Un año con dos partes: lo técnico es temporal, la calidad es permanente

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CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Pablo Heimplatz. Foto: Pablo Heimplatz

En 2019, el riesgo de recesión se redujo (Godot no llegó), la demanda de crédito aumentó (factor técnico sólido) y la selección de acciones aportó valor (no comprar deuda solo porque está en el índice).

De cara a 2020, en Morgan Stanley IM identificamos un contexto favorable para el crédito que respalda el rendimiento crediticio:

  • Las condiciones financieras globales son expansivas
  • Los datos macroeconómicos parecen estar tocando fondo
  • Los riesgos políticos, aunque sensibles a un acuerdo comercial entre Estados Unidos y China, parecen estabilizarse
  • Los beneficios de las empresas no se han desplomado
  • La demanda de crédito es fuerte
  • Las valoraciones en el ámbito del crédito, aunque no son baratas, tienen el potencial de contraerse

A medida que avancemos hacia la segunda mitad de 2020, esperamos que se repita la incertidumbre experimentada en los últimos años, lo que afectará a la confianza en la recuperación de la economía.

Ya sea la causa el miedo a una recesión, la volatilidad política o un contexto técnico débil derivado de la liquidación de posiciones de crédito, creemos que el resultado será un año dividido en dos partes que justifica una gestión activa del crédito y la reducción del riesgo tras períodos de ajuste de los diferenciales mediante la rotación a crédito de mayor calidad y menor vencimiento.

2019 ha sido un año estable para el crédito, que se ha beneficiado de rentabilidades libres de riesgo más bajas y diferenciales de crédito más ajustados.El mercado esperaba una recesión que no llegó, los beneficios no cayeron significativamente y el contexto técnico mostró debilidad por la liquidación forzada.El año termina con los mercados discutiendo si el crédito europeo con grado de inversión es el nuevo «activo libre de riesgo» dadas las rentabilidades negativas de la deuda pública.La opinión consensuada de que los datos económicos a escala mundial están «tocando fondo» sugiere que probablemente nos recuperemos de una desaceleración de mitad de ciclo, lo que genera una fuerte demanda de todas las formas de crédito.

Creemos que el consenso del mercado de mejora del crecimiento global desde niveles bajos parece razonable.Si bien la confianza sigue siendo frágil, los indicadores macroeconómicos parecen estar tocando fondo, y las perspectivas de crecimiento están mejorando de cara a 2020 respaldadas por la política monetaria acomodaticia de los bancos centrales.Se espera que la rentabilidad empresarial se consolide gracias a la reducción de costes impulsada por la sustitución de tecnología, las eficiencias y los menores costes de intereses, y que el apalancamiento se estabilice a medida que los equipos directivos identifican el aumento de la deuda como un riesgo para las valoraciones de los accionistas.La demanda de crédito es sólida, sin descartar la necesidad de rentabilidad dado el exceso de liquidez en el sistema.Somos optimistas con respecto a los activos de riesgo a corto plazo y los diferenciales de crédito en general.

De cara a la segunda mitad de 2020, percibimos riesgos para el contexto de inversión.Aunque el riesgo puede materializarse por una caída de la confianza en la economía (mercado laboral/debilitamiento del consumo) o por un aumento de la incertidumbre política (elecciones en Estados Unidos en el cuarto trimestre, situación comercial global, política populista), esperamos cierta volatilidad que justifique la venta de crédito en un contexto favorable dada las valoraciones actuales por debajo del promedio a largo plazo.

Los temas principales que afectan a los mercados de crédito pueden resumirse como una preferencia por el consumo frente al ámbito industrial.El consumo está respaldado por un bajo nivel de desempleo, los bajos costes de la energía y los reducidos tipos de interés que respaldan el poder adquisitivo.Nos inclinamos por el sector financiero, sin cambios con respecto a años anteriores, lo que refleja la demanda regulatoria de reducción de riesgos.También descartamos los valores no financieros, ya que la actividad favorable para los accionistas sigue siendo un riesgo negativo.Además, muchos de los emisores son «viejos valores industriales» que están más expuestos a la tecnología y al cambio social, convirtiéndose en los principales candidatos a sufrir disrupción.

En grado de inversión, la gestión activa en el seno de sector con calificación A/BBB ofrece oportunidades.Esperamos que continúe la tendencia de mayor cuota de mercado de los valores con calificación BBB (gráfico 1) a medida que los equipos directivos optimizan los balances para maximizar las rentabilidades de los accionistas (evitar los valores con calificación A en tránsito a BBB).El tipo de deuda corporativa que queremos tener es de compañías con calificación BBB que demuestran flexibilidad de negocio a través de recortes de dividendos, ventas de activos y reducción de costes para proteger su calificación.Este fue un tema de 2019.

Morgan Stanley IM

En alta rentabilidad, 2019 fue notable por la dispersión/bifurcación en el mercado.Las buenas empresas están caras, lo que refleja el contexto positivo de los pocos impagos y la demanda de rentabilidad, aunque, si se produce cualquier mala noticia, los precios caen con una función escalonada.Si bien esto puede convertirse en la norma y supone un argumento a favor de la selección activa de crédito, nuestra expectativa es que el bajo nivel de impagos continúe haciendo de la alta rentabilidad una clase de activos atractiva (gráfico 2).Por regiones, la economía de Estados Unidos continúa superando a la europea: los bonos corporativos nacionales estadounidenses continúan evolucionando bien, mientras que Europa cuenta con el respaldo de la falta de activos de rendimiento positivo.

Morgan Stanley IM

Los préstamos registraron una rentabilidad relativa negativa en 2019 debido a que las salidas de flujos minoristas, el crecimiento económico más débil y la falta de revalorización de los precios derivada de la duración libre de riesgo afectaron a los rendimientos.En 2020, vemos oportunidades en préstamos, ya que la mejora del crecimiento económico y los factores técnicos (respaldada por la demanda de obligaciones de deuda garantizadas [CLO]) impulsan la rentabilidad.Dado que la deuda corporativa estadounidense parece evolucionar bien, no vemos un catalizador inminente que haga aumentar los impagos en el primer semestre de 2020.

