Royalties sanitarios: una brecha de financiación que ofrece oportunidades

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Royalties sanitarios: una brecha de financiación que ofrece oportunidades
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El término «royalty» tiene siglos de antigüedad: procede de la época en la que las minas de oro y plata de Gran Bretaña pertenecían a la corona británica. A cambio de un pago previo, las partes interesadas obtenían el derecho a excavar los metales «de la realeza» (royal, en inglés).

En la actualidad, podemos pensar en los royalties (regalías, canon o derechos) como el adelanto de un pago futuro, un mecanismo por el que una organización obtiene la posibilidad de recaudar flujos de caja futuros a cambio de un pago previo.

El cobro de esos flujos de caja futuros está directamente relacionado con la venta de un producto concreto durante un periodo de tiempo determinado. Los royalties son una alternativa a los métodos de financiación tradicionales, pero también están sujetos a estrictas condiciones financieras.

Han venido para quedarse

Los royalties sanitarios se han convertido en parte integral y permanente del sector farmacéutico desde que empezasen a usarse a principios de los 90. Antes de que se generalizase su uso como solución de financiación alternativa, las grandes farmacéuticas financiaban el desarrollo de medicamentos por sus departamentos de I+D.

Sin embargo, encontrar nuevas fórmulas se fue haciendo imperativo debido a los elevados niveles de gasto y de riesgo que implicaban las primeras fases del desarrollo de los medicamentos, y al declive de la productividad de los departamentos de I+D.

En 2002, las diez principales farmacéuticas estadounidenses habían externalizado el desarrollo de un 16% de sus nuevos medicamentos. En 2012, esa cifra había aumentado hasta el 33%. Como resultado de la constante necesidad de innovación biomédica, en 2016 el 70% de sus ventas correspondía a fármacos fabricados por empresas pequeñas y medianas. Esta transformación ha llevado a las grandes farmacéuticas a externalizar las actividades de I+D de nuevos medicamentos, lo que resulta mucho más eficiente.

Necesidades de financiación

El desarrollo de fármacos se reparte entre tres grandes categorías de investigadores: empresas biofarmacéuticas de tamaño pequeño y mediano, inventores y universidades. Aunque cada grupo ejerce una función distinta dentro del proceso de desarrollo de medicamentos, todos tienen algo en común: la necesidad de financiación.

En muchos casos, el objetivo de financiarse con royalties es gozar de una mayor flexibilidad. Por ejemplo, una universidad puede ofrecerlos en una de sus patentes para financiar la construcción de instalaciones de investigación. Por este motivo, representan una enorme oportunidad para que los gestores de inversiones alternativas cierren esa brecha de financiación. Además, permiten a los inversores participar en el sector de ciencias de la vida asumiendo un riesgo bajo, porque el pago de royalties suele estar vinculado a la vida de la patente.

Por otro lado, ganan acceso a flujos de caja ligados a ventas realizadas en un monopolio regulado. Además, la estructura financiera de estos instrumentos es similar a la de la deuda sénior garantizada, por lo que normalmente los inversores tienen prioridad en caso de impago.

Las firmas de préstamos especializados también pueden contribuir a cerrar la brecha de financiación mediante la emisión de deuda garantizada por royalties, ya que pueden emitir un mayor volumen que las entidades tradicionales, aunque con un coste también más elevado. Un aspecto importante es que el dueño de la patente mantiene el control del negocio a la vez que gana flexibilidad financiera.

Estos incentivos están generando interesantes oportunidades de inversión en el mercado de los royalties sanitarios. El elevadísimo coste medio del proceso de aprobación de un nuevo medicamento (unos 2600 millones de dólares, según el Tufts Center for the Study of Drug Development) representa otro catalizador.

Otro factor de desarrollo es el vencimiento, cada vez más próximo, de las patentes de varios medicamentos importantes: las empresas buscan alternativas para compensar la parte de sus ventas que sufrirá la competencia de los genéricos. Según un promedio de estimaciones de expertos del sector, las operaciones del mercado de royalties sanitarios rondan los 14.000 millones de dólares al año.

Valor relativo

En la actualidad, los royalties sanitarios también resultan atractivos en comparación con otras clases de activo. Las estrategias que invierten en ellos ofrecen acceso a generosos niveles de rentas y rendimientos de entre el 5% y el 20%, según la fase de desarrollo en la que esté el producto. Además, los royalties suelen ser activos que se mantienen hasta el vencimiento, por lo que la estrategia de salida de los inversores no depende de los mercados de capitales.

Históricamente, el mercado de royalties sanitarios ha presentado una baja correlación con los de crédito o de renta variable e, incluso, con el conjunto de la economía. Sin embargo, el éxito de estos instrumentos está ligado a tendencias demográficas generales como el envejecimiento de la población, que conlleva un mayor gasto sanitario.

Se estima que el porcentaje de la población mundial con más de 60 años crecerá un 56% entre 2015 y 2030. Y las ventas farmacéuticas en todo el mundo aumentan a una tasa anual compuesta del 6%. Por todos estos motivos, los inversores institucionales pueden desempeñar un papel importante y ayudar a dar respuesta a las crecientes necesidades médicas proporcionando financiación para la investigación farmacéutica del futuro.

Tribuna de Mike Brooks, responsable de multiactivos diversificados en Aberdeen Standard Investments

Inversión de impacto: una decisión estratégica

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Inversión de impacto: una decisión estratégica
Pixabay CC0 Public Domain. Inversión de impacto: una decisión estratégica

El proceso de salvar la brecha entre las inversiones basadas en las rentabilidades y las donaciones filantrópicas impulsadas por valores ha conllevado el surgimiento de una gama de nuevas alternativas de inversión que no solo se ha consolidado en los últimos años, sino que también presenta un mayor atractivo para los inversores. Las que mayor interés despiertan son las inversiones que buscan alcanzar objetivos financieros y, al mismo tiempo, integran criterios medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG, por sus siglas en inglés) en el proceso de toma de decisiones de inversión.

