Cuatro momentos clave que los inversores deberían tener en cuenta

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Cuatro momentos clave que los inversores deberían tener en cuenta
Pixabay CC0 Public DomainPadrinan. Cuatro momentos clave que los inversores deberían tener en cuenta

La expansión de la economía estadounidense parece establecida en torno a una trayectoria plana de producción potencial, con lo que es probable que la inflación aumente. Cabe esperar que la política gubernamental eleve la confianza, pero el proceso legislativo podría ser escabroso y generar picos de volatilidad ocasionales. Dicho esto, la Reserva Federal estadounidense responderá a la inestabilidad de los mercados financieros de ser necesario. En cuanto al rumbo de la política, yo diría que las expectativas del mercado y la previsión emitida por la Fed sobre los tipos de reserva están alineadas.

Se ha llegado a la idea de que, a nivel mundial, el crecimiento de la oferta agregada –también conocida como producción potencial– se ha ralentizado, y esto es crucial para la toma de decisiones de inversión en el futuro. Pero no hay necesidad de complicar excesivamente las cosas: si su comprensión de la macroeconomía no cabe en una postal, tiene usted demasiados elementos en movimiento.

Nuestra expectativa es que el comportamiento capaz de mover los mercados se centrará en cuatro acontecimientos, que en nuestra opinión se están estabilizando ahora mismo:

  1. Elecciones legislativas de 2018 en Estados Unidos: El día después de los comicios de noviembre del año pasado, 568 personas se enfrentaban a una reelección en menos de dos años: la totalidad de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado. ¿Cómo puede uno defender políticas duras cuando va a tener que luchar de forma inminente por mantener su escaño? Yo pienso que las elecciones legislativas son el pegamento que mantiene unido al Partido Republicano en la actualidad. Creo que habrá algunos compromisos políticos y ciertos cambios significativos en la política fiscal. Por consiguiente, en el marco de ajustes considerables en la política regulatoria, anticipamos un repunte del gasto de capital en 2017. La normativa para entidades financieras ya está cambiando, incluso si el Presidente Trump no llega al extremo de lograr la revocación de la Ley Dodd Frank. Los republicanos necesitan unirse lo suficiente para lograr que las legislativas de 2018 sean un éxito, con lo que harán concesiones. No hemos tenido una reforma fiscal exhaustiva desde Reagan, cuyo proceso presupuestario iniciado en 1981 obligó a una reforma fiscal subsiguiente en 1986. Así, toda implementación de políticas en este ámbito podría llevar tiempo.
  2. Elecciones en Alemania: Estos comicios son importantes debido a la política monetaria del Banco Central Europeo. El presidente de la entidad, Mario Draghi, no quiere que dichas medidas se conviertan en una cuestión política. Aunque la economía alemana está repuntando y podría estar conduciendo a la salida de la política de flexibilización cuantitativa (QE), por no mencionar una subida de tipos de interés, este no es el caso de todas las economías de la eurozona.
  3. Conferencia anual del Partido Comunista Chino: Las cosas han estado extrañamente tranquilas en el frente chino, y nuestra expectativa es que lo serán estando durante el resto de 2017. En noviembre se celebrará el 19º Congreso Nacional del Partido Comunista de China, una oportunidad para el Presidente Xi Jinping de afianzar su posición de cara a los próximos cinco años. Para lograrlo, necesita un crecimiento del PIB del 6,5%. Esto podría traducirse en un menor impulso reformista o en un aumento del balance nacional, pero hará lo que haga falta. En este contexto, creemos que la influencia de China en los mercados será relativamente benigna este año.
  4. Cambio generacional en Arabia Saudí: Se está produciendo un cambio de régimen en Arabia Saudí, y con él se ha lanzado el plan “Visión Saudí 2030”, diseñado para revitalizar la nación y liberarla de su excesiva dependencia de los ingresos del petróleo. En el marco de lo anterior, se anticipa una salida parcial a bolsa de la petrolera estatal Aramco. El plan reafirma la determinación de los saudíes de implementar y ampliar recortes de cupos de producción para proporcionar un trasfondo estable al mercado petrolero. Por consiguiente, el precio del crudo fluctuará dentro de un rango con un límite inferior de 50 dólares por barril. Su límite superior es de 60 dólares, determinado por la eficiencia de los productos estadounidenses de petróleo de esquisto.

Implicaciones para el inversor

Estados Unidos tiene una población cada vez más vieja, que crece con mayor lentitud. Al mismo tiempo, el crecimiento de la producción potencial es bajo. A comienzos de siglo, el país crecía a un ritmo del 4%; actualmente, su tendencia de crecimiento del PIB ronda el 1,5%. Los hogares deberían anticipar menores rentas futuras, con lo que deberían ahorrar más. Las empresas también deberían anticipar menores beneficios, con lo que deberían invertir menos. La combinación de mayor ahorro y menor inversión se traduce en tipos de interés reales más bajos en el mercado. A su vez, esto conduce a una compresión continuada de los diferenciales, en el marco de la búsqueda de rentabilidad de los inversores.

¿Podemos hacer algo sobre la ralentización del crecimiento de la producción potencial? En los últimos años, los pronósticos a 5 años de potencial de crecimiento emitidos por el Fondo Monetario Internacional para 190 países se han revisado a la baja en dos de cada tres casos. Este proceso comenzó con anterioridad de la crisis financiera.

Política de la Fed

La presidenta de la Reserva Federal estadounidense, Janet Yellen, es tan partidaria de una política expansiva como ustedes creen. El objetivo del 2% para la tasa de inflación no la convence, y está dispuesta a tolerar niveles superiores a cambio de altos niveles de empleo. No obstante, Yellen lleva implicada en la política monetaria estadounidense desde la década de los noventa, y es consciente de que debe sonar como una banquera central conservadora. Así que juega su papel, y nunca diría siempre que «no» a unos tipos de interés crecientes. En sus discursos siempre ha afirmado que es importante normalizar la política monetaria, pero también ha encontrado razones en las reuniones del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) para ralentizar ese proceso. Solamente implementó un par de subidas de tipos, en diciembre de 2015 y 2016, respectivamente.

Dicho esto, su postura ha cambiado desde noviembre del año pasado. Podría decirse que, con anterioridad a la victoria electoral de Trump, el resto del comité pensaba que estaría al mando durante los próximos cinco años. Ahora, todo el mundo ha comenzado a pensar que no lo estará, lo cual refuerza al resto de sus miembros, que en mi opinión no le dejaron más opción que subir tipos en marzo.

Deberíamos creer lo que afirman sobre dos subidas más en 2017 y una ralentización de las compras de activos. Creo que su sucesor aplicará políticas muy parecidas a las suyas, y que será una persona que guste a los mercados y con quien Trump se sienta cómodo.

Tribuna de Vincent Reinhart, economista jefe de Standish, parte de BNY Mellon.

