La Cenicienta antes del baile

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La Cenicienta antes del baile
Pixabay CC0 Public DomainwildeLiesel . La Cenicienta antes del baile

La renta variable europea se negocia con unas valoraciones en mínimos de cinco años debido a los temores sobre el crecimiento y a unas salidas de capitales en niveles históricos. No obstante, lo que no aparece en las noticias macroeconómicas es que en Europa están domiciliadas algunas de las empresas más destacadas del mundo.

Es cierto que el crecimiento ha desacelerado, pero no se ha desplomado. En nuestra opinión, la incertidumbre y nerviosismo del mercado representan una oportunidad para adquirir las mejores empresas que la mayoría ven con harapos más que con trajes de baile.

Los motores de la demanda interna europea siguen respaldando un crecimiento del PIB del 1,5% aproximadamente en la zona euro en 2019. Factores como el descenso del desempleo (en mínimos de seis años), el aumento de las rentas reales, una buena confianza de los consumidores y unas condiciones financieras muy laxas apuntan todos a una estabilización. Los últimos datos del índice PMI y de confianza de los consumidores (marzo de 2019) indican un repunte a partir de los mínimos de finales de 2018. Puede que el crecimiento se haya desacelerado, pero no se ha desplomado.

Incluso después del repunte en lo que llevamos de año, los inversores pueden acceder a acciones europeas con unas valoraciones en mínimos de cinco años tras el retroceso del mercado de 2018. Las valoraciones de la renta variable europea son especialmente atractivas en comparación con la estadounidense, según ratios como el de precio/valor contable. La renta variable estadounidense se negocia actualmente con una relación P/VC superior en 1,3 a la europea (3,0 veces comparado con 1,7).

Aunque el PER de las carteras de renta variable europea ha disminuido considerablemente, el potencial de beneficios de las empresas en cartera ha aumentado más que el del índice de referencia de las estrategias, el Stoxx Europe 600, o por lo menos está en línea.

Pese a los temores de que los márgenes de beneficios y que otras variables fundamentales de las empresas se vieran bajo presión, las estimaciones de los beneficios del próximo año, que integran los resultados del cuarto trimestre y de todo el año 2018, vuelven a mostrar una tendencia alcista. Podría decirse que el pesimismo internacional hacia la renta variable europea representa una excelente oportunidad de compra a contracorriente; los temores sobre el crecimiento han llevado a un descuento que no está justificado. Lo que no aparece en las noticias macroeconómicas es que en Europa están domiciliadas algunas de las empresas más destacadas del mundo. Aunque tal vez no despierten entusiasmo como Amazon o Apple, algunas empresas de nuestras carteras, como Louis Vuitton Moët Hennessy, ASML y Prudential, son empresas de clase mundial por méritos propios.

Los sectores de la energía, la automoción y el hardware son algunos de los que levantan un mayor interés, cuyas valoraciones implican que nos encontramos ante una leve recesión. Ahora bien, la economía estadounidense está mostrando un buen comportamiento, la zona euro continúa su expansión (aunque más lentamente que a principios de 2018) y China está aplicando estímulos.
No puede negarse que existe incertidumbre y nerviosismo en el mercado. Sin embargo, creemos que el enfoque selectivo para elegir valores de los gestores de SYZ AM es óptimo en estas condiciones. Esto significa que pueden adquirirse las mejores empresas cuando el resto del mundo las ve con harapos, mientras que nuestros gestores saben que estos se transformarán en trajes de baile.

Tribuna de Juliana Auger, especialista en inversión de SYZ AM.
 

¿Vuelven los mercados desarrollados débiles y los emergentes dinámicos?

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¿Vuelven los mercados desarrollados débiles y los emergentes dinámicos?
Pixabay CC0 Public DomainFoto: Free-Photos. ¿Vuelven los mercados desarrollados débiles y los emergentes dinámicos?

Los titulares de principios de abril sugerían que el único espectáculo de Europa estaba en el teatro del Brexit. Sin embargo, la mayoría de los mercados de capitales tienen una visión diferente. O contaban con una salida pragmática del Reino Unido poco antes de las doce de la noche o simplemente han decidido dejar de bailar los tonos discordantes de los políticos de Londres. En nuestra opinión, las decisiones de los bancos centrales y, por supuesto, los datos económicos de las principales economías mundiales tendrán un impacto más duradero en los precios de los activos.

Se está prestando una atención particular a los mercados emergentes de Asia. Actualmente, continúan aportando el mayor momentum de crecimiento y ningún otro país parece capaz de tomar medidas correctivas ante una ralentización del crecimiento de forma tan rápida y coordinada como China. El modelo económico ha ido cambiando gradualmente como resultado de la avanzada industrialización. La política comercial de Estados Unidos con Donald Trump está contribuyendo al actual nerviosismo en torno a China y tiene una influencia negativa no solo en el país sino en el comercio mundial en su conjunto.

Por ende, no sorprende que, además de seguir de cerca las conversaciones entre EE.UU. y el país asiático, los inversores estén monitorizando los programas de estímulo anunciados desde Beijing. El hecho de que el Shanghai Shenzhen CSI 300 Index haya subido un 35% desde principios de año sugiere que los inversores están confiados sobre ambos asuntos. Los últimos datos de PMIs también impulsan esta confianza.

¿Qué dicen los indicadores?

Es oportuno realizar una evaluación táctica a corto plazo sobre los desafíos de China. No está claro si podrían generar un cambio sostenido pero algunos datos están lanzando señales positivas. La tabla muestra las exportaciones globales, estadounidenses y asiáticas, ajustadas por factores estacionales y fluctuaciones de divisas, que pueden verse como un indicador del estado del comercio mundial. Aunque los últimos datos corresponden a enero de 2019, ya muestran una clara recuperación tras la debilidad de finales de 2018, especialmente en los mercados asiáticos.

