Trade, Treasuries y Trump: tres claves para el crecimiento en 2019

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Trade, Treasuries y Trump: tres claves para el crecimiento en 2019
Pixabay CC0 Public DomainNietjuh . Trade, Treasuries and Trump: Three Keys for Growth in 2019

Durante la mayor parte de la última década, hemos vivido en lo que a menudo se ha denominado una «economía de Ricitos de Oro». Por mucho que el sujeto rubio e invasor de la historia de los niños descubrió que un tazón de avena es «justo», el crecimiento económico y la inflación no ha sido ni demasiado caliente ni demasiado frío*. Durante este tiempo, la acción coordinada de los bancos centrales del mundo mantuvo las tasas de interés cercanas a cero y los precios de casi todas las clases de activos fueron altos.

La economía de los Estados Unidos se encuentra en su 113º mes de expansión, siete meses por debajo del récord. A pesar de un reciente tropiezo, las acciones estadounidenses llevan 119 meses en el mercado alcista más largo de la historia, lideradas principalmente por el crecimiento de las acciones en una ola global de innovación tecnológica y expansión de la prosperidad. Excepto por los temores de crecimiento en 2011, 2015 y quizás un día en noviembre de 2016, la volatilidad del mercado ha sido baja y ha mantenido una trayectoria ascendente, en gran medida, sin interrupciones.

Sin embargo, hay indicios de que la narrativa puede estar cambiando, ya que un giro en el ciclo económico actual, que empieza a estar envejecido, puede ir acompañado de un cambio generalizado en los regímenes sociopolíticos del globalismo al nacionalismo y del capital al trabajo. El populismo está en marcha en todo el mundo con efectos a largo plazo que no están claros, pero es poco probable que sean positivos para la renta variable. Como en la historia, los osos eventualmente regresarán a casa; su tiempo y estado de ánimo son inciertos, al igual que la cantidad de esta eventualidad que el mercado ya ha descontado. En este contexto, creemos que la selección de valores con un enfoque bottom-up es fundamental, tal y como hemos hecho durante más de cuarenta años, y sigue siendo más importante que nunca.

La economía política de 2018

El problema más sobresaliente para el mercado es el crecimiento: con los recortes de impuestos corporativos que nos quedan y con poca holgura en la economía, es casi seguro que el crecimiento se desacelerará del 3% al 4% estimado en 2018. Eso no necesariamente implica que haya una recesión –definida como dos trimestres consecutivos de contracción–, en un horizonte inmediato. ¿Hasta qué punto está por encima o por debajo del crecimiento real de aproximadamente 2% que la población y el aumento de la productividad sugieren que es «justo»? Depende de muchos factores, incluido lo que hemos descrito de diversas maneras como “tres T”: Trade, Treasuries y Trump.

  1. Trade: el presidente Trump hizo del «comercio justo» la pieza central de su campaña electoral y hasta el momento ha cumplido su promesa de desafiar la ortodoxia de «libre comercio» de la posguerra que prevalece (por ilusoria que haya sido la realidad). La esperanza de un acuerdo comercial con China aumentó cuando la administración renegoció el TLCAN, ahora llamado USMCA (las iniciales de sus signatarios de Estados Unidos, México y Canadá). El mercado, comprensiblemente, zaga con cada indicio de que podría surgir un acuerdo con China, ya que China representa más de la mitad del déficit comercial de 600.000 millones de dólares de los Estados Unidos y sigue siendo nuestro tercer destino de exportación. La situación adquiere una importancia aún mayor debido al papel de China como motor del crecimiento global. China se está desacelerando debido a los desequilibrios estructurales internos. La presión del presidente Trump aumenta esos problemas, pero es poco probable que un acuerdo los resuelva o cure el daño duradero causado a la simbiosis chino-estadounidense.
  2.  Treasuries: también es crítico para la perspectiva de la economía y la renta variable el nivel y la trayectoria de las tasas de interés. Desde que la Reserva Federal comenzó a disminuir hace cuatro años, en octubre de 2014, la tasa del Tesoro a diez años se rompió un 3% este año, por primera vez desde 2013, situándose ahora justo por debajo de ese nivel. Las tasas de interés más altas tienen un impacto en el mundo real: hacen que las compras de nuevas viviendas, automóviles, equipos de capital, empresas y el déficit de los Estados Unidos sean más caros de financiar. Todo lo demás es igual, las tasas más altas reducen el valor de los activos de riesgo al hacer que el hogar alternativo para el capital, los bonos del Tesoro «sin riesgo», sea más atractivo. La estructura temporal de las tasas de interés (también conocida como la curva de rendimiento) también se ha atribuido poderes predictivos. Las curvas invertidas, situaciones en las que el rendimiento de diez años excede el rendimiento de dos años, han predicho las nueve recesiones desde 1955, aunque con dos falsos positivos y una amplia variación en el tiempo. La curva de rendimiento prácticamente plana hoy en día preocupa a algunos observadores.
  3. Trump: si bien siempre ha habido una interacción saludable entre los mercados y las figuras políticas, el hábito de Twitter del presidente Trump, la imprevisibilidad y los posibles desafíos legales a su presidencia lo han hecho más imprevisible que los líderes anteriores. Entre las preocupaciones de los próximos dos años está la forma en que un Congreso demócrata, sin interés en ayudar a Trump a ser reelegido apruebe el USMCA, una extensión del límite de la deuda y un mayor estímulo fiscal, especialmente cuando la solicitud puede ser una modificación de los recortes de impuestos. Curiosamente, la guerra contra la tecnología (es decir, las investigaciones de privacidad y antimonopolio de Facebook, Google, Amazon y otros) parece ser uno de los pocos problemas con el apoyo bipartidista y vale la pena verlo en 2019. La interrupción geopolítica no es exclusiva de los Estados Unidos. De hecho también hay que prestar atención a la salida y las condiciones con que el Reino Unido abandone la Unión Europea, a las precarias posiciones de los líderes en Alemania, Francia e Italia, por no mencionar los enredos típicos en el Medio Oriente, también siguen siendo un foco.

Los escépticos podrían estar equivocados si las cosas salen bien

No todas las noticias, ya sean reales o falsas, son malas, por supuesto. De hecho, muchos indicadores económicos son bastante fuertes, con un 3,7% de desempleo, el más bajo desde el tumulto de 1969, el patrimonio neto de los consumidores (109 billones de dólares) y las tasas de interés y la inflación que, observadas durante un período de tiempo más largo, siguen siendo bastante moderadas. Es probable que la Reserva Federal y el Presidente no hayan pasado el punto de no retorno y aún no hayan perdido el control de la política: el Presidente Trump, que posee una gran sensibilidad hacia el mercado de valores, podría resolver la guerra comercial y la Fed podría parpadear ante el aumento de las tasas en 2019. Eso dejaría razones para creer que la expansión podría continuar y que el estado actual del mercado es la pausa, como las anteriores en este ciclo, que se actualiza.

La causalidad, la correlación o ninguna

El índice S&P 500 ha bajado un 6% y el índice Russell 2000 de pequeña capitalización ha bajado un 13% hasta la fecha, con un 16% y un 24% menos que los picos en esos índices en septiembre y agosto, respectivamente. Durante la mayor parte del año, el desempeño del S&P 500, dominado por seis acciones tecnológicas (Facebook, Amazon, Netflix, Google, Apple y Microsoft, las FANGMA) que representan el 15% de su peso, ocultó las caídas más significativas publicadas por un grupo más amplio de acciones. Aproximadamente dos tercios de las acciones en el S&P 500 son negativas este año, con un tercio por debajo del 20%. Incluso el aclamado FANGMA tiene ahora un 25% de descuento en sus máximos, lo que agrega credibilidad a la idea de que la tendencia de crecimiento global puede romperse. buy the dip se ha transformado en sell the rip.