 

La Reserva Federal y los mercados no están en la misma página

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La Reserva Federal y los mercados no están en la misma página
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Dominio público. La Reserva Federal y los mercados no están en la misma página

Después de un repunte rápido después de las elecciones de noviembre, no ha habido un momento de calma en los mercados de bonos durante los últimos meses. Pero eso no significa que los inversionistas deban quitar sus manos del timón o sus ojos del horizonte.

La relativa baja volatilidad de los bonos últimamente ha creado un sentimiento de complacencia entre los inversores que puede no estar justificado.

Una razón importante para ser cauteloso es que el mercado de bonos y la Reserva Federal no están en la misma página en cuanto a la trayectoria y el ritmo de las futuras subidas de los tipos de interés o del momento de la normalización del balance. La incertidumbre sobre la implementación de la agenda proteccionista y de medidas para generar crecimiento de la administración Trump, la relativa fortaleza del dólar estadounidense (un dólar más débil estimula las exportaciones estadounidenses) y la medida en que un repunte en el crecimiento global va a provocar cambios en las políticas monetarias de los bancos centrales son factores clave que contribuyen a la divergencia en las expectativas de tipos. Eso puede significar problemas a la larga.

En cuanto a la Reserva Federal, aunque la inflación sigue siendo obstinadamente baja, el banco central se ha mantenido firme en la promesa de subida de tipos y de llevar a cabo una reducción de su masiva de su balance. Sin embargo, los mercados han ignorado en gran medida esto y eso podría crear sorpresas y volatilidad.

Varias veces en los últimos años, la Fed ha comunicado su deseo de endurecer las condiciones, sólo para retroceder un poco más tarde como consecuencia de las turbulencias del mercado provocadas, por ejemplo, por la devaluación de la moneda china en agosto de 2015 o el Brexit en junio de 2016. Pero ahora, los mercados podrían estar subestimando el compromiso de la Fed con estas medidas, que darían a la Fed más margen de maniobra de cara al futuro.

Por ejemplo, el último ‘gráfico de puntos’ de la Fed, el de junio, prevé otra subida de un cuarto de punto para 2017. Sin embargo, los mercados sólo descuentan una probabilidad del 50% de que esto suceda, según la herramienta CME FedWatch, que monitorea 30 días los precios de los futuros del organismo para evaluar las posibilidades de una subida de tipos.

La visión a largo plazo de la Reserva Federal y del mercado sobre la tasa de fondos federales también está muy separada. La Fed considera que el nivel a corto plazo se situará alrededor del 3% a finales de 2019. Esto significa que el organismo que preside Janet Yellen tiene previsto subir los tipos una vez más este año, tres más en 2018 y tres en 2019, pero el mercado no se lo cree.

¿Cómo de complaciente está siendo el mercado de bonos? De hecho, la volatilidad implícita en los bonos del Tesoro, medida por el índice MOVE, alcanzó su nivel más bajo de la historia a finales de julio. Esto en un momento en que la Fed y los mercados están vigilando qué pasa con las futuras subidas. ¿Qué visión es la correcta?

La reciente tranquilidad del mercado de bonos de Estados Unidos puede estar adormeciendo a los inversores. Sin embargo, la diferencia de visión con la Fed sobre la subida de tipos pone de relieve la incertidumbre que hay bajo la superficie. Los inversores de renta fija deberían tomar nota prudentemente.

Payson F. Swaffield es CIO de Income de Eaton Vance.

¿Más tranquilidad sobre la inflación en los mercados?

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¿Más tranquilidad sobre la inflación en los mercados?
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Ricky B. ¿Más tranquilidad sobre la inflación en los mercados?

Tras los boyantes resultados logrados por la mayoría de activos, los inversores no deben esperar mucho más al cierre del año. Los bancos centrales han expresado su clara intención de contraer sus balances, y creemos que una liquidez reducida, combinada con operaciones saturadas, justifica actuar con cautela.

En particular, creemos que el riesgo de reflación está mal valorado y que las previsiones del mercado y de los bancos centrales terminarán por converger. Prevemos que el ejercicio finalice en “3-10-60”: rentabilidades de las obligaciones estadounidenses a 10 años en torno al 3%, rendimiento de la renta variable de mercados desarrollados del 10% y precios del petróleo que alcanzarán los 60 dólares/barril.

A más largo plazo, continuamos siendo optimistas. Parafraseando a Daft Punk en su canción Harder, Better, Faster, Stronger, cuanto más cerca (closer) llegue el crecimiento global a su potencial no inflacionario a largo plazo, más bajo (lower) será el riesgo de shock económico, más tiempo (longer) podrán permanecer los bancos centrales detrás de la curva y más (higher) se apreciarán los activos de crecimiento.

Estos temas son los principales motores de nuestra tesis de inversión dinámica.

Somos optimistas sobre los activos reales, por ejemplo, los puntos de equilibrio de inflación, las materias primas y la renta variable de mercados desarrollados, al poder beneficiarse de un crecimiento global estable y sincronizado.

Somos cautos respecto a la deuda privada, dado el estrecho diferencial de rentabilidad, la deuda pública y los activos de mercados emergentes a medida que los bancos centrales se embarcan en un ciclo de normalización.

El resurgimiento del riesgo de reflación

Los primeros seis meses del año se han caracterizado por una liquidación de las operaciones inducidas por la reflación, por la excelente evolución de los activos de riesgo y por la baja volatilidad. Las ratios Sharpe son asombrosamente altas, pero esto no es sostenible en nuestra opinión.

Las expectativas de inflación han bajado desde que la Reserva Federal subió los tipos de interés a corto plazo en marzo de este año.

Las tasas de inflación tanto nominal como de equilibrio perdieron terreno como consecuencia de la reunión. La escalada de expectativas de inflación observada el verano pasado ya se había aplacado con la subida de tipos aplicada en diciembre, y está claro que la Reserva Federal ha dejado de situarse por detrás de la curva.

Otro factor que explica el descenso de las expectativas de inflación fue la caída del 25% de los precios del petróleo desde finales de febrero. Los mercados de materias primas continúan sometidos a presión, al ser la oferta generalmente superior a la demanda en estos momentos.

En este contexto, los activos de riesgo han arrojado un rendimiento asombrosamente sólido, impulsados por los activos de crecimiento. La renta variable de mercados desarrollados ha ganado más del 10%, mientras que su homóloga emergente ha vuelto a generar rentabilidades más sólidas. La deuda de mercados emergentes denominada en la moneda local también se ha comportado bien, a pesar del estrechamiento generalizado de los diferenciales de crédito. En este entorno, las estrategias de carry han arrojado ganancias no vistas desde la crisis financiera.

La tercera característica de los mercados en lo que va de año ha sido los asombrosamente bajos niveles de volatilidad. Rara vez la valoración del riesgo ha sido tan baja como en la actualidad.

