Pixabay CC0 Public Domain. Día Mundial del Medio Ambiente: una oportunidad para actuar
El Día Mundial del Medio Ambiente sirve para concienciar sobre la situación medioambiental y ofrece la oportunidad de hacer algo al respecto. En el ámbito de la inversión, nos planteamos los retos y las oportunidades que se les presentan a los inversores responsables.
El Informe Especial sobre el Calentamiento Global de 1,5 grados, elaborado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), y los informes sobre biodiversidad de la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES) subrayan el impacto que está teniendo nuestra sociedad en el planeta. Estos informes, junto con el llamamiento mundial de niños y jóvenes contra el cambio climático, refuerzan el mensaje de que nos encontramos ante una emergencia climática y debemos actuar.
Estamos muy al tanto de las interesantes oportunidades de inversión que ofrecen los coches eléctricos. La creciente concienciación sobre la contaminación está impulsando la demanda de coches eléctricos y nosotros participamos activamente en toda la cadena de valor y en los materiales con los que se fabrican. Vemos oportunidades de inversión en las empresas que suministran la tecnología necesaria para que los fabricantes de equipos originales puedan producir componentes que resultan esenciales para la revolución de los coches eléctricos.
Otro sector en el que encontramos oportunidades es en el de los suministros públicos. Aquí, estamos colaborando activamente con las empresas del sector para generar informes más relevantes sobre cambio climático que ayuden a los inversores en sus procesos de toma de decisiones. Hemos estado trabajando con una empresa de suministros públicos británica para entender mejor cómo se plantea el cambio climático, sobre todo desde la perspectiva del calor y la energía. El sector energético tiene la posibilidad de generar cambios de calado. En nuestra condición de inversores responsables a largo plazo, nos entusiasman las oportunidades que se les presentan a estos negocios. En Newton, por ejemplo, el 51% de nuestras inversiones en empresas de suministros públicos son en energías renovables.
Como inversores, uno de los principales retos a los que nos enfrentamos tiene que ver con cómo se presenta la información sobre cuestiones medioambientales; por eso colaboramos activamente con las empresas para estandarizar la información que generan en materia medioambiental, social y de gobierno corporativo (ESG). Existen oportunidades para las empresas que están tomando medidas para reducir su huella de carbono y participando activamente en la transición energética. Que las empresas se comprometan a cambiar no solo es muy necesario sino que también es bueno para el negocio, ya que muchos de estos cambios, como la eliminación de los plásticos de un solo uso, reducen costes.
Somos inversores activos, lo que nos permite interactuar con las empresas en las que invertimos. No nos fijamos únicamente en lo que han hecho en el pasado sino también en los compromisos adquiridos de cara al futuro. Y vemos enormes oportunidades de inversión en las empresas centradas en esta transición Como inversores, podemos ser parte de ese cambio colaborando activamente con las empresas en las que invertimos, votando en las juntas de accionistas y manteniendo una comunicación abierta con los dirigentes políticos.
Tribuna de Tribuna de Victoria Barron, analista de inversión responsable en Newton, parte de BNY Mellon IM.
Wikimedia Commons. Los vehículos de ahorro a largo plazo son vitales para el crecimiento de la economía argentina
Más allá del contexto económico reinante, el mercado de capitales argentino está atravesando un período de importante evolución estructural a partir de la aprobación de la Ley de Financiamiento Productivo y de su consecuente reglamentación.
Una de las innovaciones que introduce la ley y que, presumiblemente, podrá ser lanzada este año son los Fondos Comunes de Retiro. En BNP Asset Management estamos preparados para acompañar esta evolución ya que desde el año pasado estamos trabajando en el diseño de los productos y herramientas que la nueva regulación nos va a permitir incorporar a la oferta actual.
Estos vehículos están destinados a crear una cultura de ahorro y podrían ser implementados por los ciudadanos y también por las empresas. Actualmente existen corporaciones que imitan el modelo estadounidense de 401 k, es decir que si el empleado decide ahorrar 100 dólares, la empresa matchea ese monto y se genera un ahorro adicional. Y el empleado podría disponer de ese dinero si se cumplen determinadas condiciones. El diseño de esos programas de ahorro de mediano y largo plazo resulta fundamental en este momento de la Argentina.
El nuevo marco regulatorio nos dará la oportunidad de ofrecer en el mercado local todo el expertise global que nuestra firma implementa, como asset manager en todo el mundo. Es dentro de este escenario que una de las líneas de trabajo más importantes es la de los Programas de Ahorro Complementario Compartido (PACC).
Nuestra experiencia a nivel global en la administración y generación de dichos vehículos de ahorro de largo plazo demuestra que esta temática resulta vital para el desarrollo de los mercados de capitales en el mundo, ya que sin estos vehículos no existiría financiamiento local para el crecimiento de la economía.
A las personas les permiten generar un ahorro complementario orientado a objetivos de mediano y largo plazo, incluyendo la etapa de retiro. Esto cobra singular relevancia a medida que el mundo va tomando conciencia de que el envejecimiento poblacional está deteriorando seriamente los modelos clásicos de sistemas previsionales. Es decir, en un futuro no muy lejano los estados no podrán cumplir con sus promesas de beneficio en la etapa de jubilación, simplemente porque no habrá suficientes aportantes.
Pero además de esta función, son instrumentos necesarios para poder crear un mercado de capitales que le ofrezca un financiamiento razonable al país. Actualmente, la inflación y la devaluación del dólar atentan contra la Capacidad de ahorro y enfocan a los individuos y a los agentes económicos en el corto plazo.
Los fondos de retiro, que a través de un incentivo fiscal invitarán a los ahorristas a permanecer al menos 5 años en ellos, constituyen los cimientos de una solución de financiamiento a largo plazo para las empresas.