Podría esperarse que las declinaciones del mercado de esta magnitud produzcan un efecto de riqueza negativo, es decir, los consumidores se sienten menos inclinados a hacer compras discrecionales, lo que podría exacerbar una desaceleración económica, pero las declinaciones del mercado son más a menudo simplemente un precursor, no un disparador, de recesiones.

Desde 1929, ha habido dieciséis mercados bajistas con la mayoría, aunque no todos, pasando por una recesión de aproximadamente un año –la caída sin recesión de octubre de 1987 es una excepción notable–. También vale la pena afirmar que el mercado no es igual a la economía. Así como algunos han sugerido que Wall Street prosperó sin gran parte de Main St. durante la última década, lo contrario podría ser verdad.

Valoraciones actuales vs. hace cinco años

En cualquier caso, las acciones ya están tasando una desaceleración y/o tasas más altas. Un mercado de renta variable de año a año en comparación con las ganancias de EPS estimadas de 22% en 2018 y 8% en 2019, implica una contracción en múltiplos adelantados de 18x a fines de 2017 a aproximadamente 15x en la actualidad. Eso es en el extremo inferior de los múltiplos históricos durante los períodos con inflación en el área del 0-3%. Esto sugiere que el mercado en su conjunto no parece caro. No compramos el «mercado», pero estamos encontrando muchas ofertas en acciones individuales recientemente.

Tratos, tratos y más tratos

Las negociaciones se desaceleraron a lo largo del año a medida que la incertidumbre política pesaba, pero los fundamentos de las fusiones (bajas tasas de interés y falta de oportunidades de crecimiento orgánico) persisten y los días potencialmente menguantes de la presente administración pueden alentar la actividad más pronto que tarde.

Las spin-offs rebotaron en 2018 (26 por nuestro conteo), incluyendo dos por Honeywell y un spin-off previo a la adquisición por KLX. Las notables separaciones anunciadas incluyen el giro de los equipos deportivos del Madison Square Garden, el giro previo a las transacciones de 21st Century Fox de sus activos de noticias y transmisión, y los giros de tres vías de DowDuPont y United Technologies. Como se comentó en el pasado, nos gustan los beneficios indirectos porque no solo tienden a generar valor, sino que a menudo sirven como fuente de nuevas ideas.

 Conclusión

El año pasado, expresamos nuestra sorpresa de que un mercado fuerte pasara por alto lo que parecían ser riesgos crecientes al final del ciclo económico. A medida que muchos de esos desafíos (disputas comerciales, tasas de interés más altas, discordia política) se resuelven, nos preguntamos si el mercado ahora está ignorando lo que siguen siendo los fundamentales corporativos decentes.

En última instancia, nuestro trabajo consiste en trabajar en los elementos microeconómicos de cada empresa e industria que cubrimos, examinar cómo el entorno macroeconómico cambiante afecta esas variables y tomar decisiones de compra y venta que equilibran las oportunidades y los riesgos resultantes. Dado que los “osos” inevitablemente vuelven a casa en cada ciclo, siempre hemos errado por el lado de la preservación del capital y ese será el caso en el futuro. Las historias de los niños no siempre tienen un final feliz, pero sirven como ejemplos de precaución que hemos escuchado bien.

Tribuna de Gabelli Funds, escrita por Michael Gabelli.

*«Ricitos de oro y los tres osos» fue un cuento antiguo grabado por primera vez por el poeta Robert Southey en 1837. El uso por parte de los analistas del mercado de la analogía se remonta a al menos la expansión de fines de los años noventa.

 


Para acceder nuestra metodología de inversión y cartera de arbitraje de fusión dedicada, ofrecemos los siguientes fondos UCITS en cada disciplina:

GAMCO ARBITRAJE DE FUSIÓN

GAMCO Merger Arbitrage UCITS Fund, lanzado en octubre de 2011, es un fondo abierto incorporado en Luxemburgo y que cumple con la regulación UCITS. El equipo, la estrategia dedicada y el registro datan de 1985. El objetivo del Fondo de Arbitraje de Fusión GAMCO es lograr un crecimiento de capital a largo plazo invirtiendo principalmente en transacciones anunciadas de fusiones y adquisiciones de acciones manteniendo una cartera diversificada. El Fondo utiliza un enfoque de inversión altamente especializado diseñado principalmente para beneficiarse de la finalización con éxito de las fusiones, adquisiciones, ofertas públicas, adquisiciones apalancadas y otros tipos de reorganizaciones corporativas propuestas. Analiza y supervisa continuamente cada transacción pendiente por posibles riesgos, incluidos: reglamentación, términos, financiación y aprobación de los accionistas.

Las inversiones de fusión son una alternativa altamente líquida, no correlacionada con el mercado, probada y consistente con los valores de renta fija y de renta variable tradicionales. Los retornos de fusión dependen de los diferenciales de oferta. Los diferenciales de oferta son una función del tiempo, la prima de riesgo de transacción y las tasas de interés. Por lo tanto, los rendimientos están correlacionados con los cambios en las tasas de interés a mediano plazo y no con el mercado de valores en general. La perspectiva de un aumento de las tasas implicaría un mayor rendimiento de las fusiones a medida que los diferenciales se amplíen para compensar a los arbitrajistas. A medida que disminuyen los mercados de bonos (aumentan las tasas de interés), los rendimientos de las fusiones deberían mejorar a medida que las decisiones de asignación de capital se ajustan a los cambios en los costos del capital.

La volatilidad del amplio mercado puede conducir a la ampliación de los diferenciales en las posiciones de fusión, que, junto con nuestras carteras de fusiones bien documentadas, ofrecen el potencial de TIR mejoradas. Las fluctuaciones diarias de la volatilidad de los precios junto con un capital menos propietario (la regla de Volcker) en los Estados Unidos han contribuido a mejorar los diferenciales de las fusiones y, por lo tanto, los rendimientos generales. Por lo tanto, nuestro fondo está bien posicionado como alternativa de sustitución de efectivo o renta fija.

Nuestros objetivos son acumular y preservar la riqueza a lo largo del tiempo, sin dejar de estar correlacionados con los amplios mercados globales. Creamos nuestro primer fondo de fusión dedicado hace 32 años. Desde entonces, nuestro rendimiento de fusión ha aumentado los activos de los clientes a una tasa anual de aproximadamente 10,7% bruto y 7,6% neto desde 1985. Actualmente, administramos activos en nombre de clientes institucionales y de alto patrimonio global en una variedad de estructuras de fondos y mandatos.

GAMCO ALL CAP VALUE

El Fondo UCITS GAMCO All Cap Value, lanzado en mayo de 2015, utiliza el PMV patentado de Gabelli con una metodología de inversión Catalyst ™, que funciona desde 1977. El Fondo busca rendimientos absolutos a través de la inversión de valores impulsada por eventos. Nuestra metodología se centra en la inversión con un enfoque fundamental y  bien investigado para conseguir las mejores oportunidades, con un enfoque en valores de activos, flujos de efectivo y catalizadores identificables para maximizar los rendimientos independientemente de la dirección del mercado. El fondo se basa en la experiencia de su equipo de cartera global y más de 35 analistas value.

