La renta variable fue una de las apuestas clave en el VIII Funds Society Investment Summit España, celebrado la semana pasada en el Monasterio de Santa María de Valbuena (Valladolid), en el que siete gestoras (Lazard AM, DNB AM, LFDE, PineBridge, ODDO BHF AM, Algebris y Tikehau Capital) presentaron sus ideas de inversión para un entorno volátil y plagado de retos, pero también de oportunidades. Entre ellas, PineBridge y ODDO BHF AM lanzaron sendas propuestas para invertir en bolsa con foco en la calidad y el ciclo de vida de las empresas, y la búsqueda de tendencias en la bolsa estadounidense.
PineBridge: calidad y enfoque en el ciclo de vida empresarial
Una estrategia de renta variable global que genera alfa centrándose en los fundamentales de las empresas, en su calidad y en su ciclo de vida: es la idea que presentó PineBridge en el evento, con el fondo PineBridge Global Focus Equity. Se trata de una estrategia concentrada y basada en un enfoque bottom-up capaz de funcionar mejor que el mercado en un amplio periodo de tiempo y que ofrece “la oportunidad de batirlo, independientemente de sus condiciones y de la volatilidad, a través de la selección de valores”, con un equipo gestor muy estable que considera que “estamos en un buen escenario para invertir en renta variable a través de la selección”.
Rob Hinchliffe, CFA, Portfolio Manager and Head of Global Sector Cluster Research, dibujó un entorno en el que las bolsas han vuelto a máximos a pesar de la Fed y la incertidumbre con respecto a la política comercial, marcado por los riesgos geopolíticos y por fuertes reversiones, valoraciones elevadas y concentración, además de por un reciente rally de las small caps. En este escenario, defendió el experto, el mercado ofrece muchas oportunidades, es un gran momento para invertir. “En general, las compañías son optimistas, se declaran capaces de absorber el impacto de los aranceles, confían en la buena marcha del consumo y miran a 2026 como un periodo de tipos más bajos, menor incertidumbre, mejor fiscalidad y desregulación. El mercado está diferenciando entre ganadores y perdedores y eso es bueno”, explicó el gestor, en un contexto en el que, además, el gasto en infraestructuras e inversiones relacionadas con la IA podría perdurar, el crecimiento de beneficios extenderse más allá del sector IT y las tendencias seculares permanecer intactas.
Su estrategia es al mismo tiempo concentrada y diversificada, diferenciada y consistente y se centra en el análisis de acciones individuales para aislarse de los virajes macroeconómicos… un escenario en el que la gestión importa más que nunca. “No tenemos un economista que nos marque las pautas, algo que está bien porque es difícil estar siempre en lo cierto, sino que nos apoyamos en la selección de valores como la fuente de rendimiento más importante: siempre puedes encontrar oportunidades en cualquier entorno de mercado”.
Su filosofía de inversión está marcada asimismo por un alto active share -mientras mantienen los riesgos en línea con los del benchmarck-: “Es una estrategia diferenciada, de alta convicción y con una aproximación diferente al riesgo. No hay overlap con el bechmarck porque buscamos con una lente diferente a la tradicional. Como tenemos diferentes fuentes de comparaciones, nos llaman la atención diferentes acciones pero la volatilidad es similar a la del índice: así, construimos una cartera diferente pero con un similar nivel de riesgo”, añadía el experto, como clave para ofrecer alfa.
Pero sobre todo, la estrategia se diferencia por una aproximación diferente a la hora de identificar oportunidades con bajos precios y gestionar los riesgos que aquella basada en comparar compañías de forma sectorial: en su lugar, analizan el punto en el que se encuentran las entidades en función de su “ciclo de vida”. Así, su análisis agrupa las compañías que se comportan de forma similar, porque están en su estadio similar del ciclo –distinguiendo entre crecimiento excepcional, crecimiento alto y estable, crecimiento cíclico alto, compañías maduras (con un componente cíclico y estable) y turnaround-, y analizan el potencial de las compañías para cambiar de categoría. En su opinión, el marco de ciclo de vida es un mecanismo mejor que el sectorial porque ofrece una visión más homogénea, proporcionando una mejor base para la comparación de compañías y la identificación de aquellas que cotizan a bajos precios. También es una herramienta de gestión de riesgos que les permite limitar y mapear su exposición al mercado a través de esas categorías en lugar de por sectores.