Jacqueline Maubré es la CEO de BNP Paribas Asset Management Argentina
Pixabay CC0 Public Domain. Las mejores oportunidades de inversión sectorial para el actual entorno de volatilidad
SPDR ETFs es el líder global en la inversión sectorial, con una amplia gama de instrumentos y un patrimonio superior a 150.000 millones de dólares bajo gestión. Ofrecemos dos publicaciones para asesorar al inversor sobre las mejores oportunidades en sectores: una mensual, el SPDR Sector Snapshot, con cifras de comportamiento inversor y los principales datos relativos a los flujos de inversión en sectores; y otra trimestral, el Sector Dashboard, en la que formulamos recomendaciones de inversión.
Divergencias entre flujos y rentabilidades
El repunte de los mercados bursátiles en el primer trimestre de 2019 vino marcado por su intensidad y por la falta de flujos. Los inversores prefirieron los ETFs de renta fija, y allí donde optaron por los fondos de renta variable, exceptuando los mercados emergentes, buscaron defender su posicionamiento principal reduciendo la volatilidad de sus carteras.
Los flujos hacia ETFs sectoriales fueron en conjunto negativos; los únicos sectores que recibieron entradas netas fueron los más defensivos o con características próximas a la renta fija, como productos de primera necesidad, salud y servicios de utilidad pública. Esto contrasta con la evolución de flujos en EE.UU., donde sobresalieron algunos sectores relativamente cíclicos, como la tecnología.
Sin embargo, la poca confianza del inversor en la continuidad del repunte de la renta variable enfrió su apetito por la inversión en sectores, pese a existir un diferencial de rentabilidad del 14% entre el más rentable (tecnología – retorno total 27,4%) y el menos (salud – 3,6%) en EE.UU (Fuente: Bloomberg, 30/04/19).
Los flujos de inversión, que muestra el SPDR Sector Snapshot, dieron un gran vuelco en abril. No solo los compradores de ETFs mostraron mayor preferencia por los sectores cíclicos y de crecimiento, sino que, conforme crecía la confianza del inversor para expresar posiciones sectoriales y aprovechar las oportunidades de una mayor dispersión de rentabilidades, observamos las primeras entradas de capital netas en sectores desde hacía meses (S&P Dow Jones Indices Index Dashboard, mayo 2019).
Tan solo ETFs sectoriales y sobre industrias domiciliados en EE.UU. capturaron cerca de 3.000 millones de dólares de nuevas entradas de capital (SSGA y Bloomberg, 30/04/19). De ello se beneficiaron particularmente sectores como tecnología y servicios de comunicación; ambos acogen a destacados valores FAANG y ofrecen exposición a cambios en modelos empresariales y sociales.
En el informe SPDR Sector Snapshot también incluimos flujos institucionales. Al formar parte del grupo State Street, tenemos acceso a información procedente de nuestra importante división de custodia global. Al agregar 19.000 millones de dólares de activos de renta variable bajo custodia, hemos podido observar tendencias y pautas de conducta de este importante componente de las carteras, y no solo en referencia a la dirección de los flujos sino también al posicionamiento relativo de las carteras. En cuanto a las acciones estadounidenses, el principal cambio fue la compra de acciones y fondos del sector de materiales, pasando las cifras de flujos rápidamente de negativas a positivas.
Oportunidad de inversión en crecimiento estructural más allá de los temores a corto plazo
La inversión en renta variable con ETFs sectoriales ofrece un medio de acercarse selectivamente al mercado para abordar determinados factores y expresar perspectivas macroeconómicas. Durante la redacción de este artículo, la guerra comercial vuelve a estar de actualidad y, pese a que la introducción de mayores aranceles podría estar ya descontada por el mercado, la incertidumbre política y la volatilidad asociada aconsejan ser selectivos.
Así pues, ¿qué sector elegir? La tecnología, ya sea en Europa, EE.UU. o a nivel mundial, ha sido nuestro sector favorito durante este año. Tiene todo a su favor para beneficiarse de las megatendencias que están apareciendo al amparo de la digitalización y la automatización. Las empresas en este sector están haciendo posible la penetración del cloud computing, el desarrollo de la inteligencia artificial y el machine learning, así como el acceso al 5G, entre otros muchos avances.
Pese a cierta sensibilidad al ciclo económico, muchos de los factores fundamentales de la tecnología son de carácter estructural, y se benefician del afán de cualquier economía por innovar y aumentar su productividad. Las empresas necesitan incrementar su inversión en tecnología para impulsar su crecimiento y su eficiencia. Por tanto, el inversor haría bien en aislarse del ruido de la guerra comercial y centrarse en compañías con buenas perspectivas de crecimiento en los próximos años.
Necesidad de generar ingresos
Otra idea se fija en la actual necesidad de generar ingresos. Con subidas de tipos de interés por la Reserva Federal y el BCE casi descartadas en los próximos meses, el inversor se está viendo empujado a buscar nuevas fuentes de generación de ingresos. Los recientes movimientos de flujos muestran que están encontrándolas en el sector de bienes inmobiliarios.
Las rentas procedentes de la inversión inmobiliaria se ven como una opción interesante por la seguridad del activo subyacente y porque incluyen a los REIT, obligados a pagar al menos un 90% de su renta imponible a los accionistas para conservar su favorable tratamiento fiscal. Los componentes de este índice operan en un yield promedio del 4,2% (Bloomberg, 29/05/19).
Otra región favorecida es bienes inmobiliarios en Europa, excluyendo al Reino Unido, al permitir al inversor eludir la incertidumbre del mercado inmobiliario británico en medio del Brexit. El índice FTSE EPRA/NAREIT incluye 30 REIT y otras 38 empresas que operan inmuebles, proporcionando una exposición diversificada a los distintos sectores del mercado inmobiliario (residencial, comercial, oficinas e industrial). Por países, Alemania y Francia representan más de la mitad de la capitalización bursátil.
En el caso de los inversores en renta variable que busquen un toque defensivo para su cartera, el sector de bienes inmobiliarios tiene coeficientes de correlación y beta más bajos que muchos otros sectores. Los flujos de caja están mejorando y los beneficios han sido relativamente estables.
