The EDGE: Automatización/Robótica

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The EDGE: Automatización/Robótica
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Jennifer. The EDGE: Automatización/Robótica

La automatización de las fábricas lleva produciéndose desde la aparición de la máquina de hilar mecanizada a finales del siglo XVIII en Gran Bretaña, que puso en marcha la Revolución Industrial. La industria automotriz introdujo los primeros robots en la década de 1960 y, desde entonces, los fabricantes de automóviles y sus proveedores han sido los mayores usuarios comerciales de robots. Sin embargo, en la última década, los avances tecnológicos han permitido a los robots atender nuevas necesidades en un mayor número de sectores.

¿Qué ha cambiado?

Históricamente, los principales problemas con los robots han sido su elevado coste y su falta de flexibilidad para realizar nuevas tareas o adaptarse a las variaciones en las tareas que ejecutan habitualmente. En los últimos 10 años, se han producido tres cambios tecnológicos en el ámbito de la robótica que han aumentado su flexibilidad, reducido su coste y ampliado su mercado objetivo.

En primer lugar, los conjuntos de sensores desarrollados originalmente para los smartphones y los videojuegos se han adaptado a la robótica. La magnitud de estos sectores posibilitó que invirtieran en rápidos avances y redujeran los costes mediante la producción en masa que la industria robótica más pequeña nunca podría haber logrado por sí sola.

En general, los precios de los sensores han caído en todos los ámbitos y algunas clases, como los sensores de imágenes, han registrado un descenso del precio de hasta 100 veces (1). Estos sensores de menor coste han posibilitado que los robots perciban lo que tienen alrededor, lo que ha cambiado fundamentalmente la forma en que estos interactúan con el entorno.

Hasta ahora, los robots solo habían sido capaces de realizar tareas simples pero repetitivas que requerían una serie de pasos que se repetían una y otra vez. La percepción que les aporta los sensores permite que los robots realicen ajustes por sí mismos, dinámicamente y en tiempo real, para adaptarse a las desviaciones de su rutina (por ejemplo, si una pieza está desalineada o fuera de lugar). En segundo lugar, la integración, que implica programar y equipar al robot para que pueda realizar la tarea deseada, tiene un coste en términos históricos dos o tres veces superior al del robot en sí, y puede tardar varios meses en completarse (2).

Estos elevados costes de configuración habían limitado la actuación de los robots a la fabricación de productos en grandes volúmenes y ciclos de producto largos donde los costes de configuración podían amortizarse al producir muchas unidades. Las mejoras en el software están cambiando ahora esta ecuación. El software más reciente para robots simplifica de forma sustancial la programación requerida para que un robot pueda realizar una tarea determinada. Si bien en el pasado un ingeniero o un informático habrían tardado un mes para programar un robot, con el nuevo software, una compañía puede usar mano de obra menos cualificada para programar el robot en uno o dos días.

Además, el software, en conjunto con los sensores, puede detectar la presencia de seres humanos en las proximidades del robot y ajustar su comportamiento para garantizar la seguridad humana; esto reduce en la práctica el equipo de seguridad necesario durante el proceso de integración, como, por ejemplo, las jaulas que delimitan sus movimientos.

En tercer lugar, la mejora de las pinzas y su menor coste están aumentando la cantidad de aplicaciones que pueden tener los robots. La impresión tridimensional y la estandarización de piezas para pinzas permiten producir pequeños volúmenes con menores costes. Combinado con sensores que proporcionan información sobre la fuerza requerida para manipular correctamente un objeto, la nueva generación de pinzas ofrece un nivel de destreza más preciso que sus predecesoras y puede realizar una mayor variedad de tareas.

¿Por qué es disruptivo?

En conjunto, estos tres avances reducen los costes de implementación y amplían el mercado objetivo para los robots más allá de la mera fabricación de grandes volúmenes con poca variabilidad de producto. Están habilitando nuevas categorías de robots que sirven a un conjunto más amplio de sectores. Por ejemplo, los robots colaborativos (“cobots”), que no existían hace 10 años, son el segmento de más rápido crecimiento (+70% en 2017) (3) en el mercado de la robótica. Los cobots están diseñados para trabajar con personas y no es necesario ubicarlos en espacios delimitados. El menor coste y la facilidad de implementación están impulsando la adopción a pesar de las limitaciones, como su incapacidad para levantar grandes pesos. La mayoría de sus clientes son empresas medianas que no han implementado sistemas de robótica anteriormente.

Además de los cobots, estamos asistiendo a la producción de robots móviles autónomos que pueden utilizarse para entregas en todo el mundo, desde fábricas hasta hospitales. Esta nueva generación de robots utiliza tecnología de sensores y mapas para orientarse a sí mismos en lugar de confiar en referencias externas, cuyo coste era elevado y dificultaban su adaptación a los procesos existentes. En el sector sanitario, se ha producido un desarrollo de la cirugía robótica impulsada por sistemas robóticos que permite a los cirujanos realizar operaciones mediante unas pocas incisiones de tamaño reducido. Durante la última década, el número de cirugías robóticas efectuadas con estos sistemas se ha multiplicado por seis (4). Al impulsar esta tendencia se han mejorado los resultados quirúrgicos gracias a la mayor precisión y control que ofrecen los robots. Estos dos beneficios son posibles gracias a las mejoras en el software, los sensores y las pinzas. Estos sistemas robóticos brindan al cirujano una visión tridimensional del campo quirúrgico y traducen los movimientos que efectúa el cirujano en precisos movimientos a escala de los brazos robóticos. Las pinzas ubicadas en el extremo de los brazos, denominadas endomuñecas, destacan por su mayor movilidad en comparación con la muñeca humana, lo que les permite realizar tareas que son imposibles con los métodos tradicionales. A medida que la robótica se expande más allá de su base tradicional en el ámbito de la fabricación, la logística ha pasado a ser uno de los sectores que más rápidamente la están adoptando.

En 2017, solo el 5% de los almacenes y centros de distribución se calificaban como “altamente automatizados” (5). En un centro de distribución tradicional, los operarios caminan de 19 a 24 kilómetros al día para recoger artículos de las estanterías a fin de completar los pedidos que luego empacan y envían a los clientes finales. Esto no solo es ineficiente desde el punto de vista de la utilización de la mano de obra, sino que, por lo general, las empresas experimentan una alta rotación de operarios, a los cuales no les agrada el esfuerzo físico y la naturaleza solitaria del trabajo. En 2012, la principal cadena minorista de Estados Unidos adquirió una compañía líder en sistemas de logística robótica móvil por 775 millones de dólares. Con su sistema, los artículos ubicados en un centro de distribución se almacenan ahora en estanterías que son robots móviles.

En lugar de que los operarios caminen para buscar el artículo, estos robots móviles acercan los artículos necesarios a los operarios. Esta solución proporciona varias ventajas: acelera el tiempo de ejecución, aumenta la satisfacción laboral del operario y reduce la superficie del centro de distribución. La cadena minorista estima que estas ventajas han reducido sus costes operativos en los centros de distribución automatizados un 20% aproximadamente (5). Con el tiempo, estas tecnologías (pinzas, sensores y software mejorados) tienen el potencial de desbloquear nuevas aplicaciones como la selección y la clasificación, lo que podría expandir aún más el mercado objetivo. En la actualidad, los robots tienen problemas para diferenciar entre tamaño, forma y color. La mejora en las capacidades de visión podría resolver este desafío. Combinado con una mejora en el agarre, los robots podrían comenzar a trabajar en la recogida de contenedores y expandir su creciente función en áreas como la logística.

Al aumentar la productividad laboral, la robótica puede reducir el coste de la mano de obra en numerosos sectores, aunque particularmente en el ámbito de la fabricación. A medida que la importancia de los costes laborales se reduce, cambian las dinámicas relativas a la ubicación de las fábricas. A principios de este siglo, muchas fábricas se situaban en Asia para aprovechar el menor coste de la mano de obra. Hoy en día, con la mejora de los sistemas robóticos, las compañías pueden determinar la ubicación de los centros de producción basándose en otros factores. Por ejemplo, las fábricas pueden situarse cerca de los clientes finales para reducir los tiempos de entrega, agilizar los cambios de diseño en respuesta a las tendencias del mercado, reducir los costes de transporte y minorar el capital circulante vinculado al inventario. Acercar la fabricación a los ingenieros puede mejorar la capacidad de innovación y posibilitar un mejor control sobre la propiedad intelectual. Las compañías también pueden ubicar las fábricas para aprovechar un marco regulatorio más favorable o un régimen fiscal más ventajoso.