Existen varios factores que explican esta tendencia. Algunos son cíclicos, como la baja volatilidad observada en los datos macroeconómicos, debido a la política monetaria expansiva y al crecimiento mundial estable y sincronizado. Otros tienen un carácter más estructural, como la estructura del mercado, medida por su volatilidad, donde el elevado coste de la cobertura ha tentado a los inversores a vender activos volátiles para recibir el carry procedente de la curva VIX.

Los activos de riesgo, en su conjunto, han generado unas ratios Sharpe asombrosamente altas este año (3,1 en el caso del MSCI World y 3,5 en el caso del MSCI Emerging Markets Index, en términos anualizados). Por muy atractivas que puedan parecer, creemos por nuestros cálculos que estas ratios no son sostenibles.

Un segundo semestre muy distinto

Suponemos que la reflación volverá a situarse en el candelero en los días previos al cierre del año a medida que el estable crecimiento, la incesante demanda, el encarecimiento del petróleo y las nuevas políticas ejercen presión en la inflación. No vislumbramos una fuerte escalada alcista, pero en vista de donde se encuentran las valoraciones, incluso un modesto aumento podría sorprender a los inversores.

Uno de los factores que hacen especialmente vulnerables a los mercados conforme entramos en el segundo semestre del año es la concentración de inversiones de cartera en un número relativamente pequeño de posiciones. El «carry trade» de mercados emergentes, el sector de tecnología y los diferenciales de crédito europeos son todas operaciones relativamente saturadas a fecha de hoy.

Banco de Pagos Internacionales

Al mismo tiempo, muchas de las autoridades de bancos centrales del mundo han manifestado su intención de empezar a contraer sus balances financieros. El Banco de Pagos Internacionales, en muchos aspectos el “banco de bancos centrales”, ha publicado recientemente una advertencia sobre el riesgo que supone para el capital de los bancos centrales el apalancamiento y las burbujas de activos potenciales que podrían crearse.

En este contexto, las presiones inflacionarias, una vez que se agregan debidamente, siguen siendo fuertes. No estamos ni por asomo cerca de los niveles vistos en 2007, pero nuestro predictor de Inflación Mundial (incluido en la primera página) muestra que el riesgo de deflación nos pisa los talones. Es más, vemos indicios de un crecimiento de los salarios más firme en distintas partes de EE.UU, la Zona Euro y otras economías desarrolladas. Incluso en Japón se está observando, en cierta medida, unos datos de inflación ligeramente mejores.

Cuando examinamos lo que podría desencadenar una revaloración del riesgo de inflación, descartamos el crecimiento económico. Todavía podemos ver un crecimiento sincronizado, aunque su ritmo se ha moderado. Continúa habiendo problemas en China, donde las autoridades se están esforzando por frenar el mercado inmobiliario con subidas de tipos de interés. Sin embargo, en líneas generales, rara vez el riesgo de recesión ha sido tan bajo como en los últimos 20 años.

Crecimiento de los salarios

Por otro lado, la demanda global se mantiene resistente. Para que la inflación suba la demanda tendría que desbordar las capacidades de producción y provocar subidas de precios de las mercancías, aumentos salariales para empleados y un encarecimiento de las materias primas. Es posible que veamos estos aumentos en estas variables, pues ya hemos empezado a ver un crecimiento de los salarios más firme.

También podríamos asistir a una reducción de la oferta de crudo a medida que los productores de esquisto reaccionan al abaratamiento del petróleo y a la planísima curva de futuros mediante una reducción del número de pozos nuevos. Habitualmente existe un desfase de entre cuatro y seis meses desde que vemos una bajada de precios del petróleo hasta ver un descenso de la oferta del mismo, lo cual provoca una subida del petróleo que podría filtrarse perfectamente en la inflación.

Por último, los cambios de política monetaria podrían provocar fácilmente un repunte de inflación. En Estados Unidos, la administración Trump ha decepcionado al mercado con su negativa a proporcionar una rebaja de impuestos, por no hablar de la reforma fiscal. Una reducción de impuestos sorpresa podría deparar en una rápida revaloración de la prima de inflación. Mientras, el Banco Central Europeo tiene ante sí una buena ocasión para hallarse detrás de la curva. Creemos que esto es una reacción intencionada al miedo a la deflación. Ambos elementos, tomados en conjunto, deberían sostener la inflación hasta finales del año.

¿Un error de política monetaria?

Aunque no cabe esperar una inflación elevada en el futuro próximo, sí creemos que se producirá cierta normalización. Incluso una inflación cercana al 2% en EE.UU. y del 1,6% en la Zona Euro sorprendería a los mercados hoy día. Otro riesgo, quizás ignorado, es caer en un error de política monetaria.

En Estados Unidos, el PIB correspondiente al primer trimestre se expandió a una tasa anual del 1,2%; si no mejora esta cifra en el segundo trimestre, es posible que Janet Yellen decida aplazar su programa de subidas de tipos. ¿Hasta qué punto podría proseguir su agenda la Reserva Federal sin desbaratar de facto el objetivo de inflación o crecimiento?

Una forma de plantearlo es comparando el tipo de los Fondos Federales con la regla Taylor. La versión que usamos aquí es la variante Mankiw, que combina la inflación, la brecha de producción y el desempleo para definir un nivel de tipos de interés a corto plazo que tenga un efecto neutral en la economía.

Según los datos actuales, nuestro análisis sugiere que este nivel sería el 2,25%. Por lo tanto, tendrían que aplicarse cuatro subidas de tipos de interés más para que el endurecimiento monetario de la Reserva Federal comenzase a hacer mella en la economía estadounidense, suponiendo que no existen cambios en el balance. Parece que hay margen para ver un nuevo aumento de las expectativas de inflación antes de que la Reserva Federal se tome esto en serio.

La regla Taylor-Mankiw y tipos de los Fondos Fed

Entre los riesgos que amenazan nuestro escenario figuran la posibilidad de que continúe el ciclo bajista del petróleo y la ralentización económica de China. Si esos riesgos llegan a materializarse, los mercados podrían verse profundamente sacudidos, dados los nuevos mínimos que está alcanzando cada día la volatilidad actual.

La volatilidad macro revela una correlación evidente con la tasa de crecimiento a largo plazo, y dado el nivel relativamente modesto de crecimiento económico, no es extraño ver una reducción. Aún así, un entorno caracterizado por una baja volatilidad aumenta el número de posibles posiciones para los participantes del mercado que buscan una exposición constante al riesgo. Toda volatilidad que suscite una liquidación de operaciones significativa de estos inversores probablemente tenga efectos en los mercados sin ninguna duda, siendo esto otra razón para obrar con cautela, en nuestra opinión.

Florian Ielpo es responsable de análisis macroeconómico del equipo de multiactivos de Unigestion.

‘Sin cambios’: ¿una receta de éxito para Europa?

