que los activos de riesgo como las acciones y la deuda high yield tienden a sufrir mucho durante las recesiones económicas. De hecho, la caída típica en el Índice S&P 500 durante una recesión es del 26%. Eso es un golpe serio para la cesta de cualquier persona.
Sin embargo, este ciclo se ve atípico, dada la falta de presiones inflacionistas de ciclo tardío. Por lo tanto, si la inflación moderada continúa retrasando el poder de fijación de precios y el crecimiento de los beneficios, entonces la mayoría de las empresas probablemente no estarán a la altura de las expectativas de ganancias y los precios de las acciones podrían sufrir como resultado.
¿Hay una solución milagro?
¿Hay una solución a los dos problemas anteriores? Tal vez la inflación vuelva, el poder de fijación de precios vuelva y los bancos centrales no ahoguen la moderada expansión económica mundial en curso. Pero ese es un resultado que no he visto durante toda mi carrera. Alternativamente, podríamos asumir que las cosas realmente han cambiado y que el ciclo económico puede prolongarse indefinidamente. O que el Congreso de Estados Unidos reducirá los impuestos suficientemente como para estimular un repunte del crecimiento económico.
Sin embargo, no compro la teoría de que los ciclos son una cosa del pasado. Tampoco que los políticos puedan marcar la diferencia. Dado que no espero ningún milagro, prefiero concentrarme en preservar las enormes ganancias del mercado, del orden del 300%, hechas desde el mínimo que tocó el mercado en 2009.
Los ciclos importan
Para los inversores, la edad es esencial para determinar cuánto riesgo se puede asumir. Con los ciclos económicos pasa lo mismo. El ciclo económico promedio dura cinco años, y el ciclo en que estamos hoy ya es de ocho. El ciclo más largo registrado es de 10 años, así que la historia sugiere que estamos llegando tarde y cuánto más tarde llegamos, más se elevan los riesgos de que el ciclo llegue a su fin.
Esto es especialmente importante dado el envejecimiento de la población mundial. De media, los inversores necesitan adoptar menos riesgos hoy que hace una década, y deben ser particularmente conscientes de la posibilidad de que el ciclo termine en cualquier momento.
Pixabay CC0 Public Domain. Renta variable y sectores clave para los próximos meses
Las últimas revalorizaciones observadas nos muestran que los principales índices, tanto de zonas desarrolladas (salvo la bolsa japonesa) como emergentes, cotizan en unos niveles de valoración que se encuentran muy cerca de la parte alta del rango histórico que han tenido siempre, con la excepción del período 1998-2000. Esta situación hace que la capacidad de mejoría desde los niveles actuales sea limitada. No se espera una expansión de múltiplos puesto que el crecimiento de las economías, aunque cada vez mayor, no deja entrever una aceleración importante del crecimiento económico.
Para ver hasta dónde puede llegar la renta variable en los próximos trimestres deberíamos poner el foco en la evolución de los beneficios empresariales (la E del PER). Como es lógico, en la medida en que estos beneficios continúen con su mejoría podremos esperar una mayor revalorización de este activo. En este sentido, hemos visto en los últimos trimestres que las compañías norteamericanas continuaban superando las expectativas con unas estimaciones de los analistas que apenas se han revisado a la baja. Del mismo modo, en la Eurozona las compañías están publicando por lo general, mejoría de ingresos y de beneficios y éste será el tercer trimestre consecutivo de crecimiento de beneficios a nivel agregado.
Aunque en estos niveles el recorrido de las bolsas va a depender de la capacidad de mejoría de los beneficios de las compañías, hay varios sectores que en los próximos años van a tener un crecimiento superior al esperado para la renta variable.
Sector financiero (bancos y aseguradoras): la normalización de los tipos de interés que hemos observado desde el verano pasado va a permitir que los ingresos de bancos y aseguradoras vayan incrementándose en la medida en que los tipos de interés gradualmente recuperen niveles más normalizados.