Desafíos

Una de las principales amenazas para la adopción de la robótica es una creciente regulación. Preocupa en especial la posible destrucción de puestos de trabajo a causa de los robots. En los últimos años, se ha hablado de aplicar un “impuesto a los robots”. Los defensores argumentan que el impuesto compensaría las consecuencias sociales negativas de una mayor automatización, incluida la pérdida de empleos y de ingresos fiscales. Dicho esto, los niveles crecientes de automatización se han producido casi de forma continuada desde la época de la Revolución Industrial y las personas han podido adaptarse a estos cambios. En 1900, el 38% de la población estadounidense trabajaba en la agricultura (6). En la actualidad, el porcentaje que trabaja en dicho sector es inferior al 2% y, sin embargo, la tasa de desempleo general sigue estando por debajo del 4% (7).

Conclusión

A pesar de estar presentes desde la década de 1960, los robots actuales están atravesando un período de rápido desarrollo. Estas mejoras permiten que los robots se expandan más allá de su mercado histórico, el sector automovilístico, hacia sectores como la electrónica de consumo, la logística e incluso los servicios. En los próximos años, es probable que aumente el número de tareas que serán objeto de automatización mediante sistemas robóticos. Nos mantendremos al tanto de estos cambios para determinar el impacto a largo plazo de la robótica en el conjunto de oportunidades de inversión.

Columna de Dennis Lynch, director general y responsable del equipo de Growth Investing, y Stan DeLaney, director general e investigador en el campo de cambios disruptivos en Morgan Stanley Investment Management.

Notas

(1) Lesser, A. (25 de enero de 2015). Declining Sensor Costs Open up New Consumer Applications. Extraído de https://gigaom.com/2015/01/25/decliningsensor-costs-open-up-new-consumer

(2) Bélanger-Barrette, M. (3 de febrero de 2016). What is an Average Price for a Collaborative Robot? Extraído de https://blog.robotiq.com/what-isthe- price-of-collaborative-robots.

(3) Berglund, S. (7 de marzo de 2017). Cobot Market Boom Lifts Universal Robots’ Fortunes in 2016. Extraído de https://www.roboticsbusinessreview. com/ manufacturing/cobot-market-boom-lifts-universal-robots-fortunes-2016/.

(4) Schwitzer, G. (28 de agosto de 2018). New Questions About the $3B/Year Robotic Surgery Business. Extraído de https://www.healthnewsreview. org/2018/08/new-questions-about-the-3b-year-robotic-surgery-business/.

(5) McCrea, B. (31 de marzo de 2017). Automation Study: The State of Automation. Extraído de https://www.mmh.com/article/automation_study_the_state_of_automation

(6) Historical Timeline – Farmers & the Land. (2014). Extraído de https://www.agclassroom.org/gan/timeline/farmers_land.htm

(7) Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos, porcentaje de empleo en agricultura en Estados Unidos. Extraído de FRED, Banco de la Reserva Federal de St. Louis; https://fred.stlouisfed.org/series/USAPEMANA, 18 de octubre de 2018.

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Perspectivas 2019: todas las miradas puestas en el comercio

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Perspectivas 2019: todas las miradas puestas en el comercio
Pixabay CC0 Public DomainFoto: Skitterphoto. Perspectivas 2019: todas las miradas puestas en el comercio

La renta variable ha experimentado un notable deterioro en el transcurso de lo que resultó ser un decepcionante 2018. A pesar de un crecimiento de los beneficios superior al 20% en Estados Unidos (1) (y de en torno al 10% en el resto del mundo desarrollado), el mercado de renta variable estadounidense ha revelado básicamente una trayectoria plana, mientras que otros mercados desarrollados han registrado en general un descenso cercano al 10% en dólares estadounidenses. Esto ha contrarrestado los excelentes resultados observados en 2017.

¿Por qué? En el fondo de estos resultados se encuentran temores a varias cosas: una guerra comercial en toda regla, el repunte de los rendimientos, la desaceleración en China y los mayores riesgos geopolíticos, entre los que se incluyen cuestiones localizadas, como el rifirrafe por el presupuesto italiano y el Brexit. La conjugación de todos estos factores ha desestabilizado los mercados y ha provocado el retroceso de la renta variable.

Si alguno de estos acontecimientos se materializara finalmente, pondría en peligro nuestras expectativas de crecimiento para 2019-2020, apuntando a que una situación de final del ciclo, plenamente compatible con la caída de la renta variable. No obstante, todo esto nos lleva a formularnos el principal interrogante: ¿qué creemos en realidad que ocurrirá en 2019?

Desmontando los factores del miedo:

  • Comercio

El comercio se perfila como la principal de nuestras preocupaciones, y guarda una estrecha relación con el resto de los factores. Si se resuelve la actual pugna comercial, la perspectiva general mostrará un tono más positivo, y viceversa. El peor de los escenarios sería una continua escalada y ampliación de los aranceles, y no cabe duda de que los mercados están descontando un desenlace bastante áspero.

En todo caso, ¿es lo que sucederá? Resulta inútil realizar predicciones con una personalidad tan volátil al frente de la Casa Blanca. Sin embargo, el presidente Trump ya ha sugerido en el pasado que preferiría no aplicar aranceles, o hacerlo en una medida reducida, antes que incrementarlos, aunque sus medios para lograr un acuerdo satisfactorio para Estados Unidos se han basado en las amenazas, táctica que ha aplicado con consecuencias muy reales. Ahora bien, tal y como sucedió con la reactivación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), un acuerdo de última hora rubricado por Estados Unidos, México y Canadá para crear el denominado «T-MEC» (USMCA, por sus siglas en inglés), cuando nadie lo veía posible, sigue siendo muy factible que se llegue a una resolución similar con China y otras naciones.

Somos conscientes de que los comicios presidenciales en Estados Unidos tendrán lugar a finales de 2020 y de que Trump no querrá arriesgarse a una ralentización o una recesión económica acusada cuando esté encarando el ciclo electoral. Esto no significa que Trump tenga que resolver los enfrentamientos comerciales de forma inmediata, pero tal vez deba garantizar que la situación no empeora durante 2019.

Nuestro escenario base asigna menores probabilidades al peor de los escenarios posibles, y asume que es probable una solución rápida, si bien ponerle una fecha determinada es difícil.

  • Tipos de interés

Los rendimientos de los bonos en EE.UU. subieron hasta cotas superiores al 3% este año, y el miedo en este aspecto radica en que presenciaremos nuevas subidas en 2019 (2). Los estímulos fiscales que se aprobaron en Estados Unidos a finales de 2017 y se implementaron este año (en un momento del ciclo en el que no se requiere un empujón adicional) implicarían que todavía hay un margen de subida en los rendimientos.

Esta medida debería ser inflacionista, especialmente si se aúna a una cifra de desempleo en Estados Unidos en mínimos de 49 años (2), lo que podría derivar en la demanda de mayores salarios y un repunte de la inflación. De hecho, ya estamos siendo testigos de aumentos salariales en Estados Unidos y Japón. Sin embargo, todos los demás factores de miedo están operando de freno en la economía, lo que unido a los problemas estructurales como el envejecimiento de la población, la tecnología y la disrupción, han hecho que los rendimientos no hayan fluctuado en la dirección que habríamos esperado.

De resolverse los conflictos en torno al comercio, las perspectivas de un crecimiento más sólido podrían hacernos temer un ligero repunte en el rendimiento de los bonos a lo largo de los próximos doce meses, pero en caso de no hallarse una resolución, descartaríamos sinceramente que los tipos suban.

  • China y los mercados emergentes

Los rifirrafes comerciales han desembocado en una desaceleración en ciertos ámbitos de la economía basada en el consumo de China, si bien seguimos apreciando un crecimiento bastante robusto. El Gobierno del gigante asiático ha inyectado estímulos fiscales en cierta medida, aunque estos tienen como objetivo sostener la economía más que imprimirle una quinta velocidad. En el caso de resolverse los problemas comerciales, cabría esperar otro periodo de endurecimiento en China o, al menos, una reversión de los estímulos. No obstante, si persistiese el conflicto, es de esperar una continua relajación para apuntalar la situación. En todo caso, somos de la opinión de que, aunque tendrá repercusiones, esto no desestabilizará de manera notable la economía mundial en este preciso momento.

Los mercados emergentes en especial se han visto castigados durante el pasado año. Esto se debe en parte a la fortaleza del dólar estadounidense, si bien esto podría estar quedando atrás a medida que los efectos de los estímulos fiscales de Trump se desvanecen, lo que volverá a beneficiar a la renta variable de los mercados emergentes en general de cara al futuro.