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‘Sin cambios’: ¿una receta de éxito para Europa?
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Bjorn Laczay. ‘Sin cambios’: ¿una receta de éxito para Europa?

Ya hemos dejado atrás el primer aniversario de la sorprendente (y agorera) votación del Brexit y estamos ya a solo unos pocos meses del primer aniversario de la elección de Donald Trump. Se temió que estos dos acontecimientos llevasen a un rechazo general de la política del ‘statu quo’, marcando el comienzo de una especie de ‘New Deal’ actual en Europa y Estados Unidos. La realidad es bastante diferente.

En el Reino Unido los principales promotores del Brexit están comenzando a aceptar poco a poco que muchas, si no la totalidad de sus promesas eran inalcanzables. Algunos están ahora intentando hallar la manera de contárselo a los que han engañado. Se hablará largo y tendido de «largos procesos de transición» en los próximos meses a medida que la realidad se va haciendo patente. En Estados Unidos también hay cada vez más dudas sobre cuánto del «brillante» plan económico del presidente Trump se puede poner en práctica.

Pragmatismo europeo

La relevancia de estos factores yace en la comparación. Mientras que muchos se han centrado en los titulares sobre Trump y el Brexit, en un segundo plano el progreso en Europa ha sido cuestión de “plus ça change, plus c’est la même chose”, lo que significa algo así como «nada cambia en realidad». El crecimiento económico ha seguido recuperándose en Europa, sin contar el Reino Unido, y ha comenzado el debate sobre si el Banco Central Europeo (BCE) puede empezar a poner fin a su programa de expansión cuantitativa.

Con los inversores posicionándose para el fin de la política monetaria «ultraexpansiva» en Europa, la rentabilidad de los bonos del Estado alemanes a 10 años han aumentado más del 0,5%, un cambio notable desde finales de 2016, cuando brevemente entraron en terreno negativo. Mientras que algunos podrían ver esto como una amenaza para los mercados de renta variable, de forma más realista podría indicar una tendencia de mejora en las economías europeas, quizás incluso apuntando a un regreso a cierta apariencia de normalidad. Esta mejora ha comenzado a llegar también a los beneficios corporativos, uno de los factores detrás de la evolución positiva en los mercados de renta variable en lo que va de año.

Evitar la trampa de la euforia

Aunque los inversores han comenzado a notar con razón la mejora en Europa hay, sin embargo, unos cuantos nubarrones en el horizonte. En primer lugar, sigue sin estar nada claro si los estímulos para las economías europeas son tan sólidos como prevén los mercados. Los resultados del segundo trimestre recibieron una acogida dispar. Atlas Copco, una de las mejores empresas de ingeniería del mundo, informó de un fuerte crecimiento, pero no lo suficiente como para estar a la altura de unas expectativas agresivas. Esta ha sido la tónica con unas cuantas empresas, quizás un valioso recordatorio de que los resultados trimestrales no son necesariamente tan útiles para empresas que no se gestionan en base a los resultados de tres meses.

En segundo lugar, el Reino Unido y EE. UU., dos de los países que podría decirse que tienen las situaciones políticas más incómodas, posiblemente también han estado usando la devaluación como herramienta para mitigar la debilidad de los fundamentales económicos subyacentes. La debilidad del dólar estadounidense frente al euro en los últimos seis meses también ha significado que los beneficios en dólares estadounidenses han pasado de ser un estímulo a ser un obstáculo, un cambio de 180 grados, tal y como muestra el Gráfico (con una caída del valor del dólar estadounidense frente al euro del 11,9% en los seis meses hasta el 1 de agosto de 2017). Esto ha reducido el valor de los beneficios obtenidos por las empresas europeas que operan en Estados Unidos.

Estímulos gemelos para los bancos europeos

En lo que respecta a los resultados recientes, los beneficios de los nombres de «crecimiento fiable» han estado en general a la altura de las expectativas, pero a menudo esto no ha sido suficiente en aquellos casos en los que las valoraciones son elevadas; al mercado le siguen gustando los nombres de «recuperación rápida».

Un área del mercado que podría estar en una situación positiva durante algo más de tiempo son los financieros. Las economías más fuertes están reduciendo el nivel de reservas para impagos y, tal y como vimos en EE. UU., los inversores están dispuestos a comprar asumiendo que unos tipos de interés más altos deberían ser positivos para los márgenes de interés netos. Conjuntamente estos factores han contribuido a un rendimiento ligeramente mejor de los bancos en 2017. Pero el nerviosismo sobre si el crecimiento podría decaer demasiado rápido está suavizando el entusiasmo en el sector.

Los próximos meses podrían ayudar a aclarar las respuestas a algunas preguntas que rodean a la renta variable europea. Está por ver si los mercados seguirán su, ahora, familiar montaña rusa o si los inversores comenzarán a mirar más allá de lo que algunos podrían percibir como «interferencias» a corto plazo.

TimStevenson es director de renta variable europea de Janus Henderson Investors.

Tres preguntas para el segundo tiempo

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Tres preguntas para el segundo tiempo
Foto: Colasso, Flickr, Creative Commons.. Tres preguntas para el segundo tiempo

Desde luego, puede decirse que en el primer semestre del año 2017 la evolución general de la economía y los mercados de capitales fue bastante buena. Entre tanto, la inquietud que a principios de año generaban las incertidumbres políticas (palabra clave: «gran año electoral en Europa») parece haberse disipado. Mientras algunos descansan aprovechando la tregua del verano, de cara al segundo semestre son tres las cuestiones principales que acaparan la atención de los inversores:

1. ¿Seguirán predominando los motores del crecimiento?

La evolución de las bolsas sigue marcada por las expectativas de que se acelere a corto plazo la economía mundial, que 
en todo caso se está recuperando. El clima económico es particularmente favorable en los países industriales, pero también se observa una mejora en los países emergentes.

A pesar de eso, no cabe esperar que la economía se siga acelerando. En cambio, parece estar próximo el momento 
en que los datos dejen de proporcionar nuevas sorpresas positivas, y sean las diferencias geográficas las que recuperen el protagonismo. A escala regional, por ahora la zona del euro debería continuar destacándose positivamente.

2. Aumento de la inflación: ¿se ha terminado?

Las tasas de inflación general oscilan entre los efectos temporales y una evolución lenta: como cabía esperar, está cediendo el impulso inflacionario provocado por la subida interanual de precios del petróleo, aunque la bajada de los niveles de desempleo todavía no se ha traducido en una presión alcista apreciable sobre los salarios. En consecuencia, los bancos centrales están básicamente en compás de espera. Debido a que el panorama de reflación (una recuperación económica gradual con tasas de inflación moderadamente crecientes) sigue prácticamente invariable.

3. ¿Conseguirán los bancos centrales cambiar de rumbo sin sobresaltos?

