La subida meteórica del paladio: inversión en oro y metales preciosos con DWS

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Pixabay CC0 Public Domain. Invesco baja las comisiones de su fondo cotizado de oro Invesco Physical Gold ETC hasta un 0,15% anual

La inquietud generada en torno a la expansión del contagio del COVID-19 (coronavirus) provocó una brusca caída en los mercados durante la última semana de febrero. La tendencia continúa en la primera semana de marzo, con ventas acompañadas de un aumento de la volatilidad que ha llevado al índice VIX (índice de Volatilidad del Chicago Board Options Exchange) a rozar los 40 puntos.

Los mercados están anticipando el impacto que la propagación del virus puede tener en la economía, con los inversores deshaciendo posiciones o moviéndose hacia activos refugio como el oro y otros metales preciosos. Pero el protagonista de la mayor escalada en el precio de los metales preciosos ha sido sin duda el paladio, que ya el pasado año generaba un retorno del 77% y que, a pesar de la interrupción de la fabricación de coches en China, alcanzaba un máximo de 2.887 dólares el pasado 27 de febrero. Según estimaciones de Goldman Sachs, podría llegar a alcanzar los 3.000 dólares antes de comenzar a retroceder. Los inversores están trasladando sus posiciones en Bolsa a la seguridad de los metales preciosos, incluyendo oro y paladio.

Este comportamiento estelar del paladio ha sido a consecuencia de la expectativa de que unas normas ambientales más estrictas en China estimulen una mayor demanda de este material para la fabricación de automóviles, agotando una oferta global que está ya teniendo dificultades para satisfacer la demanda de este metal. El paladio es un componente clave de los mecanismos de control de polución de coches y camiones, lo que le ha llevado a alcanzar una cotización que supera a la del oro.

De los fondos que invierten en materias primas, el más rentable en los últimos tres años es la clase FC de DWS Invest Gold and Precious Metals Equities con una revalorización del 29,28%, frente a un retroceso del 1,06% en la rentabilidad en el mismo periodo de la categoría VDOS de Materias Primas en que se encuadra.

Invierte al menos el 70% del patrimonio en acciones de emisores globales cuyos beneficios procedan principalmente de la búsqueda, obtención y procesamiento de oro, plata, platino u otros metales preciosos. Toma como referencia el índice S&P Gold & Precious Metals Mining. El objetivo de inversión del DWS Invest Gold and Precious Metals Equities es lograr una apreciación lo más alta posible del capital invertido en dólares estadounidenses invirtiendo globalmente en empresas del sector de metales preciosos que se consideran prometedoras.

Scott Ikuss es el gestor principal de la cartera, supervisado por Darwei Kung. Juntos son plenamente responsables de las decisiones de inversión y del rendimiento de la cartera. Scott Ikuss asume la responsabilidad de la gestión, tomando las decisiones de inversión relevantes con total libertad. Esta flexibilidad incluye el porcentaje total invertido, la asignación por sector y tamaño, la selección de valores individuales y sus ponderaciones en la cartera, el estilo de inversión o el uso de derivados, todo ello respetando la legislación y normativa correspondientes.

Scott cuenta con el apoyo de los considerables recursos de la plataforma de activos reales líquidos de la entidad gestora, incluida la plataforma de Materias Primas. El equipo de materias primas está formado por cuatro gestores de cartera totalmente dedicados y un analista. Incorporado a DWS en 2008, Scott Ikuss forma parte del equipo de materias primas desde hace ocho años, dando cobertura a los sectores de metales y materias primas. Ha sido responsable del análisis y construcción de carteras específicas para fondos de oro, así como otros productos de materias primas, incluyendo las estrategias mixtas de materias primas y la estrategia global de recursos naturales.

El equipo gestor construye la cartera identificando el momento en que se encuentran las empresas individuales dentro de sus respectivos ciclos de producción y de CAPEX y aplicando un sólido marco de riesgo a su proceso de toma de decisiones de inversión. El proceso de construcción de la cartera es una combinación única de análisis fundamental bottom-up y varias capas de análisis de riesgo cualitativo top-down. Los temas macro a largo plazo y las tendencias globales actúan como ‘referencias de navegación’ para el proceso de selección activo de valores. El análisis fundamental propietario constituye la base de su proceso de selección de valores, demostrando ser un motor de rendimiento decisivo de la cartera.

La naturaleza de su proceso de construcción de carteras actúa como control imparcial de las opiniones de cualquier gestor individual. Han realizado pruebas sobre el proceso seguido y los resultados obtenidos han sido positivos. La posición de los distintos activos dentro del marco establecido por el proceso de inversión tiene una influencia en la construcción de carteras, ya sea táctica en el caso de una posición individual o de variación en la exposición a los diferentes sectores.

Por ejemplo, si una compañía que les gusta toma la decisión de proceder con una iniciativa de crecimiento de inversión de capital, pasando a formar parte del grupo generador de alto margen/flujo de caja al grupo de margen comprimido/inversión de capital, buscarán reducir la exposición a este valor de forma oportunista, a menos que haya una razón cualitativa específica para no hacerlo. De esta manera, el proceso inversor influye en la construcción de carteras independientemente de los puntos de vista específicos del gestor de cartera.

La disciplina de compra se basa en el seguimiento de conceptos como que el valor se negocie con un descuento excesivo respecto a su valoración; se revisen al alza las expectativas de ganancias y flujos de caja, vía producción o mejora de costes; revisiones al alza de la valoración de activos, consecuencia de exploración o aumento de recursos; y ratio favorable de riesgo/retorno que reduzca la volatilidad general de la cartera, diversificando el riesgo macro.

Inversamente, la venta de activos se considera en caso de que la compañía tenga una valoración excesiva, por encima de la valoración objetiva media, haya una revisión a la baja de las expectativas de flujos de caja vía producción o mejora de costes, una revisión a la baja de las valoraciones como consecuencia de la exploración u otros factores, mala ejecución de la estrategia de la empresa, riesgo/retorno desfavorable, un cambio en la tesis de inversión o  la identificación de una oportunidad mejor.

La cartera incluye entre sus principales posiciones acciones de Newmont Corporation (9,90%), Barrick Gold Corp (9,50), Franco Nevada Corp (9%), Agnico Eagle Mines Ltd (6,30%), Wheaton Precious Metals Corp (4,60%), Anglogold Ashanti Ltd (4,20%), Kirkland Lake Gold Ltd (3,60%), Kinross Gold Corp (3,40%), B2gold Corp (3,20%) y Northern Star Resources Ltd (3%). Por sector, las mayores ponderaciones corresponden a oro (80,90%), plata (8,90%) y metales preciosos (5,70%).

El fondo se posiciona por rentabilidad entre los mejores de su categoría (primer quintil) en 2016, 2018, 2019 y 2020. A tres años, su dato de volatilidad es del 19,17% y de 24,79% en el último año. En este último periodo, su Sharpe es de 1,15 y su tracking error, respecto al índice de su categoría, del 15,34%. La suscripción de la clase FC (institucional) en dólares requiere una inversión mínima de 2 millones de dólares, aplicando una comisión fija de hasta 0,75%.  