El crédito emergente continúa ofreciendo valor a medida que las compañías ejecutan estrategias conservadoras respaldadas por la disciplina fiscal dados los riesgos idiosincrásicos asociados con el contexto soberano.Esperamos una fuerte demanda continua de bonos corporativos de mercados emergentes de alta rentabilidad en el primer semestre de 2020 y también vemos valor en emisiones de infraestructuras de alta calidad con vencimientos más cortos en un entorno libre de riesgos.Por regiones, vemos valor en Asia.Aunque China continuará dominando la oferta, percibimos valor en el sector inmobiliario de este país, mientras que Indonesia debería beneficiarse del estímulo monetario global.En Oriente Medio, consideramos oportunidades en el creciente sector híbrido bancario y, en América Latina, miramos a México y (en menor medida) a Brasil.

Los convertibles ofrecen oportunidades en 2020 en el contexto de un repunte de las acciones de fase tardía y de una volatilidad descontada en niveles bajos.Por regiones, preferimos los convertibles de Estados Unidos, ya que las expectativas de crecimiento son más altas en ese país y las valoraciones a escala de emisor parecen más atractivas para los inversores en bonos.

Conclusión

A principios de 2020, el mercado confía en que los bancos centrales extiendan el ciclo económico, los políticos no hagan descarrilar el proceso, la demanda de crédito siga siendo fuerte y la liquidez continúe siendo abundante.A medida que avance el año, esperamos períodos de volatilidad del mercado y una menor demanda de crédito provocada por la fatiga de la política monetaria junto con las turbulencias políticas.Para preservar el capital y la rentabilidad, abogamos por la reducción del riesgo tras períodos de ajuste de los diferenciales mediante una rotación hacia crédito de mayor calidad y menor vencimiento.

 

Columna de Jim Caron, portfolio manager y miembro senior del equipo de Renta Fija Global de Morgan Stanley Investment Management.

 

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Los resultados positivos de 2019 dan paso a un año con buenas perspectivas en renta variable global y renta fija emergente

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Cambios sin precedentes perfilan un nuevo paisaje global
Pixabay CC0 Public Domain. Cambios sin precedentes perfilan un nuevo paisaje global

Acabamos de cerrar un 2019 intenso, qué duda cabe. La volatilidad ha seguido instalada en los mercados, pero, afortunadamente, como ya vaticinara a principios del ejercicio Gero Jung, economista jefe de Mirabaud Asset Management, no ha sido el año de la tan temida recesión. Si hacemos balance global, las estrategias que han aportado los mejores resultados desde la experiencia de gestión de activos de Mirabaud están ligadas a dos entornos marco de inversión: renta variable global y renta fija emergente.

Desde el equipo de renta variable global de Mirabaud se ha apostado por un modelo de selección de valores definido por dos claves fundamentales: De un lado, la aplicación de un modelo de selección temática a través del cual los gestores filtran y aplican las temáticas que creen que provocarán los cambios más sustanciales dentro de los distintos sectores de la industria a escala global. Del otro, la apuesta por una selección bottom-up con foco en compañías líderes en su sector y con las mejores perspectivas a largo plazo.

Los resultados de esta estrategia han sido especialmente relevantes si atendemos al comportamiento del fondo Mirabaud Equities Global Focus, liderado por Anu Narula. Un claro ejemplo del éxito de la gestión por la que apuesta Mirabaud: activa, de convicción, flexible, sobre criterios ASG y que aprovecha las mejores oportunidades del mercado en cada momento. En 2019, la rentabilidad de nuestro fondo alcanzó el 28,58%.

Las estrategias de renta fija emergente de Mirabaud, bajo el liderazgo de Daniel Moreno, han despuntado también de forma clara en 2019. El equipo de gestión ha logrado encontrar las mejores oportunidades en un momento de gran estabilidad para las previsiones de crecimiento de las economías emergentes (4,1% en 2019 y un 4,7% en 2020, según el FMI).

En este contexto se ha enmarcado la estrategia Mirabaud Global Emerging Market Bond Fund, que obtuvo en 2019 una rentabilidad de 12,9% y, sobre todo, dos innovadores fondos a vencimiento fijo, ya cerrados a nuevos inversores, que han llegado al mercado en los últimos meses: Mirabaud Emerging Market 2024 Fixed Maturity, con una rentabilidad del 6,99% el año paso, y Mirabaud Emerging Markets 2025 Fixed Maturity, que obtuvo un 1,24%.  

Otra área de especial interés para los inversores en 2019 ha venido del entorno private equity. Tras el exitoso lanzamiento y cierre de su primer fondo de capital privado, Mirabaud Living Heritage, o el buen comportamiento de Mirabaud Grand Paris en el ámbito del patrimonio inmaterial e inmobiliario, estamos ampliando nuestro abanico de estrategias a fin de ofrecer a los inversores acceso a negocios innovadores dentro del sector de lujo y estilo de vida con una clara orientación hacia la sostenibilidad y la responsabilidad social. Aviso para navegantes: dentro de poco, habrá novedades en esta área.

Un año intenso en los mercados. También muy especial para nosotros, ya que el Grupo Mirabaud ha celebrado en 2019 su bicentenario. Doce meses en los que hemos reunido a clientes, empleados y otros contactos de interés en encuentros en nuestras principales sedes de todo el mundo para, sobre todo, rendir homenaje a quienes han desarrollado y dado vida a los valores del grupo hasta hoy. Mirabaud ha celebrado 200 años de historia, pero es plenamente consciente del presente, tal y como expresa nuestro nuevo lema: “Prepared for Now”.

Abrimos ahora un nuevo año en el que nuestros analistas observan que el crecimiento económico mundial debería experimentar una ligera aceleración, sobre todo en los países emergentes. En Europa, Estados Unidos y Suiza, deberíamos presenciar una estabilización del crecimiento en torno a su nivel de equilibrio. En ausencia de recesión y sin señales evidentes de desequilibrios financieros, los principales riesgos deberían seguir siendo políticos y geopolíticos.

Las elecciones presidenciales en Estados Unidos, las tensiones con Irán, la crisis democrática en Hong Kong o las disputas comerciales sin resolver constituyen focos potenciales de tensiones con repercusiones en todo el mundo y hay que tener estos factores en cuenta a la hora de estructurar las carteras.

De cara a 2020, pronosticamos ganancias de un dígito (entre el 5% y el 9%) en las bolsas. El crecimiento previsto de los beneficios por parte de los analistas se sitúa actualmente en el 9%, claramente por encima de la cifra del año anterior. Un contexto positivo en el que, una vez más, recomendamos apostar por una gestión 100% activa, de alto valor añadido, sobre criterios ASG, basada en el análisis compañía por compañía, flexible y con el horizonte puesto en el largo plazo.