US Sectores
El gráfico muestra la diferencia en rendimiento entre los once sectores de nivel 1 de la clasificación GICS hasta finales de abril 2019. Para conocer las últimas recomendaciones de sectores, consulte SPDR Sector Dashboard; para los últimos datos sobre flujos, véase SPDR Sector Snapshot.
Tribuna de Rebecca Chesworth, estratega senior de Renta Variable y directora de Sectores en SPDR ETFs
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Al invertir usted se expone a riesgos, entre otros, el de perder la totalidad de la cantidad invertida. Tal actividad podría no ser apta para todo inversor.
El valor de los valores de renta variable puede fluctuar como consecuencia de las actividades de una determinada empresa o de las condiciones generales del mercado y la economía.
Las inversiones en mercados emergentes o en desarrollo pueden ser más volátiles y menos líquidas que las inversiones en mercados desarrollados y pueden suponer también una exposición a estructuras económicas que por lo general son menos diversas y maduras, así como a sistemas políticos menos estables que los de países más desarrollados. Invertir en valores emitidos en el extranjero podría conllevar un riesgo de pérdida de capital por una fluctuación desfavorable del valor de las divisas, por retenciones fiscales, por diferencias respecto a los principios de contabilidad generalmente aceptados o por inestabilidad económica o política en otros estados.
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Por lo general, los bonos presentan menor riesgo y volatilidad a corto plazo que las acciones, pero tienen un riesgo relacionado con el tipo de interés (al aumentar los tipos, suelen descender los precios de los bonos), riesgo de impago del emisor, riesgo de crédito del emisor, riesgo de liquidez y riesgo de inflación. Estos efectos normalmente son más acusados en valores a largo plazo. Cualquier valor de renta fija que se venda o amortice antes de su vencimiento puede acarrear ganancias o pérdidas sustanciales.
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Pixabay CC0 Public Domain. Financiación de litigios, un auténtico factor de diversificación
Los juicios pueden ser muy caros, sobre todo los corporativos. Los proveedores de financiación de litigios se hacen cargo del coste de ciertos procesos judiciales seleccionados cuidadosamente a cambio de un porcentaje de la indemnización o de la reparación de daños que se le conceda al demandante, en caso de que gane. Si el demandante pierde, la empresa financiadora pagará las costas procesales. Por ese motivo, este tipo de firmas intentan financiar casos con una alta probabilidad de ganar.
Es importante distinguir entre estas empresas y los bufetes de abogados que solo cobran si su cliente gana el caso (no win, no fee). Burford Capital, la proveedora de financiación de litigios en la que invierten nuestras carteras de multiactivos, opera a mucha mayor escala y participa en juicios corporativos muy diversos y complejos, no en demandas individuales por lesiones.
El modelo de financiación por terceros resulta atractivo a dos niveles. En primer lugar, es interesante para demandantes que no podrían permitirse el coste de un juicio largo y complicado o a quienes les resultaría particularmente complejo desde el punto de vista contable. En segundo lugar, puede ser una opción atractiva para los abogados del demandante, ya que los bufetes suelen operar con una estructura societaria y normalmente no cuentan con el capital circulante necesario para financiar juicios largos.
Cómo funciona
Aunque los casos pueden ser complejos, la financiación de litigios es un proceso relativamente sencillo. Normalmente, un bufete de abogados, en representación de su cliente, se pone en contacto con el proveedor de financiación, aunque cada vez es más habitual que sea el propio cliente/demandante el que inicie el contacto por su cuenta.
Durante esta fase, el proveedor de financiación evaluará cuidadosamente el caso para decidir si lo financia o no. El proceso de ‘due diligence’ incluye, entre otras cosas, estimar las posibilidades de ganar el caso, evaluar la solvencia del demandado y, por supuesto, valorar el atractivo potencial del acuerdo de financiación desde el punto de vista financiero.
La comisión que cobra la empresa de financiación de litigios puede ser un porcentaje de la indemnización concedida en caso de ganar el caso, un múltiplo de la cantidad financiada o una combinación de ambos.
Burford Capital es el mayor proveedor de financiación de litigios. La empresa empezó a cotizar en la bolsa de Londres (LSE) en 2009 y cuenta con un equipo de más de cien profesionales del Derecho y las Finanzas. La mayoría de sus clientes están en EE.UU., aunque cada vez trabaja con más clientes de todo el mundo. Desde su creación, los abogados financiados por Burford han ganado un elevado porcentaje de casos, lo que le ha generado un retorno sobre su inversión superior al 20% al año.
Fuente de diversificación
Las rentabilidades generadas por la financiación de litigios dependen de la resolución de los procesos judiciales, por lo que prácticamente no se ven afectadas por factores como el entorno económico, las condiciones del mercado financiero o el ciclo de tipos de interés. Así, los servicios de financiación de litigios pueden representar una excelente fuente de diversificación.
Avances recientes
El conocimiento y la experiencia sobre financiación de litigios han aumentado en los últimos años, estimulando el crecimiento del sector. Burford encarga una encuesta anualmente que señala que es un servicio cada vez más conocido, más usado y de mayor importancia. Si bien el sector legal es conservador por naturaleza y algo reticente a los cambios, la evolución de los compromisos de financiación de la empresa demuestra que las cosas están cambiando. En 2017, adquirió nuevos compromisos por valor de 1.300 millones de dólares, el triple que en 2016 y treinta veces más que en 2013.
A junio de 2018, los activos totales de Burford –tanto invertidos como disponibles para financiar casos– ascendían a 3.300 millones de dólares. El negocio se ve respaldado por más de 900 demandas financiadas a través de 89 inversiones. A finales de 2018, la empresa hizo pública la captación de 1.600 millones de dólares para financiación de litigios, procedentes de diversos inversores, entre los que se cuenta un fondo soberano.
Caso de estudio: YPF/Petersen
Aunque, por lo general, se conocen muy pocos detalles sobre los casos que financia la firma, uno que sí ha llegado a los medios de comunicación ha sido la reclamación de daños a Argentina por parte del grupo de inversión español Petersen. Petersen era accionista de YPF, la petrolera expropiada –presuntamente de forma ilegal– por Argentina en 2012.