Según el equipo gestor, la evolución del mercado de metales preciosos probablemente vendrá también determinada por el impacto económico del contagio del coronavirus, las medidas de política de los bancos centrales que podrían tomarse como resultado de este impacto y las tensiones comerciales adicionales relativas a Estados Unidos/China y el Brexit. El resultado de las elecciones en Estados Unidos también tendrá profundas implicaciones políticas en todos los sectores de materias primas, considerando la notable disparidad en los puntos de vista de los diferentes candidatos, lo que puede contribuir a una mayor volatilidad a medida que nos acerquemos a noviembre. 

Mientras tanto, las empresas mineras y de metales continúan centrándose en flujos de caja y pago de dividendos en lugar de en inversiones de capital para lograr un crecimiento que quede reflejado en los informes trimestrales o semestrales, lo que debería resultar favorable en lo que a equilibrio de la oferta futura se refiere. Si bien la propagación del coronavirus ejerce presión en otros aspectos, esperan que el virus haya aumentado la probabilidad de que los tipos de interés sigan siendo favorables para la cotización del oro y de las compañías mineras.

La excelente evolución por rentabilidad del fondo de DWS en los últimos tres años, respecto a su coste por volatilidad, lo hace merecedor de la calificación cinco estrellas de VDOS.

Tribuna de Paula Mercado, directora de Análisis de VDOS

Finanzas conductuales en la era del coronavirus

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Pixabay CC0 Public Domain. Finanzas conductuales en la era del coronavirus

No cabe duda, la reacción de los mercados de renta variable a la expansión del coronavirus ha sido drástica. El índice VIX (muy bien llamado “índice del miedo”), que mide las fluctuaciones de los precios (“volatilidad”) en el mercado de valores de EE.UU., ha alcanzado el nivel de 80, superando incluso su máximo de la crisis financiera. El mercado de valores de EE.UU. registró su mayor pérdida diaria en 30 años.

El virus se está extendiendo, pero al mismo tiempo se están aprobando medidas de política monetaria y fiscal en todo el mundo, por eso es aconsejable para nosotros, como inversores, estar atentos para ofrecer una respuesta adecuada y cuidadosamente reflexionada. Para ayudar a ello, hemos reunido algunos pensamientos basados en las finanzas conductuales, porque el miedo y el pánico son los peores consejeros.

Humano, demasiado humano

Tener miedo es humano, demasiado humano. El siguiente nivel es el pánico. El diccionario Duden define el pánico como “un temor abrumador provocado por una amenaza o un peligro repentinos, que paraliza la capacidad de una persona para pensar y hace que reaccione de forma imprudente”. Para escapar de la zona de peligro, debemos reconocer el peligro – pero sin permitir que nos controle. Tenemos que pensar con racionalidad. Y ahí es precisamente donde las finanzas conductuales pueden servirnos de ayuda. Se trata de nuestro cerebro, concretamente, de sus partes más importantes, y cómo interactúan.

En el libro “Thinking fast and Slow”, Richard Kahneman (que junto con Amos Tversky está considerado uno de los padres de las finanzas conductuales) marca esencialmente una distinción entre dos grandes áreas del cerebro que tienen funciones muy diferentes, señalando que no podemos saber qué parte del cerebro está trabajando en un momento concreto. Una parte  del cerebro, el llamado sistema límbico, es muy rápido, muy emocional. Ahí es donde se origina lo que se conoce como “instinto”. La otra parte del cerebro, la llamada neocorteza, es más lenta y se encarga de nuestro pensamiento racional o razonamiento más minucioso. Para ser exactos, también deberíamos incluir el bulbo raquídeo o tallo cerebral. Evolutivamente, es la parte más antigua de nuestro cerebro y ahí es donde se localiza el centro del miedo.

La estructura de nuestro cerebro sigue una lógica evolutiva: al principio de la evolución humana, aquellos rasgos que se requerían para la supervivencia fueron los que primero se desarrollaron. Nuestros ancestros necesitaban percibir el riesgo para huir de las situaciones de peligro lo más rápidamente posible. La necesidad de un razonamiento lógico surgió mucho después.

En consecuencia, durante una crisis, el centro del miedo es el primero que reacciona. Cuando detecta el peligro, el sistema límbico toma el mando y reacciona rápida e instintivamente. Para hacerlo, se basa en patrones de comportamiento para escapar de la zona de peligro, sin un razonamiento consciente. Aunque actualmente sigue siendo importante confiar en nuestra intuición, es igualmente importante entender y reconocer estos procesos. Pero también es importante pensar de forma racional para evitar una reacción exagerada.

Conócete a ti mismo

Si quieres  evitar una reacción exagerada, tienes que conocerte: ¿Por qué reacciono de la forma en que lo hago? ¿Qué me motiva para realizar ciertas acciones, por ejemplo, en relación a las inversiones? ¿Cuáles son los efectos de las desviaciones de comportamiento que se ven en todos los seres humanos y que han sido cuidadosamente estudiados por los científicos?

Aversión a la pérdida

La desviación de comportamiento más conocida es probablemente la aversión a la pérdida, cuyo descubrimiento puede contemplarse como el nacimiento de las finanzas conductuales.  Hace referencia al hecho de que el dolor que sentimos por una unidad de pérdida es mayor que el placer que se deriva de una unidad de ganancia. En otras palabras: nos sentimos más molestos por perder 100 euros de lo que nos entusiasma ganar 100. En consecuencia, nos importan más las pérdidas actuales de los mercados que los anteriores avances positivos, algunos conseguidos a lo largo de muchos años.

Una pequeña ventana en el gran mundo de las inversiones

Otra anomalía importante es el llamado “efecto de encuadre”. Creamos un marco a través del cual observamos el mundo (de las inversiones). Funciona como un filtro de noticias. En la situación actual, nos centramos en todas las noticias negativas sobre el coronavirus, ¿pero tenemos también en cuenta las medidas que ya se han tomado y/o probablemente se van a tomar?

De hecho, se está haciendo mucho en términos de política fiscal y monetaria, y es de esperar que se haga todavía más en el futuro. Algunas de estas medidas incluso exceden las adoptadas durante la crisis financiera de 2008-09. A mediados de marzo, más de 30 bancos centrales redujeron sus tipos de interés referencial. El Banco Central Europeo ha lanzado un nuevo programa de compra de bonos de 750.000 millones de euros. Muchos gobiernos de todo el mundo también han anunciado paquetes fiscales, algunos de ellos enormes, para restaurar la estabilidad y, sobre todo, la confianza entre los inversores y/o las compañías, y para mitigar la repercusión negativa sobre las compañías y la economía. EE.UU. ha aprobado un paquete de rescate económico de 2 billones de dólares. Además de los aplazamientos de impuestos, la atención se centra principalmente en las garantías para los préstamos corporativos, que suponen el 12% del PIB de Francia y el 15% en Reino Unido. ¿Son conscientes los inversores de todo esto, o estos esfuerzos se están ignorando debido al “efecto de encuadre”?

