Las crisis se acumulan a meses de las elecciones de EE.UU.

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Las crisis se acumulan a meses de las elecciones de EE.UU.
Pixabay CC0 Public Domain. Las crisis se acumulan a meses de las elecciones de EE.UU.

La irrupción del COVID-19 lo ha puesto todo patas arriba, incluyendo la carrera hacia la Casa Blanca. Si no hubiera aparecido el virus, los demócratas aún se estarían destrozando unos a otros en las primarias. Donald Trump no se habría enfrentado a una emergencia sanitaria, una crisis económica y, además, ahora tiene una crisis social entre manos.

Las predicciones recientes muestran una ventaja para el rival demócrata del presidente, Joe Biden. Aún quedan cinco meses para que se celebren las elecciones y, durante este período, pueden aparecer otras distracciones o puede que algunas se reaviven deliberadamente, como por ejemplo en la política exterior (tensiones con China). Y, para noviembre, la economía seguramente se habrá recuperado. Estos son todos los factores por los que hay que apostar.

El politólogo Allan Lichtman, en su libro, “Las llaves de la Casa Blanca”, citó que un factor clave en la reelección de un presidente en ejercicio era la falta de un malestar social sostenido. Trump no puede decir que le haya faltado en toda esta legislatura. La primera semana de junio estuvo marcada por las manifestaciones contra la violencia policial, que fueron inusualmente intensas y que también derivaron en disturbios y saqueos. Para restaurar el orden, los gobernadores llamaron a la Guardia Nacional en casi la mitad de los estados.

El presidente Trump, acusado de avivar las brasas, no salió con una reputación mejorada de esta situación, según las encuestas de popularidad y las predicciones de victoria. Aunque es demasiado pronto para decir que la suerte esté echada. Si se repite la experiencia de 2016, los colegios electorales darán a Trump una bonificación equivalente a casi 3 puntos en el voto popular. Las encuestas no logran representar bien el voto popular como un factor de éxito. En octubre, cuando las intenciones de voto se aclaren, ¿cuál será el tema dominante? Nadie lo sabe.

ODDO - elecciones EEUU

 

Mientras tanto, hay que tener en cuenta una serie de factores de riesgo:

La gestión de la crisis sanitaria por parte de Trump ha sido muy criticada, pero ¿se olvidará dentro de cinco meses si la pandemia sigue reduciéndose? ¿Hay alguien que siga hablando del impeachment de Trump de diciembre pasado?

Desempleo: ¿Continuará tan alto el nivel desempleo después del verano, lo que seguirá siendo un factor importante para los votantes, o más bien se fijarán en el pronunciado descenso después de haber tocado fondo de forma histórica?

China: La crisis actual tiende a amplificar las críticas a China, tanto en el plano político (las autoridades han tratado de enmascarar la gravedad de la epidemia, aumentando el problema) como en el plano económico (la excesiva dependencia de los proveedores chinos). Al atacar a China, Trump no teme a nadie. Incluso puede que le interese elevar su retórica agresiva, sabiendo que la opinión mayoritaria está en la misma página. Esto sería una desventaja para Joe Biden, que preferiría una campaña electoral centrada en temas sociales.

Tribuna de Bruno Cavalier, economista jefe de ODDO BHF

 

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Cómo el envejecimiento podría ser una ventaja para los inversores

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Pixabay CC0 Public Domain. Cómo el envejecimiento podría ser una ventaja para los inversores

La innovación en materia de atención sanitaria está creando oportunidades de inversión a medida que aumenta la demanda de tratamientos con el incremento de la esperanza de vida.

La mejora del nivel de vida y los estilos de vida más saludables están impulsando un incremento de la esperanza de vida en muchos países. Las personas mayores de 65 años constituyen hoy el segmento de la sociedad que crece más rápidamente en los países desarrollados. Con una población cada vez más envejecida, también crece el riesgo de sufrir enfermedades crónicas, lo que conlleva a una mayor demanda de servicios sanitarios.

Con la asignación presupuestaria al sistema sanitario de muchos países desarrollados ya al límite, las nuevas tecnologías sanitarias podrían ofrecer importantes oportunidades de crecimiento para los inversores.

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La demografía impulsa la demanda de atención sanitaria

En 1950 el promedio de vida mundial era de sólo 47 años. Para 2020 se prevé que aumente a 73 años y para 2030 las Naciones Unidas estiman que la gente de todo el mundo puede esperar vivir (en promedio) hasta los 83 años. Y el grupo de edad de más rápido crecimiento en el mundo es actualmente el de los mayores de 65 años, que representarán el 14,1% de la población mundial en 2040, en comparación con el 9,3% en 2020.

En el Reino Unido, los mayores de 65 años representarán casi una cuarta parte de la población en 2040, mientras que en Japón la cifra será de más del 35%. Y con el aumento de la edad, suelen venir más complicaciones de salud.

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La presión de costes impulsa la llamada al cambio

Los países desarrollados gastan un promedio de entre el 10% y el 12% de su PIB en atención sanitaria. Esto va desde el 9,8% de Reino Unido hasta el 12,2% de Suiza. EE.UU. es un caso atípico dentro de esta lista, ya que actualmente gasta el 17% del PIB y se prevé que esto aumente al 25%. Y con una población envejecida, hay una creciente presión sobre los presupuestos destinados a la salud.

Una parte significativa del gasto en salud en muchos países desarrollados es, en el mejor de los casos, ineficaz y, en el peor, un derroche. Por ejemplo, muchos pacientes reciben una atención innecesaria o de bajo valor que no influye en los resultados de su salud. Muchos sistemas de salud son deficientes en cuanto al uso de medicamentos genéricos, mientras que algunos prestan atención en lugares costosos, como hospitales, en lugar de hacerlo en entornos económicamente más eficaces. Esto hace que los proveedores de atención sanitaria tengan que ser más eficientes para reducir el despilfarro. 

La tecnología está reforzando la eficiencia

El uso eficiente de la tecnología está ayudando a reducir el despilfarro, disminuir los errores y aumentar la eficacia de la atención médica. La tecnología de los teléfonos inteligentes se está utilizando para vigilar la salud de los pacientes, y algunas aplicaciones ofrecen ya recompensas cuando un paciente logra una determinada actividad o un objetivo de salud, por ejemplo, caminar un determinado número de pasos al día. También se está facilitando cada vez más la concertación de citas con médicos y terapeutas a través de aplicaciones de vídeo desde el teléfono o en el ordenador.

La innovación está abriendo nuevas oportunidades de inversión

Con el rápido desarrollo de nuevas tecnologías de atención sanitaria, las empresas que están a la vanguardia podrían ofrecer oportunidades atractivas para los inversores a largo plazo. El valor de las inversiones farmacéuticas y biotecnológicas creció en un 232% entre 2010 y 2018 hasta alcanzar los 28.300 millones de dólares (desde los 8.500 millones de dólares), según un estudio de McKinsey. En el mismo período, el valor de las inversiones en tecnología sanitaria y salud digital creció un 186% hasta alcanzar los 30.800 millones de dólares (desde 10.800 millones).

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Además, según un estudio de BofA Merrill Lynch, algunas áreas de la atención médica podrían expandir su tamaño de mercado por medio de tasas de crecimiento anual compuesto (CAGR) de más del 50% en el periodo comprendido entre 2018 y 2025. Por ejemplo, se prevé que el tamaño del mercado del big data (la mejora del uso de los datos para optimar los resultados de los pacientes) y de la inteligencia artificial en la atención sanitaria crezca a una tasa CAGR del 50,1% hasta los 36.100 millones de dólares (desde los 2.100 millones de dólares).

Tribuna de John Bowler, gestor Global Healthcare de Schroders

La ecologización del crédito corporativo

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Foto cedidaStéphane Rüegg, Client Portfolio Manager, Pictet Asset Management. Stéphane Rüegg, Client Portfolio Manager, Pictet Asset Management

El mercado de bonos verdes ha experimentado un gran auge. La demanda de inversiones respetuosas con el medio ambiente se ha incrementado al mismo tiempo que aumentaba la concienciación sobre la necesidad de controlar el cambio climático y la contaminación, impedir el deterioro de la biodiversidad y asegurar un futuro sostenible.