La inversión de impacto constituye el siguiente paso lógico en este proceso al combinar la búsqueda de beneficios con el objetivo de ejercer un efecto social o medioambiental positivo y cuantificable. Existe un reconocimiento cada vez mayor de que la inversión en busca de rentabilidades y el objetivo de ejercer un efecto positivo no son mutuamente excluyentes, sino todo lo contrario: pueden reforzarse recíprocamente y duplicar los rendimientos ofreciendo un beneficio económico y generando un cambio positivo en la sociedad. En el espectro que abarca desde las inversiones tradicionales basadas únicamente en las rentabilidades hasta las actividades filantrópicas sin ánimo de lucro, el tramo medio presenta cada vez más opciones. Estamos observando que el interés por este segmento está cada vez más presente en las conversaciones que mantenemos con todo tipo de clientes, ya sean inversores institucionales, clientes privados o empresas.

Así pues, cabe preguntarse cuál es el catalizador de esta tendencia. Un catalizador importante del mercado de las finanzas sostenibles y la inversión de impacto fue el lanzamiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas (ODS) en 2016. Estos objetivos han proporcionado un marco para los principales actores de este ámbito —desde universidades hasta bancos, pasando por aseguradoras y fondos de pensiones, gobiernos y ONG— de cara a categorizar y cuantificar los principales desafíos a escala global e identificar qué papel puede desempeñar cada uno de ellos en este sentido. Más recientemente, en abril, la Corporación Financiera Internacional lanzó los Principios Operativos para la Gestión de Impacto, que establecen una “disciplina común y un consenso de mercado en torno a la gestión de las inversiones de impacto con el objeto de contribuir a conformar y desarrollar este incipiente mercado”.

Asimismo, el mercado también se ha visto impulsado, en parte, por la conciencia pública, que ha despertado y ha intensificado su lucha por abordar los acuciantes problemas a los que nos enfrentamos a escala global, especialmente en el plano del cambio climático. Asimismo, el hecho de que el auge de la inversión de impacto coincida con la madurez de los inversores de la generación millennial en calidad de inversores no es una mera coincidencia. Los millennial han mostrado de forma reiterada un mayor interés por las causas medioambientales y sociales que las generaciones anteriores, y esperan que las empresas que patrocinan y sus proveedores de servicios respondan a sus preferencias de forma cuantificable. Con sus objetivos de inversión, esta nueva clase de inversores demanda el mismo efecto cuantificable en su respuesta. Una reciente encuesta publicada en el informe Credit Suisse Next Generation (2019) demostró que el 86% de los integrantes de la siguiente generación están interesados en los productos sostenibles y en aquellos centrados en la inversión de impacto. Este altruismo eficiente, que combina rentabilidad y efectos positivos, constituye una extensión lógica del sistema de valores de los millennial.

En términos de cifras del mercado, en el mercado institucional, los inversores que representan más de 80 billones de dólares en activos gestionados han firmado los Principios de Inversión Responsable de Naciones Unidas, y el capital captado por las inversiones sostenibles ha crecido de forma constante más de un 20% anual en los últimos años, hasta alcanzar los 31 billones de dólares en 2018, según la Global Sustainable Investment Review. Además, las inversiones de impacto crecieron más de un 6.000% en tres años desde su concepción, hasta alcanzar 502.000 millones de dólares en 2019, de acuerdo con la Global Impact Investing Network. En el sector medioambiental, la clase de activos de inversión de impacto, que incluye los bonos verdes, creció desde un modesto nivel de 11.300 millones de dólares en 2013 hasta 168.000 millones de dólares en 2018, un crecimiento de más del 1.400% en tan solo unos pocos años, según el programa Climate Bonds Initiative.

En vista de estos extraordinarios niveles de dinámica de mercado e interés de los inversores, resulta evidente que los proveedores de servicios financieros del sector —desde gestoras de activos hasta proveedores de plataformas para los mercados bursátiles— deben responder a la creciente demanda de sus partes interesadas. Aquellos que se mantengan al día de estas tendencias y sean lo suficientemente ágiles para satisfacer esta demanda prosperarán.

Las finanzas sostenibles y la inversión de impacto no son una moda pasajera: se trata de toda una nueva perspectiva mediante la que se puede analizar la teoría de inversión, el análisis de riesgos y las rentabilidades. Los datos han demostrado —y lo harán cada vez más— que es posible lograr rentabilidades interesantes y ejercer un efecto positivo de forma simultánea, por lo que este sector no está —ni debería estar— al margen del sector de gestión de inversiones. Credit Suisse considera que la inversión responsable basada en propósitos ha llegado para quedarse.

Tribuna de Marisa Drew, CEO del departamento de Impact Advisory and Finance (IAF) en Credit Suisse.
 

Inversión de impacto: una decisión estratégica

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Inversión de impacto: una decisión estratégica
Foto cedidaFoto: Hans Splinter, Flickr, Creative Commons . Inversión de impacto: una decisión estratégica

El proceso de salvar la brecha entre las inversiones basadas en las rentabilidades y las donaciones filantrópicas impulsadas por valores ha conllevado el surgimiento de una gama de nuevas alternativas de inversión que no solo se ha consolidado en los últimos años, sino que también presenta un mayor atractivo para los inversores.

Las que mayor interés despiertan son las inversiones que buscan alcanzar objetivos financieros y, al mismo tiempo, integran criterios medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG, por sus siglas en inglés) en el proceso de toma de decisiones de inversión. La inversión de impacto constituye el siguiente paso lógico en este proceso al combinar la búsqueda de beneficios con el objetivo de ejercer un efecto social o medioambiental positivo y cuantificable.

Existe un reconocimiento cada vez mayor de que la inversión en busca de rentabilidades y el objetivo de ejercer un efecto positivo no son mutuamente excluyentes, sino todo lo contrario: pueden reforzarse recíprocamente y duplicar los rendimientos ofreciendo un beneficio económico y generando un cambio positivo en la sociedad. En el espectro que abarca desde las inversiones tradicionales basadas únicamente en las rentabilidades hasta las actividades filantrópicas sin ánimo de lucro, el tramo medio presenta cada vez más opciones. Estamos observando que el interés por este segmento está cada vez más presente en las conversaciones que mantenemos con todo tipo de clientes, ya sean inversores institucionales, clientes privados o empresas.

Así pues, cabe preguntarse cuál es el catalizador de esta tendencia. Un catalizador importante del mercado de las finanzas sostenibles y la inversión de impacto fue el lanzamiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas (ODS) en 2016. Estos objetivos han proporcionado un marco para los principales actores de este ámbito —desde universidades hasta bancos, pasando por aseguradoras y fondos de pensiones, gobiernos y ONG— de cara a categorizar y cuantificar los principales desafíos a escala global e identificar qué papel puede desempeñar cada uno de ellos en este sentido.