Al mismo tiempo, el “efecto de encuadre” hace que las personas se centren mucho más en las tendencias actuales. Mirando hacia delante, la  pregunta debe ser: ¿qué podemos esperar en el futuro? ¿Cuándo es probable que se produzca una recuperación? La autoconciencia es el primer paso para evitar las reacciones equivocadas. Y lo segundo que hay que evitar es engañarse a uno mismo.

Ser más astuto que uno mismo

Estos hallazgos de las finanzas conductuales señalan algunas normas de conducta para el presente. Una cosa parece ya segura: si los bancos centrales de todo el mundo inundan los mercados con liquidez y reanudan las compras de bonos soberanos en cantidades aún mayores, se puede esperar que el entorno de tipos de interés bajos/negativos persista por más tiempo e incluso se expanda. En EE.UU., los rendimientos negativos de las Letras del Tesoro aparecían por primera vez a mediados de marzo de 2020. Para los inversores que buscan rentabilidad, esto no hará más que agravar el problema.

Por ello, desde la perspectiva de las finanzas del comportamiento, ¿qué pueden hacer los inversores para que no les pillen desprevenidos y al mismo tiempo no perder el momento adecuado para comprar?

Desde mi punto de vista, la ‘Estrategia de Ulises’ siempre resulta ser la mejor: se trata de “atarse al mástil” para lograr los objetivos marcados por uno mismo. Como el héroe del poema épico griego La Odisea, que se ató al mástil para no sucumbir al canto de las sirenas, los inversores  también necesitan comprometerse con una estrategia que les ayudará a mantener el rumbo.

Esto plantea las siguientes preguntas:

  • ¿Cuánto riesgo puedo tolerar?
  • ¿Cuánto me arriesgo a perder?
  • ¿Qué nivel de beneficios espero, y a lo largo de qué horizonte temporal?
  • ¿Cuáles son mis expectativas para el futuro?

En otras palabras, este es el momento adecuado para pensar en la asignación estratégica de activos. Un consejo: piensa de forma holística, es decir, no sólo en los activos financieros, sino en todos los activos, inmobiliarios, seguros, pensiones, e incluso tu propio trabajo, ya que todos ellos producen un flujo de ingresos.

El abogado del diablo

Es importante tener un abogado del diablo, alguien con quien discutir tus pensamientos, cuestionarlos y que te ayude a ampliar el marco a través del que observas el mundo. También debes buscar información y análisis de confianza que vayan más allá de los convencionales y de las noticias diarias.

Muchos inversores también encuentran útil reflejar su compromiso en un pequeño “contrato”. El abogado del diablo podría ser tu mejor aliado, y el compromiso contractual podría decir lo siguiente: recuérdame mis planes y ayúdame a no perder de vista mis objetivos, antes de actuar apresuradamente. Desafía mis planes, que pueden estar basados en las emociones.

Convertir la estrategia en realidad

Una vez que has determinado tu distribución estratégica de activos, necesitas implementarla. Los llamados productos multiactivo pueden ayudarte a hacerlo. Son fondos que se pueden invertir en toda clase de activos para minimizar la volatilidad de la cartera y realizar ajustes tácticos, reaccionando así a la tendencia del mercado.

Cuando hay cantidades más grandes de dinero esperando a ser (re-)invertidas, ¿por qué no diseñar un gran plan de ahorro? A partir de una fecha concreta, hacer compras adicionales a lo largo de varios trimestres para alcanzar la estructura de activos deseada. Esto suavizará las fluctuaciones y te ayudará a evitar apostarlo todo al caballo adecuado en un momento equivocado. Y, por supuesto, siempre es buen momento para establecer un “pequeño” plan de ahorro, que puedes hacer con sólo unos cuantos euros al mes.

Para terminar, te doy un consejo: empieza a pensar también sobre la sostenibilidad de tus inversiones. Puedes lograr la sostenibilidad aplicando criterios ASG (medioambientales, sociales y de buen gobierno) como filtros a la hora de tomar tus decisiones de inversión.

Buena suerte al atarte al mástil (tu auto-compromiso) y mucha salud.

Tribuna de Dr. Hans-Jörg Naumer, responsable de Global Capital Markets & Thematic Research en Allianz Global Investors.

El pánico es el enemigo

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Pixabay CC0 Public DomainFoto: Martin Sanchez. Foto: Martin Sanchez

El COVID-19 está provocando un daño económico sin precedentes en todo el mundo. Si bien el coste humano y financiero de la pandemia será enorme, no debemos olvidar que los periodos de distorsión también presentan oportunidades de inversión. Los inversores deben armarse de paciencia y adoptar un enfoque a más largo plazo si desean salir beneficiados.

En estos momentos, solo existe una conclusión evidente: el COVID-19 provocará la destrucción más drástica de la actividad económica que ninguno de nosotros hayamos experimentado en nuestras vidas. Una parte importante del mundo se encuentra completamente paralizada. En la era moderna, no existe ningún precedente de este tipo de paralización laboral y comercial a escala mundial. El coste humano es gigantesco, no solo por el número de personas contagiadas o fallecidas, sino también por el serio peligro que corre el medio de sustento de tantísimas familias (es decir, la capacidad para satisfacer las necesidades básicas de subsistencia).

Tan solo comenzamos a concebir la magnitud de los efectos que esta situación tendrá en la economía mundial y en nuestra forma de vida en el siglo XXI. La interconexión mundial que ha caracterizado las últimas décadas, encarnada por empresas como Uber y Airbnb, así como por los llamados inventarios «justo a tiempo», probablemente dé un paso atrás (o respete el «distanciamiento social», por utilizar el término que se ha convertido en uno de los memes de los últimos tiempos).

Ahora bien, debemos tener presente que el mundo ha capeado muchas crisis en el pasado: guerras mundiales, hambrunas generalizadas y virus letales. La humanidad ha sobrevivido a estos periodos tumultuosos, eso sí, no exenta de daños, aunque a menudo ha salido fortalecida. Así pues, en el mundo de las finanzas, en lugar de dejar que el pánico determine nuestro camino, debemos preguntarnos con calma: ¿qué hacemos ahora?

Destrucción económica y desempleo

El parón económico está generando una situación de desempleo masivo. En Estados Unidos, esto empieza a manifestarse en el extraordinario aumento de las peticiones de ayudas por desempleo en cuestión de días. En estados como Ohio, Connecticut y Nevada, las solicitudes presentadas son 10-15 veces superiores a las cifras habituales. Los 100.000 trabajadores de Las Vegas Strip se encuentran ahora en desempleo. Los hoteles, los restaurantes y los salones de juego están cerrados. Los puestos relacionados con la preparación y el servicio de comida representan cerca del 10% del empleo en la economía estadounidense (1). 