  • Geopolítica

Estamos atravesando un periodo en el que varios países tienen a líderes dominantes al frente de su jefatura: desde Trump a Vladimir Putin, pasando por Xi Jinping e incluso Shinzo Abe muestran tendencias más nacionalistas. Cuando se tienen líderes fuertes que persiguen lograr sus objetivos a base de amenazas, las tensiones aumentan de forma inevitable, y cobra sentido que exista una prima de riesgo de renta variable más elevada como consecuencia de esto.

Ahora bien, insistimos en que una resolución de los problemas comerciales liberaría a buen seguro algunas de estas tensiones. No obstante, sigue siendo muy posible que emerjan otros problemas imprevistos a lo largo del próximo año, que podrían proceder desde ámbitos como la ciberseguridad o unas elecciones disruptivas, lo que vendría a agravar aún más las tensiones entre los países.

En el Viejo Continente, hay dos problemas en particular que siguen latentes y que podrían desestabilizar los mercados, aunque no en la misma proporción que una guerra comercial a nivel global. En Italia, el conflicto en torno al presupuesto podría intensificarse, aunque sería innecesario llegar a este punto en nuestra opinión, puesto que los márgenes sobre los que discrepan Italia y la Comisión Europea son nimios. Mientras tanto, el Brexit es una decisión «enmadejada». En otras palabras, hay un amplio abanico de desenlaces y posibles finales en esta historia. Pero, en general, creo sinceramente que no se trata de un problema global, sino de un bache para Europa y un problema para el Reino Unido. No obstante, podría deparar resultados perjudiciales a escala local.

  • La síntesis de todos los miedos

Teniendo en cuenta todos estos factores, el tema común que seguiremos más de cerca en 2019 es el del comercio. Consideramos que una mejora en esta área podría resultar muy positiva para los mercados de renta variable. Ahora bien si, por el contrario, la situación comercial empeora, arrastrará consigo a los mercados y el panorama mundial se deteriorará.

Aunque nuestra hipótesis central es que nos hallamos en una fase avanzada del ciclo, no creemos que el final de dicho ciclo se encuentre a la vuelta de la esquina. Admitimos que el crecimiento ha sido bajo en Europa y en Japón en este ciclo, y pese a que ha sido un poco más elevado en Estados Unidos, nos resistimos a decir que hemos tocado techo teniendo en cuenta los comicios que se celebrarán en 2020 y el hecho de que al presidente le interesa entrar en ese ciclo electoral con el país norteamericano en un periodo de crecimiento.

Si los conflictos comerciales se gestionan de una manera que se evite el peor de los escenarios —y sin lugar a dudas está en manos de los líderes mundiales aportar una solución—, las perspectivas para 2019 podrían revelarse más benévolas y podrían desembocar en unas rentabilidades positivas para los mercados de renta variable.

Columna de William Davies, director global de renta variable para EMEA en Columbia Threadneedle.

 

(1) FT.com, US 10-year bond yield hits 3% ahead of Fed decision, 1 de agosto de 2018

(2) BBC, US jobless rate hits 49-year low of 3.7%, 5 de octubre 2018

Lecciones y límites de las políticas monetarias

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Lecciones y límites de las políticas monetarias
Foto: blickpixel. Lecciones y límites de las políticas monetarias

Decir que los banqueros centrales han pasado de “héroes a ceros” puede sonar algo fuerte, pero el aura de inviolabilidad de la que una vez disfrutaron ya es definitivamente cosa del pasado. Antes de 2008 los bancos centrales eran los campeones indiscutibles de la Gran Moderación. Habían anclado firmemente sus expectativas de inflación a sus objetivos inflacionarios, lo que les dio un amplio margen para reducir la volatilidad del ciclo económico. No es de extrañar que los mercados financieros, a los que les encanta un entorno de alta rentabilidad y bajo riesgo, se convirtiesen en sus mayores “cheerleaders”. El hecho de que Alan Greenspan pudiese cortar de raíz el riesgo de una crisis financiera en más de una ocasión no hizo más que sumar a ese entusiasmo. Cuando el mundo estaba al borde del colapso financiero en 2008, los banqueros centrales volvieron a evitar el desastre.

Sin embargo, no pudieron evitar recuperaciones lentas y dolorosas en los mercados desarrollados ni varios periodos en los que la divergencia entre los desarrollados y los emergentes desencadenó un ligero bache global. Es más, para alcanzar estos magros resultados, los bancos centrales tuvieron que aventurarse a entrar en un territorio inusual empujando los tipos de interés a corto plazo por debajo de cero, aplanando las curvas de mercado y eliminando las primas. Todo ello llevó a algunos expertos a preguntarse si esta situación iba a conllevar un mayor riesgo de una asignación inadecuada en los mercados y de otros efectos secundarios adversos.

Al nivel más elemental, todas estas acusaciones pueden remitirse a dos cuestiones básicas: o bien hay muchas expectativas en torno a las políticas monetarias, o bien estas se encuentran sobrecargadas porque otros actores no han estado a la altura de sus responsabilidades. Un ejemplo del primer caso es el requisito de que las políticas monetarias deben buscar la estabilidad financiera junto a la estabilidad de precios. Al final, su labor consiste en generar una senda de crecimiento estable y predecible para el PIB nominal que pueda servir de referencia para las decisiones del sector privado. Bajo la premisa de que las políticas monetarias no pueden afectar de forma sistemática a la economía real (lo que podría discutirse), todo se reduce a aportar una inflación estable y ajustada a los objetivos. Como los activos financieros son un reclamo hacia los ingresos nominales futuros (o PIB), esta también es la mejor manera para que la política monetaria promueva la estabilidad financiera. Cualquier esfuerzo adicional para prevenir una burbuja del precio de los activos puede resultar contraproducente porque puede empujar a la baja el camino del PIB nominal de forma permanente y/o hacerlo más volátil. Por ello, para alcanzar la estabilidad financiera necesitamos un instrumento adicional con características más prudentes a nivel macroeconómico.

Durante los últimos 10 años, las políticas monetarias en Estados Unidos y la Eurozona han estado claramente sobrecargadas. Hasta cierto punto, la culpable en ambos casos podría ser la política fiscal. Tras el impulso inicial en 2009-2010, en los años posteriores, la política fiscal estadounidense se volvió considerablemente restrictiva debido a las peleas fiscales entre la mayoría republicana en el Congreso y la Administración de Barack Obama. Este endurecimiento tuvo lugar en un contexto de alta inactividad y ralentizó la expansión de forma considerable. Como respuesta ante los riesgos inherentes de caídas en la inflación, la Fed fue forzada a adentrarse en territorio extraño a través de un mayor aumento en el balance y manteniendo los tipos bajos durante más tiempo.

Suele debatirse que estas políticas generaron efectos secundarios negativos en forma de una búsqueda excesiva de rendimiento y una caída en la rentabilidad de los fondos financieros y de pensiones. Aunque esto puede ser cierto, debe compararse con el riesgo de que una postura más estricta en las políticas empuja el camino del PIB permanentemente hacia abajo.

En los últimos años, la política fiscal ha dificultado una vez más el trabajo de la Fed al darle a la economía estadounidense un gran impulso cuando ya se encontraba en terreno de sobrecalentamiento. Las políticas proteccionistas de Trump dañaron más esta lesión fiscal. Durante gran parte de 2018, esta mezcla forzó a la Fed a ser más dura de lo que lo habría sido, ya que la economía crecía bien, por encima de su potencial, y al mismo tiempo se relajaban las condiciones financieras. Aun así, la mezcla de unos costes de financiación del dólar altos con el proteccionismo demostró ser un gran obstáculo para el espacio de los mercados emergentes y, como consecuencia, para el comercio global. A finales de año, esto desató un fuerte aumento en la aversión al riesgo de los mercados financieros y el presidente Trump eligió culpar a la Fed de esta turbulencia, lo que, por supuesto, solo lo empeoró.