Más recientemente, en abril, la Corporación Financiera Internacional lanzó los Principios Operativos para la Gestión de Impacto, que establecen una «disciplina común y un consenso de mercado en torno a la gestión de las inversiones de impacto con el objeto de contribuir a conformar y desarrollar este incipiente mercado».

Asimismo, el mercado también se ha visto impulsado, en parte, por la conciencia pública, que ha despertado y ha intensificado su lucha por abordar los acuciantes problemas a los que nos enfrentamos a escala global, especialmente en el plano del cambio climático. Asimismo, el hecho de que el auge de la inversión de impacto coincida con la madurez de los inversores de la generación millennial en calidad de inversores no es una mera coincidencia.

Los millennialhan mostrado de forma reiterada un mayor interés por las causas medioambientales y sociales que las generaciones anteriores, y esperan que las empresas que patrocinan y sus proveedores de servicios respondan a sus preferencias de forma cuantificable. Con sus objetivos de inversión, esta nueva clase de inversores demanda el mismo efecto cuantificable en su respuesta. Una reciente encuesta publicada en el informe Credit Suisse Next Generation (2019) demostró que el 86% de los integrantes de la siguiente generación están interesados en los productos sostenibles y en aquellos centrados en la inversión de impacto. Este altruismo eficiente, que combina rentabilidad y efectos positivos, constituye una extensión lógica del sistema de valores de los millennial.

Valores

En términos de cifras del mercado, en el mercado institucional, los inversores que representan más de 80 billones de dólares en activos gestionados han firmado los Principios de Inversión Responsable de Naciones Unidas, y el capital captado por las inversiones sostenibles ha crecido de forma constante más de un 20% anual en los últimos años, hasta alcanzar los 31 billones de dólares en 2018, según la Global Sustainable Investment Review. Además, las inversiones de impacto crecieron más de un 6.000% en tres años desde su concepción, hasta alcanzar 502.000 millones de dólares en 2019, de acuerdo con la Global Impact Investing Network. En el sector medioambiental, la clase de activos de inversión de impacto, que incluye los bonos verdes, creció desde un modesto nivel de 11.300 millones de dólares en 2013 hasta 168.000 millones de dólares en 2018, un crecimiento de más del 1.400% en tan solo unos pocos años, según el programa Climate Bonds Initiative.

En vista de estos extraordinarios niveles de dinámica de mercado e interés de los inversores, resulta evidente que los proveedores de servicios financieros del sector —desde gestoras de activos hasta proveedores de plataformas para los mercados bursátiles— deben responder a la creciente demanda de sus partes interesadas. Aquellos que se mantengan al día de estas tendencias y sean lo suficientemente ágiles para satisfacer esta demanda prosperarán.

Las finanzas sostenibles y la inversión de impacto no son una moda pasajera: se trata de toda una nueva perspectiva mediante la que se puede analizar la teoría de inversión, el análisis de riesgos y las rentabilidades. Los datos han demostrado —y lo harán cada vez más— que es posible lograr rentabilidades interesantes y ejercer un efecto positivo de forma simultánea, por lo que este sector no está —ni debería estar— al margen del sector de gestión de inversiones. Credit Suisse considera que la inversión responsable basada en propósitos ha llegado para quedarse.

Tribuna escrita por Marisa Drew, CEO del departamento de asesoría de impacto y finanzas en Credit Suisse.

El estancamiento político de España aumenta el riesgo de que se repitan las elecciones

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El estancamiento político de España aumenta el riesgo de que se repitan las elecciones
Pixabay CC0 Public Domain. El estancamiento político de España aumenta el riesgo de que se repitan las elecciones

El líder del partido socialista, Pedro Sánchez, tiene dos semanas para conseguir una mayoría parlamentaria o se arriesga a que la cuarta economía de la eurozona vuelva a las urnas para sus cuartas elecciones generales en otros tantos años.

Después de casi tres meses de debates y negociaciones tras las elecciones generales del 28 de abril, el 23 de julio tendrá lugar la primera votación en el Parlamento español sobre la formación de un nuevo gobierno liderado por Sánchez.

La posibilidad de nuevas elecciones o de un período en el que España esté liderada por un gobierno minoritario débil y con una capacidad limitada para llevar a cabo reformas podría limitar las calificaciones crediticias de España, actualmente en nivel A-, a pesar de un sólido crecimiento económico anual superior al 2% y un rendimiento récord de la deuda pública a diez años por debajo del 0,3%.

España necesita que el nuevo gobierno se ocupe de las vulnerabilidades económicas subyacentes del país, que van desde una deuda pública elevada hasta un mercado laboral todavía rígido y una productividad baja.

Sánchez necesita el respaldo de una mayoría parlamentaria absoluta o de 176 de los 350 representantes de la cámara baja. En el caso probable de que no lo consiga, sólo necesitará una mayoría simple (más votos «sí» que «no») de los que voten en una segunda votación el 25 de julio.

Dada la fragmentación del parlamento, la aritmética parlamentaria siempre iba a ser un difícil acto de equilibrio. Sin embargo, desde las elecciones, esto se ha vuelto aún más difícil.

Formación de gobierno

Un problema es el creciente descontento entre el PSOE (123 escaños) y Unidas Podemos (42 escaños). Además, Ciudadanos (57 escaños) ha virado a la derecha política, tomando una posición inflexible para no apoyar a un gobierno liderado por Pedro Sánchez. La nueva composición de los gobiernos regionales y locales, especialmente en Barcelona, ha disgustado a los partidos independentistas, con cuya abstención en la votación parlamentaria cuenta Sánchez para facilitar una mayoría simple, lo que le hace más difícil superar este obstáculo que en ningún otro momento desde las elecciones del 28 de abril.

Las discusiones entre el PSOE y Unidas Podemos se encuentran actualmente paralizadas. La oferta de Sánchez de un “gobierno de cooperación” con posiciones intermedias en el gobierno a Podemos no está a la altura de la insistencia de su líder en tener representación en ministerios.

En caso de que Sánchez no obtuviera la mayoría simple el 25 de julio, dispondría de dos meses adicionales, hasta septiembre, para obtener los votos necesarios. De lo contrario, el 10 de noviembre se celebrarían nuevas elecciones, las cuartas en cuatro años.