Pero, al igual que con cada nueva clase de activos que levanta el vuelo, los inversores deben tener cuidado con los riesgos.

Hace una década, el mercado de bonos verdes corporativos era prácticamente inexistente. A finales de abril de 2020, su valor ascendía a 347.000 millones de dólares. 

En pocas palabras, los bonos verdes son deuda destinada a financiar proyectos específicos relacionados con el medio ambiente. Parte de su atractivo para la inversión se debe a su reglamentación: los gobiernos interesados en fomentar los proyectos ecológicos suelen ofrecer desgravaciones fiscales por la tenencia de estos instrumentos. No obstante, también son atractivos porque denotan el tipo de gestión con visión de futuro que suele equipararse con el éxito empresarial a largo plazo.

La ventaja para las empresas reside en que la demanda de estos bonos tiende a diversificar su base de inversores. Y los datos reflejan que los inversores en bonos verdes suelen mostrar un mayor grado de compromiso y mantener los instrumentos durante más tiempo que la deuda convencional.

Los bonos verdes apuntan muy alto

Tamaño del mercado de bonos verdes corporativos y públicos, índice ICE Bank of America Merrill Lynch Green Bond, miles de millones de dólares 

Tamaño del mercado de bonos verdes corporativos y públicos

Fuente: índice ICE Bank of America Merrill Lynch Green Bond. Datos a 30/04/2020.

Para los emisores, uno de los atractivos de estos bonos es que sus vencimientos son más largos, por lo que la refinanciación puede ser menos frecuente. Por ejemplo, los bonos verdes (corporativos y públicos) tienen una duración media de casi 8 años, frente a los 7,2 años de la deuda corporativa “investment grade” global, quizás debido al hecho de que los proyectos medioambientales tienen horizontes temporales largos.

Además, recientemente la emisión se ha ido ampliando por todo el espectro del crédito. Aunque la mayoría de los bonos verdes corporativos tienen una calificación de “investment grade”, los emisores de “high yield”, como la empresa de reciclaje y gestión de residuos Paprec, el fabricante de turbinas eólicas Nordex y el fabricante de vidrio O-I Packaging Group también han hecho incursiones en el mercado. Y otras empresas podrían seguir su ejemplo. Las secuelas de la pandemia del coronavirus podrían dar lugar a que aproximadamente un 44% de los bonos verdes calificados como BBB –una proporción menor que la de los mercados de deuda corporativa en general– se conviertan en ángeles caídos al caer en territorio “high yield”.

El riesgo al que se enfrentan los inversores es el de confundir los bonos existentes por el auténtico deseo de una empresa de promover un programa ecológico con aquellos que son más bien un “ecoblanqueo”. Es decir, los de empresas que emiten deuda como bonos verdes, pero que en realidad utilizan el capital obtenido para otros fines, como la refinanciación de su deuda existente. 

No hay una demarcación clara entre dónde terminan los unos y dónde empiezan los otros. Esto se debe, en parte, a que los bonos verdes pueden no ser necesariamente una financiación afectada específicamente a proyectos, sino que más bien suelen figurar en el balance de la empresa emisora y, por lo tanto, aparecen integrados en la combinación de activos total –razón por la cual a los bonos verdes se les suele asignar la calificación crediticia de la empresa. Aún así las agencias de calificación podrían rebajar la calificación de los bonos verdes por consideraciones medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG), ya que cada vez las tienen más en cuenta en sus análisis.

Por ejemplo, la multinacional eléctrica italiana Enel fue acusada de “ecoblanqueo” cuando emitió un bono vinculado a su compromiso de incrementar su uso de energías renovables. El incumplimiento de los objetivos obligaría a la empresa a pagar un cupón más alto por el bono. Era un compromiso aparentemente ecológico, pero los críticos argumentaron que en realidad era poco más que una opción para producir electricidad contaminante.(1)

Otro ejemplo es Teekay Shuttle Tankers, empresa propietaria de una de las mayores flotas de petroleros del mundo, que se propuso captar un mínimo de 150 millones de dólares para construir cuatro nuevos buques de bajo consumo de combustible mediante la emisión de un bono verde. No alcanzó su objetivo, en parte debido a las dudas de los inversores sobre lo ecológico que podría ser un petrolero, por poco combustible que consumiera.(2)

Las zonas grises de los bonos verdes

Para complicar más las cosas, algunos emisores están subdividiendo todavía más esta clase de valores en, por ejemplo, bonos “azules” relacionados con la inversión en agua, o en bonos de “transición” que promueven el cambio a una economía con menos emisiones de carbono. Entretanto, tras la pandemia del coronavirus se ha renovado el interés por los bonos “sociales”, que prometen un impacto más amplio sobre la sociedad. 

A veces resulta conveniente mirar más allá de la etiqueta verde e invertir en valores convencionales emitidos por una empresa verdaderamente respetuosa con el medio ambiente. Algunas empresas con una sólida trayectoria medioambiental han evitado emitir bonos verdes debido al tamaño del mercado, que aún es reducido, y a su naturaleza especializada, o bien porque calculan que no les compensan los costes de cumplimiento normativo adicionales que conllevan los bonos verdes.

Por eso, por ejemplo, hasta ahora son solo tres las empresas automovilísticas que han emitido un bono verde, y Tesla, que lidera el sector de los vehículos eléctricos, no es una de ellas. Todo ello pese a que el sector ha realizado mayores avances hacia el transporte ecológico, sobre todo en lo referente a electrificación. De hecho, el mercado de bonos verdes sigue estando relativamente concentrado, con más del 70% emitido por empresas financieras y de “utilities”.

No obstante, a pesar de todas las zonas grises de los bonos verdes, las cosas están mejorando. Parte de esa mejora se debe a la implantación de las mejores prácticas, parte a organismos de la industria y parte a los reguladores.

Por ejemplo, tras una emisión de tres bonos sostenibles que culminó con una colocación de deuda por valor de 1.000 millones de dólares en 2019, la cadena estadounidense de café Starbucks ha creado un modelo para que otras empresas lo sigan. Sus objetivos de cambiar la adquisición de sus granos de café a productores sostenibles y de hacer más ecológicas sus operaciones minoristas tuvieron una muy buena acogida entre los inversores.(3) La compañía, a su vez, se convirtió en un recurso informativo para otras empresas que deseaban captar fondos mediante bonos verdes. 

Un código industrial voluntario determina los bonos que pueden considerarse como “verdes”, los cuales requieren verificación por parte de un tercero acreditado y certificado por el Climate Bonds Standard and Certification Scheme. Esto, a su vez, se refuerza con una segunda opinión formulada por agencias externas independientes, como Sustainalytics, que examinan el carácter ecológico de los bonos.

Los organismos gubernamentales también se han involucrado, por fin. La Unión Europea abrió el camino en diciembre de 2019 estableciendo normas para regular los productos financieros que podrán considerarse como “verdes” o “sostenibles”. Dichas normas exigen que las empresas revelen con total transparencia qué proporción de sus inversiones es ecológica o sostenible. Tan solo un 17% del valor de mercado de los bonos verdes incluidos en el índice MSCI Green Bond cumpliría los requisitos del Estándar de Bonos Verdes de la UE (EU GBS).

Pero este campo sigue siendo bastante nuevo y cuantificar lo que con frecuencia son aspectos cualitativos de las actividades es muy complicado. Las agencias que califican a las empresas con arreglo a criterios medioambientales, sociales y de gobierno corporativo pueden proporcionar evaluaciones muy dispares, según la importancia que den a diversos factores como, por ejemplo, la industria, la región donde se desarrollan las actividades y las intenciones del equipo directivo.