GAMCO es un inversor activo de valores con enfoque bottom-up que busca lograr una apreciación real del capital (en relación con la inflación) a largo plazo, independientemente de los ciclos del mercado. Nuestro proceso de selección de valores orientado al valor se basa en los principios fundamentales de inversión articulados en 1934 por Graham y Dodd, los fundadores del análisis moderno, y aumentados por Mario Gabelli en 1977 con su introducción de los conceptos de Private Market Value (PMV ) con un Catalyst ™ en el análisis de la renta variable. PMV con Catalyst ™ es nuestra metodología de investigación única que se enfoca en la selección de acciones individuales identificando empresas que se venden por debajo del valor intrínseco con una probabilidad razonable de realizar sus PMV, que definimos como el precio que un comprador estratégico o financiero estaría dispuesto a pagar por la totalidad empresa. Los factores de valoración fundamentales es utilizada para evaluar valores antes de la inclusión / exclusión en la cartera, nuestro enfoque, impulsado por la investigación, considera el análisis fundamental como un enfoque de tres frentes: flujo de efectivo libre (ganancias antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización, o EBITDA, menos los gastos de capital necesarios para crecer / mantener el negocio); tendencias de ganancias por acción; y el valor de mercado privado (PMV), que abarca los activos y pasivos dentro y fuera del balance. Nuestro equipo llega a una valoración PMV mediante una evaluación rigurosa de los fundamentales de la información disponible al público y el juicio obtenido de la gestión de reuniones, que abarca empresas de todos los tamaños a nivel mundial y nuestro amplio conocimiento acumulado de una variedad de sectores. Luego identificamos negocios para la cartera con un margen adecuado de seguridad y respaldado por nuestra investigación profunda.

El mercado de renta fija en dólares debería empezar a estabilizarse tras un complicado 2018

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El mercado de renta fija en dólares debería empezar a estabilizarse tras un complicado 2018
Pixabay CC0 Public DomainPhoto: leninscape. Looking Back on 2018 and Looking Forward to 2019

2018 ha sido uno de los años más difíciles para los bonos de la última década. Los motivos de este rendimiento insuficiente son distintos de aquellos que afectaron a los mercados financieros en 2008. En ese momento, la salud del sistema bancario estaba en el núcleo de las preocupaciones, pero, desde entonces, esa industria se ha agilizado y consolidado: los bancos han mejorado la huella del capital, han reducido su perfil de riesgo y han aumentado su rentabilidad.

El origen de la incertidumbre financiera actual yace, por ende, en otro lugar. Hay tres factores predominantes que han pesado sobre el mercado de bonos en 2018: la reorganización del comercio internacional como resultado de las barreras impuestas por la administración estadounidense, los flujos de capital que siguieron al cambio de política monetaria de Donald Trump y los acontecimientos geopolíticos que desestabilizaron Europa y los mercados emergentes.

Como resultado de esto, y después de haberse beneficiado de un gran desempeño en 2017, los bonos en dólares emitidos por entidades europeas se han visto afectados negativamente. Los continuos enfrentamientos entre la Unión Europa y el Reino Unido o Italia, por ejemplo, han provocado que los bonos europeos denominados en dólares den una de las rentabilidades más elevadas del mundo en esta divisa (entre el 7 % y el 9 % anual) y destaquen frente a aquellos de similar tamaño de las instituciones norteamericanas.

En un mundo interconectado financieramente como el actual, esta discrepancia no parece justificada. Por eso, en los próximos meses, esperamos que los inversores reconsideren sus perspectivas en torno a la deuda denominada en dólares en Europa, aunque sea solo por la elevada rentabilidad que proveen estos bonos.

Perspectivas para 2019

A la hora de enfrentar un entorno de incertidumbre, es preferible permanecer expuesto a grandes entidades financieramente solventes. Los instrumentos subordinados en dólares de estas proveen rendimientos muy elevados, en un mundo que, históricamente, ha tenido bajos tipos de interés. Al tiempo que vayan cerrándose los acuerdos bilaterales de comercio, el actual ciclo de disputas en torno a los aranceles debería ir llegando a su fin de manera progresiva.

La Reserva Federal estadounidense (Fed) ya ha anunciado que su ciclo de subida de tipos, iniciado en 2015, terminará, como tarde, en 2020; lo que debería contribuir a estabilizar el mercado de renta fija en dólares. Este mercado es el más grande del mundo: a través de una cartera denominada en dólares, los inversores pueden beneficiarse de las más amplias oportunidades de inversión disponibles en los tipos de activos subordinados, solo a través de esta divisa.

En Europa, están en el horizonte los acuerdos políticos relacionados con el presupuesto italiano y el Brexit, dos temas que han afectado al desempeño de los bonos europeos en dólares en los últimos meses.

Con todo, el capital mundial está buscando rentabilidades “decentes”. La oferta global de instrumentos subordinados está limitada por la demanda potencial de liquidez global. Los inversores de todo el mundo han estado y están buscando de forma desesperada rendimiento para su capital.

Tribuna de Ygal Cohen, presidente, director ejecutivo y fundador de ASG Capital, y Steven Groslin, socio e integrante del comité ejecutivo de la gestora 

¿Hemos pasado lo peor en un entorno de mercados desfavorables?

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¿Hemos pasado lo peor en un entorno de mercados desfavorables?
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Andrew. ¿Hemos pasado lo peor en un entorno de mercados desfavorables?

En los últimos meses nos hemos preocupado mucho acerca de una variedad de obstáculos en los mercados: el curso de la política monetaria y comercial de Estados Unidos, las tensiones entre la Comisión Europea y la coalición gobernante en Italia sobre su presupuesto final, las sorpresas que deparan los numerosos altibajos en torno al Brexit… y todo esto augura un panorama de posibles alteraciones significativas a medio plazo en la rentabilidad de los inversores.

Sin estos obstáculos, la perspectiva económica subyacente parece denotar optimismo, con un crecimiento ralentizado pero superior a la tendencia y un crecimiento de los beneficios de un solo dígito alto. Asimismo, las primas de riesgo distan mucho de ser magras en los mercados de renta variable, de renta fija y de bienes inmuebles. Pero siempre que no se presenten obstáculos, la perspectiva se revelará siempre halagüeña. Mientras tanto, la coyuntura en los mercados se ha tornado cada vez más nefasta.

Si bien la dinámica de mercado ha resultado bastante negativa y los inversores han recibido titulares de todas las orientaciones, cabe señalar que los sucesos en algunos de estos ámbitos de preocupación han dado un vuelco hacia un tono más positivo. En Francia, el retroceso del presidente Macron sobre la reforma estructural interna y el cambio hacia una relajación fiscal frente a las protestas callejeras no es algo que puedan celebrar los mercados, que preferirían un mercado laboral francés más dinámico. En todo caso, sí proporciona un mejor entorno para que los negociadores presupuestarios italianos encuentren un término medio con la Comisión Europea (CE), lo cual reduce la probabilidad de que se repita la crisis de la deuda soberana europea.

El arresto de la directora financiera de Huawei en Canadá representa una amenaza para las frágiles relaciones chinoestadounidenses, aunque ha venido acompañado de conversaciones y seguido de señales positivas de ambos países dirigidas a atenuar el rifirrafe comercial. La economía estadounidense aparentemente sigue operando cerca o por encima de su plena capacidad, lo cual sienta las bases para nuevas subidas de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal. Ahora bien, la tasa máxima de crecimiento económico se dio probablemente en el segundo trimestre de 2018; y la desaceleración, junto con el desvanecimiento del estímulo fiscal y el endurecimiento de las condiciones financieras (mayores márgenes de crédito, mayores rendimientos de los bonos, menores precios de las acciones), reduce la urgencia de la Reserva Federal y le da margen para hacer una pausa.

