Las inquietudes comerciales no bastan para enfriar el optimismo

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Las inquietudes comerciales no bastan para enfriar el optimismo
Pixabay CC0 Public DomainFoto: Unsplash. Las inquietudes comerciales no bastan para enfriar el optimismo

Los mercados se están viendo vapuleados por la intensificación de las guerras comerciales a escala mundial, la ralentización económica de China, la debilidad monetaria y los riesgos sistémicos en los bancos europeos, así como la crisis en Turquía.

Con todos estos factores como telón de fondo, hemos decidido no modificar nuestras asignaciones, pues reconocemos que, pese a encontrarnos en un punto más cercano al final del ciclo y albergar una mayor preocupación por el comercio mundial, la actual dinámica económica y de beneficios sigue propiciando un prudente optimismo sobre los activos de riesgo.

Comercio mundial

Los cálculos de las repercusiones de una guerra comercial han arrojado resultados un tanto disonantes, al diferir enormemente las hipótesis sobre la magnitud y la probabilidad de los aranceles, por no mencionar el impacto en el crecimiento frente a la inflación y las posibles respuestas políticas. Las estimaciones actuales oscilan entre un recorte del 1% a una fuerte merma del 2,3% para el PIB mundial, y aunque algunas instituciones vaticinan que la inflación obligará a la Reserva Federal a endurecer la política monetaria de manera más agresiva, otras esperan que la incertidumbre ponga freno a la docta institución. Con probabilidad, el impacto de las condiciones financieras eclipsará cualquier repercusión económica directa derivada de un mayor proteccionismo. Además, la mayoría de las estimaciones sugieren que, en comparación con el resto del mundo, el efecto negativo en Estados Unidos se verá multiplicado por dos.

China

La reciente devaluación del yuan chino, que se llevó a cabo para hacer frente a la intensificación de las guerras comerciales y una cierta debilidad de los datos del gigante asiático, ha acaparado algo de atención. Sin embargo, somos conscientes de que el yuan solo ha vuelto al nivel en el que se hallaba hace seis meses en términos efectivos reales, y el grado de la desaceleración china depende de los datos que se escojan para el análisis. 

Ahora bien, existen escasos signos de tensión fuera del mercado de renta variable, y dado el deterioro de los datos monetarios, la política se ha relajado, y todos los parámetros que supervisamos muestran una clara flexibilización de las condiciones financieras en China.

Europa

En cuanto a los potenciales riesgos sistémicos asociados a los bancos del viejo continente, existen cuatro vías principales por las que un sistema bancario incide en la economía y en otros activos: liquidez, oferta de crédito a la economía, calidad de los activos y posiciones en deuda pública. Las señales procedentes de estos canales arrojan luces y sombras. Por ejemplo, mientras que los parámetros de liquidez exhiben relativa solidez y poca dependencia de la financiación de los bancos extranjeros, las entidades bancarias necesitan un capital de 60.000 millones de euros en comparación con los 5.000 millones de euros que indican las pruebas de resistencia.

Los intentos de los bancos centrales por impulsar el capital están funcionando, aunque a un ritmo lento, y aunque Italia sigue siendo el “eslabón débil”, los logros registrados en España e Irlanda han sido notables y los riesgos sistémicos parecen ahora más reducidos.

Nuestros fondos de renta variable mundial presentan un posicionamiento neutral en los valores financieros, y sus líneas se concentran en los bancos de los mercados emergentes y Estados Unidos, en lugar de en Europa, donde todavía resulta necesaria la recapitalización bancaria.

Turquía 

Turquía ha sido el último foco de los movimientos sísmicos del mercado, que han provocado el desplome de los activos en liras, otros activos de los mercados emergentes (divisas, tipos y acciones), determinados bancos europeos y el euro. Aunque Turquía representa un país muy importante desde el punto de vista geopolítico, no lo es tanto desde el punto de vista económico, y pese a que el atolladero en el que se encuentra sumido el país es “típico” de los mercados emergentes, hoy se aplica únicamente a Turquía.

A modo de ejemplo, el excesivo apalancamiento ha generado una abultada deuda privada en moneda extranjera por valor de 230.000 millones de dólares, que vence el próximo mes de mayo; de este importe, 55.000 millones de dólares se usan para financiar el creciente déficit por cuenta corriente. Turquía también mantiene una política monetaria hiperexpansiva en un régimen cada vez más autoritario.

Sin la imposición de controles de capital, que podrían desencadenar unas considerables ventas en los fondos de los mercados emergentes y causar daños en toda la región, la tensión en el bloque emergente de manera más general debería disiparse. En lo referente a los bancos europeos, a pesar de unas cifras que copan titulares (como el hecho de que Turquía posee cerca del 6% de los activos del sistema bancario español y un cuarto del capital y las reservas totales del sector bancario), las exposiciones se obtienen principalmente a través de la titularidad de bancos filiales en lugar de mediante préstamos mantenidos en el balance, y esto mitiga el impacto de manera significativa. En el caso del BBVA, uno de los bancos más expuestos al país, el varapalo supondría unas pérdidas de 5.000 millones de euros (fondos propios y financiación del grupo) en lugar de 120.000 millones de euros (activos y préstamos), una cifra que equivaldría a un año de beneficios.

Dólar estadounidense

El billete verde se ha visto aún más reforzado en este entorno de mayor cautela, hasta el punto de que nuestros analistas de renta fija y divisas hablan de una prima de entre el 8% y el 10% respecto de sus estimaciones de valor razonable. La fortaleza del crecimiento estadounidense (y la debilidad de Europa) nos ha sorprendido tanto a nosotros como al consenso, lo que ha proporcionado un respaldo clave para la moneda norteamericana. Sin embargo, dado que la forma de la curva de tipos y la tasa de variación en los diferenciales de tipos a corto plazo apuntan a una depreciación del dólar, seguimos mostrando una visión estratégicamente bajista con respecto del dólar estadounidense. Por lo general, la moneda ha registrado un continuo comportamiento inferior cuando la curva se ha aplanado en los ciclos de endurecimiento. 