Sector tecnológico: el desarrollo incipiente del mundo Internet impulsará el crecimiento de beneficios del sector tecnológico muy por encima del promedio de sectores de la economía real. Estamos ante una revolución que va a cambiar las pautas de actuación de las generaciones presentes y futuras (sobre todo los denominados millennials) y asistiremos a un mayor desarrollo en temas fundamentales como conectividad, medios de pago, seguridad informática, comercio electrónico o almacenamiento en la nube.
Tercer sector: el sector salud tiene un potencial de crecimiento de beneficios superior a la media. Cada vez vivimos más años y pretendemos vivir mejor. Sectores como la biotecnología con descubrimiento de nuevos fármacos, la gestión de hospitales, los seguros médicos, la gestión de residencias para personas mayores o el desarrollo de tecnologías para la prevención y la curación van a tener importantes crecimientos de beneficios durante la próxima década.
En definitiva, prevemos que la renta variable mantenga su buen comportamiento en los próximos trimestres, aunque para ver el recorrido potencial habrá que fijarse en la capacidad de las empresas para hacer crecer los beneficios.
Columna de Miguel Macho, director de Gestión Discrecional de Deutsche Bank España
Foto: Susanita, Flickr, Creative Commons. Las bolsas pueden subir ad infinitum
El indicador más popular para hacer una rápida valoración de una empresa es el PER. El PER se calcula dividiendo el precio de la acción por los beneficios. Los beneficios se calculan usando el flujo de caja a futuro. El cálculo del flujo de caja descuenta los flujos futuros a presente usando los tipos de interés para descontar los cash flows.
El PER de Shiller o el CAPE (Cyclically Adjusted PE Ratio) usa los beneficios medios de los últimos 10 años ajustados por inflación para suavizar la serie.
Hoy el PER de Shiller está a 30. Veamos la evolución desde 1860 hasta 2017.
¿Cuánto más pueden subir las bolsas? ¡Pues la verdad es que hasta el infinito! Debido que al descontar los cash flows usamos los tipos actuales que son muy bajos, las valoraciones pueden permanecer altas por mucho tiempo.
El riesgo es que las valoraciones actuales están infladas por unos tipos artificialmente bajos y porque los bancos centrales siguen comprando 200.000 billones de dólares al mes de todo tipo de activos financieros. Destacar que el Banco de Japón compra hasta acciones. Esto implica que los mercados están sostenidos artificialmente.
Es imposible saber cuándo la música va a dejar de sonar. Todo el mundo lo está pasando bien y nadie quiere que la fiesta acabe. Sin duda, el baile algún día se terminará y a alguien le va a tocar bailar con la más fea.
Tribuna de David Levy, fundador de la EAFI DiverInvest.
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Federal Reserve. La precaución de los bancos centrales, escenario ideal para los inversores
Una de las creencias más extendidas es que a los mercados no les gusta la incertidumbre. Esta afirmación no solo es dudosa, en vista de que la incertidumbre es la esencia misma de los mercados, sino que sencillamente hoy día resulta falsa, al menos en lo que respecta a la inflación y el crecimiento.
Los bancos centrales llevan aplicando políticas monetarias acomodaticias de una envergadura sin precedentes desde hace aproximadamente una década. El principal motivo era evitar que el mundo se adentrara en una tendencia deflacionista al caer en una espiral de caída de los precios, del consumo y de la inversión, seguida por una profunda recesión. Cuando se implantaron por primera vez estas políticas en Estados Unidos en 2009, muchos economistas se temían que sería muy complicado encontrar el equilibrio adecuado y que, al intentar combatir la amenaza de la deflación mediante la inyección de miles de millones de dólares de liquidez en la economía, los bancos centrales corrían el riesgo de causar un drástico e incontrolado repunte de la inflación en algún momento.
Esto aún no ha ocurrido.
Sin embargo, la batalla contra la deflación en realidad nunca se ganó, y el resultado sigue siendo incierto.
Sin duda alguna, en los últimos tiempos los bancos centrales han estado cerca de lograrlo, dado que la economía estadounidense se aproxima al pleno empleo y las condiciones son ahora idóneas para que se produzca una recuperación generalizada en Europa.