Lo más probable es que veamos indicadores mejorados en el segundo trimestre. Ya son muy evidentes en los PMIs del sector manufacturero: los datos de marzo fueron sorprendentemente positivos. En China, el índice registró su aumento mensual más fuerte desde 2012 y, en Taiwán, Corea del Sur y el resto de países, el sub-indicador de exportaciones también ha mostrado una clara tendencia al alza. Que el sector de semiconductores supuestamente haya tocado fondo, el tono más suave de la Fed y la esperanza de que se produzca una estabilización del conflicto comercial también podrían ser catalizadores de estos indicadores en el segundo trimestre.

Aun así, sigue habiendo riesgos. Después de todo, la Fed ha relajado su postura no solo para satisfacer a los mercados bursátiles sino también porque ha reducido sus previsiones de crecimiento y sería atrevido pensar que Washington va a perder todo su apetito de disputas comerciales.

Por último, los mismos mercados emergentes podrían ser fuentes de problemas. En Venezuela, la extensión de la miseria aumenta a diario y la situación política continúa plagada de incertidumbre. En Argentina, las encuestas sobre las elecciones de octubre perjudican al Gobierno, por lo que existe el riesgo de que no haya tiempo suficiente para que las reformas implementadas reflejen resultados económicos que ayuden a justificarlas. El mayor riesgo es que, de nuevo, el espiral de devaluación e inflación no se ha roto.

Lo mismo ocurre en Turquía, donde además el Gobierno está implementando una política económica cada vez menos ortodoxa que asusta a los inversores. En Brasil, pese a las alabanzas de los mercados por las reformas anunciadas, se espera que haya retrasos y decepciones en su implementación.

Pero también existen desarrollos positivos en estos mercados. En China, la tasa de desempleo subió al 5,3% en febrero (menos de lo esperado), el mercado inmobiliario no cayó tanto y el consumo se está estabilizando. En el segundo trimestre, esperamos que se empiecen a notar los primeros efectos de las reformas fiscales. Por otro lado, en Indonesia se espera una mejora del sentimiento del mercado tras las elecciones en abril, así como en la demanda de inversiones; y, en Corea del Sur, los estímulos fiscales y un presupuesto record para 2019 podrían indicar el fortalecimiento del consumo y las inversiones.

Perspectiva del mercado

Nuestra visión estratégica de los mercados emergentes sigue siendo positiva. En renta variable, convencen las cifras de las corporaciones, el crecimiento por encima de la media y las bajas tasas de inflación. Los mercados emergentes asiáticos son particularmente positivos y mantenemos la cautela en Brasil.

En bonos, seguimos monitorizando los mercados emergentes, aunque han perdido parte de su atractivo relativo debido al fuerte rendimiento de los precios del primer trimestre. Aun así, vemos la mezcla de high-yield y bonos corporativos y soberanos de distintas regiones como la mejor manera de escaparse del entorno de baja rentabilidad de la mayoría de los países desarrollados.

Tribuna de Johannes Mueller, director de análisis macroeconómico en DWS

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Teoría Monetaria Moderna (MMT) y sus implicaciones para los mercados financieros: ¿hay que tenerla en cuenta?

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Teoría Monetaria Moderna (MMT) y sus implicaciones para los mercados financieros: ¿hay que tenerla en cuenta?
Foto cedida. MMT – Modern Monetary Theory. Should We Bear it in Mind? Implications for the Financial Markets

Se trata de una teoría económica heterodoxa reciente que tiene asustados a muchos participantes de los mercados financieros. Intentaré explicar en qué consiste (realmente hay que hacer un esfuerzo importante para comprenderla) y qué potencial impacto podría tener en los diferentes mercados en caso de ser aplicada, principalmente, porque cambia la concepción de cómo funciona la economía (inflación, tipos de interés, deuda, divisa…).

Así mismo, independientemente de que su aplicación estricta pueda ser muy complicada en la vida real, viene bien para intentar comprender por dónde pueden venir los tiros en caso de que se intente adoptar de forma parcial. Se trata, en principio, de una aproximación a la gestión económica sin componente ideológico, aunque es verdad que cada vez más economistas ligados a la izquierda defienden su aplicación.

La MMT se basa en dos premisas:

  1. Un país soberano de su dinero puede crearlo de forma ilimitada sin riesgo a suspender pagos
  2. El gasto público es independiente de su financiación y tiene un fin último de garantizar el pleno empleo.

El primer mensaje que lanzan estas dos premisas es que la política monetaria no tiene mucho sentido, porque implica un malgasto de recursos reales al asociarla con elevadas tasas de desempleo a lo largo del ciclo. La política fiscal es, por tanto, el centro de la gestión económica de un país. El gasto público debe centrarse en mantener el pleno empleo, mientras que los impuestos deben utilizarse para desacelerar la economía cuando sea necesario y para combatir la inflación. Por otro lado, la deuda pública se usará para manejar la oferta monetaria, los tipos de interés y el nivel de inversión en capital. Y todo esto, en un entorno de régimen de divisa flotante.

La inflación es vista como una consecuencia de haber alcanzado el límite de la capacidad productiva del país y, por tanto, supone el límite teórico de gasto público. En este caso, se implementaría una reducción de gasto público o una subida de impuestos.

¿Cuál es la razón de que esta teoría esté avanzando? Mi sensación es que, por un lado, el mundo se ha acostumbrado a un modelo de estímulo constante, y que al ver que el QE ya no da más de sí (no hay más que ver la que se lió en los mercados el último trimestre del año pasado ante el miedo al QT), en un momento tan tardío del ciclo económico, el debate sobre una vuelta de tuerca desde el lado de la política fiscal es necesario para la clase política. Y, por otro lado, la MMT ataca directamente uno de los mayores impactos negativos del QE, la creciente desigualdad en ciertos estratos de la sociedad, también un discurso muy útil para la clase política.