Posicionamiento

A pesar de que estos obstáculos siguen dominando los titulares, creemos (aún sin total certeza) que las cosas realmente han registrado una mejora marginal. Aunque sabemos que resulta incómodo, hemos decidido aumentar la exposición de las carteras multiactivos a los mercados de renta variable asiáticos, en los que los precios de los activos descuentan los malos resultados, y nos sentimos más cómodos con el hecho de que las primas de riesgo que se nos ofrecen por los activos europeos presentan un precio atractivo.

Cabe lamentar que la disminución de la incertidumbre no ha sido universal en nuestros cuatro lastres principales. El Brexit sigue siendo tan incierto como siempre, y parece estarse hablando demasiado de la situación política en el Reino Unido. Si el Reino Unido se separa de la Unión Europea sin un acuerdo de transición, se consolida la perspectiva de una mayor depreciación de la moneda. Sin embargo, el nivel de incertidumbre descontado en los precios bursátiles es tal que, si se evita este mal resultado, es muy probable que se aprecie significativamente la divisa.

Hemos adoptado el enfoque de tratar de desensibilizar las carteras de los clientes a las oscilaciones de valor inducidas por el Brexit, si bien no sabemos cuál será el desenlace de esta situación. Sin duda, el punto final parecerá obvio en retrospectiva, pero exponer los fondos de los clientes a juegos de azar en un área de baja convicción no es un enfoque de inversión sostenible.

Columna de Toby Nangle, director mundial de asignación de activos, director de Multiactivos, región de EMEA para Columbia Threadneedle.

El futuro del sector RegTech

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El futuro del sector RegTech
Pixabay CC0 Public DomainJamesosborne . El futuro del sector RegTech

En 2018 se cumplieron diez años de la quiebra del Lehman Brothers, un hecho que prendió la mecha de la crisis financiera más agresiva de la historia reciente. A partir de 2008, los reguladores se esforzaron en diseñar e implementar distintas medidas en los mercados de todo el mundo para tratar de evitar que esta crisis tan agresiva volviera a reproducirse en el futuro.

Echando la vista atrás, y haciendo balance de todos estos años, podemos decir que sí se han tomado medidas. El volumen de cambios regulatorios ha aumentado, nada más y nada menos, que un 492%, según datos de Thomson Reuters.

Y, consecuencia de este aumento de regulación, diez años después de la “efeméride Lehman Brothers”, también existen nuevos players en el mercado que ayudan a las compañías a abordar unas obligaciones regulatorias cada vez más complejas: las compañías especializadas en tecnología regulatoria o RegTech.

Desde luego, no estamos hablando de asuntos superfluos. Los reguladores Europeos impusieron, entre 2009 y 2017, sanciones a bancos por valor de 342 billones de dólares a causa de violaciones en el cumplimiento de las normativas nacionales y supranacionales, incluyendo, entre ellas, delitos como el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo.

Por esta razón, siguiendo con el sector financiero, Thomson Reuters también calcula que los mismos bancos han tenido que incrementar en un 71% los costes para incorporar profesionales de Compliance, que ya suponen un 10%-15% de las plantillas según estima, por su parte, BBVA.

Aunque las condiciones son propicias para el auge de las RegTech, el camino es una carrera de fondo. La propia naturaleza conservadora de los bancos en su aproximación al cumplimiento regulatorio hace que exista cierto recelo inicial a confiar en una RegTech para minimizar el riesgo en su negocio.

Hace unos meses, en una conferencia celebrada por Ernst&Young sobre RegTech en Turín, pude ver una frase que me parece muy reveladora de la situación: “Fear to be the ’first mover.. it’s better to be a fast/smart follower”.

Afortunadamente, vamos allanando poco a poco el camino en este sentido. Las RegTech proporcionan a los bancos, y en general a todas las compañías, una capacidad de innovación  que no es, ni mucho menos, un capricho. Los mecanismos para defraudar, estafar o financiar actividades ilícitas, por ejemplo, son cada vez más sofisticados. De esta manera, la regulación siempre va por detrás, pisando los talones, para poner coto a estas actividades minimizando los daños.

Y las organizaciones, que pueden ser instrumentos y propios sujetos de este tipo de actividades, deben adaptarse en el menor tiempo posible a estos cambios normativos. ¿Cómo es posible, entonces, que a las RegTech todavía se las mire con cierto recelo? Las RegTech cuentan con capacidades de adaptación e innovación innatas. También lo es su disposición a mantener una estructura de costes contenida que repercute de manera positiva en los clientes. Pero es cierto que puede existir una falta de liderazgo que perjudica en ocasiones su posición en distintas oportunidades de negocio.

Por ello, generar desde dentro un cambio cultural que nos permita tener una posición de decisión e influencia en nuestros clientes potenciales es una de las labores que realizamos desde la Asociación Española de Fintech e Insurtech (AEFI).

La creación de un Sandbox, que no solo esté restringido a Fintech, sino en el que tengamos cabida también otras nuevas corrientes como las Insurtech, la Proptech o las mismas RegTech, nos permitirá seguir desarrollando nuevas soluciones que permitan la corrección del gap que existe actualmente entrerRegulación y adaptación de los sujetos a ella.

De igual manera, el Sandbox permitirá acreditar la calidad de nuestras soluciones, probadas en un ecosistema de innovación y desarrolladas a partir de todos los estándares necesarios bajo la supervisión de los Reguladores.

En definitiva, el futuro de las RegTech pasa inevitablemente por una colaboración a cuatro bandas junto con Reguladores, expertos y los propios sujetos obligados. 

Otro de los retos que tiene el sector RegTech es establecer sus servicios, no como áreas estancas, sino como soluciones globales.

Actualmente, las RegTech dividen sus servicios por normativas: desde el nuevo Reglamento General de Protección de Datos hasta la Prevención del Blanqueo de Capitales y la Financiación del Terrorismo, área en la que está especializada RiskMS. También catalogamos como RegTech aquellas compañías especializadas en gestión de la identidad, fraude, abuso de mercado, reporting regulatorio o la gestión de los ciber riesgos, entre otras.

La tendencia es que las RegTech dejen de ser “temáticas” para ofrecer un enfoque más global. Tomando el informe de Ernest&Young, coincidimos en que el valor añadido de las compañías especializadas en tecnología regulatoria partirá de una reducción de los costes de Compliance para trabajar en asegurar la gestión del riesgo y aumentar la confianza de los stakeholders.

Siguiendo estas tendencias, y siendo conscientes de nuestras fortalezas y debilidades, podemos concluir con que el sector RegTech tiene un futuro prometedor. Según la consultora Medici, el mercado global de RegTech se estima en 118 millones dedólares para 2020.

Empoderar nuestro sector, estar orgulloso de nuestras soluciones porque la experiencia de cliente es más que satisfactoria y permanecer unidos para buscar sinergias en aras de una mayor flexibilidad y agilidad es fundamental para hacer del RegTech una verdadera alternativa robusta y diferenciadora.

Tribuna de Roberto de la Cruz Martínez, director general de RiskMS y responsable de la transversal de RegTech de la AEFI.

Tecnología: ¿se acabó el juego?

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Tecnología: ¿se acabó el juego?
Pixabay CC0 Public DomainLoboStudioHamburg. Tecnología: ¿se acabó el juego?

Ante la desazón de los inversores en la segunda mitad de 2018 por la caída de precios de las acciones tecnológicas, hace falta un poco de perspectiva. La tecnología no ha desentonado en las bolsas mundiales en 2018, pese a su depreciación en la última parte del año, y las perspectivas a largo plazo siguen siendo en gran medida positivas. Tras una década de alza casi constante de la cotización de las tecnológicas y la extraordinaria revalorización de las denominadas FAANG (Facebook, Apple, Amazon, Netflix y Google), el sector tecnológico sufrió un abrupto revés a mediados de 2018.

