Bonos para 2024 … ¿pero qué bonos? Los de calidad y media duración serán los grandes ganadores

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La economía global va a entrar en desaceleración el próximo año. Creo que en eso coincidimos todos los analistas, en lo que diferimos es en la magnitud de la caída. La mayoría se inclina por un “soft landing” y me aparto de dicha posición, pues creo que muchos indicadores muestran que la economía va peor de lo que se piensa: los impagos de tarjetas de crédito y préstamos de vehículos, entre otros, vienen creciendo; las ventas, tanto minoristas como mayoristas vienen estancadas desde hace meses; los ahorros familiares están en mínimos históricos; las quiebras corporativas, si bien porcentualmente no llegan a los niveles de otros momentos, sí muestran una pendiente mucho más pronunciada; por citar solo algunos de los datos que me llaman la atención. Sin contar con que, el empleo, la gran variable de mostrar de los más optimistas sobre la economía, está sustentado por dos sectores, que no deben aguantar muchos meses más produciendo cifras positivas.

Así, lo que debería suceder durante el año 2024 es una reducción de tasas de interés, como todos lo suponemos y anticipamos. Y esto llevará a una valorización de los bonos. Ahí creo que todos coincidimos. ¿Pero, qué tipo de bonos serán los más beneficiados durante este ciclo? Para mi gusto particular, los grandes ganadores serán dos tipos de bonos en específico:

  1. Bonos corporativos de empresas de sólidos indicadores financieros. La lógica detrás de esto implica que muchas empresas entraron con altos niveles de liquidez a este ciclo, producto de los beneficios acumulados que tuvieron durante años, y que ese efectivo, que tuvieron “parqueado” al cero durante años, de un momento a otro rentó casi el 5%.

Recordemos que las empresas del S&P 500 tienen dentro de sus balances casi el 12% del total de sus activos en efectivo, que implica que un activo altamente improductivo en años recientes, está generando mayores ingresos que deben brindar estabilidad y confianza al inversionista sobre la capacidad corporativa de responder por la deuda.

En vista de que procesos que en el pasado demandaron alto efectivo como los de M&A y las recompras accionarias están en puntos bajos, y que el CAPEX va a ser muy poco dinámico durante el próximo año; todo indicaría que muchas compañías entran a un año cargadas de liquidez, llamando la atención de inversionistas en general sobre sus activos (en este artículo estamos hablando de deuda, sin embargo este racional aplica también para acciones, entre las cuales las compañías con salud financiera y pagos de dividendos, serán las grandes beneficiadas).

Esta tesis de inversión se potencia con el hecho de que, según algunos analistas, vamos a entrar en un nuevo ciclo de bancarrotas corporativas, y de que hasta ahora parece que estamos en las etapas iniciales (la cual puede alcanzar su pico solo hasta dentro de unos 4 o 5 años); con mucha mayor razón los inversionistas van a privilegiar la solidez y la calidad, sobre el yield puro y duro (ver gráfica de expectativas de bancarrotas)

  1. Los otros grandes beneficiados de lo que se anticipa en los mercados, serán los bonos de la parte media de la curva. Si bien muchos inversionistas han optado por alargar duración —y ahí es a donde han llegado los grandes flujos de inversión recientemente—, la gran oportunidad de esa estrategia parece ya haber pasado (el que la anticipó y empezó a alargar duración un par de meses atrás, ya está bien posicionado, alguien que en este momento tome la estrategia, va a tener réditos menores) y ahora viene el momento de la parte media.

Miremos la gráfica anexa (parece compleja, pero en realidad es sencilla): la línea punteada es la tasa de T10 yr menos T 2 yr (que como sabemos, está invertida); la línea verde oscura (casi negra) es la tasa de la FED; y las líneas roja y púrpura son T 10 yr y T 2 yr respectivamente. Es claro que para que la línea punteada esté invertida, la tasa del Tesoro de 2 años debe estar por arriba del Tesoro de 10 años, lo que explica que la línea púrpura esté por arriba de la línea roja, y lo que llama la atención es que es el período de la época moderna donde la diferencia entre las dos ha sido más alta).

Recientemente, y a pesar de que grandes tenedores de deuda estadounidense han vendido Tesoros a manos llenas, hemos observado una reducción en la tasa de los Tesoros de 10 años; más no así en la parte menos a 5 años. Para que la línea punteada vuelva a niveles positivos (como va a suceder tarde o temprano), debe pasar una de dos cosas (o una combinación de ambas):

  1. Que las tasas de los Tesoros de 2 a 5 años bajen, a la vez que las tasas de los Tesoros a 10 años se estabilicen.
  2. Que las tasas de los Tesoros a 10 años suban, a la vez que los Tesoros de 2 a 5 años queden igual.

En vista de que el escenario económico más probable, es una contracción de la economía y una bajada de la tasa de interés de la Fed, y que históricamente los Tesoros de corto y mediano plazo están “más pegados” a la tasa FED que los Tesoros de largo plazo; me inclino a pensar que serán los Tesoros de mediano plazo ( de 2 a 5 años), los que lleven la siguiente parte del rally, y los grandes ganadores de 2024.

Bajo esta expectativa, mi aproximación de sobreponderación por tipo de activo en los portafolios de inversión durante el próximo año (que debe irse posicionando en este cierre de 2023), debe ser la siguiente:

  • Acciones de compañías de buena calidad, de solidez financiera y que durante el próximo año entreguen liquidez a inversionistas (dividendos serán clave).
  • Bonos corporativos de compañías de calidad, como describimos anteriormente.
  • Bonos del Tesoro entre 2 y 5 años.
  • Aprovechar los precios actuales del dólar para comprar, ya que, como a muchos una caída más fuerte de la economía los tomará por sorpresa y no esperan el efecto “fly to quality”, en el momento en que se confirme ese escenario, los capitales de manera desordenada (como sucede una y otra vez), buscarán activos refugio, incrementando el precio del dólar.