Reino Unido 

Hemos mantenido una postura neutral en relación con el Reino Unido desde julio de 2016, tras el referéndum sobre la permanencia del país en la Unión Europea. Nuestro equipo de renta variable británica sigue considerando que el mercado no goza del favor de los inversores; el rezago relativo del 30% frente a la renta variable mundial ha generado oportunidades de inversión, en especial en las firmas nacionales y los grandes exportadores con un flujo de caja libre positivo y unos rendimientos que revisten atractivo y una buena cobertura. Sin embargo, la incertidumbre sobre las condiciones del brexit ocupa un lugar predominante.

Columna de opinión de Toby Nangle, director mundial de asignación de activos, director de multiactivos EMEA, y Maya Bhandari, gestora de carteras multiactivos, ambos en Columbia Threadneedle Investments

Balance de agosto: más de lo mismo y sin cambios destacables a la vista

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Balance de agosto: más de lo mismo y sin cambios destacables a la vista
Pixabay CC0 Public Domain. Balance de agosto: más de lo mismo y sin cambios destacables a la vista

Desafortunadamente para las inversiones europeas, el mercado en agosto ha deparado una continuación de lo que vivimos desde hace unos meses: una subida del 3% en EE.UU. y una bajada del 3,5% en Europa.

Realmente no ha habido cambios en el fondo del mercado: buenos fundamentales macro y de resultados, pero ruido en varios frentes que impiden al mercado reflejar esos fundamentales. Se cumple el guión y,. ante la subida de tipos en EE.UU., los emergentes y sobre todo los más débiles estructuralmente sufren. En nuestro comentario de finales de julio mencionábamos la necesidad de estar en valores resistentes ante la posibilidad de más ruido proteccionista y de cambio de ciclo.

El factor distorsionador de una guerra comercial latente ha seguido y sigue presente, pero se ha atenuado algo después del preacuerdo comercial entre EE.UU. y México (posiblemente extendido a Canadá).

En parte, este asunto justifica la primacía de la bolsa americana sobre el resto de los mercados, ya que es cierto que EE.UU. soporta un importante déficit comercial frente a Alemania o China, por ejemplo, por lo que una serie de medidas recíprocas y restrictivas del comercio haría en el corto plazo más daño a los países netamente exportadores que a los importadores.

En el largo plazo, los aranceles se compensan con depreciaciones de las monedas y éstas con inflación, pero en el corto plazo se producen efectos negativos en la economía. A nivel de empresas, las medidas proteccionistas se han descontado en las empresas que han reconocido cierto efecto en sus previsiones, pero como son pocas las que lo han aceptado, en general el tema comercial pensamos que ha tenido escaso impacto.

Precisamente el eslabón que une el impacto económico de las medidas comerciales con el enfriamiento económico son las inversiones empresariales, algo que aún no parece que se haya visto afectado en gran medida.

En cierto modo unido al factor anterior y también por una preferencia de algunos inversores por el bajo riesgo en este verano, los activos de los mercados emergentes, tanto monedas como bolsas, han sido los perdedores.

Aunque los principales índices agregados emergentes han bajado en el mes de agosto un 3%-4%, sí ha habido una diferenciación entre unos países y otros. Los más débiles en términos de sector exterior y por un panorama político con dudas son los que más han sufrido.

La bolsa de Argentina ha caído alrededor de un 14% en el mes en moneda local y acumula una depreciación anual del casi el 40%.

El país ha descontado claramente la intervención del FMI. La caída que lleva acumulada en el año la lira turca y su bolsa de más del 20% y 35% parece descontar también una intervención del FMI. Además de estos dos países, se unen fuertes caídas de bolsas en monedas locales en China, Dubai y algunos países de Europa del Este. Las dos preguntas que hay que hacerse ahora son si Brasil puede ser el siguiente susto dentro del proceso de presión a los emergentes y si China está descontando un enfriamiento económico derivado del cambio de ciclo o de la presión comercial.

Respecto a Brasil, su bolsa está aguantando, con un comportamiento caso plano en el año en moneda local. Pero su divisa, el real brasileño, se deprecia alrededor algo más del 15%. Pensamos que la situación económica de este país es más sólida que la de Turquía y Argentina, pero no hay que olvidar que en octubre hay elecciones presidenciales con el menor grado de visibilidad de la historia, debido a la fragmentación y a lo heterodoxo de todos los candidatos.

La lentitud de la subida de tipos está afectando a las bolsas, y sobre todo a los índices que tienen un peso destacable de bancos.

En la UEM, la falta de determinación del BCE en su cambio de rumbo de la política monetaria hace que la rentabilidad del bono alemán siga por debajo del 0,5%.

En EE.UU., la Fed sigue con su proceso de normalización de tipos, pero en cierto modo el último discurso de Powell, mientras aseguraba la subida de septiembre, dejaba la duda sobre la de diciembre. Esto ha hecho que durante el mes la curva de tipos se haya aplanado más. Dado que la rentabilidad del bono a 10 años americano se ha situado por debajo del 2,9% mientras que el tipo a dos años se mantiene por encima del 2,6%, el diferencial entre los dos plazos se ha situado en menos de 25 puntos básicos por primera vez desde agosto de 2007. Esta situación de tipos hace que el escenario de que el BCE no pueda subir tipos en este ciclo gane probabilidades. No es que sean muy elevadas, pero si hace unos meses muchos lo consideraban imposible, ahora hay parte del mercado que lo empieza a contemplar. Una situación negativa para los bancos, que necesitarían de más concentración y reestructuración.

Por unas cosas o por otras, las bolsas siguen acumulando potencial sin reflejarlo en las cotizaciones, y aunque es cuestión de tiempo que lo hagan, hay que estar vigilantes no sea que se pase el ciclo.