Tribuna de Elena Villalba, directora general de Mirabaud Asset Management para la Península Ibérica y Latinoamérica

Renta fija mexicana en 2020: ¿la fiesta que nunca se acaba?

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Foto: Cottonbro / Pexels CC0. COTTONBRO

El 2019 fue un año muy positivo para renta fija (gráfica 1). Para el caso de los Mbonos, el rendimiento anual promedio de toda la curva fue de 17,6% (el más alto desde 2001), y para el caso de los Udibonos, el rendimiento anual promedio fue de 13,2% (el más alto desde 2012). Gran parte de dicho rendimiento se debió a la postura acomodaticia de la FED y de Banxico a lo largo del año.

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Sin embargo, dicho rendimiento se da en un contexto complicado de tasas. Debido a las tasas negativas, el endeudamiento global se encuentra en máximos históricos: se estima que el endeudamiento total ya haya superado los 250 billones de dólares (trillion en inglés), es decir, 3 veces el PIB mundial. ¿dicho endeudamiento es sostenible? ¿es probable un desapalancamiento en el futuro cercano? Ya se han empezado a ver gestos e intentos de abandonar las tasas negativas, por ejemplo, del banco central sueco, el cual a mediados de diciembre decidió llevar su tasa de referencia de -0,25% a 0%, argumentando que los agentes económicos se han endeudado “indiscriminadamente”.

El mundo lleva casi 40 años de una tendencia secular de tasas a la baja (gráfica 2), y la pregunta acerca de la sostenibilidad de esta tendencia preocupa a más de uno. Con el nivel actual de endeudamiento mundial, el fin de dicho ciclo y, por lo tanto, un aumento importante en las tasas, podría ser desastroso para la economía global.  Entonces, ¿qué podemos esperar para el 2020?

G2 FT

De entrada, en 2020 no espero un rendimiento tan positivo como en 2019. Solo para darnos una idea, para que los activos de deuda rindan lo mismo que en 2019, la curva de Mbonos tendría que bajar, en su totalidad, 3,4%; la curva de Udibonos tendría que bajar 1,4%; y la curva de bonos en EE.UU. tendría que bajar también 1,4%. Esto implicaría que el MBono de 10 años tendría que pasar de 6,9% (nivel de cierre de año) a 3,5%; el Udibono de 10 años de 3,4% real a 2% real; y el TNote 10 años de 1,9% a 0,5%. Muy difícilmente veo un escenario así. En ese sentido, los rendimientos de este año serán mucho más moderados.

Creo que habrá 3 grandes influencias para las tasas en 2020, a saber: la inflación, la política monetaria y factores externos. Analicemos una por una.

Inflación

La inflación va a ser el gran tema del 2020. Después de que en 2019 la inflación tocó mínimos de los últimos 4 años (en 2015 la inflación fue de 2,1%) al aumentar solo 2,83%, las expectativas para 2020 son muy optimistas (según la última encuesta de Banxico, se espera que la inflación en 2020 sea de 3,4%). Sin embargo, creo que hay varios factores que tenemos que tomar en cuenta:

  1. Efecto base en la inflación no subyacente: Durante 2019, las frutas y los energéticos tuvieron bajas importantes que hicieron que la inflación no subyacente cerrara el año en un nivel mínimo histórico (0,59% anual). Específicamente, durante enero 2019 los energéticos bajaron 1,5%; en febrero 2019 las frutas bajaron 9,1%; y en marzo 2019 las frutas bajaron 1,2%. El efecto combinado de esos tres eventos (ya ajustado por su ponderador en el INPC) restó a la inflación general alrededor de 0.6%. Difícilmente estos eventos se repetirán en 2020, por lo que el 1T20 podríamos ver un repunte inflacionario derivado de un aumento en la inflación no subyacente.
  2. Efecto del salario mínimo: La persistencia que hemos visto en la inflación subyacente el último año y medio se debe en gran medida a los aumentos del salario mínimo. En 2017, el aumento en el salario mínimo fue de 9,6%, en 2018 de 10,4%, en 2019 de 16,2% y en 2020 de 20%. Si bien, dichos aumentos han beneficiado directamente a una pequeña proporción de la población, sirven como referencia para el resto de los salarios en la economía. De hecho, cuando los aumentos al salario mínimo eran más modestos, el incremento en los salarios del resto de la economía (medidos como los salarios base de cotización del IMSS) crecían a mayor tasa. Sin embargo, estos últimos 3 años en donde el aumento al salario mínimo ha sido mayor, el aumento en los salarios base de cotización son alrededor de la mitad de los observados en el salario mínimo (gráfica 3).

G3 FT

 

De mantenerse la tendencia, el aumento general de sueldos para este año será de 9%, lo cual seguirá imprimiendo presión en la inflación subyacente.

 

  1. Efecto IEPS: A finales de año, el gobierno anunció un incremento en el IEPS para gasolinas del 3% (en línea con la inflación observada en el año). Si bien, dicho aumento fue el prometido por el gobierno, ha sido utilizado como pretexto por muchas empresas para aumentar precios de sus productos, argumentando un mayor costo de distribución. En este sentido, según la ANPEC (Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes), empresas como como Lala, Alpura, Nestlé, Modelo, Marinela, Tía Rosa, Gamesa, Sabritas y Barcel han anunciado aumento en sus precios (sin precisar monto o fecha). Esto podría traer presiones inflacionarias extras.
  1. Efecto mayor gasto: El gobierno ha sido muy enfático al decir que este año pisarán el acelerador al gasto. Esto podría traer una reactivación económica y, por ende, ciertas presiones inflacionarias. Si bien no será el mayor detonante para que la inflación se dispare, el estímulo económico que podría venir por parte del gobierno servirá como base para calentar una economía que se ha ido constantemente enfriando.

Se puede hacer un ejercicio sobre el camino que podría seguir la inflación anual a lo largo del año. Por un lado, se puede usar la inflación mensual estimada en la encuesta de Banxico, y por el otro lado, un promedio histórico mensual de los últimos 19 años (Gráfica 4).

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Si bien no espero una inflación escandalosamente alta, sí creo que el 3,4% que está esperando el consenso puede ser fácilmente rebasable, lo que me lleva a tocar el tema de la política monetaria.

