¿Por qué los fondos familiares son una estructura sólida en la gestión del patrimonio?

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Pixabay CC0 Public DomainBas Horsten . ¿Por qué los fondos familiares son una estructura sólida en la gestión del patrimonio?

Las familias y los activos familiares son cada vez más móviles, a menudo basados en varias jurisdicciones y sujetos a una variedad de leyes y regulaciones. Los principales retos de las familias, entre otros, son garantizar un retorno razonable del patrimonio, la continuidad de los negocios en el futuro cercano y una adecuada gestión familiar.

Existen una variedad de estructuras por las que las familias pueden optar para invertir sus activos, cada una con sus atributos y usos. En esta entrevistas Bas Horsten de IQ-EQ desarrolla y profundiza en  las oportunidades que presenta un fondo familiar.

Primero que todo, ¿qué es un fondo familiar?

En pocas palabras, un fondo familiar es una estructura cerrada (o algunas veces abierta) establecida para miembros de una familia. Las unidades o acciones de la estructura solo pueden ser accedidas por los miembros familiares que participan de esta, o por sus administradores de patrimonio.

Los fondos son populares entre familias con dinero, miembros de un club de inversiones y otros socios que buscan mantener el patrimonio junto e invertir en un rango de clases de activos de manera colectiva.

Permiten que los activos sean consolidados, proporcionando una visión más clara del fondo de patrimonio colectivo.

Algo importante es que el fondo es una estructura “neutral de impuestos” que limita el debate alrededor de la asignación de las ganancias/ingresos de capital, por ser una estructura transparente que hace que la responsabilidad fiscal recaiga por completo sobre los inversionistas.

¿Cuáles son algunos de los méritos de establecer un fondo familiar?

Los fondos familiares son adecuados para una variedad de propósitos y situaciones. Para mostrar algunos ejemplos, un fondo es una elección adecuada cuando se busca: garantizar la continuidad del negocio familiar; resguardar activos de la desestabilidad política y económica o de actividad derrochadora; establecer legados de caridad; lograr flexibilidad en la reclasificación de ingresos y distribuciones para alcanzar necesidades individuales; asignar derechos de participación con o sin derechos de voto; y obtener un acceso más fácil a liquidez y apalancamiento. Entre los beneficios más significantes están las posibilidades de diversificación ofrecidas por una política de inversión flexible y sin restricciones y la consiguiente libertad de realizar trading.

Los fondos les permiten a las familias obtener el balance correcto entre una participación activa y una inversión pasiva en un formato objetivo y sostenible. Al mismo tiempo, permiten mayor escalabilidad y acceso a inversionistas externos, por lo tanto, mejorando el rendimiento. Adicionalmente, para oficinas de múltiples familias y transacciones de clubes familiares, un fondo es un vehículo ideal para implementar y gestionar asignaciones específicas de cada familia participante de manera segregada.

Un fondo puede ser estructurado y operado para cumplir con los cambiantes objetivos de inversión en un panorama económico dinámico. Las acciones en un fondo pueden mantenerse en una cuenta de valores o incluso en un contrato de seguro de vida. También pueden ser mantenidas en un fideicomiso o fundación para fines de protección de activos y planeación de sucesión.

Una estructura de fondo también proporciona un marco independiente y profesional para ayudar a proteger los activos familiares y gestionar el ingreso de cada miembro de la familia de forma individual.

Las familias con dinero pueden no tener la experiencia o el tiempo para tomar decisiones de inversiones bien fundamentadas. Pueden por lo tanto asignar a un gerente de inversiones para que tome las decisiones de inversión del día a día, un administrador para que calcule de forma independiente los valores netos de los activos y un auditor para que verifique independientemente los registros financieros y métodos contables – cada asignación sirve para garantizar las mejores prácticas de la industria y el cumplimiento con las regulaciones locales e internacionales.

Además, un fondo puede ser segmentado, haciendo posible seleccionar varios gerentes o compañías de gestión dentro de un solo fondo, y de esta manera cumplir con los diferentes requerimientos de los diferentes miembros familiares. Por ejemplo, esto puede ser utilizado para permitir que ciertos miembros familiares inviertan en instrumentos de renta variable que están vinculados a clases de activos subyacentes financiados con deuda, si sus necesidades de flujo de caja así lo dictan. Vice versa, entidades a la medida pueden ser estructuradas entre el fondo e inversionistas individuales para propósitos específicos de planeación.

En resumen, un fondo ofrece gran flexibilidad, transparencia y versatilidad, y puede ayudar a mantener el patrimonio familiar junto, mientras que satisfice las necesidades individuales de sus miembros. Cuando se usa en conjunto con otras estructuras de planeación de patrimonio, los fondos familiares ofrecer una solución global de gestión de patrimonio, que incluye a toda la familia.

¿Qué comprende establecer un fondo familiar?

Para establecer un fondo familiar, existen un número de factores que deben ser tomados bajo consideración; desde el propósito específico que el fondo debe cumplir hasta su marco operacional.

Escoger en dónde el fondo debe estar domiciliado también es una decisión importante, ya que cada jurisdicción tiene sus propias leyes y regulaciones.

Nombrar un administrador independiente para establecer el fondo puede ser de gran valor, especialmente si están involucrados en el proceso desde su inicio. Los administradores guían al gerente de inversión del fondo en las rondas iniciales de consultoría, conectándolos con asesores legales y de impuestos adecuados, con base en sus requerimientos específicos y por lo tanto preparando el camino para la mejor estructura posible.

En las rondas de consultoría, los aspectos que deben ser discutidos con el fin de delinear el marco operativo, son: el ambiente regulatorio con respecto a la política de inversión; la jurisdicción donde el fondo debe ser domiciliado; su gobernanza de gestión y corporativa, incluyendo directivas; la preferencia general de los potenciales inversionistas; los costos estimados de establecer y administrar el fondo; eficiencia impositiva para el fondo y el gerente de inversión; y los incentivos para el gerente del fondo, incluyendo honorarios y costos compartidos con los inversionistas.

¿Está usted viendo un mayor interés en fondos familiares entre sus clientes?

Si, los fondos familiares sin duda van en aumento y por varias razones – que principalmente tienen que ver con un mejor acceso a experiencia, gestión independiente y controles, y sólidas herramientas de planeación. Por ejemplo, en IQ-EQ, recientemente hemos asistido en establecer fondos familiares para importantes grupos familiares con dinero en Colombia y Brasil, incluyendo activos pasivos y productivos y variación en niveles de participación a través de los distintos miembros de la familia. En el momento de la contribución de los activos, se realizaron valoraciones independientes sobre las compañías operativas subyacentes, por lo tanto, proporcionando una valoración base para establecer los niveles correctos de propiedad y precios de los instrumentos. Similarmente, las juntas de asesoría de inversión fueron establecidas para la implementación de una estrategia de inversión establecida por los patriarcas de la familia.

