El año que viene tiene visos de ser muy parecido a 2025, en lo que a comportamiento de los mercados financieros se refiere. “En líneas generales, 2026 puede ser una continuación de 2025, con sus pros y sus contras”, tal y como concluye el informe de perspectivas de BBVA Asset Management & Global Wealth, presentado por Joaquín García Huerga, director de Estrategia Global de la firma. Un contexto que, en principio, puede ser favorable tanto para las posiciones en renta fija como en renta variable.
García Huerga afirmó que el crecimiento al cierre del año próximo debería situarse en zonas próximas al potencial de sus economías, aunque con recorrido para sorpresas positivas como consecuencia de la implantación de la inteligencia artificial. En este sentido, el experto recordó que la inversión en IA ya está generando efectos visibles en la economía: en la primera mitad de 2025 aportó cerca de un punto porcentual al crecimiento del PIB americano. Para el año que viene, el impacto “tenderá a normalizarse”: el ritmo de crecimiento de capex se moderará del 65% al 35%.
Pero no será el único factor que sostendrá la economía. García Huerga cita que el consumo privado puede seguir creciendo a tasas cercanas al 2%, con unos hogares que mantienen un sólido colchón financiero. En definitiva, el PIB estadounidense podría crecer al 2% en 2026.
En la zona euro, el aumento del gasto público, sobre todo en Alemania, será determinante en el impulso económico que prevé García Huerga para 2026, del 1,2%. El experto resaltó que el consumo crecerá firmemente, apoyado en un aumento de los salarios en un contexto de baja tasa de paro. También, el exceso de ahorro desde la pandemia, que aún supone un “fuerte colchón”.
Estos factores compensarán una contribución negativa de las exportaciones netas, ante el deterioro de las relaciones comerciales con Estados Unidos y el menor crecimiento económico de China.
Respecto al gigante asiático, el experto considera que habrá “continuismo” con respecto a la actualidad. El crecimiento económico se situará en el 4,4%, apoyado en la política fiscal y la firmeza del comercio exterior, pero con el lastre de un mercado inmobiliario que sigue sin recuperarse de la última crisis.
En el apartado de política monetaria de los bancos centrales, las previsiones de la firma apuntan a posibles bajadas de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal. Espera que los Fed Funds alcancen el 3,25% al final del año, un nivel que considera cercano a una política neutral. El foco estará en la inflación, que sigue condicionada y por encima del objetivo de la Fed del 2%, como consecuencia de los alquileres.
El BCE tiene un panorama más tranquilo, ya que con la inflación controlada no cuenta con presiones desde este frente. “No hay necesidad de bajada de tipos por parte del BCE y, mucho menos, de subidas”, asegura el experto.
Con todas estas premisas económicas en la mano, García Huerga espera que continúe el atractivo de la renta fija de países desarrollados y de los emergentes. Estos últimos “siguen ofreciendo una buena combinación de rentabilidad-riesgo”. El riesgo, según el experto, residiría en la deriva fiscal de algunos países, como Estados Unidos o Francia”, en los que el mercado “podría exigir una prima de riesgo, lo que daría lugar a episodios de volatilidad”.
En crédito, García Huerga no descarta una ampliación de los spreads, sobre todo en el segmento de high yield. Prefiere las emisiones con calificación investment grade, aunque, en general, sigue encontrando atractivas las rentabilidades que ofrecen los activos de crédito.
En lo que respecta a la renta variable, “se dan las condiciones para que sea un año positivo en las bolsas, como consecuencia del crecimiento de los resultados de las compañías”. Por lo tanto, García Huerga considera que “hay terreno en bolsa para encontrar oportunidades porque Europa y Asia no presentan sobrevaloraciones”.
Todo lo contrario que el mercado estadounidense, según el experto, que recordó la fuerte dependencia de las tecnológicas en los índices americanos. Eso sí, no cree que haya una burbuja en el sector tecnológico puesto que se trata de buenas compañías que generan beneficios. Esta alta valoración del sector tecnológico, es, para el experto, “una invitación a diversificar inversiones en otros sectores o activos”.
En general, las perspectivas apuntan a un potencial de revalorización de los mercados bursátiles mundiales de alrededor del 10%, apoyados en un ritmo de crecimiento de similar cuantía.
En cuanto al oro, el activo de moda en este 2025, García Huerga cree que el metal precioso se encontraría por encima de su valor teórico por lo que observa un escenario de prudencia entorno a este activo.