Es probable que la presión sobre Podemos aumente en las próximas semanas para llegar a un acuerdo con Sánchez, sobre todo si se tienen en cuenta las últimas encuestas de opinión que sugieren la victoria para el PSOE a expensas de Podemos. Sin embargo, incluso si se llegara a un acuerdo entre los dos partidos, no es seguro que se obtenga una mayoría simple para formar el próximo gobierno de España.    

Tribuna escrita por Alvise Lennkh, analista de Scope Ratings

Claves para financiar la transición energética

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Claves para financiar la transición energética
Pixabay CC0 Public Domain. Claves para financiar la transición energética

El cambio climático supone una grave amenaza para la sociedad. Y el sector financiero, con su capacidad para asignar capital, puede influir en las empresas e incentivarlas para que adopten políticas respetuosas con el clima.

La buena noticia es que hay cada vez más capital privado disponible para reducir esa brecha de financiación. La denominada inversión de impacto, que busca cumplir con objetivos medioambientales o sociales específicos,  puede convertirse en una respuesta natural a algunos de los retos expuestos en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU. La inversión en energías renovables, por ejemplo, experimenta un fuerte auge. 2018 fue el quinto año consecutivo en el que la inversión global en renovables superó los 300.000 millones de dólares. El coste de la energía solar y eólica está disminuyendo, lo que propicia la adopción de dichas tecnologías. El resultado es que se produce ahora mucha más electricidad a partir de fuentes renovables que nunca antes en la historia.

Las inversiones en fuentes de energía renovable son esenciales para llevar a cabo la transición energética mundial que permita dejar atrás los combustibles fósiles y abrazar las energías limpias. Y hay una evidente necesidad de mejorar la tecnología para acelerar el ritmo de dicha transición. Esto incluiría mejoras en la eficiencia de las tecnologías existentes así como investigación e innovación en nuevas áreas, y es ahí donde la financiación a la investigación y el desarrollo puede ayudar.

La tarificación de las emisiones de carbono es otra vía para incentivar un cambio de comportamiento de empresas y consumidores. Una tarificación eficiente del carbono puede contribuir a proteger el medio ambiente y a promover la investigación y la inversión en tecnología neutral en carbono, además de ayudar a las empresas a gestionar los riesgos asociados. En la actualidad, 46 gobiernos nacionales y 24 gobiernos regionales o bien cuentan con programas de tarificación del carbono o bien trabajan en su implementación. Alrededor de 1.400 empresas disponen de programas internos de tarificación del carbono, entre las que se encuentran más de 100 incluidas en la lista Fortune Global 500. No obstante, cerca del 80% de las emisiones globales siguen sin estar cubiertas por un programa de tarificación del carbono.

En enero de 2019 se constituyó la Climate Finance Leadership Initiative (CFLI) a petición de la Secretaría General de las Naciones Unidas (ONU) con el objetivo de movilizar un mayor volumen de financiación privada para abordar el cambio climático. Este grupo de líderes influyentes del sector financiero está presidido por Michael R. Bloomberg, Enviado Especial para Acción Climática de la Secretaría General de la ONU. Andreas Utermann, el consejero delegado de Allianz Global Investors, es uno de los miembros fundadores de la CFLI.

La participación al más alto nivel de Allianz Global Investors en la CFLI complementa el papel activo que desempeñamos en diversas redes, iniciativas y asociaciones de colaboración como la Iniciativa Climate Action 100+, PRI Infrastructure Advisory Committee de la ONU, Global Impact Investing Network, el Grupo de expertos técnicos sobre finanzas sostenibles de la Unión Europea, Carbon Disclosure Project, Climate Bonds Initiative, Green Bond Principles, y el International Integrated Reporting Council, entre otros.

Hace más de 10 años, fuimos pioneros en la introducción del concepto de inversión en tecnologías ecológicas. Desde 2013, invertimos activamente en energías renovables y, en 2015, lanzamos estrategias centradas en bonos y acciones verdes que promueven la transición climática. Como gestores activos, nos abrimos al reto y a la oportunidad de identificar inversiones adecuadas en el sector de la financiación climática que contribuyan a influir en el medio ambiente de forma positiva y significativa.

Tribuna de Christine Clet-Messadi, gestora del fondo Allianz Climate Transition de Allianz GI.

La transformación del mundo de la inversión a través de ETFs ESG

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La transformación del mundo de la inversión a través de ETFs ESG
Pixabay CC0 Public Domain. La transformación del mundo de la inversión a través de ETFs ESG

La gestión pasiva es definitivamente compatible con la inversión bajo criterios ESG. No solo esto, nosotros vamos un paso más allá afirmando que la gestión pasiva es adecuada para este tipo de inversión, ya que comparten algunos valores comunes.

Primero, la migración de la inversión hacia estrategias ESG es masiva y, al mismo tiempo, la gestión pasiva es uno de los segmentos que más rápido están creciendo dentro de la industria. Ninguno de estos dos aspectos son “tendencias”, sino que están transformando la inversión. Por ejemplo, el número de signatarios de los Principios de las Naciones Unidas para la Inversión Responsable (UNPRI) es ahora de 1.900, lo que representa 22 billones de dólares de activos, y sigue creciendo. Las últimas cifras de la GSIA (Global Sustainable Investment Alliance) muestran que los activos gestionados de manera sostenible crecieron de 23 billones de dólares a finales de 2016 a 31 billones de dólares a finales de 2018. Europa sigue liderando este crecimiento frente a Estados Unidos.

Estas cifras reúnen todo tipo de estrategias, desde la inclusión de criterios ESG en las carteras hasta estrategias puramente ESG. Si miramos el mercado europeo de ETFs, que ha crecido un 20% anualmente durante los últimos 10 años, el punto de inflexión para los ETFs fue 2018. Los activos bajo gestión de ETFs ESG crecieron un 45% en 2018 y de nuevo un 50% en lo que va de año, impulsados por flujos de entrada de más de 4.000 millones de euros durante la primera mitad de 2019. Pero quizás no es suficiente.

La magnitud de las inversiones necesarias para abordar los objetivos de desarrollo sostenible es inmensa. Dichos objetivos no pueden ser alcanzados sin movilizar capital privado en todas sus formas. Un ejemplo obvio es la transición sobre el cambio climático, donde se necesitan 2,4 billones de dólares de inversión anual en “sistemas de energía”. Como afirma el informe IPCC de la ONU, tenemos solo entre 10 y 12 años para evitar el daño irreversible al Planeta, por lo que estos años son decisivos para pasar a la acción reduciendo las emisiones de CO2 a cero en 2050. Esta medida fue una de las condiciones que se fijaron en el Acuerdo de París con el objetivo de reducir dos grados centígrados la temperatura terrestre.