El autor se desempeña en la actualidad como vicepresidente de Inversiones Internacionales de Skandia Colombia. Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor a título personal, y no representan necesariamente la visión de Skandia Colombia sobre los temas tratados.

“Secar las Leliqs”, el desafío central de Javier Milei para poder controlar la economía argentina

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Pablo González (Flickr), billete argentino de 500 pesos

Con la elección de Javier Milei como presidente de la Argentina, se cierra el capítulo de la campaña electoral que consumió casi todo el 2023, para volver la atención al tan necesario plan de estabilización económica. Los desequilibrios macroeconómicos en Argentina no solo han sido evidentes en los últimos años, sino que se agrandaron en una magnitud considerablemente durante los últimos meses.

El plan integral depende de la consolidación coordinada en tres frentes: el fiscal, el monetario y el cambiario. A nuestro modo de ver, la rápida implementación de cambios radicales resulta imprescindible, aunque el respeto por la secuencia en la resolución de estos problemas también lo es.

La madre de todas las batallas es, sin duda, el frente fiscal. Con una necesidad imperiosa, Argentina debe ir hacia un nivel de, al menos, equilibrio en 2024 y superávit primario en 2025. La ausencia de crédito debería ser el elemento disciplinador de ese objetivo. El principal desafío se vincula en cómo se llega a ese destino final: con recorte del gasto, con mayor presión impositiva o con una combinación de lo anterior. A priori, según lo expresado por el candidato electo, el camino a seguir será la primera opción, algo que es bien recibido por inversores y agentes de la economía.

Pero además el horizonte luce bastante sombrío en el frente monetario. Acá las Leliqs es la “bomba de tiempo” que amenaza la frágil estabilidad actual.

Las Leliqs es la deuda que tiene el Banco Central de la República Argentina (BCRA) con los bancos comerciales. Es el mecanismo por el cual la autoridad monetaria retira la liquidez excedente, evitando presiones inflacionarias adicionales en una economía que ya navega por encima del 140% de inflación anual. La contracara de las Leliqs son los depósitos de los individuos y empresas, que muchas de ellas los utilizan como capital de trabajo.

¿Cuál es el problema de esta deuda?

En primer lugar, el stock actual de la misma. A un tipo de cambio de 900 pesos argentinos por dólar estadounidense, según la cotización del dólar libre en el mercado de capitales al 21 de noviembre, esta deuda llega a los 15.500 millones de dólares (más otros casi 10.000 millones de dólares de pases). Considerando la delicada situación macroeconómica, es un monto más que considerable.

En segundo lugar, si bien esta deuda no se encuentra indexada a ninguna variable particular, como inflación o tipo de cambio oficial, hoy está capitalizando a una tasa efectiva anual de 254,8%, lo que agranda exponencialmente el pasivo futuro en términos nominales.

Finalmente, si esta cantidad de pesos futuros llegará a salir a mercado por falta de renovación se constituiría en una oferta excedente de moneda doméstica imposible de atender con la débil demanda existente verificada en la actualidad. De mínima, esto generaría una aceleración inflacionaria adicional que podría derivar en un camino hiperinflacionario.

¿Cuál es la solución?

No podemos analizar este stock de deuda de manera aislada, ni tampoco la solución debería ir por esa vía. El plan de estabilización deberá cubrir todas las aristas y ángulos mencionados, con una integralidad de los aspectos fiscales, monetarios y regulatorios. Si el plan es exitoso, la demanda de pesos podría recuperarse paulatinamente de la mano de una mayor credibilidad. Allí, el temor sobre el stock de las Leliqs comenzaría a mermar.

Si se busca un camino resolutorio de shock, el peligro es que la mala praxis aumente los riesgos y costos que fueron planteados, alterando aún más la probabilidad de éxito de un plan de estabilización integral.

Las cartas están arriba de la mesa. Es cuestión de jugar las correctas en un escenario de altísima incertidumbre.

 

Columna de Diego Martinez Burzaco, jefe de Estrategia y Country Manager de Inviu Argentina

Por qué invertir en bonos de impacto tiene sentido financiero

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El uso del capital para respaldar objetivos sociales y medioambientales, a la vez que se mide e informa sobre el impacto logrado, forma parte de la ética de la inversión de impacto. Hasta ahora, los inversores se han centrado principalmente en ese aspecto altruista, pero creemos que la inversión de impacto tiene también sentido desde el punto de vista financiero.

El poder del capital

La inversión de impacto, limitada históricamente al sector privado, está cada vez más consolidada en los mercados públicos y puede ofrecer rendimientos atractivos. Mientras que la renta variable supuso un punto de partida para la inversión de impacto en los mercados públicos, los inversores están descubriendo que su exposición a renta fija también puede generar un impacto significativo, además de rentabilidades competitivas. Consideramos que la escala y el alcance de los mercados de renta fija los convierten en un instrumento interesante para los inversores que desean movilizar capital hacia proyectos destinados a resolver problemas de sostenibilidad a largo plazo.
​Actualmente, la clase de activos que más rápido crece dentro del universo de impacto es la deuda pública, con un incremento anualizado del 101 % en cinco años1.