A la hora de intentar discernir qué impacto puede tener la MMT sobre los mercados financieros (y sin ánimo de ser exhaustivo), podríamos empezar por el gran incremento de gasto público para cumplir con el mandato de llegar al pleno empleo, gasto público financiado por la impresión de dinero que hunde los tipos de interés. En este contexto, la inversión en capital y financiera se dispara. Se empezarán a notar las primeras tensiones inflacionistas, y el Gobierno comenzará a incrementar la emisión de deuda para subir los tipos de interés. Llega un momento en que el gasto de intereses supera el crecimiento nominal. Siendo lo más probable que la inflación no se modere, poco inversor querrá esa deuda. Buena parte de los inversores se irán al exterior, lo que acelerará una devaluación fuerte de la divisa y provocará la necesidad de imprimir todavía más dinero. Aquí es cuando empezamos a ver una fuerte hiperinflación.

Como decía Minsky, cualquiera puede crear una divisa, el problema es que te la acepten. Los efectos sobre la deuda y divisa están claros, pero ¿y sobre la renta variable? Es evidente que, al ser un activo real, se comportará mucho mejor que los activos nominales, pero casi es mejor invertirlo fuera del país, también en activos reales, teniendo en cuenta que la necesidad que tendrá el Gobierno de subir impuestos puede llegar incluso a considerarse confiscatoria.

Como comentaba al principio, viene bien pensar que la aplicación de la MMT pasaría, para empezar, por la creación de una autoridad fiscal (al estilo de un banco central) independiente del Gobierno, algo que se antoja muy difícil, pero, en cualquier caso, podemos ver intentos parciales de aplicación, principalmente mediante políticas de impulso fiscal, parcial o totalmente monetizados. Aquí lo importante será también invertir en activos reales (ante la expectativa de inflación), como la bolsa, pero eligiendo bien valores con capacidad de fijación de precios.

Tribuna de Luis Buceta, CFA. CIO Banco Alcalá. Responsable de Renta Variable de Crèdit Andorrà Financial Group. Crèdit Andorrà Financial Group Research.

La volatilidad: un juego financiero de sillas musicales

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La volatilidad: un juego financiero de sillas musicales
Pixabay CC0 Public DomainFoto: Free-Photos. La volatilidad: un juego financiero de sillas musicales

Si nos basamos en las lecciones aprendidas en 2018, se podrían comparar las perspectivas actuales de volatilidad con el juego de las sillas musicales. Cuando los bancos centrales ralentizan la oferta de liquidez o “paran la música”, otro activo vulnerable pierde la silla. Además, en un ciclo demasiado extendido, hay menos sillas. Vamos a demostrar cómo una estrategia dinámica de superposición puede ayudar a los inversores a hacer frente a estos mercados desafiantes.

El juego de las sillas

El juego de las sillas musicales implica a jugadores, sillas y música, con una silla menos que la cantidad de jugadores. Cuando la música se detiene, el que no encuentra una silla en la que sentarse queda eliminado, tras lo que se retira otra silla y el proceso vuelve a repetirse hasta que solo queda una persona.

La dinámica actual del mercado es similar: cualquier reducción de liquidez en los bancos centrales puede derivar en una corrección severa, tras lo que el siguiente activo más vulnerable podría no encontrar una silla para sentarse.

De hecho, en 2018, cuando la Reserva Federal estadounidense estaba en modo endurecimiento, experimentamos uno de los peores días (5 de febrero) y de los peores meses (diciembre) para la renta variable global, así como uno de los peores años para las carteras multiactivos (con casi todos los tipos de activos en negativo).

La volatilidad de finales de 2018 no fue excepcional

La intensidad de la corrección del mercado del pasado diciembre y el pico de volatilidad fueron un shock para los inversores. Sin embargo, apenas dos meses después, lo que parecía un presagio muy negativo es visto como una perturbación de la que es mejor olvidarse.

Esta visión parece estar impulsada por la velocidad y la fuerza de la recuperación y la caída de la volatilidad. Después de todo, los activos de riesgo se están desempeñando bien de nuevo. Sin embargo, sería imprudente considerar la volatilidad de diciembre como algo excepcional.

Hay varias explicaciones para este repentino y violento comportamiento del mercado. El miedo a un Brexit duro, el cierre del Gobierno estadounidense y la amenaza de nuevos aranceles para China desempeñaron un papel relevante. Otros análisis alternativos para este aumento de la volatilidad han apuntado a factores más técnicos, como la salida de sectores tecnológicos o de crecimiento y la reducción del endeudamiento en los hedge funds.

Pero los factores fundamentales detrás del esperable cambio hacia un régimen de mayor volatilidad están ralentizando el crecimiento económico y la muy pobre liquidez subyacente en el mercado.

Podríamos quedarnos sin sillas o sin música o sin ambas

Estos picos de volatilidad prácticamente confirman que nos encontramos en una etapa muy tardía del ciclo económico. Con los elevados niveles de deuda, las valoraciones caras, el débil crecimiento, la escasa liquidez, una geopolítica frágil y las guerras comerciales, la economía global podría estar adentrándose en un periodo más desafiante, ya que, básicamente, hay “menos sillas”.

Creemos que 2017 fue tan atípico (en términos de baja volatilidad) como lo había sido 2008 (en términos de alta volatilidad) y que el proceso de normalización hacia niveles a largo plazo medios se extenderá a lo largo de 2019.

Los bancos centrales encendieron la música

En este contexto de debilidad, el pasado enero, la política monetaria de la Fed se volvió, inequívocamente, más suave. Ahora, el BCE está listo para lanzar otro TLTRO y el Banco Popular de China también ha anunciado medidas de liquidez. Estas posturas ayudaron a los mercados de renta variable a recuperarse después del peor diciembre desde 1931 y el mejor enero en 50 años.

Creemos que los bancos centrales son plenamente conscientes de la necesidad de ser cautelosos. La pausa de la Fed debería ayudar a que la música continúe sonando y se extienda el ciclo. La consecuencia de esto es que habrá cada vez más tipos de activos sin apoyo cuando la música vuelva a detenerse.

La música (liquidez) puede volver a detenerse

El colapso de la volatilidad hasta niveles mínimos tuvo un impacto generalizado en la mayoría de los tipos de activos y vencimientos.

Los bancos centrales pero también las recompras son factores que explican la brecha entre los precios de los activos y los fundamentales subyacentes. A esto se suma que los volúmenes comerciales continúan su caída.