Teniendo en cuenta todas las complejidades que conllevan, los inversores deben adoptar un enfoque prudente y analítico. Algunos bonos verdes son más ecológicos que otros. Algunos bonos corporativos convencionales emitidos por empresas responsables con el medio ambiente pueden ser más ecológicos que los bonos verdes. Además, en algunos casos, los fondos obtenidos mediante deuda ordinaria por empresas de industrias contaminantes se destina a inversiones medioambientalmente valiosas –sobre todo cuando la intención de la empresa es cambiar en profundidad la naturaleza de sus actividades. Equilibrar las credenciales medioambientales con los factores sociales exige la adopción de una perspectiva amplia del mercado. Un bono verde no debe evaluarse sin tener también en cuenta la estrategia general de la empresa emisora para favorecer un modelo de negocio más ecológico y sostenible.

 

Columna de Stéphane Rüegg, Client Portfolio Manager del equipo de renta fija de Pictet Asset Management.

 

Para más información sobre las capacidades de Pictet Asset Management en renta fija e inversión sostenible, por favor haga click en estos enlaces. 

Anotaciones: 

(1)  https://www.environmental-finance.com/content/analysis/
in-response-to-accusations-that-enels-sdg-bond-was-greenwashing.html
(2) https://www.ft.com/content/b1d4201c-f142-11e9-bfa4-b25f11f42901
(3) https://www.sustainalytics.com/sustainable-finance/wp-content/
uploads/2019/05/Starbucks-Sustainability-Bond-Second-Party-Opinion_05012019.pdf

 

La información, opiniones y previsiones incluidas en este documento son el resultado de las estimaciones en su fecha original de publicación y pueden verse afectadas por riesgos e incertidumbres que podrían hacer que los resultados reales sean sustancialmente diferentes de los presentados en este documento.

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Este documento ha sido publicado en Suiza por Pictet Asset Management SA y en el resto del mundo por Pictet Asset Management Limited, sociedad autorizada y regulada por la Financial Conduct Authority, y no podrá reproducirse ni distribuirse, ni parcialmente ni en su totalidad, sin su autorización previa.

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¿Continuará la recuperación?

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Pixabay CC0 Public DomainJean Wimmerlin. Jean Wimmerlin

Los mercados de valores evolucionaron adecuadamente en junio. La renta variable registró resultados positivos, los diferenciales se estrecharon y el dólar se debilitó. Sin embargo, por primera vez en meses, las noticias sobre el virus no fueron en absoluto positivas.

El aumento de las tasas de infección en Estados Unidos (y en todo el mundo) pesó sobre las buenas y homogéneas noticias económicas, ámbito en que los datos superaron las expectativas en general. De nuevo, las rentabilidades de la deuda pública siguen excepcionalmente ancladas, sin apenas variar durante el mes y el trimestre. De hecho, las rentabilidades de la deuda pública estadounidense a 10 años cerraron el trimestre básicamente sin cambios (aunque las rentabilidades han subido un 11% desde comienzos de año)1.

Aunque esta evolución no necesariamente parezca positiva, es todo un logro que las rentabilidades de la deuda pública simplemente no varíen cuando los datos económicos superan incluso las previsiones más alcistas y el high yield y las acciones se anotan rendimientos superiores al 10%. De hecho, anclar las rentabilidades de la deuda pública y la intervención en los mercados de crédito (corporativo e hipotecario) son las líneas de acción de los bancos centrales. Hasta ahora, ha sido una estrategia ganadora. Que terminen o no ganando la guerra exigirá avances en el frente sanitario; una economía no puede ser normal si las personas no pueden trabajar o sentirse seguras al gastar su dinero.

En junio, no se produjeron nuevas iniciativas de política, si bien los programas que ya se habían anunciado supusieron un efecto significativo para el mercado. Se lanzó el anunciado programa de préstamo de valores titulizados a plazo (TALF) de la Reserva Federal, si bien, dada la compresión de los diferenciales de los bonos de titulización de activos con una calificación de AAA en el segundo trimestre, no queda claro si dicho banco central efectivamente prestará cuantías importantes, ¡pues ya ha logrado sus objetivos sin gastar o prestar un centavo! Eso sí que es credibilidad. Incluso aunque los fondos del TALF no acaben invirtiendo cantidades importantes, la existencia del programa fue el factor fundamental del descenso de los diferenciales.

En Europa, se captaron 1,35 billones de euros en la tercera ronda de operaciones de financiación a plazo más largo con objetivo específico (TLTRO) del Banco Central Europeo (BCE), que permiten a los bancos tomar dinero en préstamo de dichas operaciones a un interés del -1%.2 Aunque el BCE lleva ofreciendo rondas de financiación mediante TLTRO desde 2012, lo que resulta significativo de la última es no solamente lo bajo que resulta el coste de financiación —¡a los bancos se les paga literalmente un 1% por tomar en préstamo!—, sino también la cuantía que los bancos pueden captar dadas las condiciones asociadas al programa. La elevada cuantía prestada y su bajo coste suponen un impulso para la rentabilidad de los bancos europeos, la economía y los activos financieros que los bancos podrían comprar. De cara al futuro, los bancos centrales han ganado credibilidad, de forma que parece que solo tienen que avisar con tener que hacer más para conseguir que los mercados evolucionen en la dirección deseada. Los mercados, sin duda alguna, creen en el aura de «todo lo que sea necesario» que actualmente rodea a los bancos centrales. Persiste el dominio de sus políticas.

Las iniciativas fiscales también han sido claves para respaldar la incipiente recuperación económica. Los pagos de transferencias han impulsado los ingresos, potenciando el gasto según terminaban los confinamientos. Aunque existen dudas sobre algunos de los programas de Estados Unidos de ayudas vía ingresos que expiran a finales de julio, confiamos en que el Congreso de dicho país renueve o lance nuevos programas para mantener el flujo de ingresos hacia quienes hoy por hoy no tienen trabajo.

En Europa, sigue debatiéndose acerca del Fondo de recuperación, pues no todos los países están de acuerdo con aplicar mayor laxitud, si bien se avanza muy claramente hacia permitir que cada gobierno gaste más si así lo decide y hacia un mayor respaldo fiscal a escala de la UE. Auguramos que la política monetaria seguirá girando considerablemente en torno a los estímulos, contribuyendo a disipar las inquietudes de los inversores sobre las mayores necesidades de financiación de los gobiernos.

Aunque junio y el segundo trimestre generaron rentabilidades estelares, abundan los riesgos. El alarmante auge de las tasas de infección en diversos estados grandes de Estados Unidos y los brotes en países que dejan atrás el confinamiento suponen riesgos para la economía. Las presidenciales en Estados Unidos y las relaciones entre este país y China suponen otro conjunto de problemas independientes de la pandemia. Sin embargo, por otra parte, los avances de las diferentes vacunas en estudio y los posibles tratamientos podrían traducirse en sorpresas económicas y financieras positivas. Hay mucho en lo que pensar. Seguimos confiando en que, a pesar del aumento de las tasas de infección, no vuelvan a imponerse confinamientos a gran escala.

Gráfico 1: Rendimiento de los activos desde el comienzo del año

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Gráfico 2: Variaciones mensuales de monedas frente al USD

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Gráfico 3: Variaciones mensuales considerables de las rentabilidades a 10 años y los diferenciales

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Perspectiva para la renta fija

Nuestra perspectiva para la renta fija sigue siendo entre optimista y moderadamente alcista. Sin embargo, hay algunos obstáculos. Se produjo el rebote económico en forma de V, pero es probable que se aplane. Un repunte no es una tendencia. Es posible que los datos económicos no sean tan sorprendentemente buenos de cara al futuro (podrían serlo, pero no deberíamos contar con ello). Las valoraciones no son tan favorables como el mes pasado. También es posible que veamos avances más limitados en el empleo y la producción con respecto a nuestras expectativas, ahora mejoradas.