Política monetaria

Después de un 2S19 acomodaticio para la FED, en donde decidió bajar su tasa de 2,50% a 1,75% de forma consecutiva, en las últimas minutas del año dejó bastante claro que lo más probable es que la tasa se mantenga sin cambios durante 2020. Esto, además, se alinea con el actuar histórico de la FED (en 2012 y 2016), la cual busca no hacer ningún movimiento importante de política monetaria en años electorales.

Banxico aprovechó la ola acomodaticia mundial y actuó en consecuencia, aunque de manera prudente, llevando su tasa de 8,25% a 7,25% y, de acuerdo con la última minuta publicada el 2 de enero, su postura se volvió menos acomodaticia que antes. En este sentido, es importante ver qué espera el mercado para ver cómo podrían reaccionar las tasas de largo plazo.

Contrario a otros años, actualmente hay poco consenso entre los analistas y el mercado respecto a cuál será la tasa de Banxico para cierre de año. En la última encuesta de Citi, los resultados son bastante dispares (gráfica 5), y van desde el 6% hasta el 7%. Esto da mucho espacio para que las tasas de largo plazo se ajusten (tanto para arriba como para abajo) a lo largo del año conforme las expectativas se vayan consolidando.

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Pero ¿actualmente qué información es la que está reflejando el mercado? En muchas ocasiones las tasas de largo plazo traen información acerca de lo que piensan los participantes del mercado que puede pasar con las tasas de corto plazo, de esta forma, una curva invertida (diferencial negativo de la tasa de 10 años menos tasa de 1 día) podría indicar que el mercado espera que la tasa de corto plazo baje (gráfica 6)

G6 FT

Tal es el caso actual: el diferencial se encuentra en -0,4%. Históricamente, el diferencial entre la tasa de 10 años y la de 1 día ha sido alrededor de 1,5%, lo que quiere decir que, si creemos en la teoría del regreso a la media, tendría que pasar alguna de estas 3 cosas: 1) la tasa de corto plazo tendría que bajar alrededor de 1,9% (a niveles de 5,25%-5,50%); 2) la tasa de largo plazo tendría que subir 1,9% (a niveles de 8,8%); 3) lo más probable, una combinación de ambas que lleve el diferencial de tasas a 1,5%.

Si bien, el regreso a la media no siempre sucede, o sucede a ritmos lentos, veo complicado que la situación actual se mantenga, es decir, una curva invertida por más tiempo. En este sentido, podríamos esperar para 2020 cierto movimiento hacia la tendencia histórica por ambos lados de la curva.

Factores externos

Los factores externos y los extranjeros han incrementado su protagonismo en el mercado local. No descarto volatilidad debido a factores externos para 2020. Ejemplos de algunos eventos que podrían influenciar las tasas locales, especialmente al alza, son:

  1. Que le bajen la calificación a México más allá de lo que el mercado espera. Creo que el mercado está esperando que México se consolide como un país BBB, por lo que, si S&P decide degradar la nota crediticia por un nivel, no debería afectar las tasas (pues el mercado ya lo espera). Si bien este no es del todo un factor externo, al no depender al 100% de eventos internos del país, lo clasifico como tal.
  2. Ante panorama electoral adverso contra Trump, empieza a atacar a México (por ser el rival fácil de vencer), amenazándolo con aranceles o con clasificar a los cárteles como terroristas.
  3. Candidatos demócratas de corte socialista (como Warren o Sanders) se perfilan como ganadores en las elecciones presidenciales.
  4. Problemas en la implementación / ratificación del T-MEC.
  5. Guerra abierta entre EE.UU. e Irán y sus aliados.
  6. Problemas meteorológicos, biológicos, o de cualquier otra índole.

Escenarios

Dado todo lo anterior, presento 3 escenarios para 2020, y su posible efecto en las tasas (gráfica 7).

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Columna de Franklin Templeton México, escrita por Luis Gonzali, CFA. Estratega de Renta Fija

La renta variable europea está barata frente a la estadounidense

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Pixabay CC0 Public Domain. La renta variable europea está barata frente a la estadounidense

Son muchas las razones por las que la renta variable estadounidense ha generado una rentabilidad superior a la europea durante los últimos diez años: la fortaleza del dólar, la inestabilidad política y los aranceles comerciales son tan solo algunas. Otro factor lo encontramos en la forma en la que suele medirse la rentabilidad de los mercados de renta variable.

Los índices europeos suelen contar con una mayor concentración de compañías pertenecientes a sectores de la “vieja economía”, como el financiero, el de los materiales y el de la energía. Por el contrario, los estadounidenses están dominados por compañías tecnológicas y sanitarias, que han subido con fuerza y han impulsado las valoraciones.

Es posible que en los mercados europeos no encontremos muchas compañías tecnológicas de primer nivel, pero sí que hay muchas que son referencia en sus mercados. Una parte importante del sector sanitario se sitúa en Estados Unidos, pero en Europa encontramos grandes farmacéuticas como Novartis, AstraZeneca y Novo Nordisk. En consumo discrecional, las compañías francesas LVMH y Kering y la suiza Richemont albergan algunas de las marcas de lujo más reconocibles del mundo.

Comparadas con las estadounidenses, las compañías europeas cuentan con una rentabilidad media por dividendo más elevada y unas valoraciones inferiores, lo que resulta atractivo para aquellos inversores que prefieren mostrarse más defensivos en las últimas etapas del ciclo. Así, el crecimiento de las ventas de Nestlé es lento y continuo, pero paga unos dividendos del 2,3% y vende productos muy codiciados independientemente de cuáles sean las condiciones económicas.

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Gráfico superior: Las ratios precio-beneficio (PER) ajustados en función del ciclo corresponden al precio del índice dividido por la media de las ganancias correspondientes a los 10 años anteriores ajustadas en función de la inflación, para el periodo de 10 años que finaliza el 30 diciembre 2018.

Gráfico inferior: Europa está representada por el índice MSCI Europe y Estados Unidos por el S&P 500.

Tribuna de Álvaro Fernández y Mario González, directores de desarrollo de negocio de Capital Group en Iberia

Los ETFs destacan como una de las soluciones preferidas para la inversión responsable

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Los 2020… ¿la década ASG?
Pixabay CC0 Public Domain. Los 2020… ¿la década ASG?