Esto ha permitido a la Reserva Federal poner punto y final a su famoso programa de relajación cuantitativa desde 2014 y empezar a subir sus tipos de interés de referencia en diciembre de 2015. El Banco Central Europeo aún no ha llegado a ese punto, pero ya ha anunciado que empezará a retirar su programa de relajación cuantitativa en los próximos seis meses aproximadamente, tras lo que podría empezar a subir sus tipos de interés.
Existen muchos motivos por los que a los bancos centrales les gustaría liberarse de estas políticas monetarias poco convencionales lo antes posible: restablecer un cierto margen para cuando la economía se vuelva a debilitar, reducir las distorsiones en los precios de los activos financieros causadas por estas políticas durante muchos años y evitar tener que normalizar los tipos de interés de forma demasiado brusca cuando la inflación realmente repunte.
Pero este año siguen teniendo miedo de actuar demasiado pronto y de manera demasiado drástica, dado que subir los tipos de interés cuando la inflación aún no está fuera de la zona de peligro —esto es, por debajo del 2 %— y las economías siguen siendo frágiles podría lastrar la recuperación y reavivar la amenaza de que la inflación vuelva a caer. A pesar de la marcada creación de empleo que ha registrado Estados Unidos, el crecimiento salarial es mínimo porque la mayoría de puestos generados no requieren cualificación y, sobre todo, porque las empresas siguen mostrándose muy cautas de cara al control de costes.
Los precios del petróleo siguen situándose en niveles muy modestos, incluso después del repunte que experimentaron en 2016. Además, la predisposición a gastar de los consumidores estadounidenses sobreendeudados está empezando a disiparse y los últimos datos sobre el aumento del precio de las viviendas y los automóviles han sido inferiores a las previsiones. Algunos de los principales indicadores estadounidenses están empezando a revertirse, por lo que nada está garantizado.
Pero esta incertidumbre continuada es, en realidad, una bendición para los mercados, dado que fomenta que los bancos centrales mantengan la cautela, lo que se traduce en una situación ideal para los inversores. Si la inflación empezara a repuntar claramente, los bancos centrales se verían obligados a intervenir y los mercados, inevitablemente, tendrían que descontar una subida de tipos, lo que cuestionaría seriamente los precios de los activos financieros.
Si, por el contrario, las tasas de crecimiento e inflación volvieran a caer después de todo, esto supondría el fracaso absoluto de varios años de intervención monetaria, lo que constituiría una gran decepción para los inversores en renta variable. Cuando los mercados puedan estar seguros sobre la dirección que tomará la inflación, ya sea al alza o a la baja, tendrán un buen motivo para preocuparse.
Mientras tanto, pueden disfrutar del actual contexto de incertidumbre.
Didier Saint-Georges es miembro del Comité de Inversión de Carmignac.
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: T Graham. La administración Trump se pone del lado de los financial advisors por encima de los ahorradores
Con la apertura de un periodo de solicitud de información pública sobre la regla fiduciaria, el Departamento de Trabajo se está poniendo del lado del modelo de asesoramiento de los financial advisors por encima de los trabajadores que ahorran para la jubilación.
El Departamento de Trabajo no necesita más información sobre el conflicto de intereses o la regla fiduciaria. Lo que hay que hacer es aplicarla plenamente y vigilar su cumplimiento, lo que beneficiará a millones de trabajadores en cada estado.
Cuando los asesores financieros son pagados a través de tarifas y comisiones que dependen directamente de qué productos de inversión eligen sus clientes, el consejo que proporcionan entra en «conflicto». Lo que es mejor para el asesor, puede no ser mejor para el cliente.
Esto crea incentivos para que los asesores orienten a sus clientes en inversiones que proporcionen mayores comisiones al asesor, pero no son necesariamente la mejor opción para el inversor.
Cada año, quienes ahorran para su jubilación pierden 17.000 millones de dólares en base a este conflicto de intereses. Hasta que la regla fiduciaria sea completamente implementada y aplicada, estos ahorradores perderán frente a los asesores financieros.