Asimismo, incluso con las mejoras en numerosos frentes, diversos sectores importantes permanecen cerrados o funcionan muy por debajo de su potencial (viajes, ocio y entretenimiento). Este extremo ralentizará las ganancias agregadas. Fijándonos en lo positivo, las personas tienen dinero y quieren gastarlo y las compañías desean contratar y aumentar o restaurar su producción. No obstante, percibimos riesgos en la posibilidad de una reapertura torpe de las economías en un contexto de una segunda ola de infecciones peor que la primera, así como en que el recrudecimiento de las tensiones entre Estados Unidos y China (Hong Kong y cuestiones comerciales) y el ruido geopolítico en otras regiones (Rusia/India frente a China) pesen sobre la percepción de riesgo.

Los mercados se anotaron resultados excepcionales en junio y en el segundo trimestre. La razón de dicha evolución fueron en parte la mejora de los datos, el posicionamiento del mercado, las políticas adoptadas y la esperanza acerca de la evolución de la pandemia. ¿Continuará la recuperación?  Creemos que puede continuar, pero a un ritmo menor. Lo más importante es que el respaldo de las políticas adoptadas sigue siendo robusto y que se fortalecerá en caso necesario. No hay duda de que los reguladores se encuentran en modo «todo lo que sea necesario». No debemos subestimar las capacidades y la disposición de los bancos centrales para ofrecer apoyo efectivamente ilimitado en los próximos meses.

Así pues, es de esperar que las rentabilidades de la deuda pública sigan siendo bajas y estables, como deben continuar. La volatilidad ha caído de forma sostenida con motivo de la mejora de los datos económicos, los pagos de transferencias fiscales, la mejora en el control del virus (al menos, más allá de Estados Unidos y Brasil) y las medidas de expansión cuantitativa. Cualquier subida de las rentabilidades más a largo plazo posiblemente se produzca por una mejora sustancial de la perspectiva económica y sobre la pandemia. Sin embargo, incluso en ese caso, la inflación estaría muy por debajo del objetivo y la Reserva Federal, por ejemplo, posiblemente adoptaría un marco de políticas basadas en resultados —a saber, no endurecería las condiciones hasta lograrse sus objetivos de política—, todo lo cual apunta que las primas de riesgo y las expectativas para los tipos quedarían oprimidas durante años. El riesgo para esta perspectiva es que se produzca un avance científico que acabe con la pandemia.

Seguimos mostrándonos moderadamente optimistas acerca de la deuda de mercados emergentes. Las actuaciones a gran escala vía política monetaria y fiscal llevadas a cabo en la esfera desarrollada ofrecen un entorno robusto para la deuda de mercados emergentes. Los países emergentes también han prestado a sus economías un apoyo monetario y fiscal sin precedentes, contribuyendo a amortiguar el embate de la pandemia. A diferencia de lo que es habitual en el caso de los mercados emergentes, los inversores no han penalizado a estos países por sus políticas expansivas (por ejemplo, debilitando la moneda o retirando fondos), ni siquiera ante fundamentales macroeconómicos subyacentes débiles.

Parece que existe un amplio consenso en que la respuesta correcta a la situación actual es acomodaticia. Las valoraciones son actualmente menos atractivas en vista del alza del segundo trimestre, si bien las rentabilidades han quedado rezagados con respecto a los mercados desarrollados, en particular, en aquellos sectores cubiertos por las políticas de los mercados desarrollados. El dinamismo por la desescalada es sólido en Asia y Europa oriental. América Latina se enfrenta a más dificultades por la lenta respuesta de política sanitaria al virus. La recuperación, significativamente sólida, de China también es positiva para los mercados emergentes. Lo más probable es que ya se hayan producido las mayores variaciones de los tipos en la esfera emergente, si bien todavía percibimos valor en determinadas deuda externa y divisas.

Los mercados de crédito también continúan evolucionando adecuadamente. Es de esperar que prosiga el respaldo vía política (por ejemplo, con las compras de la Reserva Federal y el BCE), los datos económicos están en auge y la oferta debería disminuir con respecto al ritmo récord del primer semestre del año. La mayoría de las pérdidas económicas deberían ser transitorias y, por tanto, no resultarán sustancialmente negativas para las valoraciones corporativas. De hecho, las compañías continúan implementando estrategias de reducción del riesgo mediante ventas de activos y menores dividendos e inversiones en inmovilizado.

Auguramos que, a medida que mejoren las economías, el rendimiento de las compañías avanzará sustancialmente, siendo sus pérdidas cortas en el tiempo y restándose relevancia a sus mayores niveles de apalancamiento, pero significativos, no obstante, para diferenciar a las compañías que evolucionen en positivo. Dejando a un lado posibles noticias negativas económicas y relacionadas con la pandemia, es de esperar que los diferenciales de los bonos con grado de inversión y el high yield sigan estrechándose durante el resto del año. Tras la reciente alza, no sería sorprendente cierta consolidación a la espera de mayor información sobre los brotes en Estados Unidos.

Las recientes tendencias de la renta fija titulizada continuaron en junio con un rendimiento sólido y sostenido. Dado el estrechamiento de los diferenciales de los activos con una calificación de AAA, parece que el potencial alcista es limitado. Sin embargo, pensamos que las clases de activos con calificaciones menores, concretamente BBB y BB, todavía tienen margen sustancial para seguir estrechándose. Si bien hemos asistido a cierta recuperación de los diferenciales en los dos últimos meses, los de los activos titulizados con calificaciones menores permanecen en niveles muy superiores a los de febrero y no se han beneficiado de las mejoras experimentadas por los sectores de crédito corporativo. Los datos fundamentales siguen siendo críticos, pero, hasta ahora, el deterioro del rendimiento ha sido muy moderado para la mayoría de los sectores y mucho mejor que las expectativas. Es posible que el rendimiento de los bonos de titulización hipotecaria de agencia siga siendo moderado y continuamos infraponderados en este sector.

  • Tipos y monedas de mercados desarrollados

Análisis mensual

Junio marcó el final de un trimestre y un primer semestre históricos para las diferentes clases de activos y regiones, con numerosos países de mercados desarrollados avanzando en la senda de la reactivación económica. Por lo general, los datos económicos fueron mejores de lo esperado; en particular, los datos de las encuestas sorprendieron al alza. Aunque en algunas zonas se registraron repuntes de casos de coronavirus, otras regiones de economías desarrolladas siguieron asistiendo a un descenso de las infecciones. Una excepción clave es el alza de las tasas de contagios en algunos estados grandes de Estados Unidos, si bien la buena noticia al respecto es que la tasa de mortalidad es mucho menor que en brotes anteriores (puede que, principalmente, porque se hayan infectado personas más jóvenes).

Perspectiva

Seguimos previendo que la política monetaria continúe siendo acomodaticia y que los activos de riesgo cuenten con un apoyo sólido en los diferentes mercados desarrollados en los próximos meses para favorecer que siga la estabilización de la economía y los mercados financieros globales. Tras llevar a cabo una relajación agresiva de sus políticas en meses anteriores, la mayoría de los bancos centrales siguen ahora de cerca los datos económicos que se van conociendo para determinar si resulta necesario aplicar más medidas. Además, los datos que se van conociendo por lo general han sido mejores de lo esperado, pero dada la marcada debilidad de las presiones inflacionarias y el embate a las economías de una grave perturbación exógena, hay numerosas razones para creer que los bancos centrales se mostrarán dispuestos a relajar aún más sus políticas y lo más probable es que procedan con medidas de política no convencionales.