También es importante anotar que el mayor interés en los fondos familiares está sucediendo en un contexto de mayor transparencia y regulación. De hecho, una ventaja importante de establecer un fondo familiar es el cumplimiento con los requerimientos de BEPS y OCDE. Esto no puede dejar de ser importante en el mundo de hoy, en el cual un total cumplimiento y sostenibilidad son considerados un estándar mínimo por parte de los reguladores e inversionistas, y requiere una planeación y estructuración cuidadosa a través de una jurisdicción reconocida y compatible.

El futuro de la gestión de activos

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El futuro de la gestión de activos
Pixabay CC0 Public Domain. El futuro de la gestión de activos

Todo ejercicio de anticipación es necesariamente peligroso y subjetivo. Sin embargo, en este trimestre nos aventuramos a ello. La gestión de activos supone actualmente en torno a 80 billones de dólares y, según Boston Consulting Group, alcanzará los 109 billones en tres años. A escala mundial, el nivel de activos bajo gestión está aumentando debido al efecto combinado de la bajada de los tipos de interés, las inyecciones de liquidez de los bancos centrales y el aumento de la cantidad de ahorro mundial debido al envejecimiento de la población activa.

Además, dos segmentos radicalmente opuestos concentran la mayor parte del crecimiento: la gestión pasiva y la gestión alternativa. Por su notable capacidad de optimizar precios, la primera ha permitido transformar en beta lo que antes se vendía como alfa, lo que ha llevado a gran parte de la gestión activa tradicional a una espiral deflacionista de los márgenes. Las grandes casas de gestión pasiva que cuenten con capacidades de distribución a gran escala y puedan ofrecer una amplia variedad de productos de bajo coste serán, sin duda, las que consolidarán el mercado en este segmento.

En el lado opuesto, la gestión alternativa supone el 15% de los activos, es decir, en torno a 12 billones de dólares. En este caso, ampliamos nuestro análisis a la gestión activa en general, que incluye la tradicional y la denominada “gestión alternativa”, ya que sus factores de éxito parecen ser los mismos: practicar una gestión concentrada de convicción a largo plazo, vinculada a la economía real, cuyas decisiones de inversión se toman en base a un análisis fundamental interno, riguroso y documentado.

La gestión activa se ve afectada por la presión sobre las comisiones debido a su gran similitud con la pasiva en cuanto al tipo de las rentabilidades generadas. Para sobrevivir a la eficiencia de la segunda, debe generar rentabilidades no replicables por los productos pasivos. 

Un contexto complejo

El mundo de las gestoras se encuentra en un momento decisivo. Durante los últimos diez años, la continua disminución de los tipos de interés y la inflación del precio de los activos ha permitido generar rentabilidades satisfactorias, pero similares a la beta, es decir, replicables por una estrategia basada en productos de tipos de interés e índices expuesta a todos los activos de riesgo.

En este contexto, una buena construcción de cartera sin ninguna competencia especial en la selección de valores basta para generar una rentabilidad satisfactoria. Cuando todos los activos se revalorizan al mismo tiempo, la beta destaca, ya que para generar una determinada rentabilidad tan solo se debe tener una cartera estratégicamente expuesta a todos los activos.

Por otro lado, el bajo nivel de los índices de impago por las condiciones monetarias flexibles ha permitido frenar la volatilidad y homogeneizar rentabilidades, de modo que todos los activos de la gestión activa y pasiva, del crédito líquido al capital riesgo, pasando por el sector inmobiliario, las primas de riesgo y las acciones cotizadas, han generado rendimientos satisfactorios. En estos mercados, la asignación de activos ya no basta y la creación de valor pasa a la selección de títulos.

Las diferencias de rentabilidad entre las gestoras deberían aumentar, recompensando a quienes puedan seleccionar los mejores activos dentro de cada sector y zona geográfica. Contar con equipos de análisis eficientes y disciplinados permite confeccionar carteras concentradas cuya rentabilidad se diferencia de la de otros fondos y de la de la beta del mercado.

Retos a mejorar

La falta de alineación de intereses en la gestión de activos es probablemente uno de los principales problemas al que deberá enfrentarse este sector. A medio plazo, se tenderá a un aumento de los fondos propios de las gestoras, impuesto por los organismos reguladores tras una crisis o requerido por los inversores como garantía de que sus activos se gestionarán de acuerdo con las mejores prácticas.

Otro factor a tener en cuenta es la integración de criterios ASG en la selección de valores. Su aplicación no es solo una herramienta para gestionar los riesgos y controlar la volatilidad de una cartera, sino también un componente esencial para generar rentabilidad a largo plazo.

La disrupción tecnológica

Por último, las infraestructuras de gestión y la disrupción tecnológica jugarán un papel clave en el futuro de la gestión de activos. El trabajo de las gestoras consiste en captar capital e invertirlo, reduciendo el riesgo operativo. Las más grandes han desarrollado plataformas eficaces, al invertir en sistemas de información. Por tanto, no sorprende ver cómo desarrollan o compran empresas de software para convertirse en proveedores de datos.

Sin embargo, la solidez de las infraestructuras no depende únicamente del rendimiento de los sistemas de información. Se trata también de la calidad del talento que las conforma, ya que son quienes logran controlar el riesgo operativo y de reputación.

La disrupción tecnológica existe y uno de los aspectos clave es la interfaz del cliente, en concreto, la facilidad de uso. Amazon y Google permiten comprar por internet con solo unos clics. En la gestión de activos, todavía no es posible que un inversor compre o venda participaciones o consulte sus posiciones en un clic, pero no tardará en llegar. La simplicidad de la tecnología será una ventaja competitiva en nuestro sector, pero será clave saber adaptarse, escuchando las nuevas necesidades de los clientes y respondiendo a sus demandas de rentabilidad.

Tribuna de Thomas Friedberger, director general y co-CIO de Tikehau IM

¿Se dirige la zona euro hacia dos décadas de lento crecimiento al estilo japonés? (Parte I)

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Pixabay CC0 Public DomainFoto: Soroush Karim. Foto: Soroush Karim

A pesar de haber transcurrido más de 10 años desde el estallido de la crisis financiera mundial, el mundo sigue enormemente endeudado y no existen perspectivas realistas de que dicha deuda se vaya a reducir a corto o medio plazo. Salvo excepciones históricas flagrantes (como en el periodo posterior a la Gran Depresión, cuando la deuda estadounidense respecto al producto interior bruto [PIB] marcó su cota máxima de casi el 120%), los niveles de deuda soberana en muchas economías se aproximan a máximos sin precedentes. Tales niveles son, sin lugar a dudas, mucho más elevados que los de hace tan solo dos o tres décadas.