¿Por qué? Pues porque con el interés de la renta fija pública estadounidense por encima del 3%, los inversores están empezando a disponer de una atractiva alternativa sin riesgo y ante el auge de la guerra arancelaria entre EE. UU. y China empiezan también a cuestionarse las hipótesis de beneficios. Casi a la vez, las numerosas advertencias de revisión de beneficios de empresas semiconductoras, asustaron a los inversores y Apple avisó a sus proveedores de que redujeran las expectativas de ventas en torno al último iPhone. Si a ello sumamos la creciente preocupación —aunque no se sustente en señales del mercado— por una futura recesión, se dan todos los ingredientes para el desasosiego del sector tecnológico.

Pero recordemos que la corrección fue de alrededor del 15%. No es un desplome y ni mucho menos puede compararse con la recesión de comienzos de los años 2000 inducida por las tecnológicas.

2019: geopolítica y fundamentales

Era inevitable un borrón y cuenta nueva ante unas previsiones insostenibles para las tecnológicas, y ya se está produciendo: se prevé que el crecimiento del beneficio de las tecnológicas en 2019 sea de un solo dígito, elevado pero más modesto, lo que concuerda grosso modo con el mercado general. Tal vez el vector más importante de 2019 sea la guerra arancelaria. Los aranceles menguan directamente los ingresos, pero además tienen efectos indirectos, pues muchas empresas chinas están postergando su inversión en activo no corriente, lo que mermará tanto los beneficios de las compañías estadounidenses como los de las chinas.

Un efecto a más largo plazo es que China está viéndose forzada a desarrollar su propio sector de semiconductores y empresas como Tencent ya han empezado a desarrollar chips de inteligencia artificial. Conforme China gane terreno a EE. UU., ello podría mermar los beneficios de las empresas estadounidenses de semiconductores a medio- largo plazo.  En suma, cualquier tregua entre EE. UU. y China favorecería sin duda a los valores tecnológicos.

Otro importante vector es el crecimiento económico. En caso de recesión y desaceleración del crecimiento del beneficio de las empresas informáticas, las tecnológicas serán de las primeras en sufrir conforme los inversores migren a activos defensivos. Sin embargo, nuestra hipótesis principal es que no habrá recesión en 2019. El tercer vector principal —que es además el vector de largo plazo del crecimiento tecnológico— es el lanzamiento de tecnología innovadora al mercado.

¿Qué tecnologías serán más fructíferas?

Prevemos un salto adelante en el Internet de las cosas y el 5G (quinta generación de telefonía móvil, de menor consumo energético y latencia, conectividad masiva del dispositivo y mayor velocidad de datos) también debería empezar a extenderse en 2019. Hoy por hoy, unos cuantos operadores tienen el 5G en fase de pruebas, pero la tecnología irá evolucionando conforme se extienda.

También observamos atentamente la evolución de los vehículos autónomos y los eléctricos. El crecimiento de los vehículos eléctricos y autónomos se verá acompañado en paralelo por el de los semiconductores, de los cuales dependen. Menos confianza nos inspiran las redes sociales, que no han respondido satisfactoriamente a las críticas sobre privacidad y manipulación. Puede que tras la corrección muchos de estos valores tengan un importante margen alcista, pero el crecimiento de las redes sociales podría verse obstaculizado por futuras normativas y litigios.

Las FAANG dejan de ser vectores fundamentales de valor

Cabe destacar que los modelos de negocio de las FAANG están empezando a madurar y vemos desaceleración en el crecimiento de su cifra de negocios. Hasta ahora Alphabet (Google) viene creciendo un 20% anual y Facebook nada menos que un 45% anual. Pero en un claro signo de desaceleración, está previsto que Facebook crezca un 35% en 2018 y un 25% en 2019. Si bien las empresas FAANG serán aún importantes en 2019, ya no las consideramos vectores fundamentales de la evolución del sector.

Por último, seguimos convencidos de que el sector informático aún es una oportunidad atractiva de inversión, que continuará impulsado por el acelerado despliegue de nuevas aplicaciones disruptivas como el Internet de las cosas, la robótica avanzada, el 5G o el diodo orgánico electroluminiscente (OLED). El inversor debería permanecer atento a la evolución de la guerra arancelaria, el crecimiento económico mundial y la regulación de las redes sociales, factores que probablemente tengan la mayor repercusión a corto plazo en el sector.

Tribuna de Johan Van Der Biest, gestor senior de renta variable de Candriam.

Exiguo beneficio por baja de “comisiones” del SAR, razón para cambiar el modelo de cobro

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Exiguo beneficio por baja de “comisiones” del SAR, razón para cambiar el modelo de cobro
Foto: MaxPixel CC0. Exiguo beneficio por baja de “comisiones” del SAR, razón para cambiar el modelo de cobro

La reducción de las “comisiones” del Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR), ha sido otra vez simbólica, apenas para mostrar que, en promedio, estarán al fin debajo de 1,00%. En la práctica, el cargo promedio ponderado por activos (con cifras de CONSAR al cierre de noviembre pasado), será de 0,9752%, con decremento de 0,0248%.

Como apuntábamos en enero, este formato de bajas anuales ha cumplido su ciclo y habría de reemplazarse.

En pesos y centavos ¿Cuál es el beneficio para los trabajadores? Quien permanezca en una administradora “cara”, con saldo promedio de 300.000 pesos, pagará alrededor de 120 pesos menos en 2019. En la “barata”, por el mismo ahorro acumulado, pagaría 90 pesos menos. Si se moviera de alguna de aquéllas a la más económica, su beneficio sería de 660 pesos:

En proporción, eso es válido para todos, con independencia de su saldo. Es claro que la decisión de cambiar de Afore no depende de esas partidas sino del aliciente de rendimientos y, en segundo término, del servicio. Por eso no cabe referir la “comisión” como factor decisional; tampoco el argumento de la repercusión a largo plazo pues, a ese paso, para los del saldo referido, el motivador sería de entre 1.000 y 6.000 pesos en una década. Además, no es que las gestoras de tarifa alta vayan a generar el menor desempeño, ni las “baratas”, la mayor rentabilidad. A simple vista, la expectativa de medio punto porcentual más de rendimiento es lo doble de motivante para traspasarse, así sea a una de las “caras”. Los trabajadores lo entienden, como refleja la distribución de ahorro del SAR:

Claro, la reducción tarifaria es notoria en las Afores. El ingreso ponderado conjunto que no percibirán, sobre los activos a noviembre, asciende a casi 1.000 millones de pesos. No significa que obtendrán menos ingresos en 2019. Dado que cobran sobre el saldo, ganarán más en cifras absolutas por el aumento del ahorro acumulado. El cobro del gremio rondará los 32.000 millones. A ello hay que sumar alrededor de 900 millones correspondientes a las nuevas aportaciones periódicas (aproximadamente de 213.000 millones, sin considerar las de trabajadores primerizos o reactivados). Así, el ingreso del sistema rozaría 33.000 millones de pesos, asumiendo ya la reducción ponderada de la tarifa, más lo que cobre por las plusvalías compuestas que se generen.

Porcentajes diferentes según el alcance de cada tipo de SB

El SAR ensambló el arquetipo del sistema chileno emulando el formato de ingresos de las AFPs. Las novedades desde 1997 han sido la sustitución de la base de cobro (saldo en vez de aportaciones, o la mezcla de ambos), y la reducción paulatina de la tarifa única a todos los fondos.