Motores de rendimiento

  • Demanda. A medida que los consumidores se muestran más sensibles a los problemas medioambientales y sociales, se inclinan más por productos y servicios acordes con sus valores2. Las empresas que se enfrenten a estos problemas con soluciones innovadoras serán las que probablemente obtengan mayor demanda de sus productos, menor coste de financiación y, en última instancia, mayor rentabilidad.
  • Ventaja competitiva. Consideramos que los emisores que innovan para enfrentar retos medioambientales y sociales están bien posicionados para lograr una ventaja competitiva en sus sectores. El desarrollo de soluciones escalables y rentables les permite posicionarse como líderes y abrir nuevas fuentes de ingresos y mercados.
  • Orientación a largo plazo. La inversión de impacto, por su naturaleza, se centra en resolver problemas sistémicos a largo plazo. Esta visión a largo plazo anima a las empresas a adoptar estrategias que primen el crecimiento responsable y sostenible. Estas empresas tienen más probabilidades de emprender prácticas empresariales que fomenten la protección del medioambiente, la equidad social y una gobernanza transparente lo cual puede mejorar la gestión del riesgo, la reputación y las relaciones con terceros. Creemos que todo esto podría favorecer la creación de valor a largo plazo.

La importancia de la gestión activa

Creemos que el universo de impacto en el mercado público de renta fija cuenta ahora con la escala y la liquidez adecuadas para mediante la gestión activa poder batir al mercado y generar un impacto material, adicional y mensurable. El entorno actual, más cíclico y volátil, hace aún más necesario un enfoque activo.

En nuestra cartera Global Impact, por ejemplo, aplicamos una rotación dinámica de países y sectores igual a la que los inversores esperarían de una de nuestras estrategias «tradicionales». Además, contamos con un amplio y líquido universo propio de emisores de impacto desarrollado tras ocho años de inversión de impacto en los mercados públicos de renta fija.

Un aspecto fundamental es que solo invertimos en mercados públicos líquidos, que además de ofrecer liquidez diaria a nuestros clientes, facilita la rotación entre diferentes áreas del mercado en las que el riesgo y la rentabilidad nos resulten más atractivos.

Por último, como sucede con la renta fija tradicional, consideramos muy importante la construcción de una cartera sólida para mitigar los riesgos y aumentar las posibilidades de obtener una rentabilidad positiva consistente a largo plazo.

Conclusión

Los bonos, como instrumentos fundamentales de financiación, son clave en la transición hacia un futuro más verde y equitativo. Creemos que añadir un objetivo de impacto puede mejorar el rendimiento de las carteras de renta fija, ya que aporta una mayor diversificación y nuevas oportunidades de rentabilidad.

Para ver más contenido de Wellington Management visite su página web.

Tribuna de opinión escrita por Campe Goodman, CFA, Fixed Income Portfolio Manager

Ética y regulación: las claves para fortalecer al mercado financiero chileno

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Nuevamente estamos frente a una seguidilla de escándalos de empresas que están remeciendo la confianza del mercado financiero local. Casos como los de Primus, Factop, STF Capital y Cencosud, una de las empresas más relevantes del IPSA, refuerzan la importancia de fortalecer la ética y la regulación del sector. ¿Qué hubiese pasado si estas empresas hubiesen contado con una férrea formación ética de sus profesionales, revisando estos conceptos y trabajándolos? ¿Habría sucedido lo mismo en caso de que la organización se hubiese encargado de difundir profusamente una cultura de compliance, compartida por todos y fomentada desde la alta dirección?

Según el último Sondeo Ético de CFA Society Chile realizado en 2023, el 27% de los encuestados por CFA afirma que los profesionales se enfrentan a dilemas éticos con una frecuencia de al menos una vez al mes. Los tres tipos más frecuentes son la “revelación completa de conflictos de interés” (17%), el “cobro de comisiones no transparentes” (14%) y las “recomendaciones de inversión sesgadas o de manera tendenciosa” (13%).

El que cada 30 días se ponga a prueba la ética profesional de los actores financieros sugiere que no se trata de casos puntuales y que, por lo tanto, mantener la confianza de los inversionistas es un desafío constante. En esta línea, es fundamental que las empresas financieras fomenten la formación ética de sus trabajadores en todos sus niveles, para que actúen correctamente cuando se enfrenten a estos dilemas éticos, y el desarrollo de una cultura organizacional que evite que ocurran situaciones como las que hemos visto en el último tiempo en la industria financiera local.

Por otro lado, un 78% de los encuestados está de acuerdo con que la intensidad de las multas o penas definidas por ley es insuficiente. En materia de regulación, creemos que se ha dado un paso en la dirección correcta con la promulgación de la Ley de Delitos Económicos. Esta ley acerca los estándares nacionales a los de los sistemas regulatorios de Estados Unidos y países europeos, que son ejemplos de intensidad en cuanto a sus sanciones tras el incumplimiento de la ley en el mercado.

Las consecuencias de la desconfianza pueden ser enormes para el mercado. Es nuestra responsabilidad como profesionales de las inversiones fomentar la transparencia y las buenas prácticas, comprometiéndonos con la ética y la regulación como pilares del sistema. De esta forma, podremos avanzar hacia un mercado financiero más desarrollado y que entregue una mayor confianza a los inversionistas.

La ciberseguridad en el punto de mira

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En la era digital actual, la importancia de la ciberseguridad es innegable y cada vez más crítica. De hecho, en 2022 los riesgos cibernéticos se situaron como la mayor preocupación para las empresas en España, según el Barómetro de Riesgos realizado por el grupo asegurador Allianz.  A medida que la tecnología continúa desempeñando un papel fundamental en prácticamente todos los aspectos de nuestras vidas, la protección de datos y sistemas se ha convertido en una prioridad. La creciente interconexión global y la sofisticación de las amenazas cibernéticas han elevado los riesgos a niveles sin precedentes y es aquí donde la ciberseguridad se ha convertido en un pilar esencial para salvaguardar la privacidad, la integridad y la confidencialidad de la información, así como para mantener la estabilidad y la confianza en la economía digital. 