  • Tipos y monedas de mercados emergentes

Análisis mensual

La buena marcha de los activos de mercados emergentes se prorrogó comenzado junio, llevando a uno de los trimestres más sólidos de los que se tienen constancia. Alentaron a los inversores la persistente acomodación de las políticas monetaria y fiscal en los mercados emergentes y sus homólogos desarrollados, así como los renovados programas del Fondo Monetario Internacional (FMI) para ayudar a naciones en vías de desarrollo en su respuesta a la COVID-19.3 La deuda soberana de mercados emergentes denominada en dólares lideró el rendimiento una vez más impulsada por el segmento de alta rentabilidad y los países exportadores de energía, al encarecerse esta por las expectativas de mayores consumo y crecimiento. La deuda corporativa denominada en dólares siguió a la soberana, mientras que la deuda en moneda local quedó a la zaga al debilitarse las monedas de mercados emergentes con respecto al dólar.4

Perspectiva

Seguimos confiando con cautela en la deuda de mercados emergentes de cara al corto plazo, pues las noticias positivas derivadas de las desescaladas se ven anuladas en parte por unas valoraciones menos atractivas que hace unos meses y los reveses en la lucha contra la pandemia en determinados países. Todavía pensamos que hay valor en la deuda de mercados emergentes, principalmente en el caso de los activos de high yield denominados en monedas fuertes y divisas. No obstante, percibimos riesgos en la posibilidad de una reapertura torpe de las economías en un contexto de una segunda ola de infecciones peor que la primera, así como en que el recrudecimiento de las tensiones entre Estados Unidos y China (Hong Kong y cuestiones comerciales) y el ruido geopolítico en otras regiones (Rusia/India frente a China) pesen sobre la percepción de riesgo.

  • Crédito

Análisis mensual

Los diferenciales de crédito con grado de inversión se estrecharon en junio, tanto en Estados Unidos como en Europa. Los factores impulsores clave de esta evolución fueron una mejora inicial a comienzos de mes cuando las economías desarrolladas comenzaron a salir de los confinamientos por la COVID-19 y uno datos de actividad económica mejores de lo esperado. Sin embargo, se produjo un debilitamiento en la segunda mitad del mes, pues el aumento de las tasas de infección en Estados Unidos, junto con las noticias sobre la relación entre dicho país y China, hizo que la percepción se tornara negativa. Las noticias corporativas fueron limitadas en la antesala de la publicación a partir de julio de los resultados del segundo trimestre. Los emisores con una calificación de BBB superaron en rentabilidad a los valores con una calificación mayor. Frente a la deuda pública, el índice Bloomberg Barclays U.S. Investment Grade (IG) generó un excedente de rentabilidad del 1,89%. Los activos europeos con grado de inversión, medidos según el índice Bloomberg Barclays Euro-Aggregate Corporate, rindieron por debajo del mercado estadounidense en junio, cerrando en niveles 21 pb más bajos, en 148 pb.5

Perspectiva

Las compañías han respondido al coronavirus centrándose en captar efectivo, una respuesta racional dada la incertidumbre económica. Esto se ha traducido en una combinación de estrategias, entre las que se encuentran captación de capital, emisión de deuda corporativa, reducción de dividendos y menores inversiones en inmovilizado. La respuesta ha variado entre los diferentes sectores, los más cíclicos, orientados a captar más efectivo. De cara al futuro, está la cuestión de cuál es la estructura de financiación óptima para las compañías ante un posible escenario de bajos crecimiento, inflación y coste de endeudamiento.

  • Activos titulizados

Análisis mensual

Los mercados de crédito titulizado continuaron recuperándose en junio: los sectores de crédito al consumo, el sector inmobiliario comercial respaldado por oficinas y los ámbitos relacionados con la vivienda vieron reducidos sus diferenciales. Sin embargo, las condiciones económicas siguen siendo débiles, pues más de 30 millones de personas siguen solicitando prestaciones por desempleo, si bien existen signos de mejora, pues diversos segmentos de la economía están reanudando la actividad en diferentes fases por todo el país.

Perspectiva

Dado que los diferenciales de los activos con una calificación de AAA han cedido un 80%-90% de la ampliación que sufrieron con motivo del COVID-19, creemos que parece improbable que sigan estrechándose sustancialmente dadas las condiciones de crédito actuales. Por su parte, también es improbable que se amplíen de modo considerable dados los menores volúmenes de emisión y los 100.000 millones de dólares del TALF, dispuestos para cualquier ampliación de los diferenciales que pueda producirse. Sin embargo, las clases de activos con calificaciones menores, concretamente BBB y BB, todavía tienen buen margen para seguir estrechándose. Si bien hemos asistido a cierta recuperación de los diferenciales en los dos últimos meses, los de los activos titulizados con calificaciones menores permanecen en niveles muy superiores a los de febrero y no se han beneficiado de las mejoras experimentadas por los sectores de crédito corporativo. Los datos fundamentales siguen siendo críticos y los mercados vigilan de cerca cualquier signo de deterioro sustancial del crédito por el aumento del desempleo; sin embargo, la merma del rendimiento hasta ahora ha sido moderada para la mayoría de los sectores, la situación ha sido mucho mejor de la esperada y la economía lentamente muestra signos de volver a la vida.

 

Columna de Jim Caron, portfolio manager y miembro senior del equipo de Renta Fija Global de Morgan Stanley Investment Management.

 

Anotaciones: 

1 Fuente: Bloomberg, a 30/06/2020

2 Fuente: Banco Central Europeo, a 30/06/2020

3 Fuente: Bloomberg, a 30/06/2020

4 Fuente: JP Morgan, a 30/06/2020

5 Fuente: Bloomberg Barclays, a 30/06/2020

 

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El asunto TikTok, una bomba de relojería que amenaza la competencia internacional

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Pixabay CC0 Public Domain. El asunto TikTok, una bomba de relojería que amenaza la competencia internacional

Generaciones enteras de directores generales y CEOs han crecido con la globalización, una tendencia que está vinculada ineludiblemente a la despiadada competencia mundial pero que, sin embargo, opera con reglas conocidas.

Tras los esfuerzos decididos por hacer de Nokia y/o Ericsson empresas estadounidenses, el asunto TikTok podría marcar el momento en que Estados Unidos nos recuerde a todos de nuevo que Washington es el lugar donde se deciden las condiciones de la competencia internacional. Cualquier evolución desfavorable para los intereses de Estados Unidos sería inaceptable. Este asunto ha hecho añicos el mito, ya ampliamente socavado por China, de la competencia basada en los méritos de las empresas dentro de sus respectivos mercados.

Hasta hoy, EE.UU. nunca había visto una competencia tan seria en las plataformas de Internet en su propio territorio. TikTok ha hecho tambalear el negocio en EE.UU y la empresa se encuentra hoy en el dilema, de si poner a la venta sus actividades en Estados Unidos, probablemente a Microsoft, o  si abandonar Estados Unidos por completo. 

A nivel político, Microsoft está ahora en una posición muy favorable para pujar por TikTok a un precio de remate final. El grupo había ganado previamente el contrato JEDI para modernizar los servicios de nube del gobierno de EE.UU. También se salvó de la muy publicitada campaña del Congreso contra los gigantes de Internet acusados de abusar de su posición dominante. Todo esto puso de manifiesto que la compañía Microsoft mantiene unas excelentes relaciones con Washington y que está en perfecta armonía con la actual administración.

A nivel comercial, y a pesar de todo el ruido mediático -incluido el de Estados Unidos- sobre la necesidad de regular las empresas GAFA (Google, Amazon, Facebook y Apple) permitir a Microsoft comprar TikTok estaría en flagrante contradicción con los esfuerzos por evitar que las empresas GAFA refuercen sus posiciones mediante adquisiciones. Ya se están beneficiando plenamente de un círculo virtuoso. Microsoft saldría claramente reforzada de esta maniobra ya que permitiría al grupo crear una red con sus otras divisiones como Cloud y Xbox.

Y a nivel internacional, se consideraría que Estados Unidos, al adoptar un enfoque tradicionalmente favorecido por los países emergentes y especialmente por China, ha abandonado su papel como garante del libro de reglas, autorizando así a cualquier otro país a comportarse de la misma manera. Lo que antes eran relaciones tranquilas podría convertirse en muestras de fortaleza.

El episodio, en cualquier caso, muestra el fuerte apoyo de Washington a los gigantes de Internet de EE.UU. que son percibidos como protectores de la soberanía estadounidense. También se plantea la cuestión de la capacidad de Europa para crear sus propios campeones digitales y defender los intereses de sus empresas en un mundo en el que el equilibrio de poder se inclinará inevitablemente a favor de los más fuertes. 