El formato hacía sentido porque había una Siefore Básica (SB). Cuando se crearon dos y luego hasta cinco fondos de perfil distinto, hubiera sido entendible aplicar cobros diferentes según las posibilidades del régimen de inversión. Las SB 4 y 3, y las adicionales de ahorro voluntario y régimen amplio, serían las de cuota alta, en tanto que las SB 2, 1 y 0, así como las adicionales “conservadoras”, de régimen más estrecho, las de porcentaje bajo. Es decir que las Afores habrían de cobrar más por la gestión especializada que permite asumir mayores riesgos con la pretensión de rendimientos elevados. El requerimiento de recursos de inversión y administración de riesgos (tecnología, personal, análisis y otros) de las SB1 no es comparable con el que demandan las SB4. Ni en la dimensión ni en la proporción.
Tal como están las cosas, nuestros afiliados a las SB2, 1 y 0 financian en buena medida los elementos de inversión y control necesarios para las SB4, 3 y algunas adicionales.

¿Qué hacer para que las “comisiones” pesen en beneficio de los trabajadores?

Se podrían aplicar porcentajes diferenciados por tipo de fondo, bajos en unos y altos en otros. Así, las comparaciones serían directas, entre Siefores y Afores. Por poner un ejemplo: la tarifa de la SB4 de una gestora que aproveche el régimen, contra la de la SB4 de una que lo subutilice.

Los márgenes de ingresos no disminuirían y estarían equilibrados en función del balance en la distribución del ahorro: 44% de los activos del sistema están en las SB2, 1 y 0; 56%, en las SB4, 3 y adicionales.

Las brechas podrían ser de tal magnitud que entonces sí serían factores de decisión de permanencia o cambio incluso de SB en la misma administradora. El beneficio de la innovación sería relevante para los trabajadores.

Argentina recupera sus signos vitales

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Argentina recupera sus signos vitales
. Argentina recupera sus signos vitales

La crisis Argentina fue tan repentina y sorprendió a tantos. ¿Cuál fue la dinámica y cuál es la luz de esperanza que comienza a aparecer? Todo empezó con el cambio de humor de los inversores.  El pasado abril, en la reunión anual del FMI (Spring Meetings 2018), se dieron a conocer y publicaron dos reportes que fueron claves en la visión de los actores y participantes de los mercados de capitales mundiales.

El “Global Financial Stability Report” revelaba que los riesgos que amenazaban la estabilidad de corto plazo se habían incrementado. Y advertía especialmente que los mercados emergentes podían ser vulnerables a un “tightening” o estrechamiento repentino de las condiciones financieras globales. Por su parte, Maurice Obstfeld, Director de Research del IMF advertía en una conferencia de prensa en la que presentaba el “Global Economic Outlook Report” que los buenos tiempos presentes no durarían mucho más. Los riesgos de un endurecimiento de las condiciones financieras y de una desaceleración del crecimiento global incrementaban la amenaza general, particularmente considerando que los niveles de deuda globales se encontraban en niveles históricamente altos.

Y los riesgos se materializaron a velocidad. Dos países emergentes eran particularmente vulnerables a este cambio de escenario: Argentina y Turquía. La vulnerabilidad provenía de su frágil situación fiscal y externa.

Tomando el caso de Argentina, la combinación de los déficits gemelos y la falta de inversión extranjera en la economía real serían la combinación perfecta para que, ante el mencionado cambio de las condiciones financieras, los inversores del mercado de capitales salieran rápidamente y generaran una corrida cambiaria irreversible. Que combinada con una inflación creciente daban lugar a una realidad que debía ser atendida. En consecuencia, el gobierno se vio obligado a aplicar una serie de medidas. Entre las destacadas, la primera fue la vuelta al FMI, para solicitar el auxilio financiero necesario que permitiera atender las necesidades urgentes de financiamiento ante el cierre de facto de los mercados para Argentina. La segunda fue la corrección del tipo de cambio, que al estar sobrevaluado (en niveles similares a los del fin de la convertibilidad) impedía un equilibrio de las cuentas externas.  Y la tercera fue el fuerte incremento de la tasa de interés local que trajo como consecuencia deseada el atractivo suficiente para que los inversores se quedaran en pesos y dejaran de correr hacia el dólar. Las consecuencias indeseadas de este conjunto de políticas están a la vista: fuerte devaluación y recesión.

Al día de hoy, estas duras políticas han comenzado a mostrar signos de reversión de los factores claves que provocaron la crisis. Y lo importante es que son correcciones que, de sostenerse en el tiempo, generarán condiciones propicias para el desarrollo económico. El primer buen signo es que cursamos el segundo mes de balanza comercial positiva. Los términos del intercambio aumentaron 0,7 % interanual en el 3° trimestre de 2018 y arrojaron una ganancia incipiente de 106 millones de dólares.

El segundo es que el gobierno ha recortado fuertemente el déficit primario y está encaminado a lograr déficit cero en 2019. El tercero es que la inflación está en tendencia claramente descendente, aunque lejos  aún de guarismos que indiquen estabilidad de precios.  El pico fue en septiembre 2018, cuando los precios registraron un aumento del 6.5% con respecto al mes anterior. En octubre ese mismo valor descendió a 5.4% y en noviembre a 3.3%.

Recuperados los signos vitales, Argentina podrá encaminarse hacia la recuperación de sus niveles de actividad económica. Sin embargo, al ser el 2019 un año de elecciones presidenciales la continuidad del rumbo planteado por Cambiemos deberá ser ratificado por el voto soberano de los argentinos.

Tribuna de Emilio Botto, Chief Investment Officer de BNP Paribas Investment Partners Argentina SA

Estrategias selectivas para mercados complicados

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Estrategias selectivas para mercados complicados
Pixabay CC0 Public DomainFoto: RichFL. Estrategias selectivas para mercados complicados

El año pasado supuso un desafío para la construcción de cartera y la rentabilidad. Si lo ponemos en perspectiva, entre 2009 y 2017, el análisis de Amundi muestra que, de media, cada año el 76 % de las principales clases de activos (incluyendo los ligados a la inflación, distintos bonos gubernamentales regionales, renta variable, divisas y materias primas) registraron desempeños positivos. En 2018, la historia cambió y ahora afrontamos un año sin precedentes en el que menos del 20 % de los activos han transitado un terreno beneficioso.

Los mercados han comenzado a tener en cuenta la ralentización del crecimiento global y las condiciones de liquidez más rígidas, en un contexto político más complejo de lo esperado, marcado por las disputas arancelarias y el populismo. Las consecuencias principales de esta nueva narrativa han sido las vulnerabilidades en las áreas más presionadas del mercado -como son los valores de crecimiento de las acciones y los mercados de crédito- y las circunstancias idiosincráticas de Argentina, Turquía o Italia.

De cara a 2019, las políticas de los bancos centrales serán, de nuevo, cruciales para determinar el sentimiento del mercado. Dada la ralentización del crecimiento económico y las débiles condiciones financieras, que la Reserva Federal estadounidense se alejase de un mayor endurecimiento monetario daría algo de oxígeno a los mercados. Además, lo más probable es que el Banco Central Europeo se encuentre cada vez más incómodo con una subida de tipos en ese escenario. Mientras, el riesgo de cometer errores en las políticas se mantendrá alto: ¿Cómo de lejos puede llegar Donald Trump con su política comercial? ¿Qué consecuencias podría tener en los precios y los márgenes empresariales? ¿Puede mantenerse el crecimiento de China? Todos ellos son elementos que pueden potenciar la volatilidad, pero también pueden llevar a mayores oportunidades en el mercado.