Por ello, la Comisión del Mercado de Valores de Estados Unidos (SEC) ha dado un paso significativo y ha establecido una nueva normativa vinculada a la ciberseguridad para garantizar una mayor protección de los inversores e impulsar la transparencia empresarial. A partir del 10 de diciembre, las empresas que cotizan en bolsa en Estados Unidos estarán obligadas a revelar los ciberataques más relevantes y a proporcionar detalles sobre su gestión, estrategia y control de riesgos en ciberseguridad. De esta manera, al garantizar que las compañías informen sobre estos asuntos, las medidas adoptadas beneficiarán a los inversores, a las empresas y a los mercados en los que operan. Adicionalmente, los nuevos requisitos de divulgación de la SEC sobre los casos de delitos de ciberseguridad reforzarán aún más un contexto ya de por sí consolidado, en el que se prevé que el gasto en ciberseguridad aumente a un ritmo anualizado superior al 14%.

Un catalizador para el mercado global de la ciberseguridad 

Según las últimas estimaciones, se espera que el valor del mercado global de la ciberseguridad se triplique, pasando de 221.000 millones de dólares en 2022 a 657.000 millones en 2030. Es probable que la nueva regulación de la SEC acelere aún más este crecimiento, ya que algunos analistas indican que el endurecimiento de la divulgación de información por parte de las empresas cotizadas es una de las normativas sobre esta materia más importantes de la historia, lo que aumentará aún más la prioridad y el presupuesto dedicados a la ciberseguridad.

Volumen de negocio del mercado de la ciberseguridad (2021-2030; miles de millones de dólares)

Fuente: Statista; Next Move Strategy Consulting. Datos de agosto de 2023. Previsiones para las cifras de 2023-2030

 

¿Cómo afectará a las compañías y a la inversión?

Sin duda, la nueva normativa de la SEC tendrá un impacto significativo para las empresas de todos los sectores. En primer lugar, aumentarán los gastos en el área de compliance. En este sentido, las empresas tendrán que invertir en nuevos recursos y tecnologías para adaptarse a la nueva normativa. Esto podría incluir la contratación de más personal especializado en ciberseguridad, la implementación de nuevos controles de seguridad y la realización de evaluaciones de riesgo de forma periódica. En segundo lugar, habrá una mayor supervisión normativa, dado que la SEC examinará más de cerca las prácticas de ciberseguridad de las empresas. Esto podría dar lugar a un aumento de las medidas de control contra aquellas empresas que no se ajusten a la nueva legislación.

En tercer lugar, la reputación de las compañías estará más expuesta. Un incidente de ciberseguridad puede perjudicar la reputación y los beneficios financieros de una empresa, y con la nueva normativa será más probable que los incidentes de ciberseguridad se hagan públicos. Por último, y en cuarto lugar, los accionistas tendrán una mayor influencia, es decir, como los accionistas están cada vez más concienciados sobre los riesgos de ciberseguridad, gracias a la nueva regulación, podrían exigir a las empresas que mejoren sus prácticas en este terreno.

En definitiva, la nueva normativa de ciberseguridad establecida por la SEC constituye un avance relevante que tendrá una gran repercusión en las compañías y en el sector de la ciberseguridad. Esta nueva regulación obligará a las empresas a adoptar un enfoque más proactivo a la hora de gestionar los riesgos de ciberseguridad y a comunicar a la SEC los casos significativos relativos a ella. Todo ello creará nuevas oportunidades para el sector y aumentará la concienciación sobre la importancia de la ciberseguridad.

Tribuna realizada por Erik Swords, gestor del fondo Allianz Cyber Security

La “des-inversión” de la curva

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Las tasas de interés en Estados Unidos están en su nivel más alto en 17 años. Sin embargo, podría ser prematuro aumentar duración en los portfolios -un riesgo direccional- en un contexto dominado por factores técnicos más que por fundamentos. Así, la caja hoy ofrece una mejor relación riesgo/retorno -un sharpe ratio superior, más aún considerando la incertidumbre macroeconómica y la tensión geopolítica.

La curva de rendimiento todavía está invertida: las tasas de interés de los bonos de corto plazo son más altas que las tasas de los bonos largos. Esto es contrario a lo que se considera normal: en general, se asume que existe mayor incertidumbre en torno a la inflación y las tasas de interés en el largo plazo, por lo que los inversionistas exigen un mayor yield o rendimiento en los papeles de mayor duración.

Si la curva está invertida es porque los inversionistas perciben mayor incertidumbre y/o riesgo en el corto plazo. Por cierto, la inversión de la curva, desde 1950, anticipó cada recesión en Estados Unidos, y lo hizo entre 7 meses y 2 años antes que ésta se materializara.

Esta vez, la curva dio la señal de recesión, es decir, se invirtió, en abril de 2022, alcanzando un pico de -110 puntos en julio de este año (yield del bono de 10 años en 3,8%; bono de 2 años en 4,9%). A partir de agosto, comenzó un proceso de “des-inversión”, y actualmente la curva sigue invertida, pero significativamente menos: solo 29 puntos básicos.

Si bien las tasas de interés subieron a lo largo de toda la curva, no ha sido un desplazamiento paralelo: las tasas de largo plazo han aumentado más, lo que se denomina un “bear – steepening”.