Tribuna de Víctor Peiró, director general de Análisis de GVC Gaesco Beka

El bull market más largo de la historia: más volatilidad y nuevas oportunidades

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El bull market más largo de la historia: más volatilidad y nuevas  oportunidades
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Anthony Quintano . El bull market más largo de la historia: más volatilidad y nuevas oportunidades

Wall Street ha entrado en el bull market más largo de la historia después de atravesar un periodo de nueve años, cinco meses y 13 días sin una corrección de más de un 20%. Nadie lo esperaba cuando el 9 de marzo de 2009 el S&P 500 tocaba el mínimo de 666 puntos. Pero casi una década después, el selectivo estadounidense ha subido más de un 320% alentado por las políticas expansivas de la Reserva Federal, por la recuperación económica y por el impulso de algunos sectores como el de las grandes tecnológicas. 

A pesar de que el entorno macroeconómico sigue siendo favorable, nueve años y medio es mucho tiempo y algunos inversores comienzan a temer la llegada de la próxima recesión. No ayudan las crisis generadas desde el lado político por parte del presidente estadounidense Donald Trump y sus cruzadas contra el libre comercio, entre otras. 

Pero aunque parezca contradictorio, nosotros como inversores damos la bienvenida a titulares sobre la guerra comercial o la subida de los tipos de interés. Finalmente estos factores están favoreciendo un ambiente de inversión más volátil y eso puede permitir a los stock pickers como nosotros no sólo encontrar nuevas ideas de inversión, sino también demostrar las virtudes de tener una cartera compuesta por negocios de alta calidad que puedan defenderse bien en mercados bajistas.

Aunque la guerra comercial puede ser un  riesgo real para los márgenes y los múltiplos de una gran parte del mercado, no creemos que las compañías que poseemos estén en riesgo de resultar materialmente impactadas por este problema macroeconómico.

Nosotros tendemos a no tener empresas como Caterpillar o Boeing en cartera, ya que son grandes exportadores. Tampoco grandes compañías automovilísticas estadounidenses. Sin embargo, la guerra comercial introduce en el mercado un elemento de riesgo que no habíamos visto en mucho tiempo. Además, aunque algunos de nuestros bancos se han debilitado por el aplanamiento de la curva de tipos, la gran mayor parte de las acciones en cartera han empleado el apalancamiento de una forma muy conservadora. Esta es la razón por la que no estamos muy preocupados ante problemas macroeconómicos o una subida de los tipos de interés.

Por eso, aunque creemos que hay factores hoy que pueden hacer que el mercado se convierta en un lugar más volátil y con más riesgo del que hemos experimentado en los últimos años, pensamos que nuestra cartera está muy bien construida con compañías de gran calidad que pueden afrontar este aumento de la volatilidad.

Como stock pickers analizamos una a una las empresas que incluimos en nuestra cartera. En los últimos seis meses hemos reducido el peso de compañías de tecnología de la información al recortar posiciones en Alphabet, Visa y Mastercard. La razón es que cotizaban con valoraciones mucho más altas con respecto a hace un año o dos.

La parte asignada a consumo de bienes de consumo básicos (staples) ha sido la más amplia del fondo en los últimos años y aun representa un 20% del total, aunque el consumo discrecional ha ocupado el primer puesto y ahora pesa un 25%. En nuestro fondo tenemos nombres como Nike, Starbucks y TJX.

Pensamos que conforme aumente la incertidumbre económica por las subidas de tipos y los efectos de la guerra comercial, las compañías con unos fundamentales más débiles comenzarán a encontrarse con problemas.

Matthew Benkendorf es CIO de Quality Growth, boutique de Vontobel AM.

Banca europea: ¿motivo de preocupación o razones para comprar?

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Banca europea: ¿motivo de preocupación o razones para comprar?
CC-BY-SA-2.0, FlickrFotos: Chris Brown. Banca europea: ¿motivo de preocupación o razones para comprar?

Los bancos en toda Europa son en general mucho más fuertes ahora que antes de la crisis financiera. Esto se debe en gran parte a los reguladores, que han exigido que los bancos tengan más capital para protegerse de los riesgos que plantea una posible crisis futura. Es importante destacar que los reguladores también han sido más prudentes en términos de cómo se calcula ese capital.

El gráfico a continuación indica que el índice promedio del ratio Tier 1 para los bancos, una medida clave de su capital, se ha más que duplicado en los años transcurridos desde la crisis financiera mundial. Esto es positivo para garantizar que la historia no se repita. Sin embargo, es un desafío enorme para aquellas entidades que hasta ahora no han podido ajustar sus modelos de negocio.

Desde nuestro punto de vista, un número cada vez mayor de bancos registra una posición sobrecapitalizada y esto debería respaldar los buenos niveles de dividendos vistos en la actualidad así como las recompras de acciones. Dicho esto, existen diferencias considerables entre países y jurisdicciones (los países nórdicos frente a la eurozona en particular).

Al mismo tiempo, los tipos de interés ultrabajos que se introdujeron a raíz de la crisis financiera mundial también fueron problemáticas para el sector. Se tradujo en menores tipos de interés para los préstamos, pero no pudieron reducir la cantidad que pagaron por los depósitos en el mismo nivel porque los depositantes no tolerarían una tasa de interés negativa.

Nuestro enfoque es favorecer a los bancos que puedan ofrecer rendimientos atractivos independientemente del entorno de tipos. Unas tasas más altas del Banco Central Europeo serían un factor positivo y significativo para el sector. Nuestras propias estimaciones son que unos tipos 100 puntos básicos más altos mejorarían las ganancias del sector bancario de Europa en alrededor del 16%, con el subsector de la eurozona beneficiando aproximadamente el 17%.

Italia ha sido motivo de preocupación para los mercados durante el verano a medida que comienzan en su Parlamento las negociaciones para los presupuestos generales. Hay muchos factores que van a depender de las políticas que implementará el nuevo gobierno y de si esto conlleva una mayor prima de riesgo en Italia.