En Estados Unidos, el ratio de deuda neta/PIB asciende al 106% y va en aumento, lo que contrasta con la cifra de menos del 40% registrada a principios de la década de 1980. En el Reino Unido, el ratio de deuda neta/PIB roza el 86%, aunque se situó de media por debajo del 45% entre 1975 y 2018. Algo similar ocurre en toda la zona euro. En España, por ejemplo, el ratio de deuda/PIB se eleva al 96%, frente a una media ligeramente por encima del 55% desde 1980. Hoy en día, el endeudamiento de Italia es del 130% del PIB, mientras que el de China supera el 300%.

¿Pueden permitirse los bancos centrales una continua espiral ascendente de la deuda, agravada por una crisis o una recesión? ¿Podríamos deducir de este mundo con un crecimiento y una inflación permanentemente reducidos que persistirá un entorno de tipos más bajos durante más tiempo y que podemos seguir ignorando los niveles de deuda a escala mundial?

Niveles de deuda crecientes en el periodo poscrisis

Merece la pena recordar cómo llegamos a esta situación. Los elevados niveles de deuda pública y total de la actualidad son casi exclusivamente vestigios de la crisis financiera mundial.

Tras el estallido de la crisis financiera mundial, los bancos pusieron freno a sus actividades de crédito, pues lidiaban con un aumento de los préstamos dudosos y un deterioro de los balances, y necesitaban capital. Esto dio paso a una crisis crediticia, que hizo mella en el crecimiento económico. Al mismo tiempo, los prestatarios (tanto los hogares como las empresas) se enfrentaron a una situación de sobreendeudamiento, ya que los precios de la vivienda y de los bienes inmuebles cayeron, pero los niveles de deuda se mantuvieron constantes. En consecuencia, optaron por el desapalancamiento, a pesar de que los tipos de interés se situaban en niveles cero o próximos a estos.

Por lo general, los bancos centrales pueden corregir este desequilibrio mediante un recorte de los tipos de interés, lo que alentaría el deseo por el crédito. No obstante, tras la crisis financiera mundial, el sector privado acumulaba demasiada deuda y prefirió reducir su endeudamiento en lugar de aumentarlo, pese al desplome de los tipos de interés.

Hace una década, se pasó de una abundancia de prestatarios en el periodo previo a la crisis a una repentina escasez, y el sector privado se convirtió en «ahorrador neto», como puso de manifiesto el enorme aumento de los depósitos en el sector bancario. Esta creciente acumulación de efectivo exacerbó la caída; en efecto, al haber menos personas y compañías dispuestas a prestar y gastar el dinero depositado, este no tuvo ningún efecto positivo en el crecimiento. Además, los ingresos tributarios con respecto al gasto registraron un descenso, y la deuda con respecto al PIB ya tendía al alza, conforme el PIB nominal daba marcha atrás.

Los gobiernos decidieron tomar cartas en el asunto, convirtiéndose en los únicos prestatarios restantes y gastando los ahorros del sector privado. No cabe duda de que la intervención gubernamental evitó una crisis financiera más profunda, si bien el coste de rescatar los bancos y estimular la economía de esta manera resultó costoso.

Hoy en día, este coste puede medirse por los bruscos aumentos en el ratio de deuda pública/PIB. Estas grandes cargas de la deuda tienen consecuencias negativas para el futuro crecimiento, ya que han trasladado efectivamente al presente el consumo del mañana. Por lo tanto, el consumo futuro será claramente más reducido.

Por otro lado, cabe mencionar los engrosados balances de los bancos centrales. Tras la crisis financiera, algunos bancos centrales, como la Reserva Federal estadounidense, el Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de Inglaterra, imprimieron dinero para adquirir deuda pública. El BCE posee ahora el 26% del mercado de deuda de Alemania, así como el 21% del mercado de deuda de Francia y el 20% del mercado de deuda de Italia. El Banco de Inglaterra posee el 25% del mercado de deuda del Reino Unido; la Reserva Federal, el 18% del mercado de deuda de Estados Unidos; y el Banco de Japón, el 40% del mercado de deuda japonés.

En teoría, los bancos centrales podrían condonar esas deudas, lo que mejoraría significativamente las cargas de la deuda soberana de un día para otro. Sin embargo, si un banco central tomara una decisión de tal calibre de manera aislada, esto socavaría la estabilidad monetaria y la integridad operativa de los bancos centrales; en cambio, parece muy poco probable que los bancos centrales decidan actuar de manera concertada en esta era de discordia europea, guerras comerciales entre Estados Unidos y China y un movimiento gradual hacia la desglobalización. Por lo tanto, todo apunta a que los elevados niveles de deuda con respecto al PIB de los países se mantendrán en tales cotas durante algún tiempo.

 

Columna de Mark Burgess, director adjunto Global de Inversiones y director de inversiones para la región EMEA de Columbia Threadneedle

 

 

Asegurar la frontera con EE.UU. para fomentar el mercado interno…

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Wikimedia CommonsFoto: Bing722. Asegurar la frontera con EE.UU. para fomentar el mercado interno...

Hasta ahora el motor del bajo crecimiento que ha registrado la economía mexicana ha sido el sector externo, el mercado interno se encuentra estancado.  Las perspectivas del sector externo no son nada favorables. Debido a la guerra comercial que ha establecido el presidente Trump ante diversos países como China y la Unión Europea, la incertidumbre sobre la salida de Inglaterra de la Unión Europea y sus consecuencias en dichas economías, así como los conflictos del medio oriente, se pronostica una reducción en la actividad económica a nivel mundial.  

En la medida que el crecimiento de la economía de los Estados Unidos disminuya nuestras exportaciones también reducirán su dinamismo y por lo tanto el crecimiento de la economía mexicana disminuirá y la recesión será inminente.

Ante estas circunstancias es necesario encontrar otras formas de dinamizar al mercado interno para que sea la fuente del crecimiento.  Pero fomentarlo no es a través de transferencias del gobierno a diversos grupos de la población, las cuales pueden estar justificadas desde el punto de vista de la equidad o político, pero no constituyen una forma permanente de incrementar el mercado interno. Se requieren mecanismos que den sustento en el tiempo a la demanda interna.  

Una forma en que se podría lograr esto es combatiendo el contrabando de bienes que existe.  Hay una gran cantidad de bienes que entran al país de manera ilegal que se comercializan en el mercado formal e informal que sustituyen a bienes que pudieran ser producidos aquí o que se hubieran importado de forma legal y en cualquier caso pagarían impuestos, contribuyendo a las finanzas públicas. No se trata de un contrabando hormiga, sino de una magnitud considerable, por lo que un control adecuado de las aduanas de la frontera norte y de los principales puertos marítimos debería ser suficiente para erradicarlo o al menos disminuirlo de manera sustancial.  Los puntos de entrada al país están bien identificados y son unos cuantos. Se requiere poner orden y terminar con la corrupción en las aduanas del país y para ello se necesita una determinación del gobierno y poner en práctica una estrategia para lograrlo. Entre las medidas requeridas se encuentra la identificación de los principales personajes involucrados y su mecánica operativa, así como los instrumentos para contener y erradicar el contrabando.  Enfocar el esfuerzo en las aduanas es mucho más eficiente que en los puntos finales de comercialización.