La inversión responsable suscita un interés cada vez mayor, ya que los inversores se han dado cuenta de la importancia de los desafíos medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG). Una tendencia que afecta, como es lógico, también a los ETFs. Actualmente, forman parte integral de la gestión de las carteras, un interés que ha generado importantes flujos de entrada (más de 8.200 millones de euros) en los ETFs de renta variable y renta fija vinculados a índices ESG, lo que sitúa los activos gestionados en estos productos en 19.100 millones de euros1.

Los ETFs pueden incluir un enfoque de inversión responsable al aplicar ciertos principios propios ESG. En Amundi, por ejemplo, todos los ETFs excluyen sistemáticamente a los fabricantes de armas controvertidas2 y la política de voto permite entablar un diálogo sobre cuestiones como el clima o las desigualdades sociales.

Además, es posible obtener exposición expresamente a índices ESG, los cuales se clasifican en dos categorías: la primera incluye los índices ESG “generalistas”, que tratan de mejorar la calificación ESG global del índice o que pueden tener una política de exclusión de sectores (carbón, tabaco, etc.). Esta categoría ofrece índices muy variados, con distintos niveles de intensidad ESG. La segunda categoría es la de los índices más específicos, entre los que se encuentran aquellos con objetivos climáticos como los índices Low Carbon, que tratan de construir carteras con una huella de carbono baja.

Independientemente del enfoque responsable elegido y su intensidad, estos ETFs presentan la gran ventaja de tener una metodología de construcción totalmente transparente. Por tanto, el inversor tiene la seguridad de alcanzar los objetivos que se marque en materia ESG, así como la forma de llegar a ellos.

La cuestión de la rentabilidad de los ETFs ESG sigue siendo un elemento fundamental. Varios estudios, como los publicados por el equipo de análisis de Amundi3, demuestran que las carteras sobreponderadas en valores con excelentes resultados ESG tienen una rentabilidad superior a la media. Esto puede deberse principalmente a una mejor gestión de los riesgos de gobierno corporativo o climáticos en los índices responsables.

El entusiasmo por los ETFs ESG se observa en todos los tipos de inversores. Los clientes particulares, especialmente los millennials, son cada vez más sensibles a estas cuestiones y desean que su ahorro tenga más sentido e impacto. Los inversores institucionales (fondos de pensiones, compañías de seguros, etc.) también están presentes en estos productos desde hace años, respondiendo a la demanda de sus grupos de interés de disponer de un enfoque más responsable en sus inversiones, especialmente por lo que respecta al clima.

Muchos de ellos ven la inversión responsable desde la perspectiva de la interacción y el diálogo con los emisores, y no de la exclusión. Esto les permite tener una política de interacción importante, gestionando al mismo tiempo su presupuesto de tracking error. En efecto, los filtros ESG aplicados a algunos índices reducen el universo de inversión, incrementando de facto el riesgo de tracking error. En el caso del MSCI SRI, por ejemplo, contiene 400 valores, frente a los 1.600 del MSCI World.

En Europa, asistimos también a un refuerzo de la regulación, con el lanzamiento a principios de 2020 de dos certificaciones europeas aplicadas a índices compatibles con el clima (Climate transition benchmark y Paris-aligned benchmark). El hecho de que las primeras certificaciones europeas que permiten distinguir una estrategia de inversión responsable se apliquen a índices demuestra la estrecha relación que existe entre la gestión indexada y la inversión responsable.

El éxito de los ETFs ESG viene acompañado de una relevancia cada vez mayor de la adopción de restricciones ESG en los mandatos de gestión indexados. La gran mayoría de las solicitudes de oferta de gestión indexada de Europa o Asia incluyen un enfoque de inversión responsable. Las demandas son diversas. Algunos inversores solicitan una política de voto exigente para su mandato, otros piden que se adopten listas de exclusión más o menos amplias o apostarán por índices ESG que respalden los ETFs responsables. Sistematizar el uso de criterios ESG y la medición de su impacto en los mandatos permite responder a estas necesidades.

Tribuna de Frédéric Hoogveld, responsable de Especialistas de Inversiones Indexadas y Smart Beta de Amundi

 

(1) Mercado europeo de ETF – ESG Flux & AUM – YTD hasta 30/9/2019

(2) Minas antipersona, bombas de racimo, armas de uranio empobrecido

(3) The alpha and beta of ESG investing, Amundi, enero de 2019

Renta variable europea: cómo cambian las cosas

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Pixabay CC0 Public Domain. INFRAESTRUCTURA

Tras la profunda corrección que vivió el mercado en los últimos meses de 2018, los inversores empezaron 2019 con una actitud cauta, pero optimista. La confianza en la economía llevó la previsión de crecimiento de la Eurozona hasta el 1,5% anual, una cifra superior a la tendencia. Después de respaldar la economía durante una década mediante rebajas de tipos y expansión cuantitativa, el Banco Central Europeo (BCE) indicó que probablemente empezaría a endurecer su política monetaria en 2019. En enero, las estimaciones situaban en torno al 10% el crecimiento de los beneficios empresariales en el año.

Hay que ver lo rápido que pueden cambiar las cosas. En la actualidad, se estima que la Eurozona crecerá un 1%, por debajo de la tendencia, en 2019 y 2020. A principios de diciembre, el BCE rebajó su tasa de depósito del -0,4% hasta un nuevo mínimo histórico del -0,5% y anunció que empezará a comprar bonos por valor de 20.000 millones de euros cada mes (QE2), por lo que la economía europea vuelve a estar enganchada al sistema de soporte vital del banco central.

Por otro lado, cuestiones como las crecientes tensiones comerciales entre EE.UU. y China están teniendo consecuencias para la economía mundial. Como resultado, y después de muchas revisiones a la baja, los analistas estiman ahora que los beneficios de las empresas europeas crecerán tan solo un 2% en 2019, una cifra muy alejada de la prevista.

A nosotros este cambio en las perspectivas no nos ha pillado por sorpresa. Durante el rally que vivió el mercado en la primera mitad del año pasado, en el que el índice FTSE Europe rindió casi un 17%, mantuvimos la prudencia. A la vista del deterioro de las condiciones económicas mundiales, nos preocupaba que el mercado se estuviese entusiasmando demasiado. Nuestra opinión de que las estimaciones de crecimiento para 2019 eran demasiado optimistas ha resultado ser certera.