Tribuna de Jacques-Aurélien Marcireau, gestor del fondo EdR Fund Big Data en Edmond de Rothschild Asset Management

La deuda de mercados emergentes: dónde paga el crédito

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La deuda de mercados emergentes: donde paga el crédito
Pixabay CC0 Public Domain. La deuda de mercados emergentes: donde paga el crédito

La pandemia del coronavirus nos ha confinado a muchos de nosotros dentro de nuestros hogares. La mayor parte de la actividad económica se ha suspendido y la eventual recesión podría ser la más grave desde la Gran Depresión de los años 30.

Los encargados de la formulación de políticas en el mundo desarrollado han respondido de forma enérgica. Los bancos centrales inundaron los mercados financieros con liquidez y los reguladores suavizaron los requisitos de capital para las instituciones financieras, mientras que las autoridades fiscales pusieron en marcha importantes planes de garantía de préstamos.

Las intervenciones de la Fed y el BCE impulsaron los precios de los bonos del Estado y redujeron su rentabilidad a niveles insignificantes. Al mismo tiempo, los diferenciales de crédito de los mercados desarrollados se estrecharon notablemente tras las compras de bonos de la Fed y el BCE.

Esto ha creado un quebradero de cabeza para los inversores en bonos. ¿Dónde encontrar inversiones que puedan generar un flujo de ingresos atractivo en medio de la caída de los rendimientos y con una perspectiva incierta? La respuesta puede encontrarse en los mercados emergentes. En concreto, en el crédito denominado en dólares, especialmente en los bonos emitidos por prestatarios asiáticos.

Ante estas extraordinarias circunstancias, merece la pena prestar atención a estas tres observaciones sobre el mercado de crédito en dólares:

El crédito emergente ofrece más valor

El crédito emergente denominado en dólares parece más atractivo que su homólogo de los mercados desarrollados. Eso se debe a que la recompensa a los inversores es mejor y además el riesgo que asumen no es tan grande. Por ejemplo, el crédito emergente en dólares se ha estado negociando con una prima creciente frente al estadounidense desde que la Fed anunció su programa de compra ilimitada de bonos a finales de marzo. Esta prima fue de 197 puntos básicos desde el 29 de mayo1.

Al mismo tiempo, se espera que los niveles de impago de los bonos corporativos emergentes se sitúen en un entorno similar al de las empresas de los países desarrollados. Todo apunta a que la tasa de impago de EE.UU. sea del 9% durante los próximos 12 meses, según un estudio de Merrill Lynch de abril de 20202. La previsión para los emergentes se sitúa muy cerca, en 9,4%.

Las rebajas de calificación crediticia y el riesgo de impago de los bonos serán más altos de lo normal en estos tiempos difíciles. Sin embargo, los diferenciales de rendimiento de los bonos emergentes -en relación con el crédito desarrollado- proporcionan una mayor protección contra nuevas turbulencias.

La gestión activa no es opcional

El término “mercados emergentes” puede ocultar grandes diferencias en la forma en que se gestionan los países y las economías individuales, y sobre la resistencia de determinados emisores de bonos.

La gestión activa busca alcanzar un conocimiento más profundo de las inversiones y de los factores que les afectan. Y esta atención a los detalles se hará aún más importante a medida que las situaciones comiencen a divergir dependiendo de circunstancias específicas.

Los grandes países exportadores de petróleo, por ejemplo, Rusia, pueden sufrir más que otros emergentes, ya que la suspensión de los viajes internacionales y de la actividad económica se han combinado para abatir los precios del petróleo. Las recientes caídas del crudo han afectado especialmente a los bonos corporativos de menor calificación B en América Latina y África. Por otra parte, las economías más grandes de los países de Europa Central y Oriental que tienen unos importantes mercados internos están mejor aisladas de la contracción del comercio internacional.

Los encargados de la formulación de políticas de las economías asiáticas más desarrolladas han venido fomentando un mayor consumo interno y desarrollando el sector de los servicios. El gasto de los hogares representa actualmente el 49,1% de la actividad económica en la región de Asia oriental y el Pacífico3.

Otro aspecto a tener en cuenta es que la gestión activa apoya la inversión responsable, o sostenible. Esto implica el análisis de las cuestiones ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) que pueden afectar el rendimiento financiero de una inversión. La inversión responsable es ahora un factor importante para muchos inversores de crédito emergente.

Es difícil vincular de forma definitiva la adopción de los principios ESG por parte de una empresa con un mejor rendimiento corporativo. Sin embargo, las compañías que se preocupan por su impacto en el medioambiente y en la comunidad en general, es probable que también tomen más en serio sus responsabilidades con los inversores.

Crédito asiático: una clase diferente

El crédito asiático denominado en dólares ofrece los mejores rendimientos ajustados al riesgo en relación con los bonos corporativos comparables de EE.UU. y de la Unión Europea en general. A finales de mayo, el crédito asiático rindió alrededor del 3,7%, en comparación con aproximadamente el 3,2% y alrededor del 5,3%, respectivamente4. Ofrece una mayor rentabilidad que el crédito estadounidense, sin un riesgo adicional significativo, pero es menos arriesgado que invertir en los bonos corporativos del conjunto de los mercados emergentes.

La agencia de calificación crediticia Moody’s espera que esta clase de activo experimente tasas de impago más bajas que las del high yield estadounidense y los bonos corporativos de mercados emergentes5.

¿Por qué el crédito asiático tiene menos riesgo? En parte se debe al aumento de inversores nacionales, lo que ha reducido el riesgo de fuga de capitales en épocas de tensión. De hecho, la volatilidad histórica ha sido similar a la del crédito estadounidense equivalente, e inferior a la de los bonos comparables de la clase de activo emergente más amplia6. En la última década, el crédito asiático ha ofrecido el mejor ratio de Sharpe de todos los mercados de crédito7.

Desde una perspectiva más amplia, los emisores de la Gran China, Indonesia, Corea, India, Malasia, Tailandia y Filipinas constituyen alrededor del 98% del mercado crediticio asiático8. Todos estos países ostentan calificaciones de grado de inversión. La mejora de los fundamentales económicos y la menor volatilidad de las monedas locales hacen que los emisores operen en entornos más estables.

La calidad crediticia de esta clase de activo ha mejorado, lo que implica un menor riesgo de impago. Los bonos de alto rendimiento con más riesgo representan solo el 22% del mercado crediticio asiático y menos del 33% de los mercados emergentes en general. Hace diez años, esta situación hubiese sido al revés, ya que el mercado asiático tenía un porcentaje mayor de emisores de alto rendimiento que el conjunto de los mercados emergentes9.

Por último, la reducción de los precios del petróleo ha sido menos perjudicial para el crédito asiático. La mayoría de los emisores del sector del petróleo y gas de la región (incluyendo a CNOOC de China, PTT de Tailandia y ONGC de la India) se consideran menos arriesgados porque están respaldados por el gobierno. La mayoría de los países asiáticos, excepto Malasia, incluso se benefician de los bajos precios ya que son importadores netos de petróleo.

Paul Lukaszewski, responsable de deuda corporativa para Asia y Australia de Aberdeen Standard Investments

 

1 JPM Indices, May 2020

2 BofA Global Research, April 2020

3 World Bank, World Development Indicators, May 2020

4 JPM Indices, May 2020

5 Moody’s: expect default rate to rise for APAC high-yield non-financial corporates as coronavirus disruptions raise default risk, 29 April 2020

6 BofA Global Research, ICE indices, April 2020

7 BofA Global Research, ICE indices, April 2020

8 JPM Indices, April 2020

9 JPM Indices, April 2020

¿Cómo optar por asignaciones entre Estados Unidos y China?

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Pixabay CC0 Public Domain. ¿Cómo optar por asignaciones entre Estados Unidos y China?