La administración de Trump está mostrando lo que es realmente al ponerse de parte de los asesores financieros por encima de los trabajadores que ahorran para la jubilación.
El primer período de comentarios sobre la norma se cierra el 21 de julio de 2017. El segundo período de comentarios sobre la revisión de la regla cierra el 7 de agosto de 2017.
Heidi Shierholz es economista jefe en el Economic Policy Institute.
Foto: Manuel, Flickr, Creative Commons. Por qué recomiendo no acudir a la nueva ampliación de capital de Banco Santander
Hay una tradición en España de considerar a los bancos como empresas sólidas, solventes y atractivas para invertir, por parte del público. De hecho, ¿quién no tiene en cartera acciones de bancos? Incluso empresarios importantes, clientes nuestros, tenían antes de ser asesorados por nosotros un peso importante de su cartera de inversión en bancos.
La realidad es bien distinta y especialmente en el caso español donde el negocio bancario se centraba en una formidable ecuación de rentabilidad: hipotecas con garantía de pago personal eterno + tipos de interés altos = beneficio estratosférico. De hecho, el ahora quebrado, con dolo e intencionalidad por parte de su último equipo gestor, anterior al nuevo presidente nombrado para gestionar la venta del banco en las mejores condiciones, Banco Popular llegó a figurar en los rankings de la prestigiosa revista Euromoney como el más rentable y capitalizado del mundo.
Los bancos españoles llegaron a estar entre los más grandes del mundo, presumiendo de excelente gestión pero la realidad era bien distinta: su negocio se basaba en: 1) el país con el mayor número de propietarios per cápita del mundo y 2) una ley hipotecaria única en Europa que protegía a la banca de cualquier impago de letras que tuvo que ser modificada ante los escándalos de los desahucios.
La realidad de la gestión se ha visto con la crisis hipotecaria mundial que afectó a España y que acabó con el rescate Europeo a la banca, a toda, por mucho que presuman los presidentes de los grandes bancos, que sin la ayuda del BCE hubieran quebrado igual.
Banco Santander tuvo que hacer una ampliación de capital de urgencia por orden del BCE en 2015, que se vendió al mercado como crecimiento porque le faltaban recursos propios para cubrir los coeficientes obligatorios de solvencia.
Los bancos españoles hoy están sostenidos por el BCE, de facto les presta al 0% y prestan al 1% o 2%, dependiendo del cliente; con tal margen, sin actividades importantes en mercados de capitales, como la banca americana y con una mastodóntica estructura de costes de los que no se pueden deshacer, solo se dedican a recuperar morosidad y a prestar en pequeñas cantidades. Ha quebrado la banca italiana, el mayor banco portugués, el Deutsche Bank a punto, por una millonaria multa del gobierno norteamericano que pagó realmente el alemán para evitar otro escándalo financiero y, claro, ahora el Popular que tenía menos exposición al sector inmobiliario que el Santander en términos de porcentaje del balance. ¿Creen que los otros bancos están más saneados? Los beneficios que publican dependen del nivel de cobertura de morosidad que cada uno quiera atribuir.
Los profesionales del sector sabemos que a la banca como tal le quedan pocos años: las grandes tecnológicas mundiales están entrando en el negocio de pagos por tarjeta, compensando compras y ventas, sin comisiones. Acabaremos usando antes de lo que creen tarjeta Apple, Google o Alibaba. Entrarán también el negocio de préstamos al consumo, que es de, o poco que queda, a la banca.
¿Por qué apela el Santander a los accionistas para financiar la compra? Porque no tiene fondos suficientes para acometerla; la imagen de generosidad con los actuales accionistas del Popular que pretende dar, ofreciendo un canje de acciones de este banco que no valen nada por unos bonos a largo plazo no es más que una treta para fidelizar como clientes de consumo a los arruinados accionistas del Popular porque su rentabilidad es nula y su liquidez (fundamental en finanzas porque si un activo no tiene liquidez (no se puede vender) no vale nada) también. Esta fue la causa del escándalo de las preferentes: cuando los tenedores de las mismas quisieron vender se encontraron sin contrapartida real, es decir, al precio que les ofrecía un precio de compra ridículo.