Burford invirtió 18 millones de dólares en el caso. En junio de 2017, tras un primer fallo favorable, anunció que había vendido el 25% de su parte de la demanda a otros inversores por 106 millones de dólares. En 2018, Burford vendió otra pequeña participación, que valoró la inversión inicial en 800 millones de libras. La empresa mantiene más del 70% de la inversión en un caso que empezó en 2015, pero que aún puede tardar varios años en resolverse.
Tribuna de Mike Brooks, responsable de multiactivos diversificados en Aberdeen Standard Investments
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: A. Dombrowski. Insurance-Linked Securities: una verdadera diferenciación
Las estrategias no direccionales han pasado a un primer plano en el actual contexto posterior al repunte de los mercados. John Seo, de Fermat Capital, pone de relieve el hecho de que los títulos vinculados a seguros (ILS) están fundamentalmente descorrelacionados con el mercado en su conjunto y, en cierto modo, aislados de los problemas macroeconómicos como el ciclo económico, los tipos de interés y el contexto político.
Desde el cuarto trimestre del año pasado, muchos inversores han reducido el riesgo de sus carteras, sobre todo en los segmentos del mercado de renta variable global que más atención han captado. Sin embargo, al mismo tiempo, no hemos observado un aumento correspondiente en la asignación a “activos refugio” u otros activos. Parece ser que los activos líquidos han salido ganando. Los inversores tienen claro dónde quieren reducir sus inversiones, pero no dónde reasignarlas.
Este comportamiento concuerda con el nuevo paradigma de los mercados: el contexto posterior a su punto álgido. Creemos que este contexto requiere un énfasis renovado en la estructuración de carteras y, en concreto, en estrategias no direccionales.
Los títulos vinculados a seguros (ILS) están ligados a un riesgo que nada tiene que ver con el ciclo económico, las variaciones de los tipos de interés, el contexto político o las fluctuaciones de las divisas. En su lugar, las rentabilidades de estas inversiones se ven impulsadas por grandes pérdidas de seguros y reaseguros (1) relacionadas principalmente con fenómenos naturales, como terremotos o huracanes.
Los movimientos en los mercados de renta variable o renta fija no causarán un ciclón o un terremoto y, si bien estos desastres naturales catastróficos ocurren —y se producirán caídas con el tiempo—, cuando suceden lo hacen de forma independiente a la actividad en curso en los mercados financieros tradicionales.
Esto conlleva que las rentabilidades de los ILS cuenten con una serie de catalizadores diferente y pueden beneficiarse de estar fundamentalmente descorrelacionados con el mercado en su conjunto, al contrario que otras clases de activos en las que la correlación puede aumentar notablemente durante fases de turbulencias en los mercados. De este modo, la incorporación de ILS en una cartera puede materializar las ventajas de las estrategias no direccionales: el potencial de mejorar la estructuración de la cartera reduciendo la volatilidad y ofreciendo rentabilidades más estables.
Los ILS están descorrelacionados con el resto de las principales clases de activos
Así pues, cabe preguntarse qué diferencia a esta clase de activos de los activos tradicionales de renta fija y renta variable y cómo afecta a la estructuración de la cartera. Los ILS permiten a los inversores acceder a una fuente estructural de rentabilidad derivada de los mercados de seguros y reaseguros al centrarse en la exposición al riesgo de un elemento reducido, bien modelado y bien comprendido de la actividad aseguradora —el riesgo de que ocurra un terremoto o un huracán—, sin el riesgo del mercado general u operativo asociado a la inversión directa en una compañía de seguros o reaseguros.
La forma más directa de incorporar estos instrumentos en la estructuración de una cartera es considerarlos como una alternativa frente a las inversiones tradicionales en renta fija. Existen sólidos motivos para creer que una parte de la exposición a la deuda corporativa de un inversor, por ejemplo, podría reemplazarse con bonos catástrofe (cat), uno de los tipos de ILS más conocidos (2).
No obstante, los ILS ofrecen muchas más ventajas más allá de sus cualidades de mejora de las carteras. Al ofrecer capital estructural al sector global de (rea)seguros para cubrir la posibilidad de catástrofes improbables —pero dañinas—, los ILS bien pueden tener un efecto beneficioso cuantificable sobre la sociedad y la calidad de vida de las personas.
Cada vez más inversores están considerando las cualidades positivas en términos medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG) de los ILS, especialmente cuando se usan por parte de las instituciones públicas a modo de herramienta para ayudar a gestionar el riesgo y apoyar una mayor preparación y capacidad de respuesta ante desastres a las comunidades en riesgo de sufrir desastres naturales.
Un ejemplo interesante de este punto es un bono catástrofe patrocinado por la Pandemic Emergency Facility (PEF), una organización del Banco Mundial establecida con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud. Este innovador bono catástrofe ofrece ayuda preventiva ante brotes iniciales de pandemias víricas, como el ébola y la gripe. Desde una perspectiva meramente financiera, el impacto positivo de este bono es considerable, dado que la financiación temprana conlleva un efecto multiplicador: cada dólar estadounidense gastado en contención en las fases iniciales del brote de la pandemia se traduce en más de 100 dólares estadounidenses de tratamiento después, cuando suele llegar la ayuda internacional tradicional.
El mercado de ILS también se encuentra a la vanguardia en la monitorización del efecto del cambio climático en las economías. El cambio climático aún no se ha manifestado en un aumento de la frecuencia de huracanes —tal y como ha confirmado el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) (3), que ofrece la visión científica oficial a escala global sobre el efecto del cambio climático en las condiciones meteorológicas—, aunque los inversores en este mercado siguen controlando los eventos y comprobando sus modelos de cara a cualquier posible cambio en la actividad.