Los trabajadores de los sectores aeroespacial y de automoción, representados por el sindicato de la industria de la automoción UAW (United Auto Workers) también se encuentran inactivos. La expansión de más de una década que siguió a la crisis financiera mundial se vio apuntalada por la fortaleza del gasto en consumo. Hoy en día, de repente, se ha arrebatado a la economía este pilar básico, a una velocidad y a una escala nunca vistas. El sector de servicios, que representa el 50% de la economía estadounidense, se ha visto drásticamente reducido, lo que ha afectado por igual a dentistas, optometristas, camareros y propietarios de pequeños negocios. Y aunque el Gobierno trata de contrarrestar el enorme menoscabo en las rentas de los hogares y en el posterior consumo, cualquier paquete fiscal solo podrá amortiguar el golpe hasta cierto límite.

Cabe destacar que la práctica paralización económica supone un pesado yugo para la apalancada economía estadounidense. Es cierto que el tipo de apalancamiento actual no es el mismo que el registrado durante la crisis financiera mundial. Hoy en día, la deuda se concentra principalmente en manos de las empresas, mientras que, en 2008/2009, fue el apalancamiento financiero lo que causó tantos problemas.

Los bancos que se adentran en esta crisis están mucho mejor posicionados, en términos de capital y liquidez, que al inicio de la crisis financiera mundial. Como en todas las crisis, los bancos se hallan en el ojo del huracán de la volatilidad. Si bien todavía no podemos cuantificar el pleno alcance de la presión a la que se verán sometidas estas instituciones financieras, sí sabemos que el actual nivel de apoyo económico y liquidez constituye una base más sólida.

Dicho esto, no contamos con modelos que pueden evaluar el impacto de una paralización económica de esta magnitud en una economía apalancada. Los ingresos brutos de las empresas se desplomarán, algunos en mayor medida que otros. La diferenciación entre las empresas capaces de capear esta tormenta y las que probablemente no sobrevivirán determinará el entorno de inversión en los próximos trimestres y años.

Las autoridades políticas al rescate

Los bancos centrales de todo el mundo han respondido a la crisis con rapidez y de manera contundente, sobre todo en los 10 últimos días aproximadamente. La Reserva Federal estadounidense (Fed), el Banco Central Europeo (BCE), el Banco de Inglaterra (BoE) y otros bancos centrales han anunciado medidas extraordinarias de relajación monetaria. Entre dichas medidas cabe mencionar el recorte de los tipos de interés, los programas de expansión cuantitativa (QE), los sistemas de control de la curva de tipos y las líneas de liquidez.

Esta última medida ha sido diseñada para responder a los graves retos de liquidez en los mercados durante este periodo de volatilidad y caídas colosales. Como consecuencia de las normas adoptadas tras la crisis financiera mundial, las sociedades de valores de Wall Street no pueden desempeñar la función de «amortiguador» como en anteriores periodos de graves distorsiones en los mercados, lo que ha exacerbado aún más las restricciones de liquidez. Por lo tanto, resulta crucial que las respuestas políticas se centren, entre otras cosas, en restituir la liquidez en el sistema financiero y facilitar a las compañías de buena calidad la obtención del crédito necesario para afrontar este periodo en el que los ingresos atravesarán dificultades en el mejor de los casos o se verán reducidos a cero en el peor.

Por desgracia, las autoridades fiscales no han estado a la altura de sus homólogas monetarias, al no abordar la sobrecogedora caída de la actividad económica real (la clave de esta crisis) con suficiente premura hasta los últimos días. Lamentablemente, aunque no es de extrañar, la respuesta fiscal se ha visto entorpecida por la política. Sin embargo, incluso los responsables de la formulación de políticas están actuando con mayor celeridad y determinación de lo habitual durante los periodos de crisis.

Además, el rápido fortalecimiento del dólar estadounidense está agravando la crisis. El descenso de los precios de los activos (y el consiguiente temor) ha creado una enorme demanda de dólares, lo que se debe en parte al cierre de las posiciones de cobertura, así como a la acumulación masiva de dólares estadounidenses para abonar los eventuales gastos y los pasivos. Hoy en día, existen líneas de swap de divisas con muchos bancos centrales, aunque es posible que tengan que hacerse esfuerzos adicionales en este frente.

El entendimiento del COVID-19 es crucial

Cabe mencionar que las respuestas monetarias y fiscales no tendrán plena eficacia hasta que los expertos médicos tengan un mejor entendimiento de la naturaleza del virus, los medios de transmisión y el desarrollo de tratamientos y una vacuna. Hasta que no sepamos cuánto tiempo tendrán que estar confinados los ciudadanos en sus casas y durante cuánto tiempo se mantendrá el bloqueo efectivo de la actividad económica, resulta muy difícil evaluar si las medidas adoptadas por las autoridades políticas son las adecuadas. Este problema solo puede solucionarse efectivamente con políticas públicas centradas en los factores relativos al propio virus: confinamiento, hospitales, ventiladores, entre otros. Se desconoce cuándo podremos volver a la normalidad de forma segura y cuándo podremos regresar a nuestros lugares de trabajo, a los cines y a las tiendas.

Se necesita un horizonte temporal a más largo plazo

En este clima de incertidumbre, existen unas cuantas cosas que sí sabemos. Una de ellas es que la venta de activos a precios de liquidación en mercados ilíquidos se traduce en pérdidas. De esto no cabe duda. Desaconsejamos esta práctica.

Entonces, ¿dónde están las oportunidades? Sugerimos a los inversores que evalúen la situación sin tener en cuenta las experiencias pasadas; solo cuenta el presente. La volatilidad y el descenso de los precios han generado un mayor número de puntos de entrada ventajosos en los mercados. Los activos son baratos, sin duda más baratos que hace seis semanas. Plantéese esta pregunta: si no estuviera ya invertido en el mercado, ¿compraría?

Esta situación ofrece a los gestores de inversiones la oportunidad de añadir pequeñas posiciones en empresas que pueden tolerar entre seis y doce meses de perturbaciones en los ingresos. La profundidad y la duración de la pandemia, así como sus repercusiones, siguen siendo un interrogante. Los mercados han respondido a esta incertidumbre situando las correlaciones en niveles cercanos a uno. En periodos caracterizados por tales distorsiones, las inversiones de calidad reciben el mismo tratamiento que las inversiones mediocres, y esto genera oportunidades. La recuperación de las empresas, los consumidores y la economía mundial llevará su tiempo. Recomendamos a los inversores que amplíen sus horizontes temporales y que se armen de paciencia.

Esta crisis provocará a buen seguro un cambio de paradigma en la forma en la que interactuamos en sociedad, aunque la resiliencia y el ingenio del ser humano nos han ayudado a salir de crisis de similar magnitud en el pasado. Esta vez no será diferente. Si no apostamos por esta visión, nos abocamos inevitablemente a un escenario apocalíptico.

 

Tribuna de William J. Adams, director de inversiones de renta fija mundial, y Erik Weisman, gestor de carteras y economista jefe en MFS Investment Management.

Anotaciones:

  1. https://www.bls.gov/news.release/ocwage.nr0.htm

 

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La inteligencia artificial en el frente del coronavirus

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Pixabay CC0 Public Domain. La inteligencia artificial en el frente del coronavirus

“Estamos en guerra”, declaró el presidente de Francia el 16 de marzo de 2020. Luchamos contra un enemigo “invisible”, pero no invencible. Esta guerra no ha hecho más que comenzar y la ayuda que ofrece la inteligencia artificial podría contribuir a frenar la proliferación del virus. 