En la medida que el contrabando disminuya, parte de la demanda por dichos bienes se reorientará por bienes nacionales generando incrementar la producción en el país con sus implicaciones favorables sobre el empleo y ello detona un circulo virtuoso producción consumo. Adicionalmente tendría la ventaja de que se envía una señal de que se cumple con el estado de derecho y que se protege tanto a los consumidores como a los productores. Es una acción que contribuye a darle certeza al sector empresarial con hechos y no nada más con discursos.

Es urgente encontrar formas de realmente incrementar la demanda interna, porque continuar dependiendo de las exportaciones en un contexto de desaceleración económica mundial nos asegura una recesión en el país.

Columna de Francisco Padilla Catalán

Robots colaborativos: la revolución danesa

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Robots colaborativos: la revolución danesa
. Robots colaborativos: la revolución danesa

Los robots que interpretan el violín atraen millones de visitas en YouTube, pero los que realmente pueden cambiar el mundo llevan a cabo tareas mundanas con un alto grado de precisión y seguridad para los humanos. No es de extrañar que las ventas de sistemas robóticos puedan llegar a las 728.000 unidades, por valor de 11.500 millones de dólares para 2025, frente a un mercado de sólo 800 millones de dólares en 2017, según Barclays Equity Research, que destaca mucha demanda en las industrias automotriz y tecnológica.

Ello ha sido posible gracias a la mayor potencia informática y sensores y motores más pequeños, hasta el punto de que la robótica colaborativa se convertido en un campo especializado, concentrado en clusters industriales, como el de Odense, un antiguo centro de construcción naval en Dinamarca.

Durante la década de 1980, cuando los astilleros daneses luchaban contra la competencia más barata de rivales como Corea del Sur, sus propietarios, con visión de futuro, buscaron maneras de automatizar la soldadura rutinaria. Una gran subvención local del Instituto Tecnológico Danés ayudó a sembrar lo que desde entonces se ha convertido en un importante centro de robótica. Hoy en día 4.000 personas trabajan en robótica en Odense, lo que convierte a Dinamarca en uno de los principales países de la especialización. 

Estas empresas de robótica están centradas en aplicaciones comerciales, así que son menos glamurosas que, por ejemplo, las máquinas humanoides desarrolladas por el Instituto de Tecnología de Masachussets MIT. Pero su tecnología no es menos compleja o impresionante.

Mediante componentes listos para su uso, las empresas de Odense pueden ensamblar rápidamente robots industriales para aplicaciones especializadas según las necesidades de sus clientes. Es el caso de las máquinas colaborativas de Universal Robots, de Teradyne, cuya automatización permite a los trabajadores salirse de la rutina, como manipulación de materiales. Además los robots con paletas de Mobile Industrial Robots, otra empresa en Odense, están cada vez más presente en los centros de distribución.

Una tercera empresa trabaja en soldadura robótica, apuntando a un gran mercado donde la mano de obra especializada está en declive (en Reino Unido el soldador promedio tiene 55 años). Se trata de la robótica colaborativa, que depende de grandes cantidades de datos proporcionados por sensores de alta calidad cada vez más sofisticados, así como a avances en potencia informática. 

La inteligencia artificial también está haciendo que sea cada vez más fácil entrenar robots industriales. En algunos casos, en lugar de ser programados con un código informático pueden ser guiados por operadores humanos que manipulan directamente los brazos del robot para que aprendan tareas. Estos robots, que no siguen un conjunto limitado de instrucciones, pueden ocuparse de tareas tediosas o peligrosas, permitiendo a los trabajadores cualificados centrarse en las tareas más complejas y de mayor valor añadido, interesantes y variadas, como control de calidad y modificaciones a medida. Es el futuro en estrecha colaboración con humanos de la industria de robots industriales, donde la seguridad es clave.

Organización Internacional de Normalización (ISO)

Efectivamente, la seguridad exige que estos robots autónomos se adapten a circunstancias variables. Deben poder detectar seres humanos en su entorno y detenerse o maniobrar si hay riesgo de lesiones, para volver sin problemas a la tarea una vez que el peligro pasa.  Además estos fabricantes de robots están sujetos a las normas de la Organización Internacional de Normalización (ISO). 

De hecho, garantizar la seguridad es el elemento más caro del proceso, quizás la razón por la que el gobierno chino busca alejarse de la ISO y desarrollar normas propias de seguridad -si lo hiciera hay riesgo de que busque menores precios con riesgos para la seguridad de las personas-.

Tribuna de Peter Lingen, gestor de Pictet Robotics.

Venta de insiders en máximos

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bolsa Madrid de Leosoueu
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Leosoueu. b

Aunque a corto plazo el comportamiento de la bolsa muchas veces es aleatorio, a largo plazo los fundamentales siempre tienden a sobreponerse.

Si hacemos una encuesta actualmente, la mayoría de los inversores profesionales se encuentran bastantes escépticos con lo que pueda suceder de aquí a final de año, pero sin embargo opinan que el año 2020 va a ser un año clave en el que pueden materializarse fuertes correcciones en los mercados.

Una de las cosas que más llama la atención son las estimaciones económicas de los grandes directivos de las empresas (también llamados insiders).

Aunque el hecho de que estos directivos o insiders vendan las acciones que poseen de su compañía no tiene por qué significar nada malo (pueden estar simplemente vendiéndolas para hacer frente a algún gasto corriente privado que tengan), lo cierto es que no deja de ser un aviso, ya que no hay nadie que tenga más información de la empresa que la persona que está en el órgano de dirección y tiene información de las expectativas de beneficios de la compañía de primera mano.

Como se puede observar a continuación, los insiders han vendido casi 28.000 millones de dólares en lo que llevamos de año, es decir, las ventas de los grandes directivos de las empresas se encuentran en máximos de 20 años:

insiders

Si comparamos los niveles de ventas con el comportamiento de las bolsas, podemos observar cómo los niveles máximos siempre suelen coincidir con años previos a grandes correcciones:

correcciones

Además, continúa el debate latente sobre si las empresas tecnológicas americanas denominadas FANG (abreviatura de Facebook, Amazon, Netflix y Google) tienen sobrevalorado su precio de cotización, o por el contrario, siguen teniendo potencial de subida.