Un coste mayor de la deuda soberana podría tener efectos adversos en los márgenes de los bancos italianos en un momento en el que luchan por aumentar los costes de financiamiento de sus préstamos. También existe la preocupación de que los planes de la unión bancaria se estanquen por culpa del populismo italiano. Sin embargo, en ausencia de una nueva recesión económica, el ratio de morosidad de Italia hace tiempo que alcanzó sus niveles máximos.

Otra preocupación reciente en el sector bancario es la volatilidad de las divisas en algunos mercados emergentes, lo que reducirá el impulso de las ganancias para el grupo de bancos afectados, pero el impacto en el capital será limitado.

¿Es todo pesimismo en el sector bancario? De ningún modo. El sector bancario paneuropeo es hoy más diverso que nunca en lo que respecta a la seguridad de los beneficios, la generación de capital, los niveles de capital, la capacidad para pagar dividendos y el riesgo de la calidad de los activos. Eso debería hacer surgir  atractivas oportunidades de stockpicking.

Justin Bisseker es analista de bancos europeos de Schroders, donde trabaja desde hace más de 20 años.

 

Lo que importa son los beneficios a largo plazo

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Lo que importa son los beneficios a largo plazo
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Hans Splinter. Lo que importa son los beneficios a largo plazo

El mercado está obsesionado con los beneficios, aunque desafortunadamente, con los equivocados: los de corto plazo. Este artículo no es un intento de defender el extraño ritual trimestral en que las cotizaciones, incluso de compañías grandes y estables, oscilan con fuerza en función de su evolución en los últimos 90 días y de los puntos de vista, a menudo imprecisos, de los directivos y analistas sobre las perspectivas para los 90 días siguientes.

Se trata más bien de un intento de que nos concentremos en las formas de obtener beneficios más a largo plazo y la importancia de aguantar durante las épocas difíciles para lograr potenciar las ganancias a largo plazo. Dado que la expansión económica y la conexa evolución alcista del mercado son ya más bien maduras, podría afirmarse que resulta de especial importancia pensar en las  repercusiones que podría implicar una desaceleración.

La buena noticia es que los beneficios del índice MSCI World (1) se han duplicado desde su mínimo de comienzos de 2009. La mala es que todavía se encuentran tan solo un  20% por encima de su máximo previo a la crisis financiera de 2007, pues cedieron un 40% durante los 18 meses de caída. Esto implica que los beneficios globales se han incrementado a un ritmo inferior al 2% anual durante los últimos 11 años. Si se tienen en cuenta los dividendos, el avance global del mercado ha sido tan solo del 4%-5% anual durante, aproximadamente, la última década.

Cuatro de los 10 sectores GIC han superado significativamente en rendimiento al mercado desde 2007: tecnología de la información, atención sanitaria, consumo discrecional y consumo básico (2). Se trata, además, de los sectores en que el crecimiento de los beneficios ha superado con creces al mercado durante los 11 años.

Atención sanitaria (cuyos beneficios por acción –BPA– han aumentado un 94% desde 2007) y consumo básico (BPA, +61%) han evolucionado “al estilo compounding”: el crecimiento de los beneficios ha sido ligeramente inferior al del mercado en la fase alcista, si bien los beneficios fueron prácticamente planos (-1% y -2%, respectivamente) durante la recesión, lo cual contrasta con la caída del 40% del mercado, que los situó muy por delante del ciclo.

Consumo discrecional (BPA, +77%) ha batido al mercado de un modo diferente. Fue el sector que peor rindió durante la recesión (BPA, -66%) para después protagonizar una enorme subida cíclica (BPA, +414% desde 2009). Casi una década después desde el inicio de la recuperación, existen motivos para creer que es el momento de preocuparse por los efectos que podría suponer la próxima recesión para los beneficios del sector.

Tecnología de la información (BPA, +152% desde 2007) abrió el camino a los beneficios. La rentabilidad relativa positiva del sector ha respondido al crecimiento de sus beneficios más que a la burbuja de valoraciones, como sucedió a finales de la década de 1990. La clave, a partir de ahora, es la sostenibilidad  de estos beneficios. En general, los beneficios del sector cayeron un 35% durante la crisis, prácticamente en línea con el conjunto del mercado. Sin embargo, la situación es muy diferente en cada uno de los tres subsectores que conforman tecnología de la información.

El subsector de hardware y equipos cedió un 41%, a la par del mercado, mientras que el subsector de semiconductores vio desaparecer sus beneficios, que cedieron un 102% para adentrarse en terreno negativo. Por su parte, los beneficios de software y servicios subieron un 2% durante los 18 meses.

Claramente, es posible que la experiencia difiera de una compañía a otra, si bien la historia sugiere que el subsector  de software y servicios es relativamente defensivo, incluso sin tener en cuenta el cariz defensivo adicional que puede ofrecer la reciente alza de los ingresos recurrentes derivada del crecimiento de los servicios en la nube.

La única realidad segura sobre la próxima recesión es que será diferente de la anterior. Nuestras carteras invierten en compañías, no en sectores. No obstante, el hecho de que más del 75% (3) de nuestras carteras globales inviertan en los dos sectores más defensivos (consumo básico y atención sanitaria) o el subsector defensivo de tecnología de la información (software y servicios) otorga cierta seguridad de que los beneficios de la cartera podrían aguantar mejor que los del conjunto del mercado.

Si nos fijamos en la crisis financiera mundial, los beneficios de la cartera de nuestra estrategia insignia global evolucionaron en positivo entre 2007 y 2009. Por tanto, creemos que es el momento, más que de tratar de lograr un rendimiento excelente a partir de ahora, de centrarnos simplemente en que persistan los buenos resultados. Pensamos que invertir en compañías de calidad, bien gestionadas y con rentabilidades elevadas y sostenibles sobre su capital operativo es la mejor manera de conseguirlo.

Opinión de William Lock, Bruno Paulson y Dirk Hoffmann-Becking, del equipo de International Equity de Morgan Stanley Investment Management.

 

(1) En este artículo, utilizamos la previsión de beneficios a 12 meses. Fuente: FactSet, 31 de julio de 2018.