La inflación puede provocar a veces quebraderos de cabeza en los bancos centrales, pero éstos tienen claro que el camino a seguir es el de una normalización paulatina de la política monetaria, que no debe ser confundida con un endurecimiento. En este sentido, aunque en EE.UU. los tipos de interés están subiendo gradualmente, todavía siguen bajos con respecto a la inflación. La reducción de su abultado balance prevista por la Fed tardará años en completarse. En la zona del euro, por su parte, el Banco Central Europeo apenas está dando tímidos pasos para salir de la «flexibilización cuantitativa». La posibilidad de que el cambio de rumbo provoque más vaivenes en el mercado, así como la intensidad de éstos, dependerá principalmente de cómo los bancos centrales gestionen cuidadosamente las expectativas que generan sus estrategias de salida. Un buen ejemplo de ello ha sido la reciente revalorización del euro.

Comprender. Actuar

¿Qué cabe esperar de todo esto en los mercados financieros? A escala mundial, es previsible que por ahora predominarán los motores de crecimiento, y que estos estimularán los mercados de acciones. En todo caso, se observa una triple sintonía entre un clima económico actualmente eufórico, con escaso margen de mejora, unos bancos centrales que aún tienen que gestionar el equilibrio comunicativo entre normalización y endurecimiento, y la desaparición (por ahora) de los riesgos políticos. Esto lleva a plantearse la pregunta de si están justificados los mínimos históricos a que han caído los índices de volatilidad. Se trata de un entorno que exigirá gestores activos quienes podrán aprovechar las oportunidades ofrecidas tanto por los vaivenes como por las diferencias entre países.

Les aconsejo que aprovechen el segundo tiempo para cuidar de su cartera.


Tribuna de Ann-Katrin Petersen, Vice President Global Economics & Strategy en Allianz Global Investors.

¿Cuáles han sido las repercusiones de la desmonetización en la India? (Parte I)

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¿Cuáles han sido las repercusiones de la desmonetización en la India? (Parte I)
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Partha S. Sahana. ¿Cuáles han sido las repercusiones de la desmonetización en la India? (Parte I)

En noviembre 2016, el Primer Ministro de la India, Narendra Modi, declaró que al final del año los billetes de 500 y 1.000 rupias dejarían de circular en el país y no tendrían ningún valor al iniciar 2017. La gente tenía que depositar el dinero en los bancos y posteriormente retirar los nuevos billetes, pero no se permitía intercambiar directamente los billetes, se pusieron límites a la cantidad de dinero a retirar por día tanto en las ventanillas como en los cajeros automáticos. Con esta medida el gobierno buscaba tres objetivos: 1) combatir la corrupción, 2) aumentar la competitividad de los negocios promoviendo el uso de medios electrónicos de pago y 3) que la gente ahorre en los bancos en lugar de efectivo en la casa.

La medida no era nueva, ya se había instrumentado en 1946 y en 1978. Tampoco era trivial, en la India el 90% de las transacciones se llevan a cabo en efectivo, el uso de tarjeta de crédito o de débito es bajísimo, incluso el 70% de las ventas por internet se pagan en efectivo al recibir la mercancía.  La mayoría de los sueldos se pagan en efectivo, el sector informal representa el 45% de la actividad económica y emplea al 94% de la fuerza laboral.  Los billetes a retirar representaban el 86% del efectivo de la economía.

A pesar de ello, el objetivo se logró.  En dos meses se sacaron de circulación todos esos billetes, se abrieron 270 millones de cuentas bancarias y aumentó de manera sustancial el uso de medios electrónicos de pago, se registraban medio millón de solicitudes diarias para poder recibir pagos a través de teléfonos móviles. No obstante, el costo para la gente de tener que ir al banco y hacer largas colas para depositar los billetes que tenían guardados en sus casas y adatarse a nuevas formas de llevar a cabo sus operaciones comerciales, la popularidad del Primer Ministro aumentó, la gente apoyó su medida. Inclusive en las elecciones realizadas en marzo de 2017 su partido se fortaleció.

Los impactos sobre la economía han sido de diversa índole. El número tan elevado de nuevas cuentas bancarias en un periodo tan corto impidió que se pudiera asegurar que todo el dinero que se depositaba era lícito, por lo que la medida terminó ayudando a lavar dinero.  Aumentó la demanda de oro, porque ahora los sobornos se pagan en ese metal en lugar de efectivo.  Por lo tanto, es difícil que el objetivo de combatir la corrupción se llegue a lograr, quien ya depositó el efectivo que tenía atesorado ya limpió dichos recursos y los sobornos los recibirá de otra forma y eventualmente en efectivo con los nuevos billetes de 2.000 rupias, que permite almacenar mayor valor en menor espacio. 

Afectó negativamente al mercado inmobiliario porque, para evadir impuestos, la mayoría de las operaciones se declaraban a un valor menor al de la transacción real y la diferencia se pagaba en efectivo.  La falta de efectivo provocó que el mercado se desplomara, su recuperación aparecerá hasta que la gente esté dispuesta a pagar los impuestos correspondientes a las operaciones. Las ventas de algunos otros activos y bienes de consumo duradero, como los automóviles también disminuyeron. La recuperación en esas actividades también se podría presentar si se regresa eventualmente a las operaciones en efectivo. En zonas rurales afectó la actividad agrícola por lo complicado que se volvió conseguir los insumos para producir, lo cual terminó afectando la producción, pero sin que se reflejara en un impacto sobre la inflación.

En la siguiente parte abordaré otros aspectos negativos, los positivos y el balance que existe hasta el momento.

Columna de Francisco Padilla Catalán
 

¿Funcionaría el ‘helicóptero de dinero’ en Japón?

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¿Funcionaría el ‘helicóptero de dinero’ en Japón?
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Matt Hecht. ¿Funcionaría el ‘helicóptero de dinero’ en Japón?

Imagine un helicóptero volando por encima, derramando billetes de mil dólares por todo su patio trasero. Esta es la imagen que me vino a la mente cuando leí sobre el «helicóptero de dinero», una propuesta alternativa a la expansión  cuantitativa (QE) de los bancos centrales. Los titulares más recientes sobre este tema se han centrado en Japón. A medida que el Banco de Japón se aproxima a los límites prácticos de su compra de deuda pública, varios economistas han argumentado que podría ser el momento de considerar el helicóptero del dinero.

Resumiendo, el helicóptero de dinero es una transferencia directa del dinero para aumentar artificialmente la inflación en una economía que funciona substancialmente por debajo de su potencial. Hasta ahora, el QE convencional del Banco de Japón no ha logrado la meta de inflación del 2%. De acuerdo con un documento de la Fed de St. Louis, esto podría deberse a las expectativas y a la disminución de la credibilidad de la política monetaria. Dado que el helicóptero de dinero es gratuito y nunca tiene que ser reembolsado, este enfoque podría tener mejores oportunidades para que Japón alcance sus metas de inflación.