La investigación se beneficia actualmente de los avances que han favorecido la aparición de la inteligencia artificial, la informática en nube (cloud computing) y las tarjetas gráficas (GPU). Gracias al cloud computing, los recursos de cálculo son ahora accesibles a distancia, sin que los investigadores necesiten centros de datos gigantescos para hacer funcionar sus modelos moleculares y estudiar así el coronavirus. Para ello, pueden recurrir a proveedores como AWS (Amazon), Azure (Microsoft) o AliCloud (Alibaba). Gracias a Folding At Home, compañía de investigación biomédica colaborativa, y a Nvidia, líder mundial en tarjetas gráficas, un sistema de mutualización de tarjetas gráficas permite acelerar la investigación. 

Estas tarjetas gráficas aumentan la velocidad de los algoritmos de inteligencia artificial, así como el software de simulación biológica utilizados en la investigación para entender el virus y elaborar medicamentos y vacunas. El “don” de la potencia de cálculo también es posible y su éxito es consecuente, con más de 470 petaFLOPS de potencia de cálculo, más que los siete superordenadores más potentes del mundo.

Las iniciativas se multiplican. El Instituto de Inteligencia Artificial Allen de Seattle ha desarrollado un algoritmo de análisis semántico para resumir las publicaciones de la investigación mundial sobre el virus. Esta iniciativa ha atraído la atención del gobierno estadounidense, que ha invitado a varios grupos de investigación a sumarse a ella.

Por su parte, la canadiense BlueDot detectó la pandemia en diciembre de 2019, al registrar un creciente número de casos de neumonía en China. Nueve días más tarde, la OMS comunicaba la aparición del COVID-19. Otras empresas, como HealthMap, (Boston), o Metabiota (San Francisco) alertaron de la inminente propagación del virus. Aunque estas alertas no provocaron respuestas inmediatas, revelaron las capacidades predictivas de la inteligencia artificial. Junto con medidas concretas, en el futuro podrían reforzar la capacidad de resistencia y adaptación de nuestras sociedades y la economía.

La potencia de cálculo compartida y colaborativa hace avanzar la investigación y la inteligencia artificial permite optimizar los esfuerzos científicos desplegados a escala mundial, clasificando principalmente las casi 24.000 publicaciones científicas aparecidas, hasta hoy sobre el coronavirus. La inteligencia artificial está en su infancia y sus primeros pasos son prometedores.  Echiquier Artificial Intelligence mantiene el rumbo para detectar e invertir en las mejores empresas que, según nosotros, desarrollan o se benefician de esta tecnología revolucionaria.

Tribuna de Rolando Grandi, CFA y gestor de renta variable internacional en La Financière de l’Echiquier

Se debe aplanar la curva, sí, pero no solo la curva de contagios, también la de desigualdad

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Foto: Presidencia. Se debe aplanar la curva, sí, pero no solo la curva de contagios, también la de desigualdad

Vivimos una época complicada, de eso no hay discusión. Hace unas semanas escribí que no me gustaría estar en los zapatos de Arturo Herrera o de Gabriel Yorio al momento de hacer este documento, y hoy lo confirmo. Predecir variables económicas en un ambiente de alta incertidumbre se acerca más a un juego de azar que a una ciencia exacta, y en este contexto fue que la SHCP presentó el primero de abril los Pre-criterios Generales de Política Económica (PGPE).

No son PGPE alegres, pero tampoco son pesimistas. Presento un cuadro comparativo para ver como cambió la situación de los números presentados el año pasado como parte del presupuesto 2020 respecto a los presentados en los PGPE (gráfica 1).

G1

De entrada, vemos un crecimiento puntual del PIB relativamente optimista en -2%, cuando el consenso de analistas de la última encuesta de Banxico estima que el crecimiento sea de -4%. Asimismo, mientras escribo estas líneas, Bank of America (BofA) acaba de publicar el número de crecimiento más pesimista que se ha visto en las últimas semanas. Ellos esperan que México decrezca 8% durante 2020. Entonces, el -2% que pronostica SHCP queda un poco opacado por las cifras que el resto del mercado está esperando.

Hay que recordar que, entre menor sea el crecimiento, menor serán los ingresos tributarios. En los CGPE para 2020, SHCP estimaba un crecimiento puntal del PIB de 2%, y ahora estima de -2%. En término de ingresos, esto implica una reducción de ingresos tributarios de alrededor de 155.000 millones de pesos, sin embargo, si el crecimiento resulta ser aún menor, ese número crecerá (Gráfica 2).

G2

Solo con fines comparativos, en los PGPE publicados en abril de 2009, la SHCP estimaba que México iba a decrecer 2,8%, y terminó decreciendo 5,3% ¿optimismo? ¿falta de visibilidad? Pueden ser ambas. El punto es que es sumamente probable que el -2% de crecimiento no se logre, y estemos ante un escenario de mayores pérdidas de ingreso tributario.

Otro punto criticable es la producción petrolera. Si bien revisaron el número de barriles a la baja (de 1.951 a 1.850 mbd), sigue siendo alta para el nivel de precio que hay en el mercado. De hecho, Arabia Saudita anunció que están dispuestos a recortar su producción, siempre y cuando todos los miembros de la OPEC y G20 lo hagan, incluyendo Rusia, EE.UU., Canadá y México. De ser así, la producción petrolera se vería aún más afectada.

Por otro lado, SHCP espera que Banxico solo baje 0,75% más la tasa, y la mantenga ahí hasta finales de 2021. Creo que este escenario es poco realista. Banxico ha demostrado que tiene la capacidad de tener tasas tan bajas como 3%, y con la FED manteniéndose en 0% por lo menos todo 2020, un escenario de tasas en 5,75% a finales de año resulta poco creíble. Sin embargo, esta estimación es positiva para las finanzas públicas, ya que, de bajar aún más las tasas de Banxico, el costo de financiamiento del gobierno bajará, aliviando un poco las presiones por ese lado en el presupuesto de egresos.

Asimismo, me dio gusto ver la ampliación del déficit (SHRFSP) de 2,6% a 4,4%, que son niveles observados durante la crisis de 2008-2009. Eso es justo lo que necesita el país actualmente: más recursos que nos permitan paliar la caída en la actividad económica.

Si bien este aumento en el déficit contribuirá a que el endeudamiento general del país crezca, deberá ayudar a reactivar el crecimiento económico, y a la larga, si el déficit se controla (como es lo que se espera para años posteriores al 2021, con SHRFSP de 2,3%), el endeudamiento general deberá empezar a bajar.

Ahora bien, todos estos pronósticos se das en un ambiente de alta incertidumbre, y de alto pesimismo. En la última encuesta de Banxico, la percepción del entorno económico para hacer negocios los próximos 6 meses es francamente mala. El 94% de los encuestados pensaban que el ambiente de negocios empeorará los próximos 6 meses, 3% que se quedará igual, y 3% que mejorará. No se había visto tanto nivel de pesimismo nunca, ni siquiera en la crisis de 2008-2009 (Gráfica 3).