Los cambios que podrían afectar los riesgos subyacentes de los (rea)seguros podrían derivarse de un repunte de la frecuencia o gravedad de catástrofes relacionadas con la meteorología, pero se deben con mayor probabilidad a problemas subyacentes más poderosos que pueden maximizar las pérdidas: principalmente, el aumento de la concentración de inmuebles y riqueza en áreas más proclives a sufrir desastres naturales, como la costa y las interfaces urbanoforestales.
Estos eventos, como los incendios del año pasado en California, aunque devastan a las comunidades y las personas afectadas, solo suelen afectar a las carteras mínimamente. No obstante, los incendios más recientes han ofrecido datos fundamentales para probar los modelos actuales y podrían dar lugar a oportunidades de inversión interesantes. Las evaluaciones iniciales indican de forma provisional que los modelos de los incendios de California deben duplicar el riesgo en algunas zonas del estado, principalmente debido a la mayor inflamabilidad de las áreas forestales por motivos climáticos.
Por último, creemos que el mercado de ILS ha alcanzado un emocionante punto de inflexión. Si bien esta clase de activos podría estar pasando relativamente desapercibida, se remonta a hace dos décadas y se espera que en 2019 alcance un hito clave: un tamaño de mercado superior a los 100 000 millones de dólares estadounidenses, suponiendo así cerca del 20 % de la capacidad de reaseguro total disponible a escala global (4).
El año pasado, asistimos a importantes emisiones récord de bonos catástrofe por parte del Banco Mundial, transfiriendo el riesgo de terremotos al mercado en nombre de los países de la Alianza del Pacífico (Chile, Colombia, México y Perú), y del Gobierno estadounidense, que transfirió el riesgo de inundaciones al mercado en nombre del Programa de Seguros contra Inundaciones estadounidense.
Estamos ante acontecimientos emocionantes para el mercado que ponen de manifiesto que la demanda de capital en esta clase de activos no se ha inventado a modo de solución para los inversores, sino que responde a una imperante necesidad cada vez mayor de la industria de (rea)seguros y de la sociedad en su conjunto. En nuestra opinión, a medida que el mercado se vea más impulsado por la oferta en los próximos años, la base de inversores debería ampliarse aún más. Y, a cambio de ofrecer esta solución de capital estructural para apuntalar el crecimiento y el funcionamiento eficiente del mercado global de (rea)seguros —y, por tanto, las economías y sociedades del mundo—, los inversores en ILS podrían recibir unas rentabilidades ajustadas al riesgo atractivas y descorrelacionadas.
Columna de John Seo, co-fundador y director de Fermat Capital
(1) Las compañías de reaseguro son aquellas que aseguran a las aseguradoras. En el presente artículo, el término (rea)seguro se refiere a las actividades de las compañías de seguros y reaseguro.
(2) Otros tipos comunes de ILS son, entre otros, los reaseguros garantizados, los “sidecar” y las coberturas por pérdidas de seguros (Industry Loss Warranties, ILW, por sus siglas en inglés).
(3) Fuente: IPCC, 2014: Cambio climático 2014: resumen del informe. Contribución de los Grupos de trabajo I, II y III al Quinto informe de evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático. En concreto, véanse las relaciones sumarias de la página 53 del informe: https://www.ipcc.ch/site/assets/uploads/2018/02/SYR_AR5_FINAL_full.pdf
(4) Fuente: Aon, 2019: Perspectivas del mercado de reaseguros, enero de 2019, http://thoughtleadership.aonbenfield.com//Documents/20190104-ab-analytics-rmo-january.pdf
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CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Carolina bello. La gestión activa es cosa de todos
Los debates sobre las ventajas de la inversión activa frente a la pasiva no se limitan únicamente a los inversores finales: también participan todos aquellos involucrados en la estructuración de carteras. Cada vez más personas consideran que este debate constituye una cuestión secundaria. En palabras del presidente estadounidense Richard Nixon: “Ahora todos somos activos”. El debate ha derivado en cómo las decisiones activas deben guiar la gestión de carteras.
Reconocer este hecho resulta crucial, dado que desvía la atención hacia lo que más importa: las decisiones en el marco de la asignación estratégica de activos. Desde 2003, los activos gestionados por fondos cotizados (ETF, por sus siglas en inglés) a escala global han aumentado de unos 200 000 millones de dólares hasta casi 4,5 billones de dólares el año pasado (1). La gestión pasiva lleva la voz cantante, mientras que la activa está cediendo cuota de mercado.
Como es lógico, los inversores deben optar por la opción que suponga menos costes si pagar más conlleva poco valor añadido. Esto resulta especialmente probable durante mercados alcistas, cuando se pueden lograr rentabilidades impresionantes simplemente por estar en el mercado. No obstante, el crecimiento explosivo de la inversión a bajo coste ha tenido dos importantes efectos adicionales en la gestión de inversiones.
En primer lugar, el auge de los ETF presiona las comisiones de la gestión activa, especialmente en los segmentos donde la rentabilidad lograda con esta estrategia ha quedado a la zaga. La proporción de gestores de fondos de inversión libre que actualmente cobran con arreglo a la estructura “dos y veinte” se ha desplomado por debajo de un tercio (2).
Habida cuenta de que en la pasada década la rentabilidad de los fondos de inversión libre ha sido mediocre y del surgimiento de las inversiones alternativas líquidas, resulta sorprendente que las comisiones no hayan caído más.
Las comisiones están descendiendo también en otros ámbitos. Las comisiones medias de los gestores activos en todas las estrategias han caído desde cerca del 1 % en el año 2000 hasta el 0,72 % en 2017 3 , una tendencia a la baja que no muestra indicios de remitir.
En segundo lugar, dado que la emisión de ETF se ha multiplicado, la diferencia entre “gestión pasiva” y “de bajo coste” es ahora imprecisa. Según su definición exacta, una estrategia pasiva es aquella que se reajusta constantemente para replicar el índice ponderado por capitalización bursátil. Sin embargo, el vertiginoso aumento de los ETF ha superado con creces la definición oficial de “gestión pasiva”. Los ETF han proliferado: los hay de exposición a regiones, sectores, factores, deuda y multitud de submercados. No aplican una “gestión pasiva”, sino que constituyen instrumentos para expresar opiniones activas a bajo coste.