Otras claves de su filosofía son una visión a largo plazo y el foco en compañías de alta calidad, su segunda fuente de alfa. La calidad ayuda a minimizar los riesgos y evitar esas sorpresas negativas, con un sistema que puntúa a las empresas a través de tres dimensiones (la gobernanza y el liderazgo; la sostenibilidad del negocio; y la fortaleza financiera) y 68 indicadores en total, incluyendo factores ESG.
Con estos pilares, alejados de enfoques tácticos, top down, macroeconómicos o por estilos (value, growth…) y estando muy cerca de las compañías, en la gestora encuentran oportunidades en cualquier entorno de mercado, con una cartera compuesta por unas 40 posiciones y siempre totalmente invertida. El gestor ofreció algunos ejemplos de movimientos en los últimos meses, destacando cómo ha aprovechado la volatilidad para ajustar la cartera y posicionarse en áreas con mayor potencial. Actualmente, tienen más convicción en los mercados estadounidense y europeo, frente a los emergentes.
PineBridge Investments es una gestora de activos global centrada en la inversión activa y de alta convicción.
Explotar las tendencias del mercado estadounidense, con ODDO BHF AM
1,63% de alfa anualizada en 20 años, 14,38% de volatilidad y 0,97 de beta a la bolsa americana: fueron los datos con los que Leonardo López Vega, Country Head Iberia & Latam de ODDO BHF AM, resumió las bondades de su estrategia de renta variable estadounidense con enfoque de smart momentum que permite explotar las tendencias del mercado con un enfoque diversficado. “La estrategia ha logrado una rentabilidad superior al mercado en 20 años –pasando por crisis financieras, burbujas, pandemias, guerras y guerras comerciales, entornos de tipos cero y por encima del 5%-, y todo con un menor riesgo. No lo ha logrado adivinando el futuro, ni el ciclo, ni dependiendo de la inteligencia de un solo gestor sino aplicando un principio sencillo: los precios tienden a moverse en la misma dirección durante mucho más tiempo del que un inversor normal cree”. Es el pilar de la inversión momentum, que ve el comportamiento humano como una de las fuentes más consistente y resistentes de generación de rentabilidad.
Sobre el mercado subyacente, López explica que el factor momentum viene funcionando bien tanto en Estados Unidos como Europa este año, y, con respecto a otros aspectos en contra como una potencial rotación hacia las bolsas europeas –que no se ha producido con la fuerza suficiente, pues tras cinco años casi nulos de flujos, solo ha habido un ligero repunte este año y en los últimos 12 años solo ha habido cuatro de entradas positivas-, lo tiene claro: la bolsa americana es muy rentable y no puede ignorarse: “Como inversores no podemos ignorar el mercado estadounidense, más grande en capitalización que el chino, el europeo y el japonés juntos, y con compañías más grandes que todo el Eurostoxx. Es muy difícil ignorarlo”. El experto recordó que EE.UU. es la mayor economía del mundo (con un PIB de 29 billones de dólares), el mayor mercado financiero –con el 63% de la capitalización bursátil global-, centro de innovación, y cuenta con una gran diversidad industrial y con 345 millones de consumidores (el tercer mercado del mundo), sin olvidar las atractivas rentabilidades que ha ofrecido históricamente (un 10,3% de rentabilidad media anual desde 1957 en el S&P 500).