G3

Definitivamente estamos en un periodo muy complicado para el país, y siendo justos con la verdad, en este punto de la crisis no hubiese importado el color del partido que nos estuviese gobernado. Las perspectivas de México serían similares bajo el mandato de Meade, Anaya, Bronco o AMLO.

Lo que sí importa, y lo que va a marcar toda la diferencia, es la reacción ante los problemas. Y ahí sí creo que el color del partido hubiese importado. Los mexicanos necesitamos todo el apoyo del gobierno, en temas de salud, fiscales, de confianza, etcétera., independientemente de su estrato social, su color de piel, o su acento al hablar, y el gobierno actual parece rebasado por todo lo que está ocurriendo.

Todavía no es tarde para actuar. Se habla en los medios de aplanar la curva. Sí, pero no solo la curva de contagios. De no actuar en todos los estratos y con todas las herramientas posibles, la pobreza y la polaridad crecerán, y la curva de desigualdad se hará más pronunciada. Hay que aplanar la curva de desigualdad también, y la única manera de hacerlo es gobernando para todos.

Columna de Franklin Templeton México escrita por Luis Gonzali, CFA. V.P. / Senior Portfolio Manager

El impacto del coronavirus en la agenda ASG

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El impacto del coronavirus en la agenda ASG
Pixabay CC0 Public Domain. El impacto del coronavirus en la agenda ASG

El equipo de inversión responsable de BMO Global Asset Management ha considerado el impacto del coronavirus en la agenda ASG. Nuestro compromiso está dirigido a destacar la importancia de las cuestiones de sostenibilidad en las empresas y a conseguir que la atención de las juntas directivas se dirija hacia ellas. Con las compañías centradas en la crisis inmediata, es probable que sea difícil conseguir que los consejos de administración se centren en los temas de sostenibilidad. Sin embargo, incluso en una época de crisis a corto plazo, mantenemos la mirada en un horizonte de inversión a largo plazo.

Repercusiones en los trabajadores

Una prioridad urgente de las empresas es atender las preocupaciones de los empleados en relación con las bajas por enfermedad, la cuarentena y las responsabilidades de cuidados. La evidencia científica es clara en cuanto a que las medidas de auto-cuarentena son esenciales para controlar la propagación del virus. Las prácticas óptimas adoptadas por las empresas para permitir que los empleados se pongan en cuarentena varían según el sector y pueden incluir:

  • Suministro de equipos de protección
  • Introducir o ampliar las cláusulas de las bajas por enfermedad
  • Trabajo en turnos flexibles para los que no pueden trabajar desde casa
  • Fondos de emergencia para el personal temporal que no se necesita provisionalmente debido al cierre de la empresa
  • Asistencia en materia de salud mental

Ya estamos viendo brechas entre las empresas que están haciendo un buen trabajo en el cuidado de su personal y aquellas que no. Las que descuiden sus responsabilidades ahora, pueden enfrentarse a la hostilidad de los consumidores más adelante.

Además de sus empleados, las compañías tienen responsabilidades hacia otras partes interesadas, incluidos sus proveedores y sus clientes. Entre las medidas que pueden adoptar figuran la de velar por que se pague a los proveedores a tiempo, o incluso por adelantado, y la de facilitar el acceso de los clientes vulnerables a sus productos.

Junta General de Accionistas

Con las reuniones masivas desalentadas o prohibidas, las juntas en persona ya no serán posibles. Hemos estado hablando con las empresas sobre sus planes de contingencia, con opciones que incluyen el aplazamiento de la reunión, pasar a una versión híbrida (parte física y parte virtual), o una junta virtual solo en línea. Ya hemos visto múltiples reuniones canceladas y pospuestas, con más anuncios pendientes en los próximos días.

Ahora que las reuniones virtuales son una necesidad, animamos a las empresas a que se aseguren de que, por lo menos, los accionistas puedan seguir haciendo preguntas a la junta.

Pagos a los ejecutivos

Muchas empresas no cumplirán los objetivos del plan de incentivos, dadas las condiciones económicas y de mercado. Esto tendrá importantes implicaciones para los pagos a los ejecutivos y animamos a las empresas participadas a considerar lo siguiente:

  • Pagar a los ejecutivos bonificaciones generosas después de un año en el que los accionistas han perdido
  • Hacer ajustes para recompensar a los ejecutivos solo si demostraron habilidades excepcionales en transitar con su empresa a través del difícil período que se avecina
  • Compensar a los ejecutivos por sus bonos perdidos, en particular si sus empresas dificultan la auto-cuarentena de sus trabajadores
  • Tratar como excepcional cualquier aumento de la demanda como consecuencia directa del virus y estar preparados para ajustar los salarios a la baja

Asignación de capital

Uno de los pilares de la gobernanza empresarial es la asignación de capital. En un momento de inmensa presión y de costes significativos, la dirección debería revisar sus programas de recompra de acciones.

Aunque ciertos sectores van a recibir asistencia gubernamental, el resultado más probable para las empresas en dificultades será el uso del capital de emergencia. Alentamos a las compañías a que reduzcan al mínimo la dilución de los accionistas existentes, respetando sus derechos preferentes y dándoles el derecho de adquirir más acciones antes que otros en el mercado.

Cambio climático

El colapso de la actividad económica mundial dará lugar a un descenso a corto plazo de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Una estimación sitúa las reducciones de dióxido de carbono resultantes del cierre de China en febrero en 200 millones de toneladas, alrededor de la mitad de las emisiones anuales del Reino Unido. Sin embargo, esto es, por supuesto, un impacto temporal.

A nivel macroeconómico, la Agencia Internacional de la Energía también ha advertido de que es probable que la desaceleración detenga muchos proyectos ecológicos financiados con recursos gubernamentales, ya que los gobiernos desvían urgentemente recursos para apoyar a las empresas y los particulares.

Sanidad pública

La presión sin precedentes sobre los sistemas sanitarios refuerza la justificación de nuestro trabajo sobre la resistencia a los antimicrobianos (AMR) y el acceso a las estrategias de medicinas, incluyendo el precio responsable de los medicamentos. Los antibióticos no son efectivos contra virus como el COVID-19.

La crisis actual también pone de relieve la necesidad de garantizar que las vacunas que previenen las enfermedades infecciosas, así como los tratamientos eficaces, sean asequibles para todos.

Tribuna de Vicki Bakhshi, directora del equipo de Inversión Responsable de BMO Global Asset Management

La inteligencia artificial en la gestión de carteras de renta variable

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Pixabay CC0 Public Domain. La Inteligencia Artificial en la gestión de carteras de renta variable

La capacidad de análisis para identificar tendencias y predecir comportamientos de la Inteligencia Artificial está ya presente en muchos ámbitos y sectores. Aunque en la industria financiera también se lleva aplicando desde hace años, como por ejemplo en el trading, o más recientemente en la generación de modelos económicos para el Asset Allocation, es en el análisis y selección de activos de renta variable para la gestión de carteras donde está teniendo cada vez una mayor relevancia.