Estructuralmente, hoy, los mercados son poco profundos, por lo que el atractivo del precio de los activos para los inversores institucionales es el único motor de liquidez más allá de los bancos centrales.

Por un lado, el S&P 500 está registrando uno de los períodos menos volátiles; por el otro, las caídas relámpago, los recortes y los giros abruptos se están generalizando. Esto se debe a que la combinación de una baja volatilidad con volúmenes reducidos, inevitablemente, fuerza a los inversores que buscan rendimiento a inclinarse por operaciones concurridas, que, de vez en cuando, son desafiadas, generando olas risk-on risk-off que los ponen a prueba.

En su afán por controlar la volatilidad del mercado, las autoridades monetarias globales han dominado la deflación pero también desequilibrado la “volatilidad de la volatilidad”. Si la volatilidad es relativamente estable, la habilidad de los mercados para pronosticar el futuro más cercano es buena; pero, si la misma volatilidad es volátil, la visibilidad se enturbia.

Los mercados son frágiles e inciertos al mismo tiempo, una mezcla preocupante. En conclusión, puede ser el momento para invertir en renta variable –sin asumir todo el riesgo negativo de este activo- antes de que “la música vuelva a pararse”.

Tribuna de Tommaso Sanzin, estratega jefe de estrategias cuantitativas y de volatilidad en UBP, y Fredrik Langenskiöld, especialista de inversiones y asesor senior

El auge de la inversión de impacto

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El auge de la inversión de impacto
Pixabay CC0 Public DomainFoto: Bessi. El auge de la inversión de impacto

Los intentos por reducir el nocivo impacto de la presencia humana en el medio ambiente no son nuevos. El movimiento ambiental o ecológico tiene sus raíces en el siglo XIX, pero el nacimiento de la corriente política y social que ha decidido prestarle más atención es más reciente. El hecho de que la mayoría de las organizaciones integren factores medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) en sus dinámicas empresariales pone de manifiesto la importancia que este tema ha adquirido en los últimos años.

Pero este es un debate que está en constante evolución. Últimamente se ha ido matizado, lo que, desde el punto de vista de las clases de activo como los bienes inmuebles, significa un viraje hacia mayor número de ámbitos. Ya no basta con pensar únicamente en la mejor manera de gestionar de forma sostenible recursos limitados o de cumplir los objetivos de reducción de emisiones de gases nocivos.

El foco está puesto ahora en adoptar un enfoque más proactivo de la estrategia de inversión que debe ser cuantificable y al mismo tiempo contribuir a la generación de unos resultados mejores o adicionales a los que se habrían obtenido de otro modo. De ahí la idea de «inversión de impacto». La expresión del momento está conscientemente impregnada de un sentido deliberado de propósito.

Este concepto se adapta perfectamente al enfoque que de forma general hace ASI con respecto a la inversión inmobiliaria. Todas las propiedades que poseemos y gestionamos en todo el mundo proporcionan espacios que resultan útiles a las comunidades locales. Sin embargo, somos plenamente conscientes de que los edificios son simplemente uno de los elementos que ayudan a la creación de dichas comunidades.

Como gestores, la rentabilidad también es clave. Según la última Encuesta Anual de la Red Mundial de Inversión de Impacto, el volumen de este mercado se ha duplicado a nivel mundial, pasando de 114.000 millones de dólares en 2017 a 228.000 millones de dólares en 2018. Esto implica que los gestores de activos probablemente buscarán crear nuevos productos de inversión para satisfacer esa creciente demanda.

Retos

En un reciente estudio titulado Challenging Perceptions, ASI exploró el vínculo entre la integración de los criterios ESG y la rentabilidad financiera en el sector inmobiliario. Los resultados indicaron que una buena integración de factores ESG producía, al menos, rentabilidad y que también podría lograrse un beneficio ambiental y social positivo.

De hecho, existe un consenso generalizado entre los inversores en el sector inmobiliario y los gestores de activos de que hay una conexión positiva entre los riesgos y las oportunidades de los factores ESG.  Sin embargo, la pregunta ahora es dónde termina una buena integración de ESG y dónde comienza su impacto y ¿cómo se puede evitar el riesgo de un «desvanecimiento del impacto»?

La herramienta ‘ESG momentum’ de ASI identifica la posición en la que se sitúan en materia de ESG tanto un determinado fondo inmobiliario como los edificios que se encuentran en su cartera frente a la visión de la firma con respecto a los mayores catalizadores globales para el cambio. Esto proporciona un punto de referencia útil para trazar la evolución y el momentum de un fondo en la creación de soluciones frente al cambio climático, las desigualdades sociales y la producción y el consumo no sostenibles.

La herramienta facilita la creación de un beneficio social o ambiental cuando dicho beneficio está alineado con la estrategia de inversión de un fondo específico, con el apetito de los clientes de ese fondo y con las necesidades de un mercado o comunidad local.

Desde el punto de vista de ASI, este proceso es el punto de partida para asegurar que los principios de la inversión de impacto se conviertan en una norma en todos nuestros fondos inmobiliarios. De hecho, esperamos que en un futuro no muy lejano los temas que hoy se consideran de ‘impacto’ vayan aumentando su relevancia.

Esto no significa que no haya espacio para un fondo de impacto directo, ni mucho menos. Estamos tratando activamente de desarrollar un fondo de valor añadido, que busque abordar objetivos específicos de desarrollo sostenible, utilizando la herramienta ‘ESG momentum’ para medir el impacto de la estrategia.

Por el momento, en lo que respecta a la inversión inmobiliaria indirecta, la capacidad de asignar capital a vehículos relativamente especializados que pueden tener una misión o un propósito específico es una manera eficaz de acceder a oportunidades de impacto. Ejemplos de estos tipos de vehículos de inversión podrían incluir la provisión de viviendas asequibles, con accesibilidad para usuarios de sillas de ruedas, o la utilización de materiales de construcción reutilizados o alternativos.

Claramente, el impacto positivo no ocurre por accidente. Es el resultado de una inversión intencional que aborda una cuestión ambiental o social específica.