(2) El sector inmobiliario se excluye del análisis porque carece de historial; no fue hasta hace poco que pasó a ser un subsector. El sector industrial también se anotó un rendimiento ligeramente superior al del mercado.

(3) A 31 de julio de 2018.

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Cambios en el mercado de bonos municipales: riesgos y potenciales oportunidades

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Cambios en el mercado de bonos municipales: riesgos y potenciales oportunidades
Pixabay CC0 Public DomainFoto: Pexels. Cambios en el mercado de bonos municipales: riesgos y potenciales oportunidades

Como inversores en el mercado de bonos municipales, reconocemos lo difícil que es para los gestores activos añadir valor a la hora de invertir en uno de los mercados de bonos con mayor calidad crediticia. Por lo tanto, hemos tendido a infraponderar las emisiones de obligaciones generales. Los bonos de las obligaciones generales están respaldados por el crédito y la capacidad recaudadora de la municipalidad que los emite y, históricamente, estos bonos han tenido una alta calidad y un bajo riesgo, dejando poco margen a los gestores activos para añadir valor. En los últimos años, la calidad del crédito se ha deteriorado conforme los gobiernos de estados y localidades han tenido problemas con programas de pensiones con insuficiencia de fondos y unos crecientes beneficios post-jubilación, prometidos a sus trabajadores. Creemos que esta situación probablemente empeorará en los próximos años, y los inversores no están siendo compensados adecuadamente por los crecientes riesgos.    

Una de las razones por la que las pensiones estatales y locales reciben cada vez más un volumen menor de fondos, es la enorme brecha entre las tasas de rendimiento asumidas versus el rendimiento real de los activos.

A principios de 1990, el rendimiento medio planificado por los planes de pensiones era del 8% (gráfico), algo que era razonable dado que los rendimientos de los bonos del Tesoro a 30 años se situaban entre un 6% y un 7%. Desde entonces, los rendimientos del mercado se han colapsado mientras que los supuestos de partida para la inversión se han mantenido, por lo general, de forma constante.

Mientras que los mercados han descontado parte de esta dinámica, creemos que las obligaciones generales, de forma agregada, no están compensando a los inversores, y por eso hemos mantenido una consistente menor exposición. Sin embargo, nuestro equipo de analistas ha encontrado oportunidades en algunos créditos, que se consideran de menor calidad y en ocasiones problemáticos, que han sido cuidadosamente analizados y creemos que sus diferenciales compensan adecuadamente por el incremento de los riesgos.     

De hecho, hemos invertido en las obligaciones generales de Illinois a un rendimiento corriente atractivo, dad una serie de pasos que este estado ha dado para afrontar sus obligaciones y su déficit. En cambio, nos hemos desprendido de las obligaciones generales de Connecticut, a pesar de su perfil de rendimiento, dado nuestra creencia de que los fundamentales se siguen viendo desafiados, las calificaciones crediticias actuales se podrían estar en riesgo y los diferenciales se podrían ampliar aún más.  

En resumen, a nuestro modo de ver, es mejor dejar que otros inviertan en bonos municipales de alta calidad y bajo riesgo, mientras nosotros concentramos nuestro conocimiento en áreas donde podemos añadir valor a través de un proceso de análisis robusto y una selección de crédito, enfocándonos en aquellos créditos en los que sentimos que estamos siendo suficientemente compensados por el riesgo asumido.  

Columna de opinión de Robert Almedia, gestor de carteras y estratega de inversión global en MFS Investment Management, Megan Poplowski, directora, analista de renta fija especializada en bonos municipales. 

Dos posibles desenlaces para la guerra comercial entre Estados Unidos y China

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Dos posibles desenlaces para la guerra comercial entre Estados Unidos y China
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: U.S. Department of Agriculture. Dos posibles desenlaces para la guerra comercial entre Estados Unidos y China

A comienzos de 2018 no esperaba que las disputas comerciales pudieran ser una preocupación de primera índole para los mercados internacionales, y creo que mucha gente compartía esta visión. Dicho de forma sencilla, el comercio es algo más que un juego de suma cero y, por lo tanto, resulta conveniente preservar los acuerdos internacionales y los organismos que sostienen y fomentan el libre intercambio de bienes y servicios. Desafortunadamente, esa visión no parece compartirla el equipo del presidente estadounidense Donald Trump.

En opinión de la administración estadounidense, el problema comercial debe enfrentarse como un desafío estratégico para EE.UU., de modo que el país aborde el hecho de que a China las cosas le han ido desmesuradamente bien desde que se adhirió a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001, desarrollando presuntamente unas prácticas comerciales que serían totalmente inaceptables para cualquier otro país. Algunos comentaristas llegan a sugerir que esta política constituye una respuesta inevitable ante la inquietud que despierta desde hace tiempo el rápido desarrollo de China y que habría ocurrido aunque Trump no hubiera salido elegido.

Considero que la situación podría evolucionar de dos formas, dependiendo de las motivaciones detrás de las medidas actuales de las autoridades. En primer lugar, podría suceder que la política estadounidense tenga como objetivo obligar a China a abandonar lo que se consideran unas prácticas comerciales injustas, ya sea robando propiedad intelectual o imponiendo a las empresas estadounidenses la formación de sociedades conjuntas con empresas del país. Esta presión tiene como meta equiparar las condiciones y fomentar la competencia leal entre las empresas de los dos países. Este escenario podría no tener un desenlace tan malo, aunque a corto plazo su consecución provocaría fricciones y volatilidad en los mercados.

Disputa a largo plazo

El segundo escenario, y también el más preocupante, es que esta postura estadounidense parta de la premisa de que China es un nuevo rival cultural, militar, político y económico al que es preciso parar los pies. Concretamente, podría existir el miedo a que China se convierta en una superpotencia rica y tecnológicamente avanzada que cuestione la hegemonía de Estados Unidos. Si la prioridad de EE.UU. a partir de ahora es frenar el desarrollo económico de China, entonces podríamos estar ante una disputa larga, agotadora y potencialmente amarga.