La industria de gestión de activos tiene la responsabilidad de movilizar el capital privado. Los inversores tienen dos canales para hacer que esto ocurra, una es influenciando y otra es financiando. Primero, con la redirección de flujos de capital hacia compañías que contribuyan más a la transición y que estén comprometidas con la mitigación sistemática de las emisiones de CO2. Esto empujaría a las empresas a cambiar su modelo operativo, por ejemplo, invirtiendo en eficiencia energética. Y segundo, comprando acciones sobre los temas más virtuosos, los inversores contribuyen a que éstas tengan un coste de capital bajo y favorecen la fortaleza en el mercado de capitales y el acceso a financiación bancaria. Al comprar los bonos de estas empresas, se financian directamente o refinancian activos y proyectos específicamente “verdes”, por ejemplo, comprando bonos verdes.

Por otro lado, no se puede ignorar el rápido crecimiento que ha experimentado la gestión pasiva. Por primera vez, los fondos indexados y los ETFs captaron más activos que la gestión activa en Europa a principios de 2018. En Estados Unidos, los flujos han sido masivamente positivos para la gestión pasiva y negativos para la gestión activa desde hace cuatro años. El mercado de ETFs, con 5,6 billones de dólares, es el que más crece. Por ello, es crucial movilizar los flujos de la gestión pasiva hacia la inversión en la transición climática, la reducción de las desigualdades de género, la expansión de la disponibilidad de agua, la mejora de las prácticas sociales y de gobierno corporativo, por citar algunos ejemplos.

Cuando se trata de considerar como un conjunto a la inversión ESG y la gestión pasiva, hay muy pocos objetivos de inversión ESG que no se puedan lograr usando los índices correctos. Hay índices disponibles que reflejan todo tipo de políticas ESG, desde el criterio de exclusión hasta la implementación de valores o convicciones; la selección de valores best-in-class, o aquellos totalmente alineados con objetivos de sostenibilidad a través de índices temáticos. Algunos índices pueden usarse en la parte core de la cartera y pueden sustituir fácilmente la beta que genera el mercado tradicional con un moderado tracking error. Otros índices están más orientados al ESG por su temática y pueden ser muy útiles para la diversificación, siempre que la implementación de las convicciones justifique un mayor tracking error.

Curiosamente, el Plan de Acción de la UE, anunciado en marzo de 2018, es un gran reconocimiento al papel de la gestión pasiva y de los índices de estrategias ESG. El plan aborda, en una de sus dimensiones, todo el universo de los índices. Por primera vez, los responsables políticos usarán una definición europea sobre los índices para redireccionar flujos de inversión hacia compañías que promueven una mayor contribución a la transición climática. Este reconocimiento indica que los índices se usarán como parte central de la transformación para guiar al inversor, atrayendo el dinero a la gestión pasiva, aunque no exclusivamente.

Otra área en la que se está debatiendo el papel de la gestión pasiva es en la inversión de impacto o impact investing, que consiste en generar un impacto social o ambiental medible junto con un rendimiento financiero. Ésta habitualmente se asocia con la inversión privada y comunitaria, a través de préstamos privados, private equity o activos reales. Los aspectos principales son: en primer lugar, la intencionalidad, en segundo lugar, aquello que aporta más allá del rendimiento, y en tercer lugar, la posibilidad de medir el impacto de la inversión. Estos mismos principios se pueden encontrar, hasta cierto punto, cuando se invierte en índices. La liquidez de estos activos listados, y de los ETFs que invierten en ellos, aportan una escala y escalabilidad que no tiene el ámbito privado. Además, permiten movilizar grandes cantidades de capital y esto se suma al impacto privado, especialmente cuando los índices están diseñados para objetivos sostenibles específicos.

Por ejemplo, Lyxor utiliza índices que dan acceso a objetivos sostenibles de la ONU, como la acción climática, el agua, la energía limpia y asequible, y la igualdad de género. Nosotros también proponemos invertir en compañías que muestran una creciente tendencia en criterios ESG y no solo en las que tengan las mejores calificaciones. Consideramos que es muy importante recompensar a las empresas que realizan esfuerzos y penalizar a quienes no lo hacen, si queremos que el mundo sea un lugar más seguro y mejor.

Tribuna de Francois Millet, director de estrategia, ESG e innovación de Lyxor ETF.

La confianza del inversor en Mirabaud Equities Global Focus hace crecer un 350% los activos gestionados por el fondo en 12 meses

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La confianza del inversor en Mirabaud Equities Global Focus hace crecer un 350% los activos gestionados por el fondo en 12 meses
Pixabay CC0 Public Domain. La confianza del inversor en Mirabaud Equities Global Focus hace crecer un 350% los activos gestionados por el fondo en 12 meses

Si tuviéramos que elegir las dos claves fundamentales del modelo de selección de valores que aplica el equipo de renta variable global de Mirabaud, definitivamente serían, por un lado, la aplicación de un modelo diferencial de selección temática a través de la cual los gestores filtran y aplican las temáticas que, tras un exhaustivo análisis, creen que provocarán los cambios más sustanciales dentro de los distintos sectores de la industria a escala global.

Por otro, la apuesta por una selección bottom-up con foco en compañías líderes en su sector y con las mejores perspectivas a largo plazo. Esta selección es, de hecho, el mayor contribuyente al alpha del fondo.

Si nos centramos en la selección temática, para el presente ejercicio, la cartera de valores de Mirabaud Equities Global Focus ha sido configurada en torno a ocho temas: economía de servicios (incorporada este año); consumidor millennial; automatización; explosión de los datos; envejecimiento de la población; plataformas; salud y bienestar; e inmobiliaria e infraestructuras.

Una selección temática a través de la que el equipo gestor del fondo ha optado por compañías como Ecolab, Verisk, Estee Lauder, Accenture, Tata Consulting, Infosys, Edenred, AIA, Edwards Lifesciences, Tencent, Nike, Adidas, McCormick, OdontoPrev o HDFC, entre otras.

Siguiendo el modelo estratégico de valor añadido que combina selección temática y selección bottom-up, el fondo Mirabaud Equities Global Focus, liderado por Anu Narula, sigue superando expectativas y, con una volatilidad controlada del 14%, alcanza una rentabilidad del 64% a tres años y del 25% en este 2019 en dólares, muy por encima del 39% y 18% que acumula el índice de referencia en estos períodos respectivamente.