Pensando en el futuro

La inversión de impacto, en su formato actual, seguirá evolucionando y cambiando, y el compromiso auténtico desempeñará un papel clave. Por ejemplo, en lugar de limitarse a ofrecer fondos de impacto o estrategias de ESG a los clientes, los gestores de activos que realmente crean en los principios de la inversión de impacto tendrán que asegurarse de que sus propias operaciones cumplen las normas que esperan de sus inversiones.

Esta será siempre la prueba de fuego para aquellos cuyas creencias sean tan fuertes que puedan contribuir a la innovación y permitir el avance de las cosas. La otra opción es sencillamente seguir al mercado y marcar casillas. Sin embargo, en el futuro, la historia y el éxito comercial podrían juzgar los méritos de ese enfoque con bastante dureza.

Tribuna de Dan Grandage, director de ESG, sector inmobiliario, en Aberdeen Standard Investments

Una industria no tan modélica

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Una industria no tan modélica
Pixabay CC0 Public DomainWokandapix . Una industria no tan modélica

El mundo de la moda vivió dos acontecimientos importantes en la primera mitad del año. Mientras los aficionados a la moda de todo el mundo le daban el último adiós al legendario director creativo de Chanel, Karl Lagerfeld, el comité de auditoría medioambiental del gobierno británico (EAC, por sus siglas en inglés) presentaba el documento final de su informe sobre la sostenibilidad de la industria de la moda.

Aunque las firmas de alta costura como Chanel y las tiendas online de ‘moda rápida’ como Boohoo y Missguided se sitúan en extremos opuestos del mundo de la moda, todas pertenecen a un sector que demanda un nuevo modelo económico, en opinión del EAC. Como asegura en el documento Fixing fashion: clothing consumption and sustainability (Cómo arreglar el mundo de la moda: consumo de ropa y sostenibilidad): “Hacer lo que siempre se ha hecho ya no sirve. La forma en que se fabrica, se usa y se desecha la ropa resulta insostenible”.

La investigación del EAC identifica cinco aspectos de la industria de la moda que resultan perjudiciales para el medioambiente:

  • Trabajo forzoso y otras prácticas laborales ilícitas
  • Fibras sintéticas que liberan partículas de plástico
  • Uso excesivo de agua durante la fabricación de las prendas
  • Consumo y demanda crecientes de moda rápida
  • Residuos textiles a gran escala

El comité también sugiere cinco posibles soluciones o formas en las que el gobierno puede contribuir a mejorar la situación:

  • Garantizar los derechos de los trabajadores en Reino Unido y en otros países
  • Combatir la contaminación que provocan las fibras sintéticas
  • Reducir el consumo excesivo de agua
  • Reducir los residuos generados por la industria
  • Reducir el ritmo de consumo de las prendas de ropa

La recomendación que ha captado la atención de los medios de comunicación ha sido la de aplicar una tasa de un penique a cada prenda que se fabrique. El comité calcula que con esta medida se recaudarían 35 millones de libras que podrían invertirse en mejorar el reciclaje textil en el Reino Unido. Otras recomendaciones destacadas incluyen:

  • Reformar el sistema fiscal para premiar a las firmas de moda que diseñen productos con un menor impacto medioambiental y penalizar a las que no lo hagan
  • Que el impuesto al plástico se aplique también a los productos textiles para fomentar el mercado de fibras recicladas en Reino Unido
  • Prohibir que las prendas no vendidas que puedan reciclarse se quemen o se desechen en vertederos
  • Poner en marcha un programa de Responsabilidad Extendida del Productor (REP) que premie a los que adopten medidas para reducir la generación de residuos
  • Promover una mayor colaboración entre la industria y el gobierno para acabar con los abusos laborales en las cadenas de suministro

La propuesta del gobierno británico de cobrarle a los fabricantes de ropa un penique por prenda contribuiría a mejorar la recogida y la clasificación de ropa y resolvería al menos uno de los problemas que señala el informe del EAC, ya que ahora mismo la mayoría de los residuos textiles acaban en los vertederos.

Un problema más amplio

Las posibles soluciones que plantea el EAC reflejan que el impacto de la ropa en la sostenibilidad no se limita a la falta de una cultura de reciclaje o a la contaminación por fibras sintéticas. Según McKinsey, una vez que los consumidores se llevan las prendas recién compradas a casa, lavar y secar un kilo de ropa a lo largo de su ciclo de vida, usando los métodos típicos, genera 11 kg de gases de efecto invernadero

McKinsey estima que el cultivo de algodón, que representa aproximadamente el 30% del consumo total de fibra textil, requiere importantes cantidades de agua, pesticidas y fertilizantes y que la mayoría de los países donde se fabrica ropa dependen de combustibles fósiles para generar energía, por lo que un kilo de tela puede generar unos 23 kg de gases de efecto invernadero, en promedio.

Aunque es cierto que parte desde un nivel muy bajo, hay una firma textil nórdica que destaca por sus avances en sostenibilidad. En 2017, el 96% de la electricidad que empleó esta empresa en el desarrollo de sus operaciones se generó a partir fuentes renovables, mientras que el 59% del algodón procedía de cultivos sostenibles y se ha propuesto alcanzar el 100% el año que viene.

Además, ha puesto en marcha un programa de reciclaje por el que anima a los clientes a donar la ropa que ya no utilicen, de cualquier marca, a cambio de un cheque regalo. Según datos de la propia empresa, en 2017 recogieron más de 17.771 toneladas de textiles –lo que equivale a 89 millones de camisetas– gracias a esta iniciativa.

Esperamos ver un cambio de percepción y de comportamiento con respecto a la sostenibilidad de la industria de la moda similar a la concienciación colectiva con el problema de la contaminación por plásticos vivida en los últimos años.

La importancia de la escala

Pese a que los programas de reciclaje como el que hemos mencionado empiezan a ser habituales, la cuestión es que, con frecuencia, no existe una demanda real para la reutilización de esta ropa, por lo que la mayoría de las empresas no encuentran incentivos para poner en marcha este tipo de programas y alcanzar economías de escala.