Además, en su mercado bursátil hay un tejido industrial diverso, formados por ganadores tanto de la vieja economía (líderes bancarios, petroleras, consumo, salud…) como de la nueva. “Nuesro CIO defiende que tiene sentido estar sobreponderado en EE.UU., por cuatro razones: la macro todavía es fuerte –con un crecimiento del PIB del 1,5%, niveles casi de pleno empleo con inflación cercana al objetivo de la Fed, una economía muy doméstica y dedicada a servicios y 345 millones de consumidores- además de que podría beneficiarse de la promesa de Trump de rebajar impuestos a las empresas, con un potencial efecto positivo del 1,5% sobre el PIB. La deuda aumenta pero genera crecimiento y la desregulación energética y financiera dan soporte al crédito y consumo”, indicaba López.
También mencionó riesgos: el impacto de los aranceles en su economía, la disminución de la inversión en capex, y el aumento de los precios de los productos importados y el impacto en el consumidor (una señal de alarma). El crecimiento del desempleo, la pérdida de independencia de la Fed -si se ve impulsada a bajar tipos y vuelve uno inflación sin crecimiento iríamos a un escenario de estanflación- son otros riesgos a vigilar. También las valoraciones son altas, al igual que en otros mercados, aunque en EE.UU. no ven una ralentización en los beneficios por acción.
“Como inversor no podemos ignorar la bolsa estadounidense y hay que tomar decisiones. Una buena opción es adoptar un enfoque momentum, que consiste en que las firmas que en el pasado lo han hecho bien seguirán haciéndolo y al revés. Y es algo válido para todos activos”, resumió López. En efecto momentum se basa en la ineficiencia de los mercados ante el comportamiento irracional del inversor, que actúa con emociones, sesgos y egos y provoca anomalías, penalizando compañías que lo han hecho mal en el pasado y viceversa. Con tres efectos fundamentalmente: el anchoring o ancla -el cerebro se ve influenciado por valores de referencia a la hora de procesar información nueva-, la sobreconfianza (confiamos mucho en nuestras capacidades y recursos, y como inversores eso tiene consecuencias, porque puede llevar a errores y a tomar riesgos innecesarios); y el efecto herding o manada (seguimos a los líderes por temor a equivocarnos y quedar excluidos, o a perdernos cosas, lo que lleva a dinámicas procíclicas, a sobre reacciones o a tardar mucho en reaccionar a los datos que nos da el mercado).
Saber que hay tendencias, advertía López, no quiere decir que sepamos su detonante o podamos predecir el futuro sino que existen y que podemos explotarlas como inversores. Aunque también hay riesgos, como el de reversión (la tendencia puede darse la vuelta y penalizarnos por ejemplo al estar muy expuestos en mercados alcistas que giran, o muy defensivos en los bajistas, de forma que al rebotar te pierdes gran parte de la recuperación) o el de concentración.
La estrategia de bolsa estadounidense de ODDO BHF AM invierte con esta información y un modelo testado durante 20 años -creado por un equipo en Dusseldorf y que aplica a diferentes mercados bursátiles en todo el mundo-, a través de un proceso transparente y sistemático que trata de identificar las tendencias buenas, de calidad y minimizar los riesgos para construir una cartera compuesta por unos 100 valores, diversificada (con todos los sectores representados, ninguno sobreponderado más de un 3% ni infraponderado en la misma medida) y expuesta a tendencias en la bolsa estadounidense. Como ejemplo, López habló de la inversión de la empresa que da servicios en la nube Iron Mountain, que en 2024 fue el principal contribuidor a rentabilidad del fondo.
La estrategia ha batido al mercado en todos los ciclos, cayendo menos en los bajistas –excepto en 2022- o rezagándose en alguno alcista –como 2019- pero con una capacidad de rápida recuperación. El fondo ODDO BHF Algo Trend US cuenta con track record desde 2017, si bien la estrategia data de hace 20 años y da buena prueba de que “sí se puede batir a la bolsa americana sistemáticamente en el largo plazo”, apostilló López.