Hace muchas décadas, la llegada de instrumentos más baratos, incluidos los ETF, podía fácilmente impulsar las rentabilidades (netas de comisiones) de los inversores. Por ejemplo, de 1979 a 1992, la ratio de gastos media ponderada de los fondos de inversión minorista se situaba en alrededor del 1,5 % (incluida la comisión de venta) (4).
No obstante, hoy en día, la comisión media de los fondos de gestión activa ha caído por debajo de 75 puntos básicos frente a la media de alrededor de 44 puntos básicos de los ETF (5). La “rentabilidad superior” de los ETF está cayendo. La rápida expansión de los ETF también ha coincidido con mercados alcistas, en los que la rentabilidad de los índices superaba a la de la selección de títulos y la asignación de activos conllevaba poco más que seleccionar acciones, bonos y títulos de deuda corporativa.
Es probable que esos días hayan quedado atrás. Creemos poco probable que se produzcan avances sostenidos en los mercados en vista de las elevadas valoraciones de las acciones y los bonos, la ralentización del crecimiento de la economía y los beneficios y el incremento de la incertidumbre política. Las rentabilidades generales de los mercados probablemente sean más reducidas, y los episodios de volatilidad, más frecuentes.
Esto vuelve a llevarnos a la asignación estratégica de activos, la decisión que determina en mayor medida la variación de las rentabilidades de las carteras. Otros factores, como la asignación táctica de activos o la selección de instrumentos, constituyen catalizadores secundarios y pueden representar menos del 10 % de la variación en las carteras.
En un mundo de rentabilidades más reducidas y en el que la diferencia entre los instrumentos activos y “pasivos” disminuye, debemos dejar de centrarnos en el mero acceso barato al mercado para hacerlo en la estructuración adecuada de carteras.
El mayor error que pueden cometer los inversores es buscar refugio en “carteras equilibradas” de acciones y bonos. Estas dos clases de activos muestran valoraciones mediocres y unos fundamentales deteriorados. Cuesta creer que exponerse a ambas en una proporción similar arrojará resultados satisfactorios. Actualmente, una beta barata se traduce en unas rentabilidades anémicas ajustadas al riesgo.
En su lugar, los inversores deben reconocer que el descenso de las ratios de Sharpe y las variaciones en las correlaciones conceden una prima a las soluciones que brindan una verdadera diversificación y evitan las pérdidas. En nuestra opinión, la diversificación requiere prestar atención al mercado, a los factores y a las fuentes no direccionales de rentabilidad, además de monitorizar la volatilidad y las correlaciones. A nuestros ojos, para evitar pérdidas es necesario contar con un proceso de toma de decisiones flexible de cara a reducir las exposiciones cuando las condiciones así lo exijan.
Algunos de los instrumentos necesarios para lograr diversificación y evitar las pérdidas bien podrían ser de bajo coste. Pero resulta poco probable encontrar muchos de ellos —como las estrategias long/short o aquellas centradas en las alternative risk premia— en el universo de los ETF.
Consideramos que existen más probabilidades de beneficiarse en mayor medida de las ventajas de la diversificación con un enfoque mixto. La cuestión principal sigue ahí. A la hora de tomar la decisión más importante en la gestión de inversiones —una estructuración de cartera adecuada—, todos somos activos.
Columna de Larry Hatheway, economista jefe y responsable del grupo GAM Investment Solutions
***Este artículo fue publicado originalmente por Project Syndicate (Copyright 2019).
Los datos contenidos en este documento tienen simplemente el objetivo de la información y no constituyen asesoramiento de inversión. Por la veracidad y exactitud del contenido de esta información se declina toda responsabilidad. Cualquier recomendación u opinión contenida en este documento puede cambiar y refleja el punto de vista de GAM en las actuales condiciones económicas. Se declina toda responsabilidad por la veracidad y exactitud de los datos. La rentabilidad pasada no es un indicador de la rentabilidad actual o futura.
Pixabay CC0 Public Domain. Panorama positivo para el crecimiento mundial
Tras varios meses de incertidumbre, las perspectivas sobre el crecimiento mundial finalmente han empezado a mejorar. La economía china por fin está dando muestras tangibles de recuperación, lo que favorece a los mercados emergentes en su conjunto. En un contexto en el que el crecimiento estadounidense se mantiene razonablemente firme y el dólar muestra actualmente menos potencial alcista tras el espectacular cambio de rumbo de la Reserva Federal hacia terreno acomodaticio, el entorno macroeconómico de las economías emergentes ha mejorado en gran medida, salvo en unos pocos países que siguen acusando las consecuencias de unas políticas económicas poco ortodoxas, como Turquía y Argentina.
Esta incipiente dinámica favorable en el universo emergente contrasta con la atonía cíclica actual que muestran las economías desarrolladas. El sector industrial (cíclico) de la zona euro sigue mostrando debilidad y falta de impulso tras un pésimo 2018. Con todo, el consumo se mantiene firme y, hasta el momento, apenas se ha visto afectado por esta atonía cíclica. El desempleo sigue cayendo, la confianza en el sector servicios y entre los consumidores continúa siendo elevada y la demanda interna ha contribuido al repunte del crecimiento del PIB del primer trimestre. En un contexto de previsiones positivas sobre el crecimiento mundial, pese a la persistencia de las incertidumbres políticas, el panorama para la zona euro continúa siendo favorable. Está previsto que el crecimiento del PIB se sitúe en su tasa potencial o ligeramente por encima de esta en 2019. También asistimos a una divergencia similar entre los sectores orientados al mercado externo e interno en Japón, con el mismo efecto para las perspectivas de crecimiento. Existe un potencial limitado para una aceleración espectacular, aunque lo mismo es aplicable a un deterioro más generalizado y profundo de la actividad económica. Con una inflación manifiestamente anémica, los bancos centrales hacen bien en no mover ficha y mantener unas condiciones de financiación acomodaticias.