Si EE.UU. persigue el objetivo estratégico de poner freno a China, entonces tal vez ninguna de estas medidas de tipo comercial pretenda propiciar la igualdad de condiciones, sino contener a un rival.

Obviamente, existen otros posibles desenlaces, dependiendo de las motivaciones de las autoridades estadounidenses, pero cualquiera de los dos escenarios anteriores debería dar a los inversores tiempo para considerar los riesgos de conjunto. La segunda vía sería muy difícil de emprender, pero tal vez las autoridades estadounidense estén dispuestas, de hecho, a pagar un precio para conseguir sus objetivos estratégicos, y ese precio sería poner en peligro el orden económico relativamente estable liderado por EE.UU. que ha disfrutado el mundo durante los últimos 35 años.

Intenciones desconocidas

Los mercados se han acostumbrado a un mundo globalizado donde el capital puede buscar y aprovechar cualquier ventaja concebible en costes y calidad de producto, y los costes que a medio y largo plazo supondría dar marcha atrás a esta era en nombre del nacionalismo serían considerables. Pero dependiendo de las intenciones que escondan los ataques comerciales actuales de EE.UU. contra China, los inversores tendrán que valorar cómo las políticas proteccionistas podrían afectar a las decisiones del sector empresarial en general.

Sin la certidumbre del orden económico y mundial liderado por EE.UU., no está claro qué pasos darán las empresas. Esta cuestión podría ser un problema para los próximos años y podría adoptar, en lo que respecta a los inversores, el aspecto de una mayor volatilidad, mayores primas de riesgo y menores tasas de crecimiento.

Desde el punto de vista de China, estamos ante un asunto sensible, y con razón. El país no tiene intención de seguir siendo un país de renta media, como Brasil o Rusia.

Para alcanzar la próxima etapa de su desarrollo, la economía china necesita entrar en sectores de mayor valor añadido, lo que incluye el diseño y fabricación de vehículos eléctricos, semiconductores y aeronaves. El apoyo estatal a estos sectores es vital. Aunque eso podría interpretarse desde el punto de vista estadounidense como un factor que distorsiona la igualdad de condiciones, China lo considera una forma de contrarrestar las ventajas naturales de EE.UU., como la estrecha relación entre sus prestigiosas universidades y su tejido industrial.

Las disputas comerciales siguen siendo un riesgo importante para los inversores, pero está por ver si las consecuencias de las tensiones constantes serán lo suficientemente importantes como para tener implicaciones de calado en los mercados. China y EE.UU. se enfrentan a estos problemas desde perspectivas muy diferentes y es muy posible que surjan malentendidos. Eso eleva las probabilidades de que se produzca un suceso que afecte a los mercados. Ahora parece existir una divergencia entre los intereses estratégicos de China y EE.UU. y durante los próximos meses será importante estar atentos a los riesgos extremos que se derivan de ello.

Bill McQuaker es gestor de fondos multiactivo de Fidelity.

Tres escenarios para las elecciones de mitad de mandato de Estados Unidos

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Tres escenarios para las elecciones de mitad de mandato de Estados Unidos
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: DonkeyHotey. Tres escenarios para las elecciones de mitad de mandato de Estados Unidos

La condena de dos ex asesores del presidente Donald Trump hace algunas semanas hace que sea más urgente analizar las elecciones legislativas del Congreso de mitad de mandato, programadas para el 6 de noviembre. Desde Lombard Odier observamos tres posibles escenarios, así como la repercusión de inversión para cada uno.

Tradicionalmente, las elecciones de mitad de mandato de los Estados Unidos ofrecen un referéndum sobre el presidente en el cargo. El Partido Republicano tiene mayorías tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes, y dentro de diez semanas los votantes decidirán 35 de los 100 escaños del Senado y los 435 escaños en la Cámara.

Es posible que hace unos días se haya producido uno de los mayores hitos en la presidencia de Trump. Por primera vez, un tribunal lo vinculó a condenas por fraude tributario y por romper las leyes de financiación de campaña por parte de su abogado personal y su entonces gerente de campaña. Siete de los antiguos ayudantes y asesores de Trump han confesado su culpabilidad o han sido declarados culpables de crímenes vinculados a su campaña en una investigación que busca vínculos con funcionarios rusos.

En este contexto, las elecciones de mitad de mandato de Estados Unidos, que se celebran cada cuatro años, pueden otorgarle al Partido Demócrata el control de la Cámara de Representantes, cambiando el equilibrio político de poder y las perspectivas para los mercados estadounidenses. Esto es importante porque, suponiendo que continúen las actuales revelaciones legalmente incriminatorias, los demócratas tienen más posibilidades de presionar para que se destituya al presidente.

A continuación se muestran los tres escenarios que vemos, con sus respectivas probabilidades, basados en las encuestas y modelos1 actuales:

  • Un Congreso dividido es nuestro escenario base. Utilizando los resultados de consenso de las encuestas y los modelos, esperamos que los demócratas ganen la mayoría en la Cámara y los republicanos mantengan el control del Senado (55% de probabilidad)
  • Sin cambios: el Senado y la Cámara continúan siendo controlados mayoritariamente por los republicanos (35% de probabilidad)
  • Barrido democrático: con ambas cámaras del Congreso cambiando el control (10% de probabilidad).

Además, un número inusual de republicanos en puestos vulnerables han renunciado, se han retirado o han dimitido en los últimos dos años, lo que aumenta las posibilidades de que los demócratas ganen escaños en noviembre.

Honor y división

Antes de mencionar las consecuencias para la inversión en cada escenario debemos recordar que la acusación formal de un presidente estadounidense es un proceso político, no legal. Los redactores de la constitución de los Estados Unidos en el siglo XVIII suponían que un presidente que se enfrentase a un juicio renunciaría debido a una cuestión de honor. Esa fue una suposición válida hasta esta administración de los Estados Unidos. En 1974, Richard Nixon renunció cuando perdió el apoyo de su propio partido y antes de que se presentaran cargos y en 1999 el Senado absolvió a Bill Clinton, que cumplió su segundo mandato completo como presidente de Estados Unidos.