Una forma de helicóptero de dinero que la emisión de un bono perpetuo de con cupón cero (sin vencimiento) por el Ministerio de Hacienda al Banco de Japón. El Banco de Japón «imprime dinero» a través de un crédito electrónico de efectivo en su balance, y utiliza el efectivo para comprar los bonos. Debido a que los bonos no pagan ningún cupón ni principal, el Ministerio de Hacienda nunca tendría que devolver el dinero.

¿Para siempre?

Con este dinero gratis, el gobierno debería ser capaz de embarcarse en el programa de obras públicas más ambicioso de la historia que contrate gente para mejorar las carreteras, por ejemplo, o simplemente deposite el dinero directamente en las cuentas bancarias de sus ciudadanos.

Pero una vez que esto sucede, ¿cómo podremos desenganchar a la gente del dinero gratis? ¿Se puede poner en marcha este programa de forma gradual? ¿Qué pasa si el Banco de Japón gestiona las expectativas declarando explícitamente que este sería un «evento único que nunca se repetirá»? ¿Conducir esto realmente a un aumento gradual de la inflación, al crecimiento de los salarios, a una leve depreciación del yen y al crecimiento del PIB nominal?

La evidencia empírica es variada en este caso.La experiencia histórica bien documentada de Alemania en 1923, Hungría en 1946 y, más recientemente, Zimbabwe en 2008 fueron desastrosas. A riesgo de una simplificación excesiva, el tono de las políticas que emprendieron estos países resulto un drástico aumento de la oferta monetaria, que dio lugar a la hiperinflación y a la devaluación de la moneda, y terminó en una gran recesión económica y una crisis política.

Sin embargo, otras pruebas históricas menos conocidas apuntan a una conclusión opuesta. Un estudio reciente del Levy Economic Institute sobre la economía canadiense entre 1935 y 1975 concluyó que la monetización permanente de la deuda, sin la intención de devolverla posteriormente, no produjo hiperinflación o una inflación excepcionalmente alta. El enorme aumento de la oferta monetaria y del crédito generado por el banco central canadiense fue absorbido por una amplia expansión de la producción industrial y el empleo.

En definitiva, no sabemos si el helicóptero de dinero funcionará. La evidencia histórica ha sido mixta, con casos de éxito y fracaso. Aunque esta herramienta sigue teniendo muy bajas probabilidades de ser implementada, no debería sorprendernos si se consigue poner en marcha algún tipo similar. El gobernador del Banco Central de Japón, Haruhiko Kuroda, es conocido por sorprender al mercado, como lo hizo cuando introdujo las tasas de interés negativas varios días después de señalar lo contrario. Sería ciertamente un experimento audaz del que el resto del mundo desarrollado podría aprender.

Teresa Kong es portfolio manager de Matthews Asia.

Ya está aquí: todas las claves del Anteproyecto de la Ley que implementa MiFID II

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Ya está aquí: todas las claves del Anteproyecto de la Ley que implementa MiFID II
Pixabay CC0 Public DomainFoto: Bluesnap. Ya está aquí: todas las claves del Anteproyecto de la Ley que implementa MiFID II

El pasado viernes 4 de agosto de 2017 la Secretaría General del Tesoro y Política Financiera publicó los esperados Anteproyecto de Ley («Anteproyecto») y Proyecto de Real Decreto («Reglamento») mediante los cuales se efectúa la transposición de la Directiva 2014/65/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 15 de mayo de 2014, relativa a los mercados de instrumentos financieros, comúnmente conocida por sus siglas en inglés, MiFID II.

A la hora de llevar a cabo la transposición, se ha optado por elaborar una nueva ley del mercado de valores, que derogará y sustituirá al actualmente vigente Real Decreto Legislativo 4/2015, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley del Mercado de Valores, sustitución que tendrá lugar al día siguiente de la publicación de este nuevo texto en el BOE.

Los incentivos

Uno de los aspectos que los operadores del mercado esperaban con más impaciencia era el relativo a los incentivos, ya que el nuevo régimen o modelo propuesto por MiFID II supondría un cambio radical en el modelo de distribución de productos financieros en España. En este contexto, la industria en general, abanderada por Inverco, AEB, CECA y UNACC propusieron al Ministerio de Economía, a principios de este verano –tal y como comentamos en nuestra tribuna de 13 de junio de este año-, la inclusión de un cuarto supuesto adicional en el que se permitiera, incorporando un aumento en la calidad del servicio tal y como exige la normativa, habilitar un “tertium genu” que no supusiese un cambio tan brusco en el modelo de distribución de productos financieros en España al permitir la recepción de retrocesiones en ciertos supuestos. Esta propuesta se apoyaba en que el inversor conociese a priori y a posteriori la cuantía exacta que recibiría el comercializador por la distribución de productos financieros.

Pese a ello, se ha decidido no adoptar la petición de la industria en lo que a la implantación de un cuarto supuesto se refiere, por lo menos de forma inicial, y se ha optado por limitar los supuestos en los que puede operarse con retrocesiones a los que establece, de forma ejemplificativa (que no limitativa) MiFID II. A efectos aclaratorios dichos supuestos son: (i) asegurar la independencia obligando a que se incorpore a la prestación de asesoramiento un número apropiado de productos de terceros que no tengan vínculos con la entidad, (ii) servicios de valor o que se combine el asesoramiento con algún tipo de servicio continuado con el que se añada valor al cliente y (iii) oferta adicional haciendo que se incorpore, con o sin asesoramiento, en la oferta del distribuidor, productos de terceros no vinculados con la entidad, así como herramientas que ayuden al cliente con la toma de decisiones de inversión informadas y con el seguimiento de sus inversiones.

Mercado destinatario

Otro de los cambios con más impacto es el que introduce la obligación de definir o valorar el mercado destinatario (target market) del producto o instrumento financiero que tendrán las entidades que prestan servicios de inversión. Esta obligación es distinta dependiendo de si se trata (i) del diseño del instrumento financiero, en cuyo caso deberá hacerse de manera que responda de antemano a las necesidades de un mercado objetivo definido de clientes finales dentro de la categoría de clientes pertinente, o de (ii) su oferta, situación en la que la entidad deberá tener en cuenta el mercado destinatario definido de clientes finales para determinar si puede recomendarlo. Esto implica, en definitiva, que tanto para la creación como para la oferta de los instrumentos financieros ha de tenerse en cuenta un nuevo parámetro: el mercado a que dicho instrumento va dirigido. Esta nueva obligación implica una segmentación del mercado que en muchos casos puede llevar a la desaparición de ciertos productos ante la imposibilidad de definir un mercado relevante (en el diseño o en la distribución).