¿Exceso de optimismo?

La temporada de resultados del segundo trimestre de 2019 ya finalizó y, en general, los beneficios superaron las expectativas y el 51% de las empresas batieron las estimaciones de consenso. No obstante, estos resultados esconden una verdad incómoda: en muchos casos, las empresas han superado expectativas porque éstas se revisaron a la baja antes de la publicación de resultados.

Además, muchas empresas mantuvieron sus previsiones de beneficios para 2019 porque confiaron en que la actividad remontaría en la segunda mitad del año. En el actual clima político y económico, esa hipótesis nos resulta excesivamente optimista. Por otra parte, los analistas de la parte vendedora (sell-side) se muestran reticentes a ajustar sus previsiones de largo plazo y siguen planteando un crecimiento de beneficios entre las empresas europeas cercano al 10% en 2020 y al 8% en 2021. También en este caso nos parece que las cifras pecan de un exceso de optimismo.

Encontrar el equilibrio (contable)

Un factor que evita que el diagnóstico sea más pesimista es que las empresas europeas mantienen unos balances contables relativamente sólidos que les permiten usar liquidez para acometer fusiones y adquisiciones, invertir en crecimiento y/o distribuir dinero entre sus accionistas. Por eso creemos que, a menos que la economía mejore de forma sustancial, la fortaleza del balance será un factor al que los inversores le prestarán cada vez más atención en los próximos meses.

Abundan las oportunidades

Nosotros nos dedicamos a seleccionar valores con un enfoque ascendente (bottom-up). Creemos que la complejidad y los problemas de Europa suelen encerrar grandes oportunidades. Si uno hace sus deberes, aún se pueden encontrar empresas europeas que podrían registrar un crecimiento de beneficios del 10%, o incluso más, este año.

Las perspectivas de crecimiento de muchas de estas empresas se ven respaldadas por potentes tendencias estructurales como los cambios demográficos que experimenta la población mundial, la digitalización industrial y el valor seguro de las marcas premium. Los negocios capaces de explotar estas tendencias podrían superar con creces el ciclo económico.

Conclusión

En momentos de agitación, resulta crucial mantenerse fieles a los principios clave para invertir con éxito a largo plazo: un balance robusto, un equipo directivo de gran calidad y un modelo de negocio sostenible que refuerce la generación de beneficios y proteja de las caídas. Nos parecen unas características particularmente deseables en estos tiempos inciertos y cambiantes.

Tribuna de Sanjeet Mangat, directora de inversiones en Aberdeen Standard Investments

¿Puede permitirse seguir obviando los ETFs de renta fija?

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¿Puede permitirse seguir obviando los ETF de renta fija?
Pixabay CC0 Public Domain. ¿Puede permitirse seguir obviando los ETF de renta fija?

El mercado de ETFs de renta fija ha registrado un crecimiento sostenido en los últimos años, con más de 400 ETFs disponibles actualmente en Europa. Según la última edición de la encuesta anual que publica el instituto Edhec-Risk, cerca del 70% de los inversores recurren a ETFs para sus asignaciones a renta fija.

En los últimos años, los ETFs de renta fija han evolucionado en respuesta a nuevos escenarios. Se han adaptado a nuevas exigencias, como la búsqueda de rentabilidad y de diversificación, controlando al mismo tiempo el riesgo e incorporando criterios de responsabilidad social, medioambiental y de buen gobierno corporativo (ESG). La amplia gama de ETFs de renta fija disponible hoy en el mercado, así como su nivel de especialización, permiten afrontar diversos retos y responder a diferentes objetivos de inversión.

Búsqueda de rentabilidad

Un ETF que replica un índice compuesto de bonos corporativos con calificación crediticia BBB puede ofrecer una buena relación rentabilidad/riesgo. La deuda corporativa BBB permite a los inversores obtener mayores rendimientos sin perder exposición al universo de crédito investment grade, con un menor riesgo que el segmento high yield.

La búsqueda de rendimiento sigue siendo un objetivo central para los inversores, que pueden hallarlo en la deuda pública de los principales países periféricos europeos. Los ETFs permiten acceder a una exposición diversificada a estos títulos, evitando el riesgo de concentración que puede entrañar posicionarse en títulos de un solo emisor.

Reducir el riesgo de concentración

Los índices agregados globales, como el índice Bloomberg Barclays Global Aggregate 500M, pueden resultar adecuados para los inversores que desean mantener una cartera diversificada. Este índice comprende unos 16.000 títulos de deuda, lo que evita el riesgo de concentración inherente a otros índices más específicos.

También permite acceder a una fuente de rentabilidad de renta fija con alta liquidez, englobando gran variedad de países, sectores, divisas y emisores, y proporcionando exposición a un abanico de crédito investment grade altamente diversificado. Gracias a la diversificación geográfica, se reduce el impacto en la cartera de eventuales subidas de tipos de interés. Al usar un ETF para acceder a este índice, el inversor obtiene exposición a un amplio conjunto de títulos de renta fija a través de una única operación y a un precio competitivo.

Invertir de manera responsable

Tanto el conocimiento como la confianza de los inversores en la Inversión Socialmente Responsable (ISR) están aumentando; y cada vez es mayor la atención con la que se seleccionan los instrumentos de inversión para que respondan mejor a las necesidades del inversor. La inversión responsable es uno de los principios fundacionales de Amundi y ofrecemos una gama completa de ETFs de renta variable y renta fija SRI. Los tres ETFs de renta fija SRI permiten acceder a bonos corporativos denominados en USD y EUR, aplicando un filtro ESG con uno gastos ordinarios de 0,12% y 0,16%.

El rápido desarrollo de productos en el mercado europeo de ETFs ha hecho posible invertir fácilmente en renta fija gracias a una extensa gama de ETFs de bajo coste y fácil uso. Así pues, hoy es posible encontrar instrumentos de inversión muy precisos a la hora de conseguir la asignación de activos que mejor se adapta a las necesidades del inversor. Todo esto puede obtenerse con unos costes reducidos, optimizando la exposición de cada inversor a renta fija pública, privada, agregada o SRI.