Creemos que, al menos en la primera parte de 2019, habrá espacio para asumir más riesgos en algunas áreas del mercado, dadas las atractivas valoraciones y el hecho de que ya ha quedado atrás la mayor parte del repricing de las rentabilidades de bonos. Que haya signos de una actitud más dócil por parte de la Fed podría representar un desencadenante positivo adicional. Creemos que una perspectiva constructiva en relación a los ingresos respaldará una recuperación en las acciones basada en la rotación temática.

Por ello, continuamos recomendando una visión selectiva, con el foco puesto en la calidad y las valoraciones (y, más avanzado el año, en los dividendos) de forma generalizada, con el mercado de renta variable estadounidense como opción central. Más adelante, buscaremos puntos de entrada para beneficiarnos de las dislocaciones de precios. Algunas zonas de interés son Europa, una vez haya desaparecido el riesgo relacionado con las elecciones al Parlamento Europeo del próximo mayo, y los mercados emergentes, cuando se disipe la amenaza derivada de la subida de los tipos de interés y de un dólar fuerte y haya signos de una ralentización en Estados Unidos.

Ante un contexto de incertidumbre económica y política, continuaremos centrándonos en el manejo de los drawdowns, ya que la conservación de capital será la máxima prioridad de los inversores. Esto supone seleccionar valores y bonos con bases sólidas que podrían ser más resistentes ante las crisis del mercado y evitar la concentración en las áreas más arriesgadas del mercado, donde la sostenibilidad de los rendimientos podría estar amenazada.

Tribuna de Pascal Blanqué, Chief Investment Officer del grupo Amundi, y Vincent Mortier, director adjunto de Inversiones

¿Fin de ciclo o simplemente más del ciclo ‘CRIC’?

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¿Fin de ciclo o simplemente más del ciclo ‘CRIC’?
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Martin Fisch. ¿Fin de ciclo o simplemente más del ciclo ‘CRIC’?

En 2017 hubo un entorno de crecimiento económico sincronizado, las economías orientadas a la exportación, como Europa y Asia, se vieron especialmente favorecidas por este telón de fondo. Después, llegó 2018, Estados Unidos contaba con la ventaja del estímulo fiscal y la mayor parte de las economías desarrolladas perdieron impulso. La escalada de las disputas comerciales entre Estados Unidos y China añadió cierta presión sobre las cadenas de suministros de las empresas y la volatilidad repuntó en los mercados conforme los inversores comenzaron a anticipar un deterioro en las condiciones macroeconómicas.

Así, la reciente debilidad de los mercados de renta variable ha hecho que los inversores se centren en si la fase avanzada del ciclo alcista puede seguir evitando una bajada de “fin de ciclo”, una pregunta válida atendiendo a los cambios de ánimo que vemos actualmente. En nuestra opinión, ya hemos dejado atrás el “pico de crecimiento” por lo que respecta a la economía y los beneficios, y en los próximos trimestres descenderán de sus máximos recientes. Aunque como es lógico resulta incómodo para los inversores, esta tendencia resulta en cierto modo inevitable debido a que el intenso periodo de estímulo en China y, más recientemente EE.UU., ahora está en retroceso.

Cambio de régimen: difícil para los inversores

Aunque las valoraciones de la renta variable son razonables y el crecimiento de los beneficios probablemente sea positivo a corto plazo, esta desaceleración en el plano macroeconómico es importante, debido a que a los inversores normalmente no les gusta un cambio de régimen. La desaceleración está provocando un cambio de régimen, dejando atrás el periodo basado en estímulos que tanto ha beneficiado a los inversores. Como es lógico, modificar las expectativas genera incertidumbre y volatilidad, pero también una nueva capacidad para adquirir acciones “incomprendidas”.

Aunque la fase avanzada de este ciclo de renta variable se ha caracterizado por una tranquilidad inusual y rentabilidades elevadas, nuestro propio marco económico global no ha variado sustancialmente desde tiempos más inciertos y volátiles. Sostenemos desde hace mucho tiempo que vivimos en una época definida por:

  • un bajo crecimiento del PIB en dólares;
  • un exceso de deuda;
  • un exceso de petróleo; y
  • una baja inflación debido a la tecnología y la automatización.

Las consecuencias de este marco son muy amplias y van más allá de la política, la economía y la capacidad de los beneficios corporativos. A este entorno le denominamos «avance deflacionista»y sus cimientos estructurales son sólidos y duraderos.

Y lo que es más importante, un mundo de crecimiento e inflación relativamente bajos no implica necesariamente un mundo ausente de cambio positivo, avances u oportunidades. Supone, en todo caso, una amplia dispersión de las rentabilidades de las acciones y la necesidad de posicionar activamente las carteras para beneficiarse de los cambios, a medida que evoluciona.

Sin embargo, el avance deflacionista genera desafíos, como son el populismo provocado por el escaso crecimiento salarial, así como patrones de mercado muy diferentes con respecto a ciclos anteriores. En un entorno así de cambio secular, es fundamental tener una actitud que mire al futuro.

Cambio de marcha

En este contexto económico, consideramos que seguimos en un “ciclo CRIC”, es decir, un ciclo definido por continuos episodios de crisis, respuesta, mejora y autocomplacencia (CRIC son las siglas en inglés de Crisis, Response, Improvement, Complacency). El mundo ahora está dejando atrás la autocomplacencia y entrando en fases de crisis y respuesta.

Al mirar hacia fuera, nos centramos en tres respuestas políticas que incidirán en la senda y la pendiente del crecimiento en 2019-2020, que son:

  • la respuesta de estímulo económico interno de China;
  • la reducción del ritmo de subida de los tipos de interés de la Reserva Federal estadounidense, sobre todo si los precios del petróleo siguen cayendo como esperamos; y
  • una cierta solución de la disputa comercial entre EE.UU. y China.

Creemos que hay suficientes medidas de respuesta política para guiar la economía global de vuelta al entorno de “nueva normalidad” (es decir, un universo de crecimiento bajo y rentabilidades bajas), aunque el contexto político tan inusual aumenta claramente la complejidad que subyace a esta opinión. Sin embargo, nuestra hipótesis principal es que los políticos evitarán los peores escenarios de daños económicos autoinfligidos cuando los discursos se den de bruces finalmente con la realidad y definan la política.

Nuestro enfoque: ¿cuáles son entonces las consecuencias para la gestión de la estrategia Global Focused Growth Equity?

La autocomplacencia marcó su punto álgido a principios de 2018 y esa volatilidad formará parte integrante de los mercados de renta variable al pasar a la siguiente fase del ciclo.

No hay que tener miedo a la siguiente fase del ciclo; en su lugar, hay que intensificar la búsqueda de empresas de alta calidad en las que cabe imaginar una mejora de los fundamentales corporativos en los próximos 12 a 24 meses.

Seguimos considerando improbable la perspectiva de una racha amplia de alza de la inflación, y que dicha inflación tocará techo de aquí a entre seis y nueve meses (la tecnología, la demografía y la globalización han frenado la inflación durante la última década).

Encontrar empresas que se beneficien de la reducción de las expectativas de la inflación y el crecimiento, junto con ideas características sobre un cambio positivo.

En cuanto a la gestión del riesgo:

Evitar empresas con problemas, aunque sus valoraciones parezcan «razonables», porque unas valoraciones medias/razonables o incluso por debajo de la media no protegen el capital en los momentos más difíciles. Sin embargo, las valoraciones extremas son formidables para las rentabilidades futuras.