Productos complejos y fondos no UCITS

Asimismo, en el Anteproyecto se refleja la intención de seguir el criterio de ESMA de 6 de junio de 2017, según el cual, deben considerarse como producto complejo todas aquellas instituciones de inversión no sujetas a la normativa UCITS de forma automática. Esto implica que, cada vez que se pretenda la comercialización de este tipo de instrumentos, será necesario que se realice un test de conveniencia previo, sin que sea posible su distribución bajo el régimen de ejecución.

Sistemas de negociación algorítmica

Con el objetivo de reflejar la evolución de los sistemas de negociación se regulan los sistemas de negociación algorítmica buscando evitar que éstos generen o contribuyan a la creación de anomalías en el mercado. Se pretende que las órdenes generadas mediante negociación algorítmica sean identificables, al igual que los sujetos que las iniciaron y los métodos utilizados para su creación. Esta nueva regulación supone que todos aquellos operadores que, hasta el momento, operaban en la sombra a través de algoritmos matemáticos que enviaban órdenes al mercado de forma automática tengan que estar, si cumplen con determinados requisitos, autorizados por el organismo competente como empresas de servicios de inversión.

Destaca la regulación de las comisiones que, como ya conocemos por las previsiones de MiFID II, han de ser transparentes y no deben incentivar la colocación modificación o cancelación de órdenes de forma que contribuyan a perturbar las condiciones de negociación ni el abuso de mercado.

Las EAFIs

Por otro lado, el Anteproyecto tampoco ha sido generoso con las EAFIs que, además de tener que sustituir su actual denominación por la de «EAF», siguen teniendo prohibida la utilización de agentes para el desempeño de sus funciones, prohibiéndoseles, además, ser agentes de otras empresas que presten servicios de inversión.

No solo MiFID II…

Por último, cabe mencionar que el objetivo de los citados textos no es exclusivamente la transposición de MiFID II, sino que a través de ellos se modifican también ciertas cuestiones relativas a las cuentas ómnibus, la información sobre política remunerativa que debe constar en el documento de datos fundamentales para el inversor (DFI) de las instituciones de inversión colectiva y un endurecimiento del régimen sancionador de las sociedades gestoras.

Aún margen para modificaciones

Tanto el Anteproyecto como el Reglamento se encuentran sometidos a Audiencia Pública hasta el día 18 de septiembre de este mismo año aunque, como señala el primero en su Disposición transitoria novena, las ESI, organismos rectores de mercados regulados y SMN contarán con un plazo de seis meses para adaptar sus estatutos, programas de actividades y reglamentos internos de conducta a lo dispuesto en el mencionado texto y en su normativa de desarrollo. En cualquier caso, y entretanto no se apruebe definitivamente, el texto del Anteproyecto todavía puede sufrir modificaciones.

Estamos en un momento clave, aunque también es cierto que no en el mejor de los momentos, para realizar todas aquellas observaciones que consideremos pertinentes con el fin de lograr que la trasposición de MiFID II cumpla con los objetivos por los que ha sido impulsada sin, por ello, tener que llevarse por delante el modus operandi de la industria, al menos en aquellos supuestos en los que el mismo ha resultado ser eficiente, eficaz y, ante todo, transparente.

Tribuna de Ana García Rodríguez, Baker Mackenzie

¿Sigue teniendo sentido diversificar una cartera?

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¿Sigue teniendo sentido diversificar una cartera?
Foto: Digital Canvas, Flickr, Creative Commons.. ¿Sigue teniendo sentido diversificar una cartera?

Los mercados de riesgo, y la bolsa es uno de ellos, están permanente expuestos a variaciones inesperadas en sus precios. La volatilidad es un elemento consustancial a ellos y es el precio que pagan los inversores por la rentabilidad superior a largo plazo de la renta variable en comparación con otras clases de inversiones. Obtener un retorno en bolsa sin su volatilidad intrínseca no es posible. En cambio, sí que lo es renunciar al riesgo que la bolsa supone a cambio de aceptar un rendimiento más bajo en el futuro.

En definitiva, si queremos evitar el riesgo de mercado contamos con las siguientes alternativas: vender todos los activos de riesgo (renta variable y bonos high yield en general y activos ligados a zonas emergentes en particular); cubrir la cartera con derivados, si bien esto no está al alcance de todos los inversores (al menos el hacerlo eficaz y fácilmente y además esta estrategia de cobertura puede comportar un coste económico y, en todo caso, un coste de oportunidad); y finalmente, como tercera posibilidad, contar con un enfoque de diversificación de los activos que forman parte de una cartera.

¿La diversificación en cuestión?

La diversificación como fórmula más eficiente para lograr sortear los riesgos de la inversión financiera y mantener cierta expectativa de rentabilidad se ha puesto en cuestión por datos como los que muestra el siguiente gráfico de Aviva Investors:

En él se muestra cómo desde 1990 hasta el comienzo de la crisis financiera posLehman Brothers, una cartera de renta fija y variable con pesos optimizados para lograr la mejor ratio rentabilidad/riesgo posible, obtuvo una rentabilidad anualizada del 5,3% con una volatilidad del 4,3% (línea verde).

En el período de seis años justo posterior (2010-2015), una cartera así creada mejoró incluso su eficiencia consiguiendo un retorno anualizado de casi el 6% con una volatilidad de poco más del 3% (línea amarilla). Este fenómeno fue posible gracias al descenso progresivo de los tipos de interés que revalorizó los bonos hasta niveles insospechados (en los que hoy nos movemos).

Finalmente, el gráfico expone la expectativa de rentabilidad que esa cartera compensada eficientemente con bonos y acciones tiene en la actualidad (línea roja): un retorno anual esperado de poco más del 2% con una volatilidad del 3,5%, resultando un ratio de Sharpe bastante pobre (el ratio de Sharpe mide la rentabilidad obtenida por cada punto de volatilidad de una cartera, por lo que cuanto más elevado, mayor nivel de eficiencia).

Las altas correlaciones entre activos: el enemigo de la diversificación

Los motivos de esta «decadencia» en la rentabilidad esperada por un inversor que ha diversificado sus inversiones en base a activos tradicionales para maximizar el retorno y minimizar el riesgo (núcleo de la teoría moderna de carteras), se encuentra en el débil crecimiento de las economías, las poco exitosas políticas expansivas de los bancos centrales y el bajísimo nivel en el que éstas han situado los tipos de interés. Esta situación lleva a muchos inversores a incurrir en mayores riesgos para intentar obtener retornos equivalentes a los del pasado.

¿Se puede hoy reducir el riesgo diversificando?

La respuesta a la pregunta del título es un rotundo SÍ. Sucede que, para lograrlo, se requiere mucho más conocimiento y trabajo que antes por parte del inversor, contar con un buen asesoramiento profesional y atenerse a unas cuantas reglas que sólo enunciaré:

–          Dar entrada a activos distintos a los tradicionales (bonos y acciones) como los fondos de inversión con gestión long/short y de valor relativo, activos ligados al sector inmobiliario y al private equity y ciertas materias primas con efecto de cobertura (oro).