Antiguamente, era Estados Unidos frente a la Unión Soviética. Hoy en día es Estados Unidos frente a China. La pandemia le ha dado otro giro a la lucha por la supremacía global. El Gobierno estadounidense está utilizando a China para desviar la atención de sus propias deficiencias en la gestión de la crisis, mientras que China, que ha desempeñado un papel clave al inicio de la pandemia, está usando la crisis para aumentar su influencia geopolítica ayudando a otros países de una manera muy publicitada. 

Esto refuerza un hecho que ya se venía constatando antes de la pandemia, cuando China se convirtió en el principal financiador de África, lo que significa que ahora dirige estos países a través de una combinación de inversión entrante, reestructuración de deuda y control de recursos naturales. Por el contrario, el gobierno estadounidense ha adoptado la estrategia opuesta y ahora está poniendo en riesgo su liderazgo mundial. Por ejemplo, suspender los pagos a la Organización Mundial de la Salud puede generar simpatía entre los votantes del país, pero a nivel internacional es un indicio de que Estados Unidos no está dispuesta a solucionar los problemas del mundo. Sin embargo, esto no significa que China esté lista para asumir, a corto plazo, el liderazgo que ostenta Estados Unidos.

China está a la zaga de Estados Unidos en diversos puntos importantes, como la importancia de su propia moneda frente al dólar estadounidense en las reservas globales de los bancos centrales y la fuerza de sus empresas privadas, lo que significa que es muy probable que Pekín tarde una década, como mínimo, en suponer un serio problema para Washington en términos financieros y económicos. No obstante, algunas personas creen que China está corriendo una carrera de fondo y que, por tanto, ha centrado su liderazgo en áreas como la inteligencia artificial y la informática cuántica. Por otro lado, Estados Unidos se siente amenazada por el auge de China, y alega con frecuencia motivos de seguridad nacional. Por ejemplo, está intentando impedir la instalación de infraestructuras de telecomunicaciones 5G de Huawei no solo a escala nacional, sino también fuera.

Consideramos que las nuevas tecnologías determinarán la economía mundial a largo plazo, por lo que China y la región asiática ya están listas para una mejora estratégica que constituirá una parte importante de nuestra asignación de activos. Entrando en detalle, busque aquellas empresas y países mejor adaptados para gestionar los retos chinos y estadounidenses. O, en su defecto, busque inversiones que tengan muy buenos resultados en, al menos, un entorno.

Gráfico Vontobel

Tribuna de Frank Häusler, estratega jefe de Vontobel AM.

Mejores pensiones y más pensionados en México

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CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Harshil Shah. Foto:

Hace algunas semanas, cuando el gobierno de México declaró que iba a revisar el sistema de pensiones se generó incertidumbre sobre el futuro de las Afores.  Afortunadamente las medidas que se anunciaron mantienen el modelo de cuentas individuales, las Afores continuarán administrando los recursos y los trabajadores seguirán teniendo la libertad de elegir la Afore que más les convenga.

Se decidió, correctamente, incrementar las aportaciones, las cuales pasarán de 6,5% a 15%, lo que significa aumentar el ahorro durante la vida laboral y por ende mayor será la pensión que recibirá la gente al momento de jubilarse. El gobierno modifica la forma de su contribución, asegurando una pensión mínima garantizada (entre 0,7 y 2,2 salarios mínimos) que estará en función de la edad, salario y semanas cotizadas, con mayor nivel para los salarios más bajos y mucho más pequeña para los de ingresos mayores.

Hay que reconocerle al gobierno su decisión de incrementar las aportaciones a las pensiones, sobre todo en un contexto de recesión como el que vive el país.  A pesar de que el incremento de las aportaciones se va a registrar a lo largo de 5 años iniciándose a partir de 2023, finalmente representa un incremento en el costo de la mano de obra y por ende impactará negativamente la contratación de trabajadores y fomentará el mercado informal.

Aunque legalmente el incremento de la aportación le corresponde únicamente al empleador, en la realidad parte del aumento va a recaer en el trabajador vía un menor salario. Los trabajadores con menor poder de negociación salarial, es decir, los de más bajos salarios y donde exista mayor oferta de trabajadores, no podrán evitar que les traspasen parte del incremento de la aportación. Para el caso de la mano de obra calificada que sea más escasa, la proporción que tendrán que absorber del incremento de la aportación será menor, e incluso puede llegar a ser nula.

Debido a la estructura del mercado laboral mexicano, muchas personas no llegan a estar afiliados al IMSS durante toda su vida laboral.  Hay personas que inician trabajando en una empresa y posteriormente se independizan o ponen un negocio, o intermitentemente trabajan afiliados o en el sector informal, por lo que no alcanzan a juntar el período de aportaciones necesario para jubilarse.  La decisión de reducir el mínimo de semanas para poderse jubilar de 1.250 a 750, va a contribuir con esa población, ampliando el universo de afiliados al IMSS que tendrán derecho a una pensión.

Con estas modificaciones el aumento en el ahorro de largo plazo en el país va a incrementarse, permitiendo financiar proyectos de larga maduración.  Por lo tanto, estas reformas también tendrán un impacto en el mercado financiero, donde se tendrán que generar instrumentos de largo plazo para ofrecerle a las Afores. Las reglas de inversión de las Afores tendrán que flexibilizarse para poder encontrar donde invertir los recursos y obtener rendimientos favorables a los trabajadores, a la vez, las comisiones disminuirán y estarán en función de los rendimientos que obtengan.

En conclusión, el fortalecimiento del sistema de pensiones contribuye a resolver el problema de evitar bajas pensiones de los afiliados al IMSS y amplia el universo de personas con derecho a jubilarse.  Sin embargo, se mantiene el problema de las pensiones de organismos y universidades públicas y municipios, generando presiones en las finanzas públicas, y los trabajadores no afiliados continuarán desprotegidos. La autoridad no quiso entrar a solucionar estos casos.

Columna de Francisco Padilla Catalán

La imposibilidad de que se incrementen las tasas de interés

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Las tasas de interés globales, van a estar bajas por un período de tiempo muy, muy largo. Incluso, he llegado a pensar que nunca más vuelvan a subir (al menos, mientras mi generación esté viva), lo cual quiere decir que ver tasas de interés al 5%, como alguna vez las vimos antes de la crisis de 2008, va a ser imposible. Vivimos con la tasa de interés más baja de la historia (ver gráfico de la tasa de la FED), y nos tendremos que acostumbrar a vivir así.

Hay un pequeño tema, y es que muchas personas aún no son conscientes de ello: hace unos días, en una conversación con inversionistas, empecé la misma preguntando a las personas, cuál creían que iba a ser la tasa de interés promedio en USA para está próxima década (2020 – 2030), dando tres opciones a escoger: entre 0% y 1%; entre 1% y 2%; o mayor al 2%. Los resultados me sorprendieron, pues la respuesta mayoritaria fue entre 1% y 2% (aproximadamente el 45% de las respuestas), lo que muestra que los inversionistas no tienen en su cabeza que, entre 2008 y 2019, la tasa de interés promedio de la Fed fue de 0,6% (y la crisis de 2008, no es ni de cerca tan profunda como la que estamos viviendo durante los próximos años).

Varios son los motivos que me llevan a pensar por qué las tasas no van a subir. El primero, lo endeudado que está el mundo: con una deuda de cerca del 300% del valor de la economía global, cada porcentaje adicional de intereses, juega en contra de la economía. Así, sí partimos de que el endeudamiento global hoy es de 250 trillones de dólares, un 1% adicional de interés, representaría la necesidad de destinar, mal contados, cerca de 2,5 trillones de dólares solo para pagar intereses. Claro, hay un punto fundamental aquí, y esto es suponer que todo el endeudamiento se ajustaría a la nueva tasa de interés, lo cual no es cierto; sin embargo, sí todo el rollover de la deuda se haría a tasas más altas, por lo cual tarde o temprano esa tasa de interés más alta, sí conllevaría el efecto que anotamos. Para ponerlo en contexto, 2,5 trillones de dólares, es lo que vale una economía como Francia, que se puede catalogar como la 6ta o 7ma economía más grande del mundo.