Tribuna de Juan San Pío, director comercial de Amundi ETF, Indexing & Smart Beta para Iberia y Latinoamérica

 

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Smart volatility o cómo estar expuesto a renta variable con un riesgo bajo

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Pixabay CC0 Public Domain. Smart volatility o cómo estar expuesto a renta variable con un riesgo bajo

El actual entorno de bajos tipos de interés y bajas rentabilidades hace más necesario que nunca que los inversores tengan exposición a la renta variable. Sin embargo, no todos los inversores tienen el mismo perfil de riesgo y son capaces de soportar el mismo nivel de volatilidad. Una alternativa para este tipo de inversores es el enfoque smart volatility.

El factor investing y el smart beta se han hecho «populares» durante los últimos años. El interés de los inversores por este tipo de estrategias es obvio y está motivado principalmente por su deseo de obtener rentabilidad y al mismo tiempo gestionar el riesgo. Normalmente, el objetivo de estas estrategias es obtener rendimientos ajustados al riesgo más eficientes que los índices de referencia tradicionales construidos por capitalización de mercado.

En un contexto como el actual, en el que los mercados de renta variable están muy cerca de sus máximos históricos y es muy probable que la volatilidad aumente debido a que la incertidumbre es cada vez mayor, el enfoque smart volatility puede ser muy útil. No en vano, existe incertidumbre por ejemplo por las cuestiones geopolíticas, como la guerra comercial. Aunque todo apunta a que la situación es mejor ahora que hace unos meses, la incertidumbre sigue siendo elevada y además el desarrollo de los aspectos políticos es muy difícil de prever.

Máxime en un año de elecciones presidenciales en EE.UU. A ello hay que añadir, entre otros factores, que por primera vez en cinco años estamos viendo cierta desaceleración en los beneficios corporativos.

Por tanto, existen elementos que podrían dar lugar a cierta corrección en los mercados de renta variable, aunque el sentimiento de los inversores se mantiene positivo. En este sentido, el enfoque smart volatility constituye una de las mejores maneras de ganar exposición a los mercados de acciones, ya que es una idea alternativa que permite invertir en bolsa reduciendo el riesgo de mercado frente a los índices tradicionales y mejorar la eficiencia de la cartera en caso de que se produzca una posible corrección del mercado.

Estas estrategias ya lo hicieron muy bien en el 2018, en un entorno de mercado muy complicado, y también están teniendo un buen comportamiento este ejercicio, con un mercado al alza.

No obstante, conviene distinguir entre el factor low volatility y el factor smart volatility. En mi equipo utilizamos este segundo, ya que no minimizamos la volatilidad de la cartera, sino que nuestro objetivo es reducirla empíricamente para evitar que los principales factores de riesgo afecten a la rentabilidad final de la cartera. Buscamos aumentar la eficiencia respecto a los índices tradicionales.

Para ello, utilizamos un enfoque cuantitativo optimizado, con un modelo de análisis de riesgo propio y específico para cada uno de los fondos que siguen este enfoque, que permite obtener esa menor volatilidad en comparación a los índices de referencia, pero al mismo tiempo limita la exposición a otros factores de riesgo, como el sesgo país, sector u otros factores risk premia.

Con esta estrategia, confiamos en que a medio- largo plazo bajaremos la volatilidad y nos permitirá mejorar la rentabilidad de la cartera. La mejor manera de analizar estos productos es atender al binomio rentabilidad- riesgo. Nosotros buscamos mejorar la remuneración por unidad de riesgo. Nuestro objetivo es no tener una visión discrecional de mercado y ofrecer a los inversores diversificación respecto a los índices tradicionales.

Tribuna de Luigi Antonaci, responsable de Renta Variable en Eurizon Capital S.A.

Un sector bancario para el Siglo XXI    

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Hay una dinámica de acontecimientos tal, que se imponen cada vez mayor necesidad de predicciones, voces de especialistas que interpelan la realidad, la interpretan y se atreven a expresar juicios y descripciones: esto es lo que sucede y esto es lo que sucederá…. Todos necesitamos saber… ¿qué es lo que sucederá..?

En 2020, al menos la realidad imperante parece sugerir que pasamos de modelos de cierto “equilibrio inestable”  más o menos reciente, al vigente modelo de “desequilibrio estable”. En lo financiero, en lo económico, en lo político y en lo social hemos asistido a lo largo de este año a sucesos, a acciones concretas y a reacciones masivas en las calles, muy especialmente en Latam y otras regiones globales.

En el año 1996 aparecía el libro de Jeremy Rifkin “El fin del trabajo”. Entonces un ensayo lleno de misterio y hoy realidad incontrastable.  La robotización, la llamada uberización del empleo, el desempleo encubierto en millones de trabajadores por cuenta propia, la economía gig, el ecosistema emprendedor, el ecosistema digital, cambian las reglas del empleo formal y por ende de los sistemas de seguridad social.

La lógica del negocio del segmento retail de los bancos, era y sigue siendo el de personas trabajando  en relación de dependencia y con ingresos fijos, disponer de la acreditación de haberes y con ello toda la gama de productos para la mejor bancarización de cada uno. También incluye a los sectores autónomos.

¿Cuás es la perspectiva de crecimiento del empleo formal en relación de dependencia en 5 años y en 10 años ? Hoy  vivimos a pleno aquella predicción de Jeremy Rifkin. Hoy vemos creciente cantidad de personas en la esfera del empleo informal, incluso muchos ya sostenidos desde el Estado con planes de apoyo/subsidios para asegurar un mínimo nivel de consumo.

Podrán los Bancos liderar un proceso de expansión de #MicroCréditos para #MicroEmprendimientos ? Esto es, primero “alfabetización financiera”, luego “inclusión financiera”, conjuntamente con el desarrollo de #MicroAhorro y #Microseguros y el insoslayable e indispensable complemento educativo/formativo en los niveles primario y secundario con fuerte foco en formación de oficios, por parte de la educación pública.

El ecosistema #micro se torna indispensable, incluso asumido ya como verdadera política de RSE (responsabilidad social empresaria). 

El microahorro puede proveernos de una lógica donde se premie la periodicidad de ahorro, el hábito del ahorro, como ejercicio repetitivo, pos sobre la lógica de valorar al cliente por parte del sistema financiero según sus montos de ahorro y acumulación. Sería un cambio de paradigma?

Qué será generar un consenso? una política de consenso?  Seguramente lo primero que sentimos es reunirnos con quienes pensamos parecido y lograr un base de acuerdo. Sin embargo, el verdadero consenso es, lograr en una misma mesa la presencia de pensadores diversos y opuestos entre sí. Abrir la mente a los argumentos y afirmaciones distintas a las nuestras, escuchar atentamente para entender y no para responder. Luego, en un clima de verdadero respeto tratar de elaborar propuestas que logren incorporar las diferentes posturas y así lograr consensos superadores. 