Déficit fiscal y aumento de tasas

No es azar que las tasas de interés comenzaran a subir aceleradamente a partir de agosto, cuando Fitch hizo un downgrade a la deuda de Estados Unidos, aludiendo la sostenibilidad fiscal de largo plazo. Ciertamente, la resiliencia del empleo y el incremento reciente del precio del petróleo han incidido también, y de paso, han validado la postura hawkish de la Reserva Federal, que necesita asegurarse que recobró la credibilidad del mercado, un activo esencial para cualquier banco central. La Fed fue cuestionada cuando comenzaron las presiones inflacionarias y declaró que la inflación era transitoria.

Si el factor dominante en el alza reciente de las tasas de interés es el déficit fiscal de Estados Unidos, el nivel de deuda y el aumento en el costo de servir la deuda, el debate político en el Congreso no es alentador, menos con las perspectivas de quienes serían los candidatos a la presidencia el próximo año y considerando cuáles son sus predilecciones por gasto e impuestos.

Quizás de segundo orden, pero de carácter más bien estructural, esta el hecho de que China está disminuyendo su tenencia de bonos del Tesoro, como resultado de la tensión político-económica con el gobierno estadounidense.

GaveKal, una casa de estudios independiente, sostiene que China, al no renovar vencimientos en bonos del Tesoro, estaría acumulando inventarios de petróleo, lo que explicaría el alza de precios significativa en los últimos meses, que, por cierto, pone presión en la inflación de corto plazo.

¿Aterrizaje suave o recesión?

Las condiciones financieras se están volviendo restrictivas y la mayor carga financiera en el sector corporativo tendría un impacto en utilidades, lo que eventualmente terminará debilitando el empleo, una amenaza plausible en tiempos de automatización e inteligencia artificial.

Si el escenario central pasa de un aterrizaje suave (o soft landing) a uno de recesión, la Fed dará un giro, tal como sucedió en 1987; nos olvidaremos del “higher for longer” y comenzaría un ciclo de recorte de tasas.

Este escenario es plausible, pero no inminente. Por el contrario, las cifras de creación de empleo recientemente publicadas en Estados Unidos confirman una vez más la resiliencia de la economía.

El año pasado fue el peor en 70 años para el mercado de bonos en Estados Unidos, y con lo que ha acontecido recientemente, ya estamos hablando de los 2 peores años consecutivos en 150 años, de acuerdo a los datos proporcionados por el historiador británico Niall Ferguson en una columna de opinión publicada en Bloomberg.

El concepto que hoy domina para la trayectoria de tasas de interés es el “higher for longer”, por lo que no se esperarían ganancias de capital en el corto plazo, con factores de corto y largo plazo que continuarían presionando las tasas al alza.

La renta variable es sensible a la dinámica de tasas de interés, comenzando por las acciones de altos dividendos, que hoy tiene en los bonos del Tesoro un competidor directo, pero con menos volatilidad.

Más allá de esa categoría de acciones en particular, el equity risk premium -el premio por invertir en acciones por sobre la renta fija- está en su nivel más bajo desde la burbuja punto-com, lo cual simplemente refleja que el premio es bajo (no insinúa que una corrección en acciones esté ad-portas).

Con las nubes y vientos en contra para la renta fija y las acciones, la caja surge como una clase de activo razonable para enfrentar este periodo de turbulencia.

A diferencia de lo que sucedía en años anteriores, la asignación en caja no es sinónimo de una visión extremadamente negativa de la economía y de los mercados; es simplemente un refugio que ofrece yield, que se ubica en torno a 5% anual, dependiendo del instrumento, con opciones que van desde fondos de Money Market, pasando por T-Bills, hasta fondos de renta fija con duración máxima de un año.

Tribuna de opinión de Marco Antonio Pardo, Jefe de Soluciones Globales de Compass.

Claves para construir carteras de renta variable más sólidas

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Después de casi tres décadas de crecimiento moderado, baja inflación y costes de la deuda cada vez más bajos, las empresas se enfrentan ahora a unas condiciones macroeconómicas muy diferentes, con altos niveles de incertidumbre y una drástica subida de los tipos de interés. El impacto de unos tipos de interés más elevados y de un contexto macro más adverso dependerá de los distintos sectores e industrias, si bien, en nuestra opinión, la clave consiste en dar con empresas de alta calidad capaces de capear el temporal.

Calidad de la asignación de capital

En un entorno en el que los tipos de interés aumentan y la financiación es más cara, creemos que la identificación de equipos directivos y consejos de administración competentes en la asignación de capital a largo plazo es aún más importante. Aunque para nosotros la administración responsable del capital de los accionistas es una constante clave en la búsqueda de una rentabilidad sostenible a largo plazo, pensamos que la coyuntura actual obliga a un escrutinio más riguroso de los balances.

Diversificación de las fuentes de ingresos y poder de fijación de precios

En este contexto, el acceso a fuentes de ingresos diversificadas es un factor importante, ya que puede ayudar a mitigar el impacto de las fluctuaciones de los tipos de interés en regiones o sectores determinados. Pero esta diversificación debe ir unida a un cierto poder de fijación de precios que permita proteger los ingresos. Las empresas a las que nos dirigimos suelen ser líderes en sus mercados, pues disponen de una mayor capacidad para ajustar los precios de sus productos, lo que ayuda a compensar el aumento de los costes de los intereses e insumos y a mantener los márgenes de beneficio.