Aun así, en nuestro escenario base de un Congreso dividido, cualquier intento de los demócratas de acusar a Trump por mayoría simple en la Cámara de Representantes está destinado a fracasar en un Senado controlado por los republicanos. Una mayoría de dos tercios en el Senado respaldando un proceso de destitución es improbable, a menos que los republicanos vean repentinamente a Trump como un riesgo político para 2020.

El único caso donde la acusación parece algo más probable, con los republicanos posiblemente empujados hacia el abandono de Trump, es una barrida demócrata de la Cámara de Representantes y del Senado. Pero independientemente de todo esto, las calificaciones de aprobación de Donald Trump se han mantenido estables entre el 38% y el 43% este año, e incluso los escándalos más recientes han mostrado pocas señales de que impacten a sus seguidores.

Siguiendo el dinero

Veamos ahora las consecuencias de la inversión para cada uno de estos escenarios. En caso de que nuestra expectativa de un Congreso dividido se desarrolle, esperaríamos ver una administración estadounidense mucho menos eficiente, con más dependencia de la autoridad ejecutiva para lograr lo que se bloquearía a través de la legislación, similar a lo sucedido al segundo mandato de Barack Obama.

En este contexto, la política fiscal impulsaría el desempeño económico en menor grado, y la política monetaria tomaría la delantera en su lugar, con tasas de interés en alza y un dólar más fuerte. A medida que los recortes de impuestos se mantengan y la rentabilidad corporativa continúe avanzando en línea con las expectativas del mercado, no habrá nuevos catalizadores fundamentales para impulsar el desempeño del mercado de valores.

Un Congreso sin cambios con republicanos sosteniendo su doble mayoría sería el resultado más positivo para el mercado en el corto plazo. El gasto en infraestructura probablemente continuaría con posibles recortes fiscales y los grandes programas de gastos también apoyarían al dólar. Sin embargo, a más largo plazo, los continuos niveles de alto gasto tendrían serias consecuencias para la solvencia de la economía de Estados Unidos, además de ser de poco agrado para los inversores.

Por supuesto, si los republicanos ganaran ambas cámaras del Congreso en este escenario, sería lógico considerar las elecciones presidenciales de 2020 y la posibilidad de que Trump busque y gane un segundo mandato. En el corto plazo, eso puede tener consecuencias para la relación entre la Casa Blanca y la independencia de la Reserva Federal, a menos que el banco central logre ser visto para resistir todos los intentos de Trump de influir en sus decisiones de fijar las tasas de interés. Después de la crítica de Trump hace un par de semanas sobre la normalización de la tasa de interés de la Fed, cualquier percepción de interferencia continua tendría profundas implicaciones para el estatus de refugio del dólar.

El resultado más inmediato sería una ‘barrida’ demócrata. Las victorias de los Demócratas tanto del Senado como de la Cámara serían un resultado más negativo para los mercados financieros en el corto plazo. En primer lugar, porque los inversores asumirían que los recortes de impuestos y regulaciones que han ayudado a impulsar los mercados en los últimos dos años no se renovarían. En segundo lugar, socavaría las políticas pro empresariales de Trump. Finalmente, Trump también puede respaldar la legislación demócrata sobre controles de precios farmacéuticos y aumentar el salario mínimo. Sin embargo, no cambiaría la política de la Fed de subir las tasas y retirar el estímulo fiscal.

Stéphane Monier es jefe de Inversiones de Lombard Odier.

Argentina: 6 factores negativos y 6 positivos del momento que atraviesa su economía

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Argentina: 6 factores negativos y 6 positivos del momento que atraviesa su economía
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: easydayout . Argentina: 6 factores negativos y 6 positivos del momento que atraviesa su economía

Los datos de Argentina son, de hecho, todavía débiles y la situación es seria. Pero es normal si ejecutas ajustes estructurales fiscales y de cuenta corriente. Lo que ya era una situación difícil, se ha visto agravado por las dificultades del sector de la agricultura (el más importante) debido a unas condiciones meteorológicas complicadas.

Para dar algo más de contexto tenemos que tener en cuenta 6 factores negativos y 6 positivos del momento que atraviesa la economía argentina:

1.- La comunicación (del comportamiento más ortodoxo) ha sido pobre y la política del banco central se alejó de la meta de inflación a la focalización monetaria. El anuncio de la «aceleración» del paquete del FMI el miércoles fue dramáticamente precipitado. Especialmente con Luis Caputo, un antiguo trader como ministro de finanzas, que supuestamente debería saber cómo comunicarse con el mercado. Estamos desconcertados y nos preguntamos por qué dejó hablar a Macri antes de contar con el apoyo total del FMI y sin dar muchos detalles.

2.- En este período de riesgo, es difícil mantener al peso argentino suficientemente estable, reducir el stock de Letras del Banco Central (LEBAC) a corto plazo, el riesgo de refinanciación y mantener las reservas. Actualmente, las reservas son solo del 10% del PIB. Una cifra muy inferior a los promedios del resto de países de Latinoamérica y muy cercanos a los requisitos mínimos del FMI.

3.- Se prevé una significativa recesión económica, pero los inversores parecen concentrase mucho en esto. Es cierto que es inevitable que se produzca una fuerte desaceleración (principalmente recesión) por un largo periodo de tiempo cuando se hace un fuerte ajuste fiscal y de cuenta corriente. Dicho esto, los números han sido peores de los esperados.

4.- Las próximas elecciones presidenciales se celebrarán en el plazo de un año, cuando el ajuste que sucede a cualquier reforma estructural aún se sentirán profundamente en la economía. El riesgo de un regreso a un candidato peronista es un «desconocido conocido». El ajuste fiscal profundo, junto con la inflación muy alta ponen en peligro la perspectiva de la reelección de Macri (a pesar de que su popularidad sigue siendo relativamente alta para los estándares de América Latina).