Aunque para las empresas el coste inicial de mejorar la sostenibilidad puede ser elevado, también es necesario porque, a largo plazo, las fuerzas del mercado o la regulación acabarán doblegando a la industria textil.

Los clientes votarán con el bolsillo o se aplicarán nuevas normas por lo que, a la larga, aquellas empresas que ya hayan hecho la inversión necesaria probablemente serán las que más se beneficien. Es posible que los negocios del estilo de Boohoo o Amazon (que el informe del EAC señala entre los peores en términos de sostenibilidad) tarden más en reaccionar porque están muy centrados en fabricar y distribuir productos de la forma más barata posible y cualquier aumento de precio a corto plazo supondría un freno importante para su modelo.

Por último, los consumidores también deben asumir parte de la responsabilidad. Podemos criticar a las empresas todo lo que queramos pero, si a los consumidores no les importa que una prenda dure una semana, están apoyando esta actitud de ‘usar y tirar’.

Tribuna de Nick Clay, gestor del BNY Mellon Global Equity Income Fund.

Los diferenciales de los tipos de interés, cada vez más ajustados

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Los diferenciales de los tipos de interés, cada vez más ajustados
Pixabay CC0 Public Domain. Interest Rate Differentials Increasingly Tight

El pasado marzo, el rendimiento de los bunds alemanes a 10 años pasó a territorio negativo. La diferencia entre los tipos de la deuda alemana a corto plazo (dos años) y a largo plazo (diez años) se ubica ahora al 0,50%, la mitad que hace un año. La deuda soberana estadounidense podría experimentar un movimiento similar en el mismo periodo.

Estos cambios recientes en los tipos se deben a diversos factores. La acomodación monetaria de los bancos centrales continúa en determinadas partes del mundo, sobre todo, en Europa y en Asia. Además, existen cada vez más previsiones de que se va a ralentizar la actividad económica mundial, lo que indica que los futuros tipos de interés globales posiblemente permanecerán bajos.

Actualmente, con la deuda gubernamental europea a largo plazo en torno al 0%, estos bonos se suman al ya significativo stock de instrumentos japoneses soberanos, que presentan niveles similares de rentabilidad. Es decir: los retornos de los bonos europeos y de los japoneses están disminuyendo.

Como consecuencia, gran parte del ahorro generado a nivel mundial podría migrar hacia activos de deuda denominados en dólares estadounidenses en busca de la rentabilidad positiva que todavía generan estos instrumentos. Si estos flujos de capital aumentaran de forma significativa en los próximos meses, el efecto sería un descenso de los tipos de interés estadounidenses desde sus niveles actuales.

En suma, los rendimientos en Europa y Japón tanto a corto como a largo plazo están convergiendo hacia el 0%, mientras que, al mismo tiempo, el diferencial en los retornos de los intereses entre los grandes bloques económicos está siendo reducida. En un entorno como este, los inversores en bonos en dólares tendrán que buscar la rentabilidad allá donde puedan encontrarla.

Esta generalizada “caza mundial” de rentabilidad podría llevar a un ajuste de los spreads entre la deuda del sector privado y los bonos gubernamentales estadounidenses. Los instrumentos subordinados en dólares (especialmente aquellos de grandes emisores sistémicos) se mantienen para beneficiarse muy favorablemente de esta tendencia prometedora.

Un escenario diferente para la renta fija

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Si analizamos el comportamiento de los mercados desde el punto de vista del binomio crecimiento/inflación, la actual combinación (crecimiento desacelerando/inflación al alza) es posiblemente la más complicada para los activos de riesgo. Esta complicación se está transmitiendo a los bancos centrales, que se enfrentan al problema de combatir la inflación en un entorno en el que la tasa de cambio en el crecimiento se está dando claramente la vuelta hacia abajo.

Como decimos, este escenario es difícil para todos los activos de riesgo, pero es especialmente complicado para una renta fija que sufre los rigores de un mundo que ha pasado de no tener inflación a registrarla de una manera que excede por mucho los estándares de los últimos cuarenta años. En buena lógica, esto se ha traducido en el peor cuatrimestre de los bonos desde 1992, dejando pérdidas que se sitúan incluso por encima de las de un activo de mayor volatilidad como es el caso de la renta variable.

Con inflaciones que se acercan a los dos dígitos en algunas zonas geográficas y con unos bancos centrales que han dado un giro de 180 grados en su política monetaria, no es de extrañar que el sentimiento sobre el activo sea de pesimismo absoluto y que las perspectivas para los próximos meses sean realmente sombrías. Estamos en un momento en el que el mercado descuenta casi diez subidas de tipos en Estados Unidos y en Europa ya se anticipan tipos de intervención positivos a final de año y, por supuesto, la finalización de las compras de bonos por parte del BCE. Dicho de otra manera, el mercado ya cotiza el peor de los escenarios con el sentimiento negativo sobre la renta fija en máximos de las últimas décadas.

Desde el punto de vista de la gestión siempre resulta interesante plantear escenarios alternativos a los que descuenta la mayoría del mercado. A lo largo del año pasado, la narrativa predominante fue descartar la inflación como hipótesis de trabajo, debido a la supuesta transitoriedad de la misma. Ahora, sin embargo, la argumentación de la situación actual se basa en una inflación al alza de manera desbocada para los próximos meses y unos bancos centrales decididos a hacer lo que haga falta para contenerla. Y ninguna de estas dos últimas premisas tienen que ser plenamente ciertas.

En primer lugar, es incontestable que los niveles de inflación alcanzados actualmente son alarmantes, pero también es cierto que hay factores que pueden ir drenando inflación a lo largo de los próximos meses. Para empezar, los precios de la energía deberían seguir evolucionando al alza de manera inasumible, dada la demanda existente, para seguir manteniendo la tasa actual de inflación. Por otro lado, en Estados Unidos, la tasa de ahorro ya se ha normalizado a los niveles prepandemia, por lo que esa demanda embalsada que supuso el ahorro acumulado ya ha desaparecido y los salarios no han crecido lo suficiente para cubrir la inflación. Si unimos las dos cosas, menos dinero disponible y precios más altos, nos encontramos con una carga de profundidad al consumo que, recordemos, es el 70% del PIB norteamericano.