En la Eurozona, el Banco Central Europeo también tuvo que enfrentarse a una política fiscal demasiado estricta durante años y a instituciones fiscales y bancarias incompletas. Esta mezcla fue en gran parte responsable de la segunda parte de la recesión de la Eurozona en 2011-2013. Si se hubiesen evitado los errores en las políticas que llevaron a la recesión, la inflación, la rentabilidad de los bonos y la tasa de interés del BCE podrían ser más altos de lo que lo son hoy en día. Además, el BCE ha tenido que compensar la falta de mecanismos fiscales y bancarios para compartir riesgos aportándolos por la puerta de atrás en la forma de herramientas como las operaciones monetarias de compraventa (OMC) o la expansión cuantitativa (EC). Algunos expertos dicen que, al hacer esto, el BCE podría haber beneficiado a derrochadores soberanos periféricos al castigar a los principales ahorradores con la bajada de tipos, lo que podría haber impulsado el populismo. Nosotros creemos que los ahorradores tendrían que echarse la culpa a sí mismos y a sus propios políticos por los tipos bajos.

Es más, si el BCE no hubiese intervenido, la Eurozona podría haberse roto, en cuyo caso podríamos haber visto una cara mucho más desagradable del populismo. Esto no quita el hecho de que sería altamente deseable que otros actores encargados de articular las políticas en la Eurozona empezasen a estar a la altura de sus responsabilidades, en concreto, a la hora de generar un marco institucional sólido para que la unión monetaria continúe con reformas estructurales que hagan que las economías individuales sean más flexibles.

Antes de 2008, muchos países creían que habían encontrado el santo grial de la articulación de políticas monetarias al hacer que los bancos centrales fuesen independientes y encargarles la gestión del ciclo económico. La lección más importante que hemos aprendido en la última década es que las políticas monetarias no funcionan en el vacío. Su éxito depende mucho de que otros actores se involucren en el proceso. Por ello, lo deseable es que exista una coordinación entre las políticas monetarias, fiscales y estructurales.

Tribuna de Valentijn van Nieuwenhuijzen, jefe de inversiones en NN Investment Partners, y Willem Verhagen, economista senior

Brexit: ¿y ahora qué?

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Brexit: ¿y ahora qué?
Pixabay CC0 Public DomainPixource . Brexit: ¿y ahora qué?

Tras lo ocurrido en el Parlamento británico en los últimos días en torno al Brexit, estas son las implicaciones y los elementos claves que deberían experimentar un cambio para encontrar una solución al problema. No creemos que la Unión Europea vaya a alterar lo suficiente su posición sobre el acuerdo de salida para que el trato sea aceptable para los defensores de un Brexit duro.

Incluso aunque la propuesta fronteriza con Irlanda del Norte fuera limitada en el tiempo, la aprobación en este ambiente febril no se garantizaría por las preocupaciones de los parlamentarios que defienden la permanecencia ante un escenario de «no hay acuerdo».

 Mientras tanto, será difícil no lograr una solución que reconcilie el doble deseo del partido conservador de restringir la libre circulación y los acuerdos de libre comercio negociados de manera independiente y la posición del partido laborista sobre la unión aduanera y el mercado único, ya que requeriría que uno o los dos partidos cambie las líneas rojas actuales.

Los puntos clave para un compromiso de este tipo son los intentos legislativos de los parlamentarios de remitir el poder al parlamento mediante una retórica amplia y más conciliadora de los líderes en los próximos días y semanas. E incluso si tal solución fuera posible, probablemente exacerbaría las ya grandes fisuras dentro de los partidos, sembrando el terreno para restructuraciones en los partidos.

En ausencia de un cambio de este tipo, un segundo referéndum sigue siendo la principal opción para romper el bloqueo; aunque reconocemos los claros desafíos de esa medida. Cualquiera que sea el resultado, una extensión del artículo 50 parece ser necesaria.  El plazo simbólico para el acuerdo, que había sido diciembre / enero, se ha movido, contrariamente a nuestras expectativas iniciales. El consenso ha cambiado hasta aceptar que se pueda presentar un acuerdo en la reunión de marzo del Consejo de la UE.

En ausencia de un acuerdo que tenga aceptación tanto del Reino Unido como de la UE, seguimos pensando que la extensión del Artículo 50 solo se permitiría en el contexto de un cambio de gobierno, de las líneas rojas para las negociaciones o de un segundo referéndum.

Aunque seguimos actualizando el impacto en los mercados y en nuestro modelo de análisis, el riesgo de que no haya acuerdo se ha reducido, mientras que la posibilidad de una membresía en el EEE o en la Unión Europea se ha reforzado.

La posición del Partido Laborista ante un segundo referéndum

Si May se mantiene en su posición, los líderes del Partido Laborista parecen reticentes todavía a convocar un segundo referéndum, a pesar de la clara preferencia del Shadow  Secretary para el Brexit y de gran parte de los miembros del Partido por el llamado voto popular (People’s Vote). De nuevo, esto refleja las profundas divisiones en el apoyo a Corbyn y su propia ideología sobre el brexit, así como los posibles desafíos que plantearían a la Unión las políticas internas de Corbyn.

Sin embargo, las sucesivas mociones de censura lideradas por Corbyn pueden desgastarlo. Por lo tanto, a falta de una clara movilización de las fuerzas de todos los partidos para lograr un solo resultado, un segundo referéndum presenta una oportunidad, aunque probablemente perturbadora, de romper el estancamiento en el parlamento.

Como decía anteriormente, no está nada claro cuáles serán las opciones que se presenten. La derrota sustancial de May en el Parlamento hace que sea más difícil incluir su acuerdo en la papeleta. Aun así, para el apoyo del gobierno, es probablemente necesaria una versión ajustada. Las otras dos opciones probables son un Brexit sin acuerdo y permanecer dentro de la UE, aunque también hay apoyo para la opción de una unión aduanera permanente y un estatus similar al de Noruega.

Las líneas rojas de los conservadores

Tras el rechazo del Parlamento al acuerdo, May anunció su deseo de encontrar una solución entre todos los partidos. En cualquier caso, también señaló que este enfoque requeriría que cualquier solución fuera en consonancia con sus líneas rojas, que buscan poner fin a la libre circulación y crear una política comercial independiente en Reino Unido. Estos factores son inconsistentes con la política del Partido Laborista que apoya la unión aduanera y el acceso al mercado único, por lo que se necesitaría un compromiso para llegar a una solución entre partidos.

Suponiendo que el respaldo sea fundamental, el compromiso tendría que venir del lado conservador. Esto probablemente causaría un gran conflicto con el partido y aumentaría los riesgos de que los miembros duros del ala favorable a la salida activen la opción nuclear de abandonar el partido y amenazar el futuro del gobierno. Sin embargo, la visibilidad es muy baja; estos parlamentarios tendrían que compensar el riesgo de un Brexit más suave frente al riesgo de un gobierno del Partido Laborista que, de todos modos, ofrece un

Brexit suave. Este es un ambiente político altamente febril y el camino, como se destacó antes de Navidad, es un desafío.

 

La posición de Europa en la frontera con Irlanda del Norte

El motivo del incumplimiento del Acuerdo de Salida dentro de las filas de los partidos conservadores es la llamada ‘frontera de Irlanda del Norte’. Esto garantiza que, en ausencia de un acuerdo de libre comercio que proporcione continuidad en la fluida frontera de Irlanda, esta frontera seguirá siendo gratuita con Irlanda del Norte integrada en la unión aduanera de la UE y en el mercado único. Este desafío a la unidad del Reino Unido se ha convertido en una línea roja para gran parte del ala Brexit del Partido Conservador.

Una opción que se ha discutido es si Bruselas suavizaría su tono con respecto a la frontera. Si bien se puede agregar lenguaje a la declaración política (que no es legalmente vinculante), los comentarios de Barnier confirmaron el compromiso de la Unión Europea con esta cláusula. Sin embargo, merece ser observada en caso de que la opinión de Bruselas esté cambiando más de lo que esperamos. Si la Unión Europea hace que la solución fronteriza sea temporal ( lo que no es nuestro principal escenario), desbloquearía las negociaciones y facilitaría que May aprobara su acuerdo en el Parlamento. Dicho esto, no garantizaría la aprobación ya que la frontera podría crear nuevos problemas políticos.

Soluciones alternativas al estancamiento de Brexit

La oferta de May de trabajar con todos los partidos en estos temas sigue siendo muy limitada. Sin embargo, si el parlamento realmente tomara el control, una solución interpartidaria sería más viable. Esto podría lograrse mediante enmiendas a la legislación parlamentaria existente o a nuevos proyectos de ley, aunque esto probablemente llevaría tiempo.

Alternativamente, May podría plantear múltiples votaciones sobre varios resultados -aunque esto todavía dependería de que avance hacia la unión aduanera y la libre circulación- para encontrar un compromiso capaz de contar con el apoyo de la mayoría. Se trata de un enfoque desordenado, pero, naturalmente, está destacando como una forma de avanzar.