Una cultura consolidada

Una empresa que ejerce una administración responsable de su personal puede conseguir que éstos se sientan motivados y comprometidos, incluso en periodos de crisis, lo que contribuye a su retención y a la reducción de los costes de contratación y formación. En nuestra opinión, si bien este aspecto continúa siendo una fuente infravalorada de solidez y estabilidad, cada vez es más importante dada la persistente escasez de mano de obra y de personal cualificado.

Confianza de los inversores y estabilidad

El acceso a fuentes de financiación estables es una ventaja estructural en una época caracterizada por la reducción del crédito y subida de los tipos de interés. Las empresas que destacan en cuanto a responsabilidad corporativa o stewadship ocupan, por lo general, una posición predominante en sus mercados y presentan una trayectoria de rentabilidad sólida para sus accionistas, lo que infunde confianza a los inversores, reduce el coste del capital y contribuye a garantizar un acceso constante a la financiación.

Creemos que la combinación de estos criterios de evaluación brinda un valioso marco para medir la solidez, con la calidad de la gestión como denominador común. Esto no significa que las empresas que consideramos administradoras responsables sean inmunes a las subidas de tipos de interés, la presión sobre los precios y la escasez de mano de obra. En cambio, tienden a mostrar una mayor resistencia y adaptabilidad gracias a un modelo de negocio robusto.

¿Dónde están estos administradores responsables? 

Es posible encontrar empresas con estos atributos en distintos sectores y zonas geográficas, como ilustran algunos ejemplos de nuestra propia cartera:

  • Prologis. Pensamos que este proveedor de inmologística se encuentra en una posición favorable con respecto a su sector en el actual entorno de tipos más altos debido a sus limitadas necesidades de financiación, su abundante capital para inversiones oportunistas y un creciente flujo de ingresos procedente de servicios de valor añadido. Además, la compañía disfruta de una situación que le permite seguir aumentando los alquileres hasta su valor razonable a pesar de un panorama económico más adverso.
  • Home Depot. Creemos que este minorista líder en reformas del hogar ha sabido hacer frente al aumento del coste del capital y está reinvirtiendo sus elevados beneficios en sus accionistas. En concreto, la empresa ha decidido invertir más en su plantilla y aumentar los salarios de forma generalizada. Se trata de una medida proactiva del minorista, consciente de que unos empleados más contentos y comprometidos mejoran la experiencia del cliente.
  • Mitsubishi UFJ Financial Group. En nuestra opinión, este proveedor de servicios financieros ofrece la solidez de su balance y de unas prácticas crediticias conservadoras, resultado de haberse visto obligado a ser cada vez más eficiente a largo plazo debido a la persistencia de los tipos de interés bajos en Japón. El banco no solo está preparado para hacer frente a una política menos restrictiva de la curva de rendimientos en su mercado interno japonés, también se muestra muy centrado en sus accionistas y en mejorar la calidad de su asignación de capital en un entorno de tipos al alza.

Reflexiones finales

El actual cambio de régimen supone un mayor riesgo y volatilidad para los inversores en renta variable, en un momento en que las empresas se esfuerzan por adaptarse. Al centrarse activamente en los líderes del sector utilizando como parámetro la administración responsable o stewardship consideramos que los inversores no solo podrán incrementar la solidez de su cartera, sino también la posibilidad de obtener rentabilidades sostenibles y duraderas a lo largo del ciclo.

Tribuna de opinión escrita por Yolanda Courtines, CFA y gestora de carteras de Wellington Managment.

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Estrategias de alto rendimiento al invertir en Real Estate

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Como hemos venido anticipando desde hace varios meses, el 2023 no está siendo un gran año para el Real Estate en Estados Unidos, principalmente como consecuencia de que la Fed ha subido en reiteradas oportunidades sus tasas de interés para controlar la inflación.

En junio, las ventas cayeron un 18,9% en comparación con el mismo mes del año pasado y, en total, las ventas han bajado un 23% durante la primera mitad de este año.

En este sentido, la proporción de consumidores estadounidenses que creen que es un mal momento para comprar una casa alcanzó el nivel más alto en, al menos, 13 años.

Según un informe de Fannie Mae, en julio, el 82% de los consumidores estadounidenses dijeron que ahora es un «mal momento para comprar» una casa nueva, el nivel más alto desde 2010, año en el que se comenzó a realizar la encuesta. 

A su vez, el volumen de inversión en el primer semestre de este año se ha reducido drásticamente en un 64%, respecto al mismo semestre del año 2022.

Sin embargo, como mencionamos anteriormente, aunque EE. UU. actualmente no es una opción atractiva para invertir, existen otras oportunidades como es el caso de Europa: en el Viejo Continente, algunos países como España no tuvieron la fuerte apreciación de EE.UU., por lo que se podrían obtener retornos positivos sobre el capital que se invierte y sobre la deuda que se toma. 

Pero, para ello, será necesario poseer una estrategia de inversión oportunista y activa, en la que se aprovechen momentos como estos, que permiten ingresar al mercado con importantes descuentos y ajustes en las valoraciones, y así lograr a mediano plazo altos rendimientos.

¿Qué tipos de inversiones existen?

El tipo de inversiones en Real Estate más conocido que existe hoy en día es el de los REITs o SOCIMIs (el equivalente a los REITs americanos en España), los cuales son instituciones que invierten grandes volúmenes en propiedades inmobiliarias, como oficinas, centros comerciales, viviendas y hoteles, entre otros. 

Los REITs son sociedades de inversión que cotizan en bolsa y que, principalmente, se dedican a comprar y gestionar propiedades para obtener rendimientos a través, por ejemplo, de su alquiler.

Así, las personas invierten de manera indirecta, en carteras de activos inmobiliarios, a través de la compra de acciones de estas sociedades y los administradores del fondo gestionan estos bienes para generar rentabilidades.