Reconocer el resurgimiento de una política y un discurso populistas, cuyos resultados son inciertos por naturaleza, pero importantes para la confianza tanto para acciones en particular como de forma general.

Mantenernos fieles a nuestra filosofía, que integra la búsqueda de la mejora de rentabilidades fundamentales en las acciones, en parte para defender nuestra cartera contra la desaceleración; creemos firmemente que las perspectivas específicas sobre acciones pueden ser defensivas.

En tiempos de volatilidad, es importante tener una cartera centrada, pero igual de importante es gestionar cualquier concentración de factores de riesgo. Una sólida disciplina de construcción de cartera sigue siendo clave

Teniendo esto en cuenta, hemos defendido las posiciones en nuestras acciones preferidas en medio de la volatilidad, reduciéndolas en algunos casos por la fortaleza durante la temporada de publicación de resultados y asegurándonos de que buscamos a fondo para detectar posibles riesgos.

Aunque el crecimiento económico se está ralentizando, el entorno sigue ofreciendo cambios, avances y oportunidades. Y lo que es más importante, sigue siendo un entorno en el que podemos funcionar como especialistas en selección de valores que buscan mejoras fundamentales allí donde estén.

Columna de David J. Eiswert, gestor de carteras y analista en la división de renta variable estadounidense en T. Rowe Price.

Información importante

Riesgos principales: los riesgos siguientes son especialmente relevantes para la estrategia destacada en el presente documento.

Las transacciones con valores denominados en divisas pueden estar sujetas a fluctuaciones en los tipos de cambio, lo que puede afectar al valor de una inversión. La estrategia está sujeta a la volatilidad inherente a la inversión en renta variable y su valor puede fluctuar más que una estrategia que invierta en valores orientados a ingresos. La cartera podrá invertir en valores de empresas cotizadas en los mercados bursátiles de países en desarrollo.

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Invertir en un mundo con restricciones al carbón

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Invertir en un mundo con restricciones al carbón
. Invertir en un mundo con restricciones al carbón

Las emisiones de carbono son un desafío que define nuestro día a día. Así, la dependencia global que tenemos a los combustibles fósiles supone un reto real y creciente para la salud de nuestras poblaciones y nuestras economías.

Según la Organización Mundial de la Salud, el 93% de los niños en el mundo está expuesto a la contaminación del aire por encima de los niveles establecidos como seguros. Este problema se debe en gran parte al uso de combustibles fósiles, especialmente en áreas urbanas, que también son un importante motor del calentamiento global.

La buena noticia es que nunca hemos estado tan bien preparados ni tan bien prevenidos ante este tipo de desafío estructural: la creciente cantidad de datos y la conciencia social en torno a estos temas nos obliga a enfrentar la realidad. Además, vamos por el camino de que la regulación a nivel mundial haga un esfuerzo por combatir el cambio climático y tenemos una serie de herramientas cada vez más poderosa de para reducir y evitar las ‘emisiones de carbono en las carteras’.

Y ahora estamos en un punto en el que se está produciendo un cambio, independientemente de cómo cada uno de nosotros se sienta individualmente respecto al cambio climático. Como inversores, no podemos permitirnos ignorar este cambio o la oportunidad que ofrece esta transición a las compañías bien posicionadas.

Advertencia: el desarrollo de la regulación

Bajo los términos del Acuerdo de París, por ejemplo, los gobiernos de todo el mundo continúan impulsando una nueva legislación diseñada para acelerar el cambio hacia una economía baja en carbono. En ese Acuerdo existe un «mecanismo de ajuste», una serie de cambios en los pasos diseñados para aumentar los objetivos regulatorios a lo largo del tiempo. Este es un camino necesario si vamos a cumplir con el objetivo del Acuerdo, que es limitar el calentamiento global "por debajo de 2°" este siglo. Sin embargo, tal y como están las cosas actualmente, es posible que alcancemos 1.5 grados de calentamiento entre 2030 y 2052, según el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU.

La inevitable respuesta política ya está comenzando a impactar en nuestras economías, las compañías que las impulsan y los beneficios que podemos esperar como inversores.

Tomemos como ejemplo el sector de la automoción. La puesta en marcha de la regulación de bajas emisiones de carbono ha ejercido una gran presión en las proyecciones de ventas y precios de las acciones de los fabricantes de coches en las últimas semanas. Volkswagen, por ejemplo, dijo que los nuevos procedimientos de prueba de emisiones, introducidos en septiembre de 2018 para dar a los consumidores una indicación más clara de la economía de combustible en condiciones reales, habían impulsado una caída del 37% en las ventas en Europa en septiembre.

Además, los reguladores europeos acordaron en octubre aumentar los estándares de emisiones para automóviles y camionetas, lo que impulsó el objetivo de reducción de las emisiones de dióxido de carbono en un 35% para 2030, un aumento del 30%. Esto significa que la cantidad total de automóviles y furgonetas vendidas por cada fabricante en Europa debe emitir un 35% menos CO 2 que en 2020. Claramente, este sector se enfrenta a un período de rápida transición forzada.

Preparados para invertir en sostenibilidad

Como inversores, nos enfrentamos al desafío de comprender cómo los fabricantes de automóviles están adaptando sus modelos de negocio para hacer frente a su nuevo entorno operativo. La transición en esta escala probablemente será caótica para los que no están preparados, pero presenta una oportunidad significativa para aquellos que están bien posicionados para la realidad del mañana. Este desafío está lejos de limitarse al sector de la automoción y afectará a la amplia gama de empresas y sectores a escala mundial.

Por ello es muy importante analizar no solo la sostenibilidad de los modelos financieros de las empresas sino también la sostenibilidad de sus prácticas comerciales y de su modelo empresarial. Muy probablemente los rendimientos serán impulsados por empresas con credenciales demostrables en los tres pilares, y la incorporación de este enfoque en los principales procesos de inversión es clave.

En este contexto, es importante llevar a cabo un seguimiento de la intensidad de las emisiones de carbono de las empresas en las métricas para todas las compañías y carteras e incluirlas de forma rutinaria en los informes de los clientes. Así, en este punto, utilizar el capital para impulsar el cambio directamente, creando un impacto social y ambiental positivo, es una muy buena opción.

La iniciativa de Bonos Climáticos estima que el mercado para los bonos alineados con el cambio climático casi se ha triplicado en los últimos cinco años hasta alcanzar los 1.400 millones de dólares de bonos en circulación. El transporte sigue siendo el sector más grande, representando el 30% del total de los bonos en la primera mitad de 2018. Sin embargo, el dominio de este sector se ha reducido a la mitad en los últimos cinco años, ya que otros sectores han adoptado estos instrumentos.

Los bonos en circulación relacionados con el cambio climático son una parte cada vez más importante de nuestro conjunto de herramientas para ayudar a abordar el cambio climático. A diferencia de muchas otras áreas del universo de inversión, estos enlaces nos permiten tener un impacto directo medible en los resultados sociales y ambientales.

Por ejemplo, el fondo LO Funds – Global Climate Bond durante 2017 invirtió en 66 bonos de impacto que en total evitaron más de 78,000 toneladas de CO 2 por año, lo que equivale a retirar casi 17.000 coches durante un año. Por ello, al utilizar un creciente número de herramientas, se puede invertir en sostenibilidad para aprovechar la oportunidad que presenta la transición baja en carbono y para crear un impacto social y ambiental positivo significativo. Sin duda, este es un paso vital para construir un futuro saludable y próspero para todos.

Tribuna de Patrick Odier, senior managing partner de Lombard Odier.