Una de las empresas que más actividad tienen los insiders es Facebook. En el caso de Facebook, Mark Zuckerberg (CEO de Facebook) suele ser bastante activo en este tipo de operaciones de venta de acciones de su propia compañía antes de que se produzcan determinadas correcciones.

Como se puede ver a continuación, siempre que Mark Zuckerberg ha vendido acciones de la compañía, ha sido una señal bajista, habiendo una caída del precio de cotización de Facebook tarde o temprano:

facebook

Si analizamos cuáles están siendo sus movimientos este año, se puede observar cómo ha realizado dos movimientos de ventas, uno en el mes de abril antes de las caídas de mayo/agosto y otro lo está realizando ahora, lo que puede ser una señal de que espera que haya caídas de la acción de Facebook próximamente:

facebook2019

Veremos cómo acaba el año, pero no es buena señal que los propios directivos sean los que se encuentran deshaciéndose de las acciones que poseen de sus propias empresas, ya que lo más probable es que no vean bien el panorama para el próximo año.

Para nada es nuestra intención causar sensación de pánico contando estas circunstancias. De hecho, lo bueno es contar con esta información para acertar en los activos en los que invertir en los fondos.

Los ciclos económicos y las correcciones en las bolsas van a seguir ocurriendo periódicamente queramos o no. Nuestro objetivo es adelantarnos y acertar tomando posición en aquellos activos que estén baratos, es decir, que podemos dar rentabilidad positiva en los fondos aún los años en los que haya caídas en las bolsas si sabemos anticiparnos.

Tribuna de Carlos Mendoza Domínguez, portavoz de gestión de Altair Finance AM

El potencial círculo virtuoso de la educación financiera en España

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Pixabay CC0 Public Domain. generica

El 73% de los españoles de entre 18 y 79 años admite haber firmado alguna vez un contrato financiero sin saber o entender completamente su contenido y casi la mitad considera que tiene “poca o ninguna” cultura financiera, con desconocimiento de conceptos básicos esenciales para tomar decisiones de endeudamiento o inversión –según la ‘Encuesta de Competencias Financieras’ promovida por el Banco de España y la CNMV-.

Unos datos que revelan que, pese a las crecientes exigencias de reguladores y consumidores, poco se ha avanzado y ponen sobre la mesa la necesidad de afrontar, de una vez por todas, programas de educación financiera que permitan dotar de mayor seguridad y estabilidad no solo al usuario, sino al sistema en su conjunto, evitando crisis de confianza y negocio como las que se han vivido en los últimos años y convirtiéndose en factor mitigador, en lugar de agravante, ante otra potencial recesión.

Estamos asistiendo a un cambio fundamental en tres ámbitos: el mercado laboral, el sistema de pensiones y los mercados financieros. El ciudadano se enfrenta hoy a la tesitura de gestionar sus recursos de cara a su jubilación en un contexto de productos y mercados cada vez más complejos, interconectados y digitalizados. Sin embargo, el 70% reconoce que ha adquirido un producto financiero basándose solo en la información del folleto y la facilitada por el personal de la entidad financiera, o por recomendación de un amigo.

Los ciudadanos deben ser capaces de gestionar sus finanzas personales y de tener el suficiente criterio como para pedir asesoramiento financiero especializado. Solo los asesores financieros independientes orientamos a nuestros clientes sin ningún conflicto de interés, porque no percibimos retrocesos de los productos que aconsejamos.

No se trata únicamente de la salud financiera de las familias. Las personas con mayores niveles de educación financiera –entendida como la capacidad de entender los distintos productos y poder decidir entre los mismos- suelen ahorrar más y presentan mayores niveles de inversión, al mismo tiempo que se propicia una relación más equilibrada y transparente entre el cliente –más informado, con más criterio y que demanda una mayor oferta de productos, que le permita elegir aquellos que den respuesta a sus necesidades concretas- y la institución financiera –que puede ampliar su oferta y ser más innovadora y competitiva-. A su vez, esa progresión de individuos, familias y sistema financiero tiene reflejo directo en la evolución de la economía de un país y en el bienestar del conjunto de sus ciudadanos.

La realidad es que, aunque se han formulado diferentes propuestas sobre educación financiera por parte de legisladores y reguladores –sobre todo, tras los problemas de información y transparencia destapados por casos como los de las preferentes o las cuotas participativas-, no se ha logrado llevarlas a la práctica de forma estructurada. De hecho, el 84% de los centros educativos de España no imparte ningún tipo de formación en esta materia –frente al 48% de media en los países de la OCDE-.

Desde Aseafi reclamamos la necesidad de incluir la educación financiera desde las primeras etapas de escolarización y definir programas específicos para diferentes grupos de población, para que los ahorradores e inversores puedan tomar decisiones basadas en el conocimiento. Una tarea en la que organismos reguladores, entidades financieras y sistema educativo deben ir de la mano.

Tribuna de Fernando Ibáñez, vicepresidente de Aseafi y director general de Ética

El estancamiento político de España continúa: el vacío de poder limita las perspectivas del rating soberano

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CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: FlaviaMariani. agua

La repetición de elecciones en España y la fragmentación y el inmovilismo políticos resultantes están haciendo que no se aborden los retos de deuda a largo plazo del país, mientras que el Estado sigue beneficiándose del sólido crecimiento económico interno y de la financiación a tipos reducidos.

El 10 de noviembre España se enfrentará a sus cuartas elecciones generales en cuatro años. Las negociaciones entre partidos tras las anteriores elecciones del 28 de abril -en las que el PSOE de Pedro Sánchez obtuvo el mayor número de escaños, pero no alcanzó la mayoría- han fracasado porque los partidos de izquierdas no pudieron ponerse de acuerdo sobre cómo formar un gobierno, mientras que los partidos de derecha se negaron a facilitar una Administración dirigida por una minoría del PSOE.

En Scope Ratings creemos que en las nuevas elecciones previstas para el 10 de noviembre ningún partido va a lograr suficientes escaños para liderar un gobierno, teniendo en cuenta que hay cinco partidos que actualmente dominan el panorama político. La formación de un gobierno a través de pactos se ha convertido en la nueva realidad de la política nacional española.

Cualquier predicción sobre el resultado de las elecciones, por no hablar de la formación y las políticas del próximo gobierno de España, parece prematura.

La fatiga de los votantes, que pone en duda la capacidad relativa de los partidos para movilizar a su electorado, y los cambios de última hora en la votación -con una parte significativa del electorado español indeciso- nos impiden sacar conclusiones de las últimas encuestas de opinión.