Otra opción podría ser invertir en acciones de empresas dedicadas a la construcción o desarrollo de propiedades inmobiliarias: estas acciones cotizan en bolsa y su valor se ve influenciado por el desempeño del mercado financiero e inmobiliario.  

Sin embargo, consideramos que para inversores que prefieren tener el control y más seguridad al momento de invertir,  la mejor opción pueden ser las inversiones directas en propiedades, ya sean residenciales, comerciales o industriales. 

Básicamente, esto implica adquirir un portfolio de propiedades y luego obtener beneficios de los ingresos generados por los  alquileres y/o por la venta de las mismas.

La clave de este proceso es aprovechar los ciclos de los mercados e implementar una estrategia de inversión activa, lo que implica permanecer en un mercado o submercado por cuatro o cinco años, máximo seis, y luego desplazarse.

La forma tradicional de invertir, conocida como pasiva, supone comprar una propiedad y no venderla o mantenerla a largo plazo, lo que otorga muy bajos rendimientos.

Pero, por lo contrario, si se logran aprovechar los ciclos de los mercados, es decir, sus fases de recuperación y expansión, la rentabilidad de las inversiones aumenta significativamente.

Además, si a esto le sumamos los ingresos por rentas, más el descuento que se obtiene por la compra de propiedades por debajo del valor del mercado en subastas y bancos, se puede llegar a obtener una rentabilidad sostenida, de más del 15% anual neto en moneda dura.

Es decir, esto sería un rendimiento muy superior al obtenido por los REITs los últimos 20 años, que en promedio alcanzaron un 7% anual y con altos niveles de apalancamiento, lo que aumenta el riesgo de la inversión.

Y, como si esto no fuese suficiente, si se elige este tipo de inversión, se tendrá el control total sobre los activos, ya que se invierte en forma directa en los activos inmobiliarios y  se recibirá asesoramiento y una gestión profesional, pero cualquier decisión final estará en manos del inversor.

Milei, Bullrich y Argentina en modo preelectoral, la visión de Martín Litwak

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Flikr (Finicio)

Si bien se trata de un país donde se convive con un gran nivel de incertidumbre en todo aquello que depende de una u otra manera del gobierno de turno (marcha general de la economía, inflación, restricciones a la compra de dólares, regulaciones para enviar y recibir dinero hacia y desde el exterior, permisos para importar, retenciones, impuestos, reservas, etc.) esta incertidumbre aumenta aún más en época electoral, llegando muchas veces a paralizar, por ejemplo, a quienes deben tomar decisiones de inversión o estructuración.

Primer punto:

Primera confirmación que me llevo de Buenos Aires: una reforma tributaria integral que implique una reducción relevante en el esfuerzo fiscal que hacen los pagadores de impuestos argentinos no es prioritaria para ninguno de los candidatos y definitivamente no se va a dar en el corto plazo. Tampoco lo es la baja en el gasto público. No, más allá de que lo que alguno pueda pensar, ni La Libertad Avanza ni Juntos por el Cambio tienen en carpeta eliminar el nefasto impuesto a los bienes personales.

Segundo punto:

Segunda cuestión que queda clara, al menos para mí: dado que reducir la brecha cambiaria sí es algo prioritario, al menos para los candidatos de la oposición, el costo REAL de los impuestos, y por ende el esfuerzo fiscal que realiza cada argentino, va a aumentar, al menos para los argentinos que tienen activos en el exterior.

Tercer punto:

Vi a Javier Milei mucho más contenido y cuidado por su entorno de lo que imaginé que estaba. Me da la sensación de que su “locura” o el personaje que construyó y/o es, no sería un escollo relevante a la hora de gobernar. Me siguen preocupando la falta de experiencia y sobre todo de cintura política, la gobernabilidad en caso de no establecer alianzas de gobierno, la falta de equipo y el hecho de que en sus listas haya más massistas y conservadores que liberales. No va a ser lo mismo desde el punto de vista de la construcción de poder que gane en primera o en segunda vuelta (obviamente, si es que finalmente gana) y tampoco va a ser menor que Ramiro Marra entre al balotaje con Jorge Macri o que sea Leandro Santoro quien lo haga.

Con relación a Patricia (Bullrich), la pregunta fundamental que me queda es la siguiente: sin duda es una mala candidata (quedó muy golpeada por la feroz interna del Pro, no sabe de Economía, no logra despertar entusiasmo en el votante y lo que sucedió en los últimos días con relación a la baja del impuesto a las ganancias dejo muy mal parada a la coalición que representa), ¿pero sería necesariamente una mala presidente también? Yo creo que no y que la campaña debería hacer foco en la gestión, no en la idea de cambio (que para el votante se vincula más con Milei) o en la protección de la Constitución, la democracia o las instituciones.

Por último:

Finalmente, por primera vez en mucho tiempo las encuestas que manejan los tres sectores son muy similares. Dan hoy en día 34% a 38% para Javier (milei) , 30% a 32% para Massa y 22% a 24% para Patricia (Bullrich).

La otra coincidencia o consenso que existe entre los equipos de trabajo de los principales candidatos es que, gane quien gane, y haga lo que haga, se vienen dos años muy difíciles para el país.

Ojalá sean los últimos dos de una caída que ya lleva 80 años y que el próximo presidente, sea quien sea, sea recordado por la historia como aquel que dio inicio a un nuevo ciclo ascendente de la Argentina.

Mientras tanto, y como siempre digo, ¡a proteger esos patrimonios!