Noruega Plus (EEE + Unión Aduanera) es la opción más obvia que podría plantearse en este caso, pero despierta muchos interrogantes. Por parte del Reino Unido sería necesario que los conservadores experimentaran un cambio radical y apoyaran a los diputados laboristas sobre la libre circulación de los trabajadores y la unión aduanera. Por parte europea, aunque Barnier lo ha señalado como una opción viable, persisten las incertidumbres sobre cómo el Reino Unido podría cumplir las normas de adhesión a la AELC y formar parte de la unión aduanera de la UE. Noruega, por ejemplo, ha dado señales de oposición a la adhesión del Reino Unido. No obstante, existe cierto grado de apoyo en el parlamento para esta solución y la probabilidad ha aumentado en los últimos meses. Esto ha reforzado la posibilidad de que se produzca un escenario de adhesión a la UE/EEE en nuestro análisis de escenarios.

Tribuna de Stephanie Kelly, analista político de Aberdeen Standard Investments.

Aunque con nuevos competidores, la industria de fondos de inversión en México la dominan cuatro gestoras

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Aunque con nuevos competidores, la industria de fondos de inversión en México la dominan cuatro gestoras
Foto: Pixabay CC0. Aunque con nuevos competidores, la industria de fondos de inversión en México la dominan cuatro gestoras

Existen 31 operadoras en la industria de Fondos de Inversión en México. Al 28 de septiembre de 2018, BlackRock México, BBVA Bancomer, Santander y Banorte dominaban el sector con una participación conjunta del 61,4%. Las gestoras que resaltan por un incremento en los AuMs con relación a septiembre de 2008 son BlackRock México, BBVA Bancomer, Scotia, Banorte, Actinver, Santander y GBM. Aquellas que han mostrado un incremento considerable pese a su tamaño son Old Mutual, Finaccess, Finamex, Compass, CI Fondos, Principal, Intercam e Invex. Los participantes más recientes son: BNP Paribas, Akaan Transamérica, Más Fondos y BTG Pactual.    

Crecimiento en el Sector de Fondos pese a Condiciones Adversas en el Tiempo

Al 28 de septiembre de 2018, los recursos gestionados por fondos de inversión (FI) en México representaban 13,1% del producto interno bruto (PIB); 70,1% correspondía a fondos de deuda (FID) y 29,9% a fondos de renta variable (FIRV). Este porcentaje del PIB se duplicó considerando la cifra del tercer trimestre de 2008 (3T08) de 6,1% (FID: 85,8%; FIRV: 14,2%). Durante ese período, se observó en el sector un incremento de 164% en activos netos llegando a 2,4 billones de pesos desde 0,9 billones, un ingreso 20% mayor de inversores (septiembre 2018: 2.348.912; septiembre 2008: 1.953.681) y un aumento de 28% en el número de FI (septiembre 2018: 636; septiembre 2008: 498).

Rendimiento Anual Promedio Ponderado por Activos Variable en el Último Lustro

En los meses de septiembre de 2014 a 2018, el sector de FI reveló una media del rendimiento anual promedio ponderado por activos (RAPPA) de 5,4%. El máximo registrado en este período fue de 10,5% en 2016 (6,5% contribuido por los FID, con un RAPPA de 8,8% y el 74,0% de los activos administrados (AUMs) por la industria; 4,0% contribuido por los FIRV, con un RAPPA de 15,4% y el 26,0% de los AUMs del sector), derivado de un aumento en el precio de los respectivos activos subyacentes. Por su parte, el mínimo fue de 2,1% en 2015 (FID: contribución: 1,9%, RAPPA: 2,5%, AUMs: 75,6%; FIRV: contribución: 0,2%, RAPPA: 0,8%, AUMs: 24,4%), provocado en cierta medida por la caída registrada en el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC).

Rendimiento Anual Promedio Ponderado por Activos Variable en el Último Lustro

En los meses de septiembre de 2014 a 2018, el sector de FI reveló una media del rendimiento anual promedio ponderado por activos (RAPPA) de 5,4%. El máximo registrado en este período fue de 10,5% en 2016 (6,5% contribuido por los FID, con un RAPPA de 8,8% y el 74,0% de los activos administrados (AUMs) por la industria; 4,0% contribuido por los FIRV, con un RAPPA de 15,4% y el 26,0% de los AUMs del sector), derivado de un aumento en el precio de los respectivos activos subyacentes. Por su parte, el mínimo fue de 2,1% en 2015 (FID: contribución: 1,9%, RAPPA: 2,5%, AUMs: 75,6%; FIRV: contribución: 0,2%, RAPPA: 0,8%, AUMs: 24,4%), provocado en cierta medida por la caída registrada en el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC).
 

Panorama: Fitch Ratings opina que el sector de FI seguirá creciendo en conjunto con el apetito de los inversionistas por este tipo de vehículos, así como su importancia para el mercado mexicano. Los participantes que evolucionan y generan nuevos tipos de fondos y estrategias, para ofrecer alternativas de diversificación y crecimiento acordes a las necesidades de los clientes, serían los mejor posicionados para beneficiarse de tal crecimiento.

Columna de Fitch Ratings México escrita por Mónica González, Carlos Gálvez y Juan Pablo Haro, CFA. Para más información favor de referirse al reporte relacionado “Panorama de los Fondos de Inversión en México”  

 

¿Por qué la gestión activa es importante en las oportunidades de los mercados emergentes?

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¿Por qué la gestión activa es importante en las oportunidades de los mercados emergentes?
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Fxxu. ¿Por qué la gestión activa es importante en las oportunidades de los mercados emergentes?

Las oportunidades en los mercados emergentes están continuamente evolucionando. Por ejemplo, las empresas de los mercados emergentes tienden a ser similares a negocios con bajos márgenes, con una fuerte inversión de capital que prevalecían en los mercados desarrollados durante el siglo XIX. En los últimos 10 años, sin embargo, se ha visto un cambio estructural en las economías de los mercados emergentes.  

Esto queda ilustrado en la composición de las empresas del índice MSCI Emerging Markets, con el porcentaje de empresas que se dedican a la extracción de materias primas o negocios cíclicos como la energía, disminuyendo. Estos han sido reemplazados por unos sectores con unas características más seculares, tales como finanzas y tecnología. En MFS IM creemos que se está produciendo una mejora significativa en la calidad de las empresas de los mercados de emergentes.   

Aprovechando las oportunidades de los mercados emergentes

Dadas las ventajas del crecimiento de la mano de obra y de la productividad de los mercados emergentes frentes a los mercados desarrollados, en MFS IM esperamos un incremento gradual en la contribución del mundo en vías de desarrollo al crecimiento económico del mundo. Pero ¿cómo pueden los inversores aprovechar al máximo las oportunidades de los mercados emergentes en el transcurso de un ciclo del mercado?

Mientras creemos que la renta variable en los mercados emergentes y la deuda ofrecen potenciales primas de rentabilidad con respecto a los mercados en el largo plazo, también creemos que la selección de acciones en ambas clases de activos ofrece oportunidades significativas de alfa para los propietarios de los activos.   

Ejemplos de que la selección de activos es un elemento impulsor del alfa

En renta variable, los patrones y el comportamiento de las compras del consumo están cambiando. Los consumidores están cada vez gastando más en experiencias y menos en productos tangibles. Esto ha sido una tendencia aparente en Estados Unidos, Reino Unido y Alemania en los últimos cinco años, y vemos una clara evidencia de que la misma tendencia se dará en las economías emergentes, como es el caso de la India y Colombia.

Profundizando un poco más, está claro que la industria del consumo básico se ha visto desafiada por el comercio electrónico, los medios digitales y un cambio en los gustos del consumidor hacia unas marcas más auténticas. Muchas de las empresas de productos de primera necesidad se han visto forzadas a innovar o competir en precio dada la fragmentación de las marcas. Esto tendrá un peso sobre los márgenes e incrementará la importancia de una selección juiciosa en la renta variable y en el crédito.  

Revisando el mercado de deuda emergente, la dispersión de los retornos, al menos hasta hace muy poco, ha sido relativamente silenciada dado el histórico nivel de exceso de capital en los mercados de capital en los mercados globales en los últimos años. Conforme el programa de relajamiento cuantitativo se convierte en un programa de endurecimiento cuantitativo, esta fuente de financiación facilitar y permitir que el mecanismo del mercado alinee mejor los fundamentos y la valoración, permitiendo potencialmente que la selección de temas se convierta en una amplia fuente de rendimiento para las carteras de inversión.

