La gestora value azValor sigue desarrollando su proyecto de negocio, superando las dificultades. Así, ya ha reemplazado a los cinco miembros de su equipo de análisis que salieron de la entidad a principos del pasado octubre para incorporarse a la nueva gestora de Paramés; azValor ya había comunicado la incorporación de dos analistas (Juan Aguirre y Javier Barrio en esos días) y ahora, al hacer pública su última carta trimestral a invesores, explica que en el último trimestre ha fichado en total a cinco nuevos profesionales, reemplazando de ese modo a todos los que salieron hace dos meses.
“En el departamento de análisis, hemos dado la bienvenida a cinco nuevos miembros que ya están trabajando al cien por cien. Ya ha habido alguna muestra sobrada de que van a ayudarnos a hacer grandes cosas, y tenemos mucha ilusión viendo la que tienen ellos”, comenta Álvaro Guzmán de Lázaro Mateos, consejero delegado y director de Inversiones de azValor, en la última carta trimestral. La gestora aún no ha comunicado el nombre de los cinco analistas incorporados.
Además, en la gestora siguen dando cabida a sus empleados como socios. Tras cumplir su primer aniversario, han incorporado a cinco empleados, de forma que ya son nueve los socios de la gestora (Álvaro Guzmán de Lázaro, Fernando Bernard, Beltrán Parages y Sergio Fernández-Pacheco, junto a los nuevos). Funds Society ha podido saber que uno de los nuevos socios es Jorge Cruz, ingeniero Superior de Minas, que es el único que permanece del equipo anterior y que lleva en la gestora desde el pasado año. Los analistas incorporados recientemente no tienen la condición de socios. “Nuestra idea es ir configurando una compañía en la que cada empleado tenga un trozo de la misma. Ya somos nueve socios de 34 empleados, y estamos seguros de que en nuestro segundo aniversario serán bastantes más”, dice Guzmán de Lázaro.
Críticas a los bancos centrales
En la carta trimestral, el experto recuerda que no hacen predicciones macro porque no son capaces de prever el futuro, creen que intentarlo es perder el tiempo y nadie lo hace bien de forma sostenible. Por eso, se dedican a diagnosticar el entorno, analizar los escenarios posibles y cubrirse ante cualquier eventualidad con una cartera robusta. Entre los riesgos que vislumbran ahora está la alta deuda de los países desarrollados y su consecuente “fragilidad”: “La tentación más cómoda (e incorrecta) es inyectar dinero en la economía, generar inflación y así aliviar la carga de la deuda”, dicen. En EE.UU. hay buenas noticias (parece que opta por menos impuestos y menos regulación) pero el país quiere incrementar el gasto público, una ecuación que genera inflación.
Ante esta situación, el contexto emergente es más sano: “En el mundo en vías de desarrollo hay más crecimiento demográfico, menos deuda, menos promesas a la población difíciles de cumplir (educación, sanidad, pensiones), más horas de trabajo a la semana, y el mismo o mayor acceso a la productividad. Por esto pensamos que en los próximos 5-10 años estas zonas del mundo crecerán más”, recuerda Guzmán de Lázaro. “Aunque son economías que tienen otros problemas, y no están por tanto exentas de sufrir reveses puntuales, nos gusta por norma general que nuestras compañías tengan un alto porcentaje de sus ventas en países emergentes”, asegura.
La exposición a emergentes es una forma de cubrir del riesgo de deuda en el mundo desarrollado creado por los bancos centrales. “Hemos asistido en los últimos cinco años especialmente a experimentos monetarios” cuya efectividad no ha sido la esperada: el BCE pretendía relanzar la inflación, las bolsas, el crédito y el crecimiento pero el IPC está por debajo de cuando empezó el QE, el EuroStoxx está en el mismo nivel, el crédito al sector privado, igual y el crecimiento, también igual. “Los únicos efectos verdaderos del QE en nuestra opinión han sido bajar el coste de financiación de los Estados, para facilitarles la emisión de deuda y darles más tiempo para cuadrar el presupuesto, y depreciar el euro alrededor de un 15% para favorecer a los exportadores». Por eso, al ver la posibilidad de que algún día acabe el QE, se preguntan si los estados aguantarán tipos más altos y si las exportadoras podrán competir con un euro más alto. “Las políticas que adopte cada país serán de gran importancia, y no somos capaces de preverlas; pero detectar las zonas de fragilidad nos ayuda a construir una cartera robusta», dicen. En la parte de liquidez de su cartera, antes 100% en euros, han diversificado en una cesta de divisas que ofrecen menos fragilidad que el euro, explican.
Además, las políticas de los bancos centrales han creado una burbuja de bonos, muchos de ellos alcanzando rentabilidades negativas. Esto ha forzado a muchos inversores a comprar acciones “parecidas” a un bono (negocios defensivos en empresas grandes, con cotizaciones poco volátiles) provocando valoraciones muy altas en la mayoría de ellas. “Sin embargo, al mismo tiempo las acciones de compañías más pequeñas, menos conocidas, fuera de los índices, y con cotizaciones más volátiles se han quedado “huérfanas” y por tanto a precios muy atractivos: nosotros tenemos varias compañías “gratis”, que tienen más caja (neta de deuda) de lo que valen en bolsa”, dice Guzmán de Lázaro.
Así, ante valoraciones elevadas, se han protegido comprando empresas baratas; ante la deuda soberana tan alta y creciente, prefieren compañías sin excesiva deuda; ante experimentos monetarios de los bancos centrales, se refugian en equipos gestores y dueños que se juegan su dinero y han demostrado prudencia en el pasado…. “Y lo hacemos porque creemos que es la mejor forma de gestionar el contexto actual tan complicado. Muchos inversores cuando tienen miedo acuden a la renta fija, pero hoy esa es la zona que más miedo da…»
Tanto azValor Iberia como azValor Internacional tienen negocios de calidad comprados a precios atractivos y con potencial de subida significativo, explica el director de Inversiones en la carta.