En la economía estadounidense, la dinámica de crecimiento sigue ralentizándose, lo que reduce su tasa de expansión hacia su potencial de alrededor del 2%. En un contexto de anémico dinamismo mundial y con una curva de rendimientos plana en dólares, esta ralentización ha despertado preocupaciones acerca del riesgo de un retroceso económico más pronunciado. Sin embargo, si tenemos en cuenta el desvanecimiento de las medidas fiscales adoptadas en 2018 para impulsar la inversión y el consumo, los últimos acontecimientos parecen ser un «aterrizaje suave» lógico tras un 2018 con todo tipo de catalizadores. Los motores de la demanda interna continúan siendo muy favorables y, con la estabilidad y la visibilidad de las que ahora gozamos en materia de tipos y condiciones de financiación, la economía estadounidense debería seguir expandiéndose a un ritmo bastante aceptable —aunque no espectacular— este año.
Así pues, la combinación de una demanda interna resistente en los mercados desarrollados, el final de la normalización monetaria de la Fed y el BCE, el repunte en la dinámica de crecimiento china, unas negociaciones comerciales aparentemente bien orientadas entre el gigante asiático y Estados Unidos, la prórroga del Brexit y la ayuda brindada por la subida de los precios del crudo respaldan un panorama positivo para el crecimiento mundial a lo largo de los próximos meses. Además, algunos de los riesgos a la baja que surgieron en el último trimestre de 2018 han disminuido en cierta medida en las últimas semanas.
Tribuna escrita por Adrien Pichoud, economista jefe y gestor de carteras de SYZ Asset Management.
Patagonia, Argentina. Argentina: lo peor parece haber quedado atrás
Pasando por los distritos más elegantes de Buenos Aires es fácil olvidar las dificultades de la economía Argentina. Los vuelos internacionales están llenos, como el Hotel Four Seasons. Los buenos restaurantes están reservados entre semana. Los ricos han logrado aislarse de la crisis convirtiendo sus ahorros en dólares.
Pero para conocer la vida para los argentinos ordinarios nos hemos aventurado en los barrios locales, con la colaboración de EMpower, fundación que apoya organizaciones benéficas locales dedicadas a los jóvenes. Nos han confirmado que la administración Macri ha aumentado el gasto social, aunque se cuestiona su eficacia. Además es preocupante que hayan destacado el deterioro gradual del sistema educativo en la última década, lo que en última instancia puede poner a prueba la resistencia de la economía.
Hay que tener en cuenta que su economía, tras un fuerte inicio en 2018, se contrajo un 4% anualizado el segundo trimestre y 3,5% el tercero, con la inflación disparada y los observadores cuestionando si 50.000 millones de dólares de préstamos prometidos por el Fondo Monetario Internacional llegarían suficientemente rápido para refinanciar su deuda.
Pero lo peor parece haber quedado atrás. El riesgo de refinanciación ha disminuido después de que el FMI incrementar su préstamo en 7.000 millones y adelantado desembolsos y hay señales de vida, habiendo crecido 0,5% los primeros tres meses del año. El peso se ha estabilizado con el dólar tras perder casi la mitad de su valor en 2018 y el IPC, que subió 4,7% en marzo y 3,4% en abril, muestra trayectoria descendente.
De hecho, gracias al mayor programa de préstamos de la historia del FMI, las cosas están mejor. Los salarios han comenzado a alcanzar los precios y el sentimiento se estabiliza. Una buena cosecha de soja puede aumentar más el crecimiento, con margen para sorpresas al alza. Incluso el representante del FMI esta sorprendido por la rapidez con que la economía se ha estabilizado, a pesar de la decepcionante inflación, que ronda 50%.
El FMI, que ha culpado de la misma a los problemas estructurales más que las autoridades del país, ha rebajado la previsión de inflación en 2019 del 30 al 20%. La relación con Argentina parece fuerte y tiene que serlo, pues pasará mucho tiempo antes de que Argentina pague sus préstamos. Aunque mucho argentino medio sigue culpando al FMI del impago de 2001 y la crisis económica, los representantes del FMI sostienen que su enfoque ha cambiado y hacen todo lo posible para enfatizar la cohesión social, igualdad de género y protección de los más vulnerables. En palabras de Christine Lagarde «este ya no es el FMI de la abuela».
Pero la gran preocupación del mercado son las elecciones presidenciales de octubre. Por ahora se trata de una carrera entre varios candidatos incluyendo a Mauricio Macri, favorable al mercado y Cristina Kirchner, peronista y expresidenta, anti-mercado. Kirchner está ganando terreno aunque Macri todavía tiene 60 a 70% de probabilidades de ganar. De todas formas Kirchner, quien polariza los votantes, cuenta con la máquina del partido peronista, que incluye un electorado natural fuerte. Su trayectoria anterior de presidenta crea inquietudes a inversores nacionales y extranjeros.
Por su parte el destino de Macri depende de la capacidad de su gobierno para estabilizar la moneda y derribar la inflación -una de las principales prioridades cuando asumió el cargo al final de 2015-. Ha anunciado controles de precios de 60 productos básicos, incluidos alimentos y mantiene en espera el aumento de precios de los servicios públicos. Además, on los tipos de interés por encima del 65%, se han introducido líneas de crédito subvencionadas para los hogares.
El caso es que la deuda en dólares de Argentina, a pesar de la inflación terriblemente alta y la incertidumbre política, dados los bajos riesgos de refinanciación, ofrece rentabilidades atractivas. Los bonos denominados en dólares de Argentina muestran rentabilidad del 11 al 12% y deberían comportarse bien dada nuestra visión positiva respecto a las divisas fuertes.