El fondo, galardonado como mejor estrategia de renta variable global en los Premios Fondos de Inversión Expansión – Allfunds 2019, tiene cinco estrellas Morningstar, cuatro globos Morningstar de sostenibilidad, denominación Citywire+.

Cuenta también con la máxima calificación MSCI Rating ASG de AAA (líder), según un estudio reciente de VDOS sobre el universo de fondos que obtienen la calificación máxima en cuanto a cumplimiento de factores ASG (Ambientales, Sociales y de Gobernanza); y la clase A de capitalización en euros atendiendo a su rentabilidad.

Mirabaud Equities Global Focus está, pues, cumpliendo su objetivo inicial: ofrecer un crecimiento superior del capital a largo plazo, invirtiendo mayoritariamente en una cartera concentrada de empresas de todo el mundo y haciendo hincapié en oportunidades multitemáticas con ventajas financieras y sostenibles. Y el inversor lo está valorando, como demuestra el hecho de que, en la actualidad, cuente con un patrimonio bajo gestión de más de 270 millones de euros, lo que supone un incremento de los activos bajo gestión del 350% en los últimos doce meses.

Una de las piezas fundamentales para que esto sea así está en que el fondo sostenible Mirabaud Equities Global Focus se muestra inmune al ciclo económico. Es más, su equipo de gestores ha sido capaz de aprovechar al máximo los últimos tramos de mercado alcista que se detectaron en el primer trimestre del año (subió un 43,9% frente al incremento del 30,3% que obtuvo el MSCI World desde principios de 2017 hasta el final del tercer trimestre de 2018) y ha sorteado la fuerte corrección que se produjo en el mes de mayo, arañándole al mercado un 3,7% adicional.

Mirabaud Equities Global Focus es una muestra contundente del éxito del modelo por el que apuesta Mirabaud: gestión activa, de convicción, flexible, sobre criterios ESG y que aprovecha las mejores oportunidades del mercado en cada momento. Una gestión de alta calidad que ha sido ampliamente reconocida por el mercado, como indica el hecho de que Citywire haya situado a Narula en el decimotercer puesto de un ranking formado por más de 1.900 especialistas en gestión activa a escala mundial.

El experto tiene el mejor alpha al más largo plazo, de un 154,93% frente al 112,03% que muestra la media de los gestores del sector; y ha mantenido un riesgo inferior al del benchmark, de forma consistente, durante todo ese período. Una buena base que apuntala las expectativas más favorables para Mirabaud Equities Global Focus.

Tribuna de Elena Villalba, directora general de Mirabaud Asset Management para España, Portugal y Latinoamérica

El siguiente paso lógico para Pemex: respaldo explícito del gobierno

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El siguiente paso lógico para Pemex: respaldo explícito del gobierno
Arturo Herrera, foto cedida. El siguiente paso lógico para Pemex: respaldo explícito del gobierno

El nuevo Secretario de Hacienda, Arturo Herrera, anunció que el nuevo plan de negocios de Pemex se dará a conocer en las próximas 2 semanas. ¿Cambiará el sentimiento que el mercado tiene respecto a la petrolera? Salvo que venga acompañado de una reducción muy importante en la carga impositiva, yo creo que no. No basta desplegar capex en el sector energético para empezar a ver los frutos de la inversión. El ciclo de inversión y retorno en Pemex, y en cualquier otra petrolera del mundo, lleva de 5 a 7 años, y el problema que Pemex tiene que resolver es hoy.

Si bien el gobierno ha logrado refinanciar 8 mil millones de dólares de los 10 mil millones que Pemex tiene de vencimientos para finales de 2020, del 2021 al 2024 la petrolera tiene vencimientos por el 36% de su deuda actual, es decir, el trabajo de refinanciamiento aún no termina (Gráfica 1).

El problema de refinanciamiento se ve complicado, y no está exento de trabas. En junio, Fitch decidió llevar la calificación de Pemex a BB+ (con perspectiva negativa). Asimismo, Moody´s tiene a Pemex en BBB- (con perspectiva negativa, en escala homologada), por lo que bajas en la calificación crediticia son altamente probables. De llevarse a cabo, Pemex se consolidará como un emisor de bonos especulativos (con calificación debajo de BBB-). ¿Qué implica esto para futuros planes de refinanciamiento? Primas por riesgo más altas y costos de financiamiento más elevados. De hecho, el mercado está asumiendo que la calificación de Pemex bajará a niveles de B+, y esto se ve reflejado en su CDS 5 años (prima pagada para asegurarse ante un posible default a 5 años, Gráfica 2).

Una solución relativamente sencilla para minimizar el impacto que han tenido las bajas de calificación en el proceso de refinanciamiento de Pemex es que el gobierno le otorgue garantía explícita a la deuda de Pemex. Pero ¿es esto viable? ¿qué impacto tendría en las finanzas públicas?

Hay que recordar que la deuda del país se puede representar como 3 círculos concéntricos con las siguientes características:

Es decir, Pemex ya está incluido en la de deuda del Sector Público, específicamente, representa 8.5% del PIB del 44.8% del PIB del endeudamiento total del país (Gráfica 4).

Entonces, al asumir como propia la deuda de Pemex, el gobierno no estaría incrementando la deuda del país. Asimismo, las calificadoras ya consideran a Pemex como una parte integral de México, por lo que asumir sus pasivos no debería traer una carga mayor a la calificación soberana. Entonces, ¿qué beneficios podría traer?

Echemos mano de un ejemplo histórico. A raíz del maremoto que causó el desastre en la planta nuclear de Fukushima en 2011, la compañía estatal “Tokyo Electric Power Company” (TEPCO) empezó a tener problemas fuertes para cumplir con sus obligaciones crediticias. Incluso, su calificación crediticia bajó de AA- a B+ en apenas 1 año (S&P). Eso hizo que su CDS subiera de manera importante, despegándose fuertemente del CDS japones. A lo largo de los meses, el gobierno fue involucrándose cada vez más en el problema, hasta que, en mayo 2012 el gobierno se hizo con más del 50% del capital de la empresa, convirtiéndose en el dueño mayoritario.