Incrementando la importancia de los factores de sostenibilidad

En MFS IM creemos que los factores ESG o de sostenibilidad necesitan ser cada vez más considerados en la toma de decisiones de inversión. A continuación, un ejemplo que puede ayudar a entender como la selección de acciones combinada con los factores ESG pueden ponerse en práctica.

El equipo de mercados emergentes realizó recientemente un análisis sobre seis empresas de productos de primera necesidad en China. Mientras el 40% de la población mundial tiene problemas de escasez de agua, en China, alrededor del 90% del agua del país está contaminada.

Los cambios incrementales en las políticas para abordar estos problemas están resultando en unos mayores costes de agua que afectan a los costes operativos. Las empresas chinas cuyas instalaciones operan en áreas de con estrés hídrico están expresando su preocupación sobre la sostenibilidad operativa. Cuando el equipo de MFS IM realizó su revisión, una empresa de bebidas se enfrentaba a importantes problemas de sostenibilidad, pues el 80% de sus instalaciones se encontraba en áreas con altos niveles de escasez de agua o estrés. Como resultado, en MFS IM hemos aplicado un mayor coste de recursos propios para llegar a una adecuada valoración de la firma y de su valor actual neto.   

Conclusión

Por lo tanto, mientras que los mercados emergentes de renta variable y deuda deben ofrecer oportunidades de alfa en el largo plazo, la selección de acciones y la integración de los criterios ESG será crítica tanto para la dispersión de los rendimientos de la renta variable como para los rendimientos de los bonos desde niveles latentes. Creemos que, en el largo plazo, tanto la renta variable emergente como la deuda, ofrecerán a los inversores unas mejores perspectivas que los respectivos universos en los mercados desarrollados. Esto se debe a unas mejores perspectivas en los flujos de caja y unas valoraciones que no han sido representativas de los flujos de caja en años. Sin embargo, conforme las condiciones se hacen más difíciles para las empresas y los países en un mundo en el que el coste del capital está incrementando, los inversores necesitan crear carteras de inversión incrementales mientras miran a través de la lente de los fundamentales y de los propietarios de capital a largo plazo.    

Columna de Robert M. Almeida, estratega global de inversiones de MFS Investment Management.   

Planeación y presupuesto, el peligro de «estabilizar» el endeudamiento mexicano

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Planeación y presupuesto, el peligro de "estabilizar" el endeudamiento mexicano
. Planeación y presupuesto, el peligro de "estabilizar" el endeudamiento mexicano

A grandes rasgos, en el ejercicio de la política económica, un gobierno puede aplicar dos tipos de medidas: procíclicas o contracíclicas. Las políticas procíclicas son aquellas que siguen la tendencia del ciclo económico, es decir, en una expansión económica el gobierno gasta más y baja los impuestos; mientras que en una recesión reduce el gasto y sube impuestos. Por otro lado, las políticas contracíclicas son aquellas que intentan limitar la tendencia del ciclo económico, es decir, en una expansión económica el gobierno gasta menos y sube impuestos; mientras que en una recesión aumenta el gasto y baja impuestos.

Históricamente se ha demostrado que las medidas procíclicas no son muy recomendables ya que tienden a incrementar el tamaño del ciclo económico, sobre todo en épocas recesivas. Específicamente, México abandonó la aplicación de medidas procíclicas como herramientas convencionales de política económica durante la Gran Depresión de 1929 bajo la mano del entonces Secretario de Hacienda Alberto J. Pani, cuando tomó el cargo en marzo de 1932. Utilizando medidas “no convencionales” para la época, como incrementar el gasto público en épocas recesivas, abandonar el patrón oro y una emisión masiva de billetes y monedas, logró un desempeño económico importante que hizo que la recuperación en México fuera incluso más rápida que en Estados Unidos. Desde entonces, las medidas contracíclicas han sido, en menor o mayor medida, los instrumentos base de la política económica del país.

Otro ejemplo histórico (1958-1970) es el periodo denominado “Desarrollo Estabilizador”. Nombrado así por el Secretario de Hacienda que fungió en el periodo, Antonio Ortiz Mena, fue un lapso de baja inflación y alto crecimiento. En este periodo, el crecimiento promedio fue de 6.8% y la inflación promedio de 2.5%, con un déficit del sector público promedio de 2.6%. A pesar de que fue uno de los periodos expansivos más grandes en la economía mexicana, el gobierno mantuvo un déficit bajo y controlado y reformó el sistema tributario (se implementó la tasa progresiva en el pago del ISR, y se allanó el camino para la implementación del IVA en 1980). Si bien, gran parte de la estabilidad macroeconómica de ese periodo se debe a factores externos (según la tesis de doctorado del MIT del Dr. Alejandro Reynoso, publicada en 1989, el cual encuentra que el 90% de la estabilidad económica en ese lapso puede ser explicada por factores externos), las políticas contracíclicas y la disciplina fiscal ayudaron a que la estabilidad se mantuviera. Un dato curioso de esta época es que de 1965 a 1970, derivado de la estabilidad macroeconómica que vivía el país, el peso mexicano fue usado por el FMI como parte de su canasta de monedas de reserva para respaldar otras monedas que así lo requerían. En cada uno de esos años se usaron el equivalente en pesos de 170 millones de USD para apoyar a 7 países distintos.

Pero está la otra cara de la moneda. Ken Galbraith, economista canadiense, decía que “el lado oscuro de la política macroeconómica Keynesiana es lo complejo que resulta reducir el déficit fiscal una vez que han llegado los buenos tiempos”. Y esto lo vimos claramente en el sexenio de Calderón y de Peña Nieto. Si bien el endeudamiento del país creció de manera justificada con Calderón pasando de 29% a 37% del PIB (medido por los Saldos Históricos de los Requerimientos Financieros del Sector Público, o SHRFSP, los cuales son la forma más amplia de medir el endeudamiento del país) al aplicarse déficits más altos con la finalidad de incrementar el gasto público y paliar los efectos de la recesión de 2009, la explicación del incremento en el endeudamiento en el sexenio de Peña Nieto flaquea al momento de justificarla.

El endeudamiento en el periodo de Peña Nieto subió de 37% a 46% del PIB sin que existiera recesión alguna. Bajar el déficit fiscal no es tarea fácil, al menos, políticamente hablando. Todo esto nos lleva a la coyuntura actual y al Presupuesto 2019. Uno de los grandes temores que azotó los mercados globales en diciembre 2018 fue la posibilidad de que el ciclo económico en EE.UU. empezara a llegar a su fin, es decir, una posible desaceleración económica o recesión. Estos temores contagiaron a muchos otros mercados, incluyendo México. Si bien, yo no creo que el fin de ciclo sea inminente, sí creo que la economía de EE.UU. y la de México está en la parte madura del ciclo, es decir, probablemente veamos una desaceleración o contracción en los próximos 2-3 años.

Sin embargo, el Presupuesto 2019 no está tomando en cuenta este riesgo potencial. Específicamente, en la deuda (medida como SHRFSP), el Presupuesto asume cierta estabilidad: en 2018 quedaría en 45.3% del PIB, mientras que en 2024 quedaría en 44.9% (una reducción mínima), aunado a un crecimiento mediocre (2.6% anual real promedio en el sexenio) y a una inflación y tipo de cambio controlada y estable. Es decir, no hay mucho margen de maniobra por si un escenario negativo llega a cristalizarse.

¿Esto cómo podría impactar el nivel de endeudamiento del país? La respuesta es que mucho va a depender del tipo de medidas que el gobierno aplique cuando la debacle económica llegue. Analicemos esto a la luz de los dos tipos de medidas discutidos anteriormente:

  • Medidas procíclicas: El gobierno se mantiene en la idea de tener un déficit reducido para emular las variables macroeconómicas observadas durante el “desarrollo estabilizador”. Esto genera una ralentización aún mayor en las actividades económicas, prolongando la recesión por mayor tiempo. Esto podría presionar el tipo de cambio al alza, y aumentar la deuda externa por la simple depreciación cambiaria. Si bien, la estructura de la deuda actualmente está mucho más cargada a la moneda local (37% deuda en moneda extranjera / 63% deuda en moneda local), la depreciación sí aumentaría el nivel de deuda general, aunque en menor medida a lo observado en épocas pasadas (cuando la deuda en moneda extranjera representaba casi el 100% de la deuda gubernamental). Dado esto, la parte recesiva del ciclo se alargaría, el tipo de cambio se depreciaría, y la deuda como proporción del PIB aumentaría.
  • Medidas contracíclicas: El gobierno aplica medidas ortodoxas de política económica, y aumenta el déficit a niveles similares a los vistos con Calderón. Esto ayudaría a incentivar la actividad económica, reduciendo la parte recesiva del ciclo. Sin embargo, con un crecimiento del PIB negativo o bajo, aunado a una depreciación del tipo de cambio (más moderada a si se usaran medidas procíclicas), la deuda como proporción del PIB aumentaría aún más que usando medidas procíclicas.