Hay otros productos financieros que ofrecen altas rentabilidades sin prácticamente riesgo, que los bancos no ofrecen porque no los crean ellos y no les interesa, amén de acciones de sectores industriales, de consumo o tecnología con mucho valor por ofrecer a los accionistas.
Columna de Carlos Orduña, presidente de Corefinance Financial Services EAFI
Pixabay CC0 Public Domain. Small- and Mid-Caps: Still Attractive Investments
Los valores en small y midcaps en Europa, Suiza y EE.UU. están siendo sostenidos por fundamentos económicos sólidos y un contexto de recuperación, por lo que siguen siendo atractivos como elementos de inversión a largo plazo.
Desde principios de año el comportamiento positivo de la economía ha servido de sustento para los mercados de valores. Los beneficios están aumentando de nuevo: en líneas generales, se prevé que las ganancias por acción suban un 13% este año en comparación con el año pasado.
Este contexto es particularmente positivo para las compañías de pequeña y mediana capitalización («smidcaps»), aunque los retornos entre los valores en EE.UU., Europa y Suiza varían.
Actualmente las smidcaps tienen un balance más sólido que las empresas de mayor tamaño. Su ratio de promedio de EBITDA es de 1.1x y 3.9x respectivamente. Estos bajos niveles de deuda junto al impulso de la economía global hacen que las smidcaps tengan todavía un fuerte potencial de crecimiento, justificando así valoraciones que pueden parecer altas en algunos casos.
Este potencial está también respaldado en una visión a largo plazo por su impresionante capacidad de innovación y su habilidad para ajustarse a los acontecimientos económicos, lo que debe traducirse en retornos adicionales siempre y cuando no haya riesgos sistémicos.
Asimismo, las smidcaps tienen ventajas fundamentales. Por ejemplo, muchas de ellas son empresas familiares, gestionadas de acuerdo a una filosofía que asegura la sustentabilidad del negocio. Además, las empresas pequeñas, por lo general, son dirigidas con un gran espíritu emprendedor cuyos efectos se ven con más facilidad cuando el crecimiento económico se acelera.
Particularmente en Europa, las smidcaps siguen ofreciendo buenas oportunidades de inversión debido a su valoración. En 2016, las smidcaps del Viejo Continente rindieron ligeramente menos que las grandes empresas, a pesar de que el crecimiento de sus ingresos se mantuvo positivo. Sus ratios de valoración son actualmente inferiores a los del resto del mercado y más bajos que sus promedios históricos.
Las smidcaps suizas, por ejemplo, se han mantenido a pesar de la fortaleza del franco. Han podido hacerlo enfocándose en sus ventajas competitivas y en la innovación a la vez que manteniendo los costes bajo control, lo que les ha permitido mejorar su rentabilidad. Además, estas empresas han continuado expandiéndose con éxito en los mercados emergentes en los últimos años. Para los inversores, las smidcaps ofrecen la estabilidad de los mercados desarrollados junto con una exposición indirecta a los mercados emergentes y su crecimiento.
En EE.UU., el renacer del sector manufacturero y el aumento del gasto de los consumidores debería beneficiar a las compañías locales durante un largo periodo de tiempo. A diferencia de las compañías suizas orientadas hacia la internacionalización, las smallcaps norteamericanas se enfocan en el crecimiento orgánico en sus mercados locales.
La reforma fiscal en EE.UU. debería ser especialmente beneficiosa para las smidcaps, que suelen tener un tipo impositivo mayor que el de las grandes corporaciones. Como resultado, las smallcaps deberían continuar explotando su potencial, particularmente en sectores más cíclicos y financieros.
Aunque estos valores ya han tenido ganancias significativas en 2017, siguen siendo inversiones atractivas, particularmente para aquellos que buscan una cartera equilibrada a largo plazo. En ambos lados del Atlántico, la recuperación económica debería ayudar e impulsar el crecimiento de las ganancias de estas compañías dinámicas y emprendedoras.