Su deuda en moneda local puede tener más dificultades, aunque para aquellos con estómago fuerte y cabeza clara puede generar grandes retornos, con rentabilidades a vencimiento de cerca del 50%. La razón es que el peso argentino tiende a depreciarse con una expectativa de inflación de alrededor del 30% anual, que reduce las rentabilidades reales a alrededor del 20%. Ahora bien, puede haber baches. La historia indica que el peso argentino pasa por liquidaciones con caídas del 10% cada pocos meses sin razones obvias. Así que, a pesar de la alta rentabilidad aparente, es fácil perder dinero si la inversión se hace incluso ligeramente a destiempo.
Guido Chamorro es co-director de deuda emergente en moneda fuerte de Pictet AM
Pixabay CC0 Public Domain. The Coming Volatility in the Bond Kingdom
Algunas voces distinguidas están pronosticando la llegada de una volatilidad significativa en los tipos de interés norteamericanos y en los erráticos mercados de bonos dentro de los próximos 12 meses.
Sus observaciones señalan dos posibles resultados. En el primer caso, la economía estadounidense se ralentiza, lo que forzaría a los articuladores de políticas monetarias en EE.UU. a recortar los tipos de interés a corto plazo. Además, la reducción de la actividad implicaría menos beneficios fiscales y déficits abultados, impulsando a cambio los tipos a largo plazo.
En el segundo escenario, la economía estadounidense continúa desempeñándose bien, lo que podría empujar a los integrantes de los bancos centrales de EE.UU. a considerar un posible incremento en los tipos a corto plazo. Esta elección llevaría, como consecuencia, a un aumento de los tipos de interés a largo plazo.
En ambos casos, los cambios en los tipos de interés estadounidenses se traducirían en un aumento de la volatilidad en los mercados de bonos de EE.UU. Pero esta observación pasa por alto un elemento fundamental: los tipos de interés actuales en el resto del mundo.
Estados Unidos se ha hecho con el estatus de ser una locomotora económica para el mundo. La famosa cita “when America sneezes, the world catches a cold” (cuando América estornuda, el mundo se resfría) continúa siendo pertinente hoy en día. Cualquier ralentización económica podría llevar a una actividad todavía más débil en otras partes del mundo, como Europa o Japón.
En un esfuerzo por sostener un atisbo del crecimiento económico, las políticas de los bancos centrales para estas regiones extranjeras podrían llegar a ser incluso más acomodaticias. Los retornos de sus bonos locales serían entonces tan poco atractivos que llevaría a los flujos de capital a migrar hacia las costas americanas en busca de rendimientos positivos.
Si tuviera lugar el segundo escenario, el aumento de los tipos estadounidenses haría que los retornos de la renta fija en dólares fuesen más atractivos de lo que lo son actualmente. No es muy probable que las problemáticas estructurales, políticas y demográficas locales obliguen a los bancos centrales europeos y japoneses a cambiar el rumbo de su estrategia actual.
Asimismo, uno podría prever el movimiento de más flujos de capital hacia Estados Unidos, mitigando así el impacto de los cambios en los tipos en el mercado de bonos.
La llegada de una volatilidad irregular al mercado estadounidense de renta fija no es del todo segura. Los flujos de dinero extranjeros que llegan a Estados Unidos desde varios puntos del mundo podrían contrarrestar el impacto negativo de los giros en la política monetaria, actuando, al mismo tiempo, como una fuerza de inversión estabilizadora para su mercado de bonos.
¿Qué pueden perder los inversores europeos y japoneses? ¿Tipos de interés negativos o cero? ¿Una actividad económica local débil? ¿Una liquidez excesiva e improductiva generada mayoritariamente desde sus propios bancos centrales? Con rendimientos positivos, el mercado de renta fija de Estados Unidos sigue siendo “the cleanest dirty shirt in town” (la camiseta sucia más limpia del lugar) para los inversores en bonos.
Tribuna de Steven Groslin, socio e integrante del comité ejecutivo de ASG Capital
Pixabay CC0 Public DomainFoto: blickpixel. Quants, econometristas, data scientists, ¿quién dominará los mercados?
Toda ola tecnológica tiene a crear nuevos perfiles dentro de las organizaciones, y Machine Learning no ha sido la excepción. Desde hace unos años, se habla del científico de datos o data scientist en las organizaciones empresariales, en las áreas de inteligencia competitiva, en la investigación de mercados, etc.
Pero ¿qué es un científico de datos?: aquel que hace aplicación del método científico para encontrar información, utilizando software en administración de datos. Aunque parece sencillo, en el día a día lo más importante y laborioso es justamente preparar las bases de datos. Para ello, requiere el uso de herramientas tales como Python, donde se da una confluencia entre estadística, econometría y la ingeniería.
Al presentar sus resultados o recomendaciones, el científico de datos debe comunicar la decisión propuesta, las razones detrás de ella, y el retorno que generará. La capacidad de desplegar información de forma gráfica, en forma sugerente y persuasiva, es fundamental.
¿Qué habilidades o skills se requieren?
Análisis cuantitativo; prohibido generar datos cualitativos.
Tiene que vivir con la incertidumbre del dato, lo que debe saber es que está trabajando con probabilidades para tomar la mejor decisión.
Saber programación, compaginado con intuición de negocio, pues debe entender éste para poder hacer la minería de datos, y saber si es viable o tiene sentido lo que se pide.
No solo debe saber procesar los datos sino buscar y extraerlos.
Debe tener experiencia y habilidades interpersonales, pues la comunicación es fundamental al trasmitir los resultados obtenidos. Es primordial saber contar una “historia” con los datos, pues el conocimiento es un proceso que se construye socialmente, y el aprendizaje se basa en trabajo en equipo.
Sin embargo, la pregunta actual en muchos medios financieros es ¿cómo se complementa este nuevo perfil, con el ya existente de quants, o el perfil de los econometristas de siempre? ¿Hay realmente una gran diferencia entre los tres?, y sobre todo ¿cuál de dichos perfiles predominará en los mercados en el futuro?
Durante la Risk Management & Trading Conference 2019 (19-22 de junio), de Riskmathics FI, habrá una mesa panel de expertos, tanto de tecnología como de la industria financiera, discutiendo el tema.
Columna de Riskmathics por Gerardo Herrera Villanueva