Durante la presidencia de Alberto Fernández aumentaron o se crearon más de veinte impuestos, se renovó la vigencia de varios, hubo inflación récord y, como consecuencia de todo ello, los activos argentinos se desvalorizaron de manera substancial. Eso, sumado al aumento del empleo informal, al hecho de que los salarios formales ya no alcanzan para cubrir la canasta básica, al crecimiento de la pobreza y de la inseguridad y a la situación de recesión en la cual se encuentra el país. Dado que no veo que la situación, al menos en lo que resta de 2023 y todo 2024 sea muy distinta, mantengo mis recomendaciones de 2019. Protegerse o padecer, esa es la cuestión.

 

Esta nota fue publicada en la newsletter del abogado Martín Litwak: https://martinlitwak.us4.list-manage.com/subscribe?u=9064217318a3ce1320919cf13&id=253522176d

El ABC de la planificación patrimonial

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La planificación patrimonial es un concepto que se ha extendido mucho en el último tiempo. ¿De qué se trata? De brindar respuestas a la interrogante sobre cómo cuidar nuestros bienes para protegerlos de riesgos crecientes e inminentes, como la voracidad fiscal. En esta columna, abordamos los primeros pasos para lograr una exitosa planificación patrimonial.

La inestabilidad política, la inseguridad jurídica, las crisis económicas y los (malos) gobiernos han llevado a mucha gente a leer o escuchar hablar sobre “planificación patrimonial”. Y con esa expresión aparecieron, también, lugares comunes y mitos acerca de su utilización y su legalidad. Por eso escribo esta columna: para entender de qué se trata y despejar malos entendidos.

Una definición clásica de planificación patrimonial diría que se trata de determinar la forma o estructura jurídica que vamos a utilizar para adquirir, poseer y transferir cada activo que integra nuestro patrimonio.

Dicho de otra forma, la planificación patrimonial busca dar respuestas a cómo cuidar nuestros bienes para protegerlos de riesgos como la voracidad fiscal o la falta de seguridad jurídica, o para organizarlos de cara al futuro, sea para nosotros, para nuestras parejas, o para nuestros herederos.

Entonces, podemos decir que el patrimonio de una persona es aquello que la persona tiene o posee, mientras que la planificación patrimonial sería cómo lo tiene estructurado.

De eso se trata la planificación: de cuidar lo que tenemos. Nuestro futuro o el futuro familiar. De lograr nuestros objetivos y de vivir tranquilos.

Desde ya, para planificar bienes hay que tener… bienes. Nadie puede dejar una herencia si no tiene nada para dejar, ni va a estructurarse para reducir la carga tributaria si no tiene impuestos por pagar. Es una obviedad. Pero para planificar tampoco es necesario ser millonario, tener decenas de departamentos en muchas jurisdicciones, joyas, autos, embarcaciones y obras de arte. Alcanza con tener algo que proteger, sea para nosotros mismos o para otros.

También es útil si uno tiene la mala suerte de vivir en un país con un alto grado de violencia y baja seguridad jurídica. Con la estructuración se puede achicar el margen de pérdidas ante cualquier cimbronazo. No toda planificación tiene como objetivo administrar u organizar una fortuna líquida depositada en uno o más bancos.

Entonces, ¿para qué me sirve, específicamente?

En cuestiones sucesorias, para saber quién va a heredar cada bien o definir consecuencias tributarias.

En cuestiones tributarias, para resolver diferencias, anticipar temas vinculados a ensambles familiares, dependencia económica, problemas de salud, y más.

En relación con las finanzas, puede servir para lograr efectividad en el uso de recursos o hacer más eficiente una estructura o el patrimonio, por reducción de costos o tributos.

Pero también puede haber objetivos de protección de privacidad o de seguridad jurídica. O una combinación de ambos que, en definitiva, es lo que ya definí: se trata de mitigar riesgos.

Para alcanzar los objetivos hay varias herramientas. Las más habituales: trusts, testamentos, sociedades extranjeras, fondos de inversión, mudanza internacional y fundaciones. En algunos casos, se pueden combinar estas y otras herramientas, para obtener mayor tranquilidad.

Uno de los mitos habituales que rodean la planificación patrimonial tiene que ver con el pago de impuestos. Así que me adelanto: no, emprender una planificación no implica pagar menos impuestos. A veces, ese objetivo es realizable; otras veces, no. Depende, otra vez, del caso en cuestión.

Otro mito gira sobre el control de los bienes. Si planifico, ¿todo deja de ser mío? Claro que no. En general, con la estructuración no se pierde el control de los bienes, aunque hay estructuras muy puntuales en las que eso sí ocurre (por eso es importante asesorarse bien, con especialistas, antes de planificar).

Y el mito final, el producto obtenido de años y años de un sentido común construido con demonización, temores y ataques, tiene que ver con tener la plata “afuera”. Otro no: no es ilegal tener cuentas bancarias en el exterior y no es ilegal tener sociedades o dinero en los denominados paraísos fiscales. No está prohibido ni tiene consecuencias legales. Lo que puede tener consecuencias, en todo caso, es el dinero mal habido o la realización de una mala estructuración o la no declaración de esos bienes, según corresponda en cada jurisdicción.

Como ciudadanos, como individuos, pero también como padres, hermanos, hijos o abuelos, tenemos el derecho de proteger lo que es nuestro. Nuestra propiedad. Y nuestra privacidad. Y eso también se logra –a nivel individual y familiar– a través de la planificación patrimonial.

 

Por Martín A. Litwak (@MartinLitwak), fundador y CEO de Untitled SLC, autor del Iibro Planificación Patrimonial para Celebrities