¿Cuál es el rol del sistema financiera en este acelerado Siglo XXI? ¿Acompañar la evolución de su segmento de interés, de su porción de mercado?  Sea del sector privado, sea del sector público, quizás esperar que el blanqueo de millones de trabajadores informales los haga visibles?

En la introducción del libro “El fin del trabajo”, su autor Jeremy Rifkin  expresa: “La era de la información ha llegado. En los próximos años nuevas y más sofisticadas tecnologías informáticas basadas en la información y en el empleo de los ordenadores llevarán a la civilización a situaciones cada vez más próximas a la desaparición del trabajo. En los sectores agrícolas, manufactureros y de servicios las máquinas están sustituyendo el trabajo del ser humano, y prometen una economía basada en una casi completa automatización hacia mediamos del siglo próximo”. 

¿Lo habrán tildado de pesimista en 1996 a Jeremy Rifkin ? Hoy es menester ser optimistas, pero nunca ingenuos. Hay un enorme desarrollo del ecosistema digital que es generador de oportunidades de reinserción y adaptación a nuevas formas de entender los negocios y el empleo, pero quizá no sea la bucólica imagen de emprendedores en un garaje de una casa cualquiera, la meca del desarrollo de #microemprendimientos. Más allá de la escala de negocio que represente para instituciones bancarias privadas, recrear un ecosistema #micro asociados a banca pública, sea un esfuerzo por incorporar millones de personas a una escala productiva como un piso de despegue para una cultura de empleo y trabajo.

 

Ernesto Scardigno: es Magíster en Políticas Públicas, experto en pensiones, Life Insurance-Retirement Coach, miembro ICF, miembro de la Cámara Internacional de Conferencistas

 

Europa: la complejidad genera oportunidades

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Europa: la complejidad genera oportunidades
Pixabay CC0 Public Domain. Europa: la complejidad genera oportunidades

Puede que el verano de 2016 no sea más que un recuerdo lejano, pero, teniendo en cuenta que la historia del Brexit aún no ha terminado, sigue estando muy fresco para la mayoría. Cuando el Reino Unido votó para abandonar la Unión Europea, muchos pensaron que Italia sería el siguiente. Tres años después, el complejo europeo sigue siendo eso: complejo.

La situación resulta frustrante, incluso desconcertante. Pero, tras esa apariencia de homogeneidad, los mercados europeos ofrecen muchas oportunidades de inversión para quienes se tomen el tiempo de conocerlos y de comprenderlos. De hecho, la ausencia de una unión más profunda los hace aún más interesantes.

Aunque es cierto que Europa es una región a la que le está costando crecer, también representa una de las mayores fuentes de beneficios empresariales a nivel mundial y cuenta con un atractivo mix de empresas. Para los inversores que estén dispuestos a darse un chapuzón o incluso a sumergirse en este mercado, puede ser una experiencia estimulante.

El crecimiento macroeconómico importa, pero no tanto como la gente cree, si se sabe dónde y qué buscar. En mi experiencia, para cada argumento en contra de invertir en Europa existe otro sobre por qué debería hacerlo. Por ejemplo, se habla mucho de que Europa carece de empresas tecnológicas de talla mundial como Amazon, Facebook o Alibaba. En este sentido, la reciente salida a bolsa (en Ámsterdam) del grupo de internet Prosus podría llevarnos a pensar lo contrario, aunque lo cierto es que gran parte de su valor se deriva de su participación en la tecnológica china Tencent (es el principal accionista).

Sin embargo, a 130 km al sur de Ámsterdam encontramos a uno de los líderes tecnológicos mundiales: ASML. Hace diez años, no muchos inversores mostraban interés en esta empresa, pero, al analizarla con detalle, incluso en el momento álgido de la crisis financiera global resultaba obvio que ASML tenía el modelo de negocio, el equipo directivo y la tecnología para convertirse en la fuerza dominante que es hoy en día.

Operar en un entorno de bajo crecimiento tampoco es necesariamente malo para una empresa, ya que puede contribuir a que el equipo directivo se centre en generar valor.

Tomemos el caso del fabricante de camiones Volvo, que tras la crisis financiera dedicó tiempo a analizar su situación y llegó a la conclusión de que su modelo de negocio no se adecuaba a su propósito. Desde entonces, ha reducido costes, ha concentrado más sus servicios y ha mejorado su posición financiera, recompensando a los accionistas con un dividendo del 8%, que no está nada mal en el actual entorno de lento crecimiento y escasas rentabilidades.

Por último, es evidente que existe una mayor concienciación social y medioambiental a la hora de invertir y Europa parece liderar esta tendencia. Los consumidores son muy conscientes del impacto medioambiental y social que pueden tener sus hábitos de consumo y, ahora, cada vez más inversores exigen que sus inversiones no solo sean sostenibles desde el punto de vista financiero, sino que también reflejen sus valores éticos o morales. Las empresas europeas están a la vanguardia de esta revolución sostenible y lideran sus respectivos sectores en cuestiones de sostenibilidad.

Un ejemplo es la empresa holandesa DSM, cuya estrategia corporativa se centra en la creación de una “sociedad saludable y funcional para todos” poniendo el énfasis en la nutrición. Destaca su “Proyecto Vaca Limpia”, que ha creado un producto que reduce en un 30% las emisiones de metano que producen las vacas, contribuyendo así a reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Quizás DSM podría encontrar la solución a las turbulencias que agitan la política europea.

Así pues, tres años después del referéndum sobre el Brexit, Italia ha tenido tres gobiernos diferentes y ha conseguido salir adelante, sobreviviendo a una recesión técnica y a la presión populista. Los paralelismos con el Reino Unido resultan intrigantes: si no me equivoco, los británicos han tenido dos, casi tres gobiernos en el mismo periodo de tiempo. Quizás no somos tan diferentes después de todo.

Durante este tiempo he podido ver cómo varias empresas europeas se fortalecían cada vez más, por lo que el Viejo Continente sigue siendo un lugar tan interesante y atractivo para invertir como siempre.

Tribuna de Will James, jefe adjunto de renta variable europea en Aberdeen Standard Investments