Existen varios resultados posibles: una repetición del estancamiento actual, un PSOE fortalecido que no necesita el apoyo implícito de los partidos independentistas catalanes pero que sigue dependiendo de Unidas Podemos, un desplazamiento del electorado a la derecha política (en su mayor parte en beneficio del PP), y la vuelta a un mapa político cuasi bipartidista con el PSOE canibalizando el apoyo a UP y el PP absorbiendo la mayor parte de los votos de Vox y ambos partidos tradicionales atrayendo votos de Ciudadanos.

Después de una pausa contemplativa de cuatro años desde el punto álgido de la crisis de la eurozona, la situación política española sigue siendo tan incierta como siempre.

El estancamiento político contrasta con los todavía sólidos resultados económicos de España. La economía está creciendo ligeramente por encima del 2% este año, 1% por encima de la media de la zona euro. Las tasas de financiación soberana han caído a su nivel más bajo de la historia, con un costo promedio de emisión de apenas 0,37%. Además, la resistencia de la economía española ha mejorado, con un crecimiento impulsado en su mayor parte por factores internos y no externos.

Desequilibrios fiscales y externos

Sin embargo, las perspectivas económicas y fiscales de España se ven empañadas por los elevados desequilibrios fiscales y externos, los obstáculos al crecimiento derivados de la rigidez del mercado laboral y la escasa productividad, así como por la delicada cuestión política de la autonomía regional. Desde Scope destacamos cinco retos principales que limitan el rating soberano de España en el nivel ‘A-‘:

  1. Desequilibrios fiscales: aunque reconocemos los fuertes ajustes fiscales que se han producido tras la crisis, el elevado déficit público y el saldo primario estructural negativo apuntan a una situación fiscal relativamente débil en los últimos años. Corregir este desequilibrio y garantizar la viabilidad a largo plazo del sistema de pensiones español son fundamentales para reducir la elevada deuda pública, que se sitúa en torno al 97% del PIB.
  2. Rigidez del mercado laboral: el desempleo se ha reducido a la mitad, situándose en torno al 14% en los últimos seis años, convergiendo hacia el nivel de desempleo estructural. Sin embargo, la prevalencia de los contratos temporales, el alto paro de larga duración y una gran cantidad de empleos poco cualificados limitan el desarrollo del capital humano español.
  3. Baja productividad: la productividad está muy por debajo de la media de la eurozona, en parte debido a los desajustes de cualificaciones, la dualidad del mercado laboral, los obstáculos a la competencia y la regulación que impiden el crecimiento de las pequeñas empresas productivas.
  4. Desequilibrios externos: mientras que los bajos tipos de interés y el cambio en la composición de la deuda externa –de instituciones financieras al banco central y el Estado– mitigan los riesgos de sostenibilidad de la deuda externa, el nivel de endeudamiento de España ha permanecido casi igual durante los últimos 10 años, consolidando la gran posición deudora neta de España (-77% del PIB), que sólo ha mejorado gradualmente debido a los recientes superávits de la balanza por cuenta corriente.
  5. Financiación regional: para hacer frente a las presiones políticas regionales recurrentes y a la incertidumbre que generan, se necesitan nuevas reformas del acuerdo de financiación regional, incluido el sistema de nivelación de ingresos, con todas las regiones, incluidas las que buscan una mayor independencia, como es el caso de Cataluña.

Hasta ahora, el fuerte crecimiento ha cubierto algunos de los retos estructurales subyacentes de España. Sin embargo, a medida que las perspectivas económicas mundiales y europeas se han debilitado, España necesita un gobierno estable para hacer frente a los desafíos económicos, fiscales y políticos que aún persisten.

Tribuna de Alvise Lennkh y Giulia Branz, analistas de Scope

Los dos riesgos que gestionamos: beneficios y múltiplos

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CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Valdemaras D. . Foto: Valdemaras D.

Como ya hemos indicado anteriormente, la buena noticia sobre la renta variable es que solo hay dos formas de perder dinero: que caigan los beneficios o que caigan los múltiplos. A finales de 2017, nos preocupaban los múltiplos del mercado. Tras el ajuste a la baja de 2018, nuestra preocupación principal se trasladó a los beneficios.

En cierto sentido, esta inquietud ha demostrado estar relativamente bien justificada, ya que las estimaciones para 2019 para el índice MSCI World han bajado un 7% desde comienzos de año. Sin embargo, es importante indicar que nos equivocamos al preocuparnos, pues los mercados han ignorado el retroceso de los beneficios y han seguido subiendo con fuerza.

El múltiplo de beneficios para 2019 del índice MSCI World ha aumentado de 13,4 a 16,5, impulsado por la generosidad monetaria de la Reserva Federal y el Banco Central Europeo, dirigido por Mario Draghi. El múltiplo se ve favorecido probablemente por la suposición permanente de crecimiento futuro de los beneficios; la previsión de crecimiento de los beneficios para 2020 del 10% con respecto a 2019 posiblemente no sea una hipótesis segura.

Nuestras carteras globales han evolucionado con fuerza en este entorno, subiendo más del 20% en lo que va de 2019, y han superado en rendimiento al índice. Parte de este comportamiento se debe a la resiliencia de los beneficios, que han aguantado mejor que el mercado, aunque también se ha producido una revaluación. Nuestras carteras globales cotizan ahora a 20-21 veces los beneficios previstos para los próximos 12 meses y, conforme a este indicador, ofrecen una prima del 28%-36% con respecto al índice MSCI World, frente a una prima media del 19%-35% desde la crisis financiera global o, en el caso de los productos más recientes, desde sus fechas de lanzamiento.

Priorizamos naturalmente las valoraciones absolutas, pero, en vista de la posición relativa, pensamos que las carteras deberían negociarse con una prima significativa con respecto al conjunto del mercado. La combinación de ingresos recurrentes y poder de fijación de precios de las compañías debería proteger los ingresos y los márgenes —y, por tanto, los beneficios— de cualquier desaceleración; de hecho, los beneficios de nuestra cartera global insignia aumentaron durante la crisis financiera global.

Además, los beneficios de nuestras carteras son menos propensos a la maldición de los “beneficios ajustados” o los “beneficios antes de eventos negativos” que el conjunto del mercado, por ignorar las retribuciones a empleados en acciones, los cargos por reestructuraciones o las amortizaciones. Solo en Estados Unidos, 600.000 millones de dólares, el 21%, han desaparecido entre la cifra “ajustada” y las cuentas de resultados reales en los últimos tres años. La conclusión es que el elevado retorno sobre el capital de las compañías en cartera ofrece una conversión del flujo de caja libre claramente más fuerte que el mercado, lo que significa que cualquier prima es significativamente menor en términos de flujo de caja libre.