Tribuna de Nicolas Faller, co-CEO de Asset Management en Unión Bancaire Privée UBP
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: RaSeLaSeD. Bolsas y deuda: cada mercado cuenta una historia distinta
En los meses posteriores a las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos, los mercados renta fija y renta variable estadounidenses se movieron inversamente, ambos anticipando una recuperación del crecimiento económico. Las acciones subieron de manera inteligente, mientras que los precios de los bonos cayeron, haciendo subir los rendimientos y anticipando la aceleración del crecimiento eventualmente llevaría a un repunte de la inflación. Pero en los últimos meses, los mercados de acciones y de bonos han empezado a contar historias muy diferentes.
Las acciones han subido sin pestañear y los precios de los bonos también, lo que ha hecho que los rendimientos bajen. El mercado de bonos está contando una historia de menor crecimiento y menor inflación de cara al futuro. Pero la bolsa no parece haberse enterado de esta historia de desaceleración. Da por sentado que nada ha cambiado.
Las expectativas de inflación que encendieron la mecha de las acciones y que hicieron subir los tipos de interés el pasado otoño han disminuido significativamente. En particular, las esperanzas de que Washington ponga en marcha un paquete de medida de estímulo se han desvanecido. Y a pesar de esas esperanzas menguantes, las bolsas han extendido sus ganancias, estableciendo varios récords en el camino. Sin embargo, los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años han caído aproximadamente medio punto porcentual de sus máximos posteriores a las elecciones. ¿Por qué los mercados están contando dos historias diferentes? Vamos a tratar de averiguar cuál es la correcta.
El estrecho enfoque del mercado es una preocupación
Aunque yo me centro principalmente en los fundamentales como el crecimiento de los ingresos y la generación de flujo de caja, a veces me parece útil también echar un vistazo a los factores técnicos. Y la técnica que me viene a la cabeza claramente a mí en este momento es la estrechez en los últimos meses del último rally del mercado. Ese avance ha estado en gran medida alimentado por un puñado de glamorosas y bien conocidas empresas de gran capitalización del sector de la tecnología. De hecho, un reciente análisis en el sell-side demostró que cerca del 40% de las ganancias de este año en el índice S&P 500 pueden estar vinculadas a sólo cuatro acciones.
¿La tendencia alcista en los bonos aún está viva?
Los tipos de interés a largo plazo han seguido una tendencia bajista durante más de tres décadas, pero una especie de industria artesanal se ha desarrollado en torno a las predicciones sobre el final del mercado alcista. Y esas llamadas alcanzaron un el punto álgido poco después de las elecciones, basadas en el retorno de la inflación, impulsadas por una recuperación sincronizada del crecimiento económico mundial, bajos niveles de desempleo y una mezcla de políticas de estímulo de Washington.
Sin embargo, los mercados han revaluado ese escenario en las últimas semanas, lo que ha reducido los rendimientos del Tesoro debido a las perspectivas de recortes de impuestos y gastos de infraestructuras, al lento crecimiento estadounidense y a pocas señales de que vaya a ver subidas salariales en el mercado laboral por encima de la tendencia. En esencia, el mercado de bonos puede estar tratando de decirnos que una fase de crecimiento más lento está en el horizonte.
Entonces, ¿cuál es el mercado correcto? Si bien es demasiado pronto para pronosticar que hay una recesión en el horizonte, indicadores a futuro sugieren que podríamos ver una pequeña caída dentro del ciclo en un futuro no muy lejano, no diferentes a las tres o cuatro caídas que hemos visto en el actual ciclo de ocho años de expansión. Para mí, esto sugiere que los inversores deberían ser cautelosos a la hora de poner dinero su dinero a trabajar en activos de risgo como acciones y deuda high yield.