Si bien, el gobierno no dio apoyo explícito a la deuda de TEPCO, con dichas acciones logró bajar, con el tiempo, su CDS a niveles muy similares al soberano, a pesar de que la calificación actual de TEPCO es BB+ (igual que la de PEMEX) y la de Japón es A+, y con ello, sus tasas de refinanciamiento también bajaron (Gráfica 5)

Si bien esta solución sólo serviría para aligerar la carga asociada al servicio de la deuda de Pemex y del país, no resolvería el problema de fondo: una baja producción, y una empresa plagada de ineficiencias. Sin embargo, creo que un respaldo explícito puede ser el primer paso para empezar a eficientizar el uso de los recursos el cual, aunado con un plan de negocios creíble y sostenible en el largo plazo, podría ser el inicio para empezar a sanear a la petrolera más endeudada del mundo.

Columna de Franklin Templeton escrita por Luis Gonzali, CFA

Hay inflación… si te fijas lo suficiente

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Hay inflación… si te fijas lo suficiente
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Internets diary. Hay inflación… si te fijas lo suficiente

El riesgo de inflación es un impulsor de los precios de los bonos soberanos. En los últimos meses, los mercados han llegado a creer que los bancos centrales están perdiendo su anclas de inflación y que es poco probable que alcanzasen sus objetivos de nivel de precios en los próximos años. Con prácticamente todas las medidas de inflación en declive, ahora más de 13 billones de dólares en bonos presentan un rendimiento negativo como resultado.

Ahorraré para otro momento la explicación de por qué creemos que los tipos de interés permanecerán bajos por más tiempo (o quizá para siempre). En este artículo, me centraré en un área que sufre una inflación significativa, la carne de cerdo, y en una industria que creemos que podría estar en peligro.  

Los precios de la carne de cerdo se han disparado aproximadamente en un 50% en los últimos meses, y esto ha atraído la atención de los analistas en las dos últimas reuniones semanales sobre sectores globales en MFS. 

¿Qué es lo que ha ocurrido? Un brote de peste porcina africana

Si bien no es perjudicial para los humanos, la enfermedad mata a los cerdos en una semana. Desde el primer brote en China en agosto del año pasado, han surgido más de 100 brotes adicionales, junto con informes recientes de que la enfermedad se ha extendido a Corea del Norte y Vietnam. No hay cura, y las compañías farmacéuticas con las que MFS ha hablado sugieren que la vacuna para proteger a los cerdos contra esta enfermedad está a tres o cuatro años de completar su desarrollo.

China es el mayor productor de cerdo del mundo y, hasta ahora, un tercio de la población de cerdos de China ha sucumbido. Esto representa más de la mitad de la producción mundial de carne porcina. Una vez conseguida erradicar la enfermedad, es probable que tome entre dos y tres años reactivar la producción.

El impacto potencial en el suministro mundial de carne de cerdo es material. Nunca hemos visto una escasez potencial de proteínas de este tamaño. Por lo que podemos esperar, no solo un aumento en los precios de la carne porcina, sino en otras proteínas, como la carne de res o de pollo, conforme los consumidores sustituyen la carne de cerdo por otras carnes. Desafortunadamente, este no es el tipo de inflación que los bancos centrales han estado intentando diseñar para luchar contra las consecuencias deflacionarias de la crisis financiera global.  

¿Quién está en riesgo?

En los últimos años, los restaurantes han sido capaces de aumentar los precios para cubrir el aumento de los costes laborales y los precios de las materias primas. El gráfico ilustra el incremento cada vez mayor de la brecha entre los costes de los alimentos consumidos fuera del hogar con los costes de los alimentos consumidos en el hogar. 

La brecha entre estos los dos se ha disparado a niveles anormales y puede explicar por qué nuestros analistas han notado un descenso en el tráfico de todas las categorías de restaurantes en los últimos 12 meses. Mientras que salir a comer fuera puede que no sea prohibitivo para la base de consumidores que trabaja a tiempo completo, el consumidor con cierta conciencia de los precios puede que vea mayor valor en comer en casa. Consecuentemente, es posible las futuras subidas de precio por parte de los restaurantes ya no estén en el menú.   

Presión en los márgenes

En el largo plazo, solo hay cuatro cuestiones que importan en los precios de los activos: unidades, precios, margen y beneficios. Si la producción de unidades se ha vuelto negativa y los precios han alcanzado su punto máximo, ¿qué pasará con los márgenes de los restaurantes y con los beneficios si la peste porcina africana empeora? Los márgenes se verán probablemente presionados. Sin embargo, en lugar de simplemente evitar los restaurantes, los inversores pueden considerar categorías con una menor exposición al precios de las proteínas, como los vendedores de café, que pueden tener una mejor oportunidad de mantener sus márgenes. 

A los economistas les encanta citar a Milton Friedman, que una vez dijo “la inflación está en todas partes y es siempre un fenómeno monetario”. Pero ¿lo es realmente? A mí me parece que la inflación es una función tanto de los fundamentales de la empresa y de la industria como de las políticas monetarias. Tomemos, por ejemplo, la última década donde los efectos desinflacionistas de la tecnología han sido increíbles. 

Estas son las cuestiones que discutimos, debatimos y desafiamos una y otra vez en nuestras reuniones sectoriales, nos preguntamos quién tiene poder de fijación de precios y quién no. Creo que mostrar una mayor atención a la actividad de una empresa y a cómo desempeña su actividad es una forma mejor de invertir que buscar datos macroeconómicos en tablas y gráficos y centrarse en los discursos del banco central.  

Columna de Robert M. Almeida, estratega de inversiones en MFS Investment Management.

 

Las opiniones expresadas son las del autor y están sujetas a cambio en cualquier momento. Estas opiniones tienen carácter informativo únicamente y no deberían considerarse como una recomendación de compra de algún valor o como una propuesta de inversión o asesoramiento por parte del asesor. Este contenido está dirigido únicamente a inversiones profesionales.  

Variaciones en la temática del equilibrio

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Variaciones en la temática del equilibrio
Pixabay CC0 Public Domain. Variaciones en la temática del equilibrio

Tras haber superado el ecuador de 2019, y a pesar de una actualidad repleta de turbulencias en el plano político y geopolítico, sigue sin ser procedente modificar la lectura del conjunto de los mercados que propusimos al término del primer trimestre. El título de la nota que publicamos en marzo, “Realidad aumentada”, hacía referencia a que la realidad de la debilidad del ciclo económico mundial se veía impulsada por unas políticas monetarias que, al contrario que en 2018, volvían a prestar un apoyo a la economía y a los mercados.