La segunda premisa es la de unos bancos centrales enfocados en la inflación y olvidándose del crecimiento. Es lógico que los máximos organismos de política monetaria quieran evitar errores del pasado y no actuar demasiado tarde sobre los tipos de interés (como sucedió en los años setenta), pero posiblemente en la segunda mitad del año veremos cómo dirigen sus miras (aunque sea de reojo) a un crecimiento futuro que está lejos de ser sólido. En este sentido, los bancos centrales gozan de esa «bola extra» que les ha dado el mercado al poner en precio subidas de tipos tan agresivas.

Un escenario en el que la tasa de inflación se fuera moderando poco a poco y unos bancos centrales modulando su discurso hacia una zona menos restrictiva sería extremadamente positivo para las carteras con duración. Precisamente donde casi nadie quiere estar a día de hoy.  

Pero no sólo las carteras con duración serían las beneficiadas. El inversor conservador es, posiblemente, el que más va a notar el cambio tan brutal que han experimentado los mercados de renta fija. Por ejemplo, el volumen de deuda global con rentabilidad negativa se ha dividido prácticamente por cuatro en el último año, en un movimiento que supone una normalización de una situación extraordinaria, que no es otra que tengas que pagar por prestar tu dinero. Esto significa un cambio fundamental para este inversor conservador que hace unos meses no tenía alternativas de rentabilidad positiva de una cierta calidad crediticia, y ahora se encuentra con la posibilidad de invertir en carteras a corto plazo, con calidad crediticia investment grade y rentabilidades superiores al punto porcentual. Tal y como hemos hecho en Finaccess Renta Fija Corto Plazo para dar una solución al inversor conservador. Esto supone una alternativa a la remuneración todavía negativa, o nula en el mejor de los casos, de instrumentos tradicionalmente asociados a este tipo de inversor, como es el caso de los depósitos.

Las grandes oportunidades vienen con la volatilidad y los cambios extremos, y lo que hemos vivido en estos primeros cuatro meses se identifica plenamente con estos dos factores. Pensar en un escenario diferente para la renta fija puede ser enormemente beneficioso tanto para las carteras más arriesgadas como para ese inversor conservador tan necesitado de rentabilidad positiva.

Columna de David Ardura, codirector de Inversiones de Finaccess Value

Política en España, Portugal e Italia: indecisos, seguros y divididos

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Pixabay CC0 Public Domain. Credicorp Capital Asset Management firma acuerdo de distribución con Selinca AV

Los acontecimientos políticos en España (indecisa), Portugal (segura) e Italia (dividida) tienen implicaciones relevantes para los tres países, visibles en sus capacidades divergentes para reducir la elevada carga de la deuda pública.

Las diferentes perspectivas políticas de estos tres países con un margen de maniobra fiscal limitado ponen de manifiesto cómo los gobiernos pueden:

  • Utilizar condiciones económicas aún benignas para reducir las elevadas cargas de deuda pública mediante acciones estructurales.
  • Basarse en una coyuntura económica favorable para reducir la relación deuda/PIB mediante mejoras fiscales cíclicas sin iniciativas estructurales.
  • Utilizar la coyuntura favorable para revertir la consolidación fiscal. Estas decisiones tienen implicaciones significativas para abordar los desequilibrios fiscales subyacentes y, por lo tanto, afectan a la capacidad de los gobiernos para hacer frente a una futura recesión económica.

España (A-/Estable)

«España se enfrenta a sus terceras elecciones generales en cuatro años el próximo 28 de abril. La cuestión crucial es si de estos comicios saldrá la mayoría gobernante necesaria para implementar reformas que reduzcan la carga de la deuda pública del país, reformen el mercado laboral y mejoren la productividad», dice Alvise Lennkh, analista de Scope. "España necesita escapar del actual impasse político para abordar las vulnerabilidades relevantes para su rating».

La ratio deuda/PIB de España, que alcanzó su punto máximo en 2014 en torno al 100%, se mantuvo relativamente estable en torno al 97% en 2018 y se prevé que disminuya sólo modestamente hasta el 92% en 2024, según las últimas previsiones del FMI publicadas recientemente.

Este descenso relativamente modesto, a pesar de las elevadas tasas de crecimiento (2,5% en 2018), se debe a los elevados déficits primarios estructurales del país, en torno al 3% del PIB, uno de los más elevados de la eurozona. Los sucesivos gobiernos en minoría desde 2016 no han abordado esta cuestión.

Quedan por delante dos acontecimientos políticos clave:

  • El resultado electoral de abril (con alrededor del 40% del electorado español aún indeciso, y el 15% que no sabe si votará a un partido de derechas o de izquierdas.
  • Si los acontecimientos en Cataluña (dependiendo del resultado del juicio a separatistas) también darán lugar a nuevas elecciones regionales a finales de este año.

Una cooperación política entre el gobierno central y las autoridades regionales catalanas que cree las condiciones para las reformas económicas y fiscales sería positiva para la deuda, mientras que una extensión de la parálisis política observada en los últimos años -por ejemplo, a través de un parlamento colgado o de una insistencia continuada en la independencia por parte de la dirección catalana- limitaría la calificación en el nivel actual de A-/Estable.

Portugal (BBB/Positivo)

«Portugal se beneficia de un entorno político relativamente estable, incluso con un gobierno minoritario, razón por la cual esperamos que el Partido Socialista continúe gobernando después de las elecciones parlamentarias de octubre y, con ello, que la política fiscal se mantenga prácticamente inalterada en los próximos años», afirma Lennkh.

El gobernante Partido Socialista (PS) tiene actualmente una ventaja electoral de 10 puntos sobre el conservador Partido Socialdemócrata antes de las elecciones previstas para el 6 de octubre. No está claro si el Partido Socialista liderará un segundo gobierno minoritario o intentará formar una coalición mayoritaria después de las elecciones, aunque la esperada continuidad de la política en un segundo gobierno dirigido por el PS debería limitar los grandes retrocesos fiscales.