Hasta el momento han sido muchas las entidades que han destinado importantes esfuerzos en sistemas de Big Data para poder construir modelos predictivos. Sin embargo, los resultados han sido pobres. Los modelos estadísticos tradicionales resultan insuficientes para el volumen y complejidad de los datos.

Adicionalmente, el mercado financiero, a diferencia de otros ámbitos de aplicación, se caracteriza por tener un comportamiento no estable, con cambios, correcciones y aprendizaje continuo, de difícil aplicación también para los modelos estadísticos.

Los modelos de Machine Learning, junto a la tecnología Big Data, permiten superar estos obstáculos metodológicos, derivados de una gran cantidad de datos no estructurados y entornos de comportamiento complejos.

Sin embargo, el interés por la aplicación de la Inteligencia Artificial reside en el cambio que se está produciendo en la formación de los precios de los activos de renta variable en los mercados. Existe una creciente disociación entre las variables fundamentales de las acciones de las empresas y los movimientos de sus precios.

En este sentido, los procesos tradicionales de análisis enfocados principalmente a identificar activos infravalorados por el mercado, pueden resultar insuficientes para buscar rentabilidad a medio y largo plazo con un nivel de volatilidad controlada. Es necesario disponer de más información y de modelos más avanzados de los tradicionales para el análisis, selección de activos y construcción de carteras.

Para finalizar, me gustaría destacar que para que la tecnología sea una herramienta de utilidad, y en especial de fácil implementación, es necesario evitar a toda costa que los modelos utilizados constituyan cajas negras para el equipo de gestión. Permitir entender los resultados de los modelos, dando trazabilidad de los mismos, más allá de la utilidad de la Inteligencia Artificial, constituye sin duda el factor de éxito.

Tribuna de José Luis Álvarez, director de Inversiones en Danel Capital

¿Cuál es el tipo de real estate con mayor resistencia al COVID-19?

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CC-BY-SA-2.0, FlickrRyan McKnight . EX

Como ya es ampliamente sabido, el efecto del coronavirus se hace notar a lo largo y ancho de la mayor parte de las industrias, en todos los mercados, de todos los países.

Para un inversor conservador que en EE.UU. busca locales comerciales pequeños y medianos, con uno o pocos inquilinos, buena calidad crediticia del/los inquilino/s, contratos a largo plazo y la menor responsabilidad operativa posible. La pregunta esencial es qué empresas podrían ser las más resistentes a las amenazas y, por contraste, cuáles son las más vulnerables. 

En estos momentos en los que comenzamos a ver que muchos locales comerciales están vacíos (sin inquilinos), y algunos cerrados hasta próximo aviso, hay que poner especial atención en lo que ya ha ocurrido en otros países donde la epidemia se vivió antes o más fuerte.  

Evidentemente no todas las empresas sufrirán los efectos de esta crisis de la misma forma. Algunas hasta podrían verse beneficiadas, como por ejemplo aquellas que ofrecen productos/servicios esenciales para la vida cotidiana cuya demanda se ha visto exagera ante el miedo al contagio o el aislamiento de la gente.  Como también aquellas empresas que puedan aportar soluciones médicas, tecnológicas, de trasporte, etc.

En esta categoría de empresas que entendemos serán beneficiadas por esta crisis, destacaríamos:

  • Servicios de salud, seguros, primeros auxilios, clínicas médicas en general, etc. (ej: Blue Cross Blue Shield, MedRite, MD now, Davita, etc.)
  • Comestibles/Supermercados: (Ej: Publix, Walmart, CostCo, WholeFoods, Fresh Market, etc).
  • Empresas que minimicen el contacto físico y maximicen el aislamiento a través de las compras online, entregas a domicilio, etc. (Ej.: Amazon, Walmart, Domino’s etc.).
  • Farmacias (Ej.: Walgreens, CVS, etc.)
  • Servicios de mensajería (Ej.: FedEx, UPS, etc.)

Lo cierto es que en un futuro algo incierto en el corto plazo, podrían haber oportunidades atractivas.

Algunos sectores que podrían resultar más vulnerables:

  • Restauración in situ (Ej.:  Starbucks, Red Lobster, etc.).
  • Cines (AMC, Regal, Cinemark, etc.)
  • Gimnasios (LA Fitness, Equinox, etc.)
  • Artículos de lujo (En China se estima que los productos de lujo han experimentado una baja en ventas de entre el 60 y el 90% durante la epidemia).
  • Ropa: (Gap, Patagonia, Uniqlo etc.)

Por último es importante resaltar que una de las protecciones más efectivas contra la amenaza económica del Coronavirus, independientemente de la industria del inquilino, podría ser simplemente la combinación de una buena calidad crediticia con un contrato a largo plazo respaldado por una garantía corporativa.  De esta manera se podría mitigar sustancialmente la posibilidad de un default por parte del inquilino durante un plazo suficiente para superar los momentos más inciertos.

Opinión de Exan Capital

La velocidad de los contagios es clave para que los mercados alcancen un punto de inflexión

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La velocidad de los contagios es clave para que los mercados alcancen un punto de inflexión
Pixabay CC0 Public Domain. La velocidad de los contagios es clave para que los mercados alcancen un punto de inflexión

Los mercados están liderando el ciclo económico real y, por tanto, tocarán fondo antes del final de la pandemia. Sin embargo, deberían estabilizarse una vez aliviados respecto a estas tres cuestiones:  

1. El patrón cíclico de la pandemia, o cuando haya alguna señal de una mejora en la velocidad del contagio. Esto depende de la variable «tiempo» (extensión del periodo de crisis) y de los esfuerzos de movilización (las medidas de contención puestas en vigor en los distintos Estados). Todavía hay mucha incertidumbre en este punto.

2. La táctica de «lo que sea necesario» (“whatever is necessary”) de las autoridades fiscales y monetarias, y si sus políticas se consideran creíbles y eficaces para aliviar las condiciones financieras del sector empresarial o proporcionar recursos adecuados a los hogares para que puedan afrontar un período de mayor desempleo debido al cierre de la actividad económica. Los mercados parecen haber entendido finalmente cuán grandes y sin precedentes son estos esfuerzos.

3. El tramo corto de la curva de crédito, tras las recientes dislocaciones, y los rendimientos de los bonos “core”, que han comenzado a subir desde que se anunciaron las medidas fiscales, descontando una mayor deuda futura. Los rendimientos de los bonos parecen estar bajo control ahora, aunque en el lado del crédito todavía hay margen de mejora;

Sin embargo, los “bazucas” políticos no serán efectivos a menos que haya una caída en la velocidad de contagio. La combinación de ambas impulsará el momento de la recuperación y, mientras la pandemia no parezca estar bajo control, la volatilidad persistirá. En nuestra opinión, lo que más importa a los inversores es la velocidad de la dirección de la pandemia, aún al alza en el número de casos, con una aceleración en los últimos días.