Pixabay CC0 Public DomainDarkoStojanovic. Tecnología médica, un sector de futuro
Los inversores han puesto la mirada en el sector de la tecnología médica. Son varias las razones por las que este sector, uno de los más defensivos del mercado, ha acentuado su atractivo como alternativa de inversión. Una de ellas es su ritmo de crecimiento. Este ha comenzado a acelerarse y las expectativas indican que mantendrá la tendencia positiva. Otras son unas potenciales rentabilidades al alza y el proceso de cambio en el que está inmerso el sector que abre nuevas líneas de negocio a las compañías que las reportarán interesantes beneficios.
En los últimos años, el sector ha ido ampliado su actividad y ha dado un paso más que va desde el tratamiento a pacientes hacia la mejora de sus cuidados y monitorización. La evolución del sector continúa y ahora es la digitalización la que lidera este cambio, generando grandes oportunidades a las compañías.
El crecimiento de las ganancias del sector se ha visto impulsado gracias a la evolución que han experimentado los productos que comercializan las empresas. Numerosos avances tecnológicos han alcanzado la madurez permitiendo su entrada en el mercado para su uso, es el caso de uso de la nanotecnología cuya aplicación está permitiendo intervenciones quirúrgicas menos invasivas.
Mientras tanto, un nuevo mercado está surgiendo alrededor de los servicios asociados a las aplicaciones de estos productos. Este nuevo objetivo de mercado está provocando que las empresas más importantes del sector modifiquen sus modelos de negocios y proveen un amplio abanico de soluciones y servicios en sus respectivas áreas.
La reforma de la sanidad en los Estados Unidos ha sido un desencadenante para el cambio, ya que dio lugar a una redistribución de los riesgos económicos entre proveedores y clínicas que se ha traducido en una mayor eficiencia en costes y calidad de los cuidados de los pacientes. Los resultados de los tratamientos es la prioridad.
Este cambio ha creado oportunidades para que las empresas con una amplia gama de productos, soluciones y redes de comercialización que funcionen bien se perfilen como proveedores de servicios integrados. Un ejemplo es Medtronic, que gestiona a diario las intervenciones para operaciones de transcatéter en clínicas especializadas. Los especialistas médicos contratados por Medtronic utilizan los productos de la empresa en los quirófanos y en los tratamientos post-operatorios. Este procedimiento baja los costes de las operaciones en las clínicas. Por otro lado, grandes compañías como Boston Scientific y Johnson & Johnson pueden aprovecharse de su tamaño y crecimiento, para mantener los márgenes estables de sus cuotas de mercado.
De acuerdo a estudios recientes, estos servicios añadidos impulsarán el crecimiento anual del sector medtech entre un 6%-7% frente al 5%-6% anterior. Una situación que compararse con la de la industria automovilística hace 25 años, cuando los servicios comenzaron a representar un porcentaje creciente de ventas totales y consolido la industria. Este ejemplo puede repetirse en el sector medtech.
Diferenciarse por la calidad
Las compañías que sobrevivirán a largo plazo serán aquellas que ofrezcan productos de gran calidad con servicios de calidad, que puedan aprovecharse de las economías de escala en producción y que posean una gran fuerza en el marketing internacional. Este proceso comienza en Estados Unidos y se trasladará a las empresas Europeas. Como hemos visto, la industria va a jugar un papel importante en la rápida detección de enfermedades así como en la prevención. Los avances en análisis de datos y diagnósticos profesionales harán esto posible.
Existe un gran número de competidores en el proceso. Los proveedores de datos están ganando terreno respecto a los especialistas en sensores y fabricantes de aparatos. Mientras que los líderes del sector de la tecnología médica se pelean por aumentar su cuota de mercado, los titanes de la tecnología tales como Alphabet, Apple y IBM quieren apropiarse de parte del pastel. Ambos sectores están uniendo fuerzas y han comenzado a colaborar con Medtronic y IBM Watson que han desarrollado una app para pacientes con diabetes, que permite detectar ataques de hipoglucemia dos horas antes.
¿Qué implica esto en el corto plazo? La digitalización en el sector sanitario es inevitable e imparable y las empresas medtech están jugando un papel importante en el proceso.
Tribuna de Asís Maestre, responsable del desarrollo de negocio en España de Bellevue Asset Management.