Entonces, en término de endeudamiento, ¿qué podemos esperar cuando el ciclo económico llegue a su fin (y todos, tarde o temprano, llegan a su fin)? De manera general podríamos esperar un aumento en la deuda, mayor inflación y menor crecimiento. Un modelo de proyección para la deuda del país puede armarse de manera muy simple incluyendo las variables importantes (crecimiento del PIB, inflación, tipo de cambio, déficit fiscal, porcentaje de la deuda en moneda extranjera y porcentaje de la deuda en UDIS). El modelo predice lo siguiente bajo 4 escenarios distintos:
 

Si bien no creo que pueda existir un episodio económico como el vivido en la época del “desarrollo estabilizador” debido a factores tanto externos como internos, lo incluyo en el análisis para ver los efectos positivos que podría tener en el endeudamiento del país.

¿A dónde nos lleva todo esto? Dado el poco margen que presenta el Presupuesto para reducir el endeudamiento, ante una debacle económica, un aumento en la deuda parece inevitable. Hay que recordar que hace muy poco tiempo, las 3 calificadoras más importantes a nivel global nos tenían con perspectiva negativa debido a la tendencia de la deuda (alrededor de 49% del PIB). Esto podría implicar que si el endeudamiento reinicia su tendencia alcista podría haber, en un futuro no muy lejano, una baja de calificación al país (actualmente en BBB+ global).

Si bien un Presupuesto en línea con la disciplina fiscal observada en las administraciones anteriores fue recibido positivamente, e incluso agradecido por el público inversionista, creo que es importante, ante épocas de incertidumbre, una disciplina aún más férrea, un esfuerzo fehaciente para bajar el endeudamiento (y no solo estabilizarlo, que es lo que plantea el Presupuesto 2019) y una mayor planeación a plazos más largos para evitar que lo logrado en materia de estabilidad económica los últimos 18 años se mantenga y para evitar que nos bajen la calificación BBB+ (la más alta que ha tenido el país en su historia) que tanto trabajo nos ha costado conseguir y mantener.

Columna de Franklin Templeton escrita por Luis Gonzalí, CFA

Tres razones para invertir en deuda de países africanos

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Tres razones para invertir en deuda de países africanos
Pixabay CC0 Public DomainFoto: HowardWilks. Tres razones para invertir en deuda de países africanos

Teniendo en cuenta el flujo de información que llega desde los países asiáticos y latinoamericanos, ha llegado el momento de que los inversores en renta fija emergente tomen en consideración las emisiones de algunos países que no forman parte de los índices, y que ofrecen oportunidades que continuamente pasan desapercibidas.

Hay tres razones para considerar algunos países africanos muy seleccionados en 2019, en particular Senegal y Costa de Marfil:

1. Perspectivas económicas sólidas. Había mucha preocupación sobre el endeudamiento del África subsahariana, aunque, en cualquier caso, la deuda de Senegal no es tan alta. Por el contrario, en estos momentos está instalada en una tendencia descendente. Costa de Marfil ha mantenido durante los últimos 10 años un porcentaje constante de deuda sobre el PIB del 40%. Además, cuando hablamos de Senegal, nos referimos a una democracia que funciona bien. Costa de Marfil también podría serlo, aunque en este caso habría que esperar. Ambos países son unas economías relativamente bien diversificadas y muestran una tendencia de crédito positiva. Incluso han recibido mejoras de rating en los últimos cinco años. Tras el descubrimiento de una cantidad sustancial de reservas de petróleo, Senegal podría convertirse en un productor importante a partir de 2023. Podría producir 140.000 barriles al día, lo que es una gran cantidad para un país tan pequeño. Esto podría ser un catalizador muy positivo para Senegal.

2. Acceso al mercado y valoraciones atractivas para la renta fija. En 2018, los países africanos aumentaron sus emisiones en euros, abriendo una nueva fuente de bonos en el continente. Este atractivo mercado frontera es más barato que el denominado en dólares y uno de los que nos gustan.

3. Previsiones políticas interesantes: En 2019, la mayor noticia del continente serán las elecciones generales en Sudáfrica (en mayo) y las presidenciales de Nigeria (febrero). Los dos países son, con mucho, los líderes por tamaño de sus economías, pero quizás es más importante que lo son en la configuración de los patrones políticos y económicos en el espacio subsahariano. Ambas elecciones serán difíciles de predecir y, potencialmente, tendrán mucho impacto para sus países. En Sudáfrica, ha habido un cambio de era después de que el presidente Zuma fuese reemplazado a finales de 2017 por Cyril Ramaphosa, más del gusto del mercado. Los comicios, en estos momentos, son cruciales para él, ya que tendrá que consolidar su poder con el voto del pueblo si quiere deshacerse de los restos del gobierno de Zuma (es decir, sus compinches) y ser capaz, así, de continuar con la difícil reforma de la economía. En Nigeria, el presidente Buhari será desafiado por la oposición a causa de una situación de seguridad aún difícil y un entorno macro inestable.

Creemos que el continente africano sigue siendo una zona inexplorada con propuestas de valor decente que a menudo están menos correlacionadas con los mercados globales.

Tribuna de Luc D’hooge, director de renta fija emergente de Vontobel Asset Management

¿Cuándo será el momento más propicio para invertir en los mercados emergentes?

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¿Cuándo será el momento más propicio para invertir en los mercados emergentes?
Pixabay CC0 Public DomainUlleo. ¿Cuándo será el momento más propicio para invertir en los mercados emergentes?

Durante los últimos meses, los mercados emergentes registraron un periodo de creciente aversión al riesgo al verse afectados por la suma de varios factores: el incremento de los tipos de interés en Estados Unidos, la apreciación del dólar y las importantes tensiones políticas que enfrentan a Estados Unidos con China, Rusia y Turquía.

La guerra comercial emprendida por la Casa Blanca durante los últimos meses no da indicios de remitir, y su repercusión sobre el crecimiento es ya patente en Asia, donde las encuestas de los índices de gestores de compras PMI —especialmente de los índices de nuevas exportaciones— mostraron un descenso. Estados Unidos mantiene su postura mercantilista hostil, imponiendo cada vez más barreras arancelarias al comercio bilateral. Además, habida cuenta de que ni Washington ni Pekín han efectuado ningún gesto encaminado a relajar las tensiones, sería imprudente esperar cualquier tipo de mejora en las relaciones entre ambos países llegados a este punto. De hecho, la cuestión de los aranceles ha enmascarado el hecho de que el ciclo económico global no deja de perder dinamismo.

Este fenómeno resulta especialmente visible en China, donde los últimos datos macroeconómicos fueron decepcionantes. Pekín está tratando de apuntalar la economía con políticas anticíclicas, que seguramente surtirán efecto en 2019. Sin embargo, la flexibilidad del gigante asiático es cada vez menor, dado que ya no registra un superávit por cuenta corriente y esta financiación a largo plazo en forma de inversión extranjera directa ha caído drásticamente, lo que lastra la balanza de pagos del país. Todo ello reduce el margen de maniobra del Gobierno chino e implica que los estímulos presupuestarios o monetarios —que impulsarían de forma artificial la demanda de materias primas y metales vinculados a China— se han convertido en un recurso cada vez menos eficiente. Esta coyuntura incierta seguramente se mantenga en 2019, y los mercados emergentes seguirán experimentando dificultades hasta que se resuelvan estas incógnitas en el plano macroeconómico, el Banco Popular de China adopte medidas de relajación monetaria más tangibles y se reduzca la tensión en la disputa comercial entre Washington y Pekín.

En este contexto, cabría preguntarse cuándo será el momento más propicio para invertir en los mercados emergentes. En Carmignac, siempre hemos apostado por invertir en los mercados emergentes debido al potencial de crecimiento a largo plazo que presenta esta clase de activos. Buscamos invertir en compañías que se convertirán en las principales beneficiarias de las tendencias a largo plazo y que operan en sectores infrapenetrados, lo que nos aportará crecimiento estructural a largo plazo independientemente de las fluctuaciones de los mercados. Intentamos identificar qué sectores se están desarrollando, en qué fase de desarrollo se encuentran y cuáles son sus perspectivas de cara al futuro. Posteriormente, seleccionamos empresas pertenecientes a estos sectores que disponen de una estrategia fiable, hacen gala de disciplina y cuentan con los medios financieros necesarios para lograr su objetivo.