También sostendríamos que es razonable que las primas de las carteras sean más altas de lo habitual en este momento, ya que se ven menos afectadas que el mercado en general por algunas de las preocupaciones actuales que los afectan, como la deriva actual de las estimaciones de beneficios, el impacto de la bajada de los tipos de interés en las cifras financieras, los posibles efectos de un empeoramiento de la guerra comercial o incluso el fin de este ciclo económico tan prolongado. Si alguno de estos escenarios se materializa, las expectativas del mercado con respecto a un crecimiento de los beneficios de casi dos dígitos en 2020 podrían resultar claramente optimistas, mientras que la historia sugiere que los beneficios de nuestras carteras podrían ser bastante más sólidos.

Curiosamente, la revaluación relativa no parece haber ocurrido en todos los ámbitos, sino que se ha concentrado en la parte “de mayor crecimiento” de las carteras. No somos inversores de crecimiento, por lo que, por “de mayor crecimiento”, nos referimos a compañías con perspectivas de subida de los ingresos brutos a medio plazo de entre el 5% y el 9%, en oposición a un crecimiento de entre el 3% y el 5% de algunas de las posiciones “más estables” de las carteras, o el alza, al menos, del 10% que buscan los inversores de crecimiento.

El sector de consumo estable, que supone entre el 20% y el 40% de nuestras carteras globales, puede verse como un indicador aproximado del segmento “más estable” de la cartera. El sector en su conjunto se negocia actualmente con una prima del 21% frente al índice MSCI World con respecto a los beneficios de los próximos 12 meses, muy en línea con el promedio del 22% posterior a la crisis financiera global. Las acciones de consumo estable incluidas en nuestra cartera se negocian actualmente con un ligero descuento con respecto al sector en su conjunto.

Gráfico Morgan Stanley IM

El subsector de software y servicios en el seno del sector de tecnología de la información, que representa alrededor del 30%-32% de nuestras carteras globales, puede verse como un indicador aproximado del segmento “de mayor crecimiento” de la cartera.

Este segmento se ha revaluado hasta una prima del 58% con respecto al índice MSCI World, un nivel registrado por última vez antes de la gran crisis financiera. Si bien las posiciones de nuestra cartera presentan un ligero descuento con respecto al conjunto de este subsector, también se han revaluado. En cuanto a nuestras posiciones, podemos afirmar que la revaluación es comprensible y que los múltiplos actuales son justificados.

Con el crecimiento de la nube, todo el sector del software ha registrado una transición importante. Este cambio suprimió los múltiplos por un tiempo debido a dudas perfectamente razonables sobre la capacidad de las compañías de gestionar la transición, agravadas por la presión sobre los márgenes a medida que elaboraban sus nuevas ofertas. Según han realizado la transición, ha quedado más claro que están bien posicionadas en el nuevo entorno, mientras que los márgenes han comenzado a recuperarse conforme las propuestas de la nube logran escala, especialmente, en una tecnológica estadounidense multinacional.

Además, existe la ventaja de que el crecimiento de los ingresos del software como servicio (SaaS) basado​ en la nube a expensas de las desiguales ventas de aplicaciones informáticas tradicionales hace que las compañías muestren un mayor sesgo hacia los ingresos recurrentes, lo que debería ofrecerles resiliencia ante una desaceleración. Los ingresos recurrentes de una compañía de software multinacional alemana que poseemos pasaron del 43% al 65% entre 2008 y 2018 y el porcentaje sigue aumentando a medida que continúa el fuerte crecimiento de las aplicaciones en la nube.

Gráfico Morgan Stanley IM

Si bien, en general, nos sentimos cómodos con las valoraciones absolutas de los títulos “de mayor crecimiento” que poseemos, tanto en software y servicios como en otros ámbitos, hemos reaccionado a la revaluación. Desde principios de 2018, hemos ampliado en términos netos consumo estable y atención sanitaria y reducido los sectores “de mayor crecimiento” de software y servicios y consumo discrecional en nuestras carteras globales. Por sectores, hemos registrado ventas netas de acciones “de mayor crecimiento”, aquellas con un crecimiento estimado de las ventas a medio plazo superior al 6%, y hemos transferido el efectivo al segmento “más estable” de las carteras.

Como mencionamos al comienzo del artículo, solo hay dos formas de perder dinero con la renta variable: que caigan los beneficios o que caigan los múltiplos. Con respecto al mercado en general, nos inquietan las dos posibilidades, ya que ambos se encuentran en niveles elevados y los beneficios parecen vulnerables, además de ser improbable que la combinación actual de descenso de las ganancias y aumento de los múltiplos sea sostenible.

Los múltiplos también parecen bastante elevados con respecto a las carteras, al menos, en términos absolutos, y claramente no podemos excluir la posibilidad de un retroceso impulsado por estos. Sin embargo, sí seguimos confiando en la resiliencia de los beneficios de nuestras posiciones y en su capacidad de potenciar el crecimiento. A medio plazo, dicha revalorización del crecimiento debería mitigar cualquier erosión de los múltiplos.

Opinión de William LockBruno Paulson y Dirk Hoffmann-Becking, del equipo de renta variable internacional de Morgan Stanley Investment Management.

 

IMPORTANT INFORMATION

The views and opinions are those of the author of the date of publication and are subject to change at any time due to market or economic conditions and may not necessarily come to pass. The information presented represents how the investment team generally applies its investment processes under normal market conditions. This general communication, which is not impartial, is for informational and educational purposes only, not a recommendation. Information does not address financial objectives, situation or specific needs of individual investors. Investing involves risks, including the possible loss of principal.

Click here for important disclosures.

 

Los dos riesgos que gestionamos: beneficios y múltiplos

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CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Valdemaras D.. Foto: Valdemaras D.

Como ya hemos indicado anteriormente, la buena noticia sobre la renta variable es que solo hay dos formas de perder dinero: que caigan los beneficios o que caigan los múltiplos. A finales de 2017, nos preocupaban los múltiplos del mercado. Tras el ajuste a la baja de 2018, nuestra preocupación principal se trasladó a los beneficios.

En cierto sentido, esta inquietud ha demostrado estar relativamente bien justificada, ya que las estimaciones para 2019 para el índice MSCI World han bajado un 7% desde comienzos de año. Sin embargo, es importante indicar que nos equivocamos al preocuparnos, pues los mercados han ignorado el retroceso de los beneficios y han seguido subiendo con fuerza.

El múltiplo de beneficios para 2019 del índice MSCI World ha aumentado de 13,4 a 16,5, impulsado por la generosidad monetaria de la Reserva Federal y el Banco Central Europeo, dirigido por Mario Draghi. El múltiplo se ve favorecido probablemente por la suposición permanente de crecimiento futuro de los beneficios; la previsión de crecimiento de los beneficios para 2020 del 10% con respecto a 2019 posiblemente no sea una hipótesis segura.