La continuidad de la política de Portugal también se observa en la evolución presupuestaria. La deuda pública alcanzó su punto máximo en 2014, con un 131% del PIB, pero desde entonces ha descendido hasta situarse en torno al 121% en 2018. Las últimas previsiones del FMI apuntan a que volverá a descender hasta aproximadamente el 103% del PIB en 2024, gracias a los superávits primarios y al moderado crecimiento.

Italia (BBB+/Estable)

«La coalición gobernante formada por el Movimiento Cinco Estrellas y la Liga todavía se enfrenta a importantes desafíos en lo que respecta a la mejora de la sostenibilidad de la deuda pública de Italia, a pesar de cierta moderación fiscal tras las extensas interacciones con la Comisión Europea», afirma Dennis Shen, analista de Scope.

El gobierno elevó recientemente sus expectativas de déficit para 2019 al 2,4% del PIB (desde el 2,04%), frente a las expectativas de Scope de un déficit del 2,5% del PIB para 2019. Prevemos que la trayectoria de la deuda de Italia se estabilice o aumente ligeramente, alcanzando el 133% del PIB en 2020-21, frente al 132% en 2018.

La Liga tiene una clara ventaja en las recientes encuestas con alrededor del 32,5% de la intención de voto, en comparación con un fuerte descenso al 21,5% para el Movimiento Cinco Estrellas. Así pues, el partido de derechas podría hipotéticamente liderar un nuevo gobierno de centro-derecha en mayoría si se celebraran elecciones parlamentarias anticipadas después de las elecciones europeas de mayo.

Es poco probable que los riesgos de derroche fiscal desaparezcan en Italia, ya sea porque la coalición actual sobreviva más tiempo o porque La Liga ponga fin al gobierno actual y acabe liderando uno nuevo.

El pedregoso intento de cambiar de Afore

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El pedregoso intento de cambiar de Afore
Foto: e-sar. El pedregoso intento de cambiar de Afore

Las medidas para evitar traspasos mal habidos venían a contracorriente: se orientaban a impedir maniobras conocidas y las que fueran similares. A malas prácticas novedosas, más disposiciones limitativas. El requerimiento de dejar constancia de conocimiento de las implicaciones del cambio redujo la eficacia de las artimañas y atajó el paso a promotores, a costa de taponar, y tornar desesperantes, los intentos de los clientes: menos traspasos indebidos; más obstáculos para para quienes sí desean el cambio.

¿Quiere la contraseña? Vaya primero a registrar este número

Si para obtener la extrañamente llamada “constancia de implicaciones” se requiere ir a las oficinas de la gestora a manifestar las recertificaciones y confirmaciones, se evidencian trabas para desalentar y desistir del cambio. Se sufre esperas de horas, lentitudes intencionales, actitudes exasperantes. No hay reglas que eviten dilaciones o tretas presenciales.

La alternativa de canalizar el trámite por la página www.e-sar.com.mx (“e-sar”. Véase nota al píe) evitaría que el procedimiento resultase fastidioso. Pero no contábamos con los embrollos: envío del documento en mensaje tipo spam, constancia bloqueada con clave no remitida, indicaciones farragosas (entre infantiles y cantinflescas), como esta:

“Por tu seguridad, el documento está protegido por una contraseña, misma que en caso de que no cuentes con ella, la podrás obtener en nuestra línea de atención a clientes…”

Y la advertencia de que solo se otorgaban tres intentos. En caso de falla, volver a empezar. No era por seguridad sino para dar largas. Y al intentar llamar, más adversidades: número ocupado. Empleados no disponibles. Espera. Reproducción espesa de grabaciones vacuas. Al marcar desde otro número la llamada entraba a la primera y el empleado atajaba, cerraba posibilidades, no dejaba resquicios; preguntaba, verificaba datos y señas, cuestionaba el cambio, instaba a permanecer para seguir “disfrutando” del servicio, pretendía hablar de rendimientos, economía, mercados, inversiones. Luego de un buen rato parecía resignarse, pero no:

“El número del que llama no está registrado, por lo tanto, no le puedo liberar la contraseña. Si quiere registrarlo, acuda a una sucursal a darlo de alta, y luego vuelva a llamar del nuevo número para solicitar la contraseña”.

Más reclamos y enfados. El resignado es el afiliado pese a que disfruta el servicio.

Pasado el período límite, después de manifestar la falta de recepción del documento y solicitarlo dos veces más, “e-sar” respondía textual:

“Es necesario que realices una nueva solicitud de Constancia ya que tu AFORE indicó que no pudo corroborar tu identidad cuando te contactó para atender el aviso de no recepción que levantaste”.

¿La Afore contactó? ¿No pudo? ¿Un número de teléfono es identidad?

Se cambiaron reglas; traspasarse sigue siendo difícil

La prohibición de la contraseña fue buena para los afiliados. Las Afores susceptibles de perder cuentas la esquivan restringiendo el trámite al modo presencial: por “e-sar” ya no es posible conseguirla, solo concertar cita. Hay que ir a una sucursal distante del domicilio registrado, en horas hábiles. O sea, perder medio día en ida y vuelta, aguantar dilaciones, exasperaciones, lentitudes… o desistir.
¿Qué se puede hacer? Para no ir a contracorriente, y ya que es el interesado el que debe hacer constar: ¿se podría considerar que el cliente descargue el formato, para su lectura, firma y envío, y sea la administradora cedente quien turne las validaciones necesarias, dentro del período establecido y, mediante algún procedimiento lo reenvié a la Afore receptora, con copia y para verificación del trabajador? ¿O alguna modalidad que permita el trámite sin cortapisas?

Charla entre persona de SARTEL (PS) y trabajador (T):
PS: − Para hacer el trámite abra la página de “i guion sar”, −
T: −¿i, guion, sar? ¿Con “i griega” o “i” latina?”−
PS: −Mmmm. Se escribe con “e” de Ernesto−
T: −¿Se escribe con “e” y se pronuncia “i”? Vaya…−

 

Columna de Arturo Rueda