Cuando las medidas de contención comiencen a funcionar, la velocidad de contagio debería desacelerarse. Esto sucedió primero en China y ahora vemos algunas señales de que está empezando a ocurrir también en Italia. La mayoría de los países todavía están lejos de su punto máximo, con el Reino Unido y Estados Unidos todavía en fase de aceleración, así como muchos países de la UE, mientras que algunos mercados emergentes todavía se encuentran en una etapa temprana.

Si este bloqueo global demuestra tener éxito, la pandemia debería acelerarse hacia su máximo en abril. Después, la velocidad en el crecimiento de nuevos casos debería empezar a disminuir. Estamos avanzando en esta dirección, pero todavía no estamos ahí. A corto plazo, solo podemos esperar un alivio temporal de la dislocación extrema del mercado en lugar de una recuperación completa y estable.

En esta fase transitoria, a medida que se desarrolle la crisis, se hará evidente para los inversores que al día siguiente de que termine la pandemia se encontrarán con menores rendimientos de los bonos “core” y con la necesidad de encontrar rentabilidad en otros lugares. El crédito y la deuda de los mercados emergentes serán los candidatos naturales en los mercados públicos, pero de momento la presión sobre estas clases de activos sigue siendo elevada y todavía no es hora de hablar de puntos de entrada agresivos. 

En cuanto al crédito, continuamos siendo cautos y muy selectivos en high yield y preferimos el segmento investment grade, que debería beneficiarse del paraguas de los bancos centrales al igual que los bonos periféricos. Una continuación de la espiral bajista en los mercados solo podría justificarse por un shock permanente en el crecimiento potencial, pero este no es el escenario más probable en este momento.

Los mercados de renta variable seguirán bajo presión hasta que se materialicen los signos de estabilización en la curva de la evolución de la epidemia. En renta variable, vemos que surgen oportunidades en sectores cíclicos de calidad que podrían repuntar con fuerza una vez que se restablezca el atractivo de los cíclicos a medida que nos acercamos al pico de la pandemia. Algunos mínimos podrán verse antes a nivel regional y China es un buen candidato para ello.

En términos de gestión de cartera, este contexto requiere mantener un enfoque cauteloso, ya que reconocemos que la aversión al riesgo global persistirá a corto plazo e impulsará legítimamente el regreso hacia la seguridad en una combinación de activos líquidos, defensivos y de alta calidad. La gestión activa y la selección serán clave para gestionar esta «fase intermedia» y, en particular, el equilibrio entre el rendimiento y la liquidez. Ahora, más que nunca, una sólida gestión de liquidez marcará la diferencia.

Tribuna de Pascal Blanqué, director global de inversiones de Amundi

Objeto económico no identificado: incertidumbre

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Pixabay CC0 Public Domain. Objeto económico no identificado: incertidumbre

Algo sin precedentes está sucediendo en la economía mundial. En países enteros, la economía se está estancando, excepto en las actividades fundamentales, principalmente en el sector de la salud. La gente se ve obligada a quedarse en casa, sin trabajar o tratando de hacerlo a distancia, intentando aprovechar los recursos disponibles frente a las muchas limitaciones personales, tecnológicas y psicológicas. Esto implica caída repentina del volumen de trabajo y de la productividad, es decir, del crecimiento económico.

La incertidumbre económica ha alcanzado nuevas cotas, superando incluso los niveles del otoño de 2008. Hasta que la «curva» de la epidemia se aplane, hay razones para creer que la ansiedad y la aversión al riesgo podrían aumentar aún más.

En este sentido, la escala de las revisiones probablemente excederá lo que se vio después del colapso de Lehman Brothers. De septiembre de 2008 a marzo de 2009, la previsión de crecimiento del PIB mundial para los próximos 12 meses se redujo en 3,3 puntos porcentuales. Antes de la aparición del coronavirus, se esperaba un crecimiento mundial del orden del 3%. Ahora será negativo. Es la primera vez que esto ocurre después de 1945. La oleada de malas estadísticas económicas tanto para la actividad como para el empleo solo acaba de empezar.

Dado que muchos sectores se encuentran paralizados (restauración, turismo, transporte aéreo) y otros se ven gravemente obstaculizados por las medidas de confinamiento (producción manufacturera, comercio de bienes duraderos), es posible que el nivel del PIB disminuya un 5%, 10% o más en unas pocas semanas en varios países. Al final todo dependerá de la duración y la gravedad de las medidas de confinamiento. Después de 1945, la contracción trimestral más pronunciada del PIB real fue del -4,7% en Alemania en el primer trimestre de 2009 y del -5,3% en Francia en el segundo trimestre de 1968.

Este último ejemplo, aunque bastante antiguo, puede arrojar algo de luz sobre el impacto del parón de la economía. En mayo-junio de 1968, Francia sufrió una huelga general que acompañó al movimiento de protesta estudiantil. Como resultado, la producción se derrumbó. Una vez que el levantamiento y la huelga terminaron, se recuperó en un 8%. Es probable que el coronavirus sea más duro que los estudiantes.

Aunque el impacto tendrá proporciones históricas, debemos destacar que la respuesta tampoco tiene precedentes. En pocos días los bancos centrales han reactivado todos los instrumentos que se habían aplicado, aunque con algunos tropiezos, en el momento de la crisis financiera de 2008-2009. Hemos tenido recortes agresivos de los tipos de interés, nuevos programas de compra de activos, facilidades de liquidez, cooperación internacional para evitar la escasez de dólares y una relajación de las restricciones normativas para el sector bancario.

Los bancos centrales están ofreciendo una garantía ilimitada a los gobiernos y bancos para apoyar la economía. El objetivo es evitar la crisis crediticia mundial que se produjo en 2009. Esto es lo que puede marcar la diferencia entre una crisis muy grave, pero de corta duración, y una crisis muy grave, pero con efectos acumulativos.

Las reacciones de las autoridades fiscales son diferentes de un país a otro, aunque la línea general consiste en garantizar los préstamos a las empresas (en particular las PYME) y aumentar el gasto en prestaciones de desempleo. En resumen, el sector público está sustituyendo al sector privado, cuya actividad se ve perturbada, sin tener en cuenta lo que esto significa en términos de deuda adicional. El proceso de adopción de decisiones fiscales también es más largo que el de la política monetaria.

Por otro lado, los partidos políticos a veces pueden tener cierta influencia, como demuestra lo que ha sucedido en Estados Unidos con el plan de estímulo aprobado por el Congreso y la Casa Blanca.

La crisis económica va más allá de cualquier cuadro estándar. La modestia nos obliga a decir que nadie puede predecir lo que ocurrirá. La dirección de la economía, a corto plazo, seguirá siendo dictada por cómo se desarrolle la crisis sanitaria. Por el momento, la tendencia será bajista, pero si logramos que nuestras economías vuelvan a funcionar en unas pocas semanas -con China aparentemente marcando el camino- el rebote podría ser tan espectacular como la caída que lo precedió.

Tribuna de Bruno Cavalier, economista jefe de Oddo BHF