–          No despreciar el cash como protección. Su remuneración es nula o incluso ligeramente negativa, pero es el coste que hoy tiene la seguridad.

–          Recurrir  a fórmulas de gestión flexible con vocación de llevar a cabo coberturas puntuales y con un componente de inversión táctica y oportunista.

–          Infraponderar la gestión ligada a un benchmark estático, especialmente en renta variable, y sobreponderar aquélla más centrada en la búsqueda de valor (compañías que pueden cotizar por debajo de su valor intrínseco) y con mayor margen de seguridad.

Habiendo hecho todo lo anterior, solo queda contar con un enfoque de largo plazo para las inversiones cuyo nivel de riesgo así lo requiera y a corto en aquellas que deberían de comportarse favorablemente en todo momento.

Tribuna de Guillermo Santos, fundador de iCapital EAFI.

Bitcoin: ¿la nueva fiebre del oro?

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Bitcoin: ¿la nueva fiebre del oro?
Pixabay CC0 Public Domain. Bitcoin: ¿la nueva fiebre del oro?

El valor del bitcoin se ha más que duplicado en el segundo trimestre, convirtiéndose en la divisa con mejor rendimiento a nivel global en ese periodo. En enero de 2016, un bitcoin valía en torno a 430 dólares, y hoy en día supera los 2.500 dólares. Muchos inversores se han interesado por el bitcoin debido a su destacado desarrollo, pero solo unos pocos entienden realmente cómo funciona. A continuación, examinamos qué es el bitcoin y algunas de las oportunidades y obstáculos para su desarrollo.

Con el endurecimiento de las políticas monetarias de los principales bancos centrales, consideramos que los inversores deberían analizar con reserva este nuevo instrumento.

El bitcoin es una “criptomoneda” potenciada por un registro digital llamado Blockchain. La distinción entre criptomonedas como el bitcoin y la tecnología subyacente del Blockchain es esencial. Bitcoin es una red de pago descentralizada. Es una versión “peer-to- peer” de dinero electrónico que permite pagos online entre partes, sin necesitar usar intermediarios como entidades financieras.

Blockchain es el registro público que recoge todas las transacciones, donde los usuarios pueden verificar la validez de cada operación. Actualmente, muchos expertos creen que dichas tecnologías podrían cambiar el futuro de la industria financiera.

Blythe Masters, mundialmente conocido como el creador de los CDS (credit default swap), está convencido de que el Blockchain es comparable con el crecimiento de internet a principios de los 90. Muchos inversores conciben el bitcoin como una fuente de diversificación para invertir, a pesar de que las criptomonedas son altament volátiles. Las transacciones en bitcoin son irreversibles, porque ningún intermediario puede bloquearlas. Todo usuario de bitcoin posee una “cartera” virtual y las transacciones siguen un método trasparente.

Cada 10 minutos un proceso llamado ‘mining’ (minería) crea nuevos bitcoins, lo que implica recopilar las transacciones recientes en bloques virtuales. Cuando un minero termina la recopilación de una serie de bloques, él o ella es premiado con bitcoins. Cualquiera con acceso a Internet y el equipo informático apropiado puede convertirse en minero. Los inversores también pueden comprar bitcoins en el mercado abierto.

Solo se crearán 21 millones de bitcoins, pero como se dividen en subunidades, en la práctica no hay un límite para el número que potencialmente podría existir. No obstante, se pueden adquirir bitcoins sin el proceso de ‘mining’ como con cualquier otra divisa convencional. Aunque hay diferentes formas de comprarlos, los intercambiadores de confianza son los más fiables. Cuando elegimos intercambiadores de bitcoin, como Bitsquare o Coinbase, es conveniente realizar una auditoría en términos de credibilidad, protección, seguridad, privacidad y control de fondos.

Existen múltiples ventajas en la utilización de bitcoin como sistema de pago. Las transacciones son posibles en cualquier parte del mundo, en cualquier momento, y con cualquier persona. Los costes son bajos en comparación con los métodos de pago convencionales. Es, además, una red de pago transparente y segura: el usuario puede verificar cualquier transacción en el registro virtual, sin banco central o gobierno que intervenga en el proceso. Además, es una divisa que fluctúa de manera transparente solamente determinada por la oferta y la demanda. El sistema no retiene información personal de sus usuarios, solo direcciones que tienen dos secciones: una “clave pública” y una “clave privada”.

Cualquiera puede mandar bitcoins a una clave pública, pero únicamente el usuario que conoce la clave privada puede gastarlos. Existen varios desafíos importantes para la expansión del bitcoin. Actualmente, la divisa sólo es aceptada por relativamente pocos negocios, aunque las compañías grandes, como Whole Foods o Microsoft (Windows Store), están empezando a aceptarla. Su volatilidad es también una desventaja clave. Las criptomonedas no tienen un valor intrínseco, ya que no están basadas en ningún activo subyacente, como las reservas de oro.

Como la cantidad total de bitcoin en circulación y el número de empresas usándolas es muy limitado, su valor puede verse influido sustancialmente por las acciones de escasos usuarios. En teoría, los bitcoins también podrían perder valor bajo determinadas circunstancias económicas, como la hiperinflación. Además, las autoridades han manifestado supreocupación respecto al bitcoin y posibles actividades ilegales como blanqueo de dinero.

Mientras que la moneda virtual no es completamente anónima – los bitcoins dejan registros públicos – puede ser muy complicado verificar la identidad verdadera de los usuarios. En el futuro, el sistema estará probablemente sujeto a las regulaciones que existen para sistemas financieros similares. La competencia también es un asunto a tener en cuenta: actualmente el bitcoin representa más de dos tercios del total de divisas virtuales, pero monedas competidoras, como Ethereum, están expandiéndose rápidamente.

A pesar de que el bitcoin ha registrado una serie de récords históricos este año, alcanzando los 2.900 dólares en junio de 2017, recomendamos que los inversores sean cautos. La volatilidad y la creciente competencia son asuntos fundamentales, y continúa siendo extremadamente complicado valorar las criptomonedas. También creemos que parte del actual éxito de bitcoin se puede atribuir al exceso de liquidez generado por los principales bancos centrales, mediante la combinación de tipos de intereses muy bajos y programas de compra de activos.

A medida que las condiciones de políticas monetarias globales – en EE.UU., Europa y otras regiones – se restrinjan, pensamos que el rendimiento de bitcoin puede resentirse. Desde nuestro punto de vista, Blockchain, la tecnología disruptiva que posibilita el bitcoin, puede presentar una oportunidad más apasionante. Para los inversores dispuestos a usar su dinero en este escenario tan rápido y cambiante, pensamos que las tecnologías de pago emergentes podrían suponer una manera interesante de acceder a las tendencias innovadoras del futuro.

Stephane Monier es jefe de inversiones de Lombard Odier.