Los bancos centrales acaparan la atención de esta semana con un calendario muy completo, ya que la Reserva Federal de EE.UU. (Fed) se reunirá mañana, el Banco de Inglaterra (BoE), el jueves y el Banco de Japón (BoJ) el viernes. Estas citas llegan tras la del Banco Central Europea (BCE) de la semana pasada y acompañadas de datos macro que enmarcan las decisiones de política monetaria de los próximos días.
“Más allá de estas tres reuniones de bancos centrales, la agenda de datos económicos se presenta bastante ligera. El lunes se publicaron los datos manufactureros en China, mientras que el martes será el turno de la producción industrial en la UE y del índice de clima empresarial ZEW de Alemania. El jueves llegarán las solicitudes semanales de subsidio de desempleo en EE.UU., que probablemente acaparen la atención tras el débil informe laboral reciente. No en vano, el mandato de la Fed incluye garantizar el pleno empleo y la estabilidad de precios”, indica Hans-Jörg Naumer, Global Head of Capital Markets & Thematic Research de Allianz Global Investors.
Tras la celebración de Jackson Hole, sin duda, la reunión más destacada es la del FOMC de la Fed. Los expertos de BofA prevén un recorte de 25 puntos básicos, hasta el 4%-4,25%, y que la mediana de 2026 aún refleje dos recortes. “La conferencia de prensa de Powell se hará eco de la evolución del mercado laboral y dará claves sobre el impacto arancelario en la producción y los precios. Las tasas y el tipo de cambio podrían interpretarse como un recorte agresivo. En principio, “disipamos cualquier posible apreciación del dólar”, precisa el diagnóstico de situación de Bank of America.
Respecto a los datos que el FOMC tendrá sobre la mesa, los expertos de la entidad pronostican un dato de ventas minoristas sólido y superior al consenso para agosto, lo que debería mantener viva la incertidumbre sobre la solidez del gasto y la debilidad de los datos laborales. “Además, prevemos que las solicitudes de desempleo caigan a 240.000 en la semana que finaliza el 13 de septiembre, ya que el aumento de la semana anterior se debió principalmente a la fecha límite de presentación de solicitudes relacionada con las inundaciones en Texas”, indican.
El BoE: tipos sin cambios
Respecto a la reunión del BoE, que sigue muy atento a los datos de IPC y de empleo, los expertos de la entidad prevén que mantendrá su postura con una votación de 7 a 2, con riesgo de un patrón de votación más moderado. «El tipo de referencia se mantendrá en el 4% el jueves. El reciente énfasis del Comité de Política Monetaria (MPC) en las expectativas de inflación elevadas implica un riesgo de que la política permanezca sin cambios durante el resto del año. Las publicaciones de esta semana sobre el mercado laboral y el IPC serán clave. También se anunciará el ritmo de endurecimiento cuantitativo (QT) para 2025/26: se espera que las ventas anuales caigan de £100.000 millones de libras a 75.000 millones, con riesgos inclinados hacia una reducción mayor», sostiene Shaan Raithatha, economista senior y estratega en Vanguard.
Desde BofA comparten una visión similar: “El informe del mercado laboral de julio debería mostrar una tasa de desempleo estable en el 4,7% (con riesgos al alza) y un mayor avance en el crecimiento salarial (con un crecimiento de los salarios privados del 4,7% interanual). Prevemos que la inflación del IPC del Reino Unido disminuya ligeramente al 3,7% en agosto, y que la inflación de los servicios caiga del 5% al 4,7%”.
Según Raithatha, la perspectiva a corto plazo se ha vuelto más hawkish. «Las revisiones al alza de las caídas en las nóminas sugieren que el mercado laboral se está debilitando más que colapsando. Y el MPC señaló un cambio de tono en la reunión de agosto, con un renovado enfoque en los efectos de segunda ronda de las expectativas de inflación elevadas (véase gráfico). Así, nuestra previsión de un recorte más antes de fin de año está en peligro. Estamos inclinados a posponerlo hasta 2026 si los datos del mercado laboral y del IPC (que se publican este martes y miércoles) se ajustan en líneas generales a las expectativas», explica.
En opinión de David Rees, director de Economía Global de Schroders, considera que las presiones estanflacionistas impedirían al BoE a aplicar nuevas bajadas de tipos de interés también parece estar en lo cierto. Según explica, es poco probable que el crecimiento del PIB supere mucho el 1%, pero las limitaciones de capacidad hacen que incluso unas tasas de crecimiento tan escasas mantengan la inflación elevada durante algún tiempo más.
“De hecho, tememos que la inflación supere el 4% en los próximos meses y se mantenga por encima del 3% al menos hasta mediados de 2026. A falta de un debilitamiento más pronunciado del mercado laboral o de una restricción fiscal en los presupuestos de otoño, es probable que el tipo bancario se mantenga en el 4% en el futuro inmediato”, señala Rees.
BoJ: espera su momento
En el caso de Japón, los expertos parten de la premisa de que las perspectivas para el país son dispares, con un crecimiento respaldado por exportaciones, pero moderada demanda interna. Además, recuerdan que la incertidumbre política -dimisión del primer ministro- limita el estímulo fiscal y las reformas estructurales. En opinión de Luca Paolini, estratega jefe en Pictet AM, el BoJ está en espera. “De momento, con la moderación de la inflación en servicios, no hay presión para acelerar subidas de tipos. Pero puede hacer dos aumentos de tipos en 2026 y su ajuste cuantitativo continuará”, indica.
Desde Edmond de Rothschild AM destacan que la inflación general se desaceleró del 3,3% al 3,1%, pero aún se mantuvo por encima del objetivo del Banco de Japón y la inflación subyacente se mantuvo sin cambios en el 3,4%, lo que otorga a la entidad monetaria margen de maniobra.
“Prevemos que el Banco de Japón mantenga su tipo de interés oficial sin cambios en el 0,5%. Creemos que el banco mantendrá su mensaje actual de seguimiento cercano de los datos a partir de agosto, y que la actual inestabilidad política no afectará sus decisiones sobre subidas de tipos. Prevemos que el IPC subyacente, similar al de Japón, se desacelerará aún más, hasta el 2,7% interanual, desde el 3,1% interanual. El IPC subyacente, similar al del Banco de Japón (excluyendo energía), también debería desacelerarse, como anticipa el IPC principal de Tokio”, añaden, por su parte, los analistas de BofA.