5.- El significativo ajuste monetario aumentará la inflación y puede tener una repercusión automática en los aumentos salariales previamente acordados, lo que complicará el logro de los objetivos presupuestarios.

6.- La población puede estar muy descontenta con la corrección de la moneda, la inflación y la pérdida del PIB per capital, mientras que los niveles de deuda se han mantenido altos.

En el lado positivo:

1.- Argentina está logrando enormes mejoras microeconómicas (una destrucción creativa como las de Schumpeter) en la que destaca la liberalización de los precios del petróleo, la supresión de los aranceles a la importación de los notebooks y la electrónica del hogar, la eliminación del monopolio bancario en las tarjetas de créditos, entre otras muchas cosas.

2.- Los tipos reales son positivos, los tipos nominales son los más altos del mundo (1% carry/semana…que aumenta otra vez)

3.- La deuda externa es extremadamente barata.

4.- Las autoridades se comportaron de forma ortodoxa (por primera vez en bastante  tiempo …) Existe la capacidad y, esto es nuevo, también una fuerte dedicación para resolver los problemas.

5.- Lo más probable es que se anuncien un nuevo presupuesto más estricto (anunciaron el 1,3% pero a un nivel superior) hoy o el lunes

6.- Es probable que se resuelva el actual déficit por cuenta corriente debido al enorme ajuste monetario. Tener un doble superávit para 2020 es ahora un objetivo razonable.

En última instancia, Argentina es casi un mercado frontera en términos de profundidad y amplitud de sus mercados de capital (comparado con, por ejemplo, Turquía). Argentina fue probablemente demasiado de una “historia de éxito” desde la denominación de Macri. No es necesario decir que la “salida” es más dolorosa que la entrada… ya que hay baja (o ninguna) liquidez y los movimientos de divisas en particular son actualmente exagerados.

De cara al futuro, el mercado local de divisas seguirá bajo presión tanto tiempo como persista el sentimiento negativo.

En este sentido, que la situación de una vuelta muy probablemente necesita algún evento exógeno, ya sea una solución de liquidez sorprendente de una tercera parte (líneas de swap, prestamista de último recurso, otro…), las nuevas subidas de tipos de interés o el FMI saltando a escena con un elemento suplementario de apoyo.

Lo mejor que le podía pasar a Argentina que el FMI relaje sus criterios, ya que le daría  un poco más de flexibilidad con la actual administración dedicándose extremadamente a ejecutar políticas sólidas. El riesgo de que sólo usen la flexibilidad extra para relajar la reforma estructural en curso es mínima.

Adrian Bender es portfolio advisor de Fixed Income en Vontobel AM.

México salva el TLCAN, pero ¿a qué precio?

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México salva el TLCAN, pero ¿a qué precio?
Pixabay CC0 Public DomainFoto: kliemphoto. México salva el TLCAN, pero ¿a qué precio?

El acuerdo de esta semana entre Estados Unidos y México sugiere que la Administración Trump se está volviendo más constructiva sobre el tema del libre comercio. No creemos esto necesariamente, pero en los últimos meses Estados Unidos ha sido más razonable con sus socios comerciales, exceptuando a China.

En general, el riesgo de una guerra comercial mundial probablemente ha disminuido. Pero mientras Estados Unidos y China no lleguen a un acuerdo satisfactorio (y las señales no son positivas), la amenaza del proteccionismo global probablemente seguirá pesando en los mercados, especialmente en los mercados emergentes. Para México, sin embargo, el acuerdo sobre áreas clave del TLCAN es una noticia positiva.

Entonces, ¿qué se ha decidido después de un año de duras discusiones? Lo más importante es que para los fabricantes de automóviles, el requisito de piezas fabricadas regionalmente aumentará del 62,5% al 75%. Esto incluye el input de acero y aluminio.

Además, una nueva regla requerirá que al menos el 40% del valor agregado de exportación de automóviles sea producido por trabajadores que ganen al menos 16 dólares por hora. Los mexicanos se han comprometido claramente en estos dos puntos y por su parte, Estados Unidos ha suavizado su postura sobre la resolución de disputas y sobre la llamada cláusula de extinción, en base a la cual se acordó que el nuevo acuerdo debería seguir siendo válido durante al menos 16 años en lugar de los cinco años originalmente exigidos por EE.UU.

Para Estados Unidos, los cambios en la industria automotriz fueron de lejos los más importantes. México aceptó las nuevas reglas para salvar el TLCAN. Al mismo tiempo, el daño al sector automotriz mexicano parece manejable. Se estima que el 70% de los fabricantes de autos ya cumplen con las nuevas reglas. Así que con los negociadores estadounidenses enfocados en el sector automotriz, los temidos cambios en el sector agrícola no se materializaron.

Otro punto positivo es que la parte mexicana no propuso cambios en el sector de la energía. Hasta donde sabemos ahora, los negociadores del presidente López Obrador no han presionado para sacar adelante una nueva y más estricta regulación de la inversión extranjera en el sector de petróleo, del gas y la electricidad en México. Esto sugiere que el nuevo gobierno, que se instalará el 1 de diciembre, no tiene prisa por revertir las reformas energéticas del gobierno saliente de Peña Nieto. Derogar estas reformas energéticas fue uno de los puntos principales en la campaña electoral del nuevo presidente.

En general, el acuerdo es una noticia positiva para la economía mexicana, ya que es poco probable que la importante relación comercial con Estados Unidos se vea muy afectada. Ahora, el acuerdo debe discutirse con el gobierno canadiense, que no estuvo involucrado en la última fase de las conversaciones.

Las complicaciones podrían surgir si los canadienses no están de acuerdo con las partes clave del acuerdo. En cualquier caso, dada la imprevisibilidad de la Administración Trump, tenemos que esperar la firma final del acuerdo, ya sea en la forma de un acuerdo bilateral entre EE.UU. y México o un TLCAN reformado, antes de que podamos asumir la continuidad de la relación comercial mexicano-estadounidense.

Willem Verhagen es economista senior de NN Investment Partners y M.J. Bakkum es estratega senior de mercados emergentes.