Nuestras carteras globales han evolucionado con fuerza en este entorno, subiendo más del 20% en lo que va de 2019, y han superado en rendimiento al índice. Parte de este comportamiento se debe a la resiliencia de los beneficios, que han aguantado mejor que el mercado, aunque también se ha producido una revaluación. Nuestras carteras globales cotizan ahora a 20-21 veces los beneficios previstos para los próximos 12 meses y, conforme a este indicador, ofrecen una prima del 28%-36% con respecto al índice MSCI World, frente a una prima media del 19%-35% desde la crisis financiera global o, en el caso de los productos más recientes, desde sus fechas de lanzamiento.

Priorizamos naturalmente las valoraciones absolutas, pero, en vista de la posición relativa, pensamos que las carteras deberían negociarse con una prima significativa con respecto al conjunto del mercado. La combinación de ingresos recurrentes y poder de fijación de precios de las compañías debería proteger los ingresos y los márgenes —y, por tanto, los beneficios— de cualquier desaceleración; de hecho, los beneficios de nuestra cartera global insignia aumentaron durante la crisis financiera global.

Además, los beneficios de nuestras carteras son menos propensos a la maldición de los “beneficios ajustados” o los “beneficios antes de eventos negativos” que el conjunto del mercado, por ignorar las retribuciones a empleados en acciones, los cargos por reestructuraciones o las amortizaciones. Solo en Estados Unidos, 600.000 millones de dólares, el 21%, han desaparecido entre la cifra “ajustada” y las cuentas de resultados reales en los últimos tres años. La conclusión es que el elevado retorno sobre el capital de las compañías en cartera ofrece una conversión del flujo de caja libre claramente más fuerte que el mercado, lo que significa que cualquier prima es significativamente menor en términos de flujo de caja libre.

También sostendríamos que es razonable que las primas de las carteras sean más altas de lo habitual en este momento, ya que se ven menos afectadas que el mercado en general por algunas de las preocupaciones actuales que los afectan, como la deriva actual de las estimaciones de beneficios, el impacto de la bajada de los tipos de interés en las cifras financieras, los posibles efectos de un empeoramiento de la guerra comercial o incluso el fin de este ciclo económico tan prolongado. Si alguno de estos escenarios se materializa, las expectativas del mercado con respecto a un crecimiento de los beneficios de casi dos dígitos en 2020 podrían resultar claramente optimistas, mientras que la historia sugiere que los beneficios de nuestras carteras podrían ser bastante más sólidos.

Curiosamente, la revaluación relativa no parece haber ocurrido en todos los ámbitos, sino que se ha concentrado en la parte “de mayor crecimiento” de las carteras. No somos inversores de crecimiento, por lo que, por “de mayor crecimiento”, nos referimos a compañías con perspectivas de subida de los ingresos brutos a medio plazo de entre el 5% y el 9%, en oposición a un crecimiento de entre el 3% y el 5% de algunas de las posiciones “más estables” de las carteras, o el alza, al menos, del 10% que buscan los inversores de crecimiento.

El sector de consumo estable, que supone entre el 20% y el 40% de nuestras carteras globales, puede verse como un indicador aproximado del segmento “más estable” de la cartera. El sector en su conjunto se negocia actualmente con una prima del 21% frente al índice MSCI World con respecto a los beneficios de los próximos 12 meses, muy en línea con el promedio del 22% posterior a la crisis financiera global. Las acciones de consumo estable incluidas en nuestra cartera se negocian actualmente con un ligero descuento con respecto al sector en su conjunto.

Gráfico Morgan Stanley IM

El subsector de software y servicios en el seno del sector de tecnología de la información, que representa alrededor del 30%-32% de nuestras carteras globales, puede verse como un indicador aproximado del segmento “de mayor crecimiento” de la cartera.

Este segmento se ha revaluado hasta una prima del 58% con respecto al índice MSCI World, un nivel registrado por última vez antes de la gran crisis financiera. Si bien las posiciones de nuestra cartera presentan un ligero descuento con respecto al conjunto de este subsector, también se han revaluado. En cuanto a nuestras posiciones, podemos afirmar que la revaluación es comprensible y que los múltiplos actuales son justificados.

Con el crecimiento de la nube, todo el sector del software ha registrado una transición importante. Este cambio suprimió los múltiplos por un tiempo debido a dudas perfectamente razonables sobre la capacidad de las compañías de gestionar la transición, agravadas por la presión sobre los márgenes a medida que elaboraban sus nuevas ofertas. Según han realizado la transición, ha quedado más claro que están bien posicionadas en el nuevo entorno, mientras que los márgenes han comenzado a recuperarse conforme las propuestas de la nube logran escala, especialmente, en una tecnológica estadounidense multinacional.

Además, existe la ventaja de que el crecimiento de los ingresos del software como servicio (SaaS) basado​ en la nube a expensas de las desiguales ventas de aplicaciones informáticas tradicionales hace que las compañías muestren un mayor sesgo hacia los ingresos recurrentes, lo que debería ofrecerles resiliencia ante una desaceleración. Los ingresos recurrentes de una compañía de software multinacional alemana que poseemos pasaron del 43% al 65% entre 2008 y 2018 y el porcentaje sigue aumentando a medida que continúa el fuerte crecimiento de las aplicaciones en la nube.

Gráfico Morgan Stanley IM

Si bien, en general, nos sentimos cómodos con las valoraciones absolutas de los títulos “de mayor crecimiento” que poseemos, tanto en software y servicios como en otros ámbitos, hemos reaccionado a la revaluación. Desde principios de 2018, hemos ampliado en términos netos consumo estable y atención sanitaria y reducido los sectores “de mayor crecimiento” de software y servicios y consumo discrecional en nuestras carteras globales. Por sectores, hemos registrado ventas netas de acciones “de mayor crecimiento”, aquellas con un crecimiento estimado de las ventas a medio plazo superior al 6%, y hemos transferido el efectivo al segmento “más estable” de las carteras.

Como mencionamos al comienzo del artículo, solo hay dos formas de perder dinero con la renta variable: que caigan los beneficios o que caigan los múltiplos. Con respecto al mercado en general, nos inquietan las dos posibilidades, ya que ambos se encuentran en niveles elevados y los beneficios parecen vulnerables, además de ser improbable que la combinación actual de descenso de las ganancias y aumento de los múltiplos sea sostenible.

Los múltiplos también parecen bastante elevados con respecto a las carteras, al menos, en términos absolutos, y claramente no podemos excluir la posibilidad de un retroceso impulsado por estos. Sin embargo, sí seguimos confiando en la resiliencia de los beneficios de nuestras posiciones y en su capacidad de potenciar el crecimiento. A medio plazo, dicha revalorización del crecimiento debería mitigar cualquier erosión de los múltiplos.

Opinión de William LockBruno Paulson y Dirk Hoffmann-Becking, del equipo de renta variable internacional de Morgan Stanley Investment Management.

 

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