El mejor ejemplo que podemos dar para ilustrar nuestra visión sobre los mercados emergentes es el sector tecnológico. Durante los últimos veinte años, el universo emergente ha pasado de ser un modelo para la inversión en materias primas e infraestructuras a convertirse en una esfera más innovadora y orientada a la industria tecnológica. Hace diez años, los valores tecnológicos representaban únicamente un 14 % del índice MSCI Emerging Markets, mientras que los de energía y materiales constituían un 20 %. En la actualidad, las firmas tecnológicas representan un 27 % del índice, mientras que las materias primas (energía y materiales) suponen menos del 15 %. Resulta difícil pronosticar cómo evolucionará el índice en diez años, pero su composición actual está mucho más orientada hacia las temáticas que, a nuestro juicio, resultan idóneas de cara a invertir en los mercados emergentes: el crecimiento de la clase media, el aumento del consumo, la innovación y las tecnologías disruptivas.

La tecnología es un ámbito muy amplio pero, durante los últimos tres años, la atención se ha centrado en la oleada de digitalización que hemos vivido. Por tanto, muchos inversores han priorizado los gigantes del comercio electrónico y las redes sociales como Tencent, Amazon o Facebook. Sin embargo, existe otra importante tendencia que suele pasar desapercibida: la evolución de la infraestructura tecnológica. En 2012, la media mensual de uso de datos per cápita era de 500 MB, mientras que a día de hoy, esta se sitúa en 10 GB. Para 2025, se espera que esta cifra ascienda hasta los 62 GB.

No cabe duda de que los valores de Internet y similares serán los principales beneficiarios de esta tendencia, aunque no solo, dado que también conlleva un importante crecimiento para las empresas de hardware, como los fabricantes de chips, los proveedores de almacenamiento de datos, etc. Además, existe un gran número de empresas en la esfera emergente que muestran una gran disciplina y que se convertirán en importantes beneficiarias de esta tendencia estructural en los próximos diez a veinte años, y es justamente en esas firmas donde estamos posicionados.

Tribuna de Xavier Hovasse, responsable de renta variable emergente de Carmignac.

 

Fuente: Carmignac, Bloomberg, CEIC, 21/11/2018

La referencia a ciertos valores e instrumentos financieros se presenta a efectos meramente ilustrativos con el fin de destacar títulos que se incluyen o se han incluido en nuestras estrategias. No tiene por objeto fomentar la inversión directa en dichos instrumentos ni constituye un asesoramiento de inversión.

Estrategias multifactoriales como solución para reducir el riesgo

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Estrategias multifactoriales como solución para reducir el riesgo
Pixabay CC0 Public DomainFoto: TeroVesalainen. Estrategias multifactoriales como solución para reducir el riesgo

En los últimos años, los inversores institucionales han adaptado la asignación de activos a unas condiciones de mercado cambiantes. Los tipos de interés persistentemente bajos y la volatilidad de los mercados de renta variable han tenido un impacto en la evaluación de los riesgos asociados con las estrategias de inversión pasivas y de fundamentales. En este sentido, si bien las estrategias pasivas inevitablemente aumentan el riesgo en tiempos de creciente volatilidad de los mercados, para los gestores de activos que basan sus análisis en los fundamentales se ha convertido en un desafío cada vez mayor para superar constantemente sus índices de referencia. Aunque ambos enfoques continuarán teniendo su lugar en las carteras de inversores profesionales, es probable que el papel de las estrategias basadas en factores como un tercer pilar crezca para contribuir a generar un rendimiento superior constante y predecible.

Las estrategias de inversión basadas en factores se centran en las características de los activos que explican las diferencias en los rendimientos. Entre los factores que han demostrado conseguir una mayor rentabilidad ajustada al riesgo de la media del mercado se incluye el tamaño de la compañía, la valoración del mercado, las tendencias recientes de los precios de una acción (momentum) y los altos dividendos. A través de la selección de activos basados en estos factores, los inversores buscan superar a los mercados en el largo plazo. De esta manera, los gestores de activos que utilizan un enfoque basado en factores no se dejan guiar por su propia opinión ni por especulaciones de un stock específico, sino que sus decisiones de inversión siempre están basadas en hechos y datos cuantificables.

Las estrategias multifactoriales, que ODDO BHF Asset Management ha ofrecido con éxito durante más de 14 años, contribuyen a la diversificación de la cartera y, por lo tanto, a la reducción de riesgos. Sin embargo, para muchos inversores, esto plantea preguntas: ¿en qué factores debemos centrarnos? ¿Cómo de estables son las correlaciones negativas entre los diferentes factores? ¿Las estrategias factoriales pueden generar alfa de forma sostenible?

Un modelo sistemático de selección de valores en primer lugar debe identificar los factores que representan los estilos de inversión cuyo análisis sistemático ayuda a generar un desempeño activo positivo frente al mercado. Algunos factores que nos permiten determinar las acciones son el valor: cuando las acciones tienen precios fundamentalmenteatractivos; el momentum: cuando presentan una trayectoria sólida de rendimiento a medio plazo; la revisión: acciones con tendencias positivas en previsiones de analistas; el crecimiento: acciones con buenos indicadores fundamentales de crecimiento; y el riesgo, las que presentan bajos indicadores de riesgo, tales como volatilidad y beta.

Cada factor está sustentado por varios indicadores que representan este estilo de inversión. El valor, la revisión y el crecimiento son factores fundamentales basados en indicadores como las ganancias corporativas o las previsiones de los analistas. Por su parte, el momentum y el riesgo son técnicos y se basan en el historial de precios de las acciones, mientras que el factor de valor toma en cuenta los múltiplos, como la relación precio/ganancias y el rendimiento del dividendo, entre otros. En este sentido, cuanto mayor es el número de indicadores analizados, más estable es el rendimiento del factor.

A la hora de invertir muchos inversores tienden a centrarse en ciertos factores. Por ejemplo, los enfoques de valor han sido durante mucho tiempo uno de los enfoques de inversión favoritos, a pesar de que esto requiere la aceptación de fases de bajo rendimiento significativo. Las carteras de estilo puro, como los denominados productos «smart-beta», ofrecen un valor agregado solo a los inversores orientados a muy largo plazo, que están dispuestos a soportar largos periodos de debilidad.

Sin embargo, muchos inversores no están dispuestos a hacerlo y venden o reducen su exposición después de una fase de debilidad, perdiendo así el rally posterior. Este es un buen argumento para los enfoques de múltiples factores, que combinan varios de ellos. El factor «valor» invierte en acciones infravaloradas y, por lo tanto, también en «historias de cambio» que han sufrido grandes pérdidas. Por el contrario, la tendencia que sigue el factor «momentum» invierte en acciones que tienen un historial de rendimiento especialmente sólido. En consecuencia, los factores de «valor» y «momentum» seleccionan acciones más volátiles, y el factor de «riesgo» elige deliberadamente las acciones que son menos volátiles.

La variedad de factores se manifiesta matemáticamente en la baja o incluso negativa correlación de los rendimientos relativos de las carteras de factores.Siempre hay fases de mercado en las que un cierto estilo de inversión no funciona. Además, una cartera de un solo factor puede enfocarse muy de cerca en ciertos sectores al elegir una importante proporción de acciones del mismo sector, renunciando de esta manera a una correcta diversificación.

En definitiva, la combinación de varios factores puede reducir el riesgo de la cartera a través de la diversificación ya que cuando uno de los factores no funciona, otros factores pueden compensarlo. En particular, una combinación de factores fundamentales (valor, revisión y crecimiento) y técnicos (momentum y riesgo) ha demostrado ser ventajosa.

No obstante, a pesar de tener una larga experiencia en los mercados, ningún inversor profesional ha encontrado la piedra filosofal o la fórmula secreta para invertir en las acciones adecuadas para superar el mercado. Aun así, los modelos cuantitativos de selección de valores, a través de su enfoque sistemático, hacen posible identificar oportunidades de inversión prometedoras con un bajo riesgo, posicionarse activamente y tomar decisiones de inversión en el futuro, basadas exactamente en las mismas reglas.

Tribuna de Carsten Grobe-Knetter, director global de Quantitative Equity en Oddo BHF AM, y Thierry Misamer, gestor de cartera en Quantitative Equity