Pero además, es que necesitamos una tasa de interés baja, porque la economía debe recuperarse. Y la verdad es que volver al punto inicial en el cual se encontraba la economía global antes de la pandemia. Si bien los analistas esperan que durante 2021 se va a dar un crecimiento de la economía, lo cierto es que el crecimiento va a ser muy inferior a la caída de 2020, y por ende, va a ser solo hasta finales de 2022 que llegaremos al mismo punto donde estábamos a finales de 2019.

 

Miremos las expectativas del FMI para las economías desarrolladas: este año caerá el 8%, y en 2021 subirá un 4,8%. Es decir, si la economía en 2019 terminó en 100, este año terminará en 92, y para finales de 2021 estará en 96,4…para llegar al mismo 100 la economía tendría que volver a crecer cerca del 4% en 2022. Es decir, terminaríamos con 3 años (2020, 2021, 2022) perdidos de crecimiento económico.

Para que se de esa recuperación económica, se necesitan tasas bajas por un período sostenido. Luego de la crisis de 2008, las tasas se mantuvieron en niveles cercanos a 0% durante casi 8 años (empezaron a  subir en 2016), siendo que la crisis financiera de 2008 fue una crisis puntual del sector inmobiliario y financiero, que no afectó a la economía en general, como es la situación actual, donde se han afectado transversalmente todas las industrias y sectores. La tasa de desempleo es mucho mayor que la vivida 12 años atrás, el cierre de negocios mucho más marcado, la destrucción económica se está dando a mayor escala, por citar solo algunas diferencias.

El mundo encesta una tasa de interés baja por mucho tiempo, pues no “aguanta” un incremento. Creo que así va a darse, y que viviremos durante más de una década con tasas bajas, muy bajas. Eso tendrá muchas implicaciones, que analizaremos en otros espacios.

 

¿El mercado subirá o bajará? La atención sanitaria es una buena elección

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Pixabay CC0 Public Domain. Andbank España dona 250.000 euros a CRIS contra el cáncer a través de su fondo SIGMA Global Sustainable Impact

El sector sanitario se caracteriza desde hace tiempo por una demanda creciente a la que no le afecta la evolución general de la economía. Esta tendencia podría continuar durante las próximas décadas y acentuar el atractivo de este sector como inversión en el entorno actual.

Las bolsas cayeron más de un 30% en febrero y marzo y desde entonces han recuperado alrededor del 75% de estas pérdidas. Sin embargo, la incertidumbre sigue siendo elevada, dado que la pandemia de COVID-19 continúa propagándose. ¿Cuánto les falta a los científicos para tener a punto una vacuna? ¿Cómo pueden los inversores proteger sus inversiones en el mercado actual?

En el momento de redactar este artículo, el número total de contagios confirmados de COVID-19 en todo el mundo supera los 10 millones, casi 1.400 casos por millón de personas. Las cifras son aún más alarmantes en algunas regiones, por ejemplo, en EE.UU., donde la tasa de infección es seis veces más alta. La guerra contra el virus dista mucho de estar ganada. Grandes secciones de la economía mundial siguen cerradas. Para poder reabrirlas, es necesario contar con una vacuna o un tratamiento eficaz.

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Según la OMS1, se están desarrollando actualmente alrededor de 150 vacunas. En este grupo se incluyen candidatos de empresas biotecnológicas y farmacéuticas cotizadas, como Moderna, Johnson & Johnson, AstraZeneca, Pfizer, Sanofi y GlaxoSmithKline. El desarrollo de vacunas generalmente dura varios años. Sin embargo, ante la presión de los gobiernos de todo el mundo para que las empresas desarrollen una vacuna en tiempo récord, parece que esta llegará al mercado mucho antes. Muchos científicos creen que podría ocurrir a comienzos de 2021.

Además de la carrera por la vacuna, se está investigando un número similar de fármacos antivíricos o tratamientos. A este respecto, cabe citar los nuevos métodos terapéuticos como los tratamientos con anticuerpos y el uso de plasma sanguíneo de pacientes de COVID-19 recuperados. También están siendo objeto de evaluación algunos medicamentos que ya existen en el mercado, como los fármacos contra la malaria (hidroxicloroquina), la artritis y la gripe y un fármaco fabricado por Gilead Sciences (Remdesivir) que se desarrolló inicialmente para tratar el ébola.

Hasta ahora, la mayor parte de estos ensayos no han producido resultados alentadores. Sin embargo, un estudio reciente de la Universidad de Oxford ha demostrado que un antiinflamatorio de bajo coste llamado dexametasona, muy utilizado actualmente para tratar enfermedades como el reumatismo, el asma y las alergias, ha tenido un efecto positivo en pacientes que necesitaban ventilación mecánica.

En cuando a la inmunidad de grupo, la mayoría de cálculos apunta a que queda muy lejos todavía. Según algunos investigadores, más del 60% de la población debe haberse contagiado antes de conseguir la inmunidad de grupo. En EE.UU., se ha comprobado que el 0,8% de la población se ha infectado hasta la fecha (en todo el mundo, esta cifra es apenas superior al 0,1%). Probablemente estas cifras están subestimando gravemente el fenómeno, ya que el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. calcula que solo se detecta uno de cada diez contagios. Sin embargo, eso significa que el número de contagios hasta ahora no llega al 15 % de la tasa que marcaría la inmunidad de grupo en EE. UU.

En periodos de incertidumbre, los inversores generalmente vuelven la vista a los denominados «activos refugio», como la deuda emitida por los Estados, el oro y algunas divisas (sobre todo el dólar estadounidense). Además, invierten en sectores defensivos, como la atención sanitaria, donde se considera que el ciclo económico afecta menos a la demanda.

El sector sanitario (representado por el índice MSCI Health Care) ha batido al conjunto del mercado (representado por el índice MSCI World) en todos los periodos del último cuarto de siglo en los que el conjunto del mercado registró una rentabilidad anual negativa. Una de las razones más obvias es que la gente enferma, incluso en los malos momentos. La demanda de productos y servicios sanitarios es particularmente estable y crece.

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Desde 1995, el sector ha crecido a una tasa media anual de alrededor del 11%, frente al 8% del conjunto del mercado, con una volatilidad considerablemente menor. Unas mayores rentabilidades y un menor riesgo van de la mano, ya que las rentabilidades del sector han sido sistemáticamente un 50% más altas que las del conjunto del mercado (alrededor de un 9% anual, frente a un 6% anual) durante este periodo. La razón estriba en parte en las constantes innovaciones del sector.

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Los gestores del fondo DNB Health Care participan activamente en el análisis de las empresas y sus productos. Actualmente, ponen el foco en empresas como Johnson & Johnson, Sanofi, Abbvie, Regeneron Pharmaceuticals y Fresenius Medical. Son empresas con plataformas de negocio y posiciones de mercado sólidas, además de balances y flujos de efectivo saneados. Probablemente salgan reforzadas de la crisis actual.

Sin embargo, no todas las áreas del sistema sanitario están protegidas frente a la crisis. Los equipos médicos son un segmento que se ve afectado negativamente por el aplazamiento de algunas intervenciones quirúrgicas.

En resumen, las tendencias internacionales, como el envejecimiento de la población y el aumento de las enfermedades relacionadas con el estilo de vida, sumadas a la innovación y al aumento de la demanda de productos y servicios sanitarios en los mercados emergentes, se traducirán en un crecimiento de los mercados que atienden las empresas del sector sanitario durante las próximas décadas. Este hecho debería generar numerosas oportunidades para que DNB siga ofreciendo rentabilidades atractivas a sus inversores.

Tribuna de Mikko Ripatti, gestor sénior de carteras de clientes en DNB Asset Management

[1] https://www.who.int/publications/m/item/draft-landscape-of-covid-19-candidate-vaccines