Desde entonces, la saga de las negociaciones comerciales no ha hecho sino aportar una dosis considerable de emoción a un panorama general relativamente clemente para los mercados de renta variable. Así, la rentabilidad de los índices durante el segundo trimestre ha sido moderadamente positiva: ninguno de los grandes mercados bursátiles, ni siquiera el estadounidense, se ha alejado más de un 4 % de los niveles que presentaba a finales de marzo. En efecto, la nueva aceleración de la caída de los rendimientos de la renta fija apuntaló las valoraciones de la renta variable, que solían verse penalizadas por el repunte de la incertidumbre. En esta fase de fin del ciclo económico, conviene seguir llevando a cabo un análisis disciplinado de los mercados a fin de continuar discerniendo el ruido de lo que realmente importa.

Las negociaciones entre China y EE.UU. durante la reunión del G20 a finales del mes de junio concluyeron, tal y como cabía esperar, con la idea de que ni el gigante asiático ni el país norteamericano tienen especial intención de empujar el mundo a una profunda recesión. Así pues, la sucesión de posturas que varían alternativamente del acaloro al enfriamiento —y, durante esta reunión en Osaka, los ánimos estaban más bien templados— podrá continuar en los próximos meses en un contexto de rivalidades estratégicas, pero también de campaña electoral en EE.UU. y de debilitamiento económico generalizado, lo que hace que ambos protagonistas se muestren prudentes a corto plazo en su confrontación.

Entretanto, el crecimiento se estanca

En efecto, el contexto sigue siendo mediocre en términos generales: en concreto, la actividad industrial sigue mostrando niveles anémicos, aunque la actividad del sector servicios, tradicionalmente menos cíclico, parece resistir todavía. Este es el caso de China: inmediatamente después de la reunión del G20, el dato de los indicadores PMI manufactureros para el mes de junio, de 49,4, confirmó la tendencia bajista. Y, de momento, Pekín no parece haber decidido intervenir de nuevo para reactivar el dinamismo. En Estados Unidos, el ritmo de crecimiento de la inversión no residencial sigue cayendo, claramente penalizado por la incertidumbre en el plano comercial.

En Europa, los indicadores del sector servicios parecen mostrar una leve tendencia de recuperación (como el índice Markit Services PMI para Francia, que subió de 51,6 a 53 en junio), pero la recesión de la actividad manufacturera solo muestra algunos tímidos indicios de estabilización, especialmente en Alemania (el índice Markit manufacturero se situó en 45 en junio, frente al 44,3 en mayo). Paradójicamente, esta coyuntura a priori poco atractiva resulta favorable para los mercados a corto plazo dado que, aun con el riesgo inmediato de recrudecimiento de las hostilidades comerciales entre China y EE.UU., el contexto de un crecimiento débil pero más o menos estable hace que los bancos centrales mantengan un discurso acomodaticio sin adoptar aún un tono alarmista.

¿Punto de inflexión?

Actualmente, resultaría peligroso intentar determinar, en relación con las causas de la ralentización mundial, la proporción que corresponde a cada una de las siguientes: 1) la ralentización deliberada orquestada por China en 2018; 2) los efectos de la guerra comercial entre China y EE.UU. en la dinámica de la inversión industrial; y 3) el endurecimiento intempestivo de las políticas monetarias aplicadas el año pasado. La combinación de estos factores, cuyas proporciones desconocemos, nos lleva a plantearnos una pregunta: ¿será suficiente el regreso a la flexibilización monetaria que se disponen a llevar a cabo los bancos centrales para revertir todas las causas de la ralentización, máxime en un momento en el que la economía china se sigue viendo presionada?

A corto plazo, esta pregunta resulta poco relevante: es probable que los mercados vuelvan a conformarse con el voluntarismo renovado de los bancos centrales, en un contexto económico y político momentáneamente apaciguado.

A medio plazo, el desafío reviste una importancia fundamental: la política monetaria no convencional se encuentra, a todas luces, en sus últimos compases. Especialmente en la zona euro, cabe preguntarse qué podríamos esperar de un nuevo programa de compra de activos o de un recorte de los tipos de referencia cuando sabemos que Francia ya se financia con tipos negativos en sus emisiones con vencimientos de hasta diez años y España al 0,2 % en el mismo tramo. Así pues, a pesar de que los niveles de endeudamiento son ya muy elevados, la necesidad de recurrir en mayor medida al arsenal presupuestario se abre camino, tanto en Europa como en EE.UU., en coordinación con el apoyo de los bancos centrales. La perspectiva de esta ineludible connivencia política tal vez aclara, o más bien justifica, el nombramiento para la presidencia de los bancos centrales de personas con más formación jurídica e inteligencia política contrastada que experiencia en los tecnicismos de la política monetaria. Asimismo, existe una cuestión no menos importante: las consecuencias que este punto de inflexión de gran calado podría conllevar para los mercados de renta fija y renta variable llegado el momento, habida cuenta de que en los últimos diez años estos solo han sido objeto de represión financiera y disciplina presupuestaria.

De momento, la estrategia de inversión que sigue estando justificada en esta fase del ciclo se cimienta sobre tres pilares: en primer lugar, un núcleo de cartera compuesto principalmente por valores de crecimiento para los que resulta imperativo ejecutar un proceso de selección de títulos, ya que se trata de un segmento que muestra ahora niveles caros. En segundo lugar, la suficiente agilidad para poder sacar partido de los movimientos intermedios de los mercados inherentes a estas fases de transición y acentuados por las posturas públicas adoptadas en un contexto de agendas de política interna. El uso marginal y sumamente disciplinado de productos derivados con opciones permite evitar las turbulencias que conllevan estos repuntes sucesivos de esperanzas y decepciones. Por último, el tercer pilar es el de la partida de renta fija: un posicionamiento en la curva de tipos de interés que saca partido de la visibilidad encontrada en la flexibilización monetaria adoptada de nuevo por los bancos centrales. En este sentido, el comportamiento disciplinado clave que debe asumirse consiste en desafiar de los rendimientos negativos irracionales y concentrarse en los bonos de países desarrollados y emergentes, de la esfera tanto pública como privada, que ofrezcan una remuneración del riesgo adecuada.

Tribuna de Didier Saint-Georges, managing director y miembro del